Diversidad Cultural Abya Yala
Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.
Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.
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viernes, 3 de septiembre de 2021
viernes, 10 de abril de 2020
Territorios
En el descubrimiento del territorio que ocupamos, sólo cuentan nuestros sueños originales.
Italo Calvino inventó cincuenta y cinco ciudades invisibles con nombre de mujer, en los vastos dominios de Kublai Kan. El emperador de los tártaros escuchó el relato del viajero Marco Polo sobre los pueblos de la memoria, el deseo y los signos. Las comarcas sutiles. De los intercambios, los ojos, los nombres, los muertos y el cielo. Continuas y escondidas. Reales o imaginarias. Sus propios sueños anclados en la Venecia de la que partió en busca del camino de la seda.
Platón inventó la Atlántida, una isla en medio del océano, creada de la unión entre Poseidón y la mortal Cleito, de la que nacieron cinco pares de gemelos varones de linaje real. Tan rica y tan grande como Libia y Asia juntas. El sitio en que los griegos de Atenas y un pueblo desconocido que vivía más allá de las columnas de Hércules libraron una guerra. Una civilización no tan lejana y el breve período de un imperio, transitando el destino final de los hombres.
Miguel de Cervantes Saavedra inventó hace cuatro siglos un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiso acordarse, a treintaiún kilómetros en verano y veintidós en invierno, a lomo de burro, en el entorno del Campo de Montiel. Durante ocho días Alonso Quijano buscó como nombrarse a sí mismo y, al cabo, el Caballero de la Triste Figura, el Caballero de los Leones, vino a llamarse Don Quijote de la Mancha, para declarar vivo su linaje y honrar a su patria.
Tomás Moro inventó Amaurota, inspirado en el itinerario marítimo de Américo Vespucio alrededor del planeta. Una pequeña metrópoli en la isla de Utopía, hasta donde llegó Rafael Hitlodeo en la búsqueda de una sociedad sin muros, sin propiedad privada, ni ejércitos, muy diferente a las de la Europa medieval, muy distinta a las de nuestros días.
William Faulkner inventó la tierra divina de Yoknapatawha, agua que fluye lentamente sobre la pradera, un condado al noroeste de Mississippi de seis mil doscientos kilómetros cuadrados, flanqueado al sur por el río del mismo nombre, y al norte por el Tallahatchie, con la mitad de su territorio cubierto por bosques de pinos. En el lugar en que Lena Grove dio a la luz a su hijo, para luego emprender la búsqueda del hombre que la dejó embazada. Con la luz de agosto brillante en un mundo lleno de horrores.
Alejo Carpentier inventó Santa Mónica de los Venados, una ciudad separada del mundo, fundada en medio de la selva amazónica por El Adelantado, a la que sólo es posible llegar remontando el río Orinoco atravesando tormentas. Un viaje a través del tiempo. Un signo grabado en la corteza de un árbol, en el lugar en que se separan las aguas, una densa vegetación después de navegar un estrecho corredor, la puerta de entrada a un universo primitivo donde los días ya no cuentan. Y el cielo es único como en el Paraíso.
Juan Rulfo inventó Comala, el origen geográfico de la desgracia de Juan Preciado, un poblado de murmullos y voces gastadas, de ecos del pasado, de fantasmas y sombras. Un pueblo muerto en el que sólo habitaban ánimas, las uvas se negaban muriendo sin fruto, y los naranjos tenían el sabor agrio de la amargura. Donde murió Pedro Páramo, solo, sentado en el equipal, desmoronándose como un montón de piedras.
Gabriel García Márquez inventó Macondo, el poblado que fundó José Arcadio Buendía a orillas de un torrente, cuando describió el viaje iniciático que hizo con su madre de vuelta a Aracataca, su pueblo natal. El lugar donde muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Y Macondo se convirtió en el universo latinoamericano.
Juan Carlos Onetti inventó Santa María, a mitad de camino entre Buenos Aires y Montevideo, un paisaje provinciano recostado sobre un río por el que llegaba la balsa. Una colonia de labradores suizos, con una hilera de chalets del otro lado de las vías. Un infinito azul, sobre una iglesia de ladrillos en una plaza desierta.
Jorge Luis Borges inventó la fundación mítica de Buenos Aires lejos del Riachuelo, de los embelecos fraguados en la Boca, en la manzana pareja de Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga, que aún persiste en Palermo. Así, como imaginó Tlön, el punto donde generaciones enteras elaboraron una Enciclopedia que recoge todos los hallazgos sobre un universo idealista.
En una ciudad portuaria frente al Mediterráneo, que podría ser otra, de cualquier tiempo y latitud, oscura y monótona, pero de ritmo frenético, en la que todos sus habitantes sólo piensan en acumular fortuna, Albert Camus, creyendo contar la historia de un pueblo fundado hace once siglos por comerciantes musulmanes, relató un presente eterno:
“… esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa.”
Esta geografía que habitamos seres de carne y hueso que deambulamos entre cuerpos fantasmas con el rostro cubierto por máscaras, como el zapallo de Macedonio Fernández, nunca termina de crecer. Y se hace cosmos. En el descubrimiento del territorio que ocupamos, sólo cuentan nuestros sueños originales. Nuestra patria no es el infierno. Acaso la revelación de otro suelo y otro cielo.
Miguel Nuñez
viernes, 5 de octubre de 2018
Chile: Histórico: Devuelven 97 hectáreas de bosque del Grupo Angelini a comunidad indígena
La decisión fue dictada en primera instancia por la magistrada Carmen Seguel del Juzgado Civil de Cañete, reconociendo el título de merced de 1904, el que fue presentado por la comunidad Ignacio Huilipan.
Son 97 las hectáreas del Bosques Arauco, que hasta ahora eran propiedad del Grupo Angelini, las que serán restituidas a una comunidad indígena de la provincia de Arauco.
La decisión fue dictada en primera instancia por la magistrada Carmen Seguel del Juzgado Civil de Cañete, sentencia en la que se invocan normas de la Ley Indígena y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), según consigna Radio Bío Bío.
Junto a lo anterior se reconoce el título de merced de 1904, el que fue presentado por la comunidad Ignacio Huilipan, ubicada en el sector Huide en la comuna de Contulmo, al sur de la Región del Bío Bío.
Desde hace varios años que la empresa del Grupo Angelini hace uso de las más de 90 hectáreas, que deberán ser restituidas a penas la resolución sea firmada, pese a que la empresa comenzó a usufructuar del terreno hace años. Junto a esto, el fallo acogió todas las partes de la demanda, lo que implica que se condena también a Bosques Arauco. Esta decisión, se espera sea apelada por los abogados de la firma.
jueves, 29 de octubre de 2015
Argentina: Santa Fe le devolvió 5000 hectáreas a los aborígenes
Restituyó a siete comunidades aborígenes las tierras del
departamento Garay. La provincia suma así once mil hectáreas devueltas a sus
dueños originales.
El gobierno de la provincia de Santa Fe restituyó tierras
fiscales a pueblos aborígenes de la zona costera en una iniciativa que
beneficia a comunidades de los distritos Helvecia y Colonia Mascías, del
departamento Garay, informaron fuentes gubernamentales.
Se trata de 4.934 hectáreas, en su mayoría ubicadas en islas,
cesión adoptada por la Comisión de Adjudicación de Tierras de la Ley 12.086,
que beneficia a las comunidades aborígenes Claudina Lanche, Dos de Febrero, Aim
Moqoit, Calle Ancha, Santa Teresita, Cacique Santos Sañudo y Doña Jerónima
Troncoso, la primera del distrito Colonia Mascías y el resto del distrito
Helvecia.
De esta manera, ya son más de 11.000 las hectáreas restituidas
por el gobierno provincial a los pueblos originarios mediante resoluciones
administrativas.
La dirección de catastro provincial ya inició la tarea de
medición y mensura de los predios cedidos a las comunidades, a los efectos de
completar el registro formal y concluir el trámite entregando la escritura a
cada uno de los beneficiarios. Ésta labor ya se planificó para los
terrenos ubicados en el distrito Florencia, que mediante resolución 085/2013
habían sido entregados a la comunidad Natocoi.
Fuente: El Federal. 29 de Octubre de 2.015
Enlace: http://elfederal.com.ar/nota/revista/26369/santa-fe-le-devolvio-5000-hectareas-a-los-aborigenes#carousel-interior-nota
jueves, 6 de agosto de 2015
Triunfo Mapuche en Argentina: Estudio Antropológico confirma presencia ancestral de la Comunidad Campo Maripe en conflicto con petroleras YPF y Chevron.
El informe acredita que la comunidad mantiene una
ocupación histórica y actual en 11.000 hectáreas, territorio que coincide con
el área donde YPF y Chevron extraen petróleo mediante la técnica del fracking
(hidrofractura).
Un informe histórico-antropológico acredita que la
comunidad Campo Maripe habita desde tiempos inmemoriales 11 mil hectáreas en la
Provincia de Río Negro, Argentina. Esto representa un gran triunfo para la
organización y el pueblo originario porque YPF y Chevron han negado la
pertenencia de las tierras a los indígenas lo que ha desatado un conflicto que
derivó en protestas y también en un bloqueo para interrumpir el paso de
vehículos al yacimiento petrolífero Loma Campana (sector Vaca Muerta) desde
donde extraen el hidrocarburo.
Con el bloqueo la comunidad exigía el cese del avance
petrolero porque las transnacionales no los han tomado en cuenta y porque temen
la contaminación de los ríos aledaños. Otro punto que demandaban era que se
concluya el relevamiento territorial, debido a que sospechan que YPF presiona a
la provincia para que no reconozca el territorio comunitario. Este informe es
parte del importante del levantamiento de información que reclaman los
originarios se finalice.
La comunidad Campo Maripe vive, trabaja y cría sus
animales en Loma Campana (Añelo), donde las petroleras YPF y Chevron comenzaron
en 2013 a explotar petróleo con la cuestionada técnica de fractura hidráulica
(“fracking”). Loma Campana es parte de la formación hidrocarburífera Vaca
Muerta, señalada como una de las mayores reservas mundiales de petróleo no
convencional.
El Estado Nacional y Neuquino vulneraron los derechos
de la comunidad (vigentes en legislación nacional e internacional) al no
realizar el proceso de consulta y consentimiento libre, previo e informado a la
comunidad. Incluso YPF y funcionarios provinciales de primera línea
discriminaron a la Comunidad, negaban su identidad Mapuche y los llamaban
“familia”.
Informe Ancestral
Los resultados de las 247 páginas, firmadas por la
antropóloga Jorgelina Villareal y por Luisa Meza Huencho, fueron presentados el
lunes en una conferencia de prensa convocada por la comunidad Campo Maripe, la
Confederación Mapuche y algunos integrantes del equipo técnico.
El informe antropológico es parte del relevamiento
acordado con el gobierno provincial en octubre pasado en el marco de la Ley
26.160. El equipo técnico interdisciplinario está formado por profesionales
tanto del ejecutivo provincial como de la comunidad, todas y todos trabajaron
en la elaboración de un mismo informe, y su trabajo fue costeado por el Estado
provincial. Los y las integrantes del grupo trabajaron los 9 meses que llevó el
relevamiento en la misma línea, pero en el momento de las conclusiones finales
surgieron diferencias en la interpretación.
Como expresó la Confederación Mapuche en un
comunicado: “Cuando ya todo estaba finalizado, surgió un inesperado cambio de
rumbo en la posición del gobierno provincial y el intento de reconocimiento
territorial comprometido, se transformó en una negación de los resultados del
Relevamiento realizado“.
La conferencia de prensa y la difusión del “Informe
Histórico Antropológico” fueron la respuesta de la comunidad a las
declaraciones del ministro de Coordinación del Interior, Jorge Lara, quien el
viernes había informado que “no surgieron antecedentes objetivos que avalaran
un reconocimiento de propiedad de la tierra reclamada sobre la zona de la
meseta”. El funcionario había realizado esas indicaciones en una reunión a la
que se llegó luego de que la comunidad cortará el acceso al yacimiento
petrolero reclamando por la demora en la entrega del relevamiento territorial.
El informe difundido por las organizaciones mapuche
recorre una serie de antecendentes que dan cuenta de la presencia de los
ancestros de la comunidad Campo Maripe desde 1927 en el lugar disputado. El
Ejecutivo, en tanto, todavía no puso a disposición la versión oficial del
informe.
La investigación precisa que “a partir de 1927, según
la documentación ya se hallan viviendo en la zona de Añelo, donde nacerán sus
hijas e hijos restantes. Es a partir de esa fecha que Pedro Campo y Celmira
Maripe se radican definitivamente en la zona de Fortín Vanguardia, paraje
cercano a Añelo, en el Territorio Nacional del Neuquén”. Es justamente ese área
de residencia el que constituye el territorio ancestral del Lof Campo Maripe,
indica la investigación.
Además, aporta otra información que sirve para dar
cuenta de la histórica presencia de la familia Campo Maripe en el lugar. “En el
año 1941, Pedro Campo es reconocido como el ‘único ocupante del lote 15
fracción D XXVIII’. En base a eso se le cobra su deuda de pastaje con el Estado
Nacional que se calcula desde el año 1927, y que como puede apreciarse en la
documentación obrante, él regulariza”.
El relevamiento territorial y la historia mapuche en
Neuquén
La ley 26.160 aprobada en 2006 establece la realización de un relevamiento de las tierras actuales y tradicionales de las comunidades indígenas de Argentina. La demora de las mensuras en Neuquén se debió a las reticencias del Ejecutivo provincial, que recién en 2013 dio inicio a las mismas. Negoció para ello dos condiciones con el gobierno nacional: que se relevaran sólo las tierras de uso actual -descartándose el uso tradicional- y que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) no reconociera nuevas comunidades en la provincia.
La ley 26.160 aprobada en 2006 establece la realización de un relevamiento de las tierras actuales y tradicionales de las comunidades indígenas de Argentina. La demora de las mensuras en Neuquén se debió a las reticencias del Ejecutivo provincial, que recién en 2013 dio inicio a las mismas. Negoció para ello dos condiciones con el gobierno nacional: que se relevaran sólo las tierras de uso actual -descartándose el uso tradicional- y que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) no reconociera nuevas comunidades en la provincia.
En octubre de 2014 la comunidad Campo Maripe mediante
el bloqueo de los accesos al área hidrocarburífera Loma Campana logró, además
del relevamiento, el reconocimiento como comunidad por parte de la provincia.
Neuquén hacía más de una década que no reconocía comunidades. Por su parte, la
comunidad aseguró “paz social”.
Recién asumida su primera gobernación, Felipe Sapag
reconoció “reservas” en beneficio de 21 “agrupaciones”. Transcurrieron más de cincuenta
años y todavía la mayoría de esas comunidades no poseen la titularidad.
Con información de 8300.com.ar
El Ciudadano 05 de Agosto de 2.015
viernes, 2 de enero de 2015
Pupila de Mujer, Mirada de la Tierra (Moira Millán)
Moira es una mujer mapuche que vive
en la Argentina y tuvo que migrar de la Patagonia a la ciudad de Buenos Aires
con sus hijas más pequeñas.
Después
de un tiempo, decide volver al territorio recuperado mapuche donde están
enterrados los restos de su madre, una tierra que ella sabe que tiene que
preservar, pero las hijas no quieren vivir en el campo.
Con interrogantes sobre cómo
mantener la identidad originaria en la Argentina de hoy, Moira emprende un
viaje en el que visita a mujeres de otros pueblos originarios con las que
comparte la forma que cada una tiene de preservar la cultura ancestral a través
de la educación, la salud y la música. "Pupila de mujer, mirada de la
tierra" es una historia de vida, donde la protagonista es la creadora del
relato.
FICHA TÉCNICA
Origen: Argentina |
Duración: 52 minutos | Productora: Cruz del Sur CINE SRL | Idea original: Moira
Millán | Guión: Moira Millán - Florencia Copley | Dirección: Florencia Copley |
Producción Ejecutiva: Mario E. Levit – Leonardo Hussen | Dirección de
Fotografía: Andrés Campos | Montaje: Sebastián Deus | Música: Anahí Marilúan.
martes, 25 de noviembre de 2014
Argentina - Dakar 2015: Defensor del Pueblo de la Nación pide respetar territorios indígenas
El Defensor del Pueblo de la Nación,
a cargo del secretario General Carlos Haquim, requirió a las autoridades
nacionales garantizar que se respeten los derechos territoriales de las
comunidades indígenas durante la realización del Rally Dakar 2015.
En efecto, se dirigió al INAI, en su
carácter de organismo con competencia exclusiva en materia indígena a nivel
nacional, al Ministerio de Turismo de la Nación, como organismo organizador y
promotor de la competencia y a la Secretaría de Ambiente de la Nación, cuya
Dirección de Pueblos Originarios y Recursos Naturales tiene, entre otras
competencias, la de “establecer canales de comunicación con los pueblos
originarios para abordar las problemáticas ambientales con relación al
territorio que habitan”.
Meses atrás, se tomó conocimiento
sobre el procesamiento de integrantes de comunidades indígenas de Jujuy por
exigir la garantía del respeto a sus derechos territoriales y a la consulta
previa, libre e informada en ocasión de la realización del Rally Dakar 2014.
Por ello, se inició una
investigación sobre el cumplimento de tales derechos en la edición 2015 de la
mencionada competición, la cual, acorde a lo informado tanto en la página web
oficial de Rally Dakar como a lo anunciado públicamente por el Ministro de
Turismo de la Nación, atravesaría en nuestro país, al menos 10 provincias
en el próximo mes de enero.
Cabe destacar que no se trata en
este caso de investigar el impacto ambiental o arqueológico de la carrera, sino
de analizar la existencia de una vulneración a los derechos de los pueblos
indígenas de la Argentina sobre sus territorios y a su derecho reconocido
de decidir sobre las cuestiones que les afecten.
Por lo expuesto, se estimó
pertinente investigar las acciones que han adoptado las autoridades
intervinientes para determinar si los territorios ocupados por comunidades
indígenas serán afectados por la ruta establecida para la carrera, y en tales
casos, si se han dispuesto procedimientos para garantizar la consulta y
participación de las comunidades como lo ordena la Constitución Nacional.
Fuente: Prensa Jujuy 24 de Noviembre
de 2014
jueves, 30 de octubre de 2014
Histórico acuerdo restituye cuatro mil hectáreas a Comunidad Guaraní en Misiones (Argentina) próximas a los Saltos del Moconá.
Después de ocho años de
negociaciones se firmó un histórico acuerdo que por primera vez reconoce la
territorialidad indígena. Se trata del Lote 8 de la Reserva de la Biosfera de
Yabotí (RBY), en San Pedro.
Unas cuatro mil hectáreas que pertenecían a la familia
Laharrague -administradora de Moconá SA- y que ahora serán titularizadas a
favor de tres comunidades guaraníes que habitan en el lugar, tras la mediación
del Gobierno provincial y la Fundación Naturaleza para el Futuro, que compró la
propiedad para donarlas a sus habitantes originarios muy cerca de los saltos
del Moconá.
De este modo, la reserva del Parque Provincial Moconá se ampliará a una extensión mucho mayor: se sumarán como zona intangible cuatro mil hectáreas. “El acuerdo que sustenta esta gestión del lote 8 establece restricciones equivalentes a las de un área protegida en un territorio guaraní, independientemente de las subdivisiones. No se puede extraer madera, cazar, introducir especies, agroquímicos”, explicó Juan Pablo Cinto, coordinador de la Alianza Multicultural del Lote 8, negociador entre las partes, empresa, ONG, comunidades y Gobierno.
El viernes los caciques firmaron los
documentos pertinentes ante la escribanía de Gobierno tras la aprobación de
zona de Seguridad por parte del ministerio del Interior de la Nación.
“Por parte de la empresa se firmó todo, restaban los tiempos legales y de escribanía para inscribir y emitir los nuevos títulos para las comunidades. Lo importante es que se obtuvo las aprobaciones de zona de Seguridad”, señalaron desde la empresa.
De esta forma, las comunidades
guaraníes pasan a ser propietarias exclusivas del 82 por ciento de la
superficie bajo un título comunitario; un condominio entre Funafu y las tres
comunidades guaraníes se quedarán con el 12 por ciento y 200 hectáreas
permanecen a nombre de la empresa forestal, para el desarrollo de un proyecto
ecoturístico de bajo impacto.
En el acuerdo, las partes cedieron a
perpetuidad al Estado provincial un espacio para permitir la creación de un
sendero peatonal y un mirador, abiertos al público, para contemplar la belleza
de la selva y los saltos del Moconá.
La Selva Misionera o Bosque
Atlántico -compartido con Paraguay y Brasil- es uno de los ecosistemas más
amenazados del planeta, del cual subsiste menos del 10% de su cobertura
original y alberga el 7 por ciento de las especies del mundo.
Los signatarios del acuerdo
reconocieron la importancia de la conservación del área para la cultura y la
forma de vida del pueblo guaraní, y resolvieron elaborar, con el apoyo técnico
de la Fundación Biodiversidad, un Plan de Conservación para todo el Lote. Así,
ya no se explotará más el bosque por su madera; de este modo, se garantiza la
conservación de las especies que allí viven.
El acuerdo multicultural implica
ampliar el área de conservación del Parque Provincial Moconá, de
aproximadamente 1000 hectáreas, en un área de conservación de cinco mil
hectáreas, que transforma a este convenio en uno de los proyectos de
conservación más emblemáticos y ambiciosos de la región, especialmente por el
trabajo armónico con las comunidades originarias que dará lugar a actividades
conjuntas entre las partes.
De todos modos, sigue un debate abierto por el acceso a las comunidades y al emprendimiento turístico que pretende instalar la firma Moconá en el área que se reservó.
La alternativa de abrir un camino
terrado y de uso público en medio de la reserva es rechazada por ecologistas,
que exigen que primero se haga un estudio de impacto ambiental o, directamente,
se decida por un camino más extenso, pero por fuera del área reservada.
Los integrantes de la Alianza
Multicultural que involucra a Nicolás Laharrague, por la empresa Moconá SA, a
los caciques de tres comunidades Mbya Guaraní del Lote 8 (Tekoa Yma, Kapi`i
Ivate e Itao Miri) en la Reserva de Biosfera Yabotí, y a Luis Castelli,
director de la FUNAFU y representante de la organización ambiental
internacional (World Land Trust) se reunieron la semana pasada en la
Legislatura y expresaron su visión frente al polémico camino.
Llamativamente fueron los caciques
quienes más insistieron en contar con un acceso que corte la reserva. En
cambio, Nicolás Laharrague se mostró dispuesto a aceptar cualquier alternativa,
siempre y cuando el camino se haga realidad en el corto plazo.
Fuente: Misiones On Line 28 de
Octubre de 2.014
miércoles, 29 de octubre de 2014
Triunfo Mapuche en Vaca Muerta
El Gobierno neuquino inscribió la
personería jurídica de la Comunidad Mapuche Campo Maripe. En 90 días se debe
relevar el territorio comunitario.
En un gran triunfo de la organización y lucha
del Pueblo Mapuche, la Comunidad Campo Maripe obtuvo la inscripción de la
personería jurídica por parte del gobierno provincial. El hecho es trascendente
por varios motivos: el Gobierno y las petroleras (entre ellas YPF) negaban la
pertenencia indígena de la comunidad, hacía catorce años que en Neuquén no se
entregaban personerías jurídicas (en total violación de la legislación
provincial y nacional) y, tercer punto, fue obtenida por la persistente
organización y resistencia de las comunidades mapuches de Neuquén.
“Es un logro muy importante. El
mismo Gobierno que decía que no existíamos tuvo que cumplir la ley y darnos la
personería. Vivimos muchos momentos de tensión, incluso durante la firma de la
personería, pero estamos muy contentos y la comunidad está muy unidad y muy
fuerte para hacer cumplir sus derechos”, explicó la werken (vocera) mapuche de
Campo Maripe, Natalia Izaza. Relató que los funcionarios provinciales quisieron
hacerles firmar un documento de apoyo a la nueva Ley de Hidrocarburos (la
comunidad se negó) y, en cambio, sí firmaron que se debe cumplir la
Constitución Provincial y el Convenio 169 de la OIT (normativa indígena
supralegal).
La comunidad Campo Maripe vive,
trabaja y cría sus animales en Loma Campana (Añelo), donde las petroleras YPF y
Chevron comenzaron en 2013 a explotar petróleo con la cuestionada técnica de
fractura hidráulica (“fracking”). Loma Campana es parte de la formación
hidrocarburífera Vaca Muerta, señalada como una de las mayores reservas
mundiales de petróleo no convencional.
El Estado Nacional y Neuquino
vulneraron los derechos de la comunidad (vigentes en legislación nacional e
internacional) al no realizar el proceso de consulta y consentimiento libre,
previo e informado a la comunidad. Incluso YPF y funcionarios provincias de
primera línea discriminaron a la Comunidad, negaban su identidad mapuche y los
llamaban “familia”.
Desde 2012, la comunidad, junto a la
Confederación Mapuche de Neuquén (CMN), exigen el cumplimiento de sus derechos,
el respeto al territorio indígena y la inscripción de su personería jurídica.
Ante la falta de respuesta del gobierno provincial, el 9 de octubre las
comunidades mapuches de la Zonal Xawnko (de la CMN) cerraron el ingreso a los
pozos petroleros y mujeres mapuches se encadenaron en las torres de fracking.
Funcionarios provinciales abrieron
el diálogo y se comprometieron a inscribir la personería jurídica antes del 22
de octubre. Pero no cumplieron con esa fecha. Ese mismo día, en un gesto de
buena voluntad, la Comunidad Campo Maripe y la Confederación Mapuche
extendieron el plazo hasta el viernes 24 de octubre.
Ayer viernes a las 22 horas, el
gobierno de Neuquén hizo efectivo el decreto 2407 de inscripción de la
personería jurídica de la comunidad Campo Maripe. El Gobierno se comprometió
por escrito a relevar el territorio de la comunidad en un plazo máximo de 90
días. “Ahora vamos a estar atentos a que se cumpla el relevamiento y que se nos
consulte para las acciones que empresas y gobiernos pretendan realizar en
nuestro territorio”, adelantó la vocera de Campo Maripe, Natalia Izaza. También
destacó el trabajo junto a Gabriel Cherqui (de la comunidad Kaxipayiñ) y a la
Confederación Mapuche.
El derecho indígena legisla que la
personería jurídica no es constitutiva (no crea a la comunidad, porque la misma
existe más allá de la aceptación o no del Estado), pero sí es una herramienta
frente a instituciones del Estado (desde organismos de Gobierno hasta
tribunales judiciales). “Con la inscripción de la personería se deja atrás la
postura oficial de negar la identidad indígena mapuche y ahora tendrá que
realizarse el proceso de consulta para cualquier acción que afecte al
territorio”, explicó Micaela Gomiz, del ODHPI.
Fuente: Observatorio de Derechos
Humanos de Pueblos Indígenas (ODHPI).
25 de Octubre de 2.014
25 de Octubre de 2.014
Contactos
Micaela Gomiz (ODHPI) – 0299 – 15 –
428 5934
Comunidad Mapuche Campo Maripe
0299-15 – 603 6652
miércoles, 2 de julio de 2014
Cuando el territorio es mucho más que la tierra
Escrito por Nazaret
Castro
En toda América Latina,
el avance de un modelo extractivo basado en la exportación a gran escala de recursos
naturales convierte a los pueblos indígenas en las principales víctimas del
despojo. A ambos lados de la cordillera, los mapuches, ‘gente que vive al sur
del sur de la tierra’, están decididos a resistir, y la historia los avala como
pueblo luchador y valeroso.
Cuando apago la
grabadora, marca apenas 57 minutos, pero yo me siento distinta. En una hora,
este indio robusto y sabio, hijo de un lonko (autoridad política mapuche), ha
logrado hacerme entender por qué para los mapuches el territorio es mucho más
que la tierra, reducida a recurso económico desde nuestra perspectiva
occidental, antropomórfica y economicista.
Lo bautizaron como José
María, lleva el apellido Pereira, pero su verdadero nombre es Kuntxemañ, que
significa “Sonidos del Cóndor”. “Ellos –el hombre blanco– miran nuestro
territorio como fuente energética para América, como fuente de recursos para el
mundo”, dice Kuntxemañ. Muchos kilómetros al norte, me lo había dicho de otro
modo un indígena del Cauca colombiano: “Donde nosotros vemos el río, ellos solo
ven bajar los dólares”.
Kuntxemañ trabaja en un
hospital en Santa Bárbara, un pueblo de la región cordillerana del Alto Bío
Bío, en el sur de Chile. Hubo un tiempo en que el río Bío Bío marcaba el inicio
de la Walmapu, la Tierra Mapuche. Porque, aunque los libros de Historia no
suelen detenerse en ese capítulo, el mapuche fue el único pueblo nativo
americano que consiguió mantener su autonomía durante los siglos de
colonización española.
Sucesivos tratados con
la Corona garantizaron que conservarían sus tierras y mantendrían sus modos de
vida, a ambos lados de la cordillera andina. Todo cambió en el siglo XIX,
cuando Chile y Argentina lograron independizarse de la Corona española y, en su
determinación de ampliar su territorio, emprendieron sendas guerras contra la
población mapuche, a la que arrinconaron en una porción cada vez más exigua de
territorio.
Siglo y medio después,
en pleno siglo XXI, el modelo extractivista, que basa el crecimiento económico
en la extracción intensiva de recursos naturales para la exportación, avanza
sobre América Latina y sobre los territorios ancestrales de los pueblos
originarios. Al sur de Chile, la industria forestal y las represas protagonizan
los mayores emprendimientos; del lado argentino, las comunidades mapuches
tratan de resistir al avance de la minería y las petroleras.
![]() |
Foto: Martin Bernetti |
El extractivismo
requiere de la ocupación y control de vastos territorios, y la Patagonia es un
espacio apetecible por su abundancia en recursos, entre ellos, el agua. En todo
el continente, las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas están
siendo las grandes damnificadas de este modelo, siendo obligadas a emigrar a
las ciudades, donde se unen al ingente grupo de desempleados que puebla
favelas, comunas o villas miseria.
En el Alto Bío Bío, a
unos 400 kilómetros al sur de Santiago de Chile, conocen las consecuencias de
ese despojo. Primero fueron las empresas forestales, que diezmaron los bosques
nativos y los sustituyeron por plantaciones de eucalipto y pino. Después llegaron
las represas: Endesa inauguró la central de Pangue en 1996, y la de Ralco siete
años después. Cientos de miembros de la comunidad pehuenche, como llaman a la
etnia mapuche oriunda de la cordillera, tuvieron que desplazarse y abandonar
sus tierras para construir los embalses.
Algunos resistieron y
recibieron de la empresa mejores compensaciones, pero terminaron cediendo. Sin
embargo, la ñaña (hermana) Anita sigue al pie de la batalla. Esta anciana
menuda y tenaz sigue resistiendo a la multinacional y cuestiona a su comunidad
por haber cedido terreno: “Entregaron para siempre sus derechos a cambio de
nada, o de muy poco. Muchos se arrepienten ahora. Esta tierra es mapuche y la
tenemos que recuperar”. Si la tierra mapuche se fracciona, la comunidad se divide
también. Porque, para el pueblo mapuche, territorio es mucho más que un simple
pedazo de tierra donde cultivar.
Gente de la Tierra
“Mapuche” significa
“Gente de la tierra” en mapudungún, su lengua nativa. Cada vez más, los
mapuches entienden que la reivindicación de su lengua, el mapudungún, es
imprescindible para la recuperación de su identidad como pueblo. El mapudungún
tiene una palabra para cada sonido de la naturaleza, incluso para aquellos que
pueden resultarnos imperceptibles, al menos, a los winka (el hombre blanco).
“La lengua es
fundamental: es el lenguaje que se habla con la Madre Tierra; es fuente de
sanación. No me voy a enfermar si no estoy desequilibrado, y el desequilibrio
tiene que ver con la Madre Tierra, con los sonidos que produce el agua, que son
nuestro espíritu; con el entendimiento de que nada en la naturaleza está por
estar, de que todo tiene un sentido”, cuenta Kuntxemañ.
También el nombre
propio tiene un significado profundo. Se escoge en función del nacimiento y de
la fase lunar, y es fuente de conexión espiritual y sanación: “José María no
significa nada; Kuntxemañ es el nombre de mi espíritu”.
Para los mapuches, como
para otros pueblos originarios de la Abya Yala –como llamaron los kuna,
indígenas de Panamá y Colombia, al continente que los conquistadores quisieron
bautizar como América–, el territorio es sagrado, es identidad, es sanación. El
pueblo mapuche, que ha habitado la Patagonia desde hace al menos 14.000 años,
no se plantea dominar la naturaleza ni entiende el concepto de “recurso” natural,
sino que venera y pide sabiduría a las pu newen o fuerzas de la naturaleza.
La espiritualidad lo
impregna todo: la comida, la bebida, el baile. Y esa sacralidad se basa en la
relación armónica con la naturaleza, que se manifiesta en actos cotidianos como
la elección del lugar donde se levanta una ruka (casa), para no violentar a las
fuerzas naturales.
Las represas quiebran
esa armonía de modo irreparable. “El río representa la pureza y la
espiritualidad; le da a la tierra la generosidad de mujer, de madre, que puede
engendrar y reproducir. Afrentar al río de ese modo, romper su cauce, incide en
la espiritualidad de nuestro pueblo, nos enferma, y solo nuestra medicina puede
sanarnos, pero hoy la tierra donde crecían esas plantas ha sido inundada”, dice
Kuntxemañ.
“Los mapuches de la
cordillera respirábamos los árboles. Teníamos poca ropa, vivíamos con poco, y
sin embargo estábamos saludables: disponíamos de la energía de los árboles y de
nuestras medicinas, y lo hemos perdido”, lamenta la ñaña Anita.
Les arrebatan su
identidad
Esas son las bases de
una cosmovisión del pueblo mapuche que, durante 14.000 años, habitó la
Patagonia en armonía con la naturaleza, pero que hoy lucha por sobrevivir en
medio de amenazas cada vez más devastadoras. Kuntxemañ apunta a la importancia
de la escuela en ese proceso: “El Estado intenta ‘chilenizarnos’, comenzando
por la educación. La escuela chilena supone una intervención del mundo
pehuenche”.
Se rompen los ciclos de
vida que marcaban las creencias ancestrales del pueblo mapuche y se dificulta
que, antes de la pubertad, se inicien en los rituales que, para los mapuches,
suponen una conexión con la Madre Tierra. Kuntxemañ los describe como momentos
de desconexión que pueden durar 20 o 30 minutos; yo lo imagino como un estado de
trance, similar al de una meditación profunda.
Dice Kuntxemañ que
entre los 8 y los 16 años, llega el momento de la iniciación de un niño. Pero
si está en la escuela, difícilmente encontrará el entorno adecuado. Entonces
“el espíritu se desconecta de cuerpo y mente”, y entran en escena las
enfermedades físicas y mentales, la desesperación, el desequilibrio.
Esa es la razón, cree
Kuntxemañ, de que existan tantos problemas de alcoholismo y desintegración
familiar en las comunidades mapuches que han renunciado a sus modos de vida
ancestrales. “Los jóvenes que no han sanado buscan el alcohol como solución,
pero el alcohol hace mucho daño al espíritu”. El mapuche desconectado de su
espiritualidad es, dice Kuntxemañ, “un árbol sin raíz”.
El pueblo mapuche no se
siente chileno ni argentino. Son “Gente de la Tierra” que habitan la Walmapu y
hablan mapudungún. Pero el Estado, ese mismo que les discrimina por su tono de
piel o su lengua, les obliga a ‘chilenizarse’ o ‘argentinizarse’. Por eso ellos
hablan de un neocolonialismo que hoy, como en el siglo XIX, les impide ser
ellos mismos, e invisibiliza su historia y su cultura.
Chilenos y argentinos
desconocen, por ejemplo, que los mapuches sabían que la Tierra era redonda
mucho antes de que los europeos arribasen aquí. Los estados de Chile y
Argentina prefirieron concebirlos como unos salvajes a los que era legítimo
dominar.
Criminalizan las
resistencias
Cuando no basta con la
ideología, con la escuela, con la fuerza de las leyes y la burocracia, entra en
escena la violencia. En 2011, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) requirió del Estado argentino medidas cautelares para proteger a los
mapuches –y también a la comunidad Qom, al norte del país– de las amenazas y
muertes que han sufrido como consecuencia del avance de los megaproyectos
extractivistas.
Más dura ha sido la
represión de los mapuches en Chile, al amparo de una arbitraria, confusa e
injusta utilización de la Ley Antiterrorista, según ha denunciado el relator de
Derechos Humanos de la ONU Ben Emmerson. A lo largo y ancho de Latinoamérica,
el saqueo del extractivismo provoca las resistencias de las comunidades, y la
respuesta del Estado, en la mayoría de los casos, es criminalizar esas luchas y
judicializar a los implicados.
Pese a todo, no parece
que las resistencias estén en retroceso, todo lo contrario. Tras una larga
noche de 500 años, las luchas indígenas resurgen frente a la voracidad de un
capitalismo se presenta sin máscaras. Sus sociedades, seguramente, distan mucho
de ser perfectas, pero contienen una sabiduría profunda.
¿Y si la naturaleza no
fuese algo externo al ser humano, algo de lo que debemos apropiarnos para
progresar? Las cosmovisiones indígenas invitan a replantearnos nuestros
conceptos de desarrollo, eficiencia y rentabilidad. ¿Es rentable quebrar la
montaña para extraer un oro que irá a parar a los depósitos de algún banco al
otro lado del mundo? ¿Es eficiente privatizar el agua?
En estos momentos de
transición, donde lo viejo ya no sirve pero lo nuevo no termina de nacer, es cada
vez más urgente hacernos esas preguntas. Kuntxemañ cree que el cambio es
posible: confía en las nuevas generaciones, tanto mapuche como winka. Tal vez
la enormidad del desafío contiene a su vez una utopía posible para América
Latina, y para el mundo.
Fuente: Canal 311 – 2 de
Julio de 2.014
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