Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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lunes, 6 de enero de 2025

El Cielo como Calendario: Astronomía y Cosmovisión en las Civilizaciones Prehispánicas




Para las civilizaciones prehispánicas de Mesoamérica, el cielo no era simplemente un espacio vacío sobre sus cabezas, sino un mapa complejo y sagrado que reflejaba y predecía los eventos terrestres. La observación minuciosa de los astros, el sol, la luna, las estrellas y los planetas, les permitió desarrollar un profundo conocimiento astronómico que se entrelazó inextricablemente con su cosmovisión, su agricultura y su organización social. Este post explorará la relación entre el cielo como mapa, las constelaciones y su influencia en la vida de estas culturas.

1. El Sol, la Luna y el Ciclo Agrícola:

El sol y la luna eran los astros más importantes, regulando el ciclo agrícola que era fundamental para la supervivencia. Los mayas, por ejemplo, desarrollaron un calendario solar de 365 días y un calendario ritual de 260 días, ambos interconectados para predecir los cambios estacionales y planificar las siembras y cosechas. La observación precisa de los solsticios y equinoccios les permitía determinar los momentos óptimos para el cultivo de sus alimentos.

2. Las Constelaciones y el Tiempo:

Las constelaciones no solo servían para orientarse, sino también para medir el tiempo y predecir eventos importantes. Los mayas identificaban constelaciones específicas asociadas con lluvias, sequías, o la aparición de ciertas plantas. Estas observaciones astronómicas les permitían anticiparse a las variaciones climáticas y adaptar sus actividades agrícolas en consecuencia. Algunas constelaciones también estaban relacionadas con eventos rituales y mitológicos.

3. Venus y la Guerra Sagrada:

El planeta Venus tenía una importancia particular para algunas culturas mesoamericanas, especialmente para los mayas y los aztecas. Su aparición matutina y vespertina era interpretada como un presagio de eventos importantes, incluyendo la guerra. Los ciclos de Venus eran utilizados para determinar fechas propicias para iniciar campañas militares, consideradas "guerras sagradas" con un significado religioso y político.

4. La Cosmovisión y el Orden Cósmico:

La astronomía estaba profundamente ligada a la cosmovisión de estas culturas. El cielo era visto como un reflejo del orden cósmico, donde los astros representaban a las deidades y sus interacciones. Los movimientos celestes se interpretaban como mensajes divinos que guiaban las decisiones políticas, sociales y religiosas. La comprensión del cosmos era fundamental para mantener el equilibrio y la armonía en el mundo terrenal.

5. Ejemplos específicos de constelaciones y su significado:

- La Vía Láctea: A menudo asociada con un río celestial o un camino de las almas.
- Pléyades: Asociadas con la lluvia y la fertilidad en diversas culturas.
- Orión: En algunas culturas, representaba a un cazador o una deidad relacionada con la guerra.

Datos adicionales:

- La precisión de los calendarios mesoamericanos es asombrosa, mostrando un profundo conocimiento de los ciclos astronómicos.
- Los observatorios astronómicos, como el de Chichén Itzá, demuestran la importancia que la astronomía tenía para estas culturas.
- La astronomía prehispánica influyó en el desarrollo del arte, la arquitectura y la religión.


Fuente
FB Lo que no sabías


domingo, 11 de octubre de 2020

Los 10 días de Octubre que nunca existieron...





En el año 46 a. de C. Julio César terminó con el calendario lunar e instituyó el uso del calendario juliano, un calendario solar que establecía la duración del año en 365,25 días, y contenía meses de 30 y 31 días, excepto febrero que tenía 28 días y 29 en los años bisiestos. Pero el astrónomo encargado de calcular la duración del año se pasó 11 minutos y 14 segundos.

En aquel momento, el error no tuvo ninguna importancia, pero a mediados del siglo XVI el calendario llevaba 10 días de adelanto a las estaciones. En 1582 el papa Gregorio XIII (1502-1585) ordenó revisar el calendario, que pasó a ser conocido como gregoriano, y ese año se suprimieron los días comprendidos entre el 5 y el 15 de octubre.

Un ejemplo de las consecuencias que tuvo este ’salto’ al futuro fue Teresa de Jesús, que murió el 4 de octubre de 1582 y fue enterrada el día 15 del mismo mes, aunque en realidad era el día siguiente.

También tenemos el ejemplo de Cervantes y Shakespeare. Cervantes murió, oficialmente, el 23 de abril de 1616 -del calendario gregoriano, que ya regía en España-. Shakespeare también lo hizo, en efecto, el 23 de abril del calendario juliano (3 de mayo en el gregoriano), vigente todavía en Inglaterra. Es decir, diez días más tarde, que como coincidencia no deja de ser notable.

Se cuenta que la gente salió a las calles indignada formando lo que hoy día llamaríamos masivas manifestaciones: por que les habían quitado diez días de vida.

Fuente: Culturizando

viernes, 24 de julio de 2020

Dionisio el Exiguo, el matemático que inventó el sistema a.C./d.C. y desconocía el número cero

Tabla Pascual en la iglesia de San Etienne de Perigueux

Uno de los principales quebraderos de cabeza para todo aquel que intenta calcular aniversarios de eventos que sucedieron, por ejemplo, en el antiguo Egipto o la antigua Grecia, es la inexistencia en nuestro cómputo de un año cero.

La numeración pasa directamente del año 1 a.C. al año 1 d.C., lo que hace que haya que sumar un año adicional a la cuenta. Así, el 2.500 aniversario de la Batalla de Maratón (año 490 a.C.) fue en 2011 y no en 2010 a pesar de todos los festejos que se organizaron éste último año.

La culpa de que no exista un año cero es de un monje y matemático bizantino que había nacido hacia el año 470 en la región de Escitia Menor, y que vivía en una comunidad monástica en la ciudad de Tomis (la actual Constanza en Rumanía).

Curiosamente la misma ciudad donde 453 años antes había muerto el poeta romano Ovidio. Se llamaba Dionisio y las fuentes posteriores, a partir del siglo VIII, le llaman Dionysius Exiguus (el exiguo o el pequeño).


El problema venía de antiguo, y tenía que ver con el Computus paschalis, es decir, el cálculo de la fecha en que debía caer cada año la Pascua, el día en que los cristianos celebran la resurrección de Jesús.

Durante siglos diferentes computistas utilizaron cálculos propios y ciclos lunares desiguales, con lo que dependiendo del lugar la Pascua se celebraba en diferentes días.

Dionisio, que desde el año 500 ya vivía en Roma y era miembro de la Curia Romana (los órganos de gobierno de la Iglesia) decidió poner fin al problema y calcular la fecha de la Pascua para varios años en adelante.

Como la fecha de la Pascua dependía de los ciclos lunares, había que calcular el periodo de tiempo en que un determinado número de meses sinódicos (los 29,53 días que hay entre dos fases similares de la luna) coincidía con un cierto número de años solares (365,25 días).

Para ello utilizó el ciclo metónico de 19 años, llamado así por el astrónomo griego Metón quien, en 432 a.C., ya señaló que había una coincidencia entre los períodos orbitales de la Tierra y la Luna, de modo que cada 19 años las mismas fechas del año se correspondían con las mismas fases de la Luna.

Parece que los mesopotámicos ya conocían esto desde el siglo VI a.C. y lo utilizaban para predecir eclipses. Dionisio pudo calcular así las fechas de la Pascua para los 95 años siguientes.

Mapa de Escitia Menor

Sin embargo en sus tablas de fechas pascuales Dionisio utilizaba una forma de contar los años denominada era diocleciana. Se usaba principalmente en Alejandría, desde donde se difundió su uso a todo el mundo cristiano, y hacía comenzar el año 1 en el día de la coronación del emperador Diocleciano (29 de agosto de 284 d.C.).

Al mismo tiempo seguía vigente la costumbre romana de identificar los años por el nombre de los cónsules que ocupaban el cargo ese año, y así Dionisio declara que el año en que escribe sus tablas es el del consulado de Probo (hubo cónsules hasta el año 534 d.C. en Roma y hasta 541 d.C. en Constantinopla).

El papa Hormisdas (otros dicen que Juan I) se dio cuenta de que se seguían tomando como referencia los años dioclecianos, precisamente en recuerdo de Diocleciano, un emperador que había perseguido a los cristianos, y ordenó a Dionisio reformar el calendario para establecer una nueva forma de contar e identificar los años.

Es cierto que, desde el siglo II, algunos obispados de la parte oriental del imperio ya contaban los años desde el nacimiento de Cristo, pero no se ponían de acuerdo en la fecha correcta.

Así que en 525 d.C. Dionisio calculó la fecha del nacimiento de Jesús, para lo cual se basó en el reinado de Herodes I el Grande y en la fecha de la fundación de Roma.

Dedujo que Jesús había nacido en el año 754 Ab Urbe Condita (desde la fundación de Roma), aunque cometió varios errores de cálculo que le hicieron desviarse entre 4 y 7 años (sabemos, por ejemplo, que Herodes murió en 750 ab urbe condita).

Representación del Ciclo Metónico de 19 años

En cualquier caso hizo coincidir el año 1 del año del Señor (Anno Domini) con el 754 Ab Urbe Condita, y estableció el sistema que identifica a los años anteriores a esa fecha como a.C. (antes de Cristo) y los posteriores como A.D. (Anno Domini, en castellano d.C., después de Cristo).

Así, la fecha de la fundación de Roma pasaba a ser el año 753 a.C. (y no 754 a.C. precisamente porque no hay año cero).

Y es que Dionisio no introdujo un año cero, de modo que, como decíamos al principio, se pasa directamente del año 1 a.C. al año 1 d.C.

El motivo pudo ser que, tanto Dionisio como el resto de eruditos altomedievales desconocían el número cero, que no sería introducido en Europa por los árabes (quienes lo tomaron de India) hasta después del año 1000.

Otros expertos opinan que en realidad no introdujo un año cero precisamente porque el cero representa la nada y no tiene extensión alguna.

De todos modos el sistema a.C./d.C. inventado por Dionisio no se popularizaría hasta mucho más tarde, cuando el monje Beda el Venerable lo utilizó para fechar los sucesos de su Historia eclesiástica del pueblo de los anglos en el año 731.

Sería Beda precisamente el primero en usar la expresión ante vero incarnationis dominicae tempus (es decir, el tiempo antes de la encarnación verdadera del Señor), para identificar los años anteriores al año 1 Anno Domini.

Luego sería Alcuino de York quien introduciría el sistema en el imperio Carolingio, cuando fue llamado a Aquisgrán por Carlomagno en 782, popularizando y difundiendo su uso en todo occidente.

La expresión ante Christum (a.C.) tendría que esperar todavía hasta 1627, cuando la introdujo el jesuita francés Denis Pétau. En Oriente el sistema no se comenzaría a utilizar hasta el siglo XVI.

Fuente: Nuestras Charlas Nocturnas Actualidad, Opinión, Novedades.

https://nuestrascharlasnocturnas.wordpress.com/2020/06/28/dionisio-el-exiguo-el-matematico-que-invento-el-sistema-a-c-d-c-y-desconocia-el-numero-cero/


martes, 1 de enero de 2019

La Primera vez que se celebró un Primero de Enero



El 1 de enero del año 45 a. C. se celebró por primera vez el día de Año Nuevo. Esta celebración nació al establecer Julio César el calendario Juliano, siguiendo el consejo del astrónomo y filósofo alejandrino Sosígenes, quien para corregir el imperfecto calendario romano, le dijo que añadiese 67 días al año 46 a. C. Según los cálculos de este astrónomo, la revolución solar fue fijada en 365 días y seis horas, resultado de alta aproximación, con un pequeñísimo margen de error, dados los rudimentarios instrumentos de la época, ya que el error absoluto fue sólo de 11 minutos y 9 segundos al año. Es decir, menos de un segundo por día.

Durante la Edad Media se perderá esta celebración, pero, en el año 1582 -y tras implantar el actual calendario Gregoriano-, el 1 de enero será nuevamente restaurado como el día de Año Nuevo.