Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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sábado, 16 de marzo de 2019

La Medicina de los Incas


La historia del Perú cuenta que desde tiempos antiguos la cultura incaica, practicó una medicina tradicional basada en plantas medicinales y rituales relacionados con la espiritualidad y la energía. Dicha práctica era realizada por herbolarios, curanderos o chamanes, conocidos como “Kallawayas”; ellos practicaban la limpieza del espíritu y cuerpo de las personas, con medicina tradicional natural, el uso de hierbas y flores frescas y secas, menjunjes con el sebo de algunos animales como la serpiente, oraciones, música y danzas; estos tratamientos naturales que en primer lugar fueron atribuidos a la brujería, según la religión del viejo mundo: pero, la increíble eficacia de las hierbas de la “medicina Inca” hizo que durante la época del virreinato se iniciara un estudio científico de las plantas medicinales. Se sabe que la medicina de los incas fue más avanzada que la medicina en Europa durante esa época, sin embargo los nombres coca, ayahuasca, yopo, chacruna, etc., fueron desapareciendo, pues chocaban con los intereses económicos de empresas farmacéuticas.

En la actualidad, personas de todo el mundo llegan a pueblos como Pisac u Ollantaytambo en el Valle Sagrado de los Incas, para conocer y disfrutar de la medicina de los Incas.

Los chamanes practican hasta el día de hoy la medicina tradicional inca

  • La Medicina de los Incas

    La medicina de los incas no solo trato los síntomas de la enfermedad, sino que indago sus causas, utilizando tanto los aspectos físicos como psicológicos del paciente. Los instrumentos quirúrgicos de los incas fueron bastante sencillos: la Vilcachina se utilizó para realizar extirpaciones y el Tumi, sirvió para abrir cráneos. Las bondades curativas de raíces y hierbas utilizadas en la medicina inca, hizo que se establecieran las primeras escuelas de estudio de las plantas en el viejo continente.

    El minucioso control de la salud ejercido por los incas, contribuyo a la rapidez con la que se expandió este imperio que llego a tener más de 12 millones de habitantes, según los registros hechos por ellos con los Kipus. El imperio se extendió desde el Cusco, a los actuales territorios de las naciones de Perú, Bolivia, Ecuador, parte de Colombia, Chile y Argentina. La medicina de los incas trascendió a su época y aun ahora es motivo de estudio.

    ¿Qué tratamientos médicos conocían los Incas?

    Los incas lograron tratar enfermedades como trastornos respiratorios, enfermedades del sistema inmunológico, gastrointestinales, problemas en los ojos y distintos dolores; con remedios hechos a base de plantas medicinales traídas de todos los extremos del imperio; la privilegiada ubicación y el clima de Machu Picchu hizo que se pudiera cultivar plantas medicinales, provenientes de todas partes del Imperio; tabaco silvestre, hojas de Coca (hoja sagrada de los incas) u otras como ayahuasca y chacruna, provenientes de la selva del imperio; las cuales son utilizadas hasta hoy, para entrar en estados alterados de consciencia; pero también usaron hipnosis y anestesia hecha a base de hojas de coca, licores naturales y otras hierbas.

    Asombrosamente pudieron llevar a cabo desde transfusiones de sangre y pequeñas amputaciones hasta complicadas cirugías del cerebro. Curaron las heridas utilizando la corteza hervida del árbol de pimienta, colocando emplastos sobre ellas, mientras todavía estaba caliente; para cerrar las heridas abiertas utilizaron las mandíbulas de algunas especies de hormigas (sutura natural de insectos).

    La trepanación craneana

    Esta complicada operación del cerebro fue llevada a cabo desde el año 1,000 por la cultura pre-inca, Paracas; se trato de una operación de alto riesgo, que fue perfeccionada por los incas hacia el 1,400, logrando la supervivencia de hasta el 90 % de las personas operadas; hoy en día existen procedimientos similares para aliviar la presión del cerebro. Se tiene registro de personas que fueron operadas más de una vez; se sabe de un individuo que fue operado hasta siete veces. Las personas sometidas a esta operación, eran hombres que sufrieron lesiones en combate o para curar la epilepsia o hasta infecciones crónicas en el cráneo.

    ¿Quiénes ejercían la medicina en el Imperio de los Incas?

    Los sacerdotes incas eran también médicos; sanaban con hierbas, minerales e invocaciones de energía; en algunos casos las ceremonias de sanación incluían a muchos miembros de la comunidad cantando y danzando durante horas o hasta días, para lograr sanar a sus enfermos; existían varios tipos de médicos:


    El Watuk: se encargaba de diagnosticar la enfermedad y examinar el estilo de vida del paciente.


    El Hanpeq: Una especie de Chaman que curaba a los pacientes utilizando hierbas y minerales en ceremonias religiosas y místicas.


    El Paqo: curaba el alma; los incas creían que el corazón albergaba el alma.


    El Sancoyoc: Sacerdote cirujano, se ocupaba de extremidades rotas, abscesos y de los dientes.


    El Hampi Camayoc: Era el químico del estado inca y el encargado del cuidado de los recursos médicos.


    El Collahuaya: Suministraba plantas medicinales, amuletos y talismanes.
    El tumi se utilizaba para hacer cirugías craneanas

  • ¿Cómo se ejercía la medicina en la época de los incas?

    En la época de los incas los conocimientos de medicina eran traspasados de padres a hijos. Pero eso no era todo, los hijos de los médicos aprendían acerca de las propiedades de hierbas y minerales y sobre como reconocer y tratar las enfermedades, en la Escuela de Medicina ubicada en la capital del Imperio, Cusco. Eran necesarios varios años para que un estudiante fuera considerado un médico. Los más hábiles eran enviados con los ejércitos o a las principales ciudades del imperio, como Machu Picchu, para tratar a los nobles.

    La medicina de los incas en la actualidad

    Desde tiempo atrás hasta la actualidad, los pobladores del territorio peruano han curado sus enfermedades y malestares por medio de esta medicina tradicional. La medicina inca, aunque poco difundida – por obvias razones – aun se practica, y cada vez con más fuerza en lugares como Pisac u Ollantaytambo. En la actualidad personas de distintos niveles socioeconómicos de todos los países del mundo llega al Valle Sagrado de los Incas para curar sus enfermedades con medicina natural.

    Las plantas medicinales de los Incas

    La medicina incaica tuvo sus orígenes en las plantas medicinales, con remedios preparados generalmente a base de hierbas con propiedades curativas específicas. Existen innumerables hierbas medicinales en este territorio, en las tres regiones naturales del Perú, con un mayor porcentaje en la región andina, seguido de la selva y costa.

    Una de las plantas medicinales de gran importancia fue la hoja de coca, que al margen de tener propiedades curativas, era usada para las danzas ceremoniales. Asimismo, se clasificó cada planta medicinal de acuerdo a las propiedades curativas que tenían y su preparación para luego ser aplicada. A continuación, enumeramos algunas de ellas:

    Desarrollaron un potente anestésico hecho a base de hojas de coca, plantas somníferas y licores naturales.
    Maca: afrodisiaco, anabólico, revitalizante, reconstituyente, antidepresivo, sedante y reforzador de fertilidad.
    Uña de gato: se emplean las hojas, corteza y raíz como anti cancerígeno, para reducir los efectos de la radioterapia y quimioterapia, contra la artritis, enfermedades venéreas, antiviral, mordedura de serpiente, sarampión, antiinflamatorio y diurético.
    Ortiga: diurético, cauterizante y anti-anémico debido a la presencia de los minerales, estos minerales se concentran en los pelos de la planta, por ello se debe su acción irritante en la piel cuando es aplicada sobre el cuerpo.
    Chanca piedra: para hacer infusiones contra la fiebre, dolencias del hígado y los riñones.
    Sangre de grado: se utilizan la corteza, hojas y látex como desinfectante, cicatrizante para traumatismos, heridas en la piel, hemorragias, ulcera gástricas, etc.
    Hercampuri: se emplea como purgante, antidiabética, diurética y anti-infecciosa; reguladora del metabolismo y para reducir la obesidad.
    Quinua: es un alimento nutritivo, además de una planta medicinal, posee propiedades diuréticas, expectorantes y refrescantes. La semilla de esta hierba con leche aumenta la leche de las paridas.
    Paico: hierba aromática usada como anti diarreico, antiinflamatorio, digestivo, carminativo, etc.
    Achiote: se emplea en casos de inflamación prostática, infecciones urinarias, en distintas afecciones al sistema urogenital y como regulador de la función renal. 
    Infusión de coca, sagrada para los incas
  • Fuente: Boleto Machu Picchu - https://www.boletomachupicchu.com/medicina-inca/?fbclid=IwAR1HYtCQorayWBeASovbSszg6UkhfiPpmZL71iaEcIJp_6ZBzDlVqPhGgqk


miércoles, 8 de febrero de 2017

La Abuela Coca, Medicina Ancestral de los Andes


Dentro de todos los elementos que conforman, constituyen y sobre los que se fundamenta la filosofía del mundo andino, particularmente la parte del altiplano sud americano, quizás uno de los más importantes y de gran relevancia, sea la utilización de la medicina de la abuela Coca. Una medicina que está totalmente asociada a la forma de vida de estas antiguas culturas en muchas formas, tanto desde el punto de vista mágico, como ritual, medicinal y social. 

La abuela Coca, viene a ser algo así como parte de la respiración del mundo andino, tal como lo son las bellas melodías de las quenas y las zampoñas, el magnificente vuelo del cóndor, la tierna visión de las llamas y las alpacas pastando en los valles andinos  o la majestuosidad de la Cordillera de los Andes. 

La información que en general se tiene de las antiguas culturas del mundo andino en la sociedad moderna, es muy limitada, estrecha, y de corto alcance. Proviene de informaciones muy parciales, miopes y alejadas de la verdadera comprensión de esta cosmología antigua, profunda y sabia. Dichas culturas proliferaron y se desarrollaron por miles de años antes de la llegada de los españoles a América, en diferentes civilizaciones, entre las que podemos mencionar las culturas Chimú, Nazca, Paracas, Inca y Tiahuanaco, entre otras tantas.

Desde tiempos inmemoriales, la Coca ha estado íntimamente ligada al desarrollo y la evolución de muchas de dichas culturas, en formas muy variadas. Entre las cuales, podemos mencionar algunas de sus cualidades medicinales, como por ejemplo, ser una gran medicina para los males de altura. No debemos olvidar que gran parte de dichas culturas viven a más de 3.000 metros de altura. 

Muy pocas especies en el mundo alcanzan los niveles de concentración y nutrición de la hoja de Coca, como a sido comprobado en diversos estudios y publicaciones científicas muy serias y rigurosas en reputadas instituciones académicas. Por tal razón, la podemos encontrar como un elemento muy determinante en la dieta alimenticia de dichos pueblos, debido a su alto valor proteico, la alta concentración de minerales, vitaminas y carbohidratos, así como a sus altos niveles de fibra.

Otros beneficios adicionales en el campo medicinal, son su acción benéfica en toda la función intestinal, su poder digestivo y diurético, el alto poder para eliminar las grasas, la regulación de la función hepática, la purificación de la sangre, su función antiinflamatoria, el reforzamiento del sistema inmunológico y la resistencia física, entre muchos otros. Demostrando de esta manera, la inteligencia intrínseca en este tipo de medicinas, que son capaces de actuar en múltiples direcciones, según las diferentes necesidades particulares de los usuarios.


La abuela Coca, es un remedio indispensable en los hogares andinos, ayudando a combatir el cansancio, el frío, el hambre, o bien, los dolores corporales. O simplemente acompañando a los pastores en sus largas jornadas con sus rebaños en las laderas y mesetas de los contrafuertes cordilleranos del altiplano andino. Lo que se puede ver casi como una bella postal, cuando se recorren los caminos de estas tierras mágicas, y se ve a los niños pastoreando con sus ponchos multicolores, sus ojotas, sus chullos y su inseparable chuspa, que es la bolsa donde portan la mágica medicina.

Desde el punto de vista espiritual, la abuela Coca, es indudablemente uno de los pilares en que se sustenta el mundo andino, constituyéndose en un elemento esencial y primordial en cualquier tipo de ritual o ceremonial. Infaltable en la mesa o en el altar de cualquier pago o invocación a los sagrados Apus, o bien, como ofrenda en gratitud a la abuela Pachamama. Así mismo,  también es utilizada como oráculo para predecir hechos futuros, o bien, determinar la causa de los conflictos, las enfermedades o cualquier tipo de dificultad.

Principalmente, son los yatiris, los paco runas y los chamanes auténticos, quienes poseen los conocimientos esotéricos o metafísicos, respecto de los niveles más elevados de la comprensión, el entendimiento y los verdaderos alcances de este gran espíritu dévico de la madre naturaleza. Conocimientos que se han ido traspasado de generación en generación a través de innumerables linajes, que nos llevan a tiempos y memorias olvidadas en aquellas épocas en que florecieron y prosperaron dichas civilizaciones.

Para todas las culturas antiguas, en mayor o menor medida la naturaleza constituía en sí misma la botica divina, y con sabiduría y sapiencia supieron determinar el uso, la forma y los beneficios que generosamente esta les proveía a sus comunidades. La inteligencia divina dispuso que cada región del planeta, de acuerdo a su geografía, clima y particular medio ambiente, contara con todos los recursos, y las potencialidades necesarias para la adaptación, la nutrición, el sostenimiento y la evolución del ser humano. 

En el caso del mundo de los Andes, la abuela Coca, fue un gran regalo divino, y se constituyó en parte importante y sustancial de la vida de las diferentes comunidades. Lo que en la práctica podemos ver en la actualidad, en la gran función social que cumple el rito de compartir, masticando o chacchando las hojas de Coca, en la que siempre se ofrenda y comparte las hojas de mejor calidad, con quien se tiene al frente. También la encontraremos indisolublemente entrelazada con todas las decisiones importantes en las reuniones, encuentros  y en todo tipo de celebraciones y conmemoraciones sociales de dichas  comunidades.

La tierra se encuentra indeleblemente ligada al cosmos, y en parte importante, el punto de fusión de ambos se encuentra en la cima de las montañas. Siendo estas el portal por donde entran las energías cósmicas, y desde donde se distribuyen estas energías a través de las cadenas montañosas. De ahí, es que el hombre andino siempre buscó la cima de las montañas para realizar sus invocaciones, sus oraciones y también para manifestar su gratitud a las divinidades y a los espíritus tutelares. Nuevamente encontramos las hojas de Coca, como compañera inseparable de dichas prácticas espirituales.

El uso inteligente y práctico de esta prodigiosa medicina, podría llegar a constituirse en una gran ayuda en el mundo actual. En el que  predominan la ignorancia, el caos y la confusión, y donde gran parte de la población se encuentra muy enferma por el abuso excesivo de todo tipo de medicamentos y sustancias farmacológicas. Las que además, frecuentemente  son causa de todo tipo de males y desórdenes mentales, físicos o emocionales.

Cuan bueno sería que recordáramos la inmensidad de Dios, al entregarnos  medicinas tan poderosas, benéficas, curativas y simples, como la abuela Coca. La que por cierto, nada tiene que ver con el clorhidrato de cocaína y todos sus males derivados. Algo similar a lo que ocurre con la degradación producida por  el abuso del alcohol, que absolutamente nada tiene que ver con las grandes propiedades inherentes de la  uva o de los granos o sustancias de los que este procede.

Que la Madre Pachamama, el Taita Inti y la Madre Killa, bendigan a todos los seres y a todos los reinos.
Escrito>Jorge Herreros

sábado, 27 de diciembre de 2014

La leyenda de la hoja sagrada (Coca) – Leyenda Aymará


Cuenta la leyenda que los abuelos y abuelas estaban reunidos en un lejano pueblo, en el Manqhapacha (mundo interior), para decidir qué podrían darles a sus hijos para ayudarlos, fortalecerlos, y que les permita comunicarse con los ancestros.
Entonces deciden enviar a una abuela de gran sabiduría llamada Inalmama, la abuela convertida en semilla debía ser llevada al Akapacha (dimensión de los seres humanos), para eso eligen a varios jóvenes, quienes en forma de tigres, jaguares, llamas, pumas, cóndores y serpientes emprenden el viaje.

Para iniciar su labor, los sembradores jóvenes debían esperar la señal del padre Sol, y un día llegó la señal, los rayos solares alumbraron con mayor fuerza la cima de una montaña, denominada en aymara Coripata (montaña de oro), allí se realizó la ceremonia de inicio para la primera siembra de la hoja sagrada.

Cuando brotó esta planta sagrada, el padre Sol les habló a los del lugar y les dijo:
“Ésta es la hoja sagrada que les dará la fuerza y la inspiración de los ancestros, en estas hojas está depositada la energía de la Pachamama, el ímpetu de Pachakama (padre cosmos), la sabiduría del Wayra Tata (abuelo viento), el fuego sagrado de Ninatata, la fluidez de la Kotamama (madre agua) y la fuerza de inicio del tata Illapa (abuelo rayo); esta hoja es medicina y alimento y les señalará el camino y les abrirá todas las sendas posibles e imposibles; compartan la hoja sagrada entre ustedes, antes de hablar entren en el silencio profundo que permita la reflexión y la decisión desde el corazón”.

Para muchos pueblos originarios, tanto dentro como fuera de Bolivia, la coca no solamente es una planta, es una madre, una abuela sagrada, que nos acompaña en todas nuestras actividades en la comunidad y en las ceremonias, es nuestra guía para nuestro caminar.

Además de ser un poderoso alimento, es también una hoja curativa para muchas afecciones, incluso aquellas tan graves como la diabetes. Pero más allá de sus propiedades físicas ampliamente estudiadas y comprobadas, la hoja de coca para nosotros es un espíritu unificador.

Cuando akhullicamos (introducimos coca en la boca) no sólo masticamos la coca, sino que empezamos un diálogo con ella a través de ese lenguaje sagrado interno que nos permite percibir y conectarnos directamente con el espíritu de la hoja de coca (Inalmama).





Tenemos mucho respeto por ella porque es el vínculo de toda comunicación entre el ser humano y otras formas de existencia. Ella nos permite comprender el lenguaje de la Pacha (la vida).

La mujer lleva la coca en su tari (tejido para guardar coca), y el varón en su ch’uspa. La coca acompaña muchas actividades de la vida cotidiana, como el hilado, la siembra y la cosecha, actividades que requieren de mucho respeto y cariño, por lo que no se puede dejar de akhullicar para pedir el permiso y la ayuda necesarios. Pero no sólo akhullican las personas, se hace akhullicar primero a la Pachamama antes de realizar cualquier actividad.

Cuando nos reunimos para resolver algún problema de la comunidad, todos se sientan en círculo y al medio tiene que estar el tari con la coquita. Antes de comenzar el diálogo se pide permiso al espíritu de la Inalmama para que nos permita conversar y comprendernos, hablar con sinceridad, con la asistencia de los abuelos y abuelas y de todas las fuerzas.

Al akhullicar entramos en un silencio profundo que nos permite la reflexión; la Coca Mama o Madre Coca nos permite tener la armonía y equilibrio en cada acto, tener decisiones certeras y claridad en nuestro camino.


Y cuando no sabemos qué decisión tomar o qué camino seguir, en el tari sagrado echamos las hojas de coca al viento para que nos señale el camino a recorrer y tomar la decisión que corresponda según el diseño del tiempo.

Porque los pueblos ancestrales no nos guiamos únicamente por la razón, además del corazón, sabemos que podemos preguntarle a la vida a través de las hojas de coca. Por ello es tan importante la Inalmama en las vidas de hombres y mujeres andinos, vallunos, del chaco e incluso de la amazonia.

Nosotros no caminamos solos, la hoja sagrada nos acompaña permanentemente, más aún ella acompañó a nuestros abuelos desde el inicio de los tiempos y seguirá acompañando a nuestros hijos y a nuestros nietos, porque ella es vida, ella es nuestra fuerza.

Fernando Huanacuni Mamani, es aymara, miembro de la Comunidad Sariri.


Fuente: Comunidad Sariri