Por Álex Rovira y Francesc Miralles
“La voz del maestro sonó dulce y lejana como una letanía:
—Quién lo quiere tener todo, no tiene nada. Quien
molesta a
los demás, se molesta a sí mismo. Quien quiere controlar, termina
descontrolado. Nunca estarás contento mientras aspires a un botín que no sea la
gracia de estar vivo.
Tristán entendió que el maestro hablaba de él, de
su vida y de la situación que le había llevado a entrar en crisis. Mientras la
vieja tetera crepitaba en el fuego, el huésped habló en voz alta:
—Quizás el problema sea que no sé qué estoy
buscando… Porque ¿qué es la alegría en realidad?
—Es una vasija vacía en la que caben todas las
cosas. Hasta que no te vacíes de ti mismo, de tus tonterías y preocupaciones,
no podrás cobijar la alegría.
—Comprendo lo que quiere decir, maestro, pero no sé
cómo hacerlo.
El hombre respiró profundamente, antes de decirle:
—Un placer se define como la ausencia de necesidad,
y tú ahora necesitas dormir. Tómate el té y cierra los ojos. Cuando el sol se
levante sobre el lago, ve a su orilla y mira su superficie. Allí encontrarás la
respuesta que necesitas.
Tristán hizo lo que le pedía y, tras beberse el té,
fue a buscar un jergón. El maestro le acercó una manta y se despidió con las
siguientes palabras:
—Nisargadatta, que fue maestro de mi padre, solía
decir: «Saber que no eres nada es sabiduría. Saber que lo eres todo es
amor»."
Extraído de la fábula que cierra ALEGRIA de Alex
Rovira & Francesc Mirales
