Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

Mostrando entradas con la etiqueta Charruas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Charruas. Mostrar todas las entradas

sábado, 28 de octubre de 2017

Uruguay: Un país sin indios


Uruguay, una de las naciones más audaces de Latinoamérica en materia de políticas sociales se enfrenta a un desafío nuevo y viejo a la vez: el problema charrúa.

Tras casi dos siglos confinados en un imaginario popular delimitado por los relatos de sus colonizadores, los charrúas reaparecen para saldar cuentas pendientes. La etnia que sobrevivió a más de 300 años de colonización y a una masacre planificada se pone de pie para interpelar a un Estado cuyos cimientos reposan sobre sus ancestros. El movimiento aglutina a cerca de dos mil personas en todo el país que se identifican como charrúas. Además, los últimos estudios genéticos realizados desafían la creencia popular de que Uruguay fue exclusivamente poblado por los “descendientes de los barcos”, principalmente provenientes de España e Italia.
En Uruguay, charrúa se conjuga en pasado. Según la historia oficial, los indígenas se acabaron en 1831. Aquellos valientes sujetos de ojos pequeños, pómulos pronunciados y cabello negro, hasta hace poco solo permanecían vigentes en algunas expresiones populares de la cultura rioplatense como la “garra charrúa”, tan usada en el ámbito deportivo para referirse a aquellos que no se dan por vencidos y luchan hasta el último aliento. Quizás esta característica es el combustible que alimenta este resurgimiento, constituyendo un proceso de etnogénesis.

El término fue acuñado por Miguel Alberto Bartolomé, antropólogo, profesor e investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. Se refiere al proceso de reconfiguración y resurgimiento de distintas etnias motivado por factores externos. En el caso de los charrúas, la violenta construcción del Estado Oriental los llevó a mimetizarse y renunciar a su identidad para pasar desapercibidos y evitar así ser discriminados. La variación de las condiciones externas, el reconocimiento internacional de las comunidades indígenas y el orgullo de pertenencia, ha hecho que estos pueblos reaparezcan, decididos a desenterrar su historia.

Para Mónica Michelena Díaz, asesora de asuntos indígenas de la Unidad Étnico Racial del Ministerio de Relaciones Exteriores, su proceso de autodescubrimientocomenzó en 1985, poco después de culminada la dictadura militar en Uruguay. Una obra de teatro que reproducía la masacre ocurrida en Salsipuedes despertó su curiosidad.

“Para nosotros fue una obra muy importante, porque cuestionaba cómo se construyó el Estado uruguayo”, dice Mónica, quien descubrió a los 19 años que su bisabuelo era charrúa. Se llenó de preguntas y salió en busca de respuestas. Esta mujer inquieta de voz suave y discurso firme fundaba en el 2005 el Consejo de la Nación Charrúa (CONACHA) junto a varios grupos de descendientes.

El consejo reúne hoy a diez organizaciones de todo el país y trabaja en varias áreas. Uno de sus principales objetivos es que el Estado reconozca la existencia de población indígena en el país y que se ratifique el convenio 169 de la OIT, que regula materias relacionadas con la costumbre y el derecho de los pueblos indígenas a mantener y fortalecer sus culturas, formas de vida e instituciones propias, así como su derecho a participar de manera efectiva en las decisiones que les afectan. También trabajan en lograr una mayor auto identificación indígena y reivindican el uso del término “genocidio” para referirse a la masacre ocurrida en Salsipuedes. “Nuestros ancestros perdieron la vida en una emboscada planificada por el Estado”, sentencia Mónica.


Uruguay y las Guyanas son los únicos países de Latinoamérica que no ratificaron aún el convenio 169 de la OIT. “En 2015 estaba en Bilbao becada por la ONU. Me enteré de que el presidente Mujica estaría junto a Almagro (canciller del Uruguay) en el consulado, así que volví a armar la carpeta con toda la documentación pidiendo la ratificación del Convenio”, comenta Mónica, quien entregó el pedido en manos de ambas autoridades. Al volver a Uruguay, se reunieron con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, pero la respuesta que les dio el subsecretario les tomó por sorpresa: “Nos dijo que nos bajáramos 'del caballo’ y que pidiéramos que se ratificaran solo algunos artículos del convenio”, relata Michelena. Pero la asesora de asuntos indígenas sabe que eso no es posible. La ratificación es total y no admite reservas. Finalmente, tras el cambio de gobierno, los actuales delegados del CONACHA hicieron un nuevo intento. Pero el entonces vicepresidente Raúl Sendic les aseguró que su Ejecutivo no iba a ratificarlo.

Los charrúas renunciaron a su identidad para pasar desapercibidos y evitar ser discriminados.

Según comentó Martín Delgado Cultelli, integrante, directivo del CONACHA, en una entrevista transmitida en Radio Pedal de Uruguay, el gobierno uruguayo no ratifica el convenio por dos razones: “Por la tradición del Estado construido en base a un genocidio caracterizado por la invisibilización y negación de los pueblos originarios” y por otro lado las “presiones por parte de las gremiales rurales” con respecto a la “devolución y demarcación territorial”.

En cuanto a la autoidentificación racial, según informes del Instituto Nacional de Estadística, en la Encuesta a Hogares de 1996 se preguntó por primera vez a los entrevistados, a qué raza o grupo étnico creían pertenecer. El porcentaje de personas que se identificaron como indígenas fue del 0,4% y trepó al 2,9% en 2006. En el último censo nacional del 2011, el porcentaje ascendió a casi un 5%. Pero fuera del ámbito de las encuestas, dentro de los tubos de ensayo, los porcentajes crecen a un ritmo trepidante. Las recientes investigaciones llevadas a cabo por la profesora del departamento de Antropología Biológica de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, Mónica Sans, aportan datos sorprendentes que ponen en jaque la construcción de la identidad nacional.

Sans y su equipo han estudiado principalmente las secuencias de ADN mitocondrial. Debido a que las mitocondrias son heredadas únicamente por línea materna, a través de ellas es posible identificar la ascendencia matrilineal: “A nivel nacional el porcentaje de ascendencia por línea materna da aproximadamente un 34%, es decir, un tercio de la población. Los porcentajes más altos se encuentran al norte del país, en el departamento de Tacuarembó o en localidades como Bella Unión, donde los porcentajes suben a un 64% de ascendencia indígena aproximadamente”.

Además aclara que, si bien identificaron la ascendencia indígena, no han categorizado estos datos según las diferentes etnias que recorrían Uruguay. “Por ahora no llegamos a diferenciar las etnias. En el caso de Bella Unión hay secuencias (de ADN) de etnias amazónicas como las guaraní y también de origen pámpido que estarían relacionadas con etnias como la charrúa”.

Consultada sobre cómo cree que afecta esto a la identidad nacional, Sans considera que está cambiando y agrega que estos temas ya los han llevado a las escuelas junto a estudiantes de antropología. “También se está tratando desde la antropología social, las colectividades y los diferentes grupos que se están moviendo a nivel nacional.”, agrega.

Por su parte, CONACHA también está acercándolo al ámbito educativo a través de la reciente creación de la primera escuela intercultural charrúa itinerante. El proyecto, que cuenta con una financiación del Ministerio de Desarrollo Social, ya tuvo instancias de trabajo en barrios de Montevideo y se prepara para viajar al interior del país para ampliar su alcance.

Genocidio sí, genocidio no
La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de la ONU define al genocidio como cualquier acto cometido “con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”, e incluye acepciones como la matanza de miembros de un grupo, el atentado grave contra la integridad física o mental de los sujetos, entre otras. Además, a partir de 1951, se transformó en un delito perseguible por el derecho internacional.

La etnia que sobrevivió a más de 300 años de colonización y a una masacre planificada interpela a un Estado cuyos cimientos reposan sobre sus ancestros.

El pasado 24 de abril se llevó a cabo el Congreso de Ministros abierto, donde una joven pidió al presidente Tabaré Vázquez que manifiestara su posición frente al “genocidio” de la población charrúa. El mandatario respondió que comparte la reivindicación "pero que el de genocidio es un término que hay que utilizar con mucha justeza, y hay que demostrar que la intención fue destruir a una raza, a un determinado grupo humano". Y añadió que no tiene una posición clara de momento pero que su Gobierno estudia el tema con “rigurosidad científica”. Sin embargo, la polémica expresión sí aparece en el Programa de Educación Inicial y Primaria como uno de los temas a tratar en el área de Historia, en quinto grado: Las primeras presidencias. El genocidio charrúa. La palabra también se pronunció en la cámara de representantes, cuando la diputada del partido Frente Amplio, Stella Viel, pidió que se reconociera el genocidio el pasado 16 de julio. Por su parte, la profesora Mónica Sans se refirió al término con más seguridad: “Sí, yo creo que fue un genocidio. Hubo una intención clara de matar a determinado grupo indígena. En este caso podemos hablar de genocidio y etnocidio.”

Mientras tanto, año a año, varios descendientes se reúnen en Salsipuedes para recordar los hechos sucedidos. Lo llaman “lugar de reencuentro”. Al tiempo que transitan el paisaje, reviven en anécdotas a aquellos ancestros de “carácter indomable” que pagaron con su vida el precio del prejuicio en una cruel emboscada que quiso, pero no pudo, escribir para siempre el final de una etnia.


URUGUAY ESTRENA EL DOCUMENTAL SOBRE SU ASUNTO INDÍGENA

P. A.
Nicolás Soto y Leonardo Rodríguez son los directores del documental El país sin indios. El largometraje está ya en su última etapa y en espera de una fecha de estreno. Son varios los motivos por los que abordaron esta temática: “Si bien los charrúas de hoy empiezan a reivindicar una nueva historia y con ella una serie de derechos expropiados por el Estado, el asunto indígena en Uruguay es un tema complejo y cargado de violencia. Durante la investigación entendimos que este tema toca varios puntos profundos de nuestra identidad e historia, por eso sentimos la necesidad de plasmarlo en una película. Somos ciudadanos de un Estado que no ha reconocido el genocidio, y que aún hoy permite que el etnocidio continúe a través de la negación y el no reconocimiento de esta población. Los uruguayos tenemos mucho de qué hablar, sobre todo en referencia al racismo, la violencia estructural, la desigualdad social y el medio ambiente”.

El documental ha sido declarado de interés por el Ministerio de Educación y Cultura y el Ministerio de Relaciones Exteriores y fue financiado por la Dirección de Cine y Audiovisual Nacional (ICAU).

Fuente:El País – 24 de Octubre de 2.017 

miércoles, 22 de junio de 2016

“Bilu Guidaí”- (Hermosa Luna)


Bilu bilu guidaí
la noche te hizo brillar
reina del cielo Charrúa
princesa de mi soñar
ya pronto amanece el dia
y te irás a reposar
al corazón de Vaimáca
al alma de Abayubá
Guyunúsa te hará una cuna
Tacuabé, Senaqué, Zapicán
guerreros de sueños libres
con Sepé te guiarán
ya pronto amanece el dia
basquadé mis inchalá
ya pronto amanece el dia
basquadé mis inchalá..

En homenaje a los ancestros Charrúas
Florida-Uruguay- 22 de marzo de 2016



martes, 23 de febrero de 2016

Indio Charrua


"Indio charrua", De Jean-Baptiste Debret (CA. 1816-1831).

La pintura nos muestra cómo los indios charruanos cazaban grandes pájaros con arco y flecha.


Gentileza: Ana Ivonne Pereira

domingo, 15 de marzo de 2015

Los Charruas y la música


Escrito por el  musicólogo Lauro Ayestaran  en su capítulo “La música indígena” informa:

“…en  julio  de 1833 los miembros de la Academia de Ciencias Morales, deseando juzgar el efecto que la música producía en los charrúas, decidieron invitar un conjunto de profesores de la Orquesta del Conservatorio de París y a su director el eminente compositor Cherubini [*] para hacer “un rato de música” y observar luego las reacciones de nuestros aborígenes.”

[*] NOTA: Cherubini será uno de los tantos que, luego de la muerte de Senaqué y Vaimaca, levantarán  su  voces de protesta contra la “exhibición” exigiendo que fuesen reintegrados a sus tierras.

“Entre los instrumentistas se hallaba nada menos que Toulou, el célebre flautista Jean-Louis Toulou (1786-1865), aquél a quien Lebrun dedicó su ópera “Le Rosignol” especialmente para que su flauta maravillosa cantara el papel del ruiseñor, compositor él mismo de un centenar de obras para dicho instrumento y considerado aún en los actuales días como uno de los máximos instrumentistas en la historia de la flauta.”

“En verdad que nuestros pobres charrúas no pudieron ser mejor servidos desde el punto de vista sonoro. Y en realidad hicieron a su manera los debidos honores a tan eminentes ejecutantes, porque saliendo de su habitual apatía, dieron en sus rostros señales de vivo interés y de entusiasmo, especialmente hacia el arte de Toulou.”

“Leamos esta sabrosa crónica de “Le National” del París de la época: “Se ha ejecutado primeramente, alejados de los salvajes y fuera de la vista de ellos, un quinteto para cornos y trompetas a pistón que les ha sorprendido, porque ellos no esperaban esta armonía, pero no pareció causarles una viva impresión, por lo menos en lo que se refiere al cacique Vaimaca-Pirú y al joven Tacuabé. Guyunusa y el viejo guerrero Senaqué han expresado en su fisonomía algunas señales de sensibilidad,  particularmente el último, de ordinario bastante impasible. De inmediato los señores ejecutantes se aproximaron y tocaron en presencia de los indios algunos fragmentos de un estilo más alegre y un movimiento más vivo igual que al comienzo; entonces, los auditores del desierto parecieron mucho más animados; fueron sobretodo muy sensibles a algunos solos de flauta y trompeta que Toulou y uno de los profesores que les acompañaban tuvieron la amabilidad de hacerles oír.”

“Un grupo de selectos miembros de la Academia,  eminencias científicas y damas de la sociedad asistieron a esta experiencia. Cherubini llegó un poco tarde por lo cual dice el cronista “no pudo gozar de este espectáculo””.

“La otra referencia del breve tránsito de los charrúas por París, posee un interés fundamental. Tacuabé ha llevado consigo un extraño instrumento. Algo así como un “violín” construido por él[*], que es analizado esta vez con  profunda seriedad por Dumotier en un ensayo aparecido en el “Journal de la  Societé de Phrénologie de París” de 1833, intitulado “Considerations phrénologiques sur les têtes de quatre Charrúas”.

[*] NOTA: Mónica Michelena y Alejandro Vargas (descendiente de charrúas ella y mochica él) han realizado una muy cuidadosa reproducción de este arco musical que, sin duda, tenía más un propósito espiritual y que de interpretación pública, y logran demostrar – cada vez que lo utilizan – porque el científico francés dice que lograba extraerle “sonidos muy dulces”.

“Si bien no fabrican más que los objetos que les son de primera necesidad, se encuentran también sin embargo algunos otros de puro esparcimiento, tales como una especie de violín monocorde del que les he visto arrancar sonidos muy dulces y bastante armoniosos. Escogen una pequeña rama de árbol bastante recta; luego de haberle quitado la corteza hacen cerca de uno de sus extremos una pequeña hendidura circular; a diez pulgadas o un pie de distancia hacen otra semejante y cortan la varita cinco pulgadas más abajo de la segunda hendidura; éste es el mango del instrumento. Atan fuertemente de quince a veinte crines de cola de caballo de manera de formar un lazo que es atravesado por el bastón y que lo hacen subir más o menos hasta dos pulgadas de la hendidura inferior;  la otra extremidad de las crines la fijan luego en la hendidura superior de modo que ella no pueda soltarse. Para tocar esa especie de violín hacen doblar el bastón hasta que el haz de crines descienda hasta la hendidura inferior y permanezca tenso como la cuerda de un arco; toman el mango con la mano  izquierda de manera que tres dedos les puedan servir de tacto para variar los sonidos, y fijan entre los dientes la otra extremidad del violín; una pequeña vara recta y lisa que mojan con saliva, es el arco que hace vibrar las crines y la abertura de los labios que abren y cierran como para tocar la guimbarda, les sirven para modular y variar el tono. Sobre tal instrumento es lógico pensar que el número de notas que se pueden obtener es bastante limitado; sin embargo da casi una octava y los aires que permite tocar son monótonos y poco variados y su compás es ordinariamente a tres tiempos.”


“El instrumento de Tacuabé no era otra cosa que un “arco musical”, el primer cordófono que conoció el hombre.”

La existencia de este instrumento desmiente a quienes expresaban que los charrúas no practicaban ningún tipo de música. Tampoco puede olvidarse las múltiples referencias a los “coros” femeninos que acompañaban las arengas previas al combate, mencionados tanto por los cronistas lusitanos y españoles, como por observadores criollos durante el ciclo artiguista.

Los últimos días, en Lyon
Las condiciones a que habían sido sometidos y las sucesivas muertes de Senaqué y posteriormente Vaimaca Pirú vuelcan a la opinión pública francesa contra la exhibición, por lo cual la misma, con nombre simulado debe salir precipitadamente de París para instalarse, luego de evitar algunos controles policiales,  en Lyon. El rechazo de la opinión pública significa que esta muestra sea “boicoteada” y en consecuencia dejase de ser redituable, en buen ya no fue negocio para el especulador Francois de Curel, aquel que había prometido tanto y que solo cumplió un avergonzante papel de violador de los derechos humanos.

En Lyon se les ubica por última vez. El Prof. Figueira encontró un registro donde figura Tacuavé y su esposa (sin  duda Guyunusa) y establecen la profesión de aquel como “saltimbanqui”, es decir, trabajaba en una especie de circo.[*]

[*] NOTA: El investigador ubicó una declaración de viajeros, en los Archivos Comunales de Lyon, donde figuran:”…Tacamabé (sic) et S Epouseé [Tacuavé y su esposa], allí es donde figura como profesión “Saltimbanqui”; de “23” años de edad, de “Montevide“, procedente de “París”. El propio Figueira informa que “el día 7 de julio del año 1834 se alojó en la pensión “Parret”.

Fuera por aquella persecución que sufrían, a Tacuavé se le cambia el nombre, en los avisos se le presenta como “el Hércules de los Hércules”, de nombre Jean Soulasol, siendo  llamativa su fuerza maxilar y “fuerza indígena”, según dice el aviso.

El 22 de Julio de 1834, a las 9 , en el Hospital Hotel Dieu de Lyon muere María Micaela Guyunusa en un agudo cuadro de tuberculosis. Ocupó la cama Nro. 9 de la Sala Montazet.

En un último gesto de rebeldía, de defensa de la  vida, Tacuavé toma a la niña de diez meses en sus brazos y se echa a correr.  Todavía hoy, en Lyon, hay una calleja que le llaman “Camino  del indio”, y es arraigada tradición decir que por allí pasó un indio corriendo con un bebe en brazos.

Después todo es nebuloso. Ya no se sabe que pasó con Jean Soulasol, ni con aquella niña, que aún no había cumplido un año de vida y cuyo nombre no se conoce con certeza, a pesar que muchas veces se le han adjudicado varios, sin fundamento. Como ya fue dicho, documentalmente se la identifica reiterando en nombre de la madre: Micaela.


Versiones hasta ahora no confirmadas dicen que Tacuavé se casó con una suiza. También son variadas las creencias, más pasionales que científicas, que indican que sería posible que en suelo francés, o europeo, podrían haber descendientes tanto de Tacuavé como de la hija de Guyunusa,[*] pero justo es  pensarlo, abandonando toda pretensión subjetiva, y según concluye J.J. Figueira, Tacuavé por más de su juventud estaba condenado a la no aclimatación y lo mismo ocurriría con el frágil organismo de la niña, cuyo desarrollo fetal estuvo lleno de contratiempos.

[*]  Ha escrito Maruca: “Se dice que en Estrasburgo existe una familia que desciende de los citados indígenas. Es posible que la indiecita se haya adaptado al nuevo sistema de vida, cosa que les fue imposible a  sus  padres y compañeros de tribu.” En la exposición de la duda Maruca demuestra más que nada un deseo al que lo empuja su pasión, pero debe tenerse claro que esta suposición se reitera de tiempo en tiempo, pero, en los hechos, nada ha podido comprobarse.

Un suelto aparecido en el “Journal du Commerce de Lyon” el 27 de Julio de 1834, ubicado por J.J. Figueira dice  textualmente:” Une des femmmes Charrúas, de ces sauvages de  l’Amerique meridionale, amenés en France par un speculateur qui comprair sur leur presence puor imposer un riche tribut à la curiosité publique, et qui a eté complement trompé dans son attente, vient de mourir à l’Hotel-Dieu de Lyon d’une phtysie pulmonaire. C’est la quatrieme personne de cette famille qui a succombe depuis son arrivee en Europe. Elle laisse un enfant et un epoux que l’eloignement de leur patrie va rendre doublement malheureux” (Una de las mujeres Charrúas, de los salvajes de América  Meridional, traídos a Francia por un especulador que contaba con su presencia para imponer un rico tributo a la curiosidad pública y que estuvo completamente equivocado en su expectativa, murió en Hotel-Dieu de Lyon de una tisis pulmonar. Es la cuarta persona de esta familia que sucumbe después de su llegada a Europa. Dejó un niño  y un esposo que lejos de su patria se volverá doblemente desdichado)
J.J.  Figueiras también informa que “Le Courrier de Lyon”, el 25 del mismo mes le dedicó un espacio mucho mayor. Es una clara demostración que la ciudadanía francesa se opuso al trato  inhumano que sufrieron aquellos orientales desterrados.

Según  los últimos estudios solo los restos de Vaimaca Pirú permanecen en el Museo del Hombre en París, a pesar de algunas negativas oficiales. [*]

[*] NOTA: A pesar de esta afirmación, los descendientes de indígenas, ahora agrupados a nivel nacional en el INDIA (Integrador Nacional de Descendientes de Indígenas Americanos, ex integrantes del grupo capitalino ADENCH) que presentaron en 1990 y en 1996 un Proyecto de Ley para la repatriación de los restos,  entiende necesario que sean las autoridades científicas y el Museo del Hombre de París ( que alberga los restos ) quienes informen sobre la suerte corrida por los mismos. Muchas veces se dijo que el Museo “perdió los restos”; incluso se publicó en el matutino “El País” .(12.08.92) un artículo que acusa a este Museo de “haber extraviado estos restos” y no tener siquiera una explicación a esta inaceptable negligencia. (sobre este artículo nos referiremos más adelante) Aceptar cualquier afirmación, que en realidad nunca han tenido carácter oficial, sería menoscabante de la dignidad de nuestro pasado histórico e infamante con el recuerdo de nuestros ancestros llevados prisioneros a Francia, por el solo interés de quien las propias crónicas de aquel  país  denominan “speculateur”. Amén de un gesto de subordinación inaceptable.

El esqueleto de Vaimaca-Pirú fue fotografiado en 1985 por el Director del Museo Nacional de Antropología, Lic. Arturo Toscano. ( fotografías que fueron presentadas en la Exposición realizada en 1994; llamada “Aborígenes del Uruguay: Desaparecidos y Descendientes”).

Como hemos visto Tacuavé, Guyunusa y la niña – supuestamente llamada Mónica o Micaela – fueron trasladados a Lyon, en forma clandestina.

Guyunusa habría sido sepultada en un fosa común luego de su fallecimiento en el Hotel Dieu. De la suerte de Tacuavé  y la niña nada se sabe. Algunas fuentes, sin confirmar, indican que los restos de Senaqué (que fue el primero en morir) se habrían echado a perder luego de un bombardeo ocurrido en la denominada “2da. Guerra Mundial”, el que  habría provocado una filtración de agua sobre el sector donde los mismos se encontraban.



jueves, 26 de febrero de 2015

Charrúas, la batalla que no cesa

“... Los clarines tocaron a degüello. Bajo aquella avalancha de aceros y aún de balas, la horda se revolvió desesperada, cayendo uno tras otro sus mocetones bravíos como toros heridos en la nuca...” “... El cacique Pirú, al romper herido el círculo de hierro, le gritó al pasar, con fiero reproche: ¡Mirá, Frutos, tus soldados, matando amigos!”

La poesía de Eduardo Acevedo Díaz, que describe el dramático final de la etnia charrúa en Salsipuedes, sirve de preámbulo a la entrevista que realizamos al Sr. José Eduardo Picerno, autor de “El genocidio de la población charrúa”, editado por la Biblioteca Nacional de Uruguay. Poco se sabe de ellos, probablemente porque a Salsipuedes le siguió un prolijo exterminio cultural, que intentó borrar de la historia, su presencia y legado. Los relatos de los primeros conquistadores, admirados ante aquellas tribus salvajes e indómitas de la región. Se fueron transformando paulatinamente en desdén hacia su participación en las luchas por la independencia, para culminar definiéndolos como seres marginales, peligrosos e improductivos para la naciente organización económica del país. El trabajo del licenciado Picerno los rescata del olvido, demostrando que aquella batalla no ha culminado como los partes de guerra relatan, ellos continúan luchando, esta vez, contra el olvido.

¿Que significa Salsipuedes para usted? Salsipuedes es el lugar donde se condujo con engaños a los charrúas -solo a la población charrúa- para que allí, un ejército de unos 1.000 hombres los atacara por sorpresa procediendo a la matanza despiadada de casi todos los hombres de dicha población. Salsipuedes, es la palabra que simboliza el genocidio, un ataque a traición y el asesinato masivo de sus amigos indios totalmente desprevenidos, una infamia, un crimen de lesa humanidad que el Estado Uruguayo no ha querido asumir.

¿Como se llegó a esa situación? Uruguay se llamaba “Estado Oriental” y tenía su Constitución que amparaba los derechos de todos sus habitantes a la libertad, propiedad, etc. Sin embargo, el Presidente constitucional Gral. Fructuoso Rivera y su Ministro de la Guerra José Ellauri, enviaron una solicitud a las Cámaras para que se autorizase que el Presidente saliera en persona al mando del Ejército, que se llamó Ejercito Expedicionario, a efectos de controlar desórdenes que había en la campaña. A pesar de que los legisladores insistieron que el Poder Legislativo indicara cual era el verdadero motivo de salir con todo el Ejército, no se les dijo que se planeaba eliminar físicamente a los charrúas. De este modo, Rivera encomendó al Gral. Julián Laguna, para que dijera a los charrúas que estaban en el norte del país, que el ejército los necesitaba a para incursionar en Brasil para recuperar cabezas de ganado, lo cual creyeron. Así fueron conducidos con engaños de que Rivera los quería, etc. durante varias jornadas hasta llegar el día 11 de abril a la horqueta del Salsipuedes con el Tiatucura, donde no hay escape posible y fueron atacados. Previamente entraron fuerzas auxiliares del ejército compuestas por guaraníes desarmados, que quitaron rápidamente a los charrúas las armas que pudieron, y enseguida se inició la matanza.

¿Vamos al origen de esta historia, de donde son originarios los aborígenes que poblaron al territorio uruguayo? Los charrúas provienen del tronco de los llamados Pámpidos, habitantes de territorios que hoy están en Argentina, son los mismos que los tehuelches, querandíes, etc. También existían en la Banda Oriental otras tribus autóctonas: bohanes, yaros, chanaes, minuanes, que se supone eran similares a los charrúas, aunque vivían en colectividades separadas y también eran nómadas y cazadores. El licenciado Picerno acentúa que; los guaraníes, no son autóctonos de este territorio, tenían otro somatotipo y cultura, pertenecían al tronco amazónico (Según clasificación de Imbelloni). Se calcula que los charrúas están en la Banda Oriental desde hace unos 2 a 4 mil años, en cambio los guaraníes comienzan a llegar por 1770 aproximadamente.
¿Porque entonces las certezas de varios investigadores y cronistas de la época, sobre el origen guaranítico de aquella población? No se trata de certezas de dichos investigadores, sino de interpretaciones muy equivocadas de algunos hechos observados. Por ejemplo se ha observado que la toponimia del territorio uruguayo contiene vocablos de origen guaraní. Este hecho induce a pensar a los investigadores a creer que el Uruguay estaba habitado por guaraníes. Sería absurdo pensar que los pueblos autóctonos (charrúas, bohanes, minuanes, etc.), no hubieran designado con un nombre, en lengua charrúa, por ejemplo, al cerro de Montevideo, al Río de la Plata, al Río Negro, y a todos los accidentes geográficos relevantes, dado que por ser poblaciones nómadas se desplazaban de un sitio a otro, y no lo hacían al azar, lo que significa que al dirigirse a cierto lugar o al atravesar cierto río o arroyo se referirían a esos lugares siempre con la misma palabra para poder entenderse entre ellos mismos. Está comprobado que los charrúas tenían su propio lenguaje, aunque es desconocido. Sólo se ha rescatado el sonido de 40 palabras y los sonidos de los números del 1 al 10. Por otro lado, los estudios que los académicos franceses hicieron a los 4 charrúas en 1833, (el licenciado Picerno se refiere a 4 aborígenes que fueron llevados a Francia a fin de ser estudiados en ese año) concluían que estos usaban generalmente dos nombres para cada cosa y para cada persona. Uno de esos nombres lo mantenían reservado entre ellos y el otro lo usaban en presencia de extraños. Por ejemplo el cacique Vaimaca Perú: Vaimaca era el nombre charrúa y Perú era el sobrenombre que figura en todos los textos sobre dicho cacique. En realidad quienes pusieron los nombres toponímicos, fueron los españoles, y ha quedado hasta ahora la forma en que decidieron construir la palabra a escribir. Estos españoles, cartógrafos o naturalistas o simples colonizadores, les preguntaban a determinados indígenas, y en base a la respuesta “rebautizaban” el lugar. Para los cartógrafos hubiera sido muy difícil escribir un nombre charrúa dado que estaba compuesto por sonidos guturales, nasales y vocales. Era mucho más fácil escribir los sonidos de la lengua guaraní, que no diferían prácticamente del español. Por ejemplo: si decían “cuñapirú” se escribe tal como suena, y significa “cuña”, mujer, y “pirú”, flaca y fea. En cambio el autor ha escuchado palabras como por ejemplo la que se escribe “inchalá”, que significa “hermano” en lengua charrúa, pronunciada en charrúa y no se le ocurriría escribirla como “inchalá”, dado que es un sonido irreproducible con cierta exactitud en español. Pero en otra hipótesis, no hay que olvidar que el guaraní era el idioma de intercambio entre todos los actores de la Banda Oriental. Era conocido por los charrúas, por los españoles y por los portugueses. Y dada la inteligencia comprobada de los charrúas, y su sentido práctico y común, ¿quien puede demostrar que algunos nombres no hayan sido los mismos charrúas los que los trasmitieron a los españoles? No debe olvidarse que “sus” nombres los ocultaban, entonces les resultaría más práctico dar nombres en idioma guaraní. Esto no se podrá comprobar, porque quienes tomaban los datos no informaban quien se los había proporcionado. De modo que todas son hipótesis. Lo único seguro, es que en esta Banda Oriental no vivían los guaraníes, sino los pueblos pámpidos, que provenían de tierras ubicadas en la Argentina de hoy. Y los documentos son abundantes en citar a los charrúas y minuanes, principalmente ocupando desde la costa hasta más allá del Río Negro. Y por último, ¿que podrían hacer los guaraníes en una tierra de cazadores? Ellos no lo eran, y estas tierras ya tenían dueños, que seguramente los hubieran expulsado. Y además, no existen documentos que informen sobre aldeas de guaraníes cultivando ninguna parte de las tierras de los charrúas, y esto es un argumento definitivamente concluyente. Otro argumento que usan esos historiadores es que los guaraníes trabajaron para los blancos, hicieron la muralla, sacaban piedra de las canteras, hacían el empedrado de las calles, etc., todo a un bajísimo jornal al que se le denominó “jornal tape”. Esto significa que mediante el trabajo, POR SU NECESIDAD DE SUBSISTIR, se avinieron a trabajar integrados a los blancos (españoles, portugueses y criollos). En cambio los charrúas nunca trabajaron en tareas de tipo esclavizante, ni de otro tipo, para otros patrones que no fueran ellos mismos. Ya sea por su orgullo de sentirse “los dueños de la tierra”, como también porque no padecían necesidades materiales ya que su tradición de cazadores les permitía tener suficiente y abundante alimentación. Recordemos que los guaraníes no eran cazadores sino del tipo del sedentario agricultor, y que guiados por los misioneros jesuitas, obtuvieron conocimientos en tareas manuales en los distintos pueblos de misiones. Pero al disolverse las misiones jesuíticas, en la segunda mitad del siglo XVIII, gran cantidad de ellos emigraron, por necesidad, a otras tierras tales como la Banda Oriental. Aunque el número estimado de guaraníes que entran al Uruguay triplica quizás el número de charrúas en esa época, eso no significa que haya más descendientes de guaraníes que de charrúas. Muy por el contrario, los charrúas ya se venían mestizando con blancos desde el siglo XVI (1516, a la llegada de Solís).Y no olvidemos, que en la fundación de Montevideo, en 1726, España envía 400 soldados solteros para proteger a las familias que van a residir en Montevideo. Es fácil deducir que las únicas mujeres disponibles en las cercanías, las charrúas, se mestizaron con dichos soldados. Se estima que ninguna mujer charrúa pudo haber tenido menos de tres hijos, de modo que haciendo estimaciones matemáticas simples y multiplicadas esos mestizos por 3 cada 25 años por ejemplo, nos dará un número considerablemente mayor a los guaraníes y sus descendientes, tanto en aquella época como ahora. Si los charrúas no hubieran sido los habitantes y “dueños” de estas tierras, no habrían arriesgado su vida en servir como fuerzas auxiliares a los ejércitos de Artigas, de los 33 Orientales y de Rivera. Esto significa que “querían defender lo suyo”, su “patria” y este sentimiento en ningún momento lo demostraron los guaraníes, simplemente porque esta Banda “nunca fue su patria”•, sino el lugar donde vinieron a refugiarse y a poblar y a ganar su sustento. Y si en algunas ocasiones fueron reclutados por un batallón de Artigas, como en la “Batalla de Tacuarembó, fue muy triste el papel que desempeñaron, casi sin luchar. Los mismos portugueses en sus partes informaron que casi todo el batallón estaba integrado por indios guaraníes sin fuerzas, enflaquecidos y ni ánimo para la lucha y que fueron fácilmente derrotados. ¿Alguien puede creer que eso se dijera de los charrúas alguna vez en la historia? Acá aparece otro tema: Artigas lejos del lugar y los charrúas que no se presentan, y Rivera que no se presenta. Se dice, pero no tenemos documentado que Rivera fue quien quitó a los charrúas de los puntos cruciales de donde se desarrolló esa batalla, la última, que determinó que Artigas abandonara para siempre el Uruguay.

¿Cuales eran las características distintivas de los charrúas, respecto a las otras poblaciones aborígenes de la región? Las distintas poblaciones aborígenes de la región tenían características en parte comunes y en parte diversas. Será más práctico hablar de la característica de los charrúas y se podrá observar que era una población muy peculiar y diferente a las demás especialmente en dos aspectos. Era una sociedad muy cerrada en si misma cuyo lenguaje no era compresible ni tampoco era parecido al de otras poblaciones de indígenas. Se ha visto que es una lengua aislada y única, por más que se ha encontrado alguna palabra semejante en alguna otra tribu. También una negación persistente a que su cultura fuera asimilada por otras, a integrarse a otras costumbres, y adaptarse a los cambios que significó el dominio de los colonizadores y la imposición de su cultura. Eran por excelencia nómades y cazadores llegando a especializarse en la cacería y en la equitación mucho más que los pueblos indígenas circundantes. Hicieron un acopio de herramientas para la caza que fácilmente pudieron destinarse después para ser utilizadas como armas de guerra, de ataque o de defensa, desde niños los charrúas practicaban sus habilidades con dichas armas principalmente el arco, la boleadora y la honda, lo que determinó su éxito inusual y superior a otros pueblos cuando eran lanzados a la guerra. (El español Azara escribe alrededor de 1800, que los charrúas han matado más españoles que todos los indios del imperio azteca y de los incas que sumaban millones. “Pero no se crea que los charrúas era una nación tan poderosa, apenas si cuentan con 400 hombres de armas. Hemos enviado soldados especializados de los mejores ejércitos de Europa contra los charrúas. Sin embargo ellos subsisten.”

¿Cual fue su dispersión geográfica e influencia regional? La dispersión desde la costa del Río de la Plata donde habitaban, se produce a medida que la invasión colonial logra establecerse en los puertos y zonas cercanas al río. Finalmente los charrúas encuentran un poco de tranquilidad cuando se sitúan en amplias zonas desérticas situadas al norte del Río Negro. En cuanto a si los charrúas tuvieron influencia en otras regiones creemos que no, no hay evidencias de ello. Pero tuvieron influencia en aquella cultura mestiza que provenía de la unión del blanco colonizador y la mujer charrúa, o sea el gaucho, quien tomó elementos en parte de los charrúas (boleadora, lanza, dominio de caballo, el mate) y en parte del español (vestimenta, guitarra, lenguaje, etc.). Pero el gaucho tampoco se integró a ninguna de las dos culturas.
¿Que testimonios quedan de su cultura y organización? Vivian en tribus de unas cincuenta personas, dormían en carpas hechas con cuatro estacas y un toldo de cuero o de plantas como techo. De esto no ha quedado nada. Cada tribu tenía un cacique que podía ser un anciano en tiempo de paz o un guerrero joven en tiempo de guerra. Elementos físicos quedan: las boleadoras, puntas de flecha, arcos, mazas, hondas, lanzas y poco más. Elementos documentales y relatos y descripciones hay abundantes. Alguno de esos relatos están pautados por lo que se considera una leyenda negra, es decir la difusión difamatoria de ciertas costumbres de los charrúas. Esto era políticamente necesario para justificar que se pudiera actuar por la fuerza contra ellos quitándole sus pertenencias, sus tierras y también sus vidas. En cuanto a sus vestigios de religión, sus cultos de los muertos, etc. estos pueden encontrarse también en descripciones realizadas por naturalistas de la época. De sus luchas por la independencia dan cuenta los escritos de José Artigas, de alguna de los 33 orientales y de Fructuoso Rivera. 

Existe por parte del Estado y sus instituciones consideraciones especiales o distintivas respecto a la protección de los espacios que habitaron las antiguas culturas y testimonios aborígenes? No, no existe y creo que no podría existir desde el momento en que fue el propio Estado que propició el exterminio de los charrúas, y aún no se ha hecho responsable de dicho genocidio. Apenas salió hace unos meses, una ley declarando al 11 de Abril como el día de la Nación charrúa y no fue por unanimidad, porque algún sector político se sigue negando a aceptar los hechos del 11 de Abril de 1831.Podría ser que con el tiempo y después que se tome conciencia y se asuma el genocidio, el Estado propicie ese reconocimiento y protección de lugares en que vivieron y además en los museos se cuente la verdad de lo que pasó en el único país de América que no tiene indios. Incluso hay un museo histórico en Durazno que se llama “Museo Rivera” y no hay en exposición ni una sola boleadora o punta de flecha, ni está escrita la palabra “charrúa” y tampoco la palabra “indio”. Incluso cuando se hace la repatriación de Vaimaca Perú desde Francia, a instancias del Ministro Mercader, antropólogos penetran en el Panteón Nacional, abren el féretro y exhiben los restos óseos a las cámaras de T.V. El propósito era realizar estudios de ADN y otros, de los que se hizo responsable la Dra. Mónica Sans, los resultados fueron desastrosos y hasta encontramos 20 errores en una página del informe. Como cosa curiosa, digamos que la Dra. Sans atribuía la muerte de Vaimaca a la llegada de la estación fría en Francia, o sea el invierno. Sin embargo Vaimaca llega a Francia en mayo y muere en setiembre de 1833. La Dra. Pensaba que como en esos meses hay invierno en el hemisferio sur, también lo habría en Francia. Por fin se prohibió el manejo de esos restos y se les colocó en una urna para su descanso en paz, porque se los había colocado en un contenedor de acero con gas para seguir estudiándolos durante muchos años: o sea, como material de estudio para los estudiantes.

Actualmente existe una cierta revalorización de las culturas aborígenes por parte de las sociedades americanas, ¿Qué ocurre en ese sentido en Uruguay? Si bien el Estado hasta ahora no ha querido valorar en algún sentido la existencia de los Indios, especialmente la de los Charrúas, que lucharon durante 3 siglos contra 3 imperios, a nivel de la sociedad privada hay algunas mínimas expresiones de identificación, solidaridad y rememoración periódica de la historia de los charrúas. Hay 6, o 7 agrupaciones aunque poco numerosas de personas que supuestamente son descendientes de charrúas y que se reúnen fundamentalmente los días 11 de Abril de cada año para dar testimonio del exterminio en diversos lugares. Uno es en el monumento de los charrúas en el Prado (se trata de las figuras en bronce de los 4 charrúas conducidos a Francia para ser exhibidos y la niñita hija de Guyunusa). Otro lugar concurrido es los alrededores de la horqueta del Salsipuedes con el Tiatucura, donde van cientos de personas incluso a acampar, se tratan de momentos muy emotivos porque reviven allí la matanza y al angustia que deben haber sentido los charrúas en el momento en que ven la traición en las armas del ejército que se abalanzan sobre ellos. Algo digno de destacar es que todos los visitantes tienen permisos de los dueños de esos terrenos, y cumplen con la consigna de dejarlo tan limpio como cuando entraron. Después que se retiran no quedan sobre los pastos ni un mínimo papel. Reiteramos que no existen actualmente charrúas auténticos ni otra clase de indios y que los supuestos descendientes tampoco tienen una información cabal de todos los vericuetos históricos que llevó al genocidio de aquella cultura. Saben lo fundamental, que el presidente Fructuoso Rivera los llevó a la trampa con engaños y allí en Salsipuedes se produjo la matanza. Hemos dicho “supuestos descendientes” porque también como consecuencia del ocultamiento de la identidad de los charrúas muertos en Salsipuedes o sobrevivientes entregados a las familias de Montevideo y al hecho que los charrúas por no ser creyentes no anotaban los nacimientos en las parroquias, nadie aunque sea descendiente del charrúa puede tener la prueba concluyente de que lo es, hay una sola excepción que es el bisnieto del cacique Sepe de nombre Bernardino García que además tiene el mérito de usar el atuendo charrúa en algunas ocasiones tales como en la denominada “fiesta de la patria gaucha” de Tacuarembó.

¿Qué posibilidades concretas existen, luego del exterminio a que fueron sometidos los Charrúas, que aun pueda perdurar la huella genética en la población actual? En el momento que son exterminados los charrúas, año 1831, ya existían miles de descendientes de charrúas que venían mestizándose, como dijimos antes, a partir del s.XVI. Estas personas eran los gauchos que continuaron teniendo descendencia y las mestizas (hijas de un blanco y una mujer charrúa), que generalmente se ubicaban en establecimientos rurales o en pueblos para ejercer labores domésticas o semi-rurales. Estas mujeres también continuaron la descendencia charrúa, aunque a partir de que se apartaban de la toldería anotaban a los hijos con nombres españoles. A su vez, estos hijos tenían descendencia que también era charrúa de segundo orden y así sucesivamente. Es casi irrelevante la matanza de hombres, guerreros charrúas en Salsipuedes a los efectos de estimar el número de descendientes de charrúas en la actualidad.

Es evidente que hay miles de descendientes de charrúas, y cada vez aumenta su número, a la vez que se alejan de la generación del antepasado charrúa. Por ejemplo, mi madre era descendiente de charrúas, mi padre era italiano, ella tuvo dos hijos, yo y mi hermana, que somos descendientes de charrúas porque también lo era mi madre. A su vez yo tengo dos hijos y tres nietos, lo que suma 5 descendientes más de charrúas, que sumado a mi hermana y su hija (mi sobrina), son 7 descendientes a partir de mi madre. Queda claro entonces que el número de descendientes aumenta con el tiempo, aunque nos alejamos del tronco original. Hay indicios genéticos que se expresen en la conocida mancha mongólica, el diente en pala, el tipo de sangre 0+ y los verticilos en los dedos de la mano (huellas digitales de un tipo especial). Estos indicadores marcan que hay un antepasado indígena, pero no necesariamente charrúa, ya que todos los indios y sus descendientes poseen dichos marcadores. Pero dado que la población charrúa y sus descendientes era la mayoritaria, ampliamente, a través de la mestización intensa pudimos suponer razonablemente que aproximadamente la mitad de todos los descendientes detectados mediante algunos de esos marcadores pueden ser descendientes de charrúas. Hace un tiempo, en el hospital de Tacuarembó, el 50%, exactamente, de los niños nacidos presentaban la mancha mongólica. La hipótesis es que quizás la mitad (o más) de ellos podrían ser descendientes de charrúas.

En determinados grupos, cultores o impulsores de esta revalorización, puede percibirse una especie de fundamentalismo. ¿Cómo ve usted esta situación, existe o es una percepción equivocada? Existe la Leyenda Rosa, creer al Charrúa superior en destreza, fuerza, valor, inteligencia, moral, etc. No es cierto eran hombres comunes, homo sapiens comunes. Se destacaron porque sus útiles de caza y su entrenamiento les sirvieron con extraordinario éxito en las batallas. Y como algo gracioso le han llamado a los cultores exagerados de lo Charrúa con estos nombres: Charrúa maníacos y Charruólogos y a los que están en contra Charrufóbicos.

Varios autores afirman que los Charrúas realizaron alianzas, siempre circunstanciales, con piratas (ejemplo: Etienne Moreau en las costas atlánticas) y héroes de la independencia como Artigas. Pero siempre basados en la protección o recuperación de sus territorios y derechos. ¿Esto es así? No conozco lo referido a Moreau. Lo de Artigas tiene una historia que se remonta a su abuelo. El abuelo de Artigas, Antonio, fue fundador de Montevideo en 1726 y tuvo varios “diálogos” con Charrúas y Minuanes para que no se acercaran mucho a Montevideo. Esos arreglos se llamaban “Las Paces”. Los Charrúas siempre buscaban, como usted dice, los territorios más productivos para su subsistencia, después de estar un tiempo allí, para no agotar totalmente la reserva de alimentos, ya sean animales o vegetales, se iban a otros lugares apropiados. Al cabo de los años podían volver al lugar anterior, con lo que mantenían un equilibrio de la fauna y flora. Cuando se pusieron al servicio de Artigas, en 1814, como fuerzas auxiliares del ejército, acampaban algo lejos de los militares para que sus costumbres no se vieran alteradas. El propósito era lograr la independencia de estas tierras y su muy valorada libertad de movimientos, indispensable para su subsistencia y su felicidad.
Por último, existió realmente la frase: “Frutos, tus soldados matando amigos...” ? Existe escrita en una versión de las 14 que se ofrecen el libro El Genocidio de la Población Charrúa. Es ya un mito que se puede dejar como verdadero por su sentido profundo y simbólico. Pero se le atribuye a Vaimaca Perú, que no estuvo en Salsipuedes. Es la versión 11 de Eduardo Acevedo Díaz, de Agosto 19 de 1890, página 544. (Versión más literaria que histórica). “... Los clarines tocaron a degüello. Bajo aquella avalancha de aceros y aún de balas, la horda se revolvió desesperada, cayendo uno tras otro sus mocetones bravíos como toros heridos en la nuca...”“... El cacique Pirú, al romper herido el círculo de hierro, le gritó al pasar, con fiero reproche: ¡Mira, Frutos, tus soldados, matando amigos!”

Fuentes: Refugios Naturales.
                   Nación Charrúa.


Refugios Naturales agradecen la gentileza y paciencia del Licenciado José Eduardo Picerno.



Walter Raymond – Refugios Naturales

jueves, 12 de febrero de 2015

Ceremonia del Mate – Nación Charrúa


En ceremonia del mate, a orillas del Santa Lucía, como parte del intercambio cultural entre el CONACHA y los sabios, sabias y académicos de la Cátedra Indígena Intercultural, en ocasión de la I Reunión del Consejo de Gobierno de esta cátedra de la Universidad Indígena Intercultural del Fondo Indígena.



Fuente: Nación Charrúa