Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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miércoles, 1 de diciembre de 2021

Andresito y el proyecto de mercado de la yerba en manos de los guaraníes - Pablo Camogli


Andrés Guacurarí, “Andresito”, el único gobernador indígena de la historia argentina, proyectó un mercado y circuito comercial para la yerba mate con los guaraníes como principales actores y beneficiarios directos de la transacción.

En las siguientes líneas dedicadas al Día Nacional del Mate que se celebra hoy, el historiador misionero Pablo Camogli nos relata sobre la gestión de Andresito, acercándonos un poco más al héroe que luchó por la independencia de estas tierras y en cuyo marco la yerba mate ocupó un importante lugar:

Andrés Guacurarí tuvo formación de la mano del general José Gervasio Artigas, su padre adoptivo, líder independentista, quién luchó por un proyecto alternativo al centralismo impulsado por Buenos Aires para encauzar el proceso revolucionario. Ese proyecto era la organización federal del país, con autonomías provinciales.

Si bien no hay documentación que especifique claramente cuándo fue el encuentro entre ambos, los historiadores coincidimos en que se produjo a fines del Siglo XVIII, cuando Andresito abandonó su pueblo natal, que pudo haber sido Santo Tomé o San Borja, y se fue a buscar mejores posibilidades de trabajo en esa zona fronteriza que había entre la Banda Oriental y el imperio de Brasil, donde los guaraníes –que sabían distintos oficios, escribir y leer, herencia de la etapa jesuítico guaraní- eran mano de obra en las estancias.

En ese lugar, Artigas se encontró con Andresito, lo adoptó y le dio una formación política militar, que es la que después Andrés va a traer a estas tierras cuando sea designado por el propio Artigas como Comandante General de Misiones, en 1815.

Como gobernador, Andresito tenía tres objetivos fundamentales:

· Por un lado, pacificar y reorganizar los pueblos que venían en decadencia desde la expulsión de los jesuitas, en 1769.

· En segundo lugar, recuperar la mayor cantidad posible de los pueblos que estaban ocupados tanto por el Paraguay como por Brasil. De hecho, recupera el Departamento de Concepción, en abril de 1815, y el Departamento Candelaria, en septiembre de ese año, y así forma una provincia integrada por los departamentos de Yapeyú, Concepción, y parte del de Candelaria. En 1816 intenta recuperar los 7 pueblos orientales, que estaban en manos de Brasil desde 1801, pero va a ser derrotado en el sitio de San Borja.

Esto va a tener como repercusión tres ataques luso brasileños, dos durante 1817 y otro en 1818, que va a ser una campaña de quema de los campos y edificios, de arreo del ganado, que busca capturar a Andresito y exterminar a los guaraníes federales que seguían el ideario de José Gervasio Artigas.

· El tercer objetivo fue la recomposición y puesta en funcionamiento del aparato productivo, que estaba totalmente destruido por la decadencia de la etapa pos jesuítica, más la situación de guerra permanente a partir del proceso revolucionario. Entonces, Artigas envía cabezas de ganado para apuntalar la ganadería; semillas para que puedan cultivar tabaco y maíz; e incentiva a Andresito para que los guaraníes exploten y comercien yerba mate, y otros productos, a través del río Uruguay, que era la vía de comunicación y de intercambio, la columna vertebral del sistema artiguista, por donde transitaba toda la mercadería.

Uno de los elementos centrales del aparato productivo es la yerba mate y va a ser un factor determinante en todos los conflictos que va a haber en Misiones. Lo que hacen Artigas y Andresito es establecer una especie de monopolio de la explotación de los yerbales naturales por parte de los guaraníes y de la comercialización, prohibiendo su ingreso desde Paraguay, de forma tal de garantizar a Misiones un acceso a recursos económicos a través de este producto.

Todo esto está registrado en un intercambio de cartas entre Artigas y Andresito, donde hay un incentivo a que los guaraníes comercien y exploten la yerba mate.

Dicho de otro modo, en el contexto de lo proyectado por Artigas para Misiones, ¿qué pensaba, qué se intentó hacer con la yerba como principal producto?

Artigas prohibió el comercio de yerba mate proveniente de Paraguay, o sea, que la yerba comercializada tenía que ser la misionera y lo que uno puede inferir, porque no hay documentación específica y abundante sobre el comercio en esos años, es que probablemente mandaran algunos cargamentos de yerba a Uruguay y, como contraprestación, Artigas les mandara ganado, armas, ropa y otros recursos que se necesitaban.

Hubo una intensión de establecer un mercado y un circuito comercial para la yerba mate, donde la explotación y la comercialización estuvieran en manos de los guaraníes que habitaban la provincia de Misiones. Ese ideario fue incipiente, nunca se logró desarrollar y consolidar debido a la situación de guerra que se vivió en forma permanente, por las invasiones luso brasileña y paraguaya, más el conflicto con Corrientes, en 1818, y, finalmente, por la captura de Andresito, en 1819.

Por último, y en honor al Día del Nacional del Mate, cabe indicar que ya para comienzos del Siglo XIX el consumo de mate era muy general en toda la zona, sobre todo en Buenos Aires y el litoral, así que es lógico pensar que Andresito y sus tropas tomaran mate; y destacar que hay dibujos y referencias de Artigas disfrutando de la infusión nacional.

Fuente: Misiones On Line - 30 de Noviembre de 2021

https://misionesonline.net/2021/11/30/andresito-y-el-proyecto-de-mercado-de-la-yerba-en-manos-de-los-guaranies/

jueves, 10 de junio de 2021

El rol que tuvo Misiones en la gesta de Mayo de 1810


La provincia de Misiones fue la primera en adherir a la formación de la Primera Junta en 1810.

“De lo que hoy son las provincias argentinas, Misiones fue la primera en adherir a la formación de la Primera Junta de mayo en Buenos Aires. Envían notificaciones al resto del territorio para que reconozcan a la junta como nueva autoridad en el espacio virreinal en el Río de la Plata y el gobernador, que era Tomás De Rocamora, informa a los tres departamentos; que eran Candelaria, Concepción y Yapeyú. Los subdelegados ratifican a esta adhesión, lo mismo los cabildos guaraníes”, relató el historiador Pablo Camogli.

En diálogo con radio Trend Topic, señaló que “Misiones en esa época estaba muy tensionada por dos focos de poder: Asunción del Paraguay y Buenos Aires. El gobernador de Buenos Aires, Bernardo de Velazco, no adhiere a la Primera Junta. Se mantiene leal al Consejo de Defensa Español y le escribe a Rocamora diciendo que debe obedecer las órdenes; porque es él el real representante del Rey en el Río de la Plata”.

“Velazco invade la provincia y Rocamora empieza a solicitar auxilios a Buenos Aires; lo que desemboca en el envío de la famosa expedición de Manuel Belgrano; quien va a Misiones a fines de 1810”, completó.

“Misiones tuvo realmente una importancia en la época; porque la Primera Junta envió dos expediciones militares al interior: una al Alto Perú y otra a Misiones y Paraguay”, explicó el docente e historiador.

Además, el territorio era mucho más extenso que en la actualidad. “El departamento de Candelaria, donde está la ciudad hoy en día y Posadas, que no existía todavía en ese entonces; el departamento de Concepción, lo que es el sur de la provincia sobre la costa del Río Uruguay; pero también era toda la costa del Río Uruguay que hoy pertenece a Corrientes: Yapeyú, La Cruz y Santo Tomé; incluso hasta una parte del noreste de Entre Ríos”.


José de San Martín ¿nacido en Misiones?

“El norte de lo que hoy es la provincia era una zona mucho más inhóspita porque era selva más impenetrable; no había una presencia efectiva como sí la había en el resto del territorio”, añadió Camogli; quién indicó que así se conformó el territorio de Misiones hasta 1820; cuando luego de la derrota de Andresito y de la experiencia federal artiguista, Corrientes ocupa todo ese territorio con el gobernador Pedro Ferré; un progresista y desarrollista que le dio un gran impulso a la provincia de Corrientes.

Ferré “se dio cuenta que era un espacio que había quedado medio vacío con el repliegue de los guaraníes y lo termina ocupando, repartiendo las tierras y gestando un poco lo que fue la Corrientes del siglo XIX; una de las provincias más importantes de Argentina en términos políticos y económicos”.

Por otra parte, el historiador misionero repasó que “San Martín nació en Yapeyú, que era un pueblo de las Misiones en 1778. Era la Gobernación de las Misiones que habían quedado después de la experiencia de las misiones jesuíticas; los famosos 30 pueblos históricos”.

“Cuando se expulsa a los jesuitas hacia 1777, las autoridades coloniales designan administradores españoles para que gobiernen estos pueblos. Uno de ellos fue Juan de San Martín, el padre de José Francisco de San Martín. Por eso nace en Yapeyú, que por entonces era Misiones. Con ese criterio, Carlos Alvear, que nació en San Miguel, hoy en día sería brasileño; o Andrés Guacurarí Artigas, que es el prócer misionero, sería correntino porque nació en Santo Tomé”, abundó Pablo Camogli.

Y concluyó: “No cambia nada en la historia de San Martín si nació en Misiones o Corrientes, pero no está mal que los misioneros levanten esa bandera”.

Fuente: Noticias del 6 - Posadas (Misiones) - 26 de Mayo de 2021.

https://www.noticiasdel6.com/misiones-gesta-de-mayo-1810/?fbclid=IwAR18Sm8wMfeYChY7b2Z4itb-Z3XdSBxmCML5NSCaD4GVsHllUcVyK_ucaEg

lunes, 7 de septiembre de 2020

Candelaria: principio y origen de la Constitucional Nacional Argentina

Ruinas de los antiguos talleres de la Misión de Candelaria

Durante su paso por Misiones, Manuel Belgrano hizo un descarnado diagnóstico sobre la situación de los habitantes de esta provincia. De ese balance surgió el Reglamento para los 30 pueblos, que si bien está fechado el 30 de diciembre en Tacuarí, está claro que se gestó en el camino y, puntualmente, en aquellos sitios en los que el ejército acampó durante un tiempo.

Uno de esos lugares fue Candelaria, el último pueblo de la actual argentina por el que pasó el ejército antes de internarse en el Paraguay.

Diploma que reconoce a Candelaria como principio y origen de la Constitución Nacional.


Es por ello que la Asociación Nacional de Justicia Constitucional declaró a Candelaria como “Principio y origen de la Constitución Nacional”. El reconocimiento se concretó durante el desarrollo del Congreso de Justicia Constitucional que se realizó en Puerto Iguazú, en el año 2017. Esta designación se produjo a partir de un pedido formal elevado por miembros de los tres poderes del Estado misionero, más el acompañamiento del intendente de Candelaria y el sustento documental de historiadores y especialistas.

Con anterioridad, fue Juan Bautista Alberdi, en su obra “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”, el que remarcó la importancia de este documento, al que definió como el “primer ensayo constitucional de la Argentina”. Del libro “Bases” surgirá la Constitución Nacional de 1853.

Por Pablo Camogli

Fuente: Misiones On Line - 21 de Junio de 2020

misionesonline.net/2020/06/21/candelaria-principio-y-origen-de-la-constitucional-nacional/

domingo, 6 de septiembre de 2020

Matias Abucú, el granadero artiguista



La reconstrucción del proceso revolucionario y emancipador en Misiones se ha centrado, en los últimos años, en la figura de Andrés Guacurarí, indiscutido líder del pueblo guaraní en armas. Si bien esta preponderancia por el estudio, la difusión y el reconocimiento hacia Andresito se justifican por el estado embrionario en que se encuentra el rescate de aquel pasado, también resulta oportuno avanzar sobre otros personajes de la gesta libertaria. Esto, por un doble motivo. Primero, por una cuestión metodológica básica, la historia es obra de los hombres (y mujeres, obvio) y no de un hombre en solitario, por más trascendente que sea su obra. Segundo, porque el rescate de las trayectorias de vida de quienes acompañaron a Andresito sirven para contextualizar el proceso en estudio y, en última instancia, aportar nuevos elementos para la propia vida de nuestro máximo prócer provincial.

Es en este marco que pretendemos reseñar la vida de un personaje de gran importancia para la Misiones revolucionaria del siglo XIX, la del comandante Matías Abucú. Tan trascendente como desconocido, Abucú fue protagonista de toda la década de 1810, durante la cual desempeñó diversas tareas como jefe de las milicias misioneras.

Del origen a San Martín

Nacido en el pueblo de Apóstoles, Abucú se transformó en una personalidad importante desde antes del estallido revolucionario, ya que integró el Cabildo de 1804 como Regidor Primero, lo que demuestra su ascendiente en la zona. Al producirse las novedades de la destitución del virrey Cisneros y de la conformación de la Junta, Misiones se constituyó en la primera provincia del Río de la Plata en reconocer al nuevo gobierno y en plegarse al movimiento. Esto colocó al territorio provincial en una situación de inestabilidad política y agitación social.

Una de las primeras medidas en el ámbito local fue la conformación y organización de las milicias locales, las mismas que habían sido menospreciadas por Manuel Belgrano y que, en breve, demostrarían toda su valía en lucha contra los paraguayos, los lusobrasileños y los directoriales. En los departamentos que aún permanecían en manos misioneras (Concepción y Yapeyú), se pusieron en marcha la movilización de los nativos para la defensa de la revolución.

En el primero de estos departamentos, se aglutinaron unos 300 “naturales que solos y a su propio costo desean acreditar su patriotismo”, tal la información del subdelegado Celedonio del Castillo. Este contingente, integrado por Abucú y por el corregidor de Concepción, Ignacio Mbaibé, entre otros, tenía una absoluta carencia de armas y recursos, por lo que del Castillo se vio obligado a mantenerlo con un número reducido de miembros, pese al fervor con que los guaraníes pretendían sostener la lucha.

En 1812 la llegada de un grupo de oficiales desde Europa, favoreció la reanudación de las actividades bélicas, luego del retroceso y la serie de acuerdos asignados por el Primer Triunvirato. Uno de estos oficiales era el misionero José de San Martín, a quien se le encomendó la conformación de un regimiento de caballería. El flamante cuerpo sería integrado por los hijos del país, para lo cual se convocó a las provincias a aportar hombres. En el caso de Misiones, San Martín solicitó 300 “de sus connaturales” para ser incorporados al regimiento.

El 30 de enero de 1813 el contingente, finalmente integrado por 283 nativos, partió desde San José rumbo a Buenos Aires. Era conducido por el capitán Antonio Morales, por el teniente Abucú y los alféreces Miguel Aybí, Andrés Guayaré y Juan de Dios Abayá. En el mes de mayo arribaron a la capital, en donde tuvieron “…el honor de conocer a Vuestra Señoría (por San Martín) y saber que es nuestro paisano”. Los cinco conductores permanecieron hasta noviembre en Buenos Aires, para regresar a la provincia luego de haber recibido, como recompensa por su misión, el uniforme de Granadero.

En la lucha revolucionaria

Cuando en 1815 Andrés Guacurarí y Artigas es designado Comandante General de las Misiones, el pueblo guaraní se movilizó en masa para ponerse al servicio del jefe que los llevaría a escribir una de las páginas más fantásticas de nuestra historia. Entre ellos, obviamente, se encontraba Abucú, que tendrá destacada actuación en el principal hecho de armas de la época: la batalla de Apóstoles del 2 de julio de 1817.

En aquella victoria misionera frente a los invasores portugueses, el capitán Abucú, en defensa de su terruño natal, habría vestido el uniforme de Granadero a Caballo que le regalara San Martín años antes.

Luego de esta acción, Abucú continuará al servicio de Andresito y, con posterioridad a su caída, lo hará a las órdenes de José Artigas. De hecho, Abucú conducirá un cuerpo de dragones en el período de disputa entre Artigas y Francisco Ramírez, en donde los misioneros se dividirán entre los que se mantengan fieles al Protector de los Pueblos Libres y aquellos que se sumen al Supremo Entrerriano. Abucú, junto a sus dragones, permanecerán junto a Artigas hasta la derrota de éste en la batalla de Asunción del Cambay (15 de agosto de 1820) y su posterior exilio al Paraguay.

Fuentes:

Camogli, Pablo, Andresito. Historia de un pueblo en armas, Aguilar, Buenos Aires, 2006.

Machón, Jorge, “Un oficial misionero guaraní: Matías Abucú”, en 20° Encuentro de Geohistoria Regional, Resistencia, 2000.

Machón, Jorge y Cantero, Daniel, Andrés Guacurarí y Artigas, Misiones, edición de los autores, 2006.

Imágen: Escultura de Enrique "Kike" Yorg

Publicado en: Misiones Tiene Historia.

Video: Misiones Tiene Historia

http://www.misionestienehistoria.com.ar/matías-abucú-el-granadero-de-andresito

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lunes, 15 de junio de 2020

Las cartas en guaraní que Manuel Belgrano le escribió a los misioneros



El diálogo que Manuel Belgrano procuró establecer con los liderazgos guaraníes es uno de los aspectos más interesantes de su paso por Misiones y, al mismo tiempo, quizás sea uno de los menos conocidos por la ciudadanía. 
El jefe del ejército revolucionario desplegó una estrategia de seducción sobre la población nativa mediante un mecanismo tan novedoso como propio de su espíritu humanista: la traducción al guaraní de sus proclamas y oficios. Pero no una traducción literal de los mismos, sino una traducción de sentido, que permitiera una cabal interpretación del ideario de cambio y transformación que proponía el ideario de Mayo.

En este artículo veremos las características de este diálogo entre dos imaginarios, en apariencia tan diferentes como el moderno y el ancestral, al que Belgrano, por medio de sus traductores, buscó acercar. El desafío no era menor, ya que no solo se trataba de liberar a los pueblos originarios o de ponerlos en igualdad de derechos con los criollos, sino de lograr que estos se plegaran al proceso revolucionario. Recordemos, entonces, que la expedición de Belgrano surgió de la ambigüedad con que los cabildos guaraníes habían reaccionado ante dos propuestas disímiles: la de Buenos Aires, que pretendía la adhesión a la Primera Junta, y la de Asunción, que se mantuvo leal al Consejo de Regencia español.


Encabezado de la proclama de Manuel Belgrano a los “misioneros” traducida al guaraní.

Traduzcan todo

A fines de noviembre de 1810 el ejército porteño arribó a lo que por entonces era la provincia de Misiones. Desde allí, Belgrano difundió proclamas y oficios hacia Misiones y el Paraguay. Serán nueve documentos en total los que el futuro creador de la bandera mandó traducir al guaraní. El 6 de diciembre emitió seis documentos. Un oficio al “Señor Comandante de las Armas de las Misiones al Norte del Paraná, Don Pablo Thompson”, dos proclamas, una a los “nobles, fieles y leales paraguayos” y otra a “los naturales de los pueblos de Misiones” y tres cartas, una para el gobernador del Paraguay, otra para el obispo de Asunción y la tercera para el cabildo de la capital paraguaya. A los pocos días, remitió oficios al comandante de Itapúa y al de Candelaria, mientras que el 17 terminan los textos traducidos con la proclama a su propio “Ejército de operaciones del norte”, que se encontraba en Candelaria presto a cruzar el Paraná.

Este acervo documental se encuentra en el Museo Mitre y fue revisado y estudiado por la antropóloga francesa Capucine Boidin, en el marco del proyecto LANGAS (Lenguas generales de América del Sur). Estos estudios permitieron conocer en detalle el esfuerzo realizado por Belgrano en el objetivo de lograr que sus ideales fueran interpretados correctamente por los guaraníes. Las conclusiones al respecto, son múltiples.

En primer lugar, que se trata de una traducción de tipo sensus de sensu. Esto quiere decir que no se traduce cada concepto en forma literal, sino que se eligen términos, palabras o conjuntos de palabras que tengan un sentido para el lector. Esto era fundamental, ya que se trataba de traducir términos cuyo nivel de abstracción complejizaba la tarea de los intérpretes. ¿Cómo traducir ideas como “libertad”, “derechos naturales” o “propiedad”?

En segundo término, sobresale la actitud de Belgrano de mandar a traducir muchos de sus oficios y proclamas y no solo aquellos dirigidos a la población misionera, mayormente integrada por guaraníes. Esto refleja que la intención no solo era informar o comunicar algo puntual, sino que respondía a una estrategia comunicacional tendiente a generar un vínculo de confianza con los nativos. Belgrano compartía con los líderes guaraníes sus comunicaciones con el Paraguay, una forma de transparentar sus ideas y ganarse la confianza de estos liderazgos.

Proclama en español y en guaraní dirigida a los “misioneros” por Manuel Belgrano.

Palabras que son más que palabras

La otra dimensión que reflejan estas cartas traducidas al guaraní, tiene que ver con la traducción sensus de sensu de las mismas. Recordemos, se trata de traducciones no literales, sino en procura de transmitir los sentidos expresados por cada término. Esto era crucial para Belgrano, quién apuntaba con ello a convencer a los guaraníes de plegarse al proyecto revolucionario liberal y moderno expresado por la elite de Mayo.

En este sentido, el principal término utilizado en guaraní fue el de Aguyjei, que se repite en más de 15 oportunidades en el corpus documental. Lo interesante del caso es que, además, se recurre a él para traducir diversos conceptos políticos en español, como “derechos” o “felicidad”, o dos palabras, como “dignidad” y “beneficios”.

Según la explicación que nos brindó Javier Rodas, autor del penta diccionario guaraní, aguyjei se compone de aguyje, que es un saludo y un deseo de bienestar reflejado en un estado de perfección en cuerpo y alma. Ese estado es el que las personas deben alcanzar, por ejemplo, para acceder a la “Tierra sin mal”. Y el i, que denota cariño y cercanía. Un derivado de esto es el aguyjevete con el que los mbyá saludan en la actualidad, pero este tiene un sentido más formal que el terminado en i. ¿Qué reflejaría esto? Que los traductores de Belgrano no solo recurrieron a un término que implicara el deseo de bienestar y perfección en cuerpo y alma, sino que, además, ese deseo tuviera un tono de cercanía y fuera una expresión cariñosa por parte del autor, el general Manuel Belgrano.

En otras palabras, el concepto moderno de “derechos” al que Belgrano venía a restituir a los guaraníes, se tradujo como tekó aguyjei. Este término era absolutamente comprensible para los guaraníes, ya que se trata del modo de ser del pueblo nativo, algo así como el estado ideal de vida.

Otro término interesante, fue el que se utilizó para referenciar a los opresores de los guaraníes, a los que se definió como “poguýpe”, en vez del tradicional término pópe para referirse a las autoridades, como el rey, Dios o los caciques.

Explica Boidin que pópe se refiere a potestades legítimas y percibidas como naturales. Mientras que en el contexto de las proclamas de Belgrano se usa poguýpe para designar el mando, la jurisdicción y el poder de un gobernador, cuya legitimidad se cuestiona. Un cambio sutil de términos, pero que transforma en comprensible al texto producido por el jefe revolucionario.

En las conclusiones de sus trabajos, Boidin considera que estas traducciones fueron realizadas por algún miembro de la elite guaraní, quizás un escriba del cabildo de Candelaria, cuyo conocimiento del español y del guaraní era lo suficientemente sólido como para diferenciar entre términos. De ser así, queda en evidencia la extrema preocupación que tuvo Belgrano en la comunicación con los guaraníes, una actitud que no hace más que ratificar su humanismo, su vocación por la integración social y el alcance transformador del proyecto de sociedad que vino a ofrecerles a misioneros y paraguayos.


Monumento a Manuel Belgrano en la plaza de Mayo, en Buenos Aires, visto desde la casa de Gobierno. Archivo General de la Nación

Bibliografía:
Los artículos de Capucine Boidin se pueden descargar en la sección biblioteca de, portal www.misionestienehistoria.com.ar (MTH). Ellos son dos: “Textos de la modernidad política en guaraní (1810-1813)” y “Teko aguyjei, “derechos”, “vida buena”, un concepto político central de las proclamas y cartas del general belgrano traducidas al guaraní”.

Las imágenes de los documentos, en Ana Couchonnal y Guillermo Wilde, “De la política de la lengua a la lengua de la política. Cartas guaraníes en la transición de la colonia a la era independiente”, que también se puede descargar en MTH.

El pentadiccionario de Javier Rodas y Kuaray Poty Carlos Benítez se titula: “Primer Diccionario Mbya Ayvu-Español, Español-Mbyá Guaraní”, y fue editado por Editorial Universitaria en el año 2018.

Las copias de las cartas de Belgrano están en el Museo Mitre en Buenos Aires: Belgrano, Manuel, Documentos en guaraní y español. Nro. de Registro: 4490. 19 hojas manuscritas. 33 cm, 1810. Pueden leerse completas en español y guaraní en el portal del proyecto Langas: https://www.langas.cnrs.fr/#/description 

Por Pablo Camogli 

(*) Camogli es licenciado en historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo y magister en cultura guaraní-jesuita por la Facultad de Arte y Diseño de Oberá. Además, es autor de 8 libros sobre historia argentina para las editoriales Aguilar y Planeta y es autor de manuales escolares para editorial Kapelusz. Actualmente dirige el sitio www.misionestienehistoria.com.ar

Fuente: Misiones On Line 
Especial de Misiones Online (Cap. IV): Las cartas en guaraní que Manuel Belgrano le escribió a los misioneros - 8 de Junio de 2.010


viernes, 22 de mayo de 2020

El Belgrano ambientalista que surgió de su paso por Misiones



En la raíz de todos los conflictos ambientales se encuentra un problema de falta de educación en valores relativos a la solidaridad, a pensar en el otro, en la empatía y el respeto por la vida.
Debe ser por ello que hace más de 200 años un enorme patriota argentino, repleto de valores y virtudes, se haya convertido en el primer político, abogado y líder ambiental. Son hechos, no opiniones.
Hacemos referencia al notable Manuel Belgrano, tal vez uno de los hombres más importantes de la historia argentina y regional. Un hombre que pensaba en el bienestar general por encima del propio, que entendió a la educación como pilar del desarrollo y que anhelaba la libertad de los Pueblos como expresión máxima de las libertades individuales.
Sin dudas es el ejemplo más noble de ética política y compromiso con una identidad nacional. Ejerció activamente la humildad de los grandes y tuvo una prolífica actividad pública destinada a mejorar a los demás y a su entorno. Además poseía una visión de futuro tan brillante que seguro tenía incorporado lo que hoy llamamos “generaciones futuras” como sujeto de derechos.
En esa conducta y esos objetivos de bien común Belgrano había tomado conciencia plena del valor del ambiente y así lo expresó en el periódico que dirigió entre 1810 y 1811 el “Correo de Comercio” el sábado 28 de abril de 18101 del cual destacamos algunos párrafos colosales:  
“Íntimamente persuadidos de que los plantíos son acaso un objeto el más principal, y de la atención más útil al público, nos atrevemos a ponerlos en el rango de las virtudes...”
Sobre las bondades de plantar árboles el gran patriota escribió: “… si pudiéramos imprimir bien este consejo en nuestros convecinos… Seres que se visten y desnudan para utilidad del hombre, y cuyas respiraciones esparcen la salud por todo el universo, prestándose al mismo tiempo para ser vehículos de los aires corrompidos, organizarlos, y capaces de para nuestra vida”.
Y cerraba con una visión integral“… nuestro suelo, nuestro clima nos está convidando para aumentar el número de seres vegetales… y así repondríamos… lo que nosotros arruinamos sin consideración alguna a la posteridad…
La naturaleza convida, el interés provoca, … sigamos el impulso de esos movimientos poderosos, desempeñando una obligación de la naturaleza, que es tan fácil de cumplir, y en cuyo desempeño hallaremos una remuneración crecida que ha de exceder a nuestros cuidados y esperanzas”
Era evidente que Belgrano entendía como nadie el concepto de lo que hoy llamamos “sustentabilidad” pues era recurrente en la búsqueda de aprovechamiento razonable del recurso para nosotros y nuestra posteridad.
Era además un hombre de pensamiento sistémico, pues mientras proclamaba la necesidad de preservar la naturaleza y no descuidar su utilización como recurso la valoraba por lo que hoy conocemos como “servicios ambientales” pues refiere al aporte que hace a la vida, la salud, el paisaje y la producción. Sin dudas un adelantado a su tiempo.2
La muestra más evidente de que estos conceptos no eran solo parte de una prédica romántica o quijotesca del prócer es la traducción en normas que hace cuando le tocó legislar.
Nos referimos a la regulación del 30 de diciembre de 1810  donde el General Manuel Belgrano  dicta el Reglamento para el Régimen Político y Administrativo de los Pueblos de las Misiones y que se considera una de las bases de la Constitución Nacional y, por nuestra parte, entendemos que se trata de un precedente histórico de la legislación ambiental nacional.
En la regla veintisiete del reglamento  estableció la prohibición de talar el árbol de la yerba mate. Esta norma, desde una perspectiva actual y en contexto con las ideas ya divulgadas por el prócer, constituye una regulación de conservación del recurso natural. Como vimos, Belgrano valoraba en sí mismas las plantaciones por la cantidad de beneficios (productivos y ambientales) que generaban.
Pero la norma mencionada adquiere una relevancia notable y su máximo de consideración ambiental y colectiva cuando se completa la misma con la pena por incumplimiento de diez pesos por cada árbol talado, ordenándose que dicha suma se dividiera en una mitad para el denunciante y   la otra mitad para “el fiado de las escuelas”.
Este destino asignado a las sumas por incumplimiento la entendemos hoy como la creación del Primer Fondo de Compensación, similar o análogo a lo que hoy se prevé en el art. 28 de la Ley General del Ambiente. Esto implica la afectación de las sumas de dinero provenientes de estas “infracciones a la naturaleza” a la concreción de fines colectivos como la educación pública y, en especial, lo que Belgrano denominaba “nuestra posteridad”.
No es difícil hacer una relación y explicación del pensamiento “sistémico” del patriota: la necesidad de proteger las especies arbóreas (plantíos como les decía) provee numerosos beneficios al pueblo, entre ellos ya había destacado la mejora del clima, de los suelos, del paisaje y de la salud de las personas. La afectación de este recurso forestal implicaba además de los perjuicios a los bienes mencionados, una injuria a la posteridad.
Es lógico entender que lo producido por los daños a los plantíos deba ir a proteger a las generaciones del futuro (la posteridad que no excede), que habitualmente habitan las escuelas y deberán ser usados en su educación, que como dijimos al comienzo, está en la base de los problemas.
Por ello es que entendemos esta regla como la más antigua regulando los efectos colectivos de una acción individual y la interpretamos como la norma pionera del derecho ambiental moderno y convierte a Belgrano en el primer abogado ambientalista.3
La visión de futuro que el político, docente, militar, economista, abogado y ambientalista era, sin dudas, sobresaliente a su tiempo y época. Su personalidad, grandeza y decisión hizo que fuera capaz de logros increíbles que aún hoy, a 200 años de su muerte, nos siguen asombrando y admirando.
Escrito por el  Dr. Leonardo Villafañe, Doctor en Derecho (UCSF), Secretario del Consejo de la Magistratura.
1. Extractos sacados de CORREO DE COMERCIO DE BUENOS AYRES. Vol. I del 3 de marzo de 1810 al 25 de agosto de 1810. Reimpresión facsimilar. Editorial Docencia. Buenos Aires. 2003. Pág. 87 http://books.google.com. Se ha hecho una transcripción modificando el uso colonial y ajustándolo al idioma actual.
2.Ver:BALMACEDA, Daniel. “Belgrano. El gran patriota argentino.” 1° edición. Ciudad Autónoma Buenos Aires. Sudamericana. 2019. Págs. 41-44
3.CAMOGLI, Pablo. “Pueblo y Guerra. Historia social de la guerra de la independencia”. 1° ed. Ciudad Aut. Buenos Aires. Planeta. 2017. Págs. 223 - 226
Fuente: Misiones Tiene Historia
http://www.misionestienehistoria.com.ar/el-belgrano-ambientalista-que-surgi%C3%B3-de-su-paso-por-misiones?fbclid=IwAR2W3ox3M1Z06ljNpOc8jiEnG45mkjcBErodpTmLtnuBCbZehVikbv3vmIc

viernes, 10 de abril de 2015

Andresito, Candelaria y el derecho de los hombres libres


Escribe: Pablo Camogli

Ni bien Andrés Guacurarí y Artigas asumió como comandante general de Misiones en 1815, se puso como objetivo prioritario la recuperación de los pueblos pertenecientes a los departamentos de Concepción y Candelaria, que habían sido ocupados por los paraguayos luego del acuerdo firmado por Manuel Belgrano en 1811. La vieja capital de la provincia, Candelaria, era el objetivo principal, para que vuelva a ser parte integrante de Misiones.

En mayo de 1815 el ejército misionero avanzó con rumbo al norte, luego de anunciar a las autoridades paraguayas de Concepción, que debían abandonar los pueblos. Uno a uno, las tropas guaraníes fueron recuperando los poblados del departamento.

En cada pueblo recuperado, se procedía a la instauración del Cabildo y la organización del gobierno local bajo el régimen autonómico propio de la soberanía de los pueblos libres.

Andresito debió esperar unos meses para emprender la campaña sobre la costa del Paraná. En agosto, las tropas misioneras se pusieron en marcha, mientras que los paraguayos concentraron sus fuerzas en Candelaria al mando del comandante José Isasi. En los primeros días de septiembre las tropas misioneras se reagruparon en San Carlos, en donde se sumaron otros líderes locales, como Manuel Miño, Ignacio Mbaibé y Manuel Cayré.

El día 11, y antes de emprender el ataque a Candelaria, Andresito le escribió una intimación a Isasi que se constituye en una certera muestra del ideario ideológico del federalismo guaraní/misionero. En aquella misiva Andresito expresaba que “El derecho es el ídolo y el objeto de los hombres libres por quien se ven empapados en su propia sangre, me ha obligado, solicitando ellos nuestra protección, a molestar a usted el que se venga a nosotros o deje ese departamento al goce de sus derechos (…) esto hago como verdadero americano y hermanos que somos”.

El comandante paraguayo rechazó la intimación y se alistó para el combate. El 12 de septiembre el ejército guaraní se lanzó sobre Candelaria. La batalla duró tres horas y sólo se resolvió cuando los paraguayos se quedaron sin municiones. Para la tarde de aquella jornada, la bandera tricolor de Misiones ya flameaba en la capital histórica de la provincia. Las tropas paraguayas repasaron el río y abandonaron todos los pueblos del departamento de Candelaria. En los días siguientes el ejército guaraní ocupó todos los pueblos de la margen izquierda del Paraná hasta la Tranquera de Loreto (actual Ituzaingó), que era considerado el límite con Corrientes.

De esta forma, en sólo unos meses como gobernador de Misiones, Andresito había logrado recuperar 12 de los pueblos que integraban la provincia guaranítico-jesuítica. Desde la óptica de los guaraníes, esto tiene que haber sido interpretado como un logro mayúsculo y habría servido para resaltar el prestigio de Andrés Guacurarí entre la población local.

El nuevo comandante había logrado lo impensado, que Candelaria regrese a manos misioneras.


Fuente: Blog de Pablo Camogli, Una Historia de la Patria Grande que late desde Misiones.


sábado, 28 de marzo de 2015

Andresito, el nuevo libro de Pablo Camogli


Andrés Guacurarí y Artigas, "Andresito", fue el único caudillo y gobernador indígena de nuestra historia. Hijo adoptivo y lugarteniente de José Artigas, peleó junto a Manuel Belgrano, encabezó un ejército de dos mil indígenas y llegó a ser comandante general de Misiones y de Corrientes. ¿Por qué, entonces, su historia permaneció en las sombras durante casi dos siglos? Esta biografía arroja luz sobre su figura y amplía nuestra comprensión de un momento crucial de la formación de la Argentina: el de las luchas por la independencia y los inicios de los enfrentamientos internos entre centralismo y federalismo. En su documentada investigación, Pablo Camogli aborda los muchos interrogantes sobre Andresito, su transformación en líder popular y su papel junto a Artigas, su acción y su pensamiento, enmarcándolos en la larga tradición cultural y política de los guaraníes. De ese modo, permite descubrir a un personaje maravilloso de nuestro pasado, que fue capaz de luchar y morir por una idea libertaria para todo su pueblo.



Pablo Camogli (Oberá, Misiones, 1976) es licenciado y profesor de Historia por la Universidad Nacional de Cuyo, y técnico superior en Periodismo. Fue corresponsal del diario El Territorio, ha trabajado en medios gráficos y digitales de Misiones, Córdoba, Buenos Aires y Mendoza, y ha escrito artículos para diversas publicaciones, entre otras, la revista especializada Todo es Historia. Redactó los contenidos para la serie Batallas de la libertad, realizada por el canal Encuentro. Es coautor de la publicación Línea de tiempo en la ocupación del espacio misionero (2011) y autor de Batallas por la libertad (Aguilar, 2005), Batallas de Malvinas (Aguilar, 2007), Batallas entre hermanos (Aguilar, 2009), Nueva historia del cruce de los Andes (Aguilar, 2011), Asamblea del año XIII (Aguilar, 2013) y Contame una historia (Aguilar, 2014).