Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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jueves, 3 de diciembre de 2020

La Cestería Mbya Guaraní


Artesana Mbya Guaraní: Carina Iracema Castillo


Carina Castillo es artesana de la comunidad Ka´aguy Poty ubicada en el Valle del Kuñapiru de la localidad de Aristóbulo del Valle en la provincia de Misiones (Argentina).

En la aldea habitan alrededor de 500 personas que conforman 90 familias.
Aprendió el oficio de la cestería de su mamá y su papá a los 10 años confeccionando canastos con materias primas extraídas del monte, como el tacuapí (caña tacuara pequeña), las raíces del güembé y otros vegetales que utilizan para el teñido de la tacuara.

Sus artesanías generalmente las comercializan en puestos rudimentarios aledaños a la Ruta Provincial N°7 de acceso a la comunidad. En sus diálogos podemos ver que es un oficio que se transmite a través de generaciones, sin embargo, nos cuenta que los niños y niñas prefieren dedicarse a las tallas de madera, con lo cual se iría perdiendo la práctica de la cestería.

Fuente: Secretaría de Cultura de la Provincia de Misiones.

La Secretaría de Cultura, en conjunto con el CFI y las demás áreas de cultura del país, encararon la producción de estos materiales en los que especialistas de diversas áreas del arte y la cultura desarrollan una guía-tutorial de su oficio que permite al público general relacionarse con esa disciplina.

Compartimos el documental.


Fuente: Secretaría de Cultura de la Provincia de Misiones (Argentina) - CFI.
2 de Diciembre de 2.020.


viernes, 22 de diciembre de 2017

Al rescate del tesoro oculto de la cestería mbya guarani


En la actualidad, la cesteria representa la identidad y la resistencia mbya guarani

“La sociedad regional, desconoce el valor cosmológico y espiritual de las cestas guaraníes y de sus creadores”, define Eva Okulovich, investigadora, docente de la Unam y autora del libro Secretos y misterios de la cestería guaraní mbya.

Hace siete años, comenzó a     estudiar la cestería guaraní mbya a partir de la realización de estudios de posgrado en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, España.

Así, inició su investigación motivada por la oportunidad de producir conocimiento desde un contexto latinoamericano, para ser presentado en ámbitos académicos europeos. “Grande fue mi sorpresa al reconocer un vacío historiográfico en relación con el arte de Misiones, que coincidía con la invisibilización de los pueblos prehistóricos, que aún existen y producen arte. Un arte tan potente, como es el caso de la cestería, cuyos diseños tan pregnantes no solo constituyen la identidad de los guaraníes, sino, de todos los misioneros”, asegura Okulovich.

Su objetivo primordial consistió en hacer visible un arte que hasta ese momento no era reconocido como tal, y al mismo tiempo, rescatar desde y para los guaraníes y el resto del mundo, el tesoro de la cultura guaraní-mbya, a partir del reconocimiento de la naturaleza, significado y función de su arte.

“Conocer el arte de la cestería de los pueblos originarios es importante porque nos permite conocer su ontología, mitología, cosmología, y consecuentemente los aspectos epistemológicos involucrados en la construcción de su sabiduría, en torno a la vida y la muerte, sus normas alimentarias, su religión y su arte, entre otros aspectos”, expresa Okulovich en una entrevista para El Territorio.

El trabajo de campo con los integrantes de las comunidades en Misiones tuvo como prioridad: no invadir, dialogar, esperar, respetar los tiempos culturales. Y si había algo que contar, fueron ellos mismos quienes lo hicieron, “lo cual nos llevó al primer descubrimiento: ‘así como nosotros escribimos, los guaraníes realizan sus artes’”, agrega la investigadora.   

A traves del arte se puede revelar la cosmologia, la religiosidad y las tradiciones

Simbología
Sobre la simbología, por ejemplo, la función del diseño de víboras en las cestas es de protección y aseguro de alimentos, antes y ahora. “el arte guaraní tiene capacidad etnográfica, lo que en nuestro caso de estudio, permitió develar la cosmología, la mitología, religiosidad y tradiciones del pueblo guaraní-mbya, entre otras tantas cosas”, sostuvo.

En la actualidad, las cestas proveen elementos de subsistencia a la comunidad, cumplen con la función de producción y reproducción social y representan identidad y resistencia .“La cestería en la cultura guaraní mbya representa al mito; es decir, la actualización de la creación de tiempo y espacio originarios, a través del ritual o repetición”.

¿Cuál es su reflexión sobre el reconocimiento hacia el arte originario en Misiones de parte de la comunidad en general?
La sociedad regional desconoce el valor cosmológico y espiritual de las cestas guaraníes, y de sus creadores. Aunque se siente subyugado por la belleza de sus formas y ornamentos, subvalora y menosprecia las producciones artísticas artesanales, aunque en los últimos tiempos el colectivo de diseñadores ha descubierto el valor agregado que dicho arte proporciona a los objetos de consumo. Considero que las creaciones guaraníes deberían tener la oportunidad de ser expuestas no solo en el mercadeo, sino en los espacios legitimadores, como los museos y salones de arte (esto comienza a perfilarse: en los últimos tiempos ha habido exposiciones, pero brillan por su ausencia los autores). Aún falta mucho por hacer para que los esfuerzos constituyan una verdadera inclusión.

¿Qué sucede con la transmisión de los conocimientos sobre el arte de la cestería dentro de las comunidades mbya guaraní? En las comunidades guaraní-mbyas, no existe el concepto de transmisión de conocimientos tal como nosotros lo entendemos. No se enseña ni se aprende. Los conocimientos y la creatividad son proveídos por Dios cuando se recibe el nombre. La creencia de los guaraníes es que la presencia del blanco les quita pureza a la existencia, produce interferencia, y a partir de allí, los que no asisten al lugar sagrado Opy , quedan desprovistos de las atenciones en todos los planos. La escuela con sus contenidos es causante de la crisis de identidad de los jóvenes. Y las intervenciones de todo tipo, Iglesia, Estado, escuela, ONG, involuntariamente también lo son. Digo involuntariamente porque considero que la ignorancia no permite ver más allá de la superficie.

¿Por qué es importante investigar sobre estos temas desde la academia?
La universidad pública es la que tiene que asumir el compromiso por el resguardo de la memoria, la protección del patrimonio cultural. Es el modo de legitimar culturas y saberes. De instaurar la paz. De dar el ejemplo a las generaciones que nos proseguirán. En el siglo XXI es intolerable que no se comprenda el valor de la diferencia, y que todavía se sostengan grupos hegemónicos como dueños de una verdad única, negadores de identidad y de libertad. Investigar estos temas representa un desafío, una lucha por los derechos humanos.

Fuente
Diario El Territorio (Posadas-Misiones-Argentina) – 22 de Diciembre de 2.017

Eva Okulovich

domingo, 10 de septiembre de 2017

El Cesto Guaraní


En los tiempos antiguos el cesto era utilizado por las mujeres para transportar las semillas de maíz para ser plantadas en el rozado.
Las semillas y también los niños.
Ñande Ru nos enseñó a trenzar para que pudiéramos transportar las semillas de maíz sagrado y también a nuestros niños.
Y a los hombres les dió el arco y la flecha para cazar, para poder vivir en la selva. Nuestros abuelos nos cuentan como todo eso sucedió.
El arte de la cestería era sagrado.
Cacique Verà Mirim
Fuente: Maino'i Rapé - O caminho da sabedoria (El camino del Colibrí - El camino de la sabiduría)


jueves, 16 de abril de 2015

Tramas Guaraníes / Cestos


En todos los cestos, el diseño es sobrio y esencial, formas zigzagueantes o sinuosas, grecas, rectángulos y líneas horizontales que encierran algunos símbolos ocultos, grafismos bidimensionales ascéticos y depurados, obsesivas interpretaciones de la búsqueda guaraní de la plenitud existencial, condensada en el AGUYJE, la existencia perfecta.

Ticio Escobar



Fotografía en la Aldea Guaraní Krukutu (Br) / Revista Crescer

miércoles, 8 de abril de 2015

Tramas Mbya Guaraníes / Cestos y Canastos


En todos los cestos – refiere Ticio Escobar – el diseño es sobrio y esencial, formas zigzagueantes o sinuosas, grecas, rectángulos y líneas horizontales que encierran algunos símbolos ocultos, grafismos bidimensionales ascéticos y depurados, obsesivas interpretaciones de la búsqueda guaraní de la plenitud existencial, condensada en el AGUYJE, la existencia perfecta.

En el intrincado diseño de los canastos abundan las referencias metafóricas del reino animal, que reflejan en las superficies densamente cuadriculadas o manchadas, patrones siempre entrecruzados que permiten imaginar los trazos sintetizados del mundo en movimiento. Según Meliá, el trenzado en diagonal de determinados cestos recibe el nombre de “Tatu piré” (la piel del armadillo). Otros no tienen nombre específico, pero recuerdan el revoloteo de las avispas o de las abejas melíferas en el monte pródigo.

Canastos y Arte en Tekoa Mbya Guaraní Pindo Poty (Misiones-Argentina)
Una resolución estética con características particulares suele aparecer  superpuesta a los estilos más frecuentes y conocidos del diseño ornamental y simbólico, o conviviendo paralelamente con ellos. Se expresa en diseños de grescas simples o dobles, franjas de pequeños triángulos interconectados, motivos cruciformes o posiblemente zoo o antropomorfos, recuadros simétricos enmarcados por densas franjas horizontales, movimientos también rítmicos y continuados, cuyas conexiones estilísticas se extienden más allá del ámbito tradicional guaraní, hasta llegar al extremos septentrional de la cuenca amazónica.  
 Las tramas soñadas
¿De dónde surgen éstos diseños tan variados, muchas veces sin significado aparente? Dionisio Duarte de Tekoa Tamandua (25 de Mayo-Misiones-Argentina) quien trama cestos desde hace poco más de medio siglo explica su versión sobre el origen de las figuras tramadas en su cestería:

Niña Mbya Guaraní trasladando un Ajaka - Fotografía: Vhera Poty 
“Yo los diseño los sueño. Hay ciento veinte diseños que son míos, que los tejí yo mismo, y que con los años se fueron copiando. Ahora lo que más hacen son copias de dibujos que yo soñé, porque lo que tiene que ir en el cesto viene de lo que yo sueño, y entonces voy y lo hago. Así van saliendo los diseños del “ajaka” (canasto) y son Para ryve’i, Para rychy, Para kora’i, Para kaje, y muchos más, ciento veinte son”.

El simbolismo omnipresente en los cestos permite a su vez múltiples lecturas, desde la producción consciente al imaginario de lo impensado. La relación visual que se establece entre la trama y la urdimbre funciona en la conjunción de dos elementos que se imbrican, componiendo en ocasiones la oposición gráfica de fondo/figura reversible. En la utilización de ambas caras del cesto, la misma figura se torna positiva o negativa, representación surgida de los espacios internos y externos, donde la imagen creada y la imagen especular pueden convertirse en expresiones visuales de ambos universos, el de los dioses y el de los hombres, uno existencial y el otro inmanente.

La repetición rítmica aparece como un elemento constante en el tramado y la decoración de los cestos, como resultado del gesto mecánico que producen las manos de los artesanos en el acto de tejer y de los ritmos interiores del propio cestero, vinculados con las reiteraciones que se llevan a cabo en la música, el canto y la danza.

En el rasgido del “mbaraka” (guitarra), en los pasos repetidos de los danzantes o en el golpeteo incesante del “takuapu” contra el piso de tierra se repite metafóricamente la estructura rítmica contenida en los diseños del arte guaraní. Pareciera como si este universo de repeticiones pudiese conducir, en algún momento, a la plenitud de todos aquellos objetos que, en el fondo, no son sino “ta’anga” (imágenes imperfectas de aquellos que existen en la morada de los dioses).


Producto de los sueños, los dibujos también suelen conformar líneas que suben y bajan o van de menor a mayor, en una escala rítmica, espacios rellenos por infinitos y minúsculos recuadros, componiendo tramas formales que algunas veces refieren a una naturaleza que no siempre pretender representar.

Estos grafismos reflejan una particular percepción estética, expresada tácitamente en lo intuitivo, pero al mismo tiempo son reproducidos y copiados desde tiempos inmemoriales, cuando los diseños del cesto estaban, con toda seguridad, cargados de significados profundos y místicos.


Carlos Mordo, fragmento del libro “El Cesto y el Arco” Metáforas de la Estética Mbyá Guaraní (CEADUC).

domingo, 28 de septiembre de 2014

Cestería Guaraní


Fuente:
ARTESANÍA INDÍGENA. ENSAYO ANALÍTICO
Obra de BRANISLAVA SUSNIK
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
© BRANISLAVA SUSNIK – FUNDACIÓN LA PIEDAD
© Editorial El Lector,
Director Editorial: Pablo León Burían
Tapa: ROBERTO GOIRIZ,
Composición y armado: Fátima Benítez,
Fotos: HOMERO SOLALINDE,
Asunción – Paraguay, 1998 (145 páginas).

La cestería caracteriza a los pueblos cultivadores del área tropical, en pleno contraste con el área chaqueña, donde predomina, funcional y ornamentalmente, la bolsa en labor de red de fibras de "caraguatá". Los antiguos Guaraníes manufacturaban cestos por simple necesidad inmediata o ya cestos más duraderos con alguna expresión ornamental. Entre los modernos Guaraníes pueden observarse tres tipos de cestos: el "ayaka" de los Mbyás, el "yru agwé" de los Chiripás y el "mynak
ũ/panakú" de los Pañ-Tavyterã; el "ayaka" representa un típico cesto de difusión pan-amazónica. En las antiguas aldeas de los Guaraníes, el cesto, la criba y el "tipiti", estrujador de la mandíoca amarga, simbolizan el verdadero "aguiyé-bienestar" subsistencial.

Entre los guaraníes hay tres tipos de cestos: el "ayaká" de los Mbyás; el "Yrú-agué" de los Chiripás y el "Pynakú" de los Pañ Tavyterá.
Para confeccionar el cesto "ayaká", los Mbyás emplean las tiras de "takwarembó" (Chusquea ramosissima), anchas unos 5 milímetros, y la corteza de "gwembepi" (Phylodendron), cuando quieren tener cestos ornamentados. La técnica es un simple entretejido tupido; la forma es casi cilíndrica, con algo de ensanche hacia arriba; unos listones de caña se colocan como refuerzo por debajo del fondo del cesto, subiendo por la parte exterior y luego bajando por la interior hasta la mitad de la altura del cesto; el borde suele reforzarse con el listón de "agwaí" y recubrirse con las tiras de "gwembepí"; el tamaño de cestos varía según su función. La ornamentación en la cestería es una de las más abiertas expresiones estéticas de los Mbyá-Guaraníes -estos tradicionalmente más cesteros que ceramistas-, en cuanto la misma técnica y la materia empleada, "takwarembó" y "gwembepí" negro, permiten las variaciones. El mismo "señor de la roza, de la tierra nueva", el Yakairá, usaría, según la tradición mitológica, el "ayaká", ornamentado. En los cestos representativos, de unos 40 cmts. de altura, corre bajo el borde superior una franja de 10 cmts. de ancho, en la que alternan las tiras de "takwarembó" y de "gwembepí" a modo de formar losanges negras; el interior de la losange se llena de cuadritos negros y blancos a manera de un damero. Los cestos más pequeños tienen toda la superficie ornamentada con motivos geométricos diferentes, losanges, líneas triangulares, a veces hexágonos o paralelogramos, predominando una disposición asimétrica, a veces una expresión individual del hombre cestero. El mismo tipo de "ayaká" tenía a veces la forma circular, de 20 cmts. de altura y diámetro, con la tapa correspondiente, y siempre con una profusa ornamentación entre "takwarembó" y "gwembepí"; según la tradición, tales cestillos podían servir para guardar los adornos plumarios o ya para los huesos de las criaturas muertas en espera de una "nueva vida". Los Mbyás siempre siguieron apegados a este tipo cestero-ornamental; llegaron a revestir en tal técnica rebenques, mazas, mangos de escoba y cualquier objeto de madera; y también adoptaron nuevas formas de cestos y cestillos por simples fines de truenque. No obstante, el tipo de "ayaká" nunca llegó a integrarse a la artesanía criolla, quedando una expresión étnico-artesanal de los Mbyá-Guaraníes.

El cesto "yru'agwé" de los Chiripás es más utilitario y de poca duración; se trata de una modalidad cestera propia de los Chiripás --éstos siendo antiguamente más ceramistas que cesteros--; por otra parte hay que tener presente el factor del proceso de deculturación, cuando se imponen técnicas y formas más simples. El "yru-agwé" es hecho de hojas pinadas de la palma pindó (Cocus Romanzoffianum), de forma algo triangular; la materia prima determina la técnica del entretejido diagonal; el ranquis de la hoja sirve de canto del cesto, reforzando, a veces, con las tiras de "gwembepí”; las hojuelas del fondo del cesto se recogen en una trenza interior o exterior, pasando hasta la mitad de la altura del cesto. Los hojuelas se entrepasan de dos por dos, pero unos 10 cmts. antes de reunirse en la trenza del fondo, el entretejido abarca una sola hojuela, formando el así llamado "tatú rape", el camino del "tatú", que da una mayor solidez al fondo. Los pequeños cestillos triangulares, siempre de hojas pinadas de "pindó", servían de estuches para guardar plumas para los adornos plumarios.

Cestillos redondos Mbya Guaraníes
Entre los Pañ-Tavyterã, el cesto más común es "mynakũ/panakú", de una sola hoja de palma, correspondiendo al tipo de cestos elongados para transportar cargas de los Itatines-Guarayos antiguos. Se conserva la tradición del tipo cestero "ayaká", si bien éste ya no constituye una expresión artesanal Pañ-Guaraní. Los emigrantes Chiriguanos del siglo XVI abandonaron la tradicional cestería guaraní, debiendo adaptarse al nuevo hábitat andino y asimilando las pautas chané-arawak pre-andinas.

Todos los Guaraníes prestan mucha atención a las cribas, "yrupé", un elemento infaltable en las antigua casas comunales para tamizar la harina de mandioca, maíz y hasta de meollo de palma; se confeccionan con las tiras de "takwarembó", entramándose las tiras de dos por dos, más o menos distanciales; de cerco sirve un listón de madera liviana, entre los Mbyás ornamentando con el revestimiento de "gwembepí".
En la misma técnica de entretejido de "takwarembó" se manufacturaban los "tapití", los estuches enlogados, que servían para estrujar la mandioca brava, eliminar su substancia venenosa y preparar la tradicional "harina" de mandioca, uno de los elementos subsistenciales de las sociedades neolíticas. La imposición de la mandioca "dulce", sea dentro del ambiente subsistencial de los Guaraníes coloniales, o ya por simple adaptación utilitaria de los "Guaraníes Monteses", influyó en el abandono del "tapití", una antigua expresión del cultivo guaraní de mandioca amarga (Manihot utilísima).

Los grandes cestos de los Aché-Guayakiés, "náko", se confeccionan en la técnica de entretejido diagonal de una hoja de palma "pindó", sirviendo el ranquis de la hoja de armazón, acondicionando de esta manera la forma de una "U" del mismo cesto; las hojuelas de una mitad de la hoja abarcan siempre dos hojuelas de la otra mitad. La parte posterior termina en forma de un abanico que, plegándose, forma una "tapadera". Cada cesto tiene una banda ancha de 15 a 20 cmts., de forma elipsoidal, hecha en un entramado de fibras de "samuhú" (Ceiba pubiflora) o de fibras sacadas de la parte baja del mismo raquis de "pindó"; la mujer guayakí se pone esta banda, "nakochá", sobre la cabeza, quedando la parte del cesto apoyada sobre su espalda.
Los cazadores guayakíes siempre poseen sus "pepó yawa", estuches trenzados de hojas de palma "pindó" para guardar las plumas. No faltan las esteras "pindó kyrabwé"; un borde lo constituye el raquis de la hoja, el borde opuesto se afirma con el trenzado de las hojuelas. Las "kromi-piá", las bandas de forma elipsoide, para llevar a criaturas, son manufacturadas en técnica del trenzado de hilo doble, empleándose con preferencia las fibras de Ceiba pubiflora. La mujer guayakí de más prestigio socio-laboral suele destacarse como la cestera de "mano leñosa".

Cestería Guaraní, escrito de Branislava Susnik
El tipo de la cestería guaraní no se integró a la artesanía criolla, lo que es comprensible a causa de la misma manera de "llevar carga"; en la época histórica exigíase el "trabajo" del Guaraní; la simbiosis culturo-artesanal sujetábase a las pautas utilitarias de la sociedad colonial por una parte, y por otra, vióse afectada por las propias consecuencias psicológicas de los "indios" deculturados y asimismo des-socializados; los Guaraníes "Monteses" libres seguían con su módulo subsistencial y manufactural; la ornamentación del "ayaká" es una expresión ornamental guaraní y no falta una competencia individual dentro del mismo "ñandéva" comunitario. Por otra parte, los Mbyás -e históricamente también los Chiripás y los Pañ-Tavyterãs-, adoptaron la confección de sombreros, nunca para su uso, sino para algún trueque beneficioso; se trata de elemento cultural por la difusión jesuítico-misional. Interesante es la aplicación de la antigua técnica del trenzado y la ornamentación. Se hacían sombreros de una paja especial, parecida a la fibra de "pindó". La confección empieza por el centro de la copa con un pequeño disco de calabaza con sus agujeros alrededor; de los mismos se atan las tiras de "gwembepí", con las cuales van envolviéndose y asegurando los manojillos de la mencionada paja, llevándose en espiral. De esta manera, el sombrero tiene un color básico amarillo, rayado de negro de "gwembepí". Eran frecuentes también los sombreros simples, hechos solamente de tiras de "gwembepí".