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Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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miércoles, 18 de agosto de 2021

Deforestación en Argentina: una preocupación que nos debe llevar a la concienciación...



Por Mempo Giardinelli

Mientras el circo mediático sigue haciendo de las suyas ­-verbi gratia, sus maldades- su cometido final y profundo no es otro que ocultar lo que se nos viene encima a casi 50 millones de compatriotas, si no reaccionamos. Ya está a la vista el desastre, con algunas otras, hace varios meses: el Paraná no era una cuestión solamente de soberanía, o en todo caso sí lo era pero con todo lo que implicaba: recuperar el comercio exterior, cuidar el río, liquidar la deuda, sustentabilidad climática, racionalidad productiva, y disfrute de la población. Todo eso ahora ya no está "en peligro", sino en plena evidencia de daños.

Y como no podía ser de otra manera, ahora viene a mostrar una de sus consecuencias peores: precisamente porque el río está herido y no va a soportar más canalizaciones y dragados canallas, los beneficiarios de siempre y sus amigos funcionarios salieron a buscar otras opciones y encontraron la más razonable: el ferrocarril. Pero enseguida escupieron el asado abriendo otro frente de espanto ambiental: los ferrocarriles argentinos abandonados por dos décadas y media requieren vías en buen estado. ¿Y hasta dónde llegó la imaginación de los genios de la economía y el transporte?

Lo revela un informe de Greenpeace que produce escalofríos: Las dos últimas semanas se ocultó ­-aunque debiera decirse "se supo"- el desastre que se avecina. Y que una vez más pone en marcha el Ministerio de Transporte de la Nación, que por licitación BCyL N°28/2021 “Mejoramiento Pesado de Vías en Sectores Varios, Línea General Belgrano, Año 2021” convoca al recambio de las vías de tren en Chaco y Catamarca, para lo cual se dispone la compra de 36.000 durmientes de quebracho... Que se sumarán al ya denunciado desmonte de más de 2 millones de ejemplares de esa especie arbórea arrasada en la última década y que fue hiperdenunciado inútilmente.
La repudiable disposición no deja de tener un costado casi gracioso, ya que el texto del decreto llama "QºCº"a los que son ni más ni menos que "quebrachos colorados". Acaso para disimular así los llama, y el decreto además admite la tala de durmientes de otras maderas duras, también chaqueñas y también en extinción, como quebracho blanco, urunday y guayacán, especies de maderas durísimas igualmente en extinción.


Según un completo informe de Greenpeace que está circulando, "en el norte argentino a mediados de la década de 1940 se llevaban talados 350 millones de quebrachos colorados para la extracción de tanino y la elaboración de durmientes de ferrocarril, postes, leña y carbón". El dato es aún más escalofriante si se añade que fueron 350 millones de ejemplares de uno de los árboles más duros del mundo, que se caracteriza por su absoluta resistencia a la humedad. De ahí su maldición, porque de esa madera se hicieron los "durmientes" rectangulares que soportaron y todavía soportan rieles ferroviarios en gran parte del mundo, debido al tanino que contiene y que se usó también para la industria de las curtiembres, además del indiscriminado uso en forma de leña y carbón. Como para el argentinísimo "asadito", o sea.
La extracción de este árbol emblemático de las selvas chaqueñas se inició circa 1870 y degradó millones de hectáreas de bosques. A despecho de lo cual gobiernos pro-empresariales y cipayos fueron capaces de celebrar semejante atentado ecológico declarando al quebracho, en 1956, “Árbol Forestal Nacional”. Quizás porque ya entonces la explotación maderera intensiva, y los desmontes para abrir campos para un supuesto "desarrollo agropecuario", prácticamente arrasaban con los quebrachales.
Hoy el desmonte contumaz ha colocado al Gran Chaco (las provincias de Salta, Formosa, Santiago del Estero y Chaco, por lo menos), en la cima mundial de pérdida de bosques nativos. El 85% de este ecosistema ha sido destruido. Y encima ahora desde un ministerio de un gobierno nacional y popular se llama a licitación para terminar aquella obra maldita.

Pero lo más grave -y alucinante en términos ambientales- es que desde 2013 empezaron a anunciarse licitaciones para la compra de más de dos millones y medio de durmientes de quebracho colorado y quebracho blanco. Son los dos millones de árboles que aún quedan y que tienen entre 60 y 80 años de edad, y que mientras lectoras y lectores se adentran en esta nota están siendo cortados bestialmente por empresas y empresarios autorizados por funcionarios incalificables. El Chaco, con Santiago del Estero, Salta y Formosa, a este paso será muy pronto un desierto. Como ya lo es la otrora "Cuña Boscosa" del norte santafesino, que hoy es un paisaje raso y para llorar.
Y la verdad es que nada ha cambiado: en la Argentina el sector forestal es uno de los más descontrolados y se calcula que el 30% del volumen total de la madera de bosques nativos que se comercializan, es ilegal. Por eso asombra y disturba que la industria ferroviaria no busque otras opciones, que sí tiene. Por ejemplo, los durmientes de hormigón o de plásticos ultrasintéticos que reemplazan a las maderas en todo el mundo. Y que desde hace años se utilizan como alternativas en las industrias ferroviarias de los Estados Unidos, la India, Brasil, México y Europa. En cambio aquí el disparate es fenomenal: esta semana se abren los sobres de dos nuevas licitaciones para mejoramiento de vías que incluyen la compra de 120.000 durmientes de quebracho, que implicarán la tala de unos 120.000 árboles aún jóvenes. No es así como la Argentina debe recuperarse. Nadie se opone a la restauración de los trenes, más bien al contrario: es necesidad y urgencia nacional, en múltiples sentidos. Pero acabar con los pocos quebrachos existentes en los pocos bosques que quedan, además de políticamente imbécil es económicamente repudiable. Y sobre todo si van a ser unas pocas corporaciones las beneficiarias, una vez más.
La inmoralidad en esta materia parece generalizada. Toda red ferroviaria sustentada en semejante crimen ecológico será condenable desde el vamos. Y más aún si las licitaciones se llaman desde el mismo Ministerio de Transporte que buscó y es presumible que sigue buscando entregar a toda costa nuestro río Paraná.
Se disculpará a esta columna el enojo y el dolor que gobiernan estos párrafos -escritos por un nativo y residente chaqueño- pero cuando la irracionalidad gobierna, las decisiones políticas de un gobierno que votamos y apoyamos, resulta casi imposible atemperar la indignación. Porque más allá de debates tarados acerca de la infortunada foto de un cumpleaños, mejor sería que se cortaran de cuajo decisiones como ésta y se forzara a la oposición a ocuparse de estos que sí son crímenes.
Pero ya sabe el país que Arturo Jauretche tenía razón en esta materia: "Los gobiernos populares son débiles ante el escándalo. No tienen, ni cuentan con la recíproca solidaridad encubridora de las oligarquías y son sus propios partidarios, quienes señalan sus defectos que después magnifica la prensa. El pequeño delito doméstico se agiganta para ocultar el delito nacional que las oligarquías preparan en las sombras".
La pregunta que queda es hasta cuándo, y cuánto más.

Fuentes:
Diario Pagina12 / Buenos Aires.
Blog del Proyecto Lemu.

jueves, 17 de diciembre de 2020

El 89% de los argentinos está a favor de que se frene la deforestación

Una encuesta encargada por la ONG Periodistas por el Planeta revela que el posicionamiento es transversal a todo el territorio, a los estratos socioeconómicos, a los grupos etarios y a la elección política.

El 89% de la población argentina está a favor de que se frene la deforestación en nuestro país. El 81% responsabiliza a alguno de los niveles del Estado por las acciones de desmonte. El dato es consistente a lo largo y ancho territorio, cruza a todos los estratos socioeconómicos y grupos etarios, e incluso, la elección política. El dato resulta de una encuesta de opinión realizada por la consultora Poliarquía, encargada por la ONG Periodistas por el Planeta.

El estudio muestra, además, que los argentinos no quieren que se siga expandiendo la frontera agropecuaria a expensas de territorios boscosos, incluso en aquellas áreas que ya han sido devastadas por incendios o han sido destruidas intencionalmente.

Ante la pregunta de si creen que las zonas desmontadas pueden ser aprovechadas para nuevas actividades económicas, sólo un 9% respondió que sí.

Un 79% afirmó, en cambio, que hay que dejar que se recuperen los ecosistemas arrasados.


Responsabilidad del Estado

Con respecto a los incendios, un 77% entiende que “debería ser una prioridad del gobierno nacional”. Asimismo, un 88% de la población escuchó noticias sobre incendios durante este año. El dato relevante es que el 83% de las personas consultadas dijo creer que los “incendios de los bosques se producen intencionalmente”.

“¿Cuál cree que es la principal razón para provocar incendios forestales?”, se preguntó. Un 32% dijo que para usar la tierra para cultivos de soja, otro 27% señaló que era para emprender proyectos inmobiliarios. Un 10% afirmó que era para utilizar terrenos para asentamientos, y otro 10% indicó que se incendiaba con fines de expandir la ganadería.

Un 25% cree que el Ministerio de Ambiente debería velar por la restauración o regeneración de los terrenos incendiados y un 27% que debería ser el encargado del control de los mismos.

Los bosques, muy importantes

Además, hay un consenso prácticamente total sobre los beneficios que brindan los bosques en el país. Un 92% respondió que consideraba que los bosques eran “muy importantes” o “bastante importantes”. Un 86% indicó estar enterado de que se realizan desmontes. Y un 77% afirmó conocer que existe una ley que protege los bosques.

“¿Quién cree Ud. que es el responsable de que haya desmontes?”, se preguntó. El 28% respondió que son los gobiernos provinciales; el 22% señaló al gobierno nacional y el 31% dijo que la culpa cae sobre los tres niveles de gobierno: nacional, provincial y municipal. Si se toman todas las cifras en conjunto resulta que el 81% entiende que hay una conexión entre la política (por acción u omisión) y el avance de las topadoras.

“¿Qué tan de acuerdo está Ud. con la tala de árboles o desmonte para que haya más cultivos de soja, cría de ganado o desarrollos inmobiliarios?”, fue otra pregunta. Un 75% dijo que estaba nada o poco de acuerdo. Y, un 73% dijo luego que hay que “dejar que se recuperen” las zonas destruidas.

“La opinión pública ya no coincide con el argumento de que hay que sacrificar a los bosques en nombre del desarrollo económico, como muchas veces señalan políticos, productores e, incluso, los medios de comunicación”, expresa el estudio.

En cambio, un 81% se mostró a favor de que exista una ley para regenerar las zonas que fueron destruidas, algo que hoy no se está discutiendo en la agenda parlamentaria.

Cuando se pregunta “cuán importante es para Ud. que se frene la deforestación en la Argentina”, un 70% dice que es “muy importante”, un 19% dice “algo importante”. Sólo un 5% dice que es poco importante o nada importante.

La encuesta, cuyo trabajo de campo se llevó a cabo durante las dos primeras semanas de noviembre en distintos puntos del país tuvo como objetivo relevar el estado de la opinión pública respecto del medioambiente en general, los bosques y los incendios que han venido arrasando ecosistemas enteros en la mitad de las provincias del país en los últimos meses. También se buscó determinar qué piensan los argentinos sobre quién tiene la responsabilidad respecto de su destrucción y si importa que el tema se incorpore en la agenda política.

Fuente: Tierra Viva - 15 de Diciembre de 2.020

https://agenciatierraviva.com.ar/el-89-de-los-argentinos-esta-a-favor-de-que-se-frene-la-deforestacion/

martes, 27 de octubre de 2020

Los últimos árboles de la Amazonía


Por Nelly Luna Amancio

Alertados por el ingreso de extraños que extraían ilegalmente los árboles más longevos de su territorio, en agosto de este año, los miembros de la comunidad indígena Shawi, en la zona nororiental de la Amazonía de Perú, convocaron a una asamblea para decidir qué acciones tomarían contra este grupo de taladores que estaba utilizando la única vía que conecta a la comunidad con el distrito más cercano, Balsapuerto. 

Los traficantes usaban la trocha para sacar en enormes camiones los troncos de los árboles de la Amazonía cortados, y a su paso, las enormes llantas y pesado cargamento destruía la vía. Los shawi decidieron instalar un punto de control y frenar con ello el tránsito de estos camiones. Hicieron lo que hace tiempo el Estado peruano no logra hacer: controlar las rutas del tráfico de madera. Lo que siguió fue una historia violenta de amenazas contra sus principales dirigentes.

No fue la primera vez que traficantes amenazaban a líderes indígenas. En setiembre del 2014 una de estas amenazas se cumplió. Un grupo de taladores ilegales asesinó a Edwin Chota, Leoncio Quinticima, Jorge Ríos y Francisco Pinedo, miembros de la comunidad Saweto, ubicada en Ucayali, cerca a la frontera con Brasil. Chota era presidente de la comunidad y hacía más de doce años que venía denunciando el tráfico de madera en sus territorios, sin que las autoridades iniciaran una investigación seria.
A cuatro años de este crimen, la justicia de Perú no ha logrado condenar a los asesinos, ni mejorar la seguridad de otros líderes amenazados, ni reducir la extracción de árboles en bosques prohibidos que luego acabarán siendo parte de ese millonario y sofisticado negocio del tráfico global de madera en el mundo.

Los cálculos del Programa de la Naciones Unidas para el medio ambiente señalan que este ilícito negocio supera los 50 000 millones de dólares y puede representar el 30% de toda la madera que se comercializa en el mundo.

Los papeles falsos de la selva

El sistema que permite la “legalización” de la madera extraída de bosques prohibidos para luego ser comercializada y exportada se repite en los países amazónicos incluidos en esta investigación. Los documentos oficiales -que no siempre cuentan con procesos de verificación en campo por parte de las autoridades de cada país- están permitiendo desde hace años un sistema impune de saqueo de los recursos forestales de la Amazonía latinoamericana. Los destinos más frecuentes de esta madera son Estados Unidos y China.

En los casos reportados y entrevistas realizadas para esta serie investigativa las autoridades confirman que el método que más usan las mafias madereras es la declaración de información falsa en documentos oficiales. Es decir, en la mayoría de casos, la madera de origen ilegal se vende con papeles que dicen que esos árboles salieron de una zona autorizada, cuando en realidad fueron extraídos de espacios prohibidos como las áreas naturales protegidas o tierras indígenas.

Los ejemplos más recurrentes se encuentran en Perú, país que después de Brasil, exporta más madera al mundo. Durante los últimos años, el Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales (Osinfor) ha identificado planes forestales aprobados por los gobiernos regionales que sostienen tener un número determinado de una especie de árboles en tasas científicamente imposibles. Otros, declaran tener árboles en los cauces del río o en coordenadas equivocadas.

Las autoridades de Bolivia reconocen una situación similar: los traficantes de madera adulteran los Certificados Forestales deOrigen (CFO) para incorporar cargamentos ilegales y comercializarlos.

La historia se repite, aunque en menor escala, en Colombia. Como señalan los reportajes de Semana y El Espectador, el 47% de la madera que se vende en este país es ilegal, según los cálculos del Ministerio del Ambiente. La investigación revela que el negocio de la madera de origen ilegal puede movilizar 750 millones de dólares al año, casi la tercera parte de lo que mueve el narcotráfico.

En Brasil, una investigación de Greenpeace detalla cómo se inventa información en los papeles que certifican el origen de la cotizada madera Ipe. El sistema es el mismo. Algunos madereros las declaran en sus inventarios, pero en realidad no existen en el campo. Según esta organización, Estados Unidos es el país que más madera de tipo Ipe ha importado con documentos oficiales que tienen evidencias de haber “inflado” o mentido sobre el origen real de los árboles de la Amazonía talados.

Solo en Perú, entre octubre del 2017 y agosto de 2018, Osinfor identificó la extracción ilegal de 274 000 metros cúbicos de madera valorizada en más de 30 millones de dólares, equivalente a la carga de 5000 camiones.
Parte de la madera que durante los últimos años se extrajo de la Amazonía peruana, fue exportada hacia México, para desde allí ser enviada a EEUU. En el reportaje desarrollado por Connectas, se identifica a las 10 empresas que compraron la madera de origen ilegal de uno de los operativos más exitosos contra el tráfico impulsado por la Interpol y la fiscalía peruana. El análisis de la documentación revela que el 81% del total de madera que se comercializó había sido extraído de áreas prohibidas.

Todos los caminos conducen al Perú

En Colombia, Brasil y Ecuador los investigadores señalan que la madera extraída de sus territorios es enviada a la parte amazónica peruana, donde es lavada y comercializada. Para entender la magnitud del tráfico, miremos el número de personas procesadas por delitos vinculados a la tala ilegal. Una base de datos construida por Ojo-Público como parte de esta investigación, determina queentre el 2009 y 2017, las fiscalías ambientales y juzgados en todo el país investigaron a casi 8 000 personas por casos relacionados al tráfico ilegal y extracción de madera.

Nuevas especies amenazadas

Ante los controles y protección de especies de alto valor comercial como la caoba y el cedro, el mercado ha comenzado a presionar otros árboles de la Amazonía. Sobre los últimos años se ha incrementado, por ejemplo, la presión de extracción y exportación del Shihuahuaco. Un comité de científicos que analizó la densidad de esta especie sostuvo que si la presión sobre este árbol continúa, la especie podría estar atravesando sus últimos días.
La única forma de llevar un adecuado control sobre las especies de madera exportadas sería si las empresas detallaran siempre en el documentos de exportación el nombre correcto de la especie, pero eso no ocurre. Las aduanas no lo exigen y la gran mayoría de las empresas declara solo el volúmen, más no el nombre de la especie que exportan. Las pocas compañías que sí lo hacen, utilizan el nombre local que le dan al árbol, lo que dificulta incluso tener una muestra de las especies de madera exportadas. La incorporación de estos datos permitiría tener un control más eficaz de las especies exportadas.

En Perú hace doce años no se actualiza el listado de especies de flora silvestre amenazadas. El lobby del sector maderero quedó en evidencia cuando se frenó el documento científico que recomendaba incorporar al shihuahuaco entre las especies más amenazadas en los últimos años.

Deforestación

La tala ilegal en la Amazonía tiene de contexto el incremento permanente de áreas deforestadas. Pese a los esfuerzos, nadie detiene la destrucción de los bosques en manos de ganaderos, mineros ilegales, monocultivos y otras formas de agricultura. En Colombia, el 70% de la deforestación se concentra en la Amazonía y, desde la salida de las FARC, aumentó 44%. Los bosques de la zona de Quibdó, son los más afectados.

La minería ilegal, como ocurre con la selva de Madre de Dios, en Perú, está devastando el ecosistema de esta región. En la Amazonía de Colombia, la deforestación en varios lugares tiene como actores armados, donde se mezclan los paras, disidentes de las Farc y corredores del narcotráfico hacia el Pacífico.

En un breve artículo publicado en la revista ScienceAdvances a finales de febrero de 2018 -y citado por El Espectador- el científico Lovejoy mencionaba que los bosques de la Amazonía estaban acercándose a un punto de no retorno. Sus cálculos sostienen que en los últimos 50 años toda la Amazonía -compartida por nueve países- ha perdido el 17% de la vegetación. Y advierte: si esta cifra alcanza el 20%, uno de los últimos pulmones verdes más importantes de la humanidad dejará de ser sostenible.

Las autoridades colombianas han reconocido que no podrán cumplir su compromiso de alcanzar la deforestación cero el 2020. Incluso, los datos de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible sostienen que en este país la pérdida de bosque natural en el 2020 crecerá 200%. En Perú, que también asumió el mismo compromiso, nadie ha dicho nada.

No hay estrategias conjuntas

Las acciones contra el tráfico de madera por parte de los países que comparten la Amazonía no son conjuntas. Salvo esporádicas intervenciones en las que participa la Interpol, los gobiernos de Perú, Colombia, Brasil, Bolivia y Ecuador no tienen un plan integral y conjunto para enfrentar el tráfico global de madera amazónica y ponerle frenos a la depredación de ciertas especies.
En Ecuador, por ejemplo, como explica el informe de la Revista Vistazo, el año pasado declararon en veda por 10 años la caoba o ahuano (Swieteniamacrophylla). Pero eso no ocurre en Perú o Bolivia. Las acciones penales también son diferentes. Mientras que en Perú el tráfico de madera es un delito penado con cárcel, en Bolivia o Colombia son solo faltas administrativas. En el contexto aduanero ocurre un tema similar. Los papeles de exportación de madera no se encuentran estandarizados y cada exportador coloca voluntariamente el nombre de la madera que exporta. Usan las denominaciones locales y no el nombre de la especie, lo que dificulta conocer los volúmenes globales por tipo de árboles.

Con la publicación de la investigación transnacional #MaderaSucia iniciamos la primera de una serie de reportajes en los que se busca desentrañar el sistema que permite el saqueo impune de los árboles de nuestra Amazonía, pero también el imparable incremento de la demanda internacional a costa de la degradación ambiental y la violencia de las mafias.

La destacada científica y bióloga Hope Jahren explica las consecuencias del imparable apetito humano por los recursos en La memoria de los árboles: “Nuestro mundo se está desmoronando en silencio. La civilización humana ha reducido las plantas – una forma de vida de 400 millones de años- a tres cosas: alimento, medicina y madera. En nuestra implacable y cada vez más intensa obsesión por obtener más volumen, potencia y variedad de esas tres cosas, hemos devastado los sistemas ecológicos vegetales hasta un extremo que millones de años de desastres naturales no pudieron alcanzar. Si continuamos talando árboles sanos a este ritmo, en menos de 600 años habrá quedado reducido a un tocón el último árbol del planeta”.

Fuentes: 
Blog del Proyecto Lemu - 27 de Octubre de 2020.

https://www.nodal.am/2020/10/los-ultimos-arboles-de-la-amazonia-por-nelly-luna-amancio-ojo-publico/ - Ojo Público• Un equipo de periodistas de cinco países de Latinoamérica investigó el mecanismo que utiliza el tráfico global para saquear y lavar la madera amazónica.
Los tablones de origen ilegal de Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador y Colombia son incorporados en el mercado internacional con documentos oficiales que casi nunca son verificados. Las mafias ahora están detrás de nuevas especies forestales, pero los gobiernos no hacen nada para protegerlas. * #MaderaSucia es una investigación -liderada por Ojo-Público y MongabayLatam, en alianza con un equipo de reporteros y medios de Colombia (Semana, El Espectador), Bolivia (El Deber), México (Connectas) e Infoamazonía (Brasil)- - La Semana - ABC.es - Excelsion.com.mx

sábado, 17 de octubre de 2020

No más deforestación - No a la tala ilegal!




¿Qué tan antiguo crees que era este árbol?

¿Cuántas tormentas crees que soporto de pie?

¿Cuántos árboles mas crecieron gracias a el y sus semillas? 

¿Cuántas aves y animales lo llamaban hogar? 

A los edificios antiguos se les proteje... ¿Porqué a los arboles milenarios no? 

#CuidemosElPlaneta 
#ProtejamosNuestrosBosques 
#NoAlaTalailegal

Javier Gustavo Ríos

sábado, 26 de septiembre de 2020

Ríos voladores



¿Sabías que en el cielo solía haber un río más caudaloso que el río Amazonas que está en la tierra?

¿Notaste que no está lloviendo? Hay sequía este año y no es casualidad.

El ciclo del agua necesita de las plantas para funcionar. Las selvas, montes y Humedales son imprescindibles para que haya lluvias y la vida prospere en nuestro Planeta.

Sin plantas, se irá acabando el agua y la vida tal como la conocemos.

En una ciudad, dónde el agua "brota" de una canilla puede parecer mentira. Pero todo llega, los recursos se terminan.

Por eso es tan importante proteger la naturaleza.

El ciclo del agua se ha interrumpido por los desmontes y los incendios intencionales.

Es algo tan grave que debería ser tapa de todos los diarios y el tema principal de todos los noticieros! 

Compartido por Andrea Vanina Vicente - 26 de Septiembre de 2020

miércoles, 19 de agosto de 2020

Gran Chaco Argentino 2030: el desafío de salvar a la región que más se está deforestando

El último 29 de julio, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible presentó un informe que grafica el impacto de la deforestación en Argentina. El estudio indica que en las últimas dos décadas —entre 1998 y 2018— se perdieron 6,5 millones de hectáreas de bosques nativos. Dicho en otros términos, la superficie de lo deforestado equivale a 320 veces la ciudad de Buenos Aires.
por Oscar Bermeo Ocaña

En este triste escenario, el bosque chaqueño es el actor principal ya que concentra el 87 % de las pérdidas. Los bosques de las provincias que lo conforman —Santiago del Estero, Salta, Chaco y Formosa— fueron los más afectados por el avance de la frontera agropecuaria.
Estas cifras le dan carácter oficial a una crisis que se evidencia hace mucho en el territorio. En octubre, 55 organizaciones de la sociedad civil argentina se unieron para lanzar el Compromiso Gran Chaco Argentino 2030. La iniciativa busca involucrar a la ciudadanía, Estado y el sector privado para detener la degradación del Gran Chaco, la segunda ecorregión boscosa más extensa de América.
Las experiencias de cada colectivo firmante devinieron en una declaratoria que expresa la necesidad de cambiar el modelo de explotación económica. Dentro de las demandas, se puso foco en el cumplimiento de la Ley 26331 de Bosques Nativos (2007), una herramienta ambiental clave que regula los usos de suelo y promueve la conservación, pero cuya ejecución dista mucho de lo ideal. De hecho, según el informe del Ministerio, aún después de la promulgación se deforestaron 2,8 millones de hectáreas de bosque.
El estudio señala que si bien la ley en sus primeros años generó una tendencia a la baja en la tasa de deforestación (de 0,94 % en 2007 a 0,34 % en 2015), desde 2016 la curva va hacia arriba, llegando en 2018 a tener una tasa de 0,42 % (180 mil hectáreas).
Hasta finales del año pasado, se sumaron nuevas firmas a la causa grupal. Es así quehoy 108 organizaciones suscriben el Compromiso. Colectivos que van desde fundaciones, instituciones científicas, académicas y ONG.
Sin embargo, la expansión de la pandemia del Covid-19 frenó nuevos avances. “Las medidas de cuarentena no permitieron el contacto fluido entre los actores. Algunos de los involucrados tuvimos reuniones virtuales de manera informal, por fuera del marco del pacto. Fue difícil darle continuidad a los pasos que nos propusimos”, comenta el biólogo Cristian Schneider, miembro de la Coordinadora en Defensa del Bosque Nativo (CODEBONA), una de las primeras agrupaciones unidas al Compromiso.
Después de analizar la problemática ambiental y establecer las líneas de acción, había que construir la agenda ambiental convocando a las autoridades gubernamentales y productores. “La pandemia ralentizó ese proceso”, subraya Schneider.
Lo más duro es asumir que la actividad extractiva en el Gran Chaco no se detuvo. Para el biólogo, la deforestación y quemas de pastizales detectados en los meses de pandemia son muestras de una crisis continua. “Las decisiones políticas y empresariales le vienen dando la espalda a los ejes del Compromiso. Es muy desalentador y desesperanzador que la agenda ambiental siga siendo lo último”, anota. Gabriel Seghezzo de Fundapaz, organización que trabaja en el acceso a tierras con comunidades locales del bosque chaqueño, considera que el Compromiso es “una oportunidad para generar las condiciones de acuerdo básicos de cómo va desarrollarse la actividad económica en la región”.
En la misma línea que Schneider, espera retomar pronto las coordinaciones con otros aliados, detenidas hoy por las medidas de control sanitario. Aunque no oculta su preocupación por el futuro inmediato. “Si analizamos el plan agroalimentario de Nación, vemos que es muy probable que en la postpandemia, se promueva la deforestación del Chaco para generar divisas al país. Habrá un aumento de la conflictividad”, apunta.

La pérdida de bosque continúa
El último monitoreo satelital de Greenpeace indica que, a pesar de la cuarentena, la tala en el bosque chaqueño durante la primera mitad del año superaron a los del mismo periodo de 2019. El mapeo comprendió las provincias de Santiago del Estero, Salta, Formosa y Chaco. En ellas, señala Greenpeace, se arrasaron cerca de 39 mil hectáreas de bosques nativos, unas 2 mil hectáreas más que durante el primer semestre del año pasado.
“La cuarentena complicó las tareas de control ciudadano. Para las agrupaciones ambientalistas es imposible ir al campo. El acceso a la información es complicado debido a que las tareas administrativas no funcionan igual. Fue difícil saber si los desmontes [deforestación] que se presentaban eran viejos o nuevos”, menciona Riccardo Tiddi, físico italiano radicado en el Gran Chaco y miembro activo del colectivo Somos Monte.
Sin embargo, conservó el contacto fluido con actores locales, quienes expresaron su preocupación por la continuación de las tareas productivas, ya que podrían expandir la pandemia del Covid-19 en la región.


Los rectángulos amarillos marcan exactamente las “picadas” abiertas en la finca La Fidelidad en marzo de este año, durante la cuarentena por el Covid-19. Imagen: Greenpeace Argentina.

El director de Bosques de la provincia del Chaco, Emanuel Carrocino, plantea una lectura focalizada. Asegura que, si bien aún no está listo el informe oficial, guiándose por el estudio de Greenpeace, la situación sería menos grave en su jurisdicción. “El año pasado en la provincia estábamos con unas 10 mil hectáreas deforestadas en los primeros seis meses. Greenpeace habla ahora que sólo en Chaco hay alrededor de 6000. Eso indicaría una reducción importante”.
El funcionario señala que durante la cuarentena la Provincia no autorizó nuevos cambios de uso de suelo. “Continuaron desmontes autorizados que estaban aprobados de antemano. Eso sí, recién pudieron entrar sus topadoras a mediados de mayo. Los dos primeros meses de cuarentena no estaba habilitado. Aparte, tenemos los desmontes ilegales, a los cuales tratamos de llegar lo antes posible para sancionar”.
Desde que arrancó la cuarentena en Argentina, el 20 de marzo, el Departamento de Geo Información de la Provincia de Chaco detectó 189 cambios de cobertura boscosa, que hacen una superficie total de 3317 hectáreas en la provincia. A partir de estos avisos, la Dirección de Bosques generó 158 expedientes por infracción al régimen forestal. En algunos casos, las intervenciones terminaron con los secuestros de topadoras.
Carrocino coincide en que es necesario fortalecer la campaña por la conservación del bosque.

Hecha la ley, ¿hecha la trampa?
El cumplimiento de la Ley de Bosques, promulgada en 2007, es una de las principales banderas del Compromiso. En esa línea, la Fundación Vida Silvestre —ONG que impulsó el proyecto— y la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) presentaron en junio un diagnóstico que identifica los problemas surgidos en estos 13 años para su correcta implementación.
“Acercamos el informe a cinco provincias que conforman el Gran Chaco (Santiago del Estero, Salta, Formosa, Tucumán y Chaco). A Diputados y Senadores también. Tratamos de encontrar puntos de agenda en común para mejorar la ejecución de la ley”, refiere Daniela Gomel, coordinadora de Políticas Públicas y Gobernanza de la Fundación Vida Silvestre.
La diputada jujeña del Frente de Izquierda, Natalia Morales, reconoce los lineamientos del Compromiso, pero advierte que será un desafío moverlo en el terreno político. “Desde nuestra bancada, a nivel nacional, estamos planteando la necesidad de la Ley de Humedales. Pero, muchas veces lo planteado en leyes, como la 26331, o propuestas de organizaciones civiles, son difíciles de ejecutar porque implica ir en contra de sectores empresariales que están vinculados al poder político de turno”, refiere.
En el estudio de Vida Silvestre y FARN, las primeras limitantes que saltan a la vista son las fallas en los procesos de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) y la desfinanciación sistemática de la Ley.
Según la norma, las provincias son las encargadas de dividir las áreas boscosas en zonas roja, amarillo y verde de acuerdo al uso de suelo permitido. A través de estudios técnicos y audiencias públicas, cada jurisdicción debe determinar cuáles son las áreas de bajo valor de conservación que podrían ser despejadas para usos productivos, cuáles pueden usarse de forma sustentable y cuáles no se pueden tocar. Dada la cambiante realidad del ecosistema, la Ley establece que estos ordenamientos sean actualizados cada cinco años. Sin embargo, esto no se ha cumplido en todas las provincias.
Chaco lleva diez años sin que se actualice el OTBN. Tiddi considera que el debilitamiento de la cobertura boscosa acumulado durante esta década debe ser considerado antes de categorizar un territorio. “Por el avance de la deforestación, los campos que antes quizás no eran tan importantes, hoy sí lo son y no se deben desmontar”.
Es por ello que los ambientalistas consideran que debe garantizarse la no regresión de un territorio con cierto nivel de protección a una categoría más baja. “A través de lobby y artilugios legales, los productores lograron recategorizaciones prediales. En toda la zona del bosque chaqueño entre el 2013 y el 2018 se dieron 53 permisos reconvertidos de zona amarilla a verde”, refiere Tiddi, representante de la agrupación Somos Monte.
En similar tono, desde Fundación Vida Silvestre y FARN señalan que algunas jurisdicciones facilitaron las recategorizaciones prediales, incluso con formularios web sin mayores requerimientos ni verificación en territorio.

La topadora sostiene aún sobre la pala el centenario algarrobo que acaba de voltear. La imagen es de enero de este año, en el oeste del Chaco. Foto: Greenpeace Argentina.

Este punto fue abordado por el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible Juan Cabandié en una entrevista con el portal Red/Acción en mayo. El funcionario expresó su intención en modificar la norma, ya que con la figura actual (con áreas verdes) “podría decirse que la Ley de Bosques está avalando la deforestación”.
El sábado 25 de julio reiteró su intención. Cabandié destacó que la provincia de Salta inicie 36 sumarios administrativos por cambios de uso de suelo ilegales y señaló que “necesitamos modificar la Ley de Bosques y avanzar en una política federal para su protección, manejo y conservación”. En esa línea, el Ministerio de Ambiente planea enviar al Congreso un proyecto de ley que modifique la Ley 26331 de Bosques nativos.
Para la diputada Natalia Morales, estas declaraciones de Cabandié deben materializarse en acciones. “Son intenciones, pero aún no hay nada garantizando. Es también responsabilidad del ministerio que se haya desmontado miles de hectáreas en cuarentena”, precisa.
La diputada chaqueña Gladis Cristaldo sigue también con atención las declaraciones de Cabandié, pero advierte la necesidad de otros cambios urgentes. En ese sentido, espera que en la Cámara Provincial de Chaco se debata pronto una reforma que transfiera las funciones de control y fiscalización del sector Producción hacia el de Ambiente. “El tema de la competencia del control es importante. Las tareas de fiscalización de los desmontes tienen que tener una mirada de conservación de los bosques. Actualmente, están en el sector Producción y no tiene esa mirada”, refiere.
Para conocer las revisiones a la Ley de Bosques, Mongabay Latam se comunicó con el Ministerio de Ambiente para conversar con algún vocero, pero hasta el cierre de esta edición no tuvimos acceso a una entrevista.

Recursos insuficientes
Desde la Dirección de Bosques del Chaco aseguran que vienen trabajando las áreas de Desarrollo Forestal, el Ministerio de Producción y la Secretaría de Ambiente para una pronta actualización del Ordenamiento Territorial tantos años postergado. “Se está trabajando en un nuevo proceso participativo, que saldrá en un tiempo. No sé si para este año, por las condiciones actuales, pero para principios del 2021 esperamos tener el Ordenamiento ya aprobado”, refiere Carrocino.
Respecto a las intenciones de Cabandié, el director de Bosques del Chaco considera que no es urgente una modificación general de la ley actual. Centra su preocupación en la dotación de mayores recursos económicos. “La Ley de Bosques es una herramienta que trajo muchos avances a la lucha contra la deforestación. Por supuesto que siguió la deforestación, pero no creo que haya que cambiarla, hay que mejorar aspectos fundamentales como el Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos”, indica.
En el diagnóstico referido antes, la Fundación Vida Silvestre y FARN encontraron que la financiación de la ley ha sido una barrera permanente para su implementación. Según la norma, el 0,3 % del Presupuesto Nacional debe destinarse a su ejecución. En sus 13 años esto nunca sucedió. Ni por asomo. Como refiere el estudio, desde la creación de la ley, no se registra un periodo donde haya superado el 10 % de lo acordado. Para este año, los fondos asignados suponen menos del 5 % del presupuesto que la norma establece.

Troncos de quebracho colorado y algarrobo se amontonan en una zona destinada a la actividad a la actividad agrícola. Foto: Fundación Vida Silvestre – @YawarFilms
Este fondo otorga recursos tanto a los propietarios de los bosques nativos para compensarlos en caso de que no realicen la actividad agropecuaria, y les da también los recursos a las provincias para pelear contra la deforestación. “Actualmente en Chaco, y en otras provincias de la región, el presupuesto no sirve para cubrir estas tareas”, refiere Carrocino.
En el citado informe se destaca que, si bien con la Ley de Bosques se dio una baja progresiva en la tasa anual de la deforestación en Argentina, los niveles de control ylas sanciones de las autoridades competentes son insuficientes. En 2018, el 50 % de la deforestación fue en zonas rojas o amarillas. Esto grafica que una parte significativa de la pérdida de bosques nativos responde a prácticas ilegales.
La pandemia del Covid-19 alteró la dinámica y los planes de trabajo de las organizaciones ambientales firmantes del Compromiso Gran Chaco 2030. Con pocas posibilidades de actuar en los territorios —hacer visitas de estudio, trabajos de campo y capacitaciones— y las dependencias administrativas estatales ralentizados, los activistas avizoran futuros inmediatos complejos para la conservación del ecosistema. “Aquella matriz productiva que impacta en el bosque y tuvo cierto detenimiento por la cuarentena, no va a querer tener más pérdidas, van a intensificar sus actividades”, dice Schneider de Codebona.

Habitante de pequeñas cuevas, el conejo de los palos o mara del Chaco (Dolichotis salinicola) es uno de los roedores más abundantes de la zona. Foto: Parques Nacionales.

Daniela Gomel, de la Fundación Vida Silvestre, apunta que “hay anuncios sobre exportaciones de commodities, que van desde la soja, también de la parte ganadera. Los indicios de intensificar la producción están”.
Precisamente, son las inquietudes sobre la reactivación económica las que hoy dominan la discusión pública. Mientras el gobierno argentino se reúne con empresarios y sindicalistas, avanza en la creación de un Consejo Económico y Social.
¿Cómo incluir el enfoque ambiental en el plan postpandemia?  “Hemos notificado al ministro del sector (Ambiente y Desarrollo Sostenible) la necesidad de incorporar el enfoque ambiental. Una mirada que incluya la conservación de los bosques y el manejo para una vida sostenible. Sin incorporar esta dimensión, tendremos una solución de muy corto plazo. Estaremos hipotecando nuestro futuro”, anota Gomel.

Imagen principal: Greeenpeace recorrió por aire El Impenetrable chaqueño y detectó siete topadoras deforestando en seis fincas. La organización ecologista advirtió que la deforestación acelera el cambio climático y aumenta el riesgo de inundaciones. 
Foto: Greeenpeace.
Fuentes: Blog del Proyecto Lemu-Mongabay

https://es.mongabay.com/2020/08/compromiso-gran-chaco-argentino-2030-desmontes-argentina/?mc_cid=f55110c138&mc_eid=38c894ac05




jueves, 23 de abril de 2020

Argentina: Durante la cuarentena se deforestaron más de 6.500 hectáreas


Greenpeace reveló que entre el 15 de marzo y el 15 de abril fueron arrasadas 211 hectáreas diarias.

El monitoreo de deforestación en el norte de Argentina que realiza Greenpeace, mediante la comparación de imágenes satelitales, reveló que entre el 15 de marzo y el 15 de abril se desmontaron 6.565 hectáreas, lo que equivale a la pérdida de 211 hectáreas por día.

Las provincias donde la organización ecologista realizó el monitoreo fueron Santiago del Estero (3.222 hectáreas desmontadas), Salta (1.194 hectáreas desmontadas), Formosa (1.132 hectáreas desmontadas) y Chaco (1.017 hectáreas desmontadas), ya que concentran el 80 por ciento de la deforestación del país.

“En las últimas tres décadas perdimos cerca de 8 millones de hectáreas y somos uno de los 10 países que más destruyen sus bosques. Es irresponsable y hasta suicida que, frente a la crisis sanitaria, climática y de biodiversidad que estamos sufriendo, se siga deforestando. Más desmonte significa más inundaciones, más desalojos de comunidades campesinas e indígenas, más desaparición de especies en peligro de extinción y más enfermedades. Es hora de que, de una vez por todas, paren las topadoras”, advirtió Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace.

Greenpeace lanzó una petición en su página web para que “los gobernadores de Salta (Gustavo Sáenz), Santiago del Estero (Gerardo Zamora), Chaco (Jorge Capitanich) y Formosa (Gildo Insfrán) decreten la emergencia forestal y prohíban los desmontes de manera inmediata para siempre. Destruir bosques es un crimen y no podemos perder ni una hectárea más. Deforestación Cero YA”

La organización ecologista destacó como uno de los casos más graves al desmonte de cerca de 130 hectáreas que, en plena cuarentena, se realizó en la finca San Francisco, ubicada en el departamento San Martín de la provincia de Salta, en el límite con Bolivia. Su dueño es el dirigente agropecuario Ignacio García del Río, presidente de la Sociedad Rural de Salta y miembro de la Asociación de Productores de Granos del Norte. Los desmontes en dicha estancia ya habían sido denunciados por Greenpeace en 2013.



Fuente: Diario La Capital (Rosario-Argentina) - 22 de Abril de 2020

jueves, 2 de abril de 2020

Deforestación



El Dios del Monte... muerto por el Dios del Hierro...

Cesar Rosso Neuenschwander

sábado, 16 de marzo de 2019

El drama de la selva amazónica de Perú, un paraíso destrozado por la minería ilegal



En el país andino, la perdida de bosques causada por esta actividad ilícita es la más alta de Sudamérica. Las autoridades anunciaron un megaoperativo para frenar las pérdidas.
Los bosques de la Amazonía Peruana se encuentran sumergidos en una profunda crisis. Durante el año 2018, la deforestación impulsada por la minería ilegal de oro alcanzó su pico histórico tras la pérdida de 9.280 hectáreas en Madre de Dios. Esta región ubicada al sureste no solo es la más degradada del país sino también de Sudamérica.
Así lo ha revelado el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP, por sus siglas en inglés), una iniciativa desarrollada por Amazon Conservation que desde el 2015 realiza un exhaustivo seguimiento de la selva en Perú a través de imágenes satelitales. Tan solo en los dos últimos años fueron arrasadas 18.440 hectáreas de bosques, un equivalente a 25.000 campos de fútbol.
Matt Finer, investigador principal de MAAP y uno de los responsables de la elaboración del informe, explicó que nunca antes se había realizado un trabajo de esta naturaleza. “Por primera vez tenemos una referencia histórica del tema. El estudio de CINCIA (Centro de Innovación Científica Amazónica) es un importante recurso para este caso”, dijo con relación a esta investigación sobre minería ilegal.

Después de Brasil, el territorio nacional amazónico más grande es el de Perú. Se trata de una de las áreas con mayor biodiversidad y endemismos del planeta, así como también una de las más diversas antropológicamente. Hay más de 14.000 especies de animales (8.000 son únicas), 300 de aves, 600 de insectos, 250 de reptiles, 2.000 de peces y 20.000 especies botánicas. Sin embargo, ante la expansión de la minería de oro ilegal, la selva ha sufrido una profunda destrucción del prístino bosque tropical y la contaminación de sus ríos con mercurio.
De acuerdo a los estudios de MAAP, el récord histórico de deforestación por esta causa se dio en el 2018, con 9280 hectáreas devastadas, la cifra más alta desde 1985. Solo un año antes, en el 2017, la extracción ilegal de oro ya había terminado con 9160 hectáreas.
“La deforestación por minería aurífera en la Amazonía sur peruana ha alcanzado niveles históricos máximos tanto en el 2017 como en el 2018”, señala el informe que centra su evaluación en las regiones de Madre de Dios, Cusco y Puno, sobre el análisis de unas 500 imágenes en alta resolución.
Finer aclaró que se evaluaron las imágenes captadas por el satélite durante los años 2017 y 2018, y que se digitalizaron los nuevos registros de deforestación causados por la minería aurífera. Además, precisó que se tomaron en cuenta las alertas tempranas que registra el Programa Nacional de Bosques del Ministerio del Ambiente de Perú

El megaoperativo

Frente a este escenario de pérdidas naturales masivas, el Gobierno inició el despliegue de 1.500 agentes de la policía y de las fuerzas armadas en La Pampa, la zona más castigada de Madre de Dios. La operación denominada “Mercurio 2019” durará dos semanas y tiene como objetivo erradicar la minería en la zona de forma permanente, así como otras actividades como el tráfico de drogas y la trata de mujeres, según el ministro de Energía y Minas, Francisco Ismodes, en un comunicado.  
Durante décadas, La Pampa fue un área de minería aluvial de oro a pequeña escala, pero en los últimos años ha crecido rápidamente para convertirse en la mayor fuente de oro ilegal del país a medida que las bandas criminales financiaban operaciones a escala industrial.
La región de Madre de Dios produjo 10.000 kilos de oro el año pasado, lo que representa el 7,1 por ciento de la producción de oro de Perú. La expansión ha convertido decenas de miles de hectáreas de selva tropical en un terreno baldío y las operaciones han comenzado a invadir la reserva natural de Tambopata, una de las áreas con mayor diversidad biológica del mundo.
En declaraciones a los medios de La Pampa, el ministro del Interior, Carlos Morán, explicó que “la policía estará estacionada en el área para reforzar la seguridad durante un período de seis meses” y añadió que “el objetivo es transformar la economía local con la introducción de actividades sostenibles en los próximos dos años”.
También se establecerán tres bases militares. El Ministerio de Mujeres ha puesto bajo custodia a más de 30 niñas adolescentes, algunas de las cuales tenían solo 14 años, que trabajaban en burdeles y bares en La Pampa.
Fuentes:
– La deforestación por minería ilegal alcanza niveles históricos en Perú / rpp.pe
– Perú busca terminar con la mayor zona de minería ilegal de oro / Perfil
Fuente: Foro Ambiental - 26 de Febrero de 2.019

El consumo de papel higiénico en EEUU está acabando con los bosques del norte de Canadá


Una parte importante de los bosques centenarios del norte de Canadá se está yendo, literalmente, por el caño. Y eso sucede en gran medida en los baños y los drenajes de las ciudades estadounidenses.

Estados Unidos consume más papel higiénico que ningún otro país, en parte por la muy arraigada práctica de utilizarlo a enorme escala en sus cuartos de baño, lo que supone un consumo de recursos enorme.

Y en todo ello, más allá de sus beneficios o el confort que aporta el uso de ese papel cuando la persona hace sus necesidades, es indudable que la producción y consumo de ese producto implica la tala y el procesamiento de ingentes cantidades de árboles. Al grado que, como se comenta en Motherboard, la explotación de los bosques en la zona boreal de Canadá para obtener de ellos la materia prima del papel higiénico y similares está afectando de modo importante el ecosistema y a las comunidades indígenas de esas regiones canadienses.

De acuerdo al reporte ‘The Issue With Tissue’, subtitulado ‘cómo los estadounidenses están arrojando bosques por los toilets’, producido por la organización National Resources Defense Council (NRDC), la industria del papel higiénico y los pañuelos genera ganancias de 31,000 millones de dólares en Estados Unidos, país que consume el 20% de toda su producción. En consecuencia, la industria de explotación forestal en el norte de Canadá consume más de un millón de acres anuales, y aunque no todo ello es para producir papel higiénico, esa actividad es una parte importante y controversial, pues suena definitivamente distinto el aprovechamiento de madera para cuestiones duraderas (como la construcción de viviendas, muebles y demás) que el uso efímero que acaba en el toilet.

Y eso sin añadir las implicaciones del vertido de inmensas cantidades de ese papel en los drenajes y los sistemas de tratamiento de aguas residuales en Estados Unidos.

Al año, el estadounidense consume en promedio la enorme cantidad de 141 rollos de papel higiénico, la mayor a escala global. Le siguen los alemanes con 134 rollos y los británicos con 127. Esas tres naciones son las que más las consumen per cápita de lejos pues en Japón el promedio es 91 rollos anuales per cápita, en Francia 71 y en Brasil 38. Las razones de las diferencias son variadas, con componentes económicos y culturales incluidos, pero en todo caso en lo relacionado al consumo en sí, el uso de papel higiénico en tales cantidades impacta fuertemente a los bosques de donde se extrae la materia base de esa industria.

La afectación a los bosques, se indica en el citado reporte, se origina porque para producir el papel higiénico que prefieren los estadounidenses se recurre a una pulpa suave obtenida de coníferas como las piceas, altas y muy longevas. Eso genera el fenómeno conocido como “del árbol al toilet” que, cuando se produce a niveles muy amplios afecta severamente los bosques respectivos. Y ciertamente la imagen de que majestuosos bosques centenarios acaben vertidos en las cañerías a causa de un consumo desmesurado de papel higiénico es ciertamente punzante.

Según NRDC, muchos de los principales fabricantes de papel higiénico –como Georgia-Pacific, Kimberly-Clark y Procter & Gamble– prefieren consumir esas pulpas suaves y no otros productos o materiales reciclados. En cambio, una vía para mitigar el impacto de este proceso en los bosques es el uso de material reciclado en papel higiénico y pañuelos, como hacen empresas del sector como Green Forest y Natural Value. NRDC afirma que si las tres primeras empresas siguieran el camino de las dos segundas, se salvarían miles y miles de áreas boscosas, y se evitaría el daño a los ecosistemas y las cerca de 600 comunidades originarias que viven en esa zona de Canadá.

Fuente: Yahoo Noticias - 28 de Febrero de 2.019