Decía mi abuela que cuando una mujer
se sintiera triste lo mejor que podía hacer era trenzarse el cabello; de esta
manera el dolor quedaría atrapado entre los cabellos y no podría llegar hasta
el resto del cuerpo; había que tener cuidado de que la tristeza no se metiera
en los ojos pues los harìa llover, tampoco era bueno dejarla entrar en nuestros
labios pues los obligaría a decir cosas que no eran ciertas, que no se meta
entre tus manos- me decía- porque puedes tostar de más el café o dejar cruda la
masa; y es que a la tristeza le gusta el sabor amargo. Cuando te sientas triste
niña, trénzate el cabello; atrapa el dolor en la madeja y déjalo escapar cuando
el viento del norte pegue con fuerza.
Nuestro cabello es una red capaz de atraparlo todo, es fuerte como las raíces del ahuehuete y suave como la espuma del atole.
Nuestro cabello es una red capaz de atraparlo todo, es fuerte como las raíces del ahuehuete y suave como la espuma del atole.
Paola Klug
Fuente: Gea Tierra.