Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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sábado, 15 de marzo de 2025

Tragedia en Bahía Blanca: la deforestación y el agronegocio también son responsables



Tragedia en Bahía Blanca: la deforestación y el agronegocio también son responsables
No se trata solamente de lluvias extraordinarias.

La negación y la inacción ante el calentamiento global cobra vidas y pérdidas millonarias.

Las graves inundaciones que azotaron a muchas localidades de la provincia de Buenos Aires y el resto del país, con personas fallecidas y grandes pérdidas materiales en Bahía Blanca, dejan al descubierto la miopía socioambiental de la política y advierten que las ciudades argentinas no están preparadas para adaptarse al cambio climático.

Lo que sucede en Argentina cada vez que se produce una catástrofe socioambiental, derivada de una precipitación intensa o de una fuerte tormenta, es que se responsabiliza a la lluvia extraordinaria local o al cambio climático global.

Si bien esto no deja de ser cierto, puesto que los diluvios “bíblicos” en poco lapso de tiempo son una cualidad del calentamiento global (por más que muchos se esmeren en desmentirlo), ambas cuestiones resultan ser la mejor excusa para no gestionar ni invertir presupuesto público en obras de infraestructura que permitan paliar estas situaciones que generan zozobra.

El poder hegemónico (sea político, económico, mediático o judicial) prefiere echar mantos de culpabilidad a situaciones que, en apariencia, escapan de la órbita de su toma de decisiones, ergo, de su responsabilidad. Son discursos que, por un lado, los deja relativamente ilesos con respecto a la opinión pública en cuanto a su gestión territorial (dado que la naturaleza no puede responderles, al menos con nuestro lenguaje), pero, por otro lado, exhiben su incapacidad o desnudan acuerdos espurios, puesto que a la primera de cambio, se excusan por no haber realizado una obra hidráulica, una correcta gestión de residuos sólidos urbanos o un plan territorial de viviendas que impida que muchas casas se instalen sobre veras inundables de ríos.

Miserias de la política
La mayoría de las obras de infraestructura de alivio hídrico de la provincia de Buenos Aires datan de fines del siglo XIX o primera mitad del XX, cuando el país y el mundo eran otros. Lo que se hizo a partir de los años setenta, con el advenimiento del neoliberalismo y el consecuente ajuste estructural, fueron diferentes ampliaciones o rectificaciones de obras ya existentes, con la excepción de la reactivación del Plan Maestro del Río Salado, que gozó de una ingeniería importante.

Si hacemos un análisis comparativo entre lo que se hizo y el recrudecimiento del cambio climático a nivel global en las últimas décadas del siglo XX y lo que llevamos transitado del XXI, sumado al desmonte desaforado en nuestro país y el avance de la agricultura transgénica en los campos bonaerenses; podremos arribar a conclusiones que nos permiten explicar los problemas que vivimos hoy.

Si el cambio climático avanza y no adaptamos nuestros territorios a los fenómenos que surgen como consecuencia, si desmontamos bosques o eliminamos vegetación absorbente de lluvias y permitimos el avance del monocultivo que lava suelos, si no realizamos obras de infraestructura para mitigar los eventos cada vez menos extraordinarios; el resultado es obvio, a la vez que evidente. Las explicaciones ambientales y los padecimientos sociales no se explican con mera matemática, pero dos más dos son cuatro.

A su vez, tenemos un gobierno nacional que se maneja con una barbarie propia de los regímenes autócratas y conservadores del siglo pasado, negando el evidente calentamiento global que advierten los científicos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, el cual se manifiesta en el incremento de sequías sostenidas, inundaciones rabiosas, derretimiento de glaciares y aumento del nivel de los mares.

El próximo paso rimbombante de la “administración” Milei sería retirarse del Acuerdo de París, lo cual exime a nuestro país de dar explicaciones a esa comunidad internacional que tanto les gusta consentir y saca a Argentina del listado de países aptos para recibir esa financiación externa de la que tanto se vanaglorian, para encarar obras de mitigación y adaptación para lo que se viene.

Evidentemente, el negacionismo climático no es gratuito, sino que deja a su paso potenciales polvorines ambientales que no tendrán presupuesto ni respuesta política alguna para mantener a salvo a la población, cada vez más desprotegida en términos sociales, económicos y ambientales.

Un modelo de ciudad anti-catástrofes es posible
Las fuertes imágenes de Bahía Blanca dejan una certeza: las ciudades argentinas de hoy no están preparadas para enfrentar amenazas de tamañas dimensiones. ¿Explicaciones? Muchas: el crecimiento desmedido de la población no acompañado por una política de vivienda segura y asequible, el loteo de terrenos inundables como producto de la voracidad de los pulpos inmobiliarios, la realización desigual de obras de infraestructura que benefician a los sectores altos y medio-altos de la población, el desmanejo en la gestión de los residuos sólidos urbanos que genera taponamiento en las bocas de tormenta.

A eso se le se suman acciones concretas que evidenciamos a diario en la obra pública: la ingente expansión de asfalto o cemento impermeables en la superficie, la tala inexplicable y sin criterio de la arboleda urbana, la decadencia del transporte público y el consecuente colapso de calles por parte de automóviles individuales, el cada vez menor porcentaje de metros cuadrados de espacios verdes por habitante, entre otros.

Todo este combo de (in)acciones en la gestión pública y privada constituye la “miopía ambiental” de la política. Se sigue pensando —en el mejor de los casos— que “lo ambiental” consiste en crear áreas protegidas en espacios alejados y bonitos, pero resulta que la ciudad —que es donde habita el 93 por ciento de la población argentina— es despojada de políticas públicas amigables con la naturaleza y la sociedad, que se pueden encarar hoy mismo y que no solo no requieren tanto presupuesto, sino que, a largo plazo, hasta les podría remitir dividendos a las administraciones y, por supuesto, confianza de sus poblaciones.

El problema fundamental es que, lamentablemente, las fuerzas políticas —y en esto se puede ver una continuidad de criterios en todos los partidos hegemónicos— están más ocupadas en el cortoplacismo electoral y en el dedo señalador hacia el adversario de turno que en un auténtico plan que sea capaz de atender las verdaderas necesidades de la gente.

Por: Diego García Ríos

* Geógrafo y educador ambiental. Agencia Tierra Viva

https://www.tiempoar.com.ar/.../tragedia-bahia-blanca.../

Fuente. Diario Tiempo Argentino - 14 de Marzo de 2025

Comentario

domingo, 20 de enero de 2019

Inundaciones: "Argentina está entre los 10 países que más han destruido sus bosques"



Greenpeace advirtió que las inundaciones que actualmente sufren varias provincias del norte y el litoral del país se deben al aumento de las precipitaciones por el cambio climático y a la destrucción de los bosques nativos, nuestra esponja natural, por el avance de la frontera agropecuaria.

El 80% de la deforestación del país se concentra en cuatro provincias del norte: Santiago del Estero, Salta, Chaco y Formosa. 

“Las inundaciones que recurrentemente sufrimos todos los veranos no son un fenómeno natural, son consecuencia del cambio climático y de que Argentina sea uno de los diez países del mundo que más deforestan. Estamos perdiendo a nuestra esponja natural por el avance descontrolado de la soja y la ganadería intensiva. Menos bosques es sinónimo de más inundaciones”, señaló Hernán Giardini, coordinador de la Campaña de Bosques de Greenpeace.

Un estudio del Instituto de Tecnología Agropecuaria reveló que una hectárea con bosque chaqueño absorbe en una hora 300 milímetros de agua, mientras que una con pasturas 100 milímetros, y una con soja tan solo 30 milímetros.

El 80% de la deforestación del país se concentra en cuatro provincias del norte: Santiago del Estero, Salta, Chaco y Formosa. La principal causa es el avance de la frontera agropecuaria; y gran parte de la producción (soja transgénica y ganadería intensiva) es exportada hacia Europa y China.

Chaco es la provincia donde más bosques se destruyeron durante los últimos tres años, con un importante aumento de los desmontes ilegales: más de la mitad de la deforestación se realizó en zonas protegidas por la Ley de Bosques (54.327 de las 103.908 hectáreas desmontadas).

Greenpeace denunció la colaboración del gobierno provincial con grandes empresarios agropecuarios para permitirles deforestar donde la normativa nacional no lo permite: ya autorizaron a 67 fincas, abarcando una superficie de 51.768 hectáreas (casi 3 veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires). 

La organización ambientalista advirtió que avanzar con la implementación de estas autorizaciones que no respetan la Ley de Bosques pone en potencial riesgo a cerca de 3 millones de hectáreas de “El Impenetrable”.

Fuente: Greenpeace Argentina - Info Huella - 11 de Enero de 2.019

viernes, 18 de enero de 2019

Agua y Deforestación


viernes, 9 de febrero de 2018

La traductora de la inundación: habla la lengua indígena y se volvió clave en la ayuda a los evacuados


Cristina en un centro de evacuados rodeada de familias damnificadas - Fotografia Marcelo Carroll

Permitió a las autoridades entenderse con los afectados que no hablan español. Ahora colabora en los centros de refugiados.

En Argentina existen miles de argentinos que no hablan el castellano. Que no saben lo que es un baño, que nunca probaron un yogur. Que cada día comen pescado, que jamás vieron a un médico ni entraron a una escuela. Las inundaciones por la crecida del río Pilcomayo provocaron que muchos tuvieran que evacuarse en distintas ciudades y pueblos cercanos. Uno de esos sitios es Aguaray, que prestó sus colegios para que sean usados como centros de evacuados. Es allí donde ahora conviven “criollos” con comunidades afectadas de pueblos originarios. En ese contexto, la convivencia mientras esperan volver a casa se hace cada vez más complicada.

¿Cómo se le dice a una persona que nunca vio un inodoro en su vida, que para limpiarlo debe tirar de la cadena para que corra el agua? Esa pregunta se hizo Mary Organivia, cuando más de 200 personas de la comunidad Wichi empezaron a llegar a la escuela Gauchos de Güemes, que ella dirige. Con señas, con palabras pausadas, con gestos. Cualquier cosa es válida para poder hacerles entender cómo funcionan las cosas dentro de una cultura que para muchos damnificados es difícil comprender.

“Yo les explicaba a unas mujeres que debían barrer las aulas y mantener el lugar lo más limpio posible, pero me miraban y no hacían nada. No sabía de qué manera decirles. Fue entonces cuando apareció Cristina y en su dialecto les dijo lo que debían hacer. Allí todas se pusieron a trabajar y nos dimos cuenta que a ella sí la entendían”, dice Rosa Ferrari, vicedirectora del colegio.

Cristina tiene 38 años y nació en Pozo de la Yegua, un lugar que quedó devastado por el Pilcomayo, tan lleno de barro y lodo que sus habitantes no pueden volver a casa. Ella, cuenta a Clarín, trabajó como niñera en una casa de Tartagal durante muchos años, donde le enseñaron las costumbres de los que ella llama “criollos”. “Yo no sabía saludar, caminaba con la cabeza gacha y no entendía que después de comer había que lavar los platos. Nosotros vivimos de otra manera”, dice.

Cristina, en un centro de evacuados rodeado de familias a las que ayuda a comunicarse
Cristina, en en un centro de evacuados, rodeada de familias damnificadas a las que ayuda a comunicarse. 

Fue ella quien en todo este tiempo se volvió una especie de traductora que ayuda a mantener la convivencia en paz. En los centros de evacuados hay Wichis, Chorotes y Chané, que hablan en sus propios dialectos que se mezclan con el guaraní: “Las maestras me dicen que es la hora de comer y yo les aviso. O cuando las mujeres me dicen que tienen hambre, les digo a las maestras”, relata sentada en el patio del colegio que ahora es un enorme comedor popular donde los pupitres son las mesas para almorzar o cenar.

“Para que te des una idea, las cadenas de los tanques de agua del inodoro las sacaron para usarlas como collar o pulseras”, dice Rosa, sorprendida, con una risa que se le dispara como acto reflejo de algo que en realidad le cuesta creer. Es que las diferencias culturales son abismales, por más que los separen sólo 100 kilómetros. Por ejemplo, en los centros de evacuados hay niñas embarazadas de 12, 13 y 14 años: “Para ellos es cultural. Cuando la mujer tiene su primer ciclo menstrual ya puede formar una familia. Es algo ancestral que no van a modificar”, intenta explicar Rosa.

A su lado Cristina, que tiene cuatro hijos y dos nietos, asiente y luego se le llenan los ojos de lágrimas cuando cuenta que hace poco había comprado una heladera por primera vez en su vida y que el agua ahora se la llevó. Llora en un rincón, pero se seca rápido los ojos. Dice que si el resto de las mujeres la ve mal, también se van a angustiar. Por eso se levanta y va. Son las 12 del mediodía y les avisa que es la hora de comer.

Fuente Diario Clarin (Buenos Aires)

Aguaray, Salta. Enviado especial – 7 de Febrero de 2.018

Aula de la Escuela Guemes de Aguaray, convertida en un hogar para familias que lo han perdido todo - Fotografia Marcelo Carroll



domingo, 4 de febrero de 2018

Evacuan a 10.000 personas ante la crecida del río Pilcomayo



La crecida ya aisló a numerosos parajes y pequeñas comunidades de Santa Victoria Este, lo que se ve agravado por las intensas lluvias que afectan directamente al municipio del departamento salteño de Rivadavia.

El Comité Permanente de Emergencias instalado en Santa Victoria Este activó un operativo preventivo de evacuación general de toda la costa y parte de la localidad cabecera ante la crecida del Pilcomayo en su cuenca alta en Bolivia.

La crecida ya aisló a numerosos parajes y pequeñas comunidades de Santa Victoria Este, lo que se ve agravado por las intensas lluvias que afectan directamente al municipio del departamento salteño de Rivadavia.

Fuentes de este comité adelantaron que, con los niveles registrados en el río y por las proyecciones de las crecidas por venir, se ha decidido este operativo que incluye a unas 10.000 personas que ya comenzaron a salir por sus propios medios. Las autoridades sugirieron a toda la población en riesgo que agilice los medios para evacuar sus casas, ya que "no se puede predecir el impacto de las inundaciones", debido a que nunca "se tuvo una crecida a estos niveles, tan sostenida en el tiempo". A través de un comunicado, desde el comité indicaron hoy que el municipio de Santa Victoria Este sufre las consecuencias de la crecida del rio Pilcomayo, desde hace días, por grandes precipitaciones sostenidas en la cuenca alta y media.

Los desbordes ya afectaron a las comunidades indígenas de La Curvita, El Cruce de Santa María, Padre Coll, Pozo la Yegua, Monte Carmelo y los parajes criollos de El Silencio, Rincón del Tigre, Magdalena y Las Palmitas, entre otros.

Hasta anoche, unas 250 familias estaban evacuadas en los centros acondicionados en el albergue estudiantil de Santa Victoria Este, la escuela primaria y el colegio secundario de Santa María, y en un campamento montado a orillas de la ruta provincial 54, a altura del kilómetro 101.

El Pilcomayo mantiene niveles superiores a los seis metros en la estación de aforo de Misión La Paz, desde hace varios días, que se mantendrán e incluso aumentarán al menos unos cuatro días más. A esto hay que sumar la fisura de la presa Chimeo, ubicada aguas debajo de Villamontes, en Bolivia, y rio arriba de Santa Victoria Este.

Por estos motivos se considera que este es "el pico histórico más sostenido desde que se tienen registros oficiales", por lo que todo el municipio, especialmente la zona de la costa, se encuentra en "alerta máxima por inundaciones generalizadas", según señalan desde el comité. A esto se le suman las lluvias permanentes en esa zona del que contribuyen a la intransitabilidad de los caminos, por lo que la situación es "sumamente crítica".

Hoy se identificaron nuevos parajes afectados, como Hito 1, La Invernada, el Quebracho, Media Luna, La Sardina y nuevas comunidades indígenas como La Puntana, La Estrella y Vertientes. Se estiman que son más de mil las familias afectadas hasta ahora y otras tantas aisladas y sin comunicación. Ante esta situación, desde el comité se sugiere a la población en riesgo que pueda hacerlo, trasladarse a los centros de evacuación, mientras que quienes no tengan medios contarán con vehículos dispuestos por el gobierno y la municipalidad para tal fin.

Las comunidades de km 1, Km 2, La Paz y La Bolsa, junto a parajes y puestos vecinos, serán evacuados a la base naval del ejército paraguayo, vía Pozo Hondo, en el vecino país. En tanto, se detalló que las comunidades de La Gracia, La Estrella y San Anselmo se instalarán en el obrador de la empresa Noroeste, instalada en la zona. Por su parte, la población de Santa Victoria Este, Santa María, San Luis, La Merced y comunidades y puestos vecinos, se instalarán en un campamento que se está montando en el kilómetro 79 de la ruta provincial 54, donde se contará con servicios de luz eléctrica, agua, alimentos y atención de salud básica.

La ministra de Asuntos Indígenas y Desarrollo Social de Salta, Edith Cruz, junto al intendente de Santa Victoria Este, Moisés Balderrama, se encuentran en el lugar, trabajando en el marco de este comité. El diputado provincial Ramón Villa, del departamento Rivadavia, afirmó en declaraciones a la emisora Aries FM que "si realmente aquí fallan las defensas, va a ser terrible la situación".

"El pueblo de Santa Victoria Este está como en una pileta, que tiene un anillo que la protege de las crecientes, pero si desborda el río y pasa la línea de contención, son muchas las familias que se verán afectadas", agregó.

El albergue temporal en Pozo Hondo, Paraguay, se está montando en un trabajo conjunto con el secretario de Emergencia Nacional, Ruben Cuevas; el delegado municipal de Pozo Hondo, Alberto Jaime; y el de la gobernación de Boquerón, Julio Benítez.

En tanto, el gobierno de Salta solicitó, a través del Comité Permanente de Emergencias, asistencia a la Nación para coordinar los operativos de traslado, en colaboración con Gendarmería y Ejército Nacional, y se requirió el envío de los elementos de primera necesidad para brindar contención a los damnificados.
El ministro de Seguridad de Salta, Carlos Oliver, dispuso que viaje a Santa Victoria Este de una comisión especial del área, coordinada por el director de la Agencia Antidrogas, Javier Salgado y por el Administrador del Sistema de Emergencias Tomás Beverina. Además se trasladaron vehículos especiales, gomones, grupos electrógenos, cocinas de campaña, carpas y teléfonos satelitales.

Fuente

Diario Uno (Santa Fe-Argentina) – 2 de Febrero de 2.018



El enojo de las Aguas Primordiales



Detrás de las graves inundaciones del litoral argentino parecen resonar los mitos fundantes de las cosmovisiones originarias ¿está el hombre escuchando esos mensajes? ¿o seguiremos dañando a la Madre Tierra, nuestro hogar?

La Gran Inundación
Los distintos medios de comunicación están informando desde hace unas semanas, que debido a las intensas lluvias, los rios Iguazú y Paraná crecieron de tal manera que provocaron graves inundaciones en las provincias de Misiones, Corrientes, Chaco y Entre Ríos. En los últimos días el punto crítico se trasladó al río Paraguay en Formosa y al Uruguay en la zona de Misiones. Al día de ayer se contabilizaban además de las muertes irreparables, algo más de 30 mil personas evacuadas, con la angustiosa destrucción de sus hogares y graves pérdidas en todos los órdenes.

Más allá de las razones estrictamente naturales como la presencia innegable de la Corriente del Niño, muchos especialistas, ONGs y distintas voces que se alzan desde ámbitos académicos y de investigación coinciden en que los desmontes, los desmedidos cultivos de soja, la destrucción de humedales y la construcción irracional de represas son también las causas de estas gigantescas inundaciones.

Sergio Alvez (revista Superficie, Misiones) sostiene que ”detrás de estas inundaciones, está también la influencia -indiscutible a esta altura- del modelo productivo. En las nacientes del río en Brasil y también en Misiones se arrasó con el monte. Esto tiene que ver “con el modelo de sojización que fue reemplazando la selva que tenía un suelo apto para el escurrimiento y el drenaje del agua” explica. En Brasil -agrega- “en los últimos años se ha incrementado notoriamente todo lo que tiene que ver con los desmontes para las plantaciones de soja”. Destacó que algo similar ocurre en Misiones “pero con otra finalidad” que es la “plantación de pinos para abastecer a la industria pastera”, ya que en la provincia funcionan dos plantas de procesamiento de celulosa. Pero no sólo el avance de la frontera agrícola fue un factor determinante para explicar el porqué de estas inundaciones, también “la cantidad de represas que hay sobre el Río Uruguay, especialmente en Brasil, agrava la situación porque el agua acumulada de repente se ve lanzada cuando abren las compuertas”, comentó.

“Si no se toma en serio el proceso de cambio climático y si se continúa con la expansión de la frontera agrícola, los escenarios catastróficos serán aún más incontenibles”, alertó Jorge Daneri, de la ONG M’Biguá, agregando que “Entre Ríos apostó en los últimos 20 años al modelo sojero y simplificador del uso de la tierra, devastador de la diversidad biológica, en montes y ríos, con un claro impacto hídrico”. Daneri también coincide en que los proyectos hidroeléctricos y la falta de protección a los humedales que actúan como reguladores, coadyuvan a desatar la furia de las aguas.
Federico Kopta, biólogo del Foro Ambiental de Córdoba, cuestionó que se apele a la “alternativa más fácil de echarle la culpa a las lluvias”, coincidiendo en los factores ya mencionados, especialmente los desmontes y la implantación de cultivos.

Otro factor humano determinante es la ocupación de lugares inundables: “si no existen obras de prevención, el agua volverá a buscar el lugar que le pertenece. Y si allí hay ciudades, volverán a ser inundadas”, advirtió Kopta. Esta última reflexión es interesante, teniendo en cuenta que la región del Chaco, por lo que hoy sabemos, fue habitada hace unos cinco a siete mil años atrás, lo que antes hubiera sido imposible porque toda esa vasta zona era un enorme Mar.

Hernán Giardini, de Greenpeace Argentina, afirmó que la deforestación es una de las principales causas de las inundaciones: “los bosques son nuestra esponja natural y paraguas protector. Cuando perdemos bosques nos volvemos más vulnerables ante las intensas lluvias y corremos serios riesgos de inundaciones”, señaló.

Recordó que en los últimos siete años se deforestaron dos millones de hectáreas. “La situación actual de la Selva Paranaense o Selva Misionera, atravesada por los ríos Uruguay, Paraná e Iguazú, es realmente crítica, sólo queda un 7 % de la superficie original de bosques, mientras que en Paraguay y Brasil ha sido prácticamente destruida”, aseguró.

Todas estas muy fundamentadas consideraciones son también las verdaderas razones de las catástrofes a las que estamos asistiendo. Y llegados a este punto nos preguntamos: ¿tienen los pueblos indígenas algo que decir al respecto?

Mitos de Origen ¿Relatos Proféticos?
La Tierra, nuestro hogar, está llegando a un punto de fragilidad inédita en su historia, desvastada y amenazada al extremo por un sistema global que aún no ha tomado debida nota de la crisis. Y esta parte del mundo -en esta caso el Litoral- no es la excepción.

Mientras en el mundo crece la toma de conciencia acerca de la crisis terminal de la Tierra, muchos pueblos indígenas, desde tiempos inmemoriales, atesoran en sus cosmovisiones una idea muy similar. Una perspectiva del Tiempo conformado por una sucesión de Eras o Edades que terminaban abruptamente, generalmente por causa de algún cataclismo, estuvo muy difundida en las culturas originarias de Mesoamérica, los Andes Centrales y las de la región del Chaco, entre otras. El ciclo destrucción-regeneración que incluían estas Edades, implicaban que una generación de hombres moría para dar origen a la siguiente.

Entre los aztecas o mexica y según el Códice Vaticano, la Primera Edad es la Blanca (Atonatiuh o Sol de Agua), destruida por un diluvio, la humanidad convertida en peces y solo una pareja salvada. Para los mayas quiché y según “El libro de los libros de Chilam Balam” también la Primera Edad es destruida por el diluvio y el hundimiento del Cielo e incluso la Quinta Edad se plantea que finalizará luego de una lluvia torrencial e interminable.

Los incas, de acuerdo a la crónica de la “Cuenta Larga” de Fernando de Montesinos sostenían que la Primera Edad había sido destruida por la inundación, anunciada por la aparición en el cielo de comentas en forma de jaguares y serpientes.

En los Mitos de Origen de otros pueblos, como los mapuche, la noción de una lucha acuática entre las Serpientes Primordiales dio lugar al origen del hombre tal cual lo conocemos, y por otro lado a la desaparición de una estirpe anterior, que pereció ahogada fruto de aquella lucha de Serpientes.

Entre los guaraníes de la Selva, el Mito de la Tierra sin Mal parece estar asociado a una búsqueda del hombre por eludir la destrucción de la Tierra. Ellos tienen la idea de la fatiga cósmica, la noción de que la Tierra está cansada de vivir y que por eso llegará su destrucción. Muchas de las migraciones de estos pueblos es probable que se hayan realizado en busca de ese lugar que está en este mundo y al mismo tiempo fuera de él, y en el cual el hombre podrá finalmente salvarse. Algunos relatos dan cuenta de que los hombres y mujeres danzaban para acelerar la destrucción de la Tierra…

A la luz de lo que está sucediendo en el actual momento evolutivo del planeta y de la vida que el alberga, creemos que podemos preguntarnos si estos relatos fundantes de los pueblos indígenas son realmente mitos de origen o profecías... quizás sean ambas cosas simultáneamente.

En todo caso, si podemos afirmar que en nuestros días, por primera vez en la historia de la especie humana esta tiene la posibilidad concreta no solo de autoaniquilarse sino de convertir en inhabitable su hogar, y son los pueblos originarios los que presentan la alternativa de un camino que privilegia desde el principio esencial del respeto por la Madre Tierra, una visión del mundo más humanizada y espiritual, que es la posibilidad de frenar la carrera de destrucción en que estamos embarcados.

Ellos guardan el secreto de cómo cuidar a la Madre Tierra. Conservan los principios fundamentales de cómo respetarla. Son los guardianes que enseñan como estar en equilibrio con ella y con todos los seres vivientes, sin provocar daños. Son los custodios de estos sabios mensajes que ya son para todos los seres humanos ¿sabremos escucharlos?

Fuentes 

Soja y represas: estas inundaciones no son catástrofes naturales, sino el resultado del modelo productivo (Sergio Alvez, Noticias Periodismo Popular; http://notas.org.ar/ http://www.ecoportal.net/Eco);

La mano humana tras el agua (Darío Aranda, Pagina/12); El darse vuelta la Tierra (Carlos Martínez Sarasola, 2010).

El Orejiverde – 2 de Enero de 2.016


miércoles, 25 de enero de 2017

Inundaciones, la costumbre de culpar al clima (Argentina)


El monte nativo absorbe diez veces más agua que un campo desmontado para soja. Las ONG cuestionan que el Gobierno tome como interlocutores a los representantes del desmonte y responsabilice al clima por las inundaciones.

En un ciclo de lluvia, inundación, el agro que culpa al clima, millonarias pérdidas económicas, el gobierno ofrece subsidios y promete obras. Y el círculo reinicia en el próximo temporal. Sucede de forma periódica y, estas semanas, tocó a regiones de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. “No es el clima, es el modelo agropecuario”, resumió la ONG Naturaleza de Derechos, dedicada al derecho ambiental. En el mismo sentido apuntaron organizaciones socioambientales que recordaron que, agronegocios mediante, Argentina es líder mundial en desmonte. Estudios muestran la influencia del cambio del uso del suelo.

El monte nativo absorbe 300 milímetros de agua por hora. Una pastura convencional (donde hay ganado) 100 milímetros. Y un campo con soja apenas 30 milímetros por hora. Lo precisó una investigación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), difundida por este diario en abril pasado, cuando zonas de Córdoba y Buenos Aires sufrieron inundación. Nicolás Bertram, del INTA Marcos Juárez (Córdoba), uno de los autores del trabajo, remarcó que “los excesos hídricos no se deban a la falta de obras ni al exceso de lluvias, sino más bien a la agriculturización de las últimas dos décadas principalmente”.

“Ascenso de napas en la región pampeana: ¿Incremento de las precipitaciones o cambios en el uso de la tierra?”, es el título del trabajo académico (firmado junto a Sebastián Chiacchiera). Analizaron las lluvias de los últimos cuarenta años y los cambios en el modelo agropecuario (sojización y expulsión de ganadería), entre otras variables. Bertram lo explicó: “La napa estaba a diez metros de profundidad y hoy está a menos de un metro de la superficie. Los suelos están saturados, no pueden absorber más. Es como si antes teníamos una maceta grande y echábamos un balde de agua. Ahora la maceta es diez veces más chica pero echamos el mismo balde de agua”.


En 2015, frente a una inundación en Córdoba, el entonces gobernador José Manuel de la Soja culpó a la naturaleza: “Fue un tsunami que vino del cielo”. Ante los actuales anegamientos, la Asociación de Productores de Siembra Directa (Aapresid, empresarios del agronegocio y del modelo transgénico) dijeron: “Catástrofe climática. Las inundaciones en el centro del país, producto del temporal, dejaron al agro en alerta roja”.

Horacio Brignone, de la campaña Paren de Fumigar (con agrotóxicos) de Santa Fe denunció que las autoridades sólo tomen como interlocutor al sector del agro: “Ante las inundaciones, subsidian al sector responsable de las mismas. Parece que al agua la van a parar con subsidios, exportaciones y ‘producción’. Hacen siempre lo mismo y esperan resultados diferentes”. Y compartió el comunicado del Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat), parte de la Campaña Paren de Fumigar:  “El modelo agrobiotecnológico agrava las inundaciones. La aplicación del paquete de transgénicos, agrotóxicos y siembra directa significó la subida de las capas freáticas. El monocultivo de soja y sus agroquímicos producen una impermeabilización del suelo. De esa forma, el agua no penetra, no absorbe y simplemente corre e inunda”.

El comunicado está fechado en agosto de 2015, pero volvió a circular esta semana. Carlos Manessi, de Cepronat, explica: “Tiene total vigencia y por eso lo compartimos”. Cuestionó que el sector empresario y político solo mencione el cambio climático o el fenómeno conocido como “El Niño”.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ubicó a Argentina entre los diez países que más desmontaron durante los últimos 25 años. En el país se arrasaron 7,6 millones de hectáreas, un promedio de 300.000 hectáreas al año. Hernán Giardini, de Greenpeace, afirmó: “Todos los años somos testigos de grandes inundaciones. No es casualidad ni un fenómeno natural. Es consecuencia de la ausencia de una política ambiental nacional que proteja a nuestros bosques y humedales de los incendios, de los desmontes por el avance de la soja, la ganadería intensiva y los desarrollos inmobiliarios”.

La localidad de Chabás, al sur de Santa Fe, es una de las localidades más afectadas por la inundación. Los vecinos cortaron la ruta nacional 33 y pidieron obras de infraestructura, canales y bombas para desagotar. Miguel Fabrro, junto a otros grupo de vecinos, no descartó la importancia de las obras pero marcó otras causas: “Es el modelo extractivista. Chabás tiene trece cuadras por trece, en medio de un mar de soja. El agua empezó a venir del campo sin que esté lloviendo en el pueblo. En 2 horas teníamos el 70 por ciento de las calles con agua”.

Córdoba es una de las provincias más inundadas. Laboulaye, Las Varillas, Villa Huidobro, Adelia María, Chazón, San Francisco, Oncativo y Morteros, están en las localidades más afectadas. Darío Avila, abogado especializado en derecho ambiental y parte de la APDH Córdoba, llamó la atención: “Qué casualidad. Todas zonas del agronegocio, corazón sojero”. El gobierno de Córdoba impulsa una ley para desmontar nuevas regiones y avanzar con el agronegocio.

Escrito>Darío Aranda

Fuentes> Ecoportal.net

Diario Página 12 – 23 de Enero de 2.017

miércoles, 18 de enero de 2017

Inundaciones en Argentina