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miércoles, 3 de noviembre de 2021

Greta Thunberg: las 5 ideas más impactantes de la activista sueca




1. “El cambio climático no es solo una amenaza, es, sobre todo, una oportunidad”.

Cuando Thunberg inició su discurso días atrás en la Cumbre Pre-COP26 para apelar a los líderes, una vez más, a priorizar la protección del planeta, había un tono de esperanza en su voz cuando explicó que la crisis climática no debe verse como un problema solo, sino como una oportunidad. Incluso continuó diciendo que con la innovación, la cooperación y la creación de empleos verdes, las cosas pueden cambiar.

“El cambio climático no es solo una amenaza, es, sobre todo, una oportunidad para crear un planeta más saludable, más verde y más limpio que nos beneficie a todos. Debemos aprovechar esta oportunidad“, remarcó la activista.

2. “Bla, bla, bla... Esto es todo lo que escuchamos de nuestros supuestos líderes, palabras”.

Reiterando el mensaje que había amplificado solo una semana antes de la cumbre en la huelga mundial de jóvenes por el clima, la joven de 18 años destacó que los líderes mundiales deben finalmente poner sus palabras en acción. También subrayó que “fingen que nos están escuchando, pero no lo están”, al explicar que los líderes mundiales han usado palabras para encubrir su inacción ante la crisis.

“Bla, bla, bla... Esto es todo lo que escuchamos de nuestros supuestos líderes, palabras. Palabras que suenan muy bien, pero hasta ahora, no han llevado a ninguna acción. Nuestras esperanzas y sueños se ahogan en sus palabras vacías y sus promesas“, advirtió.

Thunberg considera que las cumbres no llevarán a alcanzar los objetivos para atajar la crisis climática a menos que haya presión de la gente (REUTERS)
Thunberg considera que las cumbres no llevarán a alcanzar los objetivos para atajar la crisis climática a menos que haya presión de la gente (REUTERS)
3. “La crisis climática es, por supuesto, solo un síntoma de una crisis mucho mayor”.

Thunberg se tomó un momento para reconocer que “el cambio climático es el resultado de un problema social más profundo, más específicamente, una crisis de desigualdad que ha sido totalmente provocada por el hombre y que se remonta a siglos”. El punto que destaca aquí es que el mundo no puede enfrentar el cambio climático solo, sino que debe simultáneamente tomar medidas enérgicas contra las desigualdades e injusticias sociales que han ayudado a definir la crisis climática y a quienes sufren mucho como resultado de ella.

“La crisis climática es, por supuesto, solo un síntoma de una crisis mucho mayor -sostuvo-. Una crisis basada en la idea de que unas personas valen más que otras y, por tanto, tienen derecho a explotar y robar la tierra y los recursos de otras personas. Es muy ingenuo creer que podemos resolver esta crisis sin enfrentarnos a sus raíces“.

4. “La falta de acción intencional de nuestros líderes es una traición”.

Esto es lo que dijo Thunberg antes de entrar en una lista detallada de todas las formas en que los líderes mundiales se habían contradicho al prometer cambios, pero no implementarlos. Continuó diciendo que los líderes habían continuado otorgando licencias petroleras e invirtiendo en minas de carbón mientras se “felicitaban descaradamente a sí mismos” por el muy poco trabajo que han hecho para proteger el planeta.

“La falta de acción intencional de nuestros líderes es una traición. Las personas en el poder no pueden afirmar que lo están intentando porque claramente no es así”, subrayó.

5. “Ya no podemos dejar que las personas en el poder decidan qué es la esperanza”.

La joven activista dio fin a sus declaraciones recordándoles a los jóvenes presentes el poder que tienen. Hizo hincapié en que mientras el mundo espera que los líderes “hagan lo que predican”, el poder de actuar y pedir un cambio sigue estando en manos de la gente. Terminó su discurso diciendo: “Podemos hacer esto, estoy absolutamente convencida de que podemos, pero comienza con la gente, con la acción y comienza ahora”.

“Ya no podemos permitir que las personas en el poder decidan qué es la esperanza. La esperanza no es pasiva. La esperanza no es ‘bla, bla, bla’. La esperanza dice la verdad y siempre viene de la gente“, concluyó.

Fuente: Infobae

sábado, 25 de septiembre de 2021

La juventud en todo el mundo volvió a las calles para luchar contra la crisis climática

Exigen medidas urgentes que eviten un futuro desastroso. Es la mayor protesta por este tema desde el inicio de la pandemia del COVID-19.



Los jóvenes de todo el mundo empezaron a salir a las calles el viernes para exigir medidas urgentes que eviten el desastroso cambio climático, en su mayor protesta desde el inicio de la pandemia del COVID-19. Atenas, Berlín, Budapest, México DF, Milán, Viena, Zurich, Varsovia, Estambul y muchas otras ciudades se unieron a la consigna de Fridays for Future.

La huelga tiene lugar cinco semanas antes de la cumbre COP26 de la ONU, cuyo objetivo es conseguir una acción climática más ambiciosa por parte de los líderes mundiales para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta.

La manifestación del viernes marca el regreso presencial de las protestas climáticas de los jóvenes, que en 2019 sacaron a más de seis millones de personas a las calles, antes de que la pandemia del COVID-19 detuviera en gran medida las reuniones masivas y empujara parte de la acción a internet.




“Todo el mundo habla de hacer promesas, pero nadie cumple su promesa. Queremos más acción”, dijo Farzana Faruk Jhumu, de 22 años, una joven activista climática de Dacca, Bangladesh. “Queremos trabajo, no sólo promesas”.

Las manifestaciones comenzaron en Asia y estaban previstas en más de 1.500 lugares, según el movimiento juvenil Fridays for Future. Sólo en Alemania, los organizadores esperaban que cientos de miles de personas asistieran a más de 400 manifestaciones.

“Ha sido un año y medio muy extraño con esta pandemia. Pero, por supuesto, la crisis climática no ha desaparecido”, dijo la activista sueca Greta Thunberg. “Es todo lo contrario: ahora es incluso más urgente que antes”.


La idea de una “huelga climática” mundial se inspiró en la protesta en solitario de la activista sueca Greta Thunberg en Estocolmo hace tres años. La protesta de la adolescente se convirtió en un movimiento de masas hasta que la pandemia de coronavirus puso fin a las grandes reuniones. Los activistas han comenzado recientemente a organizar reuniones más pequeñas. Se espera que miles salgan a las calles en Berlín, Milán y otras grandes ciudades.

Un informe histórico de la ONU sobre ciencia climática advirtió en agosto que la actividad humana ya ha provocado alteraciones climáticas durante décadas, pero que una acción rápida y a gran escala para reducir las emisiones aún podría evitar algunos de los impactos más destructivos.


Hasta ahora, los gobiernos no tienen previsto reducir las emisiones con la suficiente rapidez para lograrlo.

Las Naciones Unidas dijeron la semana pasada que los compromisos de los países harían que las emisiones mundiales fueran un 16% más altas en 2030 que en 2010, muy lejos de la reducción del 45% para 2030 necesaria para limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados.

Alemania


Miles de activistas ambientales participaron el viernes en una manifestación frente al Parlamento de Alemania, dos días antes de que el país celebre una elección nacional para exigir que los políticos tomen medidas más contundentes para frenar el cambio climático.

Thunberg habló frente a la manifestación de Berlín. Los activistas alemanes se han referido a las elecciones del 26 de septiembre como la “votación del siglo”, argumentando que la decisión que tome el próximo gobierno influirá en los esfuerzos del país para abordar el cambio climático en las próximas décadas. El asunto ha sido un tema importante durante la campaña electoral.


“Sí, debemos votar y ustedes deben votar. Pero no olviden que el voto solo no bastará. Debemos continuar saliendo a la calle y exigiendo a nuestros dirigentes que tomen medidas concretas a favor del clima”, lanzó la activista sueca.

“Está más claro que nunca que los partidos políticos no están haciendo lo suficiente. Pero hay algo aún peor. Ni siquiera proponen compromisos suficientes para respetar el Acuerdo de París” para reducir el calentamiento global, agregó.

En su discurso, Thunberg también afirmó que la clase política está fallándoles a las jóvenes generaciones: “Necesitamos activistas del clima, y pedimos cambios reales, porque debemos recordar que el cambio es no solamente posible, es también urgentemente necesario”.

El mitin del viernes fue un evento multigeneracional que atrajo tanto a participantes en edad escolar como a adultos. Rene Bohrenfeldt, un experto en tecnologías de la información que participó en la manifestación en Berlín, dijo esperar que los alemanes mayores consideren el tema cuando sufraguen el domingo.

“La mayoría de los votantes tienen más de 50 años y determinan el resultado de las elecciones”, dijo Bohrenfeldt, de 36 años. “Pido a todas las abuelas para que tomen la decisión correcta para el clima y para sus nietos”.

Reino Unido

La policía británica detuvo el viernes a 39 personas después de que activistas ecologistas bloquearan el viernes el acceso al puerto británico de Dover, provocando importantes perturbaciones en este importante acceso del comercio marítimo con la Unión Europea.

Los activistas pertenecen al grupo Insulate Britain, que ya había efectuado bloqueos en la periferia de Londres recientemente, y que reclama una mejora del aislamiento de las viviendas en el Reino Unido para luchar contra el cambio climático.

Unos 40 manifestantes habían cortado la autopista A20 cerca del principal puerto británico en el Canal de la Mancha, que se extiende entre las costas inglesas y francesas.


Estas acciones, que se añaden a una serie de manifestaciones del grupo ecologista Extinction Rebellion, se producen semanas antes de la conferencia sobre el clima COP26, a principios de noviembre en Escocia.

Italia

La Semana de la Moda de Milán abrió su tercer día de desfiles previos para la próxima primavera y verano con el telón de fondo de miles de jóvenes manifestantes ambientales que critican a la industria el viernes por sus formas derrochadoras y contaminantes.


La pregunta que se cierne sobre la semana de la moda es si, después de 19 meses, la pandemia de coronavirus ha provocado cambios reales en un sistema que ha girado en torno a cuatro temporadas de prêt-à-porter al año, además de cruceros y alta costura. Sí, los programas están socialmente distanciados y se admiten menos editores que nunca. Pero con las empresas compitiendo para restaurar las ventas a niveles previos a la pandemia, uno se pregunta: ¿se están produciendo cambios más profundos?

Los carteles de la marcha climática en el corazón de Milán instaban a “Vestir el cambio”, un eslogan dirigido a la segunda industria más contaminante después de la energía. “Todo el mundo quiere estar caliente, pero la Tierra no es uno de ellos”, decía otro cartel.

Filipinas


Según reporta The Guardian, cerca de un centenar de jóvenes con máscaras se reunieron en una de varias manifestaciones en apoyo de la huelga climática global del movimiento internacional Fridays for Future.

Filipinas es el país más vulnerable del mundo a los impactos climáticos, según un informe de 2019 del Instituto para la Economía y la Paz, en riesgo de eventos climáticos extremos como los super ciclones. Unicef ha advertido que la nación insular es uno de los 33 países donde los niños enfrentan un futuro “inimaginablemente terrible” debido a múltiples desastres climáticos.




La activista climática filipina Mitzi Jonelle Tan, de 22 años, dijo: “Estamos analizando las raíces sistémicas de la crisis climática. En Filipinas, nos centramos en la adaptación. Aparte de los drásticos recortes de emisiones que debemos exigir al norte global, nuestro país ahora tiene que ser capaz de adaptarse a la crisis climática “.

Los manifestantes se reunieron junto a una controvertida playa artificial, creada en 2020 para el beneficio de la salud mental de los residentes de Manila, pero ampliamente criticada como una amenaza para el medio ambiente y la salud de las personas. La playa es arrastrada regularmente, lo que requiere nuevos y costosos vertederos de arena.

Fuente: Infobae - 24 de Septiembre de 2021.

https://www.infobae.com/america/medio-ambiente/2021/09/24/la-juventud-en-todo-el-mundo-volvio-a-las-calles-para-luchar-contra-la-crisis-climatica/?fbclid=IwAR2d17FB2UpsK9xIuiyRTtjrabtB6ERyKuLtwQw3KCxOVlEoZNQESSVIwzw

Con información de Reuters, AFP y AP

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Greta versus el Mundo Adulto



¿Por qué mucha gente (adulta) cuestiona a Greta (niña)?
"¿Quién mueve sus hilos?", preguntan quienes consideran que una niña no puede pensar por sí misma, que sólo puede ser una marioneta de alguien más... "¿Quién estará detrás de ella?" se pregunta el adultocentrismo.
Es cierto: una niña blanca de clase acomodada tuvo más prensa que muchas otras militantes ambientalistas latinoamericanas con mayor trayectoria. ¿Pero de quién es la culpa de eso? Parece que el mundo adulto se refiere a sí mismo...
No soportan su firmeza, su indignación, su tono... Tal vez lo que no soportan es que una niña de 16 años nos diga lo que todos ya sabemos pero no nos animamos a decir con la misma fuerza; que ella solita con su voz quebrada desenmascare el absurdo del capitalismo que lleva al planeta a su autodestrucción. Ella no entiende la falta de conciencia del mundo adulto. ¿Cómo es posible que no hagamos nada?
Critican sus fotos con personajes polémicos del mundo adulto. Ella se reunió con el poder, y nunca dejó de decirles lo que pensaba. Y si tal vez no tuvo una "estrategia mediática", ¿será porque sólo es una niña de 16 años?
Critican su falta de profundidad política. ¡Es una niña de 16!
De un lado y de otro, el mundo adulto la cuestiona y le exige pureza. ¿Será que en el fondo tenemos miedo a las infancias protagónicas y activistas? ¿Adónde nos llevarán esas niñeces con su ausencia de estructuras adultas?
Greta nos abre un camino, el de conocer a las otras, a las más invisibles, a las niñas campesinas, a las niñas indígenas, a las jóvenes activistas. No dejemos pasar esta oportunidad.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Greta Thunberg, en el debate de jóvenes de la COP25: “La emergencia climática no es un problema futuro, ya nos impacta”

La activista sueca intervino por primera vez en el marco de la Cumbre en Madrid, pero habló poco y optó por ceder el micrófono a otros adolescentes para que sus voces y problemas también sean escuchados.



La emergencia climática “no es un problema futuro, es algo que nos está afectando ya”, aseguró este lunes la joven activista sueca Greta Thunberg, en su primera intervención en el marco de la Cumbre del Cambio Climático (COP25) que se celebra en Madrid.
En un debate dedicado a los jóvenes y junto a varios activistas de diferentes zonas del mundo, la joven sueca dijo que “la gente está sufriendo” ya las inclemencias climáticas y, por ello, no se puede esperar.
Thunberg, que ha causado un gran revuelo mediático en esta Cumbre, cedió la palabra a los jóvenes activistas invitados al acto ya que, según dijo, “sus historias deben ser escuchadas” en un contexto como este “donde somos objeto de tanta atención mediática”.
Como todas las veces que ha intervenido la joven, la expectativa generada en los medios de comunicación ha sido enorme y se ha generado una gran cola de periodistas para entrar en la sala de prensa. “Hemos notado cierta atención. Y creemos que es nuestra responsabilidad moral usar esta atención para dar voz a aquellos que necesitan contar sus historias”.
En otro momento de su intervención, la activista se refirió a los pueblos indígenas a los que, según dijo, es “muy importante que les escuchemos”.
Los pueblos indígenas “están sufriendo” y son los más afectados por la violencia, los que están más expuestos a “las consecuencias del cambio climático, ya que tienen que estar en equilibrio con la naturaleza”.
“Por esa tenemos que ayudarles, porque son muy valiosos por su conocimiento” de la naturaleza, “algo que nos puede ser útil” para luchar contra el cambio climático, subrayó.

Fuente: INFOBAE (Buenos Aires) - 9 de Diciembre de 2019.(Con información de EFE y Europa Press)

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Greta Thunberg y Aminetu Haidar son distinguidas con el Nobel Alternativo

La activista medioambiental sueca Greta Thunberg, Aminetu Haidar, conocida como la "Gandhi saharaui", el líder indígena yanomami Davi Kopenawa y a la abogada china Guo Jianmei fueron distinguidas con el Nobel Alternativo.


La activista medioambiental sueca Greta Thunberg y Aminetu Haidar, conocida como la "Gandhi saharaui", fueron distinguidas este miércoles por la fundación Right Livelihood Award con el denominado Nobel Alternativo.

El galardón, fallado en Estocolmo y que distingue a cada uno de los ganadores con 1 millón de coronas suecas (103,000 dólares), premió este año también al líder indígena yanomami Davi Kopenawa (Brasil) y a la abogada china Guo Jianmei.

Thunberg, de 16 años, ha "inspirado" y "amplificado" las demandas políticas "por una acción climática urgente que refleje hechos científicos", convirtiéndose en la "voz poderosa" de toda una generación de jóvenes, resaltó el fallo del jurado.

La adolescente sueca comenzó en septiembre del año pasado una huelga escolar frente al Parlamento sueco pidiendo medidas contra el cambio climático a los políticos, dando origen al movimiento "FridaysForFuture" (Viernes por el Futuro).

Thunberg fue recibida por líderes mundiales y ha intervenido en conferencias al más alto nivel, como la Cumbre de Acción Climática del pasado lunes en la sede de Naciones Unidas, en la que acusó a los jefes de Estado y de Gobierno de no hacer lo suficiente para revertir la crisis climática.

En el caso de Haidar el fallo enfatiza "su firme acción no violenta, a pesar de la prisión y la tortura, en busca de la justicia y la autodeterminación" para su pueblo, así como su dignidad y su voluntad.

Desde su juventud Haidar ha organizado manifestaciones, documentado casos de torturas y protagonizado varias huelgas de hambre para llamar la atención sobre la situación del pueblo saharaui, resalta el fallo.

Fundadora y presidenta del Colectivo de los Defensores Saharauis de Derechos Humanos (CODESA), se hizo muy conocida en 2009 por la huelga de hambre de un mes en el aeropuerto de la isla de Lanzarote (España) para protestar por su expulsión de El Aaiún (Sahara Occidental) y la retirada de su pasaporte por Marruecos.

"A los saharauis les han prometido de forma repetida el derecho de autodeterminación la ONU, España y Marruecos. Pero han pasado más de 40 años sin que se haya celebrado un referendo y la comunidad internacional ha permanecido indiferente o ha sido cómplice con la ocupación", según el jurado.

La elección de Kopenawa y la asociación Hutukara Yanomami, fundada por él mismo en 2004, premia su lucha "valiente" para proteger los bosques y la biodiversidad del Amazonas y las tierras y cultura de los pueblos indígenas.

Su territorio es una de las reservas de diversidad genética más importantes del planeta, pero las presiones para explotar los recursos del Amazonas provocaron la invasión de sus tierras, que diezmaron al 20 % de su población en las dos últimas décadas del pasado siglo, y la amenaza está aumentando de nuevo.

Considerada una de las abogadas de derechos humanos más reconocidas de China, a Guo Jianmei se la distingue por su trabajo "pionero y persistente" por las mujeres en su país de origen.

Guo Jianmei impulsó varias organizaciones a través de las que ha dado ayuda a "miles de mujeres desfavorecidas" a acceder a la justicia, como una red de abogados por el interés público que agrupa a más de 600 letrados que ofrecen asistencia gratuita en toda China.

"Los ganadores son "visionarios prácticos" cuyo liderazgo ha impulsado a millones de personas a defender sus derechos y luchar por un futuro aceptable para todo en la Tierra", señaló en un comunicado el director de la fundación, Ole von Uexkull.

El Premio al Correcto Modo de Vida (Right Livelihood Award), como realmente se llama este galardón que distingue la labor social de personas e instituciones de todo el mundo, fue instituido en 1980 por el escritor y exeurodiputado sueco-alemán Jakob von Uexküll.

La ceremonia de entrega de los premios se celebrará el 4 de diciembre en el Teatro del Circo de Estocolmo y permitirá por primera vez la entrada al público general, para celebrar los cuarenta años de existencia del premio.

Fuente: EFE - 25 de Septiembre de 2019

lunes, 23 de septiembre de 2019

Greta Thunberg: "Me han robado mis sueños, mi infancia; sólo hablan de dinero, cómo se atreven"



La Cumbre de Acción Climática comenzó hoy con mensajes contundentes a los líderes del planeta. El discurso de la adolescente sueca Greta Thunberg, líder de los movimientos estudiantiles que alertan sobre el cambio climático, fue contundente. Sin más explicaciones sobre los efectos que la crisis climática causa en el planeta, apeló directamente a la acción política: "Los estamos mirando. No tendría que estar aquí, tendría que estar en el colegio al otro lado del océano. Me han robado mis sueños, mi esperanza con sus palabras vacías. De lo único que hablan es de dinero y nos cuentan historias sobre el crecimiento económico perpetuo. ¿Cómo se atreven?", preguntó.

"Si realmente entendieran la situación no estarían sin hacer nada. Nos están fallando. Los ojos de las futuras generaciones están sobre ustedes. Nunca los perdonaremos. ¿Cómo se atreven a pretender que esto se puede resolver con los negocios como de costumbre? El mundo se está despertando, te guste o no", agregó.

La joven se dirigió a los representantes de los países presentes que llevaron a la cumbre las acciones que están llevando adelante. Sólo participan los países que muestran avances en sus políticas de acción climática.

Con el mismo tono, el secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, se dirigió al auditorio al dejar inaugurado el encuentro: "No se trata de una cumbre para hablar, hemos hablado bastante. No se trata de una cumbre para negociar porque no se negocia con la naturaleza. Es una cumbre de acción. Los gobiernos han venido a mostrar cuán comprometidos están, quiénes son los líderes para invertir en un futuro verde. Los jóvenes, sobre todo, están exigiendo que se actúe con carácter urgente y tienen razón. La emergencia climática es una carrera que vamos perdiendo, pero podemos ganar", indicó.

Guterres hizo hincapié en un reporte de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que se conoció ayer y revela que el período 2015-2019 fue el más caluroso de la historia jamás registrado. "La temperatura media mundial aumentó 1,1 grados centígrados desde la era preindustrial y en 0,2 grados con respecto al período 2011-2015. Además, la concentración de gases de efecto invernadero aumentó también a niveles sin precedentes, confirmando una tendencia al calentamiento en el futuro", sostiene ese reporte científico.


Respecto a la concentración de gases de efecto invernadero, durante el período 2015-2019 se observó un "incremento continuo de los niveles de dióxido de carbono (CO2) y de otros importantes gases en la atmósfera, que alcanzaron cifras récord".


"Por qué los chicos tenemos que ir levantando el dióxido de carbono que ustedes tiran", preguntó Thunberg al auditorio.


Guterres también advirtió en su discurso: "La naturaleza está furiosa y nos engañamos si pensamos que podemos engañarla porque ella contraataca".


Con el mismo sentido de urgencia participó de la inauguración de esta cumbre, previa a la Asamblea General que comenzará mañana, el Papa Francisco. "Aunque todo va por un mal camino, tenemos una ventana de esperanza para poder actuar contra el cambio climático", indicó en un mensaje grabado y transmitido en español.


En esta reunión hay grandes ausentes como los presidentes de Estados Unidos Donald Trump y de Brasil, Jair Bolsonaro. Este último abrirá mañana la Asamblea General y se espera que en su discurso incluya los incendios en el Amazonas y la cuestión de la soberanía.


Los jóvenes, en tanto, seguirán con sus reclamos. La próxima parada será Unicef en donde harán una presentación porque entienden que los líderes del mundo están violando los derechos de los niños. "Las acciones y la falta de acción de los gobiernos de todo el mundo han causado un daño inmediato y plantean un daño cada vez mayor a los niños y niñas en violación de la Convención sobre los Derechos del Niño, el tratado de derechos humanos más ampliamente ratificado de la historia. Si no se aborda, el cambio climático seguirá causando estragos entre los niños y sus comunidades. Muchos niños en todo el mundo ya están sufriendo sus efectos: olas de calor, incendios forestales, patrones climáticos extremos, inundaciones y aumento del nivel del mar, todos ellos exacerbados por el aumento de 1,1°C de la temperatura media mundial", indicaron mediante un comunicado. Según el detalle de la denuncia, el cambio climático amenaza el derecho de los niños a la vida (Artículo 6); el más alto nivel posible de salud (Artículo 24), un nivel de vida adecuado para el desarrollo (Artículo 27), la educación (Artículo 28), y el derecho a la cultura indígena (Artículo 30), por nombrar sólo algunos.

"Frente a esta crisis mundial, 16 niños y niñas de todo el mundo han presentado esta queja sobre derechos humanos ante el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas para comprometer a los Estados miembros a cumplir con sus obligaciones de respetar, proteger y hacer realidad los derechos de la infancia. La demanda se centra en la necesidad de que las naciones realicen esfuerzos urgentes y máximos para mitigar los daños actuales y evitar en el futuro mayores daños irreparables e irreversibles", agrega el comunicado.

En esta cumbre se espera el lanzamiento de una Alianza para la Ambición Climática liderada por Chile que incluye a Francia, Reino Unido, Argentina, Costa Rica, Finlandia, Italia, Nueva Zelanda y Suecia. Se trata de los planes de descarbonización a 2050 que se irán conociendo, paulatinamente hasta diciembre cuando se celebre la Cumbre de Cambio Climático (COP25), en Santiago de Chile.

Fuente: Infobae - 23 de Septiembre de 2019

sábado, 3 de agosto de 2019

Quién es Greta Thunberg y por qué es la cara visible del cambio climático


La semana pasada, la activista adolescente Greta Thunberg fue invitada a la Asamblea Nacional de Francia y volvieron a arreciar sobre ella discursos que la menosprecian por su género, por su autismo, por su insoluble niñez que ella nombra en plural para clamar contra el calentamiento del planeta. Sin embargo, entre detractores y usufructos de su militancia, es una voz de niña la que ha llamado a una huelga transnacional de una generación revuelta que le dice Basta a la crueldad.



Greta Thunberg, la joven sueca de 16 años que ha hecho de la lucha contra el calentamiento global el motivo de su vida, adquirió en pocos meses una vertiginosa celebridad que genera controversias sin duda reveladoras de un malestar generalizado ante una crisis planetaria irreversible.
El contenido del discurso de Greta es, desde todo punto de vista, indiscutible. Señala la ingente tarea de dirigirnos hacia una gestión ambiental sostenible desde la era del Antropoceno, las responsabilidades que los seres humanos tienen ahora para con la naturaleza y las generaciones futuras, y el cambio de comportamiento individual, colectivo, económico y político que ello implica.

Sin embargo, muchxs consideran que la que se presenta como activista ecológica es en realidad, a pesar de ella, un producto marketing del capitalismo verde. Su seriedad, el síndrome de Asperger que le diagnosticaron hace unos años, su edad, el tono de su discurso en el que reivindica el pánico como motor de cambio, sus sponsors, sus padres, también le valieron muchas críticas.

En un primer nivel de reticencia, la razón de la adultez la invita a volver al colegio en vez de usurpar una autoridad política reservada a la pericia de lxs mayores, ya que, para dedicarse de lleno a su activismo, Greta Thunberg decidió tomarse un año sabático.

Al cambio climático lo descubrió a la edad de 8 años, al ver documentales sobre el derretimiento de los glaciares, el destino de los osos polares y de los animales marinos. Desde entonces, ha estado aprendiendo constantemente sobre el tema: conoce de memoria los elementos de la tabla periódica, revisa los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), lee la curva de Keeling y sabe explicar qué son los gases de efecto invernadero y cuál es su impacto sobre el clima.

A los once años, después de un episodio depresivo de ocho meses en el que habría perdido casi 10 kilos, se le diagnosticó síndrome de Asperger. A diferencia de otrxs niñes, según un retrato que le dedica el New York Times, ella no ha podido olvidar esas imágenes de osos polares hambrientos o de océanos llenos de plástico.

A los 12 tomó sus primeras decisiones militantes: se hizo vegana y convirtió a su familia a su nueva forma de vida, a tal punto que su madre, mezzosoprano sueca, interrumpió su carrera para dejar de viajar en avión –por la emisión de carbono que provocan esas naves.

En mayo de 2018, ganó un concurso de ensayos sobre el medio ambiente organizado por un periódico sueco, que publicó su artículo. Al poco tiempo, el 20 de agosto, después de las olas de calor y los incendios forestales que tuvieron lugar en Suecia durante el verano, lanzó la primera “huelga estudiantil por el clima”.

Decidió dejar de ir a la escuela hasta las elecciones parlamentarias suecas del 9 de septiembre e hizo un llamamiento al Gobierno de ese país para que, en conformidad con el Acuerdo de París, redujera las emisiones de carbono. Todos los días, durante el horario escolar, se sentó frente al Riksdag con el cartel: “Kolstrejk för klimatet” (huelga estudiantil por el clima).

Ahora esa huelga, también conocida como “Fridays for future ”, se convirtió en un movimiento internacional de adolescentes, estudiantes, artistas, activistas y científicxs, que participan, cada viernes, en manifestaciones en apoyo a la acción climática, algunas con incipiente impronta ecofeminista.

Así, Greta Thunberg devino en una figura cuya notoriedad la ha llevado hasta la COP 24 –la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2018- donde pronunció un discurso de alerta ante un peligro inminente, desde un “nosotres” que generó reacciones epidérmicas: les niñes.

Con sus marchas por el clima, estxs niñes vienen clamando cada viernes, en países de todos los continentes e incluso en el Antártico, que se consideran la generación capaz de prevenir una catástrofe climática. El pasado 15 de marzo fue un día histórico en el que más de 1,4 millones de jóvenes manifestaron en 125 países y 2083 ciudades.

Una movilización juvenil universal en favor de un cambio climático que no tiene precedentes en la historia reciente. En Francia, lxs jóvenes dedicaron la llamada “Marcha del siglo” a la convergencia entre la justicia social y ecología.

En esas marchas, se destaca la estrecha relación entre feminismo y ecología, ya que las chicas tienen muy claro que la opresión de género y la destrucción de la naturaleza son dos procesos que tienen su origen en las mismas estructuras de dominación, patriarcales y capitalistas.

En lxs distintos comunicados de estas adolescentes, se expresa claramente el carácter ecofeminista de sus demandas, entre las cuales el cese de la financiación pública de armamento (incluida la producción y venta de armas) y, en particular, la abolición de las armas nucleares.

Esto es, también la conciencia de que la dominación de la naturaleza corresponde a la prerrogativa de una virilidad tóxica que estamos condicionadxs a valorar desde nuestra infancia.

La capacidad de movilización de lxs jóvenes asusta. Basta con ver el seísmo provocado en los medios franceses, cuando se dio a conocer la invitación del colectivo transpartidario “Aceleremos la transición ecológica y solidaria” para que pronunciara un discurso en la Asamblea Nacional, el martes 23 de julio.

Varixs parlamentarixs se opusieron a su llegada y anunciaron que boicotearían el evento. En su mayoría diputados de los partidos de derecha y de extrema derecha LR (Les Républicains) y RN (Rassemblement National), pero también del partido de turno LREM (La République en Marche), expresaron su categórica negativa a legitimar la presencia de Greta Thunberg en la Asamblea.

En refuerzo de esa negativa, cierto discurso médico apunta al “extenso historial psiquiátrico” de Greta, “escudo humano inexpugnable”, según el cirujano urólogo y cofundador del portal francés Doctissimo, Laurent Alexandre, para “predicadores apocalípticos que encontraron así la musa perfecta: sin distancia, sin espíritu crítico, sin sonrisa, sin humor, sin capacidad de resistencia a la manipulación y con un discurso ingenuo, repetitivo e hipnótico.”

Desde sectores de militancia anarco-ecologista, se critica la estrategia de una colaboración con empresarios, políticos e instituciones multimillonarias y científicas que buscan absorber la posibilidad de pensar alternativas disidentes, radicales, de anti-consumo, de desobediencia civil y ecológica a la ley del mercado.

Algunxs han resaltado una supuesta proximidad de la familia Thunberg con Ingmar Rentzhog, creador de la start-up We Don’t Have Time (no tenemos tiempo), presidente y director ejecutivo del grupo de expertos Global Utmaning, cuya fundadora es Kristina Persson, hija del multimillonario y ex ministro socialdemócrata de Desarrollo Estratégico y Cooperación Nórdica entre 2014 y 2016.

El concepto de “transición ecológica”, característico de cierto green business, es puesto en tela de juicio por economistas, como transición del capitalismo “tradicional” hacia un capitalismo “verde” orientado a la conquista de mercados de masas con productos o energías supuestamente limpios. Un financiamiento de innovaciones a través de fondos de capital de riesgo en los que ciertos multimillonarios en el Silicon Valley no han dudado en invertir su fortuna personal.

No obstante, el discurso de Greta se acerca más a una propuesta de desaceleración, de descrecimiento, que a una transición económica hacia un capitalismo “limpio”. Por otra parte, dijo claramente en la COP24 que “Nuestra biosfera es sacrificada para que los ricos de países como el [suyo] puedan vivir en el lujo. El sufrimiento de la mayoría paga el lujo de algunos”. Estaba frente a 20 jefes de Estado.

De todos modos, cada nuevo paso que da, levanta nuevos interrogantes. Invitada el 23 de septiembre a la Cumbre Mundial sobre el Clima de la ONU, Greta Thunberg anunció que irá en velero desde Inglaterra. Se trata del Malizia II, que pertenece al equipo del mismo nombre fundado por el vicepresidente del Yacht-Club de Mónaco, Pierre Casiraghi y que forma parte del proyecto “My Ocean Challenge”, para “promover la protección de los océanos”.

A sus detractores, que la acusan de contar con el apoyo de dudosos lobbys, responde: “El equipo de Malizia tiene patrocinadores. Pero para este viaje conmigo a Nueva York, no hay patrocinador comercial. Me ofrecieron un viaje gratis porque apoyan mi causa”.

Para sectores de activismo anticapitalista como “Extension rébellion”, aunque la cobertura mediática de la joven puede tener efectos positivos, sus intervenciones carecen de una crítica profunda a la globalización.

Pero según el astrofísico y militante de izquierda francés Aurélien Barrau, investigador del CNRS de Grenoble, la ciencia está del lado de Greta: “Los que nos dirigen no han entendido en absoluto la magnitud del problema. Están totalmente fuera de lugar. Piensan que los pequeños ajustes, las pequeñas acciones, las pequeñas cosas, pueden resolver el problema cuando nos enfrentamos a una gran crisis existencial. Los pocos diputados rebeldes deberían entender que la ciencia, la seriedad y la razón están precisamente del lado de Greta. Sabemos desde hace 40 años que estamos en una situación crítica. 15.000 científicos han advertido de la gravedad de la situación y no se ha hecho nada. ¿Y ahora están indignados de que una mujer joven venga a transmitir este mensaje? Seamos claros: La ciencia está del lado de Greta”.

Precisamente, la alocución de Greta Thunberg en la Asamblea Nacional remitía al último informe del IPCC publicado en octubre de 2018, que alerta sobre el estado del actual presupuesto de emisiones de CO2, a punto de agotarse.

Lxs mismxs disputadxs que aplaudieron el discurso de Greta Thunberg, votaron el mismo día, unas horas más tarde, a favor del tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá, el Ceta (Comprehensive economic and trade agreement), que viene a completar el del Mercosur y que inhabilita a los poderes políticos para llevar a cabo políticas sociales y ecológicas.

La ratificación fue aprobada por 266 votos a favor y 213 en contra. Mientras la derecha e incluso la mayoría estaban dividas, la izquierda se opuso unánimemente. Ahora le toca al Senado ser consultado, en una fecha que aún no ha sido definida. Estas votaciones nacionales continúan en toda Europa, se espera que voten un total de 38 asambleas nacionales o regionales.

El Ceta es el primer acuerdo de este tipo en el que participa toda la Unión Europea. Varias ONG advierten que los mecanismos del tratado permiten a los inversores privados impugnar una decisión pública que les resulte desfavorable: en su origen, era un dispositivo concebido como parte de la descolonización para proteger las inversiones de las potencias europeas en sus antiguas colonias.

Desde entonces, se ha ido extendiendo gradualmente y ahora se utilizan ampliamente estos acuerdos que corrompen la capacidad de las autoridades públicas para llevar a cabo una política ecológica y social, en beneficio de las empresas multinacionales y de su dominio sobre la industria agroalimentaria a nivel planetario.

El cinismo desacomplejado de lxs políticxs que se manifiesta en la simultaneidad entre los aplausos al discurso de Greta Thunberg en la Asamblea y el voto a favor de la Ceta parece confirmar lo poco que se puede esperar del diálogo con gobiernos y empresas. Cinismo o pedagogía de la crueldad, que hace eco a otra votación que tuvo lugar el 28 de mayo de 2018 en la misma asamblea.

Esa vez se impuso el voto en contra sobre el principio de establecer un dispositivo para regular el sufrimiento animal en la cadena de producción agroalimentaria, como por ejemplo la instalación de una videovigilancia en los mataderos, la prohibición de aplastar vivos a los polluelos machos o de gasear a los cerdos con dióxido de carbono.

En otro orden de crueldad, el reproche a la ausencia de sonrisa de Greta es una constante. De ahí, opera un deslizamiento hacia un complotismo misógino y psicofóbico cada vez más violento. Greta Premio Nobel del Miedo, es manejada, escribe el filósofo Michel Onfra y, por intereses ocultos. “¿Qué alma habita aquel cuerpo sin carne?” pregunta el pensador inquieto por el semblante de esta joven “cuyo rostro de cyborg ignora las emociones - ni sonrisa, ni risa, ni asombro, ni pena, ni alegría”.

Un rostro de “Alice sueca […] –continúa Onfray- que no es de mármol, sino de silicona”, ha venido a castigar la conciencia de los adultos con el látigo prepúber de la dictadura ecológica bien pensante. Aparte del climato-escepticismo por así decirlo tradicional, de una oposición a la supuesta voluntad de unos ecologistas apocalípticos de llevarnos a una Edad de Piedra vegano-bolchevique, apuntar el autismo de Greta equivale para algunos a protegerse del fantasma del Führer.

En el país de la razón de Las Luces y de la colaboración con el nazismo, el síndrome de Asperger de una activista de dieciséis años despierta el punto Godwin –ese punto en el que las discusiones terminan con la aparición de la amenaza del nazismo.

Otra Alice, de apellido Anafasenko, doctora en literatura e investigadora, miembro de la Asociación Francófona de Mujeres Autistas, respondió al desencadenamiento de odio sintetizado bajo la pluma de Onfray: “Les autistas no somos posthumanos. Desafortunadamente para nosotros, estamos en el presente, en un presente difícil y al que nos aferramos a pesar de nuestras especificidades sensoriales y neurológicas que no facilitan nuestra tarea. A pesar de la estigmatización a la que nos enfrentamos. A pesar de los prejuicios que llueven cada vez que intentamos expresarnos. Y no es porque no manifestemos nuestras emociones como ustedes, no es porque tengamos una racionalidad y afectividad diferente a la suya que no podamos pensar y pesar en los debates contemporáneos.”

Anafasenko concluye señalando que, sobre las ruinas de la French Theory, persiste un disciplinamiento conservador que siempre termina patologizando a las mujeres: “La pequeña Greta Thunberg no sólo se equivoca en ser autista, sino que también es una mujer y una adolescente, es decir, lo contrario de lo que conforma nuestro panorama político, intelectual y mediático actual. Y esto es insoportable para la mayoría de los hombres. Si tiene razón o no, no importa. Esa no es, esa ya no es, la pregunta de hoy. Porque lo que el fenómeno Greta revela básicamente es el eterno falocentrismo del pensamiento francés que las feministas ya deploraban (y Derrida con ellas) en los años setenta”.

Aquel inextirpable falocentrismo fue denunciado desde el origen del Movimiento de liberación de la mujer en mayo del 68, por su confundadora Antoinette Fouque, que teorizó “la envidia o deseo del útero” como fundamento del odio hacia las mujeres.

En la Cumbre de la Tierra organizada por las Naciones Unidas en Río de Janeiro en junio de 1992, declaró: “La primera colonización es la del útero, pero como el capitalismo se recicla constantemente, el falocentrismo busca constantemente nuevos territorios que colonizar para modernizarse y enriquecerse a la vez que sigue esclavizando y explotando el cuerpo de las mujeres.”

Si la ciencia está del lado de Greta, varios colectivos feministas también lo están. Es el caso de Femen, que ha decidido incluir la lucha contra el cambio climático en su activismo y apoya firmemente a Greta.

Jenny Wenhammar, fundadora de Femen Suecia y ex miembro del Partido Verde de su país, explica las correlaciones entre las lógicas de deslegitimación de las acciones de Femen y las de Greta: “Las declaraciones que pretenden que es usada por otros, incluyendo sus propios padres, se asemejan a la teoría de la conspiración en base a la cual Femen fue fundada y dirigida por un hombre. Porque piensan que las niñas y las mujeres no pueden tener la capacidad de hacer lo que hacen por sí mismas. Los adultos han abusado, violado y jodido a la Tierra. Lxs activistas que luchan por salvar lo que queda son asesinadxs cada semana. La Generación-Greta está aquí para cambiar este paradigma. Lxs niñxs y Greta, que salen de la cajita en la que se espera que se queden, asustan literalmente a los adultos que pretenden luchar contra el cambio climático a través de la negación.”

A medida que se refuerza su voluntad de despertar conciencias, y su prestigio, crece la construcción discursiva de la monstruosidad de un mundo secuestrado por niñes. Esto parece tener relación con el punto Godwin francés que ha despertado la figura de Greta en el ya citado Michel Onfray, entre otros: el miedo a que un “nosotres, les niñes”, adquiera en boca de la joven la potencia de un “Nosotros, los hijos de Eichmann” de Günter Anders.

El apresuramiento de algunos en sugerir que las trenzas nórdicas de Greta reeditan el bigotito germánico no es sino una anticipación y una forma de evitar pensar la destrucción del planeta como la continuidad de una lógica de producción de muerte en masa, que no empieza ni termina con Auschwitz : “Tan pronto como se nos da un empleo para que ejecutemos una de las innumerables actividades aisladas de las que se compone el proceso de producción, perdemos no sólo el interés por el mecanismo en tanto que totalidad y por sus efectos últimos, sino que, además, se nos arrebata la capacidad de crearnos una representación de todo ello. Una vez sobrepasado cierto grado máximo de mediación —y esto es la norma en la forma actual del trabajo industrial, comercial y administrativo—, renunciamos, o mejor dicho, ya no sabemos siquiera que renunciamos a lo que sería nuestra tarea: contar con una representación de lo que hacemos.” (G.A)

Ya que el poder de producción del ser humano excede completamente su capacidad de representación, de percepción de la constante repetición de una catástrofe, nos dijirimos hacia a la obsolescencia (programada) de la vida humana, animal, vegetal.

En condiciones de impunidad ilimitada, la evacuación de toda noción de responsabilidad para con la destrucción de las especies y del planeta impide que se pueda tomar una decisión entre continuidad o ruptura.

A muchxs resulta inaceptable leer entre líneas, en el discurso de una niña con Asperger, que están siendo los dignos herederos de Eichmann. Una niña que, no pudiendo renunciar a una tarea que considera como la inversión de un proceso de muerte, se destaque como capaz de percibir, y dar otra representación del mundo.

Mas allá de la posibilidad o no de una manipulación capitalista de la hiper-conciencia de Greta Thunberg, en el miedo de lxs adultxs a que “se le otorgue a la juventud la representación política que se merece”, parafraseando las palabras de Ofelia Fernández, resiste el mismo viejo negacionismo a partir del cual se sigue programando la liquidación de nuestros recursos vitales.

Sabemos que la ecología no es soluble en el capitalismo, habrá que hacerse a la idea de que la ruptura y las alternativas disidentes, quizás, también puedan surgir desde subjetividades neurodiversas que tampoco son solubles en una percepción normativa de la legitimidad política. 

Fuente: Página 12 - 2 de Agosto de 2019

domingo, 17 de marzo de 2019

Greta Thunberg, el huracán ambiental


Es el rostro más visible de miles de jóvenes que reclaman medidas contra el calentamiento y repudian la desidia de las élites globales

El cuerpo menudo, las trenzas, la sencilla camisa a cuadros. Una niña subida al estrado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, como tantas otras veces se han subido colegiales o colegialas a este tipo de eventos, a decir algo bajo la mirada condescendiente de gente ocupada que rápidamente pasará a otra cosa.

Pero en diciembre pasado, sobre ese estrado de la ONU, la adolescente de trenzas y tono monocorde -ni amable ni agresivo; ni tímido ni exultante- no se dirigió a una humanidad abstracta, sino a los muy reales y concretos funcionarios que estaban en el recinto. Y sin que se le alterara por un instante la voz los tildó de inmaduros, les reprochó desidia, les recordó la catástrofe ambiental en marcha, los responsabilizó por estar sacrificando una civilización, el futuro de sus hijos y la idea misma de un mañana. "No podemos resolver una crisis sin tratarla como una crisis. Y si las soluciones dentro del sistema son imposibles de encontrar, quizá debiéramos cambiar el sistema", dijo con firmeza. "Se quedaron sin excusas y nosotros nos estamos quedando sin tiempo", remató ante un auditorio enmudecido.

Greta Thunberg tiene 16 años, aunque aparenta menos. Hasta mediados del año pasado era una anónima estudiante sueca, una chica más bien introvertida que se sentaba al fondo de la clase y apenas formulaba palabra. Hoy, es una celebridad que algunos miran con suspicacia, otros sencillamente adoran y los adolescentes europeos -los mismos que reivindican la huelga estudiantil internacional como medida contra el cambio climático- la siguen de a miles en las redes sociales.

Al inicio, antes de la fama, hubo un gesto que parecía destinado al fracaso. Harta de leer informes sobre la gravedad de la crisis medioambiental, escuchar los llamamientos de la comunidad científica y ver cómo las propuestas del Acuerdo de París son sistemáticamente desoídas por la comunidad internacional, Greta decidió, un viernes de agosto del año pasado, no ir a la escuela. Faltaba menos de un mes para las elecciones generales de Suecia, y en los medios las vicisitudes políticas compartían protagonismo con una inusual ola de calor y devastadores incendios forestales. Greta pintó a mano un cartel que decía "Skolstrejk för klimatet" (huelga escolar por el clima), se plantó frente al Parlamento sueco y allí se quedó, decidida a exigir que el gobierno de su país hiciera lo necesario para reducir las emisiones de carbono. Sus padres -una cantante de ópera y un actor- intentaron disuadirla, sus compañeros de clase no la acompañaron. Pero ella insistió con la protesta, firme con su cartel hasta que se realizaron las elecciones, y luego cada viernes, mientras avanzaba el calendario escolar.

Comenzó a estar menos sola. Se le acercaron curiosos, otros estudiantes, activistas. La huelga ya no tan solitaria de Greta tenía un antecedente: el movimiento contra la tenencia de armas iniciado por estudiantes secundarios de una escuela de Parkland, en los Estados Unidos. Como aquellos chicos a principios de 2018, Greta y quienes comenzaban a nuclearse a su alrededor apuntaban los dardos a un mundo adulto incapaz de brindar protección a las nuevas generaciones.

Pocos meses después de aquella primera sentada frente a la Legislatura, Greta fue invitada a participar en la manifestación Rise for Climate, en Bruselas. Luego, la convocaron a una charla TEDx en Estocolmo. Llegó la noticia de que múltiples organizaciones estudiantiles en Australia, Canadá, los Países Bajos, Finlandia, Estados Unidos, Reino Unido y Japón tomaban la llama de la protesta de los viernes y organizaban sus propias huelgas contra el calentamiento global, amparados en el hashtag #FridaysForFuture. La ONG Climate Justice Now llevó a Greta a la Cumbre del Clima en Polonia; poco después, la adolescente viajó a Davos y, con su habitual estilo intenso pero no exaltado, les lanzó a los asistentes al Foro Económico Mundial: "Los adultos dicen: tenemos que dar esperanzas a la próxima generación. Pero no quiero su esperanza. Quiero que entren en pánico, que sientan el miedo que yo siento todos los días, y luego quiero que actúen".

Con un sentido común que de tan ingenuo resulta sabio, Greta no entiende cómo la humanidad no pasa, de una vez por todas, a la acción. Su tesis es sencilla: sabemos que las temperaturas suben, que los hielos se derriten, que la biodiversidad retrocede, que nuestra propia existencia está en riego. Sabemos también que la principal medida, ya no para revertir sino para detener el proceso, es la reducción de emisiones de CO2. Entonces, ¿qué demonios estamos esperando? "Si las emisiones tienen que parar, que paren", sostiene la adolescente. "Si todos sabemos que los combustibles fósiles son nocivos, dejémoslos bajo tierra", insiste.

En su propia historia, optar por la acción tuvo que ver con renunciar a una quietud mortífera.

Tenía unos ochos años cuando, en la escuela, asistió a la proyección de un documental sobre el cambio climático. Al finalizar la película, sintió como nunca el aguijón del pánico. También descubrió algo que de allí en más la torturaría. Sus compañeros, conmovidos como ella mientras miraban el documental, poco tardaron en olvidarlo, tan tranquilos y apenas atentos al timbre del recreo. ¿Cómo podían volver a la rutina después de lo que habían visto y escuchado?

A los 11 años, la pequeña Greta se derrumbó y cayó en una depresión profunda. Meses sin comer, un oscuro pozo emocional, kilos y kilos de peso perdidos. Le diagnosticaron síndrome de Asperger, TOC, mutismo selectivo. "De todas maneras, creo que nosotros, los que tenemos el síndrome, somos los normales y el resto de la gente es bastante extraña -dijo en una charla TED que cuenta con más de 16.000 reproducciones en la Web-. Porque todo el mundo dice que la crisis ambiental es muy grave pero sigue su vida como si nada".

Para quienes tienen Asperger -explica Greta en esa misma charla- las definiciones son siempre en blanco y negro; son personas incapaces de mentir, que no disfrutan del juego social. "Por eso solo hablo cuando lo creo realmente necesario", ilustra la adolescente. Por eso, también, en ese universo blanco y negro que por momentos podría parecer algo rígido, no hay espacio para las medias tintas.

"Lo que hagan o no hagan los adultos hoy, mi generación no lo podrá deshacer después". Greta sabe. Se proyecta en el tiempo, bastante más allá del escaso futuro que, asegura, el egoísmo de las dirigencias actuales permite atisbar. Ella se imagina con 70 años, quizás con hijos y nietos, rodeados de un mundo moribundo o ya muerto. Y no quiere que esa visión se haga realidad.

En una reciente manifestación en Amberes, impulsada por estudiantes belgas para exigir medidas contra el cambio climático, distintos activistas juveniles se suceden en un palco. Entusiastas, decididos, festivos. Hacia el final del acto, ceden la palabra a la invitada de honor. Entre aplausos aparece Greta, sus trenzas, bajita entre la plana mayor de la convocatoria. "Nosotros vamos al paro estudiantil porque hacemos nuestro trabajo. Ellos no hacen el suyo", dictamina, en referencia a las elites globales. Estallido de aplausos, risas, coreo de consignas. Greta sonríe apenas, con calma. Dijo lo que debía decir. Ya está. Se retira del podio con gesto satisfecho, deja a los otros la fiesta; se sabe: lo de ella no pasa por la adrenalina del juego social.

Blanco o negro. En su universo sin matices, se habla cuando es necesario hacerlo y se asume lo que se dice. Por eso hace años que es vegana, dejó de viajar en avión y logró que sus padres también renunciaran a ese medio de transporte. Todo sea por reducir la huella de carbono.


Quienes la atacan, sostienen que está siendo manipulada por organizaciones ambientalistas. O que su rostro, que ya comenzó a aparecer en pancartas y remeras, pronto será presa del consumo frívolo. Ella se defiende: no está afiliada a ninguna organización y asegura que cada uno de sus desplazamientos (en tren) ha sido solventado por su familia.

"Dado que nuestros líderes se están comportando como niños, deberemos asumir la responsabilidad", sentencia ante quien quiera oírla. En enero cumplió 16 años. Quizás esto esté apenas comenzando.

Por: Diana Fernández Irusta para el Diario La Nación (Buenos Aires) -17 de Marzo de 2.019