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Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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sábado, 12 de julio de 2025

12 de Julio Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América



El "Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América" fue instaurado el 10 de agosto de 2007 por Ley 26.277, en honor a la teniente coronel Juana Azurduy de Padilla, nacida el 12 de julio de 1780, quien acompañó a su esposo, Manuel Ascencio Padilla, en el liderazgo de la de las luchas por la emancipación en el Virreinato del Río de la Plata.

Juana Azurduy de PadillaNació en el cantón de Toroca, que hoy forma parte del municipio de Ravelo, Provincia de Chayanta, Departamento de Potosí y murió en Chuquisaca el 25 de mayo de 1862 (actual Bolivia).

A la muerte de su esposo asumió la comandancia de los ejércitos que conformaban la luego denominada Republiqueta de La Laguna, por lo que es honrada su memoria en la Argentina y en Bolivia. Hablaba el castellano, quechua y aymara.

En 1813 Padilla y su esposa Juana Azurduy se pusieron a las órdenes de Belgrano, nuevo jefe del Ejército Auxiliar Argentino, llegando a reclutar 10.000 milicianos.

Azurduy lideró la columna que atacó el cerro de Potosí, tomándolo el 8 de marzo de 1816. Debido a su actuación, tras el triunfo logrado en el Combate del Villar recibió el rango de teniente coronel por un decreto firmado por Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 13 de agosto de 1816. Tras ello, el general Belgrano le hizo entrega simbólica de su sable.

El 14 de noviembre de 1816 fue herida en la Batalla de La Laguna, su marido acudió a rescatarla y en este acto fue herido de muerte.

El cambio de planes militares, que abandonó la ruta altoperuana para combatir a los realistas afincados en el Perú, por la vía chilena de San Marín, disminuyó el apoyo logístico a los Leales comandados por Azurduy, que se replegó hacia el sur, uniéndose finalmente a Martín Miguel de Güemes. A la muerte de Güemes y sin apoyo de ningún tipo se vio reducida a abandonar las acciones.

Pasó varios años en Salta solicitando al gobierno boliviano, ya independiente, sus bienes confiscados. El mariscal Antonio José de Sucre le otorgó una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares.

Finalmente Juana Azurduy murió indigente el día 25 de mayo de 1862 cuando estaba por cumplir 82 años y fue enterrada en una fosa común.

Su restos fueron exhumados cien años después, para ser guardados en un mausoleo que se construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre.

Día de la Confraternidad Argentino - Boliviana
También hoy se celebra en Argentina y Bolivia el “Día de la Confraternidad Argentina-Boliviana” una jornada que tiene el mismo origen del “Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América” en recuerdo del nacimiento de la Teniente Coronel Juana Azurduy de Padilla, nacida tal día como hoy de 1780.

Este día se creó tras la entrega, en el mes de marzo de 2010, del sable y las insignias de general del Ejército Argentino ante los restos de la Teniente General, que están resguardados en la Casa de la Libertad, en Sucre.

Fuente: Noticias Iruya.com - 12 de Julio de 2025
https://noticias.iruya.com/b/actualidad/34026-se-celebra-hoy-el-dia-de-las-heroinas-y-martires-de-la-independencia-de-america-2025.html

viernes, 12 de julio de 2024

Juana Azurduy, amazona de la libertad



Qué bueno que el nombre de una mujer remita a canción y a poema gracias a aquel maravilloso trabajo de Félix Luna y Ariel Ramírez, “Mujeres argentinas” que inmortalizó la querida voz de Mercedes Sosa. Aquellas melodías y palabras permitieron que muchos argentinos se anoticiaran de la existencia de una extraordinaria luchadora que lo dio literalmente todo por la independencia de esta parte de América.

Y nunca está de más recordar que la lucha de las mujeres fue fundamental en aquella guerra gaucha, esa guerra corajuda y desigual que se libró sin recursos pero con mucho ingenio y una audacia sin límites. De un lado los ejércitos del rey, los mismos que venían de vencer a Napoleón. Del otro un pueblo decidido y comandado por gente que no hacía gala del ejemplo, lo ejercía. Aquellas mujeres no solamente eran excelentes espías y correos sino que algunas de ellas, como doña Juana Azurduy, comandaban tropas en las vanguardias de las fuerzas patriotas. Esta maravillosa mujer había nacido en Chuquisaca el 12 de julio de 1780, mientras estallaba y se expandía la rebelión de Túpac Amaru. Su familia la pensó monja y ella se pensó libre. Ganó Juana y hubo que sacarla del convento de Santa Teresa, según el parte de la Madre Superiora, por su irreductible conducta altiva. Afuera la esperaba la lucha y el amor de la mano del comandante Manuel Ascencio Padilla, aquel que le contestaba al General Rondeau: “vaya seguro Vuestra Señoría de que el enemigo no tendrá un solo momento de quietud. Todas las provincias se moverán para hostilizarlo; y cuando a costa de hombres nos hagamos de armas, los destruiremos. El Perú será reducido primero a cenizas que a voluntad de los españoles.” 1



Juana era lo que se dice una revolucionaria de la primera hora. Participó con Padilla en la revoluciones de Chuquisaca y La Paz en 1809, y un año después alojó en su casa a Juan José Castelli, uno de los comandantes de las tropas patriotas que iba a cumplir su sueño de hacer la revolución en el Alto Perú. Juana colaboró hasta con lo que no tenía para abastecer a las tropas libertadoras que venían desde Buenos Aires.

Tras la derrota de Huaqui los realistas lograron rodear su casa en la que resistió como pudo junto a sus hijos, hasta que Padilla en una acción absolutamente temeraria logró liberar a su familia.

Juana ayudó a crear una milicia de más de 10.000 aborígenes y comandó varios de sus escuadrones. Libró más de treinta combates, siempre a la vanguardia, haciendo uso de un coraje desmedido que se fue haciendo famoso entre las filas enemigas a las que les había arrebatado personalmente más de una bandera y cientos de armas. Su accionar imparable permitió recobrar del dominio español las ciudades de Arequipa, Puno, Cuzco y La Paz.

La pareja de guerrilleros defendió también a sangre y fuego del avance español la zona comprendida entre el norte de Chuquisaca y las selvas de Santa Cruz de la Sierra. El término guerrillero, que puede sonar setentista, es el que usaba el insospechable de tal cosa hasta por cuestiones cronológicas, general Mitre. En su muy interesante trabajo: “Las guerrillas en el Norte”, incluido en su Historia de San Martín, don Bartolomé describe el sistema de combate y gobierno conocido como las “republiquetas”, que consistía en la formación, en las zonas liberadas, de centros autónomos a cargo de un jefe político–militar. Hubo ciento dos caudillos que comandaron igual número de republiquetas. La temeridad de estos jefes revolucionarios y la crueldad de la lucha fue tal que sólo sobrevivieron nueve de ellos.

Quedaron en el camino jefes notables, de un coraje proverbial, extraordinarios patriotas como Ignacio Warnes, Vicente Camargo, el cura Ildelfonso Muñecas, quien redactó una proclama que decía: «Compatriotas, reuniros todos, no escuchéis a nuestros antiguos tiranos, ni tampoco a los des­naturalizados, que acostumbrados a morder el fierro de la esclavitud, os quieren persuadir de que sigáis su ejemplo; echaos sobre ellos, despedazadlos, y haced que no quede aun memoria de tales monstruos. Así os habla un cura eclesiástico que tiene el honor de contribuir en cuanto puede en benefi­cio de sus hermanos americanos». La historia oficial los ha condenado a ser sólo calles, escamoteándoles a la mayoría de los argentinos sus gloriosas historias.

Juana lo fue perdiendo todo, su casa, su tierra y cuatro de sus cinco hijos, Manuel, Mariano, Juliana y Mercedes, en medio de la lucha. No tenía nada más que su dignidad, su coraje y la firme voluntad revolucionaria. Por eso, cuando los Padilla estaban en la más absoluta miseria y un jefe español intentó sobornar a su marido, Juana le contestó enfurecida: “La propuesta de dinero y otros intereses sólo debería hacerse a los infames que pelean por mantener la esclavitud, más no a los que defendían su dulce libertad, como él lo haría a sangre y fuego”.

Juana salvó a su marido que había caído prisionero en febrero de 1814 en una operación relámpago que dejó sin rehenes y sin palabras al enemigo.

El 3 de marzo de 1816 Padilla y Juana atacaron al general español La Hera cerca de Villar; allí Juana al frente de treinta jinetes, entre ellos varias amazonas, logró detener a los realistas, quitarles el estandarte, recuperar fusiles y cubrir la retirada de su compañero.

Juana fue una estrecha colaboradora de Güemes y por su coraje fue investida con el grado de teniente coronel de una división explícita llamada “Decididos del Perú”, con derecho al uso de uniforme, según un decreto firmado por el director supremo Pueyrredón el 13 de agosto de 1816 y que hizo efectivo el general Belgrano, quien debía entregarle el sable correspondiente, pero prefirió brindarle el suyo, el que lo había acompañado en Salta y Tucumán y durante el heroico éxodo jujeño.

Tres meses después, en el combate de Villar fue herida por los realistas. Su marido acudió en su rescate y logró liberarla, pero a costa de ser herido de muerte. Era el 14 de septiembre de 1816. Juana se quedaba sin su compañero y el Alto Perú sin uno de sus jefes más valientes y brillantes.

Juana siguió peleando junto a los comandantes Francisco Uriondo, el “moto” Méndez y los hermanos Rojas, para alistarse luego nuevamente en las tropas de Güemes. Cuando el “padre de los pobres” fue asesinado a traición en junio de 1821, decidió volver a su tierra. Estaba en Chuquisaca con su hija Luisa y su nieta Cesárea aquella tarde de noviembre de 1825 cuando al abrir la puerta se encontró nada menos que con el general Simón Bolívar, que quería tener el honor de conocerla. Fue un abrazo profundo, con pocas palabras, estaba todo muy claro pero para el Libertador se hizo necesario decir: “esta república, en lugar de hacer referencia a mi apellido, debería llevar el de los Padilla”.

Pero más allá de los halagos, Juana seguía en la miseria y no recibía ni la pensión que le correspondía ni los sueldos adeudados por su rango de coronela. Fiel a su historia, tomó la pluma y escribió: “Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; mas el cielo que señala ya el término de los tiranos, quiso regresase a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una hija que no tiene más patrimonio que las lágrimas.” 2

Bolívar le concedió a la heroica luchadora una pensión vitalicia de 60 pesos, que fue aumentada por el presidente de Bolivia, Mariscal Sucre, pero que Juana cobraba cada tanto hasta que dejó de cobrarla cuando la burocracia le ganó una de las pocas batallas que perdió en su vida. Juana murió en la soledad, el olvido y la pobreza, paradójicamente en una casa en la calle “España” en un humilde barrio de Chuquisaca, el 25 de mayo de 1862.

Referencias:
1 Carta de Manuel Asencio Padilla al general José Rondeau fechada el 21 de diciembre de 1815, en Gumucio Baptista, Otra historia de Bolivia, La Paza. 1989.

2 Joaquín Cantier, Doña Juana Azurduy de Padilla, La Paz, Editorial Ichtus, 1980.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar
Escrito por Felipe Pigna



domingo, 12 de julio de 2020

12 de Julio Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América


En Argentina en el año 2007 se sancionó la ley 26.277 que declara al 12 de julio "Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América"

Es en conmemoración del nacimiento de la Teniente Coronel Juana Azurduy de Padilla, la "Flor del Alto Perú", que estuvo al frente de un ejército de indias mestizas y criollas, apodadas "Las Amazonas", dispuestas a dar la vida por la liberación de sus pueblos del yugo español. Existieron además, otras mujeres heroínas y mártires, que han protagonizado la historia de la independencia en América Latina: Micaela Bastidas, Tomasa Condemayta, Bartolina Sisa, Manuela Cañizares, María Ignacia Rodríguez, Gertrudis Bocanegra, Javiera Carrera Verdugo, Policarpa Salvarrieta, la heroína más conocida de Venezuela, Luisa Cáceres de Arismendi. En nuestra historia Argentina podemos evocar a Manuela Hurtado Pedraza “la tucumanesa”. Ana Riglos, Melchora Sarratea, Casilda Igarzábal de Rodríguez Peña, mujeres del éxodo jujeño: Martina Silva Gurruchaga, María Elena Alurralde de Garmendia, Maria Remedios del Valle, Pascuala Balvás. Juana Moro, Maria Magdalena “Macacha” Güemes, hermana del caudillo salteño, Eulalia Ares de Vildoza, Victoria Romero y Mariquita Sánchez de Thompson.

Nombrar a cada una de estas Heroínas y Mártires, es una invitación a realizar una nueva comprensión de la historia. Mujeres que guerrearon, pero también huyeron, se ocultaron, sembraron, cuidaron casas, familias, fincas, amaron, criaron hijos, enviudaron y sufrieron... Cada una de ellas, tuvo la valentía de oponerse a los convencionalismos de su época, todas querían y soñaban con un país mejor, un país más justo, un país donde valga la pena vivir.

Fuente: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

martes, 12 de julio de 2016

12 de julio: Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América


El "Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América" fue instaurado el 10 de agosto de 2007 por Ley 26.277, en honor a la teniente coronel Juana Azurduy de Padilla, nacida el 12 de julio de 1780, quien acompañó a su esposo, Manuel Ascencio Padilla, en el liderazgo de la de las luchas por la emancipación en el Virreinato del Río de la Plata. 

JUANA AZURDUY DE PADILLA
Nació en el cantón de Toroca, que hoy forma parte del municipio de Ravelo, Provincia de Chayanta, Departamento de Potosí y murió en Chuquisaca el 25 de mayo de 1862 (actual Bolivia).

A la muerte de su esposo asumió la comandancia de los ejércitos que conformaban la luego denominada Republiqueta de La Laguna, por lo que es honrada su memoria en la Argentina y en Bolivia. Hablaba el castellano, quechua y aymara.

En 1813 Padilla y su esposa Juana Azurduy se pusieron a las órdenes de Belgrano, nuevo jefe del Ejército Auxiliar Argentino, llegando a reclutar 10.000 milicianos. Azurduy lideró la columna que atacó el cerro de Potosí, tomándolo el 8 de marzo de 1816. Debido a su actuación, tras el triunfo logrado en el Combate del Villar recibió el rango de teniente coronel por un decreto firmado por Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 13 de agosto de 1816. Tras ello, el general Belgrano le hizo entrega simbólica de su sable.

El 14 de noviembre de 1816 fue herida en la Batalla de La Laguna, su marido acudió a rescatarla y en este acto fue herido de muerte.

El cambio de planes militares, que abandonó la ruta altoperuana para combatir a los realistas afincados en el Perú, por la vía chilena de San Marín, disminuyó el apoyo logístico a los Leales comandados por Azurduy, que se replegó hacia el sur, uniéndose finalmente a Martín Miguel de Güemes. A la muerte de Güemes y sin apoyo de ningún tipo se vio reducida a abandonar las acciones.


Pasó varios años en Salta solicitando al gobierno boliviano, ya independiente, sus bienes confiscados. El mariscal Antonio José de Sucre le otorgó una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares.

Finalmente Juana Azurduy murió indigente el día 25 de mayo de 1862 cuando estaba por cumplir 82 años y fue enterrada en una fosa común.

Sus restos fueron exhumados cien años después, para ser guardados en un mausoleo que se construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre.

DÍA DE LA CONFRATERNIDAD ARGENTINO - BOLIVIANA
También hoy se celebra en Argentina y Bolivia el “Día de la Confraternidad Argentina-Boliviana” una jornada que tiene el mismo origen del “Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América” en recuerdo del nacimiento de la Teniente Coronel Juana Azurduy de Padilla, nacida tal día como hoy de 1780.

Este día se creó tras la entrega, en el mes de marzo de 2010, del sable y las insignias de general del Ejército Argentino ante los restos de la Teniente General, que están resguardados en la Casa de la Libertad, en Sucre.

Fuente: Iruya.com