1º de Noviembre
En 1986, la peste de las vacas locas golpeó a los británicos y más
de dos millones de vacas, sospechosas de contagiosa demencia, fueron condenadas
a la pena capital.
En 1997, la gripe del pollo, difundida
desde Hong Kong, sembró el pánico y condenó a un millón y medio de aves a la
muerte precoz.
En el año 2009, estalló en
México y en los Estados Unidos la gripe porcina, y el planeta entero tuvo que
enmascararse contra a la peste.
Millones de cerdos, no se
sabe cuántos, fueron sacrificados por toser o por estornudar.
¿Quién
tiene la culpa de las pestes humanas? Los animales.
Así de
simple.
En cambio, están libres de
toda sospecha los gigantes del agronegocio mundial, esos aprendices de brujos
que convierten los alimentos en bombas químicas de alta peligrosidad.
Eduardo
Galeano “Los hijos de los días” -
Siglo XXI, Buenos Aires, 2012.
Gracias! He compartido este muy bueno articulo em mi FB.
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