Prof. Dr. Pedro A. Boggino Recorriendo la historia de la
colonización americana, más de una vez habremos leído de los trueques o canjes
realizados por los conquistadores con los nativos. Estos últimos entregaban a
cambio de telas o baratijas, carne fresca, frutas, miel y cera. La miel y la
cera provenían de varias especies de abejas nativas de América (melipónidas),
que no poseen aguijón y sus características generales varían mucho de las
abejas europeas (Apis melífera). En esta entrega les contamos cuáles son las
abejas aptas para la cría y cuáles no.
Es importante saber cuáles son las especies de abejas
melipónidas recomendables para la cría, ya que también están entre ella algunas
no recomendables para los trabajos. / ABC Color
Las abejas sin aguijón también pueden ser criadas según normas
modernas, especialmente por personas interesadas en el estudio de la vida de
insectos sociales y que no pueden criar abejas melíferas por ser alérgicas al
veneno de ellas o por vivir en la ciudad. El aspecto económico tampoco se
descarta, pues hay personas muy amantes de los alimentos naturales a las que
les gustaría comprar una o dos colmenas pobladas con abejas sin aguijón para
cosecharlas personalmente. La crianza de las abejas indígenas se denomina
Meliponicultura (sin aguijón), mientras que la crianza de las abejas melíferas
se denomina: apicultura.
Especies recomendables
Es importante saber cuáles son las especies de abejas melipónidas
que son recomendables para la cría, ya que también están aquellas que no son
aptas debido a diversos factores que destacamos más abajo; en este detalle,
pasamos a señalar los nombres de las abejas que pueden ser criadas sin temor a
ser picadas por ellas: Jate'í, Rubito, Abeja de Oro, Angelhina. (Tetragonisca
angustula Latreille; también Tetragonisca angustula Fiebrigii), es una abeja de
color oro, mansa, buena productora de miel. Se maneja en colonias populosas de
5.000 a 15.000 abejas. Es la más difundida en América; muy rústica. A pesar de
ser mansa para el hombre, es muy agresiva con otras abejas, incluyendo a las
abejas melíferas. Suele mostrarse inclinada al pillaje si se la instala muy
cerca de otras abejas. Esta abeja nidifica en huecos de árboles, paredes,
muros, debajo de las raíces de los árboles. La entrada tiene un tubo largo de
cera amarilla, a veces ramificada en 2 ó 3 boquillas. Cuando vuelan tienen las
patas traseras como "colgando", siendo negro el color de los tarsos
traseros. Pueden cosecharse 2 ó 3 litros de miel por año.
Tapezuá (Scaptotrigona postica, S. Depilis y S. Bipunctata.), son abejas
muy parecidas, encontrándose en nuestro país más de tres variedades, todas
ellas conocidas por la entrada en forma de un tubo corto de unos 2 ó 3
centímetros de diámetro. En nuestro país la llaman "Peluquerito" por
la costumbre de penetrar entre los cabellos y mordisquearlos. Tiene buena miel,
las colonias son populosas, llegando en ciertos casos a 50.000. Es rústica y su
cría bastante fácil, pudiendo cosecharse cada año de cada colmena unos 6 a 8
litros de miel.
Bora o Vorá (Tetragona clavipes): tiene la entrada muy poco saliente de
cera oscura y dura, a veces con tabiques divisorios. Los panales de cría a
veces tienen forma helicoidal como una escalera de edificio; la colonia,
medianamente populosa pero bastante agresiva, sin embargo se calman después de
un rato. Una cucharada de su miel tiene la propiedad de quitar el hambre. Para
trabajarla, igual que las Tapezuá, se debe usar un velo de apicultor para
evitar que por accidente pudiera introducirse en los oídos.
Tumbyqyrasá, Tumbypará, Mandasái (Melipona favosa): es una abeja de
porte mayor que todas las descriptas hasta ahora. El pelambre del tórax es
rojiza, con 4 anillos abdominales amarillo-verdosos. Los potes de alimentos
miden 4 a 5 centímetros. La entrada a la colmena es un agujero que da cabida
solamente al paso de una abeja a la vez; se encuentra en medio de un poco de
barro mezclado tal vez con alguna secreción. Cuando escuchan algún ruido o
vibración dejan de volar y aun el zumbido característico de la aireación interna
cesa. Esta abeja, a pesar de ser una de las más adecuadas para la cría
doméstica por su mansedumbre y la calidad de la miel, es muy rara en la
actualidad, siendo una de las especies en inminente riesgo de extinción.
Eirusú, Mombuca, Pé de Pau (Cephalotrigona capitata Smith): la más recordada de
todas las abejas nativas, hoy día casi extinguida. De tamaño igual que la
anterior, pero la colmena es mucho más populosa. Bertoni asegura que es la más
productora de miel "De un nido medí 16 litros", dice el ilustre
naturalista Arnaldo de Winkelried Bertoni.
Mondorí y Mondorí jurú apatí (Melipona marginata L.): en nuestro país se
puede encontrar a esta abeja al norte de la Región Oriental. El tamaño es menor
que la anterior y la población de la colmena mediana es de 300 a 600
individuos. La entrada se encuentra en medio de estrías de barro endurecido y
permite el paso a una sola abeja a la vez. En el Paraguay existe una variedad
con la entrada blanquecina a la que los campesinos llaman Mondorí jurú apatí. Es
algo agresiva pero se calma enseguida y la mordedura casi no se siente. Tiene
la miel muy sabrosa y limpia.
Apynguá reví guazú o Mirî (Plebeia droryana): existen en nuestro país
varias "tribus" del género Plebeia, todas de colores sombríos. Es el
más común de los melipónidos. Son de tamaño menor que la Jate'í. La entrada
puede dar paso a varias abejas y es muy común que la entrada tenga dos o tres
accesos. Su miel es siempre sabrosa y perfumada, es totalmente indefensa y muy
fácil de criar. Es probable que sean 4 ó 5 las variedades que se pueden
encontrar en nuestro país.
Apynguá revíí (Friesella
schrottkyi-Friese), como la anterior, es muy común. Es la más pequeña de las abejas
nativas. Se la encuentra en pequeños huecos de madera o paredes de barro, ladrillo,
piedra, tacuara. La entrada es un pequeño agujero que da paso a una sola abeja,
y por la noche la cierran con cera. En días calurosos, durante la siesta, es
posible escuchar un zumbido cuando el sol calienta el nido, se manejan en
colonias de poca población y muy mansas. La miel de esta abeja es muy buscada
para colirio. Según la medicina popular es muy efectiva para los golpes,
irritaciones, "carnosidad" y otros males de los ojos. La poca miel
que puede cosechar es muy sabrosa, pero la cantidad casi nunca pasa de 10 a 20
gramos.
Eira í ó Jate'í hú (Nannotrigona testaceicornis), tiene la entrada de
unos 3 centímetros de diámetro, de cera negra que es cerrada por la noche.
Puede encontrarse aún en algunas regiones de nuestro país aunque, es muy
rara.
Citaremos algunas especies como complemento, ya que están en franca
desaparición: Cururú jurú (Partamona testacea); Jateí guazú (Friseomelitta
varia); Eira aviyú o Guaraipo (melipona nigra Lep); Eira tata o Cagafogo
(Oxitrigona tataira Lep.)
Agresividad
Como los melipónidos no tienen aguijón, algunas especies se defienden mordiendo
con sus mandíbulas, pellizcando la piel, entrando en el oído; algunas además de
morder, segregan un ácido que produce un intenso escozor como una quemadura que
puede ampollarse. Las especies que son muy agresivas, por lo general no son
aptas para un trabajo agradable y placentero, por lo tanto se debe evitar
criarlas.
No recomendables
Este es el listado de abejas melipónidas no recomendables para su
crianza. A continuación, le explicaremos por qué: Eira Tatá (Oxitrigona
tataira), los brasileños la denominan cagafogo, y es una abeja que deposita en
la piel una sustancia que causa una irritación muy grave como si fuese
quemadura.
Eira apu'á o Caravosá (Trigona ruficruz, Trigona spinipes y Trigona hyalinata),
es muy conocida en nuestro medio por su nido en forma de balón que construyen
alrededor de alguna rama gruesa. Son colonias muy populosas y agresivas. La
mandíbula de estas abejas posee 5 dientes en forma de sierra. El color de las
obreras es de un negro intenso. Pueden dar de 1 a 3 kilos de miel. Kuañetî,
Eiratî, Kualatín (Lestrimelitta limao y Lestrimelitta ehrhardti Friese), ambas
especies son exclusivamente pilladoras, no visitan las flores, no tienen
cestillas para el transporte del polen. Sin embargo, pueden tener en su colmena
reservas de miel mezcladas con polen traídas de las colonias depredadas. Esta
abeja tiene una mandíbula muy fuerte con la cual destruye la entrada de las
otras y despiden un olor que hace que las abejas atacadas se alejen a un rincón
de la vivienda para iniciar la reconstrucción después que las hordas
saqueadoras se hayan retirado.
Fuente
ABC Color (Asuncion) - 15 de Marzo de 2.006