Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.
Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.
Estamos atrapados.
La lógica del consumo, de tener más y más, sin basar la adquisición en la falta
o la necesidad, es parte de la vida cotidiana. Tan es así que el deseo no tiene
canales para asomar ni para saciarse. Cuanto más tenemos, más vacíos nos
sentimos. Nada alcanza. Detrás de esta escena que se repite de manera creciente
en las sociedades occidentales, avanza un movimiento que apunta a generar
conciencia, frenar y comprar menos. Cada vez menos. Se llama “lowsumerism” (que
viene de Low Consumerism o bajo consumismo) y se suma a otras tendencias en
auge, como el “minimalismo existencial” y la economía compartida.
El consumo gana la
batalla cada vez que compramos algo sin necesitarlo. Sin desearlo más allá de
un instante. Lo adquirimos porque lo vemos, porque otro lo tiene, porque está
ahí, “llamándonos”. El Lowsumerism propone parar y pensar como forma de
resistencia: ser más consciente y consumir menos, para así romper el
círculo vicioso del consumismo.
El concepto fue
acuñado por la empresa de investigación brasilera Box1824, que se especializa
en tendencias de consumo y comportamiento. Según su análisis, todo comenzó con
la Revolución Industrial, a fines del siglo XVIII, cuando el mundo desarrolla
la capacidad de crear productos a gran escala. Pero, dicen, para que la
revolución funcionara, también era necesario crear mayores necesidades en la
población. No bastaba con producir más: la gente también debía consumir más.
Había que provocar que las personas compraran más de lo que realmente
necesitaban.
Luego, llegaron los
instrumentos financieros para comprar ahora y pagar más tarde, la publicidad,
el abaratamiento de los productos a partir de la reducción de costos, la
competencia por el cliente, la masividad de la oferta y más. Paso a paso, los
bienes y servicios se volvieron cada vez más accesibles para más personas… Y
así estamos.
El punto de
inflexión, para algunos, se dio hace unos años: mientras tenemos más y
compramos más, la infelicidad crece como nunca. Más insatisfacción, más estrés,
más depresión, más obesidad, más vacío. Numerosos estudios comenzaron a señalar
esta contradicción. Así, ante la evidencia de los costos personales y del
deterioro ambiental, del calentamiento global y de otra serie de estragos
asociados a un estilo de vida que empezó a revelar sin disimulo su lado oscuro,
las señales de alerta comenzaron a sonar.
Mientras tenemos más
y compramos más, la infelicidad crece como nunca. Más insatisfacción, más
estrés, más depresión, más obesidad, más vacío.
Así nacen distintos
movimientos que cuestionan el destino al que caminamos de la mano del consumo.
El Lowsumerism invita a limitar nuestros comportamientos consumistas y se basa
en tres pilares:
a)Pensar bien antes
de comprar.
b)Buscar
alternativas a la compra, con menor impacto sobre los recursos naturales (como
el intercambio, arreglar algo defectuoso o incluso fabricar las cosas uno
mismo).
c)Aprender a vivir
con lo necesario.
Para lograr estos
objetivos, el estudio de Box1824 propone una serie de preguntas que
podemos hacernos para identificar la motivación de nuestros actos de compra y
así, desde la “concienca”, desafiar las diferentes estrategias del mercado para
crearnos necesidades que no tenemos.
1.¿Realmente
necesito esto?
2.¿Puedo pagar por
esto?
3.¿No estoy
queriendo de alguna forma ser parte de un grupo o queriendo reafirmar mi
personalidad al comprar esto?
4.¿Sé el origen de
este producto y dónde irá a parar después?
5.¿Estoy siendo influenciado por la publicidad?
6.¿Esta compra perjudica al planeta? ¿Cuántas de estas compras podría soportar
el planeta en el largo plazo?
Ya no hace falta que tires
tus objetos cuando no funcionan. Los Repair Cafés son encuentros
informales para reparar objetos de uso cotidiano. Se puede llevar
cualquier cosa estropeada y un voluntario experto te lo arregla totalmente
gratis. Son espacios donde además de tomar un café le puedes dar una
segunda vida útil a tus pertenencias rotas o en mal estado, apostando así
por un modo de consumo más amigable con el planeta.
La iniciativa nació en
Holanda; pretende terminar con la cultura del desperdicio y crear nuevos espacios
comunitarios de ayuda mutua. El concepto nació en el año 2009. El
primer Repair Café tuvo lugar en la ciudad de Amsterdam. Actualmente ya
existen más de 1.100 Repairs Cafés en el mundo. Además de Holanda, también
hay Repair Cafés en Bélgica, Alemania, Francia, Reino Unido, Estados Unidos,
España, incluso se crearon Repair Cafés en India y Japón.
Estos espacios pretenden
revisar nuestra sociedad enfocada al consumismo y estimular lazos más
fuertes entre los vecinos para la cooperación. Dejar de “comprar y tirar”
contemplando la posibilidad de reparar para fomentar una comunidad de
aprendizaje en torno a los objetos.
La fundación Repair Café
tiene como meta: volver a introducir la reparación en la sociedad local,
difundir los conocimientos sobre la reparación y fomentar la cohesión social
estableciendo contacto entre vecinos. En los locales de Repair Café hay
herramientas y materiales disponibles para reparar toda clase de objetos: ropa,
muebles, aparatos eléctricos, bicicletas, juguetes, etc.
Actualmente, hay 29 países,
repartidos por los seis continentes, con un Repair Café.
Se establece así la
necesidad de transformar nuestro imaginario dominante de despilfarro
contrarrestando la obsolescencia programada, es decir, la práctica
empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un
producto para incrementar su consumo. Los Repair Cafés están en sintonía
con las medidas que está tomando el gobierno sueco contra el consumo
desmedido. El gobierno sueco se propone enfrentarse a la
cultura de lo desechable reduciendo los impuestos sobre las
reparaciones de todo tipo (desde lavarropas hasta electrodomésticos y
bicicletas). El objetivo es que ya no tenga sentido desechar y volver a
comprar objetos nuevos.
Los Repair Cafés, el “Maker
Movement”, el consumo colaborativo, la economía circular y el
decrecimiento son tendencias internacionales de reducción del
consumo que se vuelven cada vez más populares. Reparando se extiende
la vida útil de las cosas evitando que se conviertan en residuos; en este
sentido, es un acto de sustentabilidad.
Fuente> Mihumu.
Escrito> Napo Devesa
quien es Licenciado en filosofía y fotógrafo profesional. Se interesa por el
estudio de los nuevos movimientos sociales, en especial el movimiento
ecologista. Es un apasionado del decrecimiento. Lucha por la defensa de los
recursos del planeta, la justicia social, la soberanía alimentaria y la
simplicidad voluntaria.
Comprar, tirar, comprar, es el título
de un documental dirigido por Cosima Dannoritzer sobre obsolescencia
programada, es decir, la reducción deliberada de la vida de un producto para
incrementar su consumo.
Producción
La directora Cosima Dannoritzer
quería investigar y separar los hechos de la ficción de las varias leyendas
urbanas que había oído como son: las bombillas eternas, los coches que
funcionan sin gasolina, en donde la historia siempre terminaba con una conspiración,
la desaparición del inventor o del aparato.
Es una coproducción de Article Z
(Francia) y Media 3.14 (Barcelona), cofinanciada por varias televisiones: Arte
(Francia), TVE y Televisió de Catalunya.
Contenido
El documental de 42 minutos revela por qué los productos
que compramos duran cada vez menos.
Resumen Objetivo
El documental comienza cuando Marcos
se da cuenta de que una pieza de su impresora falla y de como en todos los
establecimientos a los que acude le recomiendan comprar una nueva. Si hubiese
aceptado, hubiera sido otra de las víctimas de la obsolescencia programada, el
motor secreto de nuestra sociedad de consumo, pero sin embargo intenta
arreglarlo y descubre un vídeo que explica que el fallo de su impresora fue
provocado por un microchip contador explicándonos al final como consiguió
repararlo.
Toda esta historia de la
obsolescencia programada comenzó con las bombillas. En el 1924, se crea
Phoebus, que controlaba toda la producción de bombillas e ideababa un plan para
sostener a la economía, bajando la vida útil de las bombillas a 1.000 horas multando
severamente a los fabricantes del cartel que no cumplieran esa norma. Para
mantenerse en la sombra, iban cambiando de nombre continuamente.
También nos habla de las linternas,
fabricadas para que la bombilla y la pila duren lo mismo y del Ford T, que era
un coche rudo pero fiable y de como los de Chevrolet, salen con unos coches más
bonito pero menos fiables, vendiendo muchos más. También nos cuenta como tras
el crack del 29, Bernard London se opone al New Deal con un sistema de
obsolescencia programada obligatoria, pero nunca se llevo a la práctica, sino
que apareció unos años después la obsolescencia percibida, en la que se
persuade al cliente a comprar algo que no necesita, pero “sin obligarle”. Sigue
narrando varios ejemplos como el de las medias Dupont, creadas con un náilon
muy resistente pero que enseguida se vuelven a fabricar frágiles.
En lo que respecta a la lucha contra
la obsolescencia programada, destacan los hermanos Neistad, que fueron por las
calles tachando a los de Apple de diseñar las baterías para fallar. Al final,
se celebra un juicio y se gana, haciendo que Apple vendiera baterías de
repuesto y ampliara la garantía. Casi al final del documental nos comenta sobre
el desecho ilegal de los residuos en Ghana, de cómo venden productos como de
segunda mano cuando no funcionan y de cómo algunos luchadores como Mike Anane,
que etiqueta los residuos por origen para llevarlo a juicio, intentan parar
este sistema de economía. El documental termina con las nuevas propuestas de
economía sostenible y con el decrecimiento, para los más radicales.
Productos mencionados en el documental
El documental menciona los
siguientes productos que fueron diseñados con Obsolecencia programada:
En 1924, se crea el cartel mundial
denominado Phoebus, integrado por las empresas Philips, Osram y Lamparas Z, con
el objetivo de producir lámparas incandescentes de mil horas de vida
útil, que por aquel año duraban dos mil quinientas horas, intercambiando para
ello patentes y fijando, en 1929, multas en francos suizos para los miembros
del cartel que no acataran la resolución. Para 1932, los miembros del cartel ya
habían cumplido con su objetivo.
En 1940, Dupont crea una
fibra sintética revolucionaria: el náilon, un producto que es muy resistente con el que
no se hacían carreras; sin embargo, debido a que no se iban a vender muchas
medias Dupont, da indicaciones de que los hombres de la sección de diseño
volvieran a hacerlo usando fibras que no son tan fuertes, para crear algo más
frágil que se rompiera, y así las medias no duraran tanto.
En 2003, las baterías de la primera
generación de ipods duraban alrededor de dieciocho meses, a lo cual
la empresa respondía que los usuarios deberían comprar un iPod nuevo, porque
Apple no ofrece baterías de recambio. La abogada Elizabeth Pritzker presenta
una demanda colectiva, conocida como: Westley contra Apple. En el juicio, con
base en documentos técnicos, se descubrió que la batería había sido diseñada
desde un principio para tener una vida corta. Los demandantes ganan el juicio y
Apple termina creando un departamento de recambio de baterías. Además, se
extendió la garantía del producto a dos años siendo esta la prueba de que
empresas que dicen ser ecologicas y ayudar al medio ambiente como apple en
verdad no lo son y tienen un as bajo la manga para salir ganadores.
En la versión extendida del
documental se añadieron nuevos productos con Obsolescencia programada que son
los siguientes:
En la década de 1930, la empresa
General Electric escribe una carta diciendo que había que rebajar la vida de
las linternas, para que las bombillas de las linternas duraran casi lo mismo
que las pilas.
Cuando salió al mercado el modelo T
de Ford, se vio que era muy rentable porque era barato y muy fiable, y duraba
mucho tiempo, pero la General Motors apuesta por lo contrario con el nuevo
Chevrolet: hacerlo más bonito que el modelo T, para venderlo más, pero duraba
menos y era menos fiable. Ello trajo consigo la retirada del modelo T de Ford
en 1927.
Consecuencias de la Obsolescencia Programada
En el documental se ve cómo todos
los equipos sobrantes del mundo son descartados en Ghana ilegalmente. Pero se
saltan esta prohibición diciendo que son de segunda mano y llegan al país bajo
este pretexto.
También se ve cómo se dice que, si
seguimos este modelo de consumismo, llegará el día en el que nos quedemos sin
recursos.
Movimientos en contra de la
Obsolescencia Programada
Ya se están creando movimientos en
contra de la Obsolescencia Programada, como, por ejemplo:
Los hermanos Neistat hicieron una
campaña informando de que las baterías del Ipod de Apple no duraban más de
dieciocho meses y no había manera de cambiar la batería, porque Apple no vendía
baterías de repuesto. Entonces una abogada se interesó por el caso y denunció a
Apple por el caso de las baterías. La justicia le dio la razón a la abogada y
Apple creó un servicio de venta de baterías de repuesto para el Ipod y aumentó
la duración de la garantía a veinticuatro meses.
El activista medioambiental Mike
Anane creó una base de datos con etiquetas y contactos de todas las empresas
que mandan los residuos tecnológicos a Ghana, para poder así denunciar a todas
estas empresas.
Warner Philips, descendiente de la
dinastía de los fabricantes de bombillas, creó, después de cien años de la
aparición del cartel de la bombilla, una bombilla L.E.D. que tiene una duración
de veinticinco años.
Michael Braungart, químico y coautor
de De la cuna a la cuna, ayudó a rediseñar el proceso de fabricación de
una fábrica de tejidos de Suiza, creando una sustancia biodegradable para la
fabricación de tejidos.
Los críticos más radicales de la
Obsolescencia Programada sostienen que no basta con reformar los procesos
productivos, sino que es preciso replantear la economía y nuestros valores.
Esta revolución se llama decrecimiento.
Personajes que aparecen en el documental
Serge Latouche, economista y
profesor de la Universidad de París, defensor del sistema económico del decrecimiento,
que propone reducir nuestra huella del despilfarro, sobreproducción, y
sobreconsumo.
Michael Braungart, químico y coautor
de De la cuna a la cuna, en donde propone que la industria debería imitar
el ciclo virtuoso de la naturaleza, el cual no produce desechos, sino
nutrientes. Por ejemplo, creando productos biodegradables.
Marcos López, técnico informático.
Los problemas de este barcelonés con una impresora son el hilo conductor de
Comprar, tirar, comprar
Casey Neistat, videoartista. Él y su hermano pusieron contra
las cuerdas a Apple con la realización de un corto de denuncia sobre la corta
vida útil de las baterías del iPod.
Elizabeth Pritzker, abogada. Oyó
hablar del vídeo de los Neistat y decidió demandar a Apple. Su idea se extendió
por Internet y captó la atención de miles de afectados.
Mike Anane, periodista. Este ghanés
lucha contra la obsolescencia programada desde el final de la cadena. Recopila
información sobre los residuos que llegan a su país.
John Thackara, diseñador y filósofo.
Ayuda a gente de todo el mundo a compartir ideas de negocios y de diseño más
sostenibles.
Warner Philips, bisnieto de los
fundadores de Philips. Plantea alternativas desde el mundo empresarial. Fabrica
una bombilla L.E.D. que dura veinticinco años.
Galardones y nominaciones
Mejor Documental de la Academia de Televisión.
Mención Especial del Jurado del Festival Internacional de
Cine de Medio Ambiente, FICMA 2011.
Mejor Documental de Ciencia y Tecnología en el Festival Internacional
de Guangzhou (China).
Nominado en la categoría de Mejor Documental Social en
Shanghai TV Festival (China).
Premio especial Maeda en el Festival Japan Prize(Japón).
Mejor Documental en los premios Ondas Internacional de
Televisión 2011 (España).
Mejor documental SCINEMA 2011 (Australia).
Mejor documental FILMAMBIENTE 2011 (Brasil).
Finalista del Focal Irternational Awards - Londres 2011.
Este es un documental web sobre el ciclo de vida de bienes
y servicios.
El documental, puesto en línea el 4
de diciembre de 2007, está escrito y narrado por Annie Leonard. De
acuerdo con el sitio, ya hay más de 12 millones de personas que vieron el
documental en línea, y además se ha proyectado en miles de escuelas, lugares de
culto, eventos comunitarios y de negocios alrededor del mundo. Ralph Nader se
refirió al film como "un modelo de claridad y motivación".
La autora ha escrito también un
libro donde se explaya sobre los mismos temas, sin las limitaciones de un
documental de 20 minutos. El libro se titula "La historia de las cosas: de
cómo nuestra obsesión por las cosas está destruyendo el planeta, nuestras
comunidades y nuestra salud, y una visión del cambio" y se ha publicado
por la editorial S.L.Fondo de Cultura Económica.
Contenido
El documental de 20 minutos presenta
una visión crítica de la sociedad consumista. Expone las conexiones entre un
gran número de problemas sociales y del ambiente, y nos convoca a todos a crear
un mundo con sostenible y justo.
El documental se divide en 7 capítulos: Introducción, Extracción, Producción,
Distribución, Consumo, Residuos y Otro camino.
Describe la economía
de materiales, un sistema compuesto por extracción, producción, distribución,
consumo, y residuos. Este sistema se extiende con personas, el gobierno, y
la corporación.
Su tesis principal es: No es posible operar un sistema
lineal indefinidamente en un planeta finito. Sus afirmaciones están apoyadas
por datos estadísticos y referencias a diversos trabajos científicos (que no
aparecen directamente en el documental, pero pueden consultarse en el script
con anotaciones y en la hoja de hechos. Algunas de las afirmaciones son:
"De las 100 economías más grandes de la Tierra ahora,
51 son corporaciones."
"80% de los bosques originales del planeta se han
perdido."
"Solo en el Amazonas, perdemos 2000 árboles por
minuto."
"La dioxina es la sustancia más tóxica hecha
por el hombre conocida por la ciencia. Y los incineradores son la
primera fuente de dioxina."
El documental también cita lo que Victor Lebow dijo en 1955:
"Nuestra economía enormemente
productiva... pide que hagamos del consumo nuestra forma de vida, que
convirtamos la compra y uso de los bienes en un ritual, que busquemos nuestra
satisfacción espiritual, nuestra satisfacción del ego, en consumo... nosotros necesitamos
cosas consumidas, quemadas, reemplazadas y descartadas a paso acelerado."
Algunos de los temas mencionados
son: retardante de llama bromado, polución, costo externalizado, obsolescencia
planificada, publicidad, incineración, dioxinas y reciclaje.
Fuentes: Documental: Story of Stuff – La Historia de las cosas.
¿Realmente somos libres?
Alimentos. Agua. Tierra. Los mismos elementos que necesitamos para sobrevivir
son propiedad de corporaciones. No hay comida para nosotros en los árboles. No
hay agua dulce en los ríos. No hay terreno para construir una casa. Si tratas
de tomar lo que la tierra da estarás encerrado. Así que obedecemos sus reglas.
Para nosotros nuestro camino es
único pero juntos no somos más que combustible. El combustible de los poderes
de la élite. La élite que se esconde detrás de los logos de las empresas. Este
es su mundo. Y su más valioso recurso no se encuentra en el suelo, Somos
nosotros. Construimos sus ciudades. Operamos sus máquinas. Después de todo, el
dinero no es lo que los impulsa. Es el poder. El dinero es simplemente la
herramienta que utilizan para controlarnos. Pedazos de papel sin valor de los
que dependen para alimentarnos, movernos, entretenernos. Nos dieron el dinero,
y a cambio les dimos el mundo.
¿Cuándo nos daremos cuenta el
dinero no se puede comer? Es decir que no tiene valor. No estamos destruyendo
el planeta. Estamos destruyendo toda la vida en él.
No nos damos cuenta que los
políticos no nos sirven a nosotros. Sirven a quienes los financian en el poder.
Necesitamos líderes, no políticos. Pero en este mundo de seguidores nos hemos
olvidado de liderarnos a nosotros mismos. No esperes más por el cambio y sé el
cambio que quieres ver.