Galileo Galilei, uno de los pioneros del método científico y padre de la astronomía moderna, dejó para la posteridad una frase que resuena con sabiduría atemporal: "La verdad es la hija del tiempo, no de la autoridad." Esta cita nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del conocimiento y la importancia de la evidencia empírica. A lo largo de la historia, numerosas ideas y teorías aceptadas por la autoridad han sido desafiadas y eventualmente refutadas por el paso del tiempo y el descubrimiento de nuevos datos. Galileo, quien enfrentó la Inquisición por sus innovadoras ideas astronómicas, ejemplifica cómo la búsqueda de la verdad científica puede prevalecer sobre el dogma. Su legado nos recuerda que la verdad, en última instancia, emerge a través del escrutinio y la paciencia, más allá del poder y la autoridad de su tiempo.
Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.
Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.
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lunes, 17 de febrero de 2025
jueves, 30 de enero de 2025
Galileo Galilei
El 6 de enero de 1610, Galileo Galilei realizó una observación crucial que cambiaría para siempre nuestra comprensión del universo. Ese día, utilizando su telescopio, Galileo descubrió las lunas de Júpiter. Este descubrimiento fue uno de los más importantes en la historia de la astronomía, ya que proporcionó evidencia concreta de que no todo en el cielo giraba alrededor de la Tierra, desafiando la visión geocéntrica del cosmos que prevalecía en la época.
Galileo observó cuatro lunas que orbitaban alrededor de Júpiter: Ío, Europa, Ganimedes y Calisto. Este conjunto de lunas es conocido como las Lunas Galileanas, y Galileo fue el primero en documentar este hallazgo. Las lunas de Júpiter eran de un tamaño considerable, y su observación mostró que los cuerpos celestes no necesariamente tenían que orbitar alrededor de la Tierra, como sostenía la teoría del geocentrismo promovida por la Iglesia y los astrónomos de la época.
Este descubrimiento proporcionó una fuerte evidencia a favor del modelo heliocéntrico propuesto por Nicolás Copérnico, en el que la Tierra y los otros planetas giran alrededor del Sol. Al demostrar que otros cuerpos celestes, como las lunas de Júpiter, no seguían la órbita de la Tierra, Galileo contribuyó a la creciente aceptación del sistema heliocéntrico y desafió las ideas dominantes de la época.
La observación de las lunas de Júpiter marcó un hito en la historia de la ciencia, pues fue uno de los primeros descubrimientos astronómicos confirmados mediante el uso del telescopio, una nueva herramienta que abrió la puerta a la observación detallada del espacio. Sin embargo, el descubrimiento también tuvo implicaciones teológicas significativas. En una época en la que la Iglesia Católica defendía el modelo geocéntrico, las pruebas empíricas de Galileo pusieron en duda las enseñanzas oficiales, lo que más tarde llevaría a Galileo a enfrentarse con la Iglesia, siendo condenado por sus ideas heliocéntricas.
El trabajo de Galileo sentó las bases para la astronomía moderna. Sus observaciones de las lunas de Júpiter, junto con sus estudios sobre el movimiento de los cuerpos celestes, fueron fundamentales para el desarrollo de la física y la astronomía. Además, su uso del telescopio para estudiar el cielo abrió nuevas perspectivas sobre el universo y proporcionó la base para muchos de los avances científicos del siglo XVII y más allá.
Fuentes:
"Galileo y el telescopio," Enciclopedia Britannica.
"Galileo y el Sistema Heliocéntrico," History Channel.
viernes, 27 de octubre de 2017
El valor del tiempo
En cierta ocasión, alguien preguntó a Galileo Galilei: -¿Cuántos años tienes?
- Ocho o diez respondió Galileo, en evidente contradicción a su barba blanca.
Y luego explicó: -Es verdad, tengo los años que me restan de vida, porque los ya vividos ya no cuentan, como no cuentan más las monedas que teníamos y que ya gastamos.
...
Valoremos el tiempo como lo hacía Galileo Galilei.
Decimos: ¡Como pasa el tiempo!. Pero en realidad, somos nosotros los que pasamos.
El astrónomo italiano sabía que estamos aquí de paso. Somos peregrinos y debemos pensar en la meta que nos espera.
La certeza de que nuestro camino terrenal tiene un fin, es el mejor recurso para valorar más cada minuto que vivimos. Additional Details Así podemos disfrutar lo que realmente tenemos: ¡Nuestro presente!.
Vive cada día como si fuese el último.
El ayer ya se fue y el mañana aún no llega.
- Ocho o diez respondió Galileo, en evidente contradicción a su barba blanca.
Y luego explicó: -Es verdad, tengo los años que me restan de vida, porque los ya vividos ya no cuentan, como no cuentan más las monedas que teníamos y que ya gastamos.
...
Valoremos el tiempo como lo hacía Galileo Galilei.
Decimos: ¡Como pasa el tiempo!. Pero en realidad, somos nosotros los que pasamos.
El astrónomo italiano sabía que estamos aquí de paso. Somos peregrinos y debemos pensar en la meta que nos espera.
La certeza de que nuestro camino terrenal tiene un fin, es el mejor recurso para valorar más cada minuto que vivimos. Additional Details Así podemos disfrutar lo que realmente tenemos: ¡Nuestro presente!.
Vive cada día como si fuese el último.
El ayer ya se fue y el mañana aún no llega.
domingo, 5 de marzo de 2017
La condena a Nicolás Copérnico : 5 de Marzo de 1516
Un día como hoy,
En
esta fecha Iglesia católica condena el libro de Nicolas Copérnico que demuestra que el
Sol no gira alrededor de la Tierra.
La condena de las teorías de Copérnico y las tribulaciones de Galileo
El 19 de febrero de 1616 se
pusieron las bases del proceso contra el astrónomo italiano por sus ideas
heliocéntricas
"...Dadme
las naves y adaptadme las velas al viento celeste; habrá gente que no tendrá
miedo ni siquiera de cara a aquella inmensidad. Y para estos descendientes que
ya dentro de muy poco se aventurarán por estos caminos preparemos, oh Galileo,
yo una astronomía lunar y tú una joviana". Johannes Kepler a
Galileo Galilei en Dissertatio cum Nuncio Sidereo
Ciertas
fechas deberían ser borradas del calendario, son merecedoras del oprobio y la
vergüenza. Una de ellas es el 24 de febrero, cuando una comisión de teólogos
consultores de la Inquisición, en el año 1616, censuró la teoría heliocéntrica
de Copérnico reafirmando la inmovilidad de la Tierra.
En
realidad el proceso fue algo más complicado. Comenzó el 19 de febrero con la
propuesta de censura de una comisión de expertos, entre los cuales no había
ningún astrónomo. Continuó con una reunión de la Congregación del Santo Oficio
en la que se inició la amonestación a Galileo por orden del papa Paulo V,
realizada al día siguiente por el cardenal Bellarmino, cuando se le prescribe
que abandone la opinión de que la Tierra se mueve. El primero de marzo, la
Congregación del Índice prohíbe una serie de libros relacionados con el
heliocentrismo y su validez desde un punto teológico, y se suspende la obra
copernicana De Revolutionibus Orbium Coelestium (Sobre el movimiento
de las esferas celestiales), publicada póstumamente en 1543, hasta su
"corrección". La obra maestra de Copérnico permanecería en el índice
de libros prohibidos (Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum) hasta 1835.
Recordemos
que la teoría heliocéntrica, y el modelo matemático que la acompaña, era
esencial para calcular con precisión y sencillez los movimientos de los
planetas y estaba relacionada con la reforma del calendario, por lo que era
extremadamente difícil prohibirla completamente. El
decreto se publicaría varios días más tarde, el 5 de marzo de 1616.
La
historia de las tribulaciones de Galileo y sus encuentros y desencuentros con
la jerarquía eclesiástica, por supuesto, no comienza ni termina ahí. El inicio
hay que buscarlo probablemente en 1609, cuando recibe noticias de la existencia
de un instrumento maravilloso, compuesto de lentes, capaz "acercar"
los objetos. Con esta limitada información, Galileo construye su primer
telescopio durante el verano de aquel año. Ya en diciembre se encontraba
observando el firmamento con telescopios de calidad adecuada. Y es entonces
cuando un nuevo universo se abrió para él, y también para nosotros, herederos
intelectuales de la obra galileana. Entre sus múltiples descubrimientos están:
las manchas del Sol, las montañas de la Luna, las fases de Venus, los cuatro
satélites principales de Júpiter, los anillos de Saturno (sin darse cuenta de
su naturaleza), la explicación de las mareas, la gran densidad de estrellas de
la Vía Láctea, el propio uso del telescopio y del péndulo como instrumentos científicos,
leyes de la dinámica, estudios sobre la caída de los graves, entre otros. Es
precisamente el descubrimiento de las manchas solares lo que le puso en
colisión directa con los jesuitas, debido a la disputa que inició por la
prioridad y el significado de las mismas con el padre Christopher Scheiner,
quien insistía en la incorruptibilidad del cielo.
Otra
disputa con un miembro de esa orden, en este caso Horazio Grassi, fue por la
naturaleza de los cometas. Diversos intelectuales ligados a varias órdenes
religiosas (aunque también encontraría aliados dentro de alguna de ellas)
asediarán a Galileo de manera implacable.
Años
más tarde, el 22 de junio de 1633, a pesar de la protección de los duques de
Toscana, la poderosa familia Medici, Galileo será formalmente condenado por la
Inquisición y forzado a abjurar, de rodillas y bajo amenaza de torturas, de la
teoría de Copérnico, calificada de herética. Y lo es a instancias de su
supuesto amigo, el pontífice Urbano VIII, elevado al trono papal en 1623.
Prohibición
de un libro de Galileo
La
historia de Galileo y la prohibición de su libro Diálogo sobre los dos
grandes sistemas del mundo, donde exponía de manera contundente la superioridad
de la teoría copernicana que situaba al Sol en el centro del universo (y por
tanto forzando el movimiento de la Tierra, lo que se oponía a la interpretación
literal de ciertos pasajes de la Biblia) frente a la visión geocéntrica y
geoestacionaria de Claudio Ptolomeo es, verdaderamente, fascinante. Y ello a
pesar de las limitaciones impuestas por Urbano VIII durante el proceso de
edición del libro, completamente supervisado por la jerarquía romana y que le
dio, en un primer momento, el imprimátur, la declaración oficial de estar
libre de error moral o doctrinal.
Todo
el proceso es, en verdad, de gran complejidad, digno de la mejor novela de
conspiración renacentista. Desde sus antecedentes históricos (el desarrollo de
la teoría heliocéntrica por parte de Nicolás Copérnico) prácticamente un siglo
antes, pasando por los métodos procesales de la Inquisición (que se soslayaron
o incluso contravinieron en el caso Galileo), la guerra ideológica entre
partidarios y enemigos de Galileo en el mundo académico, hasta el papel de la
política internacional, incluyendo la lucha contra el protestantismo y el
enfrentamiento entre España y Francia que forzó la reorientación de política de
Urbano VIII, lo que bien pudo influir en su cambio de opinión, tan drástico,
respecto a la obra de Galileo. Y llegando hasta la revisión del caso por una
comisión de expertos a partir de 1979 por indicación de Juan Pablo II. El
llamado caso Galileo está repleto de múltiples manipulaciones de
inquisidores e historiadores, que llegan hasta el fraude y la tergiversación
descarada de evidencias.
"Eppur
si muove"... Probablemente Galileo, anciano y derrotado, no pronunció está
frase al salir de la sala donde tuvo que abjurar de la teoría heliocéntrica.
"Y sin embargo se mueve"... En cualquier caso, algunas pruebas
empíricas del movimiento de rotación de la Tierra son:
-
La caída libre de los cuerpos, ya sugerida por Galileo. Al caer se desplazan
hacia el Este. La primera confirmación se obtuvo en un experimento realizado en
1791 desde la Torre de los Asinelli, en Bolonia.
-
El péndulo de Foucault. La primera comunicación se realizó 1851.
-
La desviación de los proyectiles de artillería hacia la derecha en el
hemisferio Norte.
-
La aberración de la luz, descubierta por James Bradley en 1728, y que es el
resultado de la suma de la velocidad finita de la luz con la de la Tierra en
torno al Sol y produce una variación de la posición aparente de las estrellas.
Galileo
muere, ciego, el 8 de enero de 1642, a punto de cumplir 78 años, después de
haber pasado los cinco años posteriores a la condena confinado en su casa de
Florencia y bajo la sospecha de la jerarquía eclesiástica los últimos cuatro. A
pesar de ello, siguió trabajando en ciencia y en la realización de diversos
experimentos hasta prácticamente sus últimos días.
En
cualquier caso, Galileo Galilei es uno de los grandes científicos de todos los
tiempos y el padre de la Física moderna. Gracias a él, nosotros sí podemos
afirmar "eppur si muove".
Por
David Barrado y Navascués quien pertenece al Laboratorio de Astrofísica
Espacial y Física Fundamental del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC)
Diario
El País (España) – 22 de Enero de 2.009
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2009/01/21/actualidad/1232492405_850215.html
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