Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

sábado, 25 de octubre de 2025

Mayas y Mexicas siempre cerca del Cielo



. Los mayas y mexicas no solo observaban el cielo: lo vivían, lo ritualizaban, lo narraban. Su mirada hacia las estrellas no era curiosidad científica como la nuestra, sino una forma de entender el alma del universo y su propio destino dentro de él.

 ¿Por qué observaban el cielo?

- Calendarios sagrados: Los movimientos del Sol, la Luna, Venus y otras estrellas eran esenciales para marcar los ciclos agrícolas, rituales y políticos. El calendario maya, por ejemplo, es una obra maestra de observación astronómica.

- Simbolismo divino: Cada cuerpo celeste era una manifestación de lo sagrado. Venus, por ejemplo, era el dios Quetzalcóatl en su forma estelar, y su aparición marcaba momentos de guerra o sacrificio.
- Puentes entre mundos: El cielo era el plano superior del cosmos, habitado por dioses, ancestros y fuerzas invisibles. Observarlo era como leer mensajes divinos.

🌌 ¿Imaginaron el universo como tal?

- Sí, pero en términos míticos. Los mayas y mexicas concebían el universo como un sistema de planos: el cielo (divino), la tierra (humano) y el inframundo (ancestral). Estos planos estaban conectados por el eje cósmico, a menudo representado como un árbol sagrado o una montaña.
- Ciclos cósmicos: En la cosmogonía mexica, el universo había sido creado y destruido varias veces. Vivían en el “Quinto Sol”, y sabían que este también terminaría. Esta visión cíclica les daba una conciencia profunda del tiempo y del destino.

🚀 ¿Pensaron en salir de la Tierra?

- No en términos tecnológicos, pero sí espirituales y rituales. El viaje a las estrellas ocurría en sueños, en sacrificios, en la muerte. El alma podía ascender al cielo o descender al inframundo, dependiendo de cómo había vivido o muerto.
- Los dioses sí viajaban: Huitzilopochtli, por ejemplo, cruzaba el cielo cada día como el Sol, luchando contra las fuerzas del caos. Ese viaje era una forma de “salir de la Tierra” y mantener el orden cósmico.

✨ ¿Y los planetas?

- Venus fue el más importante: Los mayas lo llamaban “Chac Ek” y los mexicas lo asociaban con Quetzalcóatl. Su ciclo era tan preciso que lo usaban para predecir eclipses y guerras.
- Otros astros eran conocidos, pero no como “planetas” en el sentido moderno. Eran seres vivos, dioses, mensajeros. 

Elegir EL AMOR...


viernes, 24 de octubre de 2025

Saber adonde ir



Puedes tener talento.
Puedes tener oportunidades.
Puedes tener suerte.
Pero si no tienes dirección… todo eso se dispersa.

Sigue caminando...


24 de Octrbre - Día Interncional contra el Cambio Climático



Nuestro planeta nos habla, escuchar su voz se vuelve cada vez más urgente. El Día Internacional contra el Cambio Climático, instaurado por la ONU, nos invita a mirar de frente esta realidad: nuestro estilo de vida y la búsqueda constante de consumo han dejado cicatrices profundas en la Tierra. Las emisiones de gases que atrapan el calor han alcanzado niveles sin precedentes y los efectos se sienten en cada rincón como sequías, inundaciones, incendios, pérdida de especies y cambios que ya no se pueden ignorar.

Pero en medio de esta crisis, hay quienes nos muestran cómo vivir de otra manera. Los Pueblos Indígenas conservan una relación profunda con la naturaleza y su biodiversidad. Las Comunidades tienen una vida compartida con su territorio y sus bondades. Sus culturas respetan los ciclos de la tierra, valoran cada semilla, cada estación y cada criatura, entendiendo que la supervivencia individual está entrelazada con la salud del planeta. No es posible pensar la existencia particular sin la comunitaria primero.

Sin embargo, quienes más sufren las consecuencias de la explotación desenfrenada son, justamente, los Pueblos Indígenas. La tala indiscriminada, la expansión agrícola, la megaminería y la contaminación los afectan de manera directa, poniendo en riesgo sus modos de vida tradicionales y sus territorios ancestrales.

El cambio climático no es un problema lejano, ni abstracto, es la pérdida real de espacios que antes eran sanos. Es la voz de la Tierra que nos pide actuar.

El cambio climático -o, mejor dicho, la crisis climática- no es solo un problema ambiental, es también una consecuencia de un modelo económico que privilegia la ganancia monetaria por encima de la vida. El sistema extractivista se basa en la explotación intensiva de los bienes naturales a costa comunidades enteras y de la biodiversidad que sustenta la existencia. Mientras los Pueblos Indígenas mantienen una relación de respeto y cuidado con la Tierra, el capitalismo desmedido la reduce a un recurso para explotar. Solamente eso y cueste lo que cueste…

Fuente
ENDEPA - 24 de Octubre de 2025

miércoles, 22 de octubre de 2025

Ofrendas al Sol


¿Sabías que ofrecer al sol fue una práctica política y ecológica central en el mundo andino?
No era un gesto religioso aislado, sino una estrategia de legitimación del poder, sincronización agrícola y reafirmación territorial.

En el Tahuantinsuyo, el sol (Inti) no era solo una deidad: era el principio organizador del imperio. El Inca, considerado su hijo, debía demostrar públicamente su vínculo con él. Las ofrendas solares —especialmente al amanecer— no eran actos de devoción privada, sino rituales estatales que reafirmaban el liderazgo del gobernante y su capacidad de mantener el equilibrio entre los ciclos naturales y la estructura social.
Cada amanecer marcaba el inicio de las actividades productivas. Ofrecer al sol en ese momento no era solo simbólico: era una forma de activar el calendario agrícola. El gesto de elevar objetos —oro, maíz, agua, flores— representaba la devolución de lo recibido, en un sistema de reciprocidad que sostenía la economía andina. El sol daba luz y calor; el pueblo devolvía gratitud y compromiso.
Estas ceremonias también tenían una función territorial. Al realizarse en puntos elevados —cerros, templos, miradores— reforzaban la presencia del Estado en el paisaje. El ritual no solo conectaba con el cielo: reclamaba la tierra. Era una forma de decir: “Aquí estamos, en armonía, pero también en control”.
Además, el ritual solar era pedagógico. Enseñaba a las comunidades que el poder no era arbitrario, sino condicionado por la naturaleza. Si el sol no salía, no había cosecha. Si el líder no ofrendaba, no había legitimidad. El vínculo entre gobernante y cosmos era visible, repetido, y compartido.
En resumen, ofrecer al sol era gobernar. Era reconocer que el poder dependía del entorno, que la autoridad debía renovarse cada día, y que el liderazgo andino no se sostenía en la fuerza, sino en la capacidad de sincronizar lo humano con lo natural. 

Fuente: FB Ecos del Pasado

El calendario maya: más exacto que el actual**





Entre los mayores logros científicos de las civilizaciones antiguas, ninguno ha despertado tanto asombro como **el calendario maya**.
Creado hace más de **2,000 años**, este sistema no solo medía el paso del tiempo, sino que reflejaba una **visión cósmica**, una conexión entre el cielo, la Tierra y los dioses.
Y lo más sorprendente es que… ¡era **más exacto que el calendario gregoriano** que usamos hoy!

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 Un sistema de tiempo fuera de lo común

A diferencia del calendario moderno, que se basa en un ciclo solar de **365.2425 días**, los mayas calcularon un año solar de **365.2420 días** —una diferencia mínima, pero suficiente para demostrar su **precisión astronómica milenaria**.

Su sistema era tan complejo como hermoso. No existía un solo calendario, sino varios que funcionaban **simultáneamente**:

1. **Tzolk’in** — un calendario **ritual de 260 días**, usado para ceremonias religiosas y predicciones espirituales.
2. **Haab’** — un calendario **solar de 365 días**, que guiaba la siembra, las cosechas y los ciclos naturales.
3. **La Cuenta Larga** — un registro histórico que medía el tiempo en ciclos de miles de años, permitiendo fechar con exactitud eventos astronómicos y religiosos.

La combinación del Tzolk’in y el Haab’ generaba un ciclo completo de **52 años**, conocido como la **“Rueda Calendárica”**, considerado sagrado porque al completarse se renovaba el tiempo mismo.

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 Los astrónomos del tiempo

Los **sacerdotes mayas** eran también **astrónomos**, observando el movimiento del Sol, la Luna y los planetas desde lo alto de templos como los de **Uxmal, Copán o Chichén Itzá**.
Sabían predecir eclipses, equinoccios y solsticios con una exactitud asombrosa.

Su calendario no era solo una herramienta práctica: era una **filosofía del universo**.
Cada fecha tenía un significado espiritual, un “alma del tiempo”, y nacer en un día específico determinaba el **destino y carácter** de una persona.

Para los mayas, **el tiempo no era lineal**, sino cíclico: todo nacía, moría y volvía a renacer. Esta visión impregnaba su arte, su religión y su vida cotidiana.

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 El mito del fin del mundo

En 2012, el mundo entero habló del **“fin del calendario maya”**, interpretándolo como una profecía apocalíptica.
Pero en realidad, para los mayas no era el fin del mundo, sino **el fin de un ciclo cósmico y el comienzo de otro**.
El 21 de diciembre de 2012 marcaba el cierre de un *Baktún* (aproximadamente 5,125 años), una fecha de renovación espiritual, no de destrucción.

El error fue pensar que el calendario “terminaba”, cuando en realidad **se reiniciaba**, tal como siempre lo había hecho.

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 Ciencia y espiritualidad unidas

El genio maya radicaba en su capacidad de **combinar observación empírica y creencia religiosa**.
Medían el tiempo con la misma precisión con la que honraban a los dioses.
Su conocimiento del cosmos rivalizaba con el de culturas posteriores, y su forma de representar los números —con puntos y barras— era tan eficiente que anticipaba el concepto del **cero**, siglos antes de que Europa lo adoptara.

Este equilibrio entre ciencia, arte y fe convirtió a los mayas en **maestros del tiempo**.

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 Legado eterno

Aún hoy, sus templos siguen alineados con los equinoccios y solsticios, proyectando sombras perfectas —como la serpiente descendente de **Kukulkán** en Chichén Itzá— que marcan los cambios de estación.
Su calendario no solo reguló la vida agrícola y política, sino también el alma de su pueblo.

Los mayas entendieron algo que aún hoy olvidamos: que el tiempo no se mide solo con relojes, sino con **la armonía entre el ser humano y el universo**.

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Leer


Lectura - Li Hongbo



Esta escultura en papel del artista chino Li Hongbo, representa la fortaleza de una mente construida por la lectura.

La escultura es la imagen es una obra del artista chino. LI HONGBO. Es conocido por crear esculturas flexibles hechas por miles de hojas de papel pegadas que pueden estirarse y doblarse como un acordeón.

La Verdadera Educación


martes, 21 de octubre de 2025

Cada desafío es un maestro - Colibrí Místico


Hoy despierto en calma, consciente de que nada me pertenece más que este instante.
Agradezco la oportunidad de respirar, de sentir y de volver a elegir quién quiero ser.
La vida no siempre sigue mi voluntad, pero siempre me ofrece lo que necesito para crecer.
Por eso, en lugar de resistir, elijo aceptar. En lugar de temer, elijo confiar.

Cada desafío es un maestro silencioso que moldea mi carácter.
Cada persona que aparece en mi camino refleja una parte de mí que aún necesita comprensión o fortaleza.
Nada es casual: todo tiene su propósito dentro del orden del universo.

Hoy cultivo pensamientos serenos, palabras sabias y acciones justas.
No busco controlar lo externo, sino gobernar mi interior.
Encuentro paz en la medida en que dejo de luchar contra lo inevitable y me dedico a vivir con gratitud, virtud y presencia.

Porque al final, la verdadera libertad no está en cambiar el mundo,
sino en mantener el alma en equilibrio mientras el mundo cambia.

“No busques que los acontecimientos sucedan como quieres; desea que sucedan tal como ocurren, y tu vida fluirá en serenidad.”
— Epicteto

Colibrí Místico

Cristal de la Eternidad



Físicos han diseñado un “Cristal de la Eternidad” en 5 dimensiones capaz de almacenar 360 TB de datos durante miles de millones de años. Este desarrollo podría revolucionar el almacenamiento de información, asegurando que el conocimiento humano perdure más allá de nuestra era.
El cristal aprovecha propiedades avanzadas de la luz y la física cuántica para codificar información de manera extremadamente densa y estable, protegiendo datos frente al paso del tiempo y degradación ambiental.
Este invento no solo es un logro técnico, sino también una promesa de preservar la historia y la ciencia para generaciones futuras.

lunes, 20 de octubre de 2025

El matrimonio del Inca






En el Tahuantinsuyo, casarse no era solo una decisión personal... era un deber sagrado hacia la comunidad y los dioses.
Los incas creían que el hombre y la mujer formaban una unidad inseparable, conocida como “chacha–warmi”, símbolo de equilibrio y armonía entre el cielo y la tierra.
El matrimonio del Inca
El soberano no se casaba por amor, sino por cosmos y política.
Su esposa principal, la Coya, era muchas veces su hermana, elegida para preservar la pureza del linaje solar.
También podía tener otras mujeres secundarias (acllas), que representaban alianzas entre regiones del vasto imperio.
Cada unión aseguraba la continuidad del poder y el equilibrio del orden universal.
El matrimonio del pueblo
Para los pobladores comunes, el matrimonio era un acto comunitario lleno de simbolismo y sencillez.
Antes de casarse, la pareja convivía un tiempo en el “servinacuy”, una especie de “convivencia a prueba” para conocerse mejor.
Si todo marchaba bien, el curaca o jefe local realizaba una ceremonia sencilla pero significativa:
el entrecruzamiento de manos sellaba la unión.
Desde ese día, la pareja compartía el trabajo en los campos, la crianza de los hijos y el bienestar del ayllu.
Casarse era formar una alianza con la vida misma.
Más que amor: reciprocidad
En el mundo andino, el matrimonio era un acto de reciprocidad (ayni): cada miembro daba lo mejor de sí para el bien común.
El amor existía, pero se expresaba en el trabajo compartido, la solidaridad y el respeto mutuo.
El hombre y la mujer eran complementarios, no opuestos.
Fuente: Cultura peruana