Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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domingo, 2 de marzo de 2025

Ni Incas, ni Mayas: cuál es la civilización más antigua de América que existió hace más de 2000 años



A lo largo de la historia de América, siempre se concibió que las civilizaciones precolombinas más importantes y de alto impacto en el continente fueron las Mayas, Aztecas, Incas y Olmecas, en particular por sus desarrollos e infraestructura. Sin embargo, esta semana en Perú, la comunidad arqueológica celebró el 25 aniversario del descubrimiento de la cultura más antigua de la región.

Se trata de Caral, una comunidad que se ubicó en la ciudad actual que lleva su nombre. La misma está en el Valle de Supe, en la costa del norte y centro del país sudamericano. Este yacimiento tiene una dimensión de 66 hectáreas y es considerado el más grande de América.

Los registros históricos coincidieron en que es la civilización más antigua de todas y su origen se remontaría a hace 5000 años. De acuerdo a las investigaciones, se conoció que las personas que allí vivieron desarrollaron técnicas de cultivo y pesca que les permitió superar las condiciones extremas de esa región particular.

La ciudad se construyó frente a la costa del Pacífico, por lo que tenían acceso a recursos marinos sin iguales, gracias al abundante alimento, el número de su población creció y se consolidó como la primera tribu peruana más grande e importante antes que los Incas.

Antes de la creación de Caral, las comunidades estaban esparcidas en pequeñas aldeas que intercambiaban entre sí los productos que fabricaban o cosechaban. Una vez que esa ciudad se erigió, comenzaron a aparecer los primeros centros urbanos, entre el 2550 y el 2400 a.C.

Gracias al progreso que forjaron, su expansión territorial se extendió hasta el norte de Perú, según los vestigios de Ventarrón. Después de Caral, la capital de esa tribu, nacieron otros centros urbanos que respondían al poder central de la urbe.

En diálogo con National Geographic, la doctora Ruth Shady, directora de la zona arqueológica de Caral, explicó en detalle algunos de los avances tecnológicos de esa comunidad.

Según la experta, la sociedad Caral desarrolló un amplio conocimiento científico en diferentes materias, como la construcción, la recolección de alimento y la invención de herramientas y armas, entre otras cosas. Este tipo de objetos luego se intercambiaban entre las diferentes comunidades para obtener aquello que les hacía falta, como un trueque.

Ruth contó que la tribu Caral era muy amable con el resto de las civilizaciones más pequeñas y alejadas de su centro de poder, ya que compartían su conocimiento con el resto, a la vez que ellos también aprendían y adquirían cosas nuevas.

Cuando los arqueólogos desenterraron los restos de la capital, se encontraron con fragmentos de sodalita, un mineral que proviene de Bolivia; desechos del molusco Spondylus, muy característico de las aguas tropicales del Ecuador, y hasta implementaron un ritual funerario típico del norte de Chile.

Entre los hitos arquitectónicos, se destacaron seis pirámides que se levantaron sobre una meseta, para protegerlas de los desastres naturales y los invasores. La experta definió su trabajo como “monumental”.

La disposición de los edificios fue muy diferente a la que más tarde establecieron, los Incas, una civilización más grande y poderosa que ellos. “Tenían plazas circulares hundidas, hornacinas, puertas de doble jamba, tecnología resistente a terremotos y plataformas escalonadas”, indicó Ruth.

En cuanto a las pirámides, cada una de ellas tiene escaleras centrales que se orientaron según determinadas estrellas. Cada monumento tenía un fuego central y conductos subterráneos que canalizaban la energía del viento.

Acerca del fin de la comunidad Caral, la experta adelantó que en la actualidad hay 12 arqueólogos en el yacimiento con el objetivo de “conocer el sistema social de la civilización Caral y los cambios que se fueron dando a lo largo de los mil años, de gran prestigio y desarrollo alcanzado, hasta que entró en crisis y colapsó por un intenso cambio climático, que transformó el valle productivo de Supe en tierras arenosas con dunas, afectado por una prolongada sequía”.


Fuente: Diario La Nación - 15 de Febrero de 2025
https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/en-las-redes/ni-incas-ni-mayas-cual-es-la-civilizacion-mas-antigua-de-america-que-existio-hace-mas-de-2000-anos-nid11022025/?fbclid=IwY2xjawIxHUZleHRuA2FlbQIxMQABHdgBIxJ5W7xgPKNzpyeVlu_O8-ndIzyVES0TcdOEUQZZluUV92qIK9ho6g_aem_fZA17fbhT20PF7vLcbzYBQ

sábado, 19 de febrero de 2022

Tragedia en Corrientes: las impresionantes imágenes de los incendios que consumieron 600 mil hectáreas



Los incendios ya consumieron una cifra cercana a 600 mil hectáreas entre las que se encuentran zonas de los Esteros del Iberá, en Corrientes. Las llamas devoraron campos completos y se desplegó un operativo de autoridades locales, nacionales y provinciales. La flora y la fauna de los Esteros del Iberá corre serio peligro.

Fotografías tomadas por Emilio White.

Fuente: Diario La Nación (Buenos Aires).

17 de Febrero de 2022
















lunes, 3 de enero de 2022

La Ruta de la Selva Misionera



Paisajes tropicales, tierra colorada y el poder de las Cataratas.

Ingresar al maravilloso mundo de la selva misionera es atravesar caminos de tierra colorada, bañarse en cascadas y ríos, acampar bajo las estrellas o descansar en un hotel de diseño, observar aves y encontrarse con la mayor biodiversidad del país. Es también probar sus pescados de río y la gastronomía del litoral en un destino icónico del turismo nacional e internacional, que está vigente todo el año. La Ruta Natural, impulsada por el Ministerio de Turismo y Deportes de La Nación, reúne una serie de circuitos a lo largo de todo el país con una importante oferta de experiencias asociadas al turismo de naturaleza. Una de ellas, este viaje mágico a la selva y al poder de las Cataratas de Iguazú.


Una postal que no se olvida

La puerta de entrada a este destino es el PN Iguazú. Fundado en 1934 y declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1984, se encuentra a menos de 20 kilómetros de la ciudad. Entre senderos con monos caí, ardillas serelepes, corzuelas, zorros del monte y los grandes protagonistas, los amistosos coatíes, se accede a las vistas más espectaculares de las Cataratas. Uno de los grandes espectáculos para el visitante atento y paciente son las mariposas de colores vivos y gran porte. Además, es uno de los lugares con mayor diversidad de aves de Argentina. Eso incluye especies como tucanes, colibríes, urracas, yacutingas y muchas otras. Las Cataratas con su brisa fresca son la recompensa a un camino largo pero hermoso por la selva.



La pared de agua: los Saltos del Moconá

En Misiones en casi todos los pueblos y ciudades hay balnearios, cascadas y arroyos que invitan a hacer una parada, acampar, practicar deportes náuticos o darse un chapuzón. Para quienes desean quedarse por varios días en las vacaciones de verano, o para quienes ya recorrieron las pasarelas de las cataratas, el Parque Provincial Moconá es un excelente plan. Sobre el río Uruguay se encuentran los imponentes Saltos del Moconá, una serie de cascadas longitudinales de 3 km de largo que conforman un paisaje único en la frontera con Brasil. Se accede fácilmente desde El Soberbio, siguiendo la     Ruta Costera 2, que ofrece miradores con hermosas vistas sobre la selva y el río.


64 metros de belleza

Desde Aristóbulo del Valle, en el centro de la provincia, el Parque Provincial Salto Encantado tiene una protagonista principal: una cascada de 64 metros de alto, a la que se accede por hermosos senderos que recorren la selva. Con buena infraestructura y fácil acceso, es un plan para recorrer la ruta escénica 7 que atraviesa parte de las sierras centrales de Misiones y permite ir parando en los distintos miradores con increíbles vistas panorámicas de la selva y al valle del arroyo Cuña Pirú.


Desde Puerto Iguazú, quienes quieran vivir experiencias en contacto con la selva pueden recorrer la RP 19 que atraviesa el Parque Provincial Urugua-í, y llegar hasta la pequeña localidad de Andresito, una zona de ecoturismo muy centrada en la conservación y el avistaje de aves. Desde acá se accede a varias reservas naturales públicas y privadas que ofrecen alojamiento y actividades en el corazón de la selva. Se puede caminar por los senderos de interpretación para ver a los monos caí o carayá. Con mucha suerte, se pueden ver zorros o incluso yaguaretés.


Parque Provincial Teyú Cuaré

En el sur, cerca de Posadas, se destacan el Parque Provincial Teyú Cuaré con sus grandes paredones de roca sobre el Río Paraná. Situado en San Ignacio, sus cavernas naturales sirven de refugio a numerosas especies de murciélagos. Es un sitio de valor histórico y cultural que ha servido de inspiración al escritor Horacio Quiroga, autor de los famosos Cuentos de la Selva.

Vivir la selva desde adentro

Treinta km al norte de San Pedro, la zona donde crece el pino Paraná, se encuentra el Parque Cruce Caballero. A los helechos arborescentes con cinco metros de altura se suman el laurel, el guatambú y las orquídeas que crecen en la selva mientras los monos carayá saltan en la copa de los árboles. Se puede planear un recorrido en un sendero más sencillo y abierto o, para los aventureros, en otro sendero agreste que va por debajo del techo verde, con declive y en plena selva.


Parte del patrimonio histórico

En el corazón mismo de la selva tropical, San Ignacio Miní (el área mejor conservada), Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto y Santa María la Mayor. son las las ruinas de las misiones jesuitas. Construidas en territorio guaraní durante los siglos XVI y XVII, reunen una serie de edificaciones alrededor de una plaza central donde se encuentran: la iglesia, la Casa de los Padres, el cementerio, las viviendas y el cabildo, construidas con grandes piezas de asperón rojo, una piedra local que le da su aspecto tan particular. Fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1984.


La Ruta de la Yerba Mate

Es un plan para los amantes de la bebida nacional. Se puede descubrir la historia de esta bebida y visitar los establecimientos yerbateros que producen para todo el país y hacer degustaciones de las distintas variedades.

Fuente
Diario La Nación - Buenos Aires
Verano del año 2022

https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/la-ruta-de-l20a-selva-misionera-nid14122021/?utm_source=facebook&utm_medium=cpc&utm_campaign=trafico_alcance_contentlab&utm_id=lugares_viaja&fbclid=IwAR0KgDe_0AObjS4YStTjgw-z_R-7KalMXwi7rwBvJP8rRShPavjNYJKHIhQ



miércoles, 20 de octubre de 2021

Viaje a lo profundo de la selva misionera para conocer la intimidad de una aldea

Viaje a lo profundo de la selva misionera para conocer la intimidad de una aldea mbya

La comunidad guaraní que se reinventó mostrando su cultura al turismo
Escrito por Leandro Vesco - Diario La Nación (19 de Octubre de 2021) - Puerto Iguazú - Misiones.

Fotografías: Hernan Zenteno.

La comunidad guaraní Fortín Mbororé es una de las 15 que en el último tiempo tomaron la decisión de abrirse al turismo comunitario.
La selva es una cortina impenetrable de palmeras, arbustos y árboles. Dominan los tonos verdes y las mariposas multicolores. El cuadro se completa con senderos de tierra roja muy intensa y algunos caminos con piedra laja. Misiones es un territorio exuberante. Toda clase de aves y animales cuelgan de los árboles, orugas y hormigas de gran tamaño se confunden con la vegetación. En uno de estos senderos está la comunidad mbya Guaraní Fortín Mbororé, una de las 15 abiertas al turismo comunitario. “Es una manera de mostrar nuestra cultura en la selva, que es nuestra casa”, dice Delfín, de 32 años, miembro de la etnia.


La actividad se resume en caminar por la selva por senderos interpretativos dentro de la propia aldea que es la más numerosa de la etnia Mbya con 1200 habitantes. Viven dentro de la selva con sectores dedicados a la agricultura. Un guía explica el modo de vida que llevan, y que intentan proteger. “Ahora las mujeres pueden ser caciques, y pueden votar”, dice Delfín, que en guaraní se llama Tupá Rapa´Yju Poty (significa Hombre Cazador). Camina descalzo. “No estamos acostumbrados a las zapatillas”, aclara.

El centro de Puerto Iguazú está a 15 minutos. La convivencia con “el hombre blanco” es total y diaria. La comunidad tiene una escuela primaria y secundaria, ambos niveles bilingües. Hablan un guaraní que se diferencia con el llamado “criollo”, y que se referencia con el que se habla tierra adentro en Paraguay. “Tenemos cuatro maestros que fueron allí para poder aprender a escribir nuestra lengua”, afirma Delfín. El dialecto Mbya nunca fue escrito, sino que se aprendió en forma oral. “Ahora los niños pueden aprender a escribirlo”, agrega.


Están preocupados en la comunidad. La cercanía con la ciudad les plantea desafíos. Esta apertura con grupos de turistas les sirve para socializar sus problemas. “Los jóvenes están perdiendo la cultura guaraní —dice Delfín—. Están siendo tentados por la tecnología”. Enumera esos enemigos: el celular, las tablets y las computadoras.

“Sabemos que el progreso es inevitable”, dice. Los adolescentes salen de la aldea y regresan con cortes de pelo “de gente blanca” y aritos o tatuajes. “Los tatuajes son ancestrales y solo algunos hombres podían tenerlos, cazadores y el chamán”, explica. “Aritos y collares hemos tenido, pero siempre de madera o semillas”, agrega y así cuestiona el material de estos elementos nuevos que llegan a la comunidad.

“¿Qué pasará en 15 años? Podemos desaparecer”, dice Delfín. Mientras expone sus temas, conduce al grupo al interior de la selva. Es un grupo pequeño de turistas, no más de 20. Llegan de todas partes del país. Las Cataratas del Iguazú están a pocos kilómetros. La pandemia provocó interés en conocer más de este territorio selvático y tropical. Los Mbya viven en el corazón de una tierra por momentos impenetrable.

Las casas de los Mbyas son básicas, de madera, con techo a dos aguas. Siempre hay un fuego encendido. Alrededor, la tierra roja salpicada con hierbas y plantas. Algunos tienen sus huertas. No existen las comodidades urbanas. “No somos pobres, vivimos como queremos”, aclara Delfín. Pero reconoce dónde está la pobreza para los Mbyas en el siglo XXI: “En la selva, antes, era nuestra, ahora tenemos muy poco espacio”, enfatiza.

Cazadores y recolectores, nómades; así eran ancestralmente. Ninguna de las tres cosas pueden hacer hoy. “Apenas tenemos 230 hectáreas”, agrega. No hay resignación ni tristeza en su mirada. “No podemos frenar este realidad, pero sí conservar nuestra cultura”, reconoce.


“No somos ricos y buscamos nuestras maneras de generar dinero”, afirma. El turismo comunitario es una de ellas, pero también lo que cultivan. Remolacha, maíz, papas, zapallos, mandioca. Son todos productos orgánicos muy apreciados en ferias y restaurantes.

“El cacique es elegido por todos”, dice Delfín. Cuando cumplen 12 años, los jóvenes son considerados adultos. Pueden votar. La manera de hacerlo es igual hace siglos, se paran los postulantes y cada votante se posiciona detrás de su candidato, el que tiene la fila más larga, gana. No hay una duración determinada de mandato. “Si hace las cosas bien, puede estar toda la vida”, afirma. El cacique se encarga de gestionar para la comunidad, pero para mantener el orden interno, está el vicecacique, que tiene sus sargentos y cabos. Todos son voluntarios, nadie cobra por estos trabajos.

La condición para tener estos cargos es saber hablar y escribir español. ¿Qué pasa si el cacique no hace bien su trabajo? “Esperamos cinco o seis meses y llamamos de nuevo a elecciones para elegir uno nuevo”, afirma Delfín.


Otra autoridad muy respetada, y que es de por vida, es el chamán, el conocedor de los todos los secretos de la selva. “Mi abuelo es el chamán, pero él no puede ser visto por mucha gente”, cuenta Delfín. Es quien prepara todas las medicinas y quien bautiza. Determina el futuro del niño cuando le pone nombre. No los tienen inmediatamente después de nacer. Bautismo y casamientos solo se hacen cada 21 de septiembre, cuando se celebra el año nuevo guaraní.

Tienen una sala sanitaria, y tres veces a la semana vienen un clínico, un pediatra y un ginecólogo. “Antes de la medicina de ‘ajuera’, siempre usamos la nuestra”, cuenta Delfín. “Estamos en medio de una farmacia natural”, mira las plantas y los árboles. “El único que puede hacer medicina es el chamán”, dice. Señala árboles: uno se usa para recuperar el olfato, otro el apetito, la corteza de aquel para disminuir dolores menstruales. “Tenemos nuevas enfermedades, y no siempre los remedios naturales para curarlas”, señala en dirección a Puerto Iguazú.


Enumera a las papas fritas, palitos salados, galletitas, gaseosas y otras comidas de la ciudad como las razones de los cambios de hábitos alimenticios entre los más chicos. “Cuando el chamán se queda sin medicina de la naturaleza, vamos al médico de los blancos”, asegura Delfín, quien concurrió a la escuela en Puerto Iguazú, antes de que existiera una en la aldea. “En la ciudad aprendí una cosa: que tiene mucho ruido”, sentencia.

“Para nosotros la muerte es una cosa natural y alegre, parte de la vida, sabemos que nos vamos a un lugar mejor”, afirma. La cosmovisión es bella y muy humana. “Aguyjevéte”, dice Delfín. Es el saludo guaraní, levanta las manos para hacerlo: “Le pedimos al sol por nuestro bienestar corporal y espiritual”.

El recorrido por la selva incluye una degustación de comidas ancestrales. Mbeyu, chipa, remolacha dulce y miel. También muestran las trampas para cazar animales y la visita a un árbol sagrado. Todo finaliza con una danza típica con una melodía que acompaña un violín, resabio de la enseñanza que recibieron en las misiones jesuíticas.

“Caminamos descalzos porque recibimos la energía de la tierra”, explica Delfín. En el silencio selvático, se oye un sonido penetrante y eléctrico. “Es lo que nos pone nerviosos: la motosierra”, aclara. El desmonte, clave para la industria forestal, y para el avance de la agricultura, rodea a la comunidad.


“El avance de la desforestación les quita territorio, y no pueden vivir según sus usos y costumbres”, afirma Iván Piedrabuena, director General de Turismo del Ministerio Delegación Iguazú. En Misiones existen 124 comunidades guaraníes, aproximadamente una población de 10.000 personas. “Tienen que ir a buscar trabajo a la ciudad, y muchas veces sufren discriminación —afirma—. Aparecen problemas que no tenían, como ansiedad, estrés y vicios”.


En el año 2006 comenzó a trabajar, en colaboración con las comunidades Mbyas, con el Proyecto Mate, ofreciéndole capacitaciones para trabajar en el turismo comunitario, y así abrir su cultura con los visitantes y generar ingresos. “Sabemos que el turismo no es la panacea, pero encontramos a través de él un medio para abordar todas sus problemáticas”, asegura Piedrabuena.

La sociedad Mbya tiene un debate interno: algunos están en desacuerdo en mostrar su modo de vida a los turistas, pero para la mayoría es una de las pocas alternativas de conseguir beneficios económicos. “Creemos que el turismo comunitario es una manera para que puedan tener una mejor calidad de vida a largo, plazo”, concluye Piedrabuena.

jueves, 23 de septiembre de 2021

TRADUCTOR WICHÍ-ESPAÑOL: LO CREÓ UN CHICO DE 17 AÑOS EN SALTA Y ES UNO DE LOS DOS CANDIDATOS ARGENTINOS AL GLOBAL STUDENT PRIZE 2021 - MEJOR ESTUDIANTE DEL MUNDO


La aplicación móvil de Mario Maximiliano Sánchez se convirtió en uno de los proyectos nominados al Global Student Prize 2021, un galardón que entrega la Fundación Varkey junto con la Unesco para destacar las iniciativas que tienen un impacto directo en la sociedad

Mario Maximiliano Sánchez tiene 17 años y es miembro de la comunidad wichí de General Mosconi, Salta. Estudia en la Escuela de Comercio 5.005 Juan XXIII y es uno de los dos estudiantes argentinos nominados al Global Student Prize 2021, en el que también participan 3500 postulantes de 94 países. Es un galardón que entrega la Fundación Varkey junto con la Unesco.

Ya en su séptima edición, el Global Teacher Prize, dotado con un millón de dólares, es el mayor premio de este tipo y premia a docentes (las dos candidatas argentinas este año son la cordobesa Gisela Gómez y la platense Ana María Stelman); mientras que el Global Student Prize, que se encuentra en su edición inaugural, otorgará 100.000 dólares al estudiante ganador.

Mario Maximiliano Sánchez es uno de los candidatos argentinos; el otro alumno nominado es Lisandro Acuña, de 17 años, del colegio ORT de Buenos Aires, que creó LectO, una aplicación gratuita que, mediante un editor de texto, facilita la lectura y escritura de personas con dislexia.

Traductor wichí-español para ir la Anses

El objetivo de Mario Sánchez es crear un traductor de wichí al español, y viceversa. ¿Por qué? “Hay mucha gente que no entiende el lenguaje, y a la vez hay otra que no nos entiende a nosotros. Si tuviera la oportunidad de programarlo para todos, cada oficina de ANSES, por ejemplo, tendría un traductor para que cada persona pregunte y la puedan entender”, señala.

La mención al organismo estatal no es casual. No lo dice él, lo cuenta Eva Fernández, quien fuera su docente -hoy está jubilada- de primer año, y su principal referente. “Mario se dio cuenta que mucha gente se sentía mal cuando iban a la ANSES y que cuando empezaban a hablar, no los entendían. Eso a él le duele muchísimo. Y nadie los atiende ni les solucionaban el problema. Él mismo entonces iba y anotaba a sus compañeros en el Progresar. Iba casa por casa y les hablaba de otros planes, como el Potenciar Trabajo y les completaba los formularios”, explica.

Fernández es alguien clave en su vida. Ya jubilada, tuvo a “Maxi” primero en la escuela especial, donde ya de niño, y antes de su app hacía de interlocutor entre el español y el wichí, con los compañeros de la comunidad que iban a la escuela. Luego se reencontraron en el primer año del secundario, donde el vínculo se profundizó. “Siempre lo llevaba a distintas actividades extra, veía mucho potencial en él tanto para matemática como para lengua y literatura”. Cuando finalizó el año, para Maxi fue un trago amargo. “Me hizo un discurso muy bonito, donde me decía que no tuvo una persona que lo aconsejara tanto. Lloramos tanto que no nos soltamos más la mano”. Maxi no deja de nombrarla cada vez que puede: fue “gracias” a Eva Hernández, repite.

Tecnología para cambiar la vida

La pasión por la programación vino junto con la de arreglar celulares. “Desde los 14 años tuve ganas de aprender. Desde que tuve mi primer celular, me concentré en arreglar los celulares, me gustó, y cuando cumplí 15 me encantó la idea de crear mi propia app. Empecé con un juego de Tetris, después empecé un juego más en 3D, logré mi juego, pero nunca lo publiqué, lo creaba para mí. Después, porque un médico me dijo que tenía problemas de presión, creé una app que controla los pulsos del corazón”.

Sin embargo, durante mucho tiempo estuvo sin equipamiento. Lo ayudó un periodista local, Franco Hernández, quien tras un concurso de literatura en el que también Sánchez se destacó (Maxi ganó medalla de oro en las “Olimpíadas de Canguros Matemáticos”, y en este, el primer premio en el “Primer Concurso Provincial de Literatura”), se ofreció de intermediario para conseguirle un teléfono. Mientras tanto, “su” docente de la vida le prestaba su casa, su computadora, su conexión a Internet. Cuando eso o los datos de su plan no estaban disponibles, Maxi caminaba casi dos kilómetros para acceder al Wi-Fi público.


Para su maestra, un hijo más

“Es un hijo más para mí”, dice Eva. “Venía a mi casa a comer, siempre le dije que iba a tener un plato para él y para su familia”. Así pasó la pandemia. En búsqueda de datos, de equipos, de lugares, para cumplir con sus tareas. El Estado, el gran ausente, solo dijo presente para reconocerlo como el estudiante destacado nombrado por el Concejo Deliberante de General Mosconi en plena pandemia del 2020.

La casa donde vive Maxi tiene un solo ambiente. “Es como una carpa negra, como las que tapan los granos de trigo”, señala Eva. La abuela, con quien convive, no recibe pensión ni ayuda del Estado. “Tienen agua potable, luz, gas no, aunque pasan grandes cañerías cerca, pero no los conectan”, agrega la docente. Viven en su comunidad más de 40 familias. “Quedamos marginados por una cuestión de lenguaje”, repite Maxi.

“Él sueña con cambiar la vida de su comunidad, la de su abuela, la de él. Va a ser un gran líder”, se aventura Eva. “Hoy ya todos lo respetan. Y el día de mañana, no sé si voy a estar, pero seguro lo voy a estar acompañando desde donde pueda”, repite Eva. La misma a quien Maxi no deja de decirle gracias, mientras siguen pensando cómo ayudar a cambiar la vida de su comunidad.

Fuentes: Soy Salta y Diario La Nación * 20 de Septiembre de 2021.

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lunes, 30 de agosto de 2021

Carpinchos: indios y jesuitas ya hablaban de ellos

En los escritos del padre jesuita Florian Paucke se describían las costumbres de estos roedores también llamados “puercos de agua”.



El carpincho es un mamífero que vive en una geografía húmeda, a orillas de ríos, lagunas, bañados y en esteros flotantes, los llamados embolsados. Son herbívoros: una verdadera máquina de comer pastos tiernos para que no le crezcan sus dientes incisivos. Tienen una cabeza regular, orejas chicas, cuello corto, ojos redondos, con mirada achinada, patas cortas que terminan en tres dedos con uñas. Son animales pesados que pueden llegar a los 60 o 70 kilos y medir un metro.

Su nombre, hydrochaeris, significa “puerco de agua”. Los viajeros los mencionaban como: “puercos marinos, llamados capiguá, capibaras o carpinchos cuyo nombre deriva de una especie de yerba (Caá) que comen en tierra se los domestica rápidamente como lo probé con dos”, escribió el padre Cattáneo de la Reducción de Santa María de las Misiones del Uruguay en julio de 1730.

El jesuita Florian Paucke dejó registros de su paso por la Reducción de San Javier en Santa Fe, (1752), donde estaban los indios mocovíes “los carpinchos en guaraní se denominan capiguará, en lengua mocoví, nopuciaga, y en abipona etapenga.", no les gusta alejarse mucho de la orilla donde se zambullen en caso de ser perseguido, sea por la gente, sea por los tigres (yaguareté). Los indios comen con agrado su carne. Su grasa tiene olor y sabor a aceite de linaza me regalaban la piel de la barriga y el cuello en derredor del pescuezo junto con carne y grasa por ser lo mejor para comer tenían siempre una gran alegría cuando mataban un “puerco marino” y acompañaban esto con una gritería jubilosa... 
Los lechones son más sabrosos porque todavía no tiene un sabor aceitoso utilizan los cueros para sus canastos. Asan la carne junto a la piel, la maceraban con vinagre para que pierdan ese gusto repugnante el tocino es de dos dedos de grasa”.

Para cazarlos, escribió Paucke, “le arrojan el dardo cuando sacan la cabeza del agua y seguro que le aciertan. El dardo no se desprende hay que sacárselo a tajos, nadan con ellos presos a la orilla y lo terminan matando: 12 indios pueden devorar en una noche 43 carpinchos”

Germán Burmsmeister, eminente naturalista alemán, contó que en la gran creciente del Paraná, en febrero de 1858, vio pasar a carpinchos refugiados en camalotes o islas flotantes. “La carne es comestible y el cuero se aprovecha para correas y sobrepuestos”, escribió.

Según el indio toba Clemente López: “el carpincho tiene una carne muy sabrosa, siempre que previamente se le retire la catinga” (olor muy fuerte y desagradable), también, recordó “aprovechamos el cuerito equivalente a la palma de las manos con el cual fabricamos collares muy indicados para suavizar los efectos de los resfríos fuertes o gripes”.

Son mansos, pero hay veces que se agarran entre sí, se muerden dejando heridas profundas. Cuando se enojan, se encrespan y emiten estentóreos gritos. Es un gran nadador, capaz de sumergirse bajo el agua hasta 10 minutos y conviven con el yacaré como buenos vecinos. Tienen una relación simbiótica con los pájaros como el picabuey que estacionan sobre el lomo y le comen las garrapatas.

Ceferino Palma, otro observador, cuenta que salían a cazar carpinchos, a “linternear”, cuando salían de noche a comer, “siempre que el viento estaba en contra, porque tienen mucho olfato y desaparecen rápidamente en el agua. Por sus excrementos frescos, que son como una aceituna, sabíamos que andaban por ahí”. Y relata: “para cazarlo poníamos en la entrada de las sendas o subideros, por donde entran y salen a sus nidos, un cable que al pasar le enlazaba el cuello. Duermen en lugares inaccesibles, sobre nidos de totora, resaca de follaje, juncos que ellos hacen sobre los pantanos es un colchón de casi un metro, que puede aguantar el peso de una persona. Ahí tienen sus crías, que pueden ser de seis a ocho. Cuando se lo cría de guachito es muy dócil y defiende mucho la casa”.

Escrito por Susana Boragno.

Dibujo Florian Paucke

Fuente: Diario La Nación - 28 de Agosto de 2021.
https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/indios-y-jesuitas-ya-hablaban-de-los-carpinchos-nid28082021/?fbclid=IwAR15WzH8JrklXGaMzPwPFtPeFRMoObzX_fKcT4SsT-FqtR8A0hrFyocCzio

jueves, 26 de agosto de 2021

26 de Agosto: Día Nacional de la Solidaridad en Argentina



Se proclamó en nuestro país a través de un decreto presidencial de 1998 en homenaje a una de las mujeres más influyentes del siglo XX y que hizo de la ayuda al prójimo un modo de vida.

El 26 de agosto se celebra el Día Nacional de la Solidaridad en la Argentina, en recuerdo del nacimiento, en 1910, de la Madre Teresa de Calcuta, una de las máximas líderes de la paz mundial y emblema de la solidaridad como valor internacional.

Cabe aclarar que también existe el Día Internacional de la Solidaridad Humana, tomando lugar en el calendario cada 20 de diciembre y promovido por las Naciones Unidas.

Sin embargo, en la Argentina se eligió honrar a la Madre Teresa con esta decisión expresada en el Decreto Nº 982 en el año 1998, un año después de la muerte de la homenajeada, el 5 de diciembre de 1997.

Aunque en el país existen otros exponentes de la solidaridad para homenajear, la Madre en un símbolo global de este valor.

La solidaridad, según la Madre Teresa de Calcuta

Además de ser una Teresa no centró su trabajo únicamente en la India, sino que se convirtió de las mujeres más influyentes del siglo XX y la ganadora del premio Nobel de la Paz en 1979, la Madre Teresa fue una monja católica que dedicó su vida entera al prójimo, siendo el claro ejemplo vivo del concepto de solidaridad.

Aunque su obra se celebra en todos los países del mundo, la Argentina guarda una especial estima por su figura. La efeméride fue declarada “de Interés Cultural” y suele conmemorarse con actos que recuerdan su noble tarea.

Su función por la solidaridad comenzó desde muy joven. Sin embargo, en 1950 el Vaticano le dio autorización para formalizar su congregación llamada “Misioneras de la Caridad” y cuidar a los hambrientos, aislados, ciegos, desnudos, leprosos y todo aquel que “no tenga su hogar”, según sus propias palabras.

Las frases más resonantes de la Madre Teresa

La solidaridad es mucho más que “donar lo que ya no se usa”. Un gesto cotidiano, ofrecer tiempo para los demás y brindar apoyo y empatía a quienes más los necesitan es parte de lo que la Madre Teresa inculcaba con sus actos y frases destacadas:

“Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido”.

“Jamás he visto que me cierren una puerta. Creo que eso ocurre porque ven que no voy a pedir, sino a dar”.

“Hoy en día está de moda hablar de los pobres. Por desgracia no lo está hablarle a ellos”.

“Ama hasta que te duela. Si te duele es una buena señal”.

“El amor, para que sea auténtico, debe costarnos”.

“El silencio nos proporciona una visión nueva de todas las cosas”.

“Para que la oración sea realmente fructífera, ha de brotar del corazón y debe ser capaz de tocar el corazón de Dios”.

“Nuestras acciones sólo pueden producir frutos, cuando son expresión verdadera de una plegaria sincera”.

Diario La Nación (Buenos Aires) - 26 de Agosto de 2021


martes, 29 de diciembre de 2020

Argentina: Piden que el próximo censo incluya las lenguas de los pueblos originarios






¿Cómo se obtiene una educación de calidad cuando no se habla el mismo idioma? ¿Es posible defenderse ante la Justicia o contar con una buena atención sanitaria si hay una barrera idiomática de por medio? ¿Se pueden generar políticas efectivas y acortar brechas de acceso a derechos sin información estadística de calidad?

Movido por estas preguntas, un grupo de organizaciones indígenas –con el aval de numerosas instituciones del ámbito universitario nacional– viene solicitando al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en los últimos años que el próximo Censo nacional indague sobre la las diferentes lenguas que se hablan en comunidades de nuestro país. El último año, durante el Seminario Internacional de Pueblos Indígenas y Censo, realizado en el Auditorio de la Cámara de Diputados de la Nación, las agrupaciones entregaron en mano a la Directora de Población y Estadísticas Sociales del organismo, Gladys Masse, una petición en tal sentido con 2400 firmas.

Conocer la diversidad de idiomas que se hablan en el país es, según los referentes indígenas, un paso fundamental en múltiples sentidos. Por un lado, es una condición previa necesaria para que el Estado pueda generar políticas públicas y romper con la barrera idiomática que todos los días vulnera los derechos esenciales de los pueblos originarios de la Argentina. Por otro lado, promovería una mayor visibilización de la riqueza cultural de las comunidades.

Sin embargo, hasta el momento, el organismo no prevé incluir en el cuestionario censal una pregunta sobre la diversidad lingüística que se da en el seno de las comunidades originarias locales. LA NACION consultó al Indec si en el censo habrá una pregunta sobre las lenguas de las comunidades y la respuesta escueta y textual del organismo fue: “No, al menos en esta instancia”.

La inclusión de una pregunta lingüística colocaría a la Argentina entre los países de la región que ya han comenzado a seguir las recomendaciones del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade) acerca de incorporar, en los censos, preguntas que propicien una mayor visibilidad de las poblaciones indígenas.

“Con el cambio de siglo, en la región se fueron generando cambios sociopolíticos que consolidaron estándares de derechos de las poblaciones indígenas, avalados en el ámbito internacional por instrumentos como el Convenio 196 de la OIT o la declaración de Naciones Unidas de Pueblos Originarios de 2007, ratificados por la Argentina”, explica Fabiana Del Popolo, jefa del Área de Análisis Demográfico e Información en Población del Celade, División de Población de la Cepal.

Del Popolo explica que, en este contexto, los derechos lingüísticos están en el centro de las reivindicaciones de los pueblos originarios. “Son un elemento central de su identidad y fundamentales para la transmisión de la cultura. A través del idioma es que expresamos nuestra manera de ver el mundo. A lo largo de la historia en la región se menoscabó este derecho. Diferentes estudios muestran la progresiva pérdida intergeneracional de muchos idiomas. Y cuando un idioma indígena muere, se extinguen saberes y conocimientos”, reflexiona la especialista, quien asegura que en la ronda de censos que se inicia este año en América latina, se prevé que la mayoría de los países incorpore una pregunta lingüística.

La presidenta del Tejido de Profesionales Indígenas, Verónica Azpiroz Cleñan –organización que encabeza el reclamo ante el Indec-, sostiene que, en la actualidad, se estima que en nuestro país hay un total de 23 lenguas indígenas. Catorce de ellas se estarían hablando activamente y el resto se encontraría en proceso de retracción o de recuperación. A modo de ejemplo, solo en la provincia de Buenos Aires, el castellano convive con los idiomas mapuzungun, guaraní (del norte de Salta), qom y quechua/aymara. “Cualquier política lingüística requiere de información oficial previa y el próximo censo es una gran oportunidad para obtenerla”, afirma.

“No se ve la diversidad”

Hasta el momento, el próximo censo –previsto para noviembre del año próximo- solo indagará sobre la identidad indígena. El Indec informa que se incorporan dos nuevas preguntas que hacen referencia al autorreconocimiento indígena. Estas preguntas son:
1-¿Se reconoce indígena o descendiente de pueblos indígenas u originarios?
2-¿De qué pueblo indígena u originario?

La respuesta a la segunda pregunta será abierta, es decir, que deberá ser completada por el censista en función de la respuesta de la persona encuestada. Esta modalidad genera desacuerdo con las organizaciones indígenas, quienes sugirieron que la planilla censal contara con los nombres impresos de las diferentes comunidades, a fin de que el censista solo tuviera que marcar la opción correcta.

“Si no se los nomina específicamente, no se ve la diversidad de comunidades indígenas en las planillas censales. No están contando que en la Argentina hay 36 pueblos originarios vivos. Estarnos ante un proceso de invisibilización producto del racismo estructural que prima en muchas instituciones del Estado argentino”, sostiene Azpiroz Cleñan, quien agrega que una pregunta abierta da lugar a posibles errores.



“Todos tenemos una caligrafía diferente. Es impensable que la máquina que hace la lectura óptica de las planillas censales en la primera ronda de lectura pueda leer correctamente todas las planillas. Así que deberemos esperar hasta la segunda instancia, en la que esas planillas son leídas por personas. Pero eso también puede generar errores: en el apuro por avanzar con la lectura, se puede incurrir en interpretaciones incorrectas”, alerta.

Desde el Indec sostienen que “durante la actual etapa precensal, que se inició a partir de abril de 2017, la Dirección Nacional de Estadísticas Sociales y Población impulsó más de 80 de reuniones con otros organismos nacionales, provinciales, municipales y de la sociedad civil para conocer sus necesidades y analizar la inclusión de temas o la revisión de otros dentro de los cuestionarios censales, como parte de las tareas preparatorias y de planificación”. Asimismo, agregan que “se trabajó y se seguirá trabajando con los representantes de las comunidades”.

Sin embargo, Azpiroz Cleñan sostiene que, hasta el momento, el organismo no les dio una respuesta oficial sobre el pedido de la inclusión de una pregunta lingüística. “Hicimos una propuesta de una pregunta concreta pero todavía no obtuvimos respuesta. Si la intención es darles visibilidad a los pueblos originarios en el censo, el Indec debería dialogar con las comunidades, con toda esa diversidad”, reflexiona la especialista, quien participó del conversatorio “Hacia la ampliación de derechos lingüísticos en el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda”.

En este sentido, Del Popolo agrega: “Hay recomendaciones de la Cepal sobre que los pueblos originarios tienen que participar de manera efectiva en todo el proyecto censal: en las estrategias comunicacionales, en la traducción de las planillas y en procurar que haya censistas de la comunidad. La Argentina participa de la Confederación Estadística de las Américas, CEA-Cepal. Es parte de ella. Eso genera una obligación moral de los países integrantes a cumplir con los estándares”, concluye la especialista.

Por: Lorena Oliva

Diario La Nación (Buenos Aires) - 14 de Diciembre de 2020.

https://www.lanacion.com.ar/comunidad/racismo/piden-que-el-proximo-censo-incluya-las-lenguas-de-los-pueblos-originarios-nid14122020/




lunes, 21 de diciembre de 2020

Solsticio de Verano


El solsticio de verano es el momento del año en que se pasa de la primavera al verano, y además, este fenómeno tiene la característica de marcar el día más largo del año. En el hemisferio sur, este hecho se produce en el mes de diciembre por lo general, como ocurrirá este año, el día 21. Es decir, este lunes.

La existencia del solsticio de verano tiene que ver con la inclinación del eje de la Tierra en su propia órbita, que es de 23,5°, mientras gira alrededor del Sol. El momento en que se produce el solsticio es cuando el Polo Sur del planeta se encuentra en el punto más próximo al astro rey, mientras que el ecuador está más lejos, algo que astronómicamente da comienzo al verano austral.



Este día además, será el más largo del año y el Sol alcanzará la altitud máxima en horas del mediodía. Y con esto comienza también la temporada más calurosa para los habitantes del hemisferio sur.

Por el contrario, el solsticio de invierno marca el paso del otoño al invierno y a él le corresponde cargar con el día más corto del año. Este año, en nuestro país, dicho fenómeno se produjo el 20 de junio, a las 21.43.

Solsticio es una palabra que proviene del latín y está compuesto por la unión de los términos "Sol", que significa, exactamente "Sol" y "sistere", que quiere decir "permanecer quieto".

Para distintas culturas, el fenómeno del solsticio es muy relevante y se llevan a cabo celebraciones. Algunas de estas festividades se realizan hace miles de años. Siempre fue un momento de agradecimiento y celebración porque se renueva el ciclo de la vida.

En Newgrange, Irlanda, por ejemplo, en la Edad de Piedra se erigió un monumento funerario con forma de túnel. Durante el amanecer del solsticio de verano la luz entra en él por una ventana durante 17 minutos. Otro de los icónicos lugares donde es tradición reunirse a contemplar este fenómeno es el complejo Stonehenge, también llamado "Templo del Sol". Claro que en el hemisferio norte el solsticio de verano se produce en junio.

Fuente: Diario La Nación (Buenos Aires) - 21 de Diciembre de 2.020.