Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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jueves, 8 de agosto de 2024

Las 'chacras' de los pueblos indígenas de la Amazonía nutren, curan y enseñan



Las 'chacras' (huertas, en quechua) que se encuentran en las comunidades indígenas de la Amazonía no son simples cultivos, son una amalgama laberíntica de plantas y árboles que nutren a sus habitantes, les curan y transmiten siglos de aprendizaje.

Sharamentsa, una comunidad de indígenas achuar situada cerca de la frontera de Ecuador con Perú, no es la excepción, y Verónica Tentets enfatiza a EFE la importancia que tienen estos sistemas agrarios trabajados por mujeres, tanto en la vida achuar, como en la de otros pueblos amazónicos.

Es asombrosa la cantidad y variedad de plantas presentes en la chacra por la que Tentets va haciéndose camino: yuca (mandioca), plátano verde, papa china (taro o pituca), papa achuar, piña, guaba (guama o pacay), camote (batata) amarillo y blanco, cebollines, papaya o caña de azúcar, así como un sinfín de árboles maderables y plantas medicinales.

Como en todas las chacras, sus productos son utilizados principalmente para el consumo familiar y de la comunidad; eso sí, en Sharamentsa también venden los productos en su propio Centro de Turismo Comunitario (CTC).

“En vez de irnos al mercado, en la 'chacra' conseguimos todo lo que queremos”, declaró Tentets, a la vez que destacó la importancia de este espacio que deben cuidar con esmero, ya que lo consideran “parte de su vida”.
En estos terrenos la mujer cumple una función clave, pues es la encargada de su gestión y cuidado, así como de la transmisión de los saberes que los rodean y que han pasado de generación en generación.

Tentets relata cómo, en su caso, fue su madre la que le enseñó a limpiar la 'chacra', a extraer la yuca o a sembrar nuevas estacas. En esencia, se traspasa todo el conocimiento necesario para el cuidado de este importante espacio.

No son solo las tareas agrícolas, sino que “las mamás enseñan todos los quehaceres de la mujer achuar”, entre ellos, los conocimientos ancestrales de la cultura o la realización de artesanías como las mocahuas, vasijas hechas de cerámica dónde sirven la chicha.

Tentets comenta también que, aunque tradicionalmente la gestión de las 'chacras' ha sido una tarea eminentemente femenina, las cosas están cambiando en las comunidades y ya algunos hombres también ayudan a sus esposas en el cuidado de estos espacios o a sacar la yuca.

De igual manera, antiguamente el aprendizaje de tareas estaba dividido por género: a los niños les enseñaban los padres y a las niñas, las madres; mientras que ahora, en ocasiones, son ambos padres los que cuidan y enseñan a los niños, adaptándose a los tiempos modernos.

En medio de la exuberante vegetación que deja adivinar que este espacio no se encuentra lejos de una profunda y frondosa selva amazónica, una de las señoras de la comunidad procede a llevar a cabo un 'anent' (canto espiritual) para que la 'chacra' esté sana y sea productiva.

Tentets, haciendo de traductora del canto que se realiza en idioma achuar, explica que en él se canta a Nunkui, considerada como diosa de la producción, dentro de la cosmovisión achuar.

El mito de esta mujer cuenta que antiguamente no existían los productos que hoy consumen y en la comunidad no tenían casi nada para comer. Entonces, unos niños en el río encontraron cáscaras de frutos y decidieron seguir la corriente.

Llegaron hasta una señora que tenía yuca y otros productos, a quien pidieron ayuda. Sin embargo, en lugar de entregárselos, la mujer les ofreció a Nunkui, una niña que tenía el poder de hacer brotar alimentos de la tierra.

Desde entonces, se le dirigen estos cantos a ella, para que asegure la abundancia en la 'chacra', la proteja de plagas y garantice una cosecha fértil.

Tampoco faltan en este espacio multifuncional las plantas medicinales a las que acudir en caso de enfermedad, infecciones o picaduras, aunque Tentets aclara que la mayoría de estas las obtienen en la propia selva.

Algunas de las que sí se cultivan son el jengibre, para tratar problemas de tos y pulmonares, la cúrcuma o el piri piri, para bañar a los niños pequeños y evitar que se enfermen.

Así, en Sharamentsa, la 'chacra' es mucho más que un huerto; es un mercado, una farmacia, así como un espacio de vida, tradición y conocimiento ancestral que se transmite de generación en generación.

Irene Morante De La Hera
Sharamentsa (Ecuador), 6 de Agosto de 2024 (EFE).

Fuente:
Infobae - 6 de Agosto de 2024 https://www.infobae.com/america/agencias/2024/08/06/las-chacras-de-los-pueblos-indigenas-de-la-amazonia-nutren-curan-y-ensenan/


domingo, 17 de marzo de 2024

Ecuador: Nina Gualinga levanta la voz contra violencia de género que sufren las mujeres indígenas



Nina Gualinga nació hace 30 años en el corazón de la selva amazónica y creció en la comunidad kichwa de Sarayaku, hogar de los jaguares y el sol de mediodía, y ubicada a orillas del río Bobonaza, en la provincia ecuatoriana de Pastaza. Creció inmersa en la naturaleza, explorando los ríos y compartiendo guayusa junto a sus abuelos. Su nombre significa “fuego” en kichwa.

La cosmovisión de su comunidad, basada en el Kawsak Sacha, considera la selva como un ser vivo con derechos propios. Por eso promueven su protección y respeto como un organismo integral, un principio clave en la histórica victoria de Sarayaku en la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2012, que dio la razón a la comunidad frente al Gobierno ecuatoriano por la explotación petrolera, lo que marcó un hito en la lucha indígena contra el extractivismo en Ecuador.
La herencia de resistencia marcó profundamente a Nina Gualinga, quien, como primogénita de una madre indígena y un padre sueco-finlandés, encontró en esta dualidad cultural la fuerza para habitar diferentes mundos y perpetuar la lucha de sus ancestros. Ampliamente reconocida como activista, ella rechaza ese título porque considera su compromiso una convicción innata. “Sarayaku es mi hogar, mi santuario. La Amazonia custodia las historias de nuestros ancestros y asegura el futuro de nuestros hijos”, señala.
Más allá de su reconocimiento global como defensora de la selva, Nina enfrenta una lucha más íntima que durante mucho tiempo guardó en silencio: la que libró contra los malos tratos infligidos por su expareja y el padre de su hijo. Hasta que, hace cuatro años, con valentía, decidió romper este silencio y reveló un problema profundo que demanda justicia y transformación: la violencia de género hacia las mujeres indígenas.
Su batalla personal
Desde su adolescencia, Nina conoció a su expareja, un hombre mestizo con influencia económica y política a nivel local. “Yo tenía 13 años y él, 19. Hoy me doy cuenta que allí había una relación de poder”, relata. Durante más de una década que duró el cortejo y la relación, Nina vivió violencia física y psicológica, que afectó no solo su salud física y mental, sino también a sus relaciones familiares. “Lo único que no pudo quitarme fue el amor por la selva”, agrega. Los malos tratos de su expareja llegaron a causarle una fractura en la espalda baja.
El proceso para separarse fue difícil. “Me tomó mucho tiempo salir de esa relación. He sido una persona que no tiene miedo a hablar contra los abusos, pero mi propia historia fue la más difícil”, confiesa Nina. En 2015, se separó e inició un difícil periplo judicial. Su primera denuncia formal fue en la Unidad Judicial de Violencia contra la Mujer y la Familia de la Judicatura de Pastaza. A pesar de recibir una boleta de auxilio —un recurso legal que busca impedir que el agresor se acerque a la denunciante—, el caso fue archivado sin mayores avances. Y acabó volviendo con su expareja entre promesas de cambio por su parte.
Nina presentó una nueva denuncia en 2020, acompañada de grabaciones y mensajes de texto como evidencia, y de nuevo se encontró con un proceso estancado. Pese a que se había vuelto a separar de él, seguía siendo víctima de acoso, amenazas y control constante. Pero no se daba por vencida. Optó también por una denuncia pública, compartiendo imágenes de sus lesiones en redes sociales, algo con lo que esperaba generar presión para obtener resultados. Sin embargo, sus esfuerzos parecían en vano y sus denuncias no avanzaron hasta 2022.
El pasado 23 de febrero, después de casi una década desde su primera denuncia, y cuatro años después de llevar su caso al dominio público, un juez de Pastaza resolvió llamar a juicio al acusado. Con esto, el proceso pasó al tribunal de garantías penales que debe poner una fecha de audiencia de juicio.
Esta victoria parcial no ha estado exenta de desafíos. Junto con su abogada Tamara Vaca, Nina ha denunciado un sinnúmero de irregularidades en el proceso judicial, la negligencia del sistema de justicia ecuatoriano y la falta de fiscales capacitados en casos de género. “Estos procedimientos constituyen una violación de varios principios para el debido proceso; y esta violencia institucional es otra forma de revictimización”, añade la abogada.
“No puedo imaginar lo que otras mujeres indígenas pasan”
La experiencia de Nina refleja una realidad más amplia. Las mujeres indígenas enfrentan distintas formas de violencia, agravadas por el acceso limitado a recursos legales y protección. “Si yo, que soy una figura pública, recibo este trato, no puedo imaginar lo que otras mujeres indígenas pasan”, expresa Nina.
Mishelle Calle, abogada especializada en derechos indígenas, destaca que las mujeres en comunidades indígenas y defensoras del medio ambiente enfrentan dos formas de violencia: la que llega con el extractivismo de las compañías, que incluye violaciones, desapariciones y asesinatos, y la violencia comunitaria perpetrada por miembros de su propia comunidad. Esta situación deja a las mujeres en una situación de vulnerabilidad al carecer de recursos para denunciar.
El problema subyacente radica en las persistentes brechas de género en Ecuador. Según un informe de ONU Mujeres, la tasa de pobreza multidimensional entre mujeres indígenas alcanza el 78,1%, más del doble del promedio nacional. Además, el Banco Mundial informa que 6 de cada 10 mujeres en Ecuador han sufrido algún tipo de violencia, con 321 feminicidios registrados en 2023. Las mujeres indígenas y afroecuatorianas son las más afectadas, con aproximadamente 7 de cada 10 mujeres que han experimentado violencia.
Calle destaca la invisibilidad de los casos de violencia en comunidades indígenas debido al limitado acceso al sistema de justicia. Nemo Guiquita, líder amazónica, subraya que en la región persiste el machismo y aún existen casos impunes. Además, menciona desapariciones y violaciones en las comunidades indígenas, y los feminicidios a las mujeres indígenas rara vez se documentan. Entre el 1 de enero de 2014 y el 31 de octubre de 2023, se reportaron 114 feminicidios en la región amazónica, según la Alianza para el Mapeo de los Femicidios en Ecuador, una realidad alarmante que permanece en la sombra.
Sanar a las mujeres para sanar la tierra
Para denunciar la violencia y negligencia del sistema judicial, Nina recibió el apoyo del círculo de sororidad de las Mujeres Amazónicas, Defensoras de la Selva, un colectivo que se describe como “un tejido de mujeres unidas en defensa del territorio, la cultura y una vida libre de violencia”. Comprometidas en la lucha contra la violencia derivada del extractivismo, la desigualdad social y la violencia de género, se organizaron en 2013 para protestar contra los planes del Gobierno de expandir las concesiones petroleras en tierras protegidas.
Desde entonces, han establecido un mandato femenino para proteger a las defensoras y, en 2022, inauguraron la Casa de Mujeres Amazónicas, un refugio lleno de luz y arte, que brinda apoyo a mujeres y niñas indígenas en situación de violencia. Este espacio no solo ofrece alojamiento y asistencia legal, sino también terapia grupal, talleres de empoderamiento y apoyo. Para ellas, la violencia está conectada al colonialismo, la desigualdad de género y la violencia extractiva. Aquí, las mujeres pueden recuperarse y reimaginar la resistencia.
“Estamos cansadas de ver a nuestras hermanas desprotegidas y revictimizadas por el sistema judicial y la sociedad civil”, afirma Yanua Vargas, miembro del colectivo. “Aquí nos acompañamos, nos sostenemos. Sanando a las mujeres, sanamos la Tierra”, agrega.
Aunque el proceso legal de Nina sigue en curso, para ella y sus compañeras, se trata de un hito significativo en su lucha por un futuro en el que las mujeres indígenas gocen de protección y reconocimiento plenos, especialmente para las que están en la primera línea de defensa de la Amazonia. Como destaca Nina: “Detrás de cada mujer fuerte, existe una historia marcada por la adversidad”.

Escrito por Gabriela Barzallo
Blog del Proyecto Lemu

Fuente: https://elpais.com/america-futura/2024-03-08/nina-gualinga-levanta-la-voz-contra-violencia-de-genero-que-sufren-las-mujeres-indigenas.html - Imagen de portada: Nina Gualinga durante el Festival Ciudadano Global, en Central Park en Nueva York, en 2023. YUKI IWAMURA (AP)


sábado, 16 de noviembre de 2019

La washka, un collar que tiene su significado ancestral


Las mujeres indígenas de Tungurahua nunca salen de su casa sin una washka (collar), el cual se destaca en las culturas Chibuleo, Tomabela, Salasaka y Quisapincha.

No es un collar común y corriente; los colores de las piedras, la cantidad de hebras que se envuelven en el cuello y los adornos de plata, como monedas y cruces, que se colocan dispersas junto a cada esfera, tienen diversos significados. 

Cada detalle está relacionado con la cosmovisión andina y la posición socioeconómica de una mujer indígena. 

Jenny Ainaguano, empresaria y comerciante, explica “que en la antigüedad todas las mujeres de su comunidad en Chibuleo usaban las washkas caras hechas con piedras de coral antiguo y plata, que les regalaban las abuelas. Pero hoy, muy pocas las conservan y visten con ellas en el día a día”.

En el pasado, los corales rojos, las piedras blancas y de tonos azulados eran los únicos materiales que se utilizaban para fabricar las joyas. Pero el alto costo de las piedras y la aparición en el mercado de las imitaciones de plástico influyeron en la desaparición de los collares originales.

Símbolo del sincretismo
“Cada color tiene una simbología. Las washkas rojas, por ejemplo, representan la purificación y la fuerza. Las blancas son un símbolo de fertilidad, por esta razón en algunas comunidades las familias aún acostumbran a regalar un collar de ese matiz para augurar una descendencia numerosa”, afirma Ainaguano.

Para María Felipa Quinatoa, indígena de Tungurahua, las washkas son un símbolo del sincretismo de las creencias indígenas y la religión. “Las monedas y las cruces son adornos que empezaron a colocarse en los collares desde la época del mestizaje. Estas washkas son una muestra de cómo las creencias españolas se fusionaron con el pensamiento indígena”, menciona Quinatoa.

Fuente: La Hora (Quito)

domingo, 28 de julio de 2019

El 60 por ciento de los Ecuatorianos desciende de Pueblos Indígenas


Científicos concluyen que el perfil genético de los ecuatorianos es indígena en un 60% El perfil genético de los ecuatorianos es más nativo americano que europeo o africano, aunque compartimos un origen triple: indígenas americanos, ancestros europeos y africanos. 

Nuestros genes indígenas nos vienen de la madre y los europeos, del padre. Los estudios genéticos revelan que el ecuatoriano es trihíbrido. Aunque en su composición genética prevalece la influencia nativo americana o amerindia, con alrededor de 60%, también tienen ADN europeo o caucasoide y, en menor grado, influencia africana. Esto según el Centro de Investigación Genética y Genómica (CIGG) de la Universidad UTE. Composición genética de los ecuatorianos 

Los resultados fueron obtenidos tras analizar todos los estudios sobre composición genética del pueblo ecuatoriano, que compilan alrededor de dos mil muestras y un estudio de 127 muestras adicionales proporcionadas por la Cruz Roja. A partir de esto, los investigadores obtuvieron un perfil genético estándar de la población ecuatoriana, según el director del CIGG, César Paz y Miño. El informe también reveló que la genética europea de los ecuatorianos proviene del padre, mientras que la madre es mayormente amerindia. La composición de los genes del padre o masculinos revelaron que éstos contienen 61% de estructura genética europea, 34% de nativo americana y 5% de africana, esto demuestra que los españoles embarazaban a las indígenas ecuatorianas y así se produjo el mestizaje. 


Aunque esta es la composición del ecuatoriano en promedio, existen variaciones según la región. La población de la costa es la que tiene mayor porcentaje caucasoide y afro en comparación con las otras zonas del país, debido a que los conquistadores españoles (europeos) y los esclavos (africanos) entraban por esta zona y se mezclaban. Mientras que en la Amazonía la población tiene mucho más porcentaje de nativo americano que de europeo o afro. A Flourish data visualisation La científica del CIGG, Ana Karina Zambrano, explica que “este es el inicio de una serie de investigaciones denominadas ‘Varioma’ (o variante de la población ecuatoriana). “Donde constataremos las variaciones específicas que existen en nuestra población, lo que nos sirve, entre otras cosas, para conocer la predisposición hacia ciertas enfermedades en nuestros grupos étnicos”, dice Zambrano. ¿Por qué importa la genética? La composición genética revela datos para la salud, como la predisposición hacia enfermedades, riesgos, mutaciones, adaptación a diversas condiciones, respuesta a fármacos, entre otros aspectos, señala paz y Miño. “Hay que entender a los genes para saber por qué uno se enferma y cómo puede prevenir riesgos. El Estado debe comprender la genética de la población para tomar decisiones de política pública en salud”. César Paz y Miño, director del CIGG. Existe un sesgo en las investigaciones desde el punto de vista étnico. 

Más del 90% de los estudios son realizados con poblaciones blancas y solo 0,5% con latinos, por lo tanto los fármacos, los tratamientos y las vacunas resultantes de los estudios están diseñados para los caucásicos y no siempre funcionan para latinos e indígenas. Por ejemplo, la vacuna contra el virus del papiloma humano tiene 80% de efectividad en la población blanca y entre 30% y 40% en los latinoamericanos. 6 enfermedades que los ecuatorianos padecen y que están ligadas a su origen.

Cada pueblo tiene características genéticas particulares que influyen en lasa enfermedades que contraen, a continuación el director del CIGG menciona algunas particularidades propias de la genética de los ecuatorianos: En Ecuador una de cada 527 personas tiene síndrome de Down, es decir, es mucho más frecuente que en otras partes del mundo donde el índice es de 1 por cada 2 mil. En el país hay 1%, de predisposición al contagio de VIH, mientras que en el norte del mundo (Europa) es de 26%. El gen que falla y genera fibrosis quística está presente en una de cada 25 personas en el norte del mundo, mientras que en Ecuador el índice es de 1 por cada 200 o 250 personas. La intolerancia a la lactosa y la enfermedad celiaca es más frecuente en Ecuador que en Europa, porque las personas con más genética indígena son más intolerantes a la lactosa y al gluten. En el mundo la Leucemia (cáncer en la sangre) es más común en la población africana; sin embargo, en Ecuador es más frecuente entre los indígenas. Los ecuatorianos tienen un gen que es más susceptible a infecciones por Helicobacter Pylori (que ocasiona la gastritis). 


sábado, 13 de julio de 2019

Waoranis: Corte de Ecuador confirma fallo que veta a petroleras en área indígena



La justicia de Ecuador confirmó el jueves (11.07.2019) un fallo que impide el ingreso de empresas petroleras a 180.000 hectáreas del vasto territorio de los indígenas waorani en la Amazonia, proyecto que era impulsado por el gobierno.

Una sala de la Corte de Justicia de la provincia amazónica de Pastaza decidió "negar el recurso de apelación" presentado por el Ministerio del Ambiente y la Procuraduría (abogado del estado), según su resolución. Al rechazar la apelación, la corte ratificó el fallo de primera instancia dictado por un tribunal inferior de Pastaza en abril último, dentro de una acción de protección planteada por los waorani de esa provincia para mantener sus 180.000 hectáreas libres de la extracción de crudo.

Esa demanda fue presentada contra las carteras del Ambiente y de Energía y Recursos Naturales No Renovables, pero ésta última decidió no apelar la sentencia. La sala de la Corte se instaló el pasado 1 de julio en la localidad de Puyo (este y capital de Pastaza) para conocer el recurso de apelación. En la acción de protección, los waorani lograron el fallo a su favor al argumentar que existió una violación al derecho constitucional a la autodeterminación de los pueblos y a la consulta previa, libre e informada sobre planes de explotación de recursos no renovables en sus tierras.

Como medida de reparación, el tribunal dispuso que el Estado realice una nueva consulta. El ejecutivo sostiene que cuenta con los permisos para licitar el denominado bloque petrolero 22, que incluye 180.000 hectáreas del territorio waorani en Pastaza, gracias a una consulta realizada en 2012 a los nativos. Sin embargo, los waoranis alegan que los funcionarios llegaron entonces en avioneta y obtuvieron el aval con engaños, comida y refrescos.

Con unos 4.800 miembros, los waorani son dueños de unas 800.000 hectáreas de selva en las provincias de Pastaza, Napo y Orellana, una pequeña parte de la cuenca amazónica ecuatoriana. La ley reconoce la jurisdicción indígena, pero mantiene la potestad del Estado sobre el subsuelo. A raíz de la demanda, el Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables señaló que el bloque 22 "actualmente no se encuentra en proyectos de ser licitado".

La argentina Tecpetrol había desistido previamente de presentar una oferta debido a la falta de reservas de crudo como para afrontar el riesgo de las inversiones en esa zona petrolera. El Estado corre el riesgo de que esta sentencia histórica detone un conflicto con otros pueblos indígenas que también han sido consultados para consentir el ingreso de petroleras a sus tierras, tras lo cual han mostrado inconformidad.

Fuente: Deutsche Welle - 12 de Julio de 2019

DW es una Emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas.



jueves, 7 de febrero de 2019

Mural de 50 metros visibiliza la lucha de mujeres indígenas en Ecuador



Seis mujeres de nacionalidades amazónicas y tres andinas aparecen retratadas con sus atributos característicos en un mural de 50 metros en un edificio de Quito, para recordar a los viandantes que son custodias de la naturaleza.

Estas vigías se ubican en la base de la obra monumental, con sus vestimentas ancestrales y algunas con sus rostros pintados por ellas mismas, junto a dos elementos fundamentales para su sustento y tradición: la yuca y el maíz.

Sobre ellas, se alza vegetación selvática y una niña desde cuyas manos emana agua, también una luna llena cenital, un pájaro de nombre Iluku relacionado con mitos mágicos en la cuenca amazónica, un volcán nevado andino y un campo rural incrustado en una hoja desde la que cae una gota a otra que alberga una ciudad.

"Lo que simboliza es la lucha de las mujeres en resistencia en defensa de la vida de la madre Tierra, de la semilla, de la 'Aipa Mama' (voz quichua para tierra)", explicó a Efe Carmen Lozano, una de las retratadas, natural de la provincia de Loja (sur de Ecuador) y representante de los pueblos kichwas saraguros.

Esta dirigente indígena figura abrazada en el enorme grafiti a una planta de la que emana una gran mazorca, que explica, "es fuente de vida, de lucha y reivindicación de los pueblos".

"Es un elemento muy sagrado porque es símbolo de resistencia y de alimentación de nuestros abuelos, como herencia que nos han dejado", afirma sobre el maíz, que representa también la fertilidad y la procreación con sus múltiples granos.

Lozano defiende su cultivo tradicional frente a la amenaza de los granos transgénicos, y enarbola la lucha por el agua, el aire y la tierra, frente a las empresas trasnacionales mineras, petroleras o hidroeléctricas.

Sus compañeras amazónicas, por ejemplo, luchan por una selva libre de explotación industrial para que siga siendo considerada el pulmón del mundo.

La obra de arte urbano se emplaza en una de las paredes del edificio de oficinas El Girón, ubicado en las proximidades del centro histórico de la capital, aledaño a varias universidades y una calle generalmente transitada por estudiantes y vehículos.

Se trata de "un recordatorio permanente de que somos defensoras de la Pachamama (madre tierra) y de unidad con todos los sectores", afirma por su parte Blanca Chancoso, otra dirigente que figura en el mural, oriunda de Otavalo, provincia andina de Imbabura.

Con un collar dorado conocido con Walca y una tradicional blusa bordada, esta "guardiana" sostiene que el compromiso con la defensa de la naturaleza debe ser "conjunto de la sociedad" y aunque no se considera una feminista, reconoce que la obra pretende "dar voz a las mujeres invisibilizadas".

Su compañera Josefina Lema, también líder en Otavalo, arguye que "las mujeres somos responsables de nuestros alimentos, medicinas, sabiduría y sitios sagrados" y su papel "es seguir resistiendo".

Y fue ese sentimiento de lograr una voz y visibilidad el que las llevó a participar en la obra.

La iniciativa surgió precisamente al quedar excluidas varias de estas protectoras de la tierra, el agua, las semillas y su cultura, de un encuentro sobre desarrollo sostenible urbano en Quito.

"Pensamos que hacer un mural podría ser una buena opción y hacerlas formar parte de la conversación", explicó a Efe desde Nueva Jersey (EEUU) uno de los artistas que retrató sus rostros, el ecuatoriano Raúl Ayala.

"Yo entré como parte del proyecto como aliado mestizo y fuimos bien sensibles con las representaciones", contó Ayala quien plasmó, por ejemplo, el mito de Nunkui, la niña convertida en metáfora del conocimientos del mundo femenino como la agricultura y la cerámica.

El pintor conoció en 2014 a Mona Caron, alma mater de la pintura, al calor de las acciones impulsadas por el movimiento global por la justicia climática en Nueva York, que los hizo coincidir en las marchas por las calles de París durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21).

En su concepto de lucha planetaria, ambos artistas junto a varias organizaciones ecológicas locales lograron reunir fondos para iniciar el proyecto en 2016 con los retratos de las mujeres indígenas, y que concluyó el año pasado con el resto del mural.

Para ello, Caron realizó varias visitas de campo a la Amazonía y la región andina ecuatorianas para empaparse de la cosmovisión de las dirigentes y sus principales reivindicaciones.

Desde San Francisco, la autora explicó que la obra celebra "ese bien común vital que debe preservarse como la biodiversidad, el agua, la tierra, la cultura y el conocimiento ancestral".

"Mi objetivo fue que el mural inspirara a la gente a valorar estas cosas, despertara curiosidad acerca de estas mujeres y sirviera de plataforma para su activismo", concluyó.

Fuente: Agencia EFE - 6 de Febrero de 2019

martes, 4 de septiembre de 2018

Euador: Las simbologías de culturas ancestrales, en una compilación

La Fundación Sinchi Sacha crea el primer Catálogo de Iconografía Ancestral del Ecuador. Recoge 2 500 representaciones iconográficas. Como dice el antropólogo Juan Martínez Yánez: “La diversidad de la iconografía de pueblos ancestrales es lo que está en el Ecuador profundo, en la piel del país”. Hace dos años, Martínez y un equipo profesional de la fundación Sinchi Sacha se propusieron investigar, sistematizar y registrar los íconos del patrimonio ancestral del país. El trabajo fue auspiciado por la Unión Europea y contó con el apoyo del Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro). Tras la búsqueda en museos, horas de lecturas, días bajo el sol en reservas arqueológicas y exploraciones del sistema Ábaco del INPC, redibujaron alrededor de 2 500 representaciones iconográficas, dando como resultado el primer Catálogo de Iconografía Ancestral del Ecuador. Así cuenta Margarita Romano, comunicadora de la fundación. Se identificaron 14 áreas culturales y entre 36 y 40 filiaciones o pueblos tradicionales. Martínez explica que cada uno de estos territorios tenía una especificidad cultural convirtiendo al Ecuador en uno de los países más diversos artística y artesanalmente. Afirma que el país tiene una tradición artesanal milenaria “única en el mundo”. La simbología ancestral pertenece a pueblos que vivieron hace 4 000 y 5 000 años. Representan la cosmogonía, la sabiduría, la sociedad, la naturaleza y el género, en aquellos tiempos. La variabilidad del arte en cada territorio está relacionada con los materiales de los que disponían, con sus creencias, con la forma de abstracción y expresión, y con la organización social y los arquetipos. ​ A través de rituales chamánicos se logró interpretar 400 iconografías de diferentes culturas, cuenta Martínez. 

Cosmogonía 
El origen cósmico:El giro del universo, como causalidad, es regalo de los dioses, como la semilla sembrada en la tierra fértil. 
El tiempo cíclico: Las cuatro edades del ser: la travesura infantil, el ímpetu de la juventud, la experiencia del adulto y la serenidad del anciano. 
La muerte y los ancestros: Espíritu de los muertos: La muerte es un estado más en este largo viaje. El sabio espíritu de los muertos nos acompaña. 


Género 
Sexualidad y fecundidad: Para que llueva y que el ciclo de la fecundidad llegue, para que fluya la vida, se hace cantar a las ranas, se teje el tiempo en forma de caracol y se siembra. 
Belleza: Sabia mujer de fuego es Yachag, vigilante de Venus, ser poderoso a cuyo paso lo enciende todo por los cuatro costados. Solo sus ojos son visibles. Solo su fuego sagrado, flama hermanada con las estrellas. 
Mujer y género: Donde nace la luz, en los confines del cielo coronados por los astros, se despliegan los caminos celestes en la forma del caracol. Se repite el camino del agua en la tierra y el camino de la vida gobernado por la mujer. 


Sabiduría ​ 
Chamanismo:La divinidad habita dentro del Shamán. De la oruga ha nacido la mariposa, del Shamán ha nacido el sabio dios mono. 
Sabiduría y conocimiento:Del espíritu del murciélago se extrae su conocimiento, para que los ancianos tomen las mejores decisiones.  

Sociedad y naturaleza
Poder: Has de nadar con tu felina rapidez en las aguas del tiempo y rugirás con esa ferocidad única que deja inmóviles a los seres, tomarás yagé, y podrás ver el jaguar en el agua. 
Diversidad: El tejido universal: femenino y masculino, los seres se unen por la faja universal, la divinidad está emparentada con la humanidad. Comunidad / individualidad: Cuatro hermanos juntan su empeño para la cacería y lo prometen con sus lanzas simétricas y perfectas, con sus cuerpos y su centro. 
Seres de la naturaleza: Las huellas son el centro y la guía: el punto de atracción. Hacia allá se dirigen todas las miradas. Los animales son apenas una subsecuencia. 

Fuente: Diario El Comercio (Ecuador)




lunes, 26 de febrero de 2018

Prevén proyecto de conservación de lenguas ancestrales en Ecuador



Escrito por Luisa Bermudez

La Conferencia General de la Unesco incluyó la presentación de la colección pedagógica: "El despertar de las lenguas".

El proyecto de conservación de lenguas ancestrales se propuso en medio del Día Internacional de la Lengua Materna.

Estas actividades forman parte de la política que defiende hoy Ecuador a favor de la conservación de los idiomas ancestrales.

A este encuentro asistieron representantes de la cancillería del país suramericano; pertenecientes a las 14 nacionalidades y 18 pueblos originarios.

Además, dieron a conocer temas relacionados con el trabajo del Ministerio que impulsa la apreciación y uso social de mecanismos de comunicación.

En el encuentro se resaltó la política inclusiva que despliega la creación en el marco de su visión de democratizar la carrera diplomática.

Se pretende beneficiar esas comunidades y coincidieron en la importancia de mantenerlas visibilizadas.

El programa por la memoria internacional, publicada el 21 de febrero de 1999 por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), incluyó la presentación de la colección pedagógica: “El despertar de las lenguas”

Asimismo, otras provincias como Azuay desarrollaron actividades que incluyeron ponencias de investigadores y miembros del pueblo shuar, saraguro y quichua.
Países latinos conscientes de la importancia de preservar las lenguas ancestrales.

En las exposiciones hablaron acerca de la importancia de mantener las lenguas ancestrales vivas.

Ecuador al igual que México, Colombia y Venezuela están ideando planes para que se conozcan estos idiomas y perduren en el tiempo.

Las convocatorias sirvieron además para promover la inserción de la enseñanza de esos dialectos en el actual sistema educativo, para evitar que se pierda esa parte de las raíces de este territorio andino.

Este año, la festividad se llevó a cabo bajo el tema propuesto por la Unesco:

“Preservar la diversidad lingüística y promover el plurilingüismo para apoyar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

El proyecto coincide en llevar las lenguas con más riesgos de extinción a las escuelasdel Estado. De esta manera se dará a conocer el origen de los pueblos.

Fuente
Segundo Enfoque – 25 de Febrero de 2.018

lunes, 27 de noviembre de 2017

Arte Tigua en la Ronda: Tradición, Historia y Cultura.


En el año 1970, los hermanos; Julio, Alberto, José Toaquiza Tigasi, pertenecientes a la comunidad Tigua Chimbacucho, empezaron a visitar varias comunidades y recintos indígenas en el Ecuador, donde compraron diversos objetos ancestrales para su posterior comercialización en los Museos de Antigüedades, uno de ellos encontró un viejo tambor donde aparecía dibujado “Las Fiestas del Danzante de Pujilí” Corpus Cristi, este objeto fue adquirido en la comunidad de Alpamalac; máscaras talladas en madera de capulí y aliso, estas eran pintadas y cuyas representaciones eran carishinas, monos, perros y tigres, el recorrido continuaba y a su paso encontraron mercadería y joyas de plata entre estas los bastones de mando, para finalmente viajar a Quito y vender estos valiosos objetos cuya identidad pertenecía a la cultura Originaria de Tigua y de los pueblos indígenas del Ecuador.

Posteriormente en febrero de 1996 es creada y aprobada jurídicamente “La Asociación Artesanal de Producción Artística de la Cultura Indígena Andina de Tigua”, cuya intención es comercializar y distribuir artesanías en diferentes estilos, como: Cuadros pintados en piel de oveja curtida, máscaras talladas en madera, cofres, bateas, charoles, porta vasos, porta platos, portarretratos, pocillos, porta retratos, platos bases, porta calientes, cruz, separadores de libros en cuero, bisutería en chaquiras, tejidos en lana y bordados, entre otros. La estrategia principal es florecer la economía de cada familia y trabajar de manera inclusiva.

En la actualidad artistas selectos se encuentran ya en la Ronda desde hace un año, con el único propósito es hacer conocer el arte desde cerca con eventos demostrativos en vivo.


Pintor de la primera generación, quien llevo a innovar las piezas artesanales con símbolos y colores tradicionales de Tigua en artesanías artísticas en madera de aliso.


Los colores de Tigua en la manos de J. Francisco Ugsha Ilaquichi, artista indígena, un líder que mira proyectos para florecer la economía de los demás artistas que tengas una calidad superior.

Rescatada por Juan Francisco Ugsha Ilaquichi. Los colores de Tigua son una verdadera tradición popular.

Hasta en esto tiempo son bien utilizados en todas las fiestas indígenas, la historia de la máscara viene desde muchos siglos atrás.


Quien inicio sus primeros rasgos sobre cuero de oveja con plumas de aves y cabellos de niños.
Sin duda este es uno de los símbolos convertidas en mascaras de madera que relatan los hechos históricos de nuestras fiestas auténticas de nuestros indígenas quienes en agradecimiento por las grandes cosechas y otros celebraban el Inti Raymi.

Los Comunidades Ancestrales de Tigua en la provincia de Cotopaxi tienen una milenaria tradición artística y artesanal; probablemente la diversidad de pisos ecológicos, la belleza de sus paisajes y montañas influyeron en su desarrollo.  Como testimonio de este hermoso pasado artístico se encuentra en su iconografía y simbología, en la tradición alfarera, la orfebrería, los textiles y el misterioso arte rupestre amazónico-andino, entre otros.


Los Pueblos Panzaleos fueron quienes originariamente habitaron lo que hoy es Tigua, se conoce que estos pueblos de tradición andino-amazónica, promovían grandes encuentros culturales en las faldas del majestuoso y temido Volcán Cotopaxi, como  actos rituales de ofrenda, veneración o por temor a su fuerza telúrica.

Más adelante, con la llegada de los Españoles a territorios Panzaleos, en el año 1727, se asentaron órdenes religiosas, Agustinos y luego los Franciscanos, órdenes que llevaron adelante un intenso proceso evangelizador, y que sin lugar a dudas, promovió la incorporación de valores cristianos en el complejo mundo cultural que se estableció en las estribaciones del  gran Cotopaxi. Las comunidades de Tigua, asentadas en las cercanías de la hermosa laguna Quilotoa,   fueron el escenario de socialización y encuentro de pueblos que venían de la Amazonía y la Costa en el marco de festividades, lugar propicio para intercambiar productos, conocimientos y  tradiciones.

Los Incas, los Españoles y luego los colonizadores criollos comprendieron muy bien que este espacio de celebración ritual e intercultural tenía que ser sometido a los valores de los conquistadores.


Desde el siglo XVIII se impone un sistema hacendario, Tigua pasa a ser una unidad productiva,  bajo el sistema social y económico de la hacienda. A pesar de haber vivido bajo este régimen de sometimiento, las comunidades y pueblos indígenas continuaron con esta tradición festiva milenaria hasta hoy.

                 
Siendo la Fiesta como uno de los momentos sociales más importantes de la cultura andina, donde se expresa y recrea la reciprocidad, el intercambio entre personas y con la naturaleza. El tambor que convoca y anima el baile es el antecedente más significativo de la pintura Tigua; de otro lado, las máscaras de madera de  monos, perros, lobos y la karishina (hombre vestido de mujer que reparte el licor y anima la fiesta) recuerdan la visita que hacían los vecinos yumbos a las comunidades Tigua.

Es precisamente la fiesta andina, el escenario donde  se desarrollan las primeras expresiones del arte pictórico indígena de Tigua. La dedicación, esfuerzo y creatividad a la pintura y la talla de máscaras y otras, actividades lejanas al quehacer genuino de los indígenas en el campo, agricultores por antonomasia. Originalmente se  pintaban personajes festivos en las caras de los tambores. Por sugerencia de Olga Fisch(+) folklorista húngara, coleccionista de arte popular, pasan a pintar en bastidores manteniendo el cuero de borrego como soporte. Este cambio, que parece muy simple, provoca un salto ontológico; en sus manos se encuentra un objeto nuevo, diferente al tambor, una superficie plana y vacía y con ella, un mundo prometedor se abre frente a los pintores de Tigua, el bastidor abre el acceso a los infinitos caminos del arte pictórico. Este hecho motiva a hombres y mujeres de la comunidad a dedicarse al oficio pictórico,  que paulatinamente se convierte en una importante fuente de ingresos para sus frágiles economías.

Sin duda este es uno de los símbolos convertidas en marcaras de madera que relatan los hechos históricos de nuestras fiestas auténticas de nuestros indígenas quienes en agradecimiento por las grandes cosechas y otros celebraban el Inti Raymi.
En el año 2015, se hace presente los orígenes, con la inserción de íconos ancestrales en la pintura; un cambio significativo de esta etapa, marcan las conocidas pinturas de Tigua. En el retorno, en un contexto de búsqueda de los orígenes, a través de varias investigaciones y capacitaciones con ONG`S se desarrolla un proceso de sistematización y registro de la iconografía y simbología del Ecuador antiguo. Más de 2000 símbolos son transferidos para dos pintores de Tigua con excelencia artesanal del cual soy parte para que dialoguemos con ellos y podamos aprovechar y recrear la tradición artística milenaria. Ahora el reto es ampliar la temática de la pintura tradicional desde las raíces más antiguas del Ecuador. Colecciones de esta temática ya han sido reproducidas en algunas piezas que han empezado a deslumbrar al ojo sensible éstas nuevas propuestas y descubrimientos.

La pintura de Tigua sorprende con una trayectoria que marca la resistencia, la continuidad y el cambio de una tradición artística única, que encontró en la plástica la posibilidad de expresarse, dialogar y representar de una manera estéticamente bella con las iconografías.





Fuente: Blog Luisaugshaugsha de Tigua para el Mundo.
Artista autodidacta de profesión Ingeniero en Administración, que rescata las tradiciones y valores de nuestros abuelos y ancestros

https://luisaugshaugsha.wordpress.com/tag/mascaras/