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jueves, 11 de enero de 2024

Confirman que 2023 fue el año más caluroso de la historia y la ONU advirtió por un “aviso catastrófico”




El año pasado fue el más caluroso registrado en el planeta y probablemente el más cálido del mundo en los últimos 100.000 años, informó el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea el martes en su balance anual

Este fue un hito muy esperado por los científicos, después de que se rompieran repetidamente récords climáticos durante el transcurso del año. Desde junio, cada mes fue el más caluroso registrado en comparación con el mes correspondiente en años anteriores. Entre junio y diciembre el mundo registró ocho meses consecutivos de récords mensuales. Julio de 2023 fue el mes más caluroso registrado, seguido inmediatamente por agosto de 2023.

“Este ha sido un año muy excepcional en términos climáticos… en una liga propia, incluso en comparación con otros años muy cálidos”, dijo el Director de Copernicus, Carlo Buontempo.

Copernicus confirmó que 2023 fue el año más caluroso en los registros de temperatura global desde 1850. Al contrastarlo con registros de datos paleoclimáticos a partir de fuentes como anillos de árboles y burbujas de aire en glaciares. “Probablemente superan las de todos los períodos durante al menos 100.000 años”, aseguró Samantha Burgess, directora adjunta de Copernicus.

En promedio, en 2023, el planeta estuvo 1,48°C más cálido que en el período preindustrial de 1850-1900, cuando los humanos comenzaron a quemar combustibles fósiles a escala industrial, liberando dióxido de carbono a la atmósfera.

Fue el primer año en el que cada día fue más de 1°C más caliente que en la época preindustrial. Por primera vez, dos días, ambos en noviembre, estuvieron 2°C más cálidos que en el período preindustrial. El año pasado fue 0,17°C más caluroso que en 2016, el año más caluroso anterior, rompiendo el récord por un margen “notable”, dijo Buontempo.

Casi 200 países acordaron en el Acuerdo de París de 2015 tratar de evitar que el calentamiento global supere los 1,5°C en pos de evitar consecuencias graves. El mundo todavía no superó los 1,5°C, pero Coperpernicus dijo que las temperaturas habían superado el nivel en casi la mitad de los días de 2023, estableciendo “un precedente grave”.

La profesora de Cambio Climático en la Universidad de Newcastle Hayley Fowler dijo que 2023 subrayó la necesidad de actuar “extremadamente urgente” para reducir las emisiones. “La velocidad del cambio en el mundo político y la voluntad de realmente reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no coincide con la velocidad del cambio del clima extremo y el calentamiento”, aclaró Fowler.

A pesar de la proliferación de objetivos climáticos de gobiernos y empresas, las emisiones de CO2 siguen siendo altas. Las emisiones mundiales de CO2 derivadas de la quema de carbón, petróleo y gas también alcanzaron niveles récord en el 2023.

El año más cálido de la historia es “un simple aviso del futuro catastrófico que se anuncia si no actuamos ya”, dijo este martes Stéphane Dujarric, vocero del secretario general de la ONU, en Nueva York. Sin embargo, el secretario general de la ONU, António Guterres, “sigue pensando que todavía se puede evitar lo peor, a condición de que respondamos a los “récords de temperaturas con acciones revolucionarias”, subrayó.

Además, en el 2023 las temperaturas fueron impulsadas por el fenómeno climático El Niño, que calienta las aguas superficiales en el océano Pacífico oriental y contribuye a aumentar las temperaturas globales. La temperatura media de la superficie marina también batió récords en todos los océanos del mundo, advirtió Copernicus.

Los indicadores marinos son un dato clave porque el mar sirve de regulador de la temperatura, absorbiendo excesos de calor y de CO2. Estas temperaturas amenazan la vida marina, aumentan la intensidad de las tormentas y calientan la atmósfera.

Este aumento también tiene el efecto de acelerar el derretimiento de las plataformas de hielo flotantes de Groenlandia y la Antártida, cruciales para retener agua dulce de los glaciares y prevenir un aumento masivo del nivel de los océanos.

No obstante, los científicos aún no saben es si el calor extremo del 2023 es un signo de que el calentamiento global se está acelerando. Esta anomalía debe ser registrada durante “al menos 20 años” para considerar que el clima global ha alcanzado este límite, aclaró el observatorio. Carlo Buontempo declaró que es “demasiado pronto para saber” si el cambio climático se está acelerando.

“Si hubo un cambio de fase o un punto de inflexión, o si es un año anormalmente cálido, necesitamos más tiempo y más estudios científicos para entenderlo”, dijo Burgess. “Incluso sin El Niño, 2023 sigue siendo un año muy inhabitual”, añadió.

Cada fracción de aumento de temperatura agrava los desastres climáticos. En 2023, se registraron olas de calor mortales desde China hasta Europa, lluvias extremas que causaron inundaciones que mataron a miles de personas en Libia y la peor temporada de incendios forestales registrada en Canadá.

El fenómeno estacional El Niño acentuó la tendencia y contribuyó a perturbar el clima en todos los rincones del planeta, desde los incendios hasta las sequías extremas en África, Medio Oriente, o las elevadas temperaturas en pleno invierno en Australia y el Cono Sur.

“Pequeños cambios comparables en las temperaturas globales tienen enormes impactos en las personas y los ecosistemas”, dijo Friederike Otto, científica del clima que colidera la colaboración global de investigación meteorológica World Weather Attribution. “Cada décima de grado importa”, agregó.

Las consecuencias económicas del cambio climático también están aumentando. Estados Unidos sufrió al menos 25 desastres climáticos y meteorológicos con daños que superaron los 1000 millones de dólares, mientras que las sequías arrasaron los cultivos de soja en la Argentina y el trigo en España.

Agencias Reuters y AFP

9 de Enero de 2024





sábado, 13 de noviembre de 2021

Vamos hacia un devastador aumento de la temperatura promedio global de 2,4 grados centígrados

Lo aseguró el informe de Climate Action Tracker (CAT), considerada la coalición de análisis climático más respetada del mundo en la COP26. Un aumento de más del 1,5 C para fin de siglo haría muy difícil la vida en la Tierra, aseguraron los científicos.


El mundo va camino de alcanzar unos niveles de calentamiento global desastrosos, muy por encima de los límites establecidos en el acuerdo climático de París y de la opinión científica generalizada. El Climate Action Tracker (CAT), la coalición de análisis climático más respetada del mundo, presentó su informe anual en la cumbre de medio ambiente de Glasgow, la COP26, en el que asegura que si tenemos en cuenta los objetivos de corto plazo que se fijaron los países más contaminantes de la Tierra, antes de fin de siglo tendremos un devastador aumento global de la temperatura de 2,4 grados centígrados con respecto a los niveles previos a la industrialización.

Esto significaría el derritimiento de los hielos en los polos, el aumento de los mares que inundarán todas las zonas costeras y harán desaparecer islas, sequías extendidas y tormentas de gran magnitud que harán muy difícil la vida en el planeta.

La evaluación pone el calentamiento global por encima de lo que se considera el punto límite máximo de 2C para evitar una catástrofe y del límite más seguro de 1,5C que se pretende incorporar en la legislación internacional y los acuerdos en esta cumbre que se realiza en Glasgow. En el marco del Acuerdo de París de 2015, los países se comprometieron a limitar el aumento de la temperatura global a un nivel “muy inferior” a 2C.

La estimación contrasta fuertemente con las previsiones optimistas publicadas la semana pasada, que sugerían que el calentamiento podría mantenerse en 1,9C o 1,8C, gracias a los compromisos anunciados en esta COP26. Pero estaban basadas en los objetivos a largo plazo establecidos por países como la India, el tercer mayor emisor del mundo, que aspira a tener cero emisiones netas en 2070.

Los cálculos del CAT se basan en los compromisos ya contraídos y que deberían ponerse en práctica a partir de 2030. Y si se analiza lo que los países están haciendo realmente (no las propuestas), el aumento previsto es aún mayor, situándose en 2,7C. El CAT también hizo un informe paralelo con el “escenario más optimista”, en el que dice que, si todos los objetivos prometidos por los países se cumplieran en su totalidad y antes de 2070, la temperatura igual aumentarían 1,8C.


“Este nuevo cálculo es como un telescopio dirigido a un asteroide que se dirige a la Tierra. Es un informe devastador que, en cualquier mundo cuerdo, haría que los gobiernos de Glasgow dejaran inmediatamente de lado sus diferencias y trabajaran con un vigor inflexible para llegar a un acuerdo que salvara nuestro futuro común. En cambio, estamos viendo la subversión, el sabotaje y el egoísmo de los poderosos, mientras los países vulnerables luchan por sus vidas y los jóvenes activistas claman por la justicia. Hay que preguntarse, ¿dónde está la empatía?”, dijo en una conferencia de prensa en Glasgow la directora ejecutiva internacional de Greenpeace, Jennifer Morgan.

Bill Hare, director ejecutivo de Climate Analytics se quejó de esta disparidad en las proyecciones de las cifras: “Nos preocupa que algunos países traten de presentar aquí, en la COP26, como si el límite de 1,5C estuviera casi conseguido. Pero no es así, está muy lejos de serlo, y están restando importancia a la necesidad de conseguir objetivos a corto plazo para 2030 en línea con el 1,5C”. Según el CAT, en 2030 las emisiones serán el doble de lo necesario para no superar el 1,5C, según las promesas hechas en Glasgow. Los científicos advierten que más allá de ese aumento de la temperatura de 1,5C, algunos de los daños al clima de la Tierra serán irreversibles. Los analistas también encontraron un abismo entre lo que los países han dicho que harán sobre las emisiones de gases de efecto invernadero y sus planes reales. Los resultados deberían servir de “control de la realidad” para las conversaciones, dijo Niklas Höhne, uno de los autores del informe. “Las intenciones de los países a largo plazo son buenas, pero su implementación a corto plazo es inadecuada”, agregó en una entrevista con The Guardian.

A los 197 países que firmaron el acuerdo de París de 2015 se les pidió que acudieran a Glasgow con dos objetivos: una meta a largo plazo de alcanzar las emisiones netas globales a mediados de siglo; y planes nacionales a más corto plazo, conocidos como contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), que fijan las reducciones de emisiones para 2030. Los científicos afirman que las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse en un 45% en esta década para que la temperatura mundial no supere los 1,5ºC de los niveles preindustriales. Los países responsables del 90% de las emisiones mundiales se comprometieron a objetivos de cero emisiones netas a partir de 2050, es el caso de los más desarrollados, hasta 2060 en el caso de China y 2070 en el de la India, pero las NDC para las acciones de la próxima década son muy dispares. El clima responde al carbono acumulado en la atmósfera, por lo que si las emisiones son lo suficientemente elevadas en las próximas dos décadas, el mundo podría superar el límite de 1,5C incluso si el carbono llega a ser neto cero más tarde. “Es fantástico que los países tengan objetivos de “cero neto” a largo plazo, pero tienen que cerrar la brecha con medidas a corto plazo, con las que tomarán en 2050 no alcanza”, dijo Bill Hare de Climate Analytics.

Por su parte, Stephen Cornelius, asesor jefe de clima de WWF, una de las organizaciones ambientalistas más antiguas, dijo: “Aunque es alentador ver algunos avances en el marco del acuerdo de París, las proyecciones de calentamiento global publicadas hoy ponen de manifiesto lo débiles que son realmente los objetivos de los países para 2030″. Y agregó que “es imposible alcanzar el 1,5C sólo con las promesas hechas hoy. Necesitamos urgentemente que nuestros líderes adopten medidas creíbles, políticas potentes y una financiación ambiciosa ahora, si queremos que las personas y el planeta prosperen mañana. No olvidaremos qué líderes dieron un paso adelante cuando lo necesitábamos”.

La primera semana de las conversaciones de la COP26 estuvo dominada por una avalancha de anuncios con compromisos para detener la deforestación antes del fin de la década, cortar las emisiones de metano y la financiación del sector privado para las energías limpias. Pero los compromisos empezaron a desvanecerse rápidamente cuando algunos comenzaron a aclarar puntos oscuros de los acuerdos y otros, directamente, renegaron de lo que sus delegados habían firmado. En el comienzo de la segunda semana de las conversaciones están apareciendo fuertes divisiones entre los países que quieren una acción más dura, en concreto obligar a los países a revisar sus NDCs anualmente si no están en línea con el 1,5C, y otros que quieren mantener el calendario de París de revisiones quinquenales. También hay disputas sobre cómo deben controlar los países las emisiones, y sobre la financiación del clima para los países pobres.

Las organizaciones ambientalistas creen que muchos de los objetivos a largo plazo que los países han establecido carecen de credibilidad. Y en los pasillos de la COP se señala por sobre todo a Brasil, Australia y Rusia que “firman, pero después no cumplen”. Y hasta reconocen que China, el mayor contaminador está haciendo esfuerzos para descarbonizarse. Posee los campos de energía renovable (eólica y solar) más extendidos de la tierra, pero al mismo tiempo sigue dependiendo del carbón para producir la energía que necesita su industria. El líder chino, Xi Jinping, ni siquiera se presentó en la cumbre y cuando tenía que enviar un mensaje grabado terminó publicando un comunicado muy vago.

“Tenemos hasta el fin de semana para darle la vuelta a esto. Eso significa que los países se pongan de acuerdo en cómo van a volver el año que viene y todos los años siguientes hasta que se cierre la brecha de 1,5C. Los ministros no deberían abandonar esta ciudad hasta que lo hayan conseguido”, insistió Jennifer Morgan de Greenpeace. “También necesitamos ver una señal de eliminación de los combustibles fósiles en el texto de la decisión final, y los países más ricos deben cumplir su promesa de destinar dinero a los países menos desarrollados para que se adapten a los impactos de la crisis climática, desarrollen sistemas de energía limpia y realicen la transición lejos de los combustibles fósiles. Nos acaban de decir lo que nos depara el futuro. Todo el mundo sabe lo que tenemos que hacer para cambiarlo. Se acabaron las excusas, se acabó el tiempo, nuestros líderes tienen que cumplir, y ahora”

Todos los dedos señalan en este momento hacia el primer ministro británico, Boris Johnson, y su par escocesa, Nicola Sturgeon, que en su carácter de anfitriones podrían meter presión sobre las principales delegaciones para que se alcancen acuerdos más concretos y efectivos. La incógnita se resolverá, probablemente, en la madrugada del sábado. Las deliberaciones deben terminar a última hora del viernes y, como sucedió ya en otras cumbres, todo se alarga por unas cuantas horas en las que los delegados terminan exhaustos y en que los gobiernos tienden a hacer algunas concesiones.

Fuente: Infobae - 9 de Noviembre de 2021.

Por Gustavo Sierra
Especial para Infobae America

https://www.infobae.com/america/medio-ambiente/2021/11/12/fin-de-la-cop26-en-glasgow-el-mundo-sigue-estirando-de-la-cuerda-del-cambio-climatico/

Fotografía: Activistas de organizaciones ambientalistas con máscaras de los líderes del mundo durante una protesta en el Forth and Clyde Canal de Glasgow. REUTERS/Dylan Martinez/File Photo

sábado, 25 de septiembre de 2021

La juventud en todo el mundo volvió a las calles para luchar contra la crisis climática

Exigen medidas urgentes que eviten un futuro desastroso. Es la mayor protesta por este tema desde el inicio de la pandemia del COVID-19.



Los jóvenes de todo el mundo empezaron a salir a las calles el viernes para exigir medidas urgentes que eviten el desastroso cambio climático, en su mayor protesta desde el inicio de la pandemia del COVID-19. Atenas, Berlín, Budapest, México DF, Milán, Viena, Zurich, Varsovia, Estambul y muchas otras ciudades se unieron a la consigna de Fridays for Future.

La huelga tiene lugar cinco semanas antes de la cumbre COP26 de la ONU, cuyo objetivo es conseguir una acción climática más ambiciosa por parte de los líderes mundiales para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta.

La manifestación del viernes marca el regreso presencial de las protestas climáticas de los jóvenes, que en 2019 sacaron a más de seis millones de personas a las calles, antes de que la pandemia del COVID-19 detuviera en gran medida las reuniones masivas y empujara parte de la acción a internet.




“Todo el mundo habla de hacer promesas, pero nadie cumple su promesa. Queremos más acción”, dijo Farzana Faruk Jhumu, de 22 años, una joven activista climática de Dacca, Bangladesh. “Queremos trabajo, no sólo promesas”.

Las manifestaciones comenzaron en Asia y estaban previstas en más de 1.500 lugares, según el movimiento juvenil Fridays for Future. Sólo en Alemania, los organizadores esperaban que cientos de miles de personas asistieran a más de 400 manifestaciones.

“Ha sido un año y medio muy extraño con esta pandemia. Pero, por supuesto, la crisis climática no ha desaparecido”, dijo la activista sueca Greta Thunberg. “Es todo lo contrario: ahora es incluso más urgente que antes”.


La idea de una “huelga climática” mundial se inspiró en la protesta en solitario de la activista sueca Greta Thunberg en Estocolmo hace tres años. La protesta de la adolescente se convirtió en un movimiento de masas hasta que la pandemia de coronavirus puso fin a las grandes reuniones. Los activistas han comenzado recientemente a organizar reuniones más pequeñas. Se espera que miles salgan a las calles en Berlín, Milán y otras grandes ciudades.

Un informe histórico de la ONU sobre ciencia climática advirtió en agosto que la actividad humana ya ha provocado alteraciones climáticas durante décadas, pero que una acción rápida y a gran escala para reducir las emisiones aún podría evitar algunos de los impactos más destructivos.


Hasta ahora, los gobiernos no tienen previsto reducir las emisiones con la suficiente rapidez para lograrlo.

Las Naciones Unidas dijeron la semana pasada que los compromisos de los países harían que las emisiones mundiales fueran un 16% más altas en 2030 que en 2010, muy lejos de la reducción del 45% para 2030 necesaria para limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados.

Alemania


Miles de activistas ambientales participaron el viernes en una manifestación frente al Parlamento de Alemania, dos días antes de que el país celebre una elección nacional para exigir que los políticos tomen medidas más contundentes para frenar el cambio climático.

Thunberg habló frente a la manifestación de Berlín. Los activistas alemanes se han referido a las elecciones del 26 de septiembre como la “votación del siglo”, argumentando que la decisión que tome el próximo gobierno influirá en los esfuerzos del país para abordar el cambio climático en las próximas décadas. El asunto ha sido un tema importante durante la campaña electoral.


“Sí, debemos votar y ustedes deben votar. Pero no olviden que el voto solo no bastará. Debemos continuar saliendo a la calle y exigiendo a nuestros dirigentes que tomen medidas concretas a favor del clima”, lanzó la activista sueca.

“Está más claro que nunca que los partidos políticos no están haciendo lo suficiente. Pero hay algo aún peor. Ni siquiera proponen compromisos suficientes para respetar el Acuerdo de París” para reducir el calentamiento global, agregó.

En su discurso, Thunberg también afirmó que la clase política está fallándoles a las jóvenes generaciones: “Necesitamos activistas del clima, y pedimos cambios reales, porque debemos recordar que el cambio es no solamente posible, es también urgentemente necesario”.

El mitin del viernes fue un evento multigeneracional que atrajo tanto a participantes en edad escolar como a adultos. Rene Bohrenfeldt, un experto en tecnologías de la información que participó en la manifestación en Berlín, dijo esperar que los alemanes mayores consideren el tema cuando sufraguen el domingo.

“La mayoría de los votantes tienen más de 50 años y determinan el resultado de las elecciones”, dijo Bohrenfeldt, de 36 años. “Pido a todas las abuelas para que tomen la decisión correcta para el clima y para sus nietos”.

Reino Unido

La policía británica detuvo el viernes a 39 personas después de que activistas ecologistas bloquearan el viernes el acceso al puerto británico de Dover, provocando importantes perturbaciones en este importante acceso del comercio marítimo con la Unión Europea.

Los activistas pertenecen al grupo Insulate Britain, que ya había efectuado bloqueos en la periferia de Londres recientemente, y que reclama una mejora del aislamiento de las viviendas en el Reino Unido para luchar contra el cambio climático.

Unos 40 manifestantes habían cortado la autopista A20 cerca del principal puerto británico en el Canal de la Mancha, que se extiende entre las costas inglesas y francesas.


Estas acciones, que se añaden a una serie de manifestaciones del grupo ecologista Extinction Rebellion, se producen semanas antes de la conferencia sobre el clima COP26, a principios de noviembre en Escocia.

Italia

La Semana de la Moda de Milán abrió su tercer día de desfiles previos para la próxima primavera y verano con el telón de fondo de miles de jóvenes manifestantes ambientales que critican a la industria el viernes por sus formas derrochadoras y contaminantes.


La pregunta que se cierne sobre la semana de la moda es si, después de 19 meses, la pandemia de coronavirus ha provocado cambios reales en un sistema que ha girado en torno a cuatro temporadas de prêt-à-porter al año, además de cruceros y alta costura. Sí, los programas están socialmente distanciados y se admiten menos editores que nunca. Pero con las empresas compitiendo para restaurar las ventas a niveles previos a la pandemia, uno se pregunta: ¿se están produciendo cambios más profundos?

Los carteles de la marcha climática en el corazón de Milán instaban a “Vestir el cambio”, un eslogan dirigido a la segunda industria más contaminante después de la energía. “Todo el mundo quiere estar caliente, pero la Tierra no es uno de ellos”, decía otro cartel.

Filipinas


Según reporta The Guardian, cerca de un centenar de jóvenes con máscaras se reunieron en una de varias manifestaciones en apoyo de la huelga climática global del movimiento internacional Fridays for Future.

Filipinas es el país más vulnerable del mundo a los impactos climáticos, según un informe de 2019 del Instituto para la Economía y la Paz, en riesgo de eventos climáticos extremos como los super ciclones. Unicef ha advertido que la nación insular es uno de los 33 países donde los niños enfrentan un futuro “inimaginablemente terrible” debido a múltiples desastres climáticos.




La activista climática filipina Mitzi Jonelle Tan, de 22 años, dijo: “Estamos analizando las raíces sistémicas de la crisis climática. En Filipinas, nos centramos en la adaptación. Aparte de los drásticos recortes de emisiones que debemos exigir al norte global, nuestro país ahora tiene que ser capaz de adaptarse a la crisis climática “.

Los manifestantes se reunieron junto a una controvertida playa artificial, creada en 2020 para el beneficio de la salud mental de los residentes de Manila, pero ampliamente criticada como una amenaza para el medio ambiente y la salud de las personas. La playa es arrastrada regularmente, lo que requiere nuevos y costosos vertederos de arena.

Fuente: Infobae - 24 de Septiembre de 2021.

https://www.infobae.com/america/medio-ambiente/2021/09/24/la-juventud-en-todo-el-mundo-volvio-a-las-calles-para-luchar-contra-la-crisis-climatica/?fbclid=IwAR2d17FB2UpsK9xIuiyRTtjrabtB6ERyKuLtwQw3KCxOVlEoZNQESSVIwzw

Con información de Reuters, AFP y AP

martes, 12 de mayo de 2020

Pueblos originarios de Latinoamérica protegen a sus "guardianes de la cultura" del coronavirus



Por Cassandra Garrison, Marina Lammertyn y Anthony Boadle.

Los pueblos originarios que habitan Latinoamérica están tomando cada vez más medidas para protegerse del mundo exterior, preocupados de que el coronavirus conlleve una gran amenaza hacia su cultura al poner en riesgo a los adultos mayores de sus comunidades, los guardianes de sus tradiciones.

Desde las zonas montañosas de la Patagonia en Argentina, pasando por la frondosa selva del Amazonas en Brasil hasta las aldeas andinas de Colombia, los pueblos indígenas están resguardando sus aldeas de los extraños con barricadas y otorgando castigos severos a los miembros que violan las reglas de cuarentena.

América Latina alberga a 42 millones de indígenas, lo que representa alrededor del 8% de la población, según datos del Banco Mundial. Sin embargo, su forma de vida está constantemente amenazada por el desarrollo moderno, particularmente la minería, la extracción de petróleo y la deforestación.

El virus representa un riesgo nuevo y potencialmente catastrófico, particularmente porque sus mayores, el grupo más vulnerable a las complicaciones de COVID-19, son los guardianes de muchas tradiciones e idiomas en peligro de extinción.

"La importancia fundamental de los abuelos es que guardan todo lo que es la memoria colectiva, particularmente en el tema de identidad", dijo Eduardo Nieva, cacique de la comunidad Amaicha del Valle en la provincia de Tucumán, al noroeste de Argentina.

Debido a que las poblaciones indígenas de América Latina a menudo son preliterarias, no dependen de la documentación escrita: los adultos mayores la transmiten a través de la narración oral de sus historias y tradiciones.

"Toda la sabiduría indígena es oral, la transmisión es de generación en generación, entonces ellos llevan toda la experiencia acumulada", dijo Nieva. "Esa experiencia, la que ellos guardan, es la que nosotros protegemos", agregó.

En el Amazonas, para la población indígena más antigua dentro de Brasil, los xingu, la guía de los mayores es clave para realizar el Kuarup, un ritual de danza que une a las 16 tribus de la comunidad cada año para celebrar la vida, la muerte y el renacimiento.

"Estamos muy preocupados. Si perdemos a nuestros ancianos vamos a perder nuestra sabiduría no solo cultural, de tradiciones y rituales religiosos, sino también nuestra medicina natural", dijo Jair Kuikuro, 32 años, un cineasta que documenta la vida indígena en la Amazonía.

Su abuela custodia el canto sagrado de fertilidad femenina llamado el yamurikuma.

"Si ella se enferma con el virus, si se va, su canción se perderá sin dejar rastro", contó Jair.

Las zonas rurales de América Latina se encuentran entre los últimos lugares del planeta que serán afectados por el coronavirus, y los testeos en estas áreas remotas son limitados, pero las cifras oficiales sugieren que el virus está comenzando a extenderse allí.

Desde las comunidades indígenas están tomando precauciones especiales para asegurarse de que los mayores tengan alimento e insumos sin necesidad de que se muevan fuera de sus territorios, dijeron a Reuters varios líderes indígenas.

Vulnerables a nuevas infecciones

Los grupos indígenas del continente, especialmente aquellos que cuentan con algunas centenas de habitantes ya son "demográficamente frágiles", lo que significa que son particularmente vulnerables a cualquier infección o enfermedad desconocida, dijo Carolyn Stephens, profesora de Salud Global en el University College de Londres, quien ha trabajado con múltiples comunidades indígenas alrededor del mundo.

Stephens recordó que la primera ola de colonizadores europeos en Latinoamérica ha introducido enfermedades como la viruela, lo que ha producido millones de muertes entre los miembros de los pueblos originarios, como un ejemplo de lo que podría pasarles con la exposición a un virus desconocido.

En Argentina, hogar de al menos 35 pueblos originarios reconocidos oficialmente, la protección de los mayores ha sido una fuerza impulsora para que algunas de las comunidades se aíslen aún más del resto de la población, yendo mucho más allá de las medidas nacionales de cuarentena vigentes hasta el 24 de mayo.

En las provincias de Tucumán y Salta, en el noroeste de Argentina, en lugar de depender de las autoridades para obtener ayuda, algunos grupos han bloqueado las carreteras que conducen a sus pueblos, dijo Relmu Ñamku, una líder mapuche.

En otros casos, se han desplegado guardias indígenas, que anteriormente vigilaban el tráfico de drogas y otros delitos, para mantener alejados a los forasteros.

Entre los xingu, en Brasil, sus 16 tribus son conscientes de la devastadora cantidad de enfermedades importadas que han tenido en sus culturas en el pasado. En 1954, casi la mitad de los habitantes de una aldea de la tribu kalapalo murieron de sarampión.

Las rutas para entrar al parque han sido bloqueadas y ningún forastero, exceptuando al personal médico, puede entrar.

En la provincia colombiana de Narino, que limita con Ecuador, los miembros de la comunidad indígena pasto hacen cumplir estrictamente las reglas de cuarentena y usan el castigo corporal para las personas que las rompen, dijo Pablo Taimal, un líder comunitario.

"La guardia indígena recibió la orden de prestar la atención necesaria para salvaguardar la salud y la integridad de nuestras comunidades", dijo Taimal, citando un mayor riesgo debido a los cruces desde Ecuador, donde el coronavirus ha sobrepasado al sistema de salud.

Indígenas de diferentes comunidades han dicho que continuarán utilizando sus tradicionales medicinas naturales como el yacón, una raíz conocida por sus beneficios antioxidantes.

"Como mapuches, si tomamos nuestros medicamentos naturales, nos curaremos", dijo Estela Astorga Porma, de 77 años, una mujer mapuche en la región de Biobio, en el sur de Chile.

La efectividad de la medicina natural en los tratamientos de enfermedades virales como el COVID-19 no ha sido probada.

También es común que la gente joven dentro de las comunidades acudan a los hogares de los más ancianos para pedir su guía y ayuda para tomar decisiones, dijeron los miembros de las comunidades, una práctica que ahora se encuentra frenada para proteger a los adultos mayores y limitar su exposición.

"Las abuelas son las consejeras de la comunidad. Las personas mayores son las que transmiten la sabiduría ancestral, las que nos organizan, dan orden, aconsejan espiritualmente", dijo Rosa Ñancucheo de 61 años, una mujer mapuche de la provincia de Chubut, en el sur de Argentina.

"Hoy en día nos reunimos menos que antes", concluyó. (Reporte de Cassandra Garrison y Marina Lammertyn en Buenos Aires, y Anthony Boadle en Brasilia; reporte adicional de Oliver Griffin en Bogotá y José Luis Saavedra en Biobio, Chile. Editado por Lucila Sigal)

Fuentes: Infobae - 11 de Mayo de 2020
Reuters (Buenos Aires - Brasilia)

domingo, 18 de junio de 2017

¿Quién defiende a los indígenas? Las empresas codician la tierra que ellos ocupan



Este año se cumple una década de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, incumplida sistemáticamente en todo el mundo. El afán extractivo, el principal problema.


Indigenas brasilenos del Movimiento Occupy FUNAI frente a la Oficina de Asuntos Indigenas en Brasilia - 13 de Julio de 2.016 (Reuters)

El 4 de diciembre de 2011, cuando Petrona López Girón tenía veinticinco años, un grupo de hombres entró en su casa de Banavil, una aldea rural del Estado de Chiapas, en México. Portaban rifles, con los que la golpearon a ella y a su familia. Su padre, un indígena tseltal, fue hecho desaparecer y jamás volvieron a saber de él. Desde entonces, la familia nunca ha vuelto a casa. Malvive, con otros 20 familiares desplazados —en su mayoría, sus hermanos y tíos—, en un piso de alquiler en San Cristóbal de las Casas, a varios kilómetros de distancia. Ni el Gobierno nacional ni el federal encontraron jamás a su padre, ni ellos han salido adelante. “Continuamos reclamando justicia, pues no la hemos tenido”, cuenta Petrona, cuya historia recoge el último informe anual que realiza el centro de derechos humanos FrayBa de San Cristóbal de las Casas. Pero las historias de indígenas como esta, que a diario se registran en todo el planeta, no parecen interesar a los gobiernos, por lo que caen en el cajón del olvido.

A la hora de decidir qué avances ha obtenido el mundo indígena y qué desafíos quedan pendientes, las Naciones Unidas —y en especial organismos como el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA)— subrayan un hito particular: la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas del 13 de septiembre de 2007. Este documento, integrado por 46 artículos (al que se llegó tras cuatro décadas de debates después del fin de la etapa colonial y que en su momento apoyaron 140 países, pero no Estados Unidos, Australia, Canadá y Nueva Zelanda) cumple este año su décimo aniversario. No obstante, los objetivos del mismo -entre ellos “el derecho colectivo a vivir en libertad, paz y seguridad”, el derecho a la libre determinación, a la no discriminación y a no ser desplazados o despojados de sus tierras- han sido en gran parte traicionados.

Tanto es así que un reciente informe del Banco Mundial, titulado "Latinoamérica Indígena en el Siglo XXI: Primera década", señala que dondequiera que habiten en América Latina —donde se halla el 8% de la población indígena mundial— los pueblos originarios pertenecen a los sectores más pobres y más marginados de sus sociedades. En Bolivia, Ecuador, Guatemala, Mexico y Perú, la tasa de pobreza de la población indígena supera el 38%, casi dos veces más que el promedio del resto de la población. A nivel mundial, los indígenas representan al menos el 15% de la población extremadamente pobre del mundo y un tercio de los pobres rurales, como también hace hincapié otro estudio titulado "Indigenous Peoples, Poverty, and Development" ["Pueblos Indígenas, Pobreza y Desarrollo"] publicado por la Universidad de Cambridge. Frente a ello, el FIDA celebró en Roma en febrero pasado la tercera reunión mundial del Foro de los Pueblos Indígenas, a la que siguió otra reunión de las Naciones Unidas en Nueva York en abril para presentar los resultados provisionales de estos últimos diez años.

Indigenas chiapanecos venden pollos vivos en un mercado de San Cristobal de las Casas en Diciembre de 2.013

Nuevos y viejos enemigos
No obstante, el gran enemigo de siempre sigue acechando: las grandes multinacionales. Antonella Cordone, especialista en Pueblos Indígenas y Cuestiones Tribales del FIDA, es directa. “En todo el mundo la batalla de los pueblos indígenas está recrudeciéndose porque ellos habitan mayormente en territorios ricos en biodiversidad y minerales y estas tierras son reclamadas por numerosos gobiernos y multinacionales para usos extractivos”, afirma. Unos objetivos de mercado por los que estas entidades, en muchos casos, también optan por saltarse la negociación con los indígenas.

Una prueba de ello ha sido la reciente orden ejecutiva del nuevo presidente de Estados Unidos, el republicano Donald Trump, reautorizando la construcción del Dakota Access y el Keystone XL. Estos oleoductos, que pasan por tierras sagradas de los Sioux y amenazan incluso con contaminar el río Missouri, del cual dependen para vivir, había sido temporalmente bloqueado para su negociación por el antiguo presidente Barack Obama. Hasta que Trump tomó el relevo.

"Es un insulto a los Sioux de Standing Rock y a todos aquellos que defienden su causa en los territorios indígenas y representa la vuelta a un patrón histórico de vulneración de los derechos de las comunidades indígenas", declaró entonces Jan Hasselman, el abogado de la tribu. Otras fuentes señalaron que Trump tomó la decisión de realizar este oleoducto —cuya construcción había sido descartada en diciembre por el Cuerpo de Ingenieros de Estados Unidos— sin consultar a los Sioux. Un contexto que ya ha provocado que algunas multinacionales, como la canadiense Transcanada, mostraran su interés por el proyecto, y que la tensión acabara en numerosas detenciones de activistas en febrero.

Campamento de protesta contra el oleoducto Dakota Access en Diciembre de 2.016, posteriormente desmantelado por las autoridades (Reuters)

Morir por la tierra
Pero el problema no es solo americano. En muchas partes del planeta los indígenas están dispuestos a todo, incluso a poner en riesgo su vida, para defender sus tierras. “En 2015, en el mundo fueron asesinados 185 activistas medioambientales, 40% de los cuales eran indígenas. Y estos son sólo los números referentes a los casos que se han hecho públicos, es posible que haya habido más”, recuerda Cordone. “No hay que olvidar que el acceso a los recursos está en disminución y la población mundial está creciendo. Esta es la guerra. Pues los indígenas ocupan el 20% de las tierras del mundo y el 80% de la biodiversidad del planeta”, subraya la experta.

Así las cosas, la situación es cada vez más alarmante. En una visita a a Honduras de diciembre de 2014, por ejemplo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) fue informada de centenares de megaproyectos en las tierras de pueblos indígenas, “utilizando sus recursos naturales, sin procesos de consulta previa (…) acompañados de gran represión a los pueblos, quienes habrían sido desalojados forzosamente”. Mientras que en todo el continente, ha insistido CIDH, se registra una “débil supervisión y el escaso control de las compañías extranjeras en los países en donde operan desde su inicio, lo cual facilita violaciones a los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades afro-descendientes”, según se lee en el informe "Pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes e industrias extractivas".

“En las ciudades no podemos cultivar, en los campos sí. Ahora nos lo están impidiendo”, se queja Petrona, la joven indígena desplazada originaria del Estado mexicano de Chiapas. “Los indígenas de México siguen siendo víctimas de numerosas violaciones de derechos humanos”, afirma Azalia Hernández Rodríguez, del centro de derechos humanos FrayBa de San Cristóbal de las Casas.

Mwenyesi, de 36 anos pigmeo de la etnia bambuti, toca un instrumento en el campamento de Kagorwa en la Republica Democratica del Congo, en Diciembre de 2.016 (Reuters)

Un problema mundial
En África y Asia las circunstancias no son diferentes. Si bien la situación varía de país en país, en varios casos, preocupa. Si, por ejemplo, en China la brecha entre las tasas de pobreza de la población indígena y la población no indígena se está acortando, en Vietnam crece. Y, si hace pocas semanas, en la República Democrática del Congo, los pigmeos Bambuti denunciaron ser objeto del despojo de las tierras que han habitado ancestralmente —a causa de que no poseen ningún papel que constante que son suyas—, esto ocurrió después de que el Parlamento congoleño votara en 2007 una ley para protegerlos.

Dicho esto, observadores como Cordone también señalan los avances producidos tras la Declaración de 2007, como logrado hacer entrar a los indígenas en las reuniones donde se debate la agenda global, tal como ocurrió con la Cumbre de París sobre Cambio Climático de 2015. Así como el haber logrado que organismos como el IFAD y UNDP lleven adelante proyectos específicos cuyo objetivo es cambiar la narrativa predominante y promover que los indígenas sean vistos como ‘parte de la solución’ —y no del problema— ante los problemas de las sociedades y de las economías de los Estados. Algo que también ha sido posible gracias al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y tribales de 1989.

Además de ello, el marco jurídico también ha mejorado, en particular en América Latina. Bolivia fue el primer país en incluir los principios de la Declaración de 2007 en su Constitución, a lo que le siguieron otros de América Latina. Respecto a Colombia, la CIDH reconoció que la Corte Constitucional “ha venido cumpliendo un papel de suma importancia en la protección y promoción de los derechos de los pueblos indígenas”, mientras que Perú ya aprobó la Ley del Derecho a la Consulta Previa, que recoge algunos de los supuestos en los que el Estado debe obtener el consentimiento de los pueblos indígenas para tomar una decisión.

Escrito por Irene Savio
La autora ha realizado el reportaje con el apoyo de la IWMF (International Women’s Media Foundation), en el marco del proyecto Adelante.

Fuente
El Confidencial (España) – 13 de Junio de 2.017

domingo, 25 de diciembre de 2016

¿Cómo se secó el Poopó, el segundo lago más grande de Bolivia?


Un lago convertido en un desierto, es lo que le sucedió al Poopó.

"Tenemos un lago que ha desaparecido, ahora es una pampa; un desierto donde no se puede sembrar nada, ni producir; no hay nada, mucho menos vida".

Con estas palabras, recogidas por la agencia de noticias Efe, fue que el dirigente campesino Valerio Rojas describió la situación del lago Poopó, el segundo más grande de Bolivia después del Titicaca.

Un lago de 2.337 kilómetros cuadrados de extensión ahora está reducido a unos pocos humedales
Este lago de agua salada, ubicado en un altiplano en el departamento de Oruro, que colinda con Chile, tenía una extensión de 2.337 kilómetros cuadrados.

Pero ahora ha quedado reducidos a tres humedales –"charcos" dirían algunos– de menos de un kilómetro cuadrados y escasos 30 centímetros de profundidad.

La catástrofe se venía anunciando desde hace años y tiene un fuerte impacto ecológico, económico, social y político.

Un lago de 2.337 kilómetros cuadrados de extensión ahora está reducido a unos pocos humedales.

Implica la destrucción de todo un ecosistema, la pérdida de centenares de especies de fauna y flora, la desaparición de culturas por el éxodo de las comunidades que subsistían del lago y la falta de acciones efectivas para enfrentar la sequía.

Pérdidas ambientales y humanas
Según expertos en conservación, unas 200 especies de aves, peces, mamíferos, reptiles, además de gran variedad de plantas, desaparecieron con la sequía del Poopó.

El ornitólogo Carlos Capriles le dijo al diario boliviano La Razón que entre las aves que se vieron forzadas a abandonar el lugar había tres especies de flamencos en peligro de extinción.

"Al no existir el Poopó, su hábitat se reduce y aumenta el peligro de desaparecer", explicó Capriles.

Los peces se llevaron la peor parte pues no pudieron migrar a ningún otro lago 

El experto explicó que el lago era un punto de descanso de aves migratorias que se trasladaban de norte a sur. "Hablamos de que unas 200 especies perecieron o se fueron a otras áreas".

Otros activistas ambientales añaden que numerosos mamíferos, reptiles y anfibios quedaron sin hábitat y alimento con la transformación del lago en prácticamente un desierto.

Pero la peor parte se la llevaron los peces, señaló Carlo Capriles, pues no pudieron migrar como los otros animales y "murieron en el lugar".

Por su parte, el Ministerio de Medio Ambiente y Agua confirmó la pérdida de una gran cantidad de especies únicas aunque no conocen la cantidad exacta y están pensando en realizar un conteo.

El desastre también tiene un costo humano. Unas 350 familias, en su mayoría pesqueros del lago, se han visto afectadas.

Con su forzado desplazamiento también se va la cultura de una comunidad que habitaba el propio lago Poopó con una economía lacustre de subsistencia.

Causas del desastre
La cuenca del Poopó había sido declarada en 2002 como un ecosistema de importancia internacional donde es agua es el principal factor que controla el ambiente, así como la vegetación y la fauna.

¿Cómo, entonces, sucedió su desaparición?
Las razones son complejas y van desde los efectos climatológicos y los malos manejos de los recursos acuíferos hasta la actividad humana, la contaminación y la falta de atención a un desastre que se veía venir.
Los análisis del gobierno apuntan al fenómeno El Niño y el calentamiento global ocasionado por países industrializados.

El viceministro de Recursos Hídricos y Riego, Carlos Ortuño cita datos científicos que establecen que la temperatura mínima aumentó 2,06º centígrados en los últimos 56 años y el Niño provocó sequías desde octubre.

Un lago convertido en desierto es lo que le sucedió al Poopo 
La disponibilidad de agua es la segunda causa.

Los lagos Poopó y Titicaca dependen del aporte del río Desaguadero, pero un plan regulador establecido en la década de los 90 resultó preferencial para los niveles del Titicaca, impidiendo el paso de agua hacia el Poopó.

Además, el propio río está afectado por la actividad humana que lo usa para sus cultivos, y sistemas industriales y mineros.

Esta actividad, a su vez, causa contaminación. Oruro es un departamento minero y la extracción desde hace años se realiza de una forma "no responsable", indicó el viceministro Ortuño.

Pero también se señala la "mala administración" de un fondo que estaba asignado para evitar la sequía del lago.

En 2010 Bolivia y la Unión Europea (UE) firmaron un acuerdo mediante el cual se adjudicaba un monto de unos US$15 millones para el programa Cuenca Poopó.
Según el exprefecto de Oruro, Luis Aguilar, en cuya gestión se firmó el acuerdo, su sucesor estuvo "mal asesorado" en el manejo del dinero y éste se dispersó en "proyectos sin sentido" y fue "despilfarrado" sin conseguir la recuperación del lago, según lo citó el diario La Razón.

El exdirector del Servicio Departamental Agropecuario y Ganadero, Severo Choque, también coincidió en que "no se priorizó de manera adecuada el trabajo específico en el lago".

El mal uso del agua también contribuyo a la desaparición del lago

Recuperación, un "desafío"
Varios críticos han pedido que se realice una investigación para dar con los responsables de la falta de acción y de denuncia que permitieron el desastre.
"El costo de este desastre debe ser manejado con absoluta rigidez en la identificación de sus responsables", escribió el columnista de La Prensa, Enrique A. Miranda Gómez.

Sin embargo, llamó a que se aplicara una política sostenible de "reencausar el curso de las aguas que provienen del Titicaca e invertir en ayuda de las poblaciones afectadas brindándoles infraestructura productiva, apoyo social y sobretodo seguridad a los más jóvenes.

El martes, el gobierno boliviano y el departamento de Oruro anunciaron un plan para la restauración del lago Poopó.

En rueda de prensa conjunta, el viceministro de Recursos Hídricos y Riego, Carlos Ortuñez, y el gobernador de Oruro, Víctor Hugo Vásquez, informaron que se destinarían US$3,25 millones principalmente a la ayuda humanitaria y a un trabajo técnico sobre el caudal del agua que llega al Poopó a través del río Desaguadero.

También gestionarán un financiamiento internacional para el llamado Plan Director de la Cuenca del Poopó que requerirá, dicen, US$130 millones.

Ese, dijo Ortuñez, será "el desafío mayor" del gobierno para lograr ejecutar el plan que será elaborado por especialistas nacionales e internacionales.

Pero, mientras tanto, el segundo lago más grande de Bolivia sigue pareciendo un desierto. 

Fuente>BBC Mundo – 23 de Diciembre de 2.015
Fotografías>Reuters