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Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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domingo, 17 de noviembre de 2024

Chile recibió desde Noruega cientos de piezas arqueológicas del pueblo rapa nui



En una ceremonia en el centro de Santiago, la ministra Carolina Arredondo recibió 17 cráneos del pueblo originario rapa nui y cerca de 600 fragmentos de hueso de al menos tres individuos, unos vestigios llamados “Ivi Tupuna”.

El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile recibió el viernes diversas piezas arqueológicas y restos humanos tomados por un explorador y antropólogo noruego a fines de la década de 1940 que ahora serán repatriados a su tierra natal, la remota Isla de Pascua en el Pacífico Sur.

En una ceremonia en el centro de Santiago, la ministra Carolina Arredondo recibió 17 cráneos del pueblo originario rapa nui y cerca de 600 fragmentos de hueso de al menos tres individuos, unos vestigios llamados “Ivi Tupuna”.

“Estos bienes no sólo representan objetos materiales. Son también un patrimonio que tiene un profundo valor simbólico, espiritual y cultural para todas las comunidades”, dijo la titular de la cartera. “La restitución y recuperación de estos bienes constituye un reconocimiento y validación a los derechos históricos de los pueblos originarios sobre su patrimonio cultural”, agregó.


Las piezas arqueológicas llegaron procedentes del Museo Kon-Tiki de Oslo, en Noruega, y este sábado serán trasladadas a la Isla de Pascua, también conocida como Rapa Nui, donde pasarán por un ritual de “reconexión” para celebrar el retorno de los “tupuna” —los fósiles— a su tierra natal.

En 1947 el explorador Thor Heyerdahl navegó en una balsa de troncos llamada Kon-Tiki desde Perú hasta Polinesia en 101 días para probar su teoría de que las Islas del Mar del Sur fueron pobladas por navegantes de Sudamérica. Durante sus expediciones se llevó 5.600 objetos de la Isla de Pascua, muchos de los cuales han sido almacenados y exhibidos en el Museo Kon-Tiki.


Esta es la tercera vez que se devuelven piezas tomadas por él en el marco de una colaboración entre el museo y las autoridades de Chile que inició en 2019.

La iniciativa “no es un esfuerzo aislado” sino “corresponde a una política de Estado iniciada en 2019” que considera “la participación y la sensibilidad de las mismas comunidades involucradas y que apunta a la repatriación” de objetos culturales y arqueológicos que, por diferentes razones, fueron trasladados de sus territorios originarios, apuntó la ministra.

Tras la ceremonia en la capital chilena los restos viajarán hacia Rapa Nui —una isla polinesia en medio del océano Pacífico Sur que forma parte del continente de Oceanía pero pertenece al territorio insular de Chile— donde serán recibidos por el pueblo rapa nui, etnia que habita la Isla de Pascua desde el siglo VIII.

Enseguida los lugareños realizarán un recorrido “simbólico y ceremonial” para celebrar “el retorno de los tupuna a la tierra”, explicaron miembros de la comunidad. Posteriormente, el pueblo rapa nui hará un curanto en búsqueda de la “bendición, sanación y conexión espiritual” de los restos ancestrales con su territorio, antes de que finalmente sean depositados en el Museo Rapa Nui.

Desde Oslo la directora nacional del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural de Chile, Nélida Pozo, calificó la ceremonia como una "jornada y un día histórico”. “Hemos acompañado al pueblo Rapa Nui en todas las gestiones con el Museo Kon-Tiki”, agregó.

(AP)

Compartido por Infobae el 15 de Noviembre de 2024
https://www.infobae.com/america/america-latina/2024/11/16/chile-recibio-desde-noruega-cientos-de-piezas-arqueologicas-del-pueblo-rapa-nui/

domingo, 23 de julio de 2017

El hallazgo que reescribe el trágico final de los habitantes de la Isla de Pascua



Hasta ahora, la teoría dominante que explicaba la desaparición de los antiguos pobladores de la remota isla era el ecocidio, la sobreexplotación de los recursos naturales. Sin embargo, un reciente descubrimiento desterró esta hipótesis, incrementando la incógnita sobre el pasado de la tribu creadora de los moáis.

Ubicada en la Polinesia, en medio del océano Pacífico, la remota Isla de Pascua, además de ser una de los principales atracciones turísticas de Chile por su belleza natural, constituye uno de los destinos más enigmáticos del planeta. Durante años los arqueólogos estudiaron y debatieron acerca de las célebres moáis, las imponentes estatuas de piedra de unos 700 años de antigüedad que simbolizan el lugar.

Las enormes esculturas resultan el vestigio más notable que distingue a la misteriosa cultura ancestral de la etnia rapanui. Aunque para algunos también representan la propia extinción de la tribu. A lo largo del tiempo, muchas historias y mitos surgieron en torno a los residentes locales. Relatos que intentan comprender el por qué de la desaparición de una población capaz de idear y construir semejantes obras, superando las dificultades de deber transportar y emplazar a los gigantes petrificados.

Distintos estudios antropológicos, arqueológicos, genéticos y lingüísticos señalan que las figuras de piedra fueron erigidas por una civilización anterior a los que se encontraron el almirante Jacob Rogeveen y la tropa de holandeses a principios del Siglo XVIII cuando descubrieron el sitio, ya que su origen se estima más cercano hacia el año 1200. Poco se sabe de esta incógnita civilización y son varias las teorías sobre su desaparición. El declive demográfico, las enfermedades infecciosas o la esclavitud tras el contacto con los europeos fueron algunas de las razones esgrimidas. Y otra de mucha aceptación: la codicia por construir más moáis.


La principal hipótesis es el ecocidio. Los expertos interpretan que los habitantes de aquella época habrían sobreexplotado los recursos naturales y, como consecuencia, las fuentes de alimentos se volvieron insuficientes. La deforestación del lugar fue el principio del fin. Sin materia prima (árboles) no se podían fabricar más canoas para salir a pescar. La escasez de provisión marina generó un aumento de la presión sobre los cultivos, lo que a su vez aceleró la erosión del suelo provocando fracasos en las cosechas. Hasta ahora se creía que el colapso se ejecutó así. Sin embargo, una nueva investigación cambiaría toda especulación existente.

Un equipo de la Universidad de Bristol, en conjunto con especialistas de la Universidad de Hawai y de Binghamton, estudió los isótopos de carbono y nitrógeno en el colágeno presente en los huesos de los antiguos habitantes de la isla con el objetivo de saber qué comían. Los restos botánicos, humanos y animales conservados en el territorio Anakena y Ahu Tepeu les sirvieron para encontrar que los rapanui tenían conocimientos sobre agricultura como para superar la pobre fertilidad del suelo, mejorar las condiciones ambientales y crear un suministro sostenible de comida.

Los científicos descubrieron que más de la mitad de los nutrientes que había en los cuerpos procedían del mar: el pescado era una parte muy importante de la dieta rapanui. Además identificaron que lo que obtenían del suelo provenía de terrenos enriquecidos, propicios para el cultivo, ratificando la hipótesis de que utilizaban fertilizantes. "Estas actividades demuestran una considerable adaptación y resiliencia a los desafíos ambientales, un hallazgo que es inconsistente con la teoría del ecocidio", se apunta en la investigación.

"La quema del bosque nativo habría aumentado temporalmente la fertilidad del suelo en Rapa Nui, pero con el tiempo se habría perdido de nuevo esa fertilidad", añaden. De tal modo, la pérdida de los bosques -era un ecosistema con un amplio espectro de árboles, arbustos, helechos y hierbas autóctonas- no fue realmente una catástrofe que desencadenó la desaparición. Los pobladores habrían podido lidiar con ello.

Catrine Jarman, líder del trabajo, añadió que además el descubrimiento "permite reconsiderar cómo las poblaciones prehistóricas interactuaron con su entorno sin depender de fuentes modernas". 

Publicado en el American Journal of Physical Anthropology, el relevo destierra la narrativa dominante del ecocidio. Su propia impericia no habría sido su desgracia. ¿Qué fue entonces? Hasta el momento, nadie lo sabe.

Fuente
Infobae (Buenos Aires) – 22 de Julio de 2.017



lunes, 24 de octubre de 2016

Kai Kai, historias que se tejen en la Isla de Pascua – Cultura Rapa nui


Escribe: Loreto Novoa

Un solo hilo basta para contar historias. Así funciona el Kai Kai, juego de manos rapa nui que es posible ver si se visita Isla de Pascua durante la fiesta de la Tapati o para el Día de la Lengua.

Hoy se cuentan historias con palabras, con imágenes o con ilustraciones, pero pocas veces tenemos la oportunidad de escuchar relatos viendo tan solo un juego de hilos. Para eso hay que viajar 3.800 km y aterrizar en el aeropuerto de Mataveri, en Isla de Pascua. La isla más isla de todas. Ahí, en contadas ocasiones, se puede conocer este tejido manual, contador de historias, llamado Kai Kai. Todo un privilegio tener de escenario a los moais y ver de cerca a la destacada ambientalista Piru Huke o a la atesoradora de este arte, Isabel Pakarati (en la imagen), mover los dedos de sus manos mientras el hilo dibuja un relato.

Con años viviendo en la isla, ha tenido el privilegio de conocer de cerca el canto antiguo y la tradición oral rapa nui, gracias a un trabajo de registro musical hecho con el fallecido maestro Papa Kiko y con su heredera, María Elena Hotu. Con ambos, Sofía reunió un total de 23 cantos que luego se convirtieron en libro. Uno de esos cantos está basado en un Pata’u-ta’u, recitación que acompaña al juego de hilo. Además de trabajar con ellos, realizó una recopilación de Kai Kai con Isabel Pakarati que, más tarde, se convirtió en un libro objeto.

Desde su experiencia, por lo tanto, el Kai Kai puede entenderse como un dibujo que se teje entre los dedos usando un solo hilo. ”Y si faltan dedos, se dibujan entre dos; son estructuras muy complejas”.

Dónde verlo
Antiguamente, se confeccionaban con cabello humano, pero también comenzaron a crearse con la ayuda de fibras naturales endémicas, extraídas, por ejemplo, del tronco del plátano o de la totora. En la actualidad, funciona bien incluso con cordones de zapatilla. No se sabe cuándo comenzaron, pero siguen vigentes. Según Sofía, algunas de estas recitaciones son juegos de palabras, en tanto que otras cuentan anécdotas que, en ocasiones, parecen no tener sentido. “Mucha gente los asocia al Haiku (tipo de poseía japonesa). Puede ser. Son más bien anecdóticas”, explica Sofía y entrega un ejemplo: El hombre iba a ver a su amante, intentaba meterse por la ventana, pero pisó caca de vaca. 

Respetuosos de la tradición ancestral, los rapa nui no han creado Kai Kai nuevos. Los aprendidos por las nuevas generaciones son exactamente los mismos que se han recitado por años de años. Hay, además, momentos especiales para presenciar su ejecución: durante la fiesta de la Tapati (febrero) y en el Día de la Lengua (octubre). 

 “El Kai Kai es un ideograma, estructuras tejidas que dibujan una figura y esa figura, de alguna manera, trae una reminiscencia de un objeto o de una situación. Se acompaña, además, con una recitación”, explica Sofía Abarca, músico y autora del libro “Ríu, el canto primal de Isla de Pascua”.

Hoy se cree que el Kai Kai vino del Oriente y que de ahí se extendió a varios países. Esto porque existen juegos de hilos en muchas partes del mundo; sin embargo, solo Isla de Pascua tiene este juego asociado a una recitación. “Se mezcla lo recitado con lo lúdico”, añade Sofía.


Fotografía: gentileza de Sofía Abarca.
Fuente: Revista de Libros Livre 

sábado, 11 de julio de 2015

Te Pito O Te Henua / Isla de Pascua – El ombligo de la Tierra – Cosmovisión e Historia


La mitología pascuense, cuenta que en un mítico continente o isla llamado Hiva, los antiguos sabios (maori) habían pronosticado que se hundiría la tierra de Hiva, posteriormente se dice que la subida de las aguas causó muchas muertes, y en las generaciones siguientes se construyeron canoas para escapar de la isla y encontrar nuevas tierras.
Fue en este contexto que se dice, que sucedió que el dios Make-Make se le apareció en un sueño a el sabio Hau-Maka; para que el ariki Hotu Matu'a supiera que era su destino viajar hacia la Isla de Pascua; es decir, a Mata ki te Rangi (Ojos que miran al Cielo).

Primeramente el ariki habría enviado siete exploradores a la nueva tierra, para reconocen lo visto por Hau-maka. Estos exploradores habrían sido dos hijos de Hau-maka: Ira y Raparenga; y cinco hijos de Huatava (hermano de Hau-maka) : Ku’u Ku’u, Ringi Ringi, Nonoma, U’ure y Mako’i la isla es llamada "Te pito o te kainga" (Ombligo o punto extremo de la matriz).


Posteriormente, luego de la exploración, Hotu-Matu´a junto a su familia y su séquito llegaron a la isla en dos grandes pahi (canoa doble). Sin embargo Ira y Raparenga, quienes se habían quedado esperando al rey, al verle que se aproximaba le gritaron que aquella tierra no era buena ya que en ella crecía mucha maleza; a lo que el rey les contesta que eso no importaba ya que en su tierra también crecía maleza, refiriéndose a las inundaciones que lo arrasaban todo.

Fue así como desembarcó el Ariki Hotu Matu'a, el primer rey de la isla, junto a su mujer y a su hermana Avarei Pu´ en la playa Anakena, donde fijaría su real residencia. Posteriormente, con todos los ritos y bendiciones correspondientes, dividió la tierra entre él y su hermana. Además habría asigna la mesetas del Poike, a los prisioneros Hanau Momoko (orejas cortas); quienes en la tierra de Hiva habrían sido derrotados y también traídos a la isla. Desde entonces la isla recibió el nombre de Te pito o te henua (Ombligo de la Tierra).

Antes de morir, Hotu Matu'a habría dividido la isla entregándole una parte a cada uno de sus hijos para que estos formaran sus propias tribus o mata.


La leyenda de los siete exploradores

Un ejemplo es la leyenda de los siete exploradores, a partir de la cual se han deducido muchos hechos.

Los historiadores han aceptado la existencia de Hotu Matúa y las circunstancias de su llegada a la Isla de Pascua. Y en este marco analizan el relato de los siete exploradores:

El mito señala que, precediendo al viaje de su rey y por instrucciones de un vidente, siete navegantes llegaron a la isla buscando un lugar adecuado para instalarse y sembrar "ñame" (tubérculo base de la alimentación de los inmigrantes). Dos de ellos traían, además, un moai y un collar de madreperlas, que escondieron y que luego dejaron abandonados cuando regresaron a su tierra de Hiva. Sólo un explorador se quedó en la isla.

Otros deducen además, que los siete exploradores simbolizan a siete generaciones que habitaron el lugar; o tal vez a siete tribus inmigrantes, de las cuales sólo una sobrevivió y se mezcló con la gente de Hotu Matúa.

Los hechos han permitido establecer que el rey Hotu Matúa murió 20 años después de su llegada a la isla y que le sucedió su hijo mayor, Tuu Maheke. El último de esta dinastía fue Gregorio o Roroko he tau, llamado también el rey niño, que falleció en 1886, y aunque los pascuenses gustan de pensar que la sucesión dinástica no tuvo desvíos ni interrupciones, hay varios indicios de que el linaje dinástico tuvo muchas alteraciones.


Make-Make, creador del mundo

Make-Make había creado la Tierra, animales y plantas, pero como se sentía solo, pensó en crear un ser que hablase y pensase igual que él. Fecundó la piedra, sin resultados. Fecundó el agua y creó los peces. Fecundó entonces la tierra y nació el hombre. Contento con su creación, se dio cuenta de que el hombre necesitaba compañía y así nació la mujer.

Fuente: Iorana Hai Mahatu Ote Rapa Nui