Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

Mostrando entradas con la etiqueta Bertolina Sisa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bertolina Sisa. Mostrar todas las entradas

jueves, 28 de noviembre de 2019

Bartolina Sisa

En su honor se celebra el Día Internacional de la Mujer Indígena. Boliviana, guerrera e independentista, una de las mujeres clave en la liberación de América Latina.



Un día inexacto de agosto de 1750 nació Bartolina Sisa en la comunidad de Ocuire, municipio de Sapahaqui, en la provincia Loayza del departamento de La Paz, Bolivia. Sus padres fueron José Sisa y Josefa Vargas, originarios del Alto Perú, comerciantes de coca y de tejidos de lana que debieron mudarse a la Villa de Sica Sica ante las amenazas sufridas producto del sometimiento del que eran blanco los pueblos originarios.

A los 19 años ya conocía el oficio de sus padres y se lanzó sola al territorio. Durante sus innumerables viajes conoció ciudades, pueblos, minas, cocales y comunidades y, con ellas, la cruel explotación que hacía más de 300 años los españoles ejercían sobre los indígenas.

En uno de sus tantos caminos se cruzó con Julián Apaza, comerciante de coca y ex minero en Oruro. Se casaron en 1772 y tuvieron tres hijos varones y una mujer de los que no quedaron rastros. El más grande fue asesinado en 1783 y los sobrevivientes cambiaron de identidad.

Ambos convertidos en líderes aymaras, en 1781 fueron protagonistas del primer asedio a la ciudad de La Paz, punto clave en la lucha de la liberación de los pueblos originarios.

Bajo el nombre de guerra de Tupac Katari, Julián Apaza lanzó una proclama para el levantamiento popular: “Manda el Soberano Inca Rey de los Aymaras, que pasen a cuchillo a todos los corregidores, sus ministros y caciques, cobradores y demás dependientes. Como asimismo a todos los chapetones, criollos mujeres, niños de ambos sexos y toda persona que parezca ser española o lo sea, o que a lo menos esté vestida a imitación de tales españoles. Y que si esta especie de gentes se favoreciesen en algún sagrado o sagrados y algún cura u otra cualesquier personas impidiese o defendiesen el fin primario de degollarlas, también se atropelle por todo, ya pasando a cuchillo a los sacerdotes y ya quemando las Iglesias”.

Proclamados virrey y virreina aymara, Bartolina asumió las tareas de la guerra. Excelente montadora de caballos y ágil en el uso del fusil, quedó a cargo de un ejército de más de 80 mil hombres y mujeres en Pampahasi, que bajo sus órdenes cercaron la ciudad de La Paz dejándola sin agua y comida. El levantamiento duró más de cien días.

“Excelente montadora de caballos y ágil en el uso del fusil, quedó a cargo de un ejército de más de 80 mil hombres y mujeres en Pampahasi, que bajo sus órdenes cercaron la ciudad de La Paz”

Los primeros enfrentamientos entre originarios y españoles dejaron a estos últimos rendidos por insuficiencia numérica. El 17 de mayo, tras la partida de Tupac Katari a otro territorio, Sebastián Segura –líder de los españoles– mandó a un ejército de más de 300 hombres a Pampahasi para “vencer a la mujer que los comandaba”. Fracasó y Bartolina salió fortalecida.

Con el correr de los días el ejército español y los habitantes de La Paz comenzaron a perder fuerzas, por lo que fueron socorridos por la Real Audiencia de Charcas. Casi dos mil hombres armados les fueron enviados para replegar a los ejércitos originarios, y Bartolina debió refugiarse.

Traición, tortura y muerte

Al 30 de junio los ejércitos originarios estaban replegados casi en su totalidad y los europeos comenzaron campañas de “indultos” para quienes entreguen a los líderes de la revuelta. Escondida en Sopocachi, la virreina fue traicionada y entregada al ejército enemigo el 2 de julio de 1781.

Su muerte fue emblemática. Durante meses fue torturada por Sebastián Segurola para que traicione a los líderes de los otros levantamientos que se sucedían en todo el territorio pero ella nunca habló. Finalmente, tras varios intentos de negociaciones y levantamientos para lograr su liberación, fue condenada.

La sentencia leída aquel 5 de septiembre de 1782 dictaminó: “A Bartolina Sisa, mujer del feróz Julián Apaza o Tupaj Catari, en pena ordinaria de Suplicio, que sea sacada del Cuartel a la Plaza mayor atada a la cola de un Caballo, con una soga al Cuello y plumas, un aspa afianzada sobre un bastón de palo en la mano y conducida por la voz del pregonero a la Horca hasta que muera, y después se clave su cabeza y manos en Picotas con el rótulo correspondiente, para el escarmiento público en los lugares de Cruzpata, Alto de San Pedro, y Pampajasi donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas; y después de días se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayo-ayo y Sapahagui en la Provincia de Sica-sica, con orden para que se quemen después de un tiempo y se arrojen las cenizas al aire, donde estime convenir”.

Su legado

En 1983 y tras celebrarse el “2° Encuentro de Organizaciones y Movimientos Indígenas de América” en Tiwanaku, Bolivia, los pueblos participantes definieron que cada 5 de septiembre se celebre el Día Internacional de la Mujer Indígena en honor a Bartolina Sisa, rebelde y libertaria de los pueblos indígenas de América Latina.

En tanto, en 1980 se fundó con su identidad la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia (CNMCIOB). Se trata de la primera agrupación de mujeres del campo de toda Sudamérica encargada de luchar por la participación en la toma de decisiones políticas y sociales para las comunidades.

Escrito por Carla Martilotta
Fuente: Notas Periodismo Popular - 29 de Noviembre de 2019

https://notasperiodismopopular.com.ar/2019/11/27/mujeres-hicieron-historia-bartolina-sisa/

martes, 17 de septiembre de 2019

Martina Chapanay - Bertolina Sisa





Homenaje De Niguana y Aaron a Martina Chapanay y Bertolina Sisa


Fuente: El Orejiverde - El cuadro originario



martes, 5 de septiembre de 2017

5 de Septiembre Día Internacional de la Mujer Indígena


Como cada 5 se septiembre desde 1983, hoy se celebra El Día Internacional de la Mujer Indígena, en conmemoración a Bartolina Sisa, una guerrera aymara que luchó contra la dominación y la opresión de los conquistadores españoles.

La fecha fue instituida durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América reunido en Tihuanacu (Bolivia) hace 30 años y se debe a que, un día como hoy pero de 1782, fuera brutalmente asesinada y descuartizada por las fuerzas realistas españolas.

Nacida el 24 de agosto de 1753, en la comunidad de Sullkawi del Ayllu, durante su infancia recorrió distintos pueblos junto a sus padres por el comercio de la hoja de coca. Ya desde sus primeros años, pudo vivir en carne propia los atropellos que se cometían con las poblaciones indígenas.

Junto a su esposo, Tupac Katari -un joven aymara con el que compartía la misma convicción- se unió a Túpac Amaro II y a su esposa Micaela Bastidas. Una vez que estalla la insurgencia aymara-quechua, Bartolina asume un papel de liderazgo: fue jefa de batallones indígenas., demostró gran capacidad de organización y logró armar un batallón de guerrilleros indígenas. A su vez, armó grupos de mujeres que colaboran con la resistencia a los españoles en diferentes pueblos del alto Perú.
En una de las batallas, fue atrapada por el general realista, Sebastián Seguro la, quien contaba con la ayuda de cinco mil hombres que destruyeron los planes de los rebeldes. Bartolina Sisa fue torturada, ahorcada y descuartizada; además, exhibieron su cabeza y extremidades en los distintos lugares en los que luchó para generar miedo en las tropas que se oponían a la colonización.


Derechos específicos de las mujeres indígenas

Derecho al respeto de la identidad cultural del pueblo al que pertenecen.

Derecho a su identificación como integrante de un pueblo indígena específico.

Derecho a no ser asimiladas ni obligadas a aceptar prácticas culturales ajenas y que atenten contra su propia identidad cultural.

Derecho a modificar costumbres y tradiciones sociales, culturales, económicas que dañen o afecten su dignidad.

Derecho a recuperar, como integrantes de un pueblo indígena, ciertas prácticas y tradiciones que las favorecen y dignifican como mujeres.

Fuente: Diario El Territorio (Posadas-Misiones-Argentina) - 5 de Septimebre de 2.017

jueves, 4 de septiembre de 2014

La virreina Bartolina, generala en falda


Escribe: Hernando Calvo Ospina

No hubiera tenido necesidad de sublevarse. Nació en 1750, un día de agosto, en una pequeña comunidad del actual departamento boliviano de La Paz. Con sus padres recorrió aldeas y pueblos vendiendo tejidos de lana, aunque en minas y campos tuvieron la mayor clientela: los indígenas necesitados de la sagrada hoja de coca para mitigar la fatiga y el hambre. Poca ganancia les quedaba al tener que pagar alto tributo, en particular a los curas por la hoja. 

El comercio salvó a Bartolina Sisa de estar entre la servidumbre de los señores feudales, jefes militares o curas. Aunque desde las primeras luces del siglo XVI los reyes católicos habían prohibido el esclavizarlos porque tenían alma, millones siguieron muriendo sometidos. Por eso, mientras Bartolina caminaba, compraba y vendía presenciaba el estado de explotación, vejamen y miseria en que vivía la casi totalidad de sus hermanos de raza. 

Ella no tenía veinte años de edad cuando se independizó de sus padres. Algo extraordinariamente extraño por ser muy joven y mujer soltera. Bartolina, que era alegre, esbelta, de piel morena y ojos negros, no necesitaba de un hombre para sobrevivir económicamente. Solo requería de su complemento, como el agua y la tierra. Esto lo encontró en el también comerciante Julián Apaza, con quien pasó a compartir lecho, negocios, sueños y cuatro hijos. Tiempo atrás había sido minero en Oruro. Debió dejar hasta la ciudad porque lo iban a matar los patrones: organizaba a los indígenas para que rechazaran las extenuantes jornadas de trabajo y el maltrato. 

Hasta Bartolina y Julián llegaron las noticias sobre los masivos levantamientos indígenas, de mestizos y criollos pobres contra el injusto poder colonial. En Potosí los lideraba Tomás Katari; en Cuzco, al sur de Perú, era José Gabriel Condorcanqui, llamado Túpaj Amaru II. Estas sublevaciones terminaron de convencer a la pareja que se debía continuar organizando a los suyos. 

Su proyecto era sitiar a La Paz hasta que los realistas se rindieran. El 13 de marzo de 1781, al frente de 20 mil hombres y mujeres, empezaron las acciones militares. Para junio, casi cien mil rebeldes se habían sumado. Julián fue proclamado virrey del Inca, por lo cual adoptó el nombre de guerra Túpaj Katari. Bartolina, por meritos propios, fue ungida como virreina. 

Bartolina era una generala en falda. Una jefa, política y militar, que dispuso a sus tropas bajo tácticas novedosas: aunque tenían la superioridad numérica, se debía compensar la falta de armas modernas. 

El jefe militar español comprobó que era una mujer la que estaba al frente de las fuerzas enemigas mejor organizadas. En mayo dispuso de la mayoría de hombres y trató de romper el cerco comandado por Bartolina. Tuvo que retirarse. En junio los realistas embistieron a las tropas de Túpaj Katari. Ahí casi logran derrotarlo, al punto que el virrey inca debió ordenar un repliegue que por poco termina en desbandada.

Llegaron refuerzos para los españoles. Estos trajeron la experiencia obtenida en las guerras contra los hermanos Katari y Túpaj Amaru. Ya sabían que no solo soldados era suficiente para la guerra, pues tan importante era manipular la conducta del adversario para destruir su moral o ganarlo. Se empezó a expandir el rumor de que las tropas de Julián estaban casi derrotadas. Que solo serían indultados aquellos que ayudaran a la captura de los “cabecillas”. 

Bertolina Sisa
Sin poder comprobar a tiempo los rumores, Bartolina decidió el traslado de sus fuerzas hasta zonas más seguras. Tarde: algunos de sus acompañantes la capturaron el 2 de julio de 1781 y la entregaron. Estos no recibieron lo ofrecido, sino la cárcel y la muerte. 

Los españoles seguían sin creer que una mujer, india, además, los hubiera enfrentado con tal sagacidad. En su cultura patriarcal, machista, la misma que fueron imponiendo desde 1492, la mujer solo presta servicios. 

En La Paz Bartolina fue recibida con insultos, escupos y piedras. En los calabozos fue torturada y violada por haber humillado al poder; luego para sacarle información sobre la insurrección. Ni una sílaba dijo. 

Trataron de utilizarla como carnada para capturar a su marido. Bartolina, terriblemente flagelada, fue paseada cerca de la línea de asedio de los indígenas, como prueba de que vivía. Se propuso intercambiarla por un cura capturado, pero no fue aceptado. Julián comprueba que así él se entregara, a ella no la dejarían libre. El cerco a La Paz se reorganiza, pero 7.000 soldados llegan para romperlo definitivamente. Tras un mes de intensos combates, lo que no pudieron las armas enemigas lo logró otra traición: El 10 de noviembre Túpaj Katari fue entregado. 

Luego de cuatro días de horribles torturas, sus extremidades fueron amarradas a 4 caballos hasta descuartizarlo. Bartolina debió presenciarlo. Igual que a Tupac Amaru II, las partes de su cuerpo fueron repartidas y exhibidas por varios lugares para que sirviera de “escarmiento a los indios rebeldes”. La sentencia dijo: “Ni al rey ni al estado conviene que quede semilla, o raza de éste o de todo Túpaj Amaru y Túpaj Katari por el mucho ruido e impresión que este maldito nombre ha hecho en los naturales...”

Luego muchas voces indígenas comenzaron a repetir que las últimas palabras de Túpaj Katari fueron: “¡Yo muero hoy, pero volveré hecho millones...!”. Siglos después el irlandés Ben Kane se apropiaría de esa frase para ponerla en boca de su héroe, el gladiador Espartaco.

Después de casi un año de encierro, a sufrimiento diario, aun buscando que ella vendiera a los suyos, al amanecer del 5 de septiembre de 1782 fue ejecutada la guerrera y virreina india. Le amarraron los brazos, le ataron una soga al cuello y ésta a la cola de un caballo. Mientras era arrastrada, desde el cuartel a la Plaza Mayor, un pregonero leía la sentencia al repique de tambores. Luego, el cuerpo desnudo y destrozado, fue montado en un burro y paseado. Se le descuartizó y sus partes fueron llevadas y expuestas “donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas […] para el escarmiento público”. Una de sus piernas fue enviada hasta una comunidad que hoy es parte de Perú. 


Los españoles debían acabarla así, pues como había dicho la sentencia contra su esposo y la de Túpaj Amaru II: “de lo contrario, quedaría un fermento perpetuo...”

Y quedó. En el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América, reunido el 5 de septiembre de 1983 en Tihuanacu, Bolivia, se instituyó el Día Internacional de la Mujer Indígena en honor de la heroína Bartolina.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Día Internacional de la Mujer Indígena - 5 de Septiembre - Bartolina Sisa.

Se ha establecido merecidamente desde el año 1983 que cada 5 de Septiembre, se celebre el Día Internacional de la Mujer Indígena en el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tiwanaku. El principal motivo se dio por la conmemoración de la muerte de Bartolina Sisa, mujer indígena aymara que fue cruelmente torturada y vejada por pedir justicia y libertad para su pueblo junto a su esposo Tupac Katari.



La sentencia leída aquel 5 de septiembre de 1782, nos muestra claramente la magnitud de la ejecución y el posterior simbolismo adquirido en la imagen de esta heroína de la historia boliviana:
“A Bartolina Sisa Mujer del Feroz Julián Apaza o Tupaj Catari, en pena ordinaria de Suplicio, que sea sacada del Cuartel a la Plaza mayor atada a la cola de un Caballo, con una soga al Cuello y plumas, un aspa afianzada sobre un bastón de palo en la mano y conducida por la voz del pregonero a la Horca hasta que muera, y después se clave su cabeza y manos en Picotas con el rótulo correspondiente, para el escarmiento público en los lugares de Cruzpata, Alto de San Pedro, y Pampajasi donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas; y después de días se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayo-ayo y Sapahagui en la Provincia de Sica-sica, con orden para que se quemen después de un tiempo y se arrojen las cenizas al aire, donde estime convenir”.
Este Día Internacional evoca y rinde homenaje a las mujeres indígena – originarias que entregaron y entregan su vida por sus familias y su comunidad. Es seguro que sin ellas no se mantendría y no se pasaría la herencia y los conocimientos y saberes culturales, lingüísticos y tradicionales.

En condena del cruel asesinato de la heroína Bartolina Sisa, las organizaciones sociales, en especial de América Latina, organizan homenajes a la mujer indígena a modo de recordar el aporte de lucha por la libertad de esta gran mujer indígena.
Bartolina Sisa y el líder indígena Túpac Katari, lucharon contra el ejército realista y fue ella quien demostró liderazgo al formar y organizar batallones indígenas y grupos de mujeres colaboradoras de la resistencia a los españoles en los diferentes pueblos del Alto Perú. Su valor y sus hazañas están mencionados en las historias escritas del Sitio de La Paz y de Sorata en donde tomó parte activa. 

Bartolina Sisa
La historia cuenta que ordenó que se construyera una represa en el río que pasa por la ciudad de La Paz para provocar una inundación que debía romper los puentes y aislar a la población, pero este plan fracasó. El general realista Segurola, que recibió la ayuda de cinco mil hombres que echó por tierra los planes de los rebeldes. Tiempo después, Bartolina Sisa fue capturada, torturada y cruelmente asesinada.
Las mujeres indígenas han sido víctima de discriminación durante siglos, y esto se magnifica por el hecho de ser mujeres, indígenas y en la gran mayoría pobres.
Un homenaje a todas aquellas mujeres indígenas que se esfuerzan día a día por superarse, por llevar adelante sus familias, por ser las portadoras del conocimiento tradicional de sus pueblos, por seguir desarrollando sus facultades de liderazgo que les permitan ejercer plenamente sus derechos colectivos e individuales desde su propia especificidad étnico-cultural y a la vez participar en la vida nacional como portadoras de un valioso legado cultural y social y finalmente por sus incansables luchas sobre la reivindicaciones de los derechos fundamentales que nos asisten como pueblos indígenas.
La sobrevivencia de nuestros pueblos se debe en gran parte a la lucha anónima y tenaz de las mujeres indígenas ya que ellas desempeñan un papel fundamental en la lucha contra la pobreza, el hambre y la exclusión social y étnico-cultural, y hacen posible el mantenimiento de la unidad familiar.