Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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sábado, 27 de diciembre de 2014

La leyenda de la hoja sagrada (Coca) – Leyenda Aymará


Cuenta la leyenda que los abuelos y abuelas estaban reunidos en un lejano pueblo, en el Manqhapacha (mundo interior), para decidir qué podrían darles a sus hijos para ayudarlos, fortalecerlos, y que les permita comunicarse con los ancestros.
Entonces deciden enviar a una abuela de gran sabiduría llamada Inalmama, la abuela convertida en semilla debía ser llevada al Akapacha (dimensión de los seres humanos), para eso eligen a varios jóvenes, quienes en forma de tigres, jaguares, llamas, pumas, cóndores y serpientes emprenden el viaje.

Para iniciar su labor, los sembradores jóvenes debían esperar la señal del padre Sol, y un día llegó la señal, los rayos solares alumbraron con mayor fuerza la cima de una montaña, denominada en aymara Coripata (montaña de oro), allí se realizó la ceremonia de inicio para la primera siembra de la hoja sagrada.

Cuando brotó esta planta sagrada, el padre Sol les habló a los del lugar y les dijo:
“Ésta es la hoja sagrada que les dará la fuerza y la inspiración de los ancestros, en estas hojas está depositada la energía de la Pachamama, el ímpetu de Pachakama (padre cosmos), la sabiduría del Wayra Tata (abuelo viento), el fuego sagrado de Ninatata, la fluidez de la Kotamama (madre agua) y la fuerza de inicio del tata Illapa (abuelo rayo); esta hoja es medicina y alimento y les señalará el camino y les abrirá todas las sendas posibles e imposibles; compartan la hoja sagrada entre ustedes, antes de hablar entren en el silencio profundo que permita la reflexión y la decisión desde el corazón”.

Para muchos pueblos originarios, tanto dentro como fuera de Bolivia, la coca no solamente es una planta, es una madre, una abuela sagrada, que nos acompaña en todas nuestras actividades en la comunidad y en las ceremonias, es nuestra guía para nuestro caminar.

Además de ser un poderoso alimento, es también una hoja curativa para muchas afecciones, incluso aquellas tan graves como la diabetes. Pero más allá de sus propiedades físicas ampliamente estudiadas y comprobadas, la hoja de coca para nosotros es un espíritu unificador.

Cuando akhullicamos (introducimos coca en la boca) no sólo masticamos la coca, sino que empezamos un diálogo con ella a través de ese lenguaje sagrado interno que nos permite percibir y conectarnos directamente con el espíritu de la hoja de coca (Inalmama).





Tenemos mucho respeto por ella porque es el vínculo de toda comunicación entre el ser humano y otras formas de existencia. Ella nos permite comprender el lenguaje de la Pacha (la vida).

La mujer lleva la coca en su tari (tejido para guardar coca), y el varón en su ch’uspa. La coca acompaña muchas actividades de la vida cotidiana, como el hilado, la siembra y la cosecha, actividades que requieren de mucho respeto y cariño, por lo que no se puede dejar de akhullicar para pedir el permiso y la ayuda necesarios. Pero no sólo akhullican las personas, se hace akhullicar primero a la Pachamama antes de realizar cualquier actividad.

Cuando nos reunimos para resolver algún problema de la comunidad, todos se sientan en círculo y al medio tiene que estar el tari con la coquita. Antes de comenzar el diálogo se pide permiso al espíritu de la Inalmama para que nos permita conversar y comprendernos, hablar con sinceridad, con la asistencia de los abuelos y abuelas y de todas las fuerzas.

Al akhullicar entramos en un silencio profundo que nos permite la reflexión; la Coca Mama o Madre Coca nos permite tener la armonía y equilibrio en cada acto, tener decisiones certeras y claridad en nuestro camino.


Y cuando no sabemos qué decisión tomar o qué camino seguir, en el tari sagrado echamos las hojas de coca al viento para que nos señale el camino a recorrer y tomar la decisión que corresponda según el diseño del tiempo.

Porque los pueblos ancestrales no nos guiamos únicamente por la razón, además del corazón, sabemos que podemos preguntarle a la vida a través de las hojas de coca. Por ello es tan importante la Inalmama en las vidas de hombres y mujeres andinos, vallunos, del chaco e incluso de la amazonia.

Nosotros no caminamos solos, la hoja sagrada nos acompaña permanentemente, más aún ella acompañó a nuestros abuelos desde el inicio de los tiempos y seguirá acompañando a nuestros hijos y a nuestros nietos, porque ella es vida, ella es nuestra fuerza.

Fernando Huanacuni Mamani, es aymara, miembro de la Comunidad Sariri.


Fuente: Comunidad Sariri

sábado, 16 de agosto de 2014

La leyenda de los pumas grises del Lago Titicaca – Leyenda Aymará

Cuenta la leyenda que en el fondo del Lago Titicaca viven los temidos pumas grises. Titicaca significaPumas grises en lengua aymará.

Y la historia no escrita de este pueblo dice que…

Apu Qullana Awki creó el mundo, la tierra, el cielo, los animales y a los seres humanos.

Al finalizar su tarea, el Apu Qullana Awki subió a los cerros cubiertos de nieve para vivir allí. Y con su voz poderosa les dijo a todos los seres vivientes: “Sean felices. Estén tranquilos en este paraíso que he creado para que todos ustedes vivan en paz”.
En aquellos tiempos, el lago era un valle hermoso. No había envidia ni peleas entre la gente.

El único mandamiento del Apu Qullana Awki fue no subir a la montaña sagrada, donde él vivía.

Entonces el hombre le dijo: “¿Y por qué no vamos a subir? Queremos ser poderosos como él”. Así fue como desobedecieron.
Cuando estaban subiendo al cerro, se escucharon unos terribles rugidos que dejaron a todos sumidos en el terror.

Apu Qullana Awki hizo salir de sus cuevas a muchos pumas grises que devoraron a la gente. Casi todos murieron

Entonces, el padre Sol, tata Inti, lloró sin consuelo durante cuarenta días y cuarenta noches. Las lágrimas del Sol fueron formando una laguna, un gran lago que ahogó a todos los pumas. La poca gente que se salvó, dijo: “qaqa titinakawa... Ahí están los pumas grises… Titi-caca”.

Así cuentan los aymarás el nacimiento de su pueblo, agradecidos al Sol, tata Inti o Wiracocha y devotos de la Pachamama o Madre Tierra.


Fuente: Sonqoñan