Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

Mostrando entradas con la etiqueta Genocidio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Genocidio. Mostrar todas las entradas

miércoles, 12 de octubre de 2022

Genocidios


sábado, 3 de julio de 2021

Derriban estatua de Isabel II en Canadá tras hallazgo masivo de tumbas de niños indígenas

Canadá conmemoró este jueves el aniversario de su fundación sin nada para festejar. El reciente hallazgo de más de 1.000 tumbas de niños indígenas sin identificar en terrenos de antiguos internados gubernamentales desató la bronca. Manifestantes derribaron las estatuas de la reina Isabel II y la reina Victoria, símbolo de la colonización.



Canadá conmemoró este jueves su fiesta nacional, que marca la fecha oficial de fundación del país el 1 de julio de 1867. Sin embargo no había nada que festejar. El aniversario tiene lugar en medio del descubrimiento en las últimas semanas de más de 1.000 tumbas de niños indígenas sin identificar en terrenos de antiguos internados gubernamentales.

Durante la jornada de este jueves fueron derribadas las estatuas de la reina Isabel II y la reina Victoria en Winnipeg.

Los manifestantes ataron cuerdas al cuello de las estatuas y las tiraron al suelo en medio de gritos y cantos de “no al genocidio”.

La indignación ha ido creciendo en el país por el descubrimiento de cientos de tumbas clandestinas pertenecientes a habitantes de los pueblos originarios. Hace unos días esa bronca terminó en la quema de iglesias, las responsables de administrar esas escuelas de “reeducación” de niños indígenas en el pasado, en las que fueron asesinados de a cientos de esos niños y enterrados en tumbas sin identificar.

Desde que a finales de mayo los tk’emlúps te secwépemc, un grupo indígena del oeste de Canadá, revelaron el hallazgo de los restos de al menos 215 niños indígenas enterrados en la antigua residencia escolar de Kamloops, un creciente número de voces había solicitado la cancelación de las celebraciones del Día de Canadá.

El anuncio de otros dos grupos indígenas del descubrimiento de más tumbas no identificadas en otras tantas residencias escolares, instituciones gubernamentales gestionados por órdenes religiosas en los que los niños aborígenes eran internados a la fuerza, ha hecho que muchos más se cuestionen la validez de conmemorar la fundación de Canadá.

Al menos 150.000 niños indígenas fueron separados de sus familias para asistir a las escuelas durante un siglo como parte de la campaña del gobierno canadiense de “reeducación”, la forma más brutal de colonización.

A principios del siglo XX, la política de asimilación forzosa de niños indígenas se mantuvo vigente durante décadas, y la última escuela cerró en 1996.

El sistema ha sido acusado de privar a los niños de sus lenguas ancestrales y exponer a muchos a abusos físicos y sexuales por parte de maestros y autoridades religiosas.

El hallazgo más importante de tumbas, 751 cuerpos sin identificar, se realizó en los terrenos de la antigua residencia escolar de Marievel, un internado situado a unos 2.500 kilómetros al noroeste de Toronto y que operó entre 1899 y 1996.

A Marievel fueron enviados miles de niños indígenas. Allí sufrieron todo tipo de abusos físicos, emocionales y sexuales como parte del sistema de “reeducación” para eliminar la cultura indígena.

Como el internado de Kamloops, Marievel estuvo gestionado por los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, una orden católica.

Este jueves el primer ministro canadiense Justin Trudeau señaló en un comunicado que “el horroroso descubrimiento de los restos de centenares de niños en antiguas residencias escolares de Columbia Británica y Saskatchewan nos ha obligado a reflexionar con toda justeza sobre los fallos históricos de nuestro país y las injusticias que todavía se cometen contra los indígenas y muchos otros en Canadá”.

Sin embargo, esa sola reflexión no parece suficiente. El hecho de que esas escuelas hayan seguido existiendo hasta hace solo unas décadas tiene que ver con el brutal racismo contra los pueblo originarios que existe en Canadá. Sus propios testimonios señalan cómo la mayoría de los niños eran obligados a terminar en ese tipo de escuelas e internados al ser expulsados del sistema educativo regular por el brutal racismo y la discriminación que vivían diariamente.

Fuentes: Indymedia Pueblos Originarios

https://www.laizquierdadiario.com/Derriban-estatua-de-Isabel-II-en-Canada-tras-hallazgo-masivo-de-tumbas-de-ninos-indigenas


sábado, 8 de abril de 2017

El genocidio de los yamanas

El reverendo inglés Thomas Bridges se obsesionó durante décadas por tratar de "civilizar y convertir" a los yámanas de Tierra del Fuego. En sus escritos menciona sus progresos con los indígenas de la misión de Ushuaia, al borde del canal Beagle; los yámanas habían empezado a trabajar, usaban ropas europeas y comían con cuchillo y tenedor. Se esforzaban por entonar melodiosos cánticos y, aunque no entendían nada, asistían a los oficios religiosos con mirada extraviada. Sin embargo estos avances se vieron empañados por el hecho de que los hombres y mujeres, y especialmente las niñas y niños de la misión, se morían muy rápidamente a causa de las enfermedades. Martin Gusinde, que pasó largas temporadas conviviendo con los supervivientes yaganes en la década de 1920, criticó sin tapujos a Thomas Bridges: "nunca recibió una educación sólida, ni siquiera había cursado por completo la escuela primaria. No era querido por los indígenas como persona. Muchos lo eludían por su carácter autoritario; todos le temían. Sobre sus costumbres ancestrales, Bridges solo tenía palabras ofensivas y despreciativas". Gusinde responsabilizó a los misioneros anglicanos de contribuir al exterminio del pueblo yagán mediante la imposición de ropas europeas, la sedentarización y el hacinamiento en viviendas cerradas, el cambio en los hábitos de alimentación, el trabajo forzoso en beneficio de los propios religiosos y la propagación de devastadoras epidemias que llenaron de cadáveres las fosas comunes del cementerio. 
En la imagen de 1882, Choumaoïnaolighir Kipa, una de las muchachas yámana víctimas de la colonización.
Fuente Menendez Rey de la Patagonia

jueves, 9 de febrero de 2017

Febrero 10 de 1756 – Una victoria de la civilización


Ocurrió al norte del río Uruguay. Siete misiones de los sacerdotes jesuitas fueron regaladas por el rey de España a su suegro, el rey de Portugal. La ofrenda incluía a los treinta mil indios guaraníes que allí vivían.
Los guaraníes se negaron a obedecer, y los jesuitas, acusados de complicidad con los indios, fueron devueltos a Europa.
En el día de hoy de 1756, en las colinas de Caiboaté, fue derrotada la resistencia indígena.
Triunfó el ejército de España y Portugal, más de cuatro mil soldados acompañados por caballos, cañones y numerosos ladrones de tierras y cazadores de esclavos.
Saldo final, según los datos oficiales:
Muertos indígenas, 1723.
Muertos españoles, 3.
Muertos portugueses, 1.
Eduardo Galeano
De Los hijos de los días, Siglo XXI, Buenos Aires, 2012.


* Eduardo Galeano nació en Montevideo en 1940. Allí se inició en el oficio periodístico, en sus años tempranos, y allí publicó su primer libro. Desde 1973, vivió exiliado en Argentina y en la costa catalana. A principios de 1985 regresó a Montevideo, donde actualmente vive. En dos ocasiones fue premiado por la Casa de las Américas y por el Ministerio de Cultura del Uruguay. Recibió el American Book Award de la Universidad de Washington por su trilogía “Memoria del fuego”, y los premios italianos Mare Nostrum y Pellegrino Artusi, por el conjunto de su obra. Fue el primer escritor galardonado con el premio Aloa, creado por los editores de Dinamarca, y también inauguró el Cultural Freedom Prize, otorgado por la Fundación Lannam, y el Premio a la Comunicación Solidaria, de la ciudad española de Córdoba. En 2008 los países miembros del MERCOSUR lo designaron primer  ciudadano ilustre.

domingo, 8 de enero de 2017

Indígenas de Namibia denuncian a Alemania por genocidio

Descendientes de las etnias herero y nama de Namibia demandaron a Alemania por el genocidio de unas 100.000 personas a principios de 1900, cuando el país del sur de África se encontraba bajo control colonial alemán.
La denuncia de 22 páginas, publicada en internet, fue presentada el jueves (05.01.2017) ante el Tribunal de Distrito de Manhattan en Estados Unidos. El genocidio ocurrió entre 1904 y 1908 cuando los herero y los nama se rebelaron contra el poder colonial. Para ahorrar en municiones, los soldados alemanes llevaron a decenas de miles de hombres, mujeres y niños a morir en el desierto, mientras otros murieron en campos de concentración.
El año pasado Alemania reconoció los asesinatos por primera vez como un genocidio e inició conversaciones con el Gobierno de Namibia para definir la modalidad de una disculpa formal. Los herero y los nama acusan a Alemania de excluirlos de esas conversaciones y de no resarcir a las familias de las víctimas.
Fuentes>Notife (Diario Digital de Santa Fe – Argentina)
DPA – 7 de Enero de 2.017


jueves, 5 de enero de 2017

Murió Baji, una de las últimas indígenas pacahuara


La etnia así como el idioma avanza a la extinción.

Baji, una de las últimas pacahuara, murió el 31 de diciembre de 2016. Sus dos hermanos y sus dos sobrinos son los únicos representantes vivos de la cultura amazonica que vivió en el norte de Bolivia.

Los pacahuaras son una de las 36 etnias reconocidas por la Constitución de Bolivia pero se encuentran al borde de la extinción, indicó el antropólogo Wigberto Rivero.

Antes de entrar el Año Nuevo la mujer de unos 57 años murió por un cáncer en el estómago. Sin Baji, “solamente cuatro personas hablan el idioma y conocen la cultura”. Maro, Buca, Bose Pistia y Shaco Pistia (Pistia significa en pacahuara “junior”), son los últimos de ese grupo que alguna vez pobló la región norte de la Amazonía de Bolivia. A finales del siglo XIX y principios del XX eran uno de los grupos indígenas más numerosos, con unas 40 mil o 50 mil personas.


Sin embargo fueron exterminados por ingleses, alemanes y habitantes de La Paz y Santa Cruz que llegaron a su territorio a recoger la goma del árbol de caucho. A mediados del siglo XX sólo quedaban una familia de 9 personas quienes sobrevivieron huyendo a través de la selva.

Como la gran mayoría de grupos amazónicos, los pacahuara tenían “una fuerte relación armoniosa con la naturaleza” por lo que se dedicaban principalmente a la caza, pesca y recolección de frutos.

Los sobrevivientes al exterminio de la Revolución Industrial vivieron de forma itinerante hasta que se asentaron con otro grupo, los cachobo.

Pero el mestizaje pacahuara-chacobo amenaza la extinción del idioma materno pues los sobrevivientes han asimilado todo, incluyendo el aspecto lingüístico. El antropólogo Rivero trabaja con esa última familia para documentar su cultura y trabajar en un libro que será lo único que quede de ellos. 
Fuente > Zócalo – 5 de Enero de 2.017  http://www.zocalo.com.mx/new_site/articulo/murio-baji-una-de-las-ultimas-indigenas-pacahuara

martes, 20 de diciembre de 2016

Libro y Dvd OCTUBRE PILAGÁ, memorias y archivos de la masacre de La Bomba – Valeria Mapelman

 
Salqoe, sobreviviente de la masacre y su nieto

Escribe> Juan Brodersen

La masacre pilagá, una de las historias más tristes y menos conocidas de la Argentina.
En octubre de 1947, bajo el gobierno de Juan Domingo Perón, dos mil indígenas fueron convocados por un sanador y cayeron en una trampa mortal, donde cientos fueron asesinados por la Gendarmería.

El libro que cuenta la triste resistencia indígena durante la Conquista del desierto.

Tarde o temprano, la verdad iba a iluminar esta oscura historia. En algún momento ellos iban a hablar, aunque fuese más de medio siglo después. La historia oficial los había narrado como un grupo de indígenas que habían atacado con armas a "los blancos". Y los diarios de la época difundieron esa versión, dando total colaboración al ocultamiento del hecho. Sin embargo, las víctimas decidieron hablar en 2005 y dispararon una investigación que dio con la triste verdad: los pilagá habían sido brutalmente reprimidos por Gendarmería y muchos de ellos asesinados.

Valeria Mapelman, investigadora y documentalista, editó Octubre Pilagá, memorias y archivos de la masacre de La Bomba (Tren en movimiento, 250 pesos). Se trata de una recopilación de documentos, testimonios orales e imágenes que cuentan lo que de verdad sucedió en aquel paraje formoseño en 1947. "Los ancianos que sobrevivieron a La Bomba transmitieron la historia de la masacre a hijos y nietos, y los detalles de lo que sucedió permanecieron en la memoria durante muchos años, hasta que decidieron contarla a los 'blancos'", relata a Clarín.

Portico de entrada al Ingenio San Martin del Tabacal (Anónimo, gentileza de anticuario Ruben García)

A través del libro se ve que la matanza terminó por ser, en el fondo, la punta del iceberg de un sistema de explotación que tuvo sus raíces en tiempos coloniales. Y cuyos frutos se vieron en la incipiente sociedad del siglo XX, con el trabajo esclavo, al que fueron sometidos los pobladores originarios, devenidos en el motor de un sistema de producción cuasi feudal. Algodón, azúcar y obrajes no se dieron bajo el apacible consentimiento de los trabajadores, sino de una feroz explotación.

A través del relato de los abuelos pilagá, Mapelman reconstruyó una historia que no sólo fue silenciada por la prensa durante la primera presidencia de Perón, sino que aún hoy es poco conocida y no figura en los manuales escolares de historia.

- ¿Qué pasó en octubre de 1947?
- A fines de septiembre cientos de personas pertenecientes al pueblo pilagá se reunieron en un paraje llamado La Bomba, a pocos kilómetros de Las Lomitas en el entonces Territorio Nacional de Formosa, para conocer a un sanador llamado Tonkiet, que "curaba sin cobrar". Pero esta multitud estaba muy cerca de la sede del escuadrón 18 de Gendarmería Nacional, que pronto comenzó a moverse para despejar el lugar e intentar movilizar a las familias hacia las reducciones Indígenas de Bartolomé de las Casas y Francisco Muñiz. El 10 de octubre, por la tarde, luego de varias advertencias y amenazas y ante la negativa de los ancianos y los caciques a trasladarse, la Gendarmería inició la represión y persiguió a los sobrevivientes por el monte durante por lo menos veinte días, fusilándolos, impidiendoles el acceso a los ríos y violando a las mujeres.

- ¿Qué era "La Bomba"?
- Tonkiet era un líder religioso y político que fusionó la religión tradicional pilagá y el cristianismo evangélico y convirtió a La Bomba en un espacio de debate y conflicto. El paraje estaba muy cerca de un curso de agua, y también cerca de la estación de tren de Las Lomitas desde donde muchos viajaban a trabajar a los ingenios azucareros de Salta y Jujuy. Pero La Bomba, además, estaba dentro la llamada Zona Militar, un espacio vigilado permanentemente por la Gendarmería.

- ¿Cómo se supo lo que verdaderamente pasó allí? ¿Cuál era la "historia oficial hasta el momento"?
- Los ancianos que sobrevivieron a la masacre de La Bomba transmitieron la historia a hijos y nietos, y los detalles de lo que sucedió permanecieron en la memoria durante muchos años, hasta que decidieron contarla a los "blancos". Sin embargo las cosas habían sucedido de otra manera y había una trama muy compleja que tenía que ver con un proceso genocida aún muy poco debatido. En Pozo del Tigre un chico encontró restos humanos algunos años después de la masacre, y esos restos fueron expuestos como piezas de museo en una escuela, naturalizando el genocidio. Es una de las escenas con las comienza el documental Octubre Pilagá, relatos sobre el silencio que estrenamos en el 2010.

    Niñas en la huerta de la Misión Laishi bajo la supervisión de una monja (AGN)

- ¿Por qué los hechos fueron conocidos recién en 2005?
- El miedo de las víctimas y la discriminación que aún hoy sufren jugaron a favor del silencio. No sólo los sobrevivientes no se animaban a hablar, tampoco se animaban los "criollos" que habían presenciado la masacre. En el libro menciono unas cartas de octubre del 47, escritas por los franciscanos, que hablan de estos sucesos que sin embargo no denunciaron.
Las mujeres y los chicos también trabajaban y la mortandad era muy alta.

- ¿Por qué habla en el libro de "las víctimas como delincuentes"? ¿Qué sucedió con los culpables?
- Me refiero a los diarios de la época, que se hicieron eco de la información que hizo circular el Ministerio del Interior y la Gendarmería y hablaron de "ataques a la población blanca", "asesinatos", "saqueos", "indígenas armados", y así colaboraron con el encubrimiento del crimen. Tanto los periódicos como la documentación oficial justificaron la masacre del 47 recurriendo a la vieja historia del "malón indio", estigmatizando a las víctimas y colaborando con el silencio que cubrió este hecho durante tantos años. La masacre no se investigó y los responsables, que van desde los comandantes del escuadrón hasta los Ministros de Guerra y Marina, y del Interior jamás dieron explicaciones y, lógicamente, nunca fueron juzgados.

- ¿En qué condiciones trabajaban los indígenas del Gran Chaco?
- Desde la presidencia de Julio A. Roca y aún antes, uno de los objetivos fundamentales de las campañas militares era el control de la mano de obra que se consideraba disponible en el Gran Chaco. Con este objetivo, a principios del siglo XX se crearon las reducciones estatales de Napalpí, Bartolomé de las Casas, Francisco Muñiz y también las religiosas como Laishí y Nueva Pompeya donde llegaron a trabajar, simultáneamente, hachando quebracho y cosechando algodón cerca de 10.000 personas cada año. Al mismo tiempo el Estado a través del Ministerio del Interior firmaba convenios con empresas azucareras como Ledesma, Tabacal o Las Palmas y les enviaba miles de trabajadores bajo vigilancia policial. El trabajo se pagaba en vales o fichas sólo canjeables en las proveedurías de los mismos establecimientos. Las mujeres y los chicos también trabajaban y la mortandad era muy alta debido a la explotación la mala alimentación y las enfermedades. En 1947 el Gran Chaco ya era una gran fábrica donde decenas de miles de personas eran explotadas de forma inhumana en beneficio del Estado y de las empresas privadas.

Aarón Anchorena cazando yaguaretés en territorio pilagá, 1918 (AGN)
- ¿Cómo se gestó la masacre?
- Los documentos Reservados y Secretos, que pueden verse impresos en el libro, hablan de la intransigencia de los pilagá y utilizan el término "irreductibles" para referirse a su negativa a ser trasladados hacia las reducciones. Para mí ese es un elemento clave, es el momento en que la represión se gesta, como respuesta a la resistencia de los ancianos y los caciques a abandonar La Bomba y a trasladarse hasta el lugar destinado para el encierro.
"Los sobrevivientes que conocí estaban ansiosos por contar lo que les había pasado".

- ¿Cuántos muertos hubo?
- En esa época la gente de las comunidades no estaba documentada, y no había censos, pero las fuentes de Gendarmería hablan de 7000 personas reunidas en La Bomba aquel 10 de octubre. Si había ametralladoras Colt, que disparaban 500 balas por minuto, es posible imaginar el desastre. Sin embargo es muy difícil saber cuántas personas murieron. Yo no me atrevo a dar cifras. Hay muchos desaparecidos, porque cuando los grupos escapaban, iban muriendo los heridos en el monte y no tenían como enterrarlos. También morían de sed y de hambre, hubo quema de cadáveres, y grupos que fueron exterminados por completo Fueron cientos pero es difícil determinar una cantidad con certeza.

- ¿Cuál fue el accionar del gobierno de Perón ante la masacre?
- En esa época el Poder Ejecutivo, por ley, tenía la facultad de mover a la Gendarmería desde el Ministerio del Interior hacia el Ministerio de Guerra en circunstancias determinadas. Eso fue lo que sucedió en 1947. Tanto los escuadrones de Formosa, como un avión de la Fuerza Aérea actuaron bajo las órdenes de Humberto Sosa Molina, Ministro de Guerra y Marina, que informó sobre estos movimientos, mediante documentación reservada a Angel Borlenghi, Ministro del Interior.

- ¿Cómo fue la experiencia con los pueblos originarios en la investigación?
- Los sobrevivientes que conocí estaban ansiosos por contar lo que les había pasado. Me decían que nadie se había interesado por escucharlos antes, y me recibieron muy cálidamente. Las filmaciones se hicieron en Pilagá y sin traducción simultánea, porque yo no quería interrumpirlos mientras hablaban. Así que no comprendí los detalles de lo que había pasado hasta que dos traductores vinieron de Formosa a trabajar a Buenos Aires. Ese fue un momento extraordinario, revelador pero también muy doloroso. La relación con algunos de ellos, sus hijos y nietos perdura hasta hoy, y nos vemos a menudo. Lamentablemente muchos fallecieron en estos últimos diez años. Uno de los momentos más lindos que pasamos juntos fue durante una de las proyecciones de la película cuando se colocó una gran pantalla sobre un camión en la ruta, en la entrada de Las Lomitas, y se acercaron más de 400 personas, entre familias pilagá, wichí y criollas de la zona. El momento más emotivo fue el hallazgo de una de las fosas comunes descubiertas durante la investigación que llevó al juicio por la masacre.

Fuente> Diario Clarin – Libros -  Sociedad – 17 de Diciembre de 2.017

viernes, 25 de noviembre de 2016

25 de Noviembre de 1.886 Matanza de San Sebastián al Pueblo Selknam

La misma ordenanza recuerda la matanza de San Sebastián, el 25 de Noviembre de 1886. “Es la primera masacre documentada y se conoce con detalle, cuándo, dónde y cómo ocurrió, fue cometida por un oficial argentino, en una misión de exploración, donde debía registrar su accionar en un diario de bitácora”.
El capitán Ramón Lista desembarcó en la playa de San Sebastián con el fin de explorar la región. “Ese mismo día se topa con una tribu Selknam, el capitán intenta tomarlos prisioneros, pero éstos se resisten. Lista ordena entonces a sus hombres abrir fuego y matan a 27 originarios del lugar”, recuerda.
Días después “los hombres de Lista se ensañan con un joven al que encontraron escondido tras unas rocas, armado tan solo con arco y flecha, al que asesinan de 28 balazos”.



12 de Octubre: La Conquista de América una de las mayores calamidades sanitarias en la historia humana


Los indígenas desconocían la viruela, la tuberculosis, la peste, el cólera y el tifus, entre otras enfermedades. De ser quizás el 20 % de la población mundial, los amerindios pasaron a ser el 3 % en un siglo.

Hay una investigación realizada por Fernando Tudela, quien fuera Ex Subsecretario de Planeación y Política Ambiental de México y presidió la Comisión Interministerial de Cambio Climático en su país, en la cual relata un aspecto poco estudiado y que tiene que ver con las implicancias a nivel salud que trajo la conquista europea en los territorios americanos conquistados.

“El dramático encuentro, o más bien encontronazo, de fines de siglo XV entre los aborígenes americanos y los colonizadores europeos constituye uno de los acontecimientos de mayor trascendencia, no sólo para la región, sino para la historia del planeta en su conjunto”, sostiene el autor.

La conquista española trajo en sus viajes al continente americano un poderoso conjunto de materiales biológicos. Una buena parte de estos componentes bióticos fueron objeto de un traslado de un lugar a otro en forma consciente. Este fue el caso de los grandes animales domesticados, o de las semillas para cultivos habituales que, junto con las tecnologías correspondientes, formaban parte imprescindible del sistema cultural que los conquistadores tratarían de trasplantar e imponer en el Nuevo Mundo.

Sin embargo muchos de los organismos que cruzaron el Atlántico lo hicieron como polizones. Su indeseable presencia, difícil o imposible de detectar en los pequeños navíos en los que hicieron la travesía, transformó el mundo que los recibió por lo menos tanto como lo hicieron los pasajeros biológicos “legales”. Roedores, y sobre todo, una formidable carga de gérmenes patógenos muy variada realizaron por cuenta propia una conquista de alcances tan decisivos como subestimados hasta hace poco tiempo.

“Los ensayos históricos tradicionales nunca han dejado de reconocer la elevada mortalidad que afectó a las poblaciones nativas a raíz de ese encuentro. La conciencia colectiva no ha conseguido hasta ahora asimilar la verdadera magnitud del colapso demográfico que experimentó la población americana entre 1492 y principios del siglo XVIII. En las últimas tres décadas, la investigación en el ámbito de la demografía histórica, fue corrigiendo al alza las estimaciones iniciales de la población aborigen en el momento del contacto”.

Aun si se rectificaran por exageradas algunas de las estimaciones recientes, la caída de población verificada en América entre el momento álgido del encuentro y el nadir poblacional registrado por lo general en torno a 1700, permitiría caracterizar el colapso americano como la mayor catástrofe demográfica de nuestra era, sólo comparable a lo que produciría en la actualidad una conflagración nuclear de intensidad media. “El encuentro euroamericano debería reconocer como un acontecimiento apocalíptico basado en una de las mayores calamidades sanitarias que haya experimentado la humanidad”.

Pocas décadas después del encuentro, la población indígena se redujo en muchos ámbitos hasta el límite de su virtual extinción. Los primeros en entrar en contacto con los europeos, los arawacos de las Antillas, desaparecieron por completo sin dejar rastro. La isla de La Española (en la actualidad Haití / República Dominicana), cuya población en la transición entre los siglos XV y XVI era por lo menos de un millón de habitantes, contaba en 1548 con no más de 500 indígenas, entre niños y adultos. Los aborígenes de Cuba, Puerto Rico, Jamaica, del istmo panameño, o los nativos australes de Tierra del Fuego, sufrieron un destino similar.

En la costa del Pacífico del actual territorio de Nicaragua, vivían unas 600 mil personas en el momento del encuentro; en 1550, no quedaban más de 45 mil. La población de México central rebasaba los 20 millones a principios del siglo XVI, pero se redujo a poco más de un millón un siglo más. Poco tiempo después del contacto, hacia 1520, la Mixteca Alta oaxaqueña contaba todavía con unos 700 mil habitantes; en 1660/70 no quedaban más de 30 mil. Los datos, recabados en las más diversas latitudes, son consistentes y abrumadores: en todos los ámbitos americanos la población indígena se había desplomado de manera espectacular. Las reducciones del orden del 90-95% en relación con la población preexistente fueron más norma que excepción. Ante los nuevos ritmos de las defunciones cambiaron las prácticas funerarias: en ocasiones, como lo registró Motolinía, los debilitados supervivientes se limitaron a derrumbar las viviendas encima de los difuntos, para contener al menos el hedor que despedían los cadáveres. Según expresaba un asombrado cronista, los nativos “morían como peces en un cubo de agua”.


En el momento del contacto, la población del continente podría representar cerca del 20% del total de la humanidad; un siglo después, la población americana, incluyendo a los europeos recién inmigrados, no significaba en términos cuantitativos, más de un 3% de la especie humana.



La magnitud y el significado de esta hecatombe, no ha recibido hasta ahora el debido reconocimiento por parte de la conciencia colectiva americana o europea, debido tal vez al hecho de que la historia la escriben los vencedores o sus sucesores, y por lo general, ni los conquistadores, ni los criollos, ni las clases dominantes establecidas tras la emancipación política americana, han manifestado en los hechos una preocupación profunda por las condiciones de vida o, para el caso, de muerte, de los indios.

“Los textos históricos tradicionales mencionaban siempre un conjunto de factores causales entre los que figuraban las epidemias, las guerras de conquista, la sobreexplotación de la mano de obra indígena, la desorganización social y la ruptura de los patrones culturales preestablecidos, incluyendo las reglas de nupcialidad y parentesco. Sin negar la incidencia de los demás como factores agravantes, hoy se destaca el componente sanitario como factor causal de un orden de magnitud superior, que por sí solo podría explicar un colapso demográfico como el que experimentó el continente”.

El largo aislamiento aborigen impidió el desarrollo de mecanismos biológicos de defensa frente a las enfermedades más comunes que habían implicado flagelos milenarios para las poblaciones euroasiáticas y africanas.

Los aborígenes con los que se toparon los conquistadores desconocían la viruela, el sarampión, la tuberculosis, la peste, el cólera, el tifus la fiebre amarilla, la malaria, y tal vez ni siquiera las gripes ni los parásitos intestinales más comunes. Los microorganismos foráneos establecieron con los aborígenes un contacto mucho más inmediato y mortífero que el de sus portadores humanos europeos, desesperados sobrevivientes de una lucha sorda, transcurrida durante muchas generaciones, que les había conferido frente a ellos un razonable grado de inmunidad.

Los aborígenes americanos fueron en cambio víctimas de un síndrome de inmunodeficiencia heredada. Millones de indígenas perecieron, en forma para ellos inexplicable, incluso antes de haber visto nunca a alguno de los barbados personajes recién llegados al continente. En virtud de los sistemas de intercambio establecidos, la velocidad de propagación de las epidemias superó con frecuencia los lentos avances de los conquistadores a través de las junglas mesoamericanas.

De manera apenas consciente, se libró así la primera guerra bacteriológica a gran escala de la historia. Los conquistadores vencieron muchas veces por default; los primeros contactos se establecieron con los diezmados y debilitados, sobrevivientes de epidemias que se acababan de abatir sobre las poblaciones indígenas.

Los rudimentarios sistemas administrativos locales no tuvieron siquiera oportunidad de registrar estas catástrofes. Al contrario de lo que sucedía en «La Guerra de los Mundos» por obra de la imaginación de H. G. Wells, la munición bacteriológica estuvo aquí en manos de los invasores, que desconocían desde luego el poder de la misma. Los indios no tenían ni palabras para designar las pavorosas epidemias que se cebaban en ellos y, por alguna maldición del destino, respetaban a los impetuosos forasteros.

“La virulencia inaudita de las enfermedades daba lugar a huidas en tropel que lograban tan sólo una propagación más eficaz de las epidemias, la primera y más desastrosa de las cuales fue protagonizada sin duda por la viruela. Este solo agente hacía desaparecer en el transcurso de pocos días por lo menos un tercio de la población que tenía la desgracia de entrar por primera vez en contacto con la civilización cristiana occidental”.

La vulnerabilidad indígena frente a las enfermedades importadas, que supuso un hecho casi milagroso para las intenciones militares de los conquistadores, se transformó muy pronto en una maldición que privó a los colonizadores de la antes abundante mano de obra local, en la que residía la principal riqueza americana. La escasez de fuerza de trabajo explotable, por despoblamiento generalizado, constituyó durante tres siglos una constante rémora para los proyectos productivos del período colonial.

De manera significativa, la vulnerabilidad del sistema inmunológico indígena frente a los nuevos y microscópicos invasores, producía resultados muy distintos según el contexto geográfico: la mortandad fue mucho más intensa en el Caribe y en las tierras bajas del trópico húmedo que en los altiplanos, a pesar de que la ferocidad de los conquistadores debía ser bastante homogénea.

Los indios americanos fueron víctimas de un proceso que se denominó “la unificación microbiana del mundo. Las décadas que siguieron a 1492 borraron las tajantes fronteras que se habían establecido entre los diversos hábitats de los microorganismos del planeta. Los indígenas pagaron el más alto precio por el ingreso al “mercado común de los microbios”.

Los avances de la medicina y la introducción de prácticas habituales de vacunación lograron después mitigar algo el proceso, pero en ningún caso se ha podido prevenir por completo la calamidad sanitaria que sobreviene cuando una población que ha evolucionado en condiciones de prolongado aislamiento entra en contacto por primera vez con el “pool” mundial establecido de microorganismos patógenos.

Escrito: Darío Brenman

Fuente: La Izquierda Diario / 15 de Octubre de 2.016

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Llegada de la Civilización al Abya Yala

  Éramos hijos de dioses y nos volvieron esclavos. 
Vestíamos con oro, hermosas piedras y rico plumaje y nos volvieron un continente pobre y saqueado.
Éramos conocimiento y nos trajeron a su Dios y junto con su Dios la ignorancia y el desapego de la madre tierra.
Así fue como llegó la civilización.
Imagen: El encuentro de Jaime Zapata
Fuente: Mar Tierra

El genocidio fueguino, la masacre del pueblo selk'nam


Escribe: Luciano Andrés Valencia

El 25 de noviembre se cumpliran 130 años de una masacre llevada a cabo por militares argentinos contra indígenas selk'nam.

Ese día la provincia de Tierra del Fuego (Argentina) celebra el “Día del Aborigen Fueguino”, pero en los últimos años se ha alzado voces que reclaman que se conmemore el “Día del Genocidio Selk'nam”, para recordar las matanzas ocurridas entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

El pueblo selk'nam es originario de la Isla Grande de Tierra del Fuego, tanto del lado ocupado por el Estado argentino como del chileno. Según informantes indígenas, el nombre significa “clan de la rama separada”. Eran llamados “onas” por otros pueblos originarios de la isla, que significa “hombres de a pie” o “gente del norte” en lengua yamana. Esta denominación también fue utilizada por europeos y criollos.

Los primeros selk'nam provinieron de grupos nómades continentales de la Patagonia Meridional, que cruzaron a territorio fueguino antes de que se constituyera en una isla hace 10.000 años. Al término de la última glaciación se produjo la separación definitiva entre el istmo fueguino y el continente.

El predicador británico Lucas Bridges los describió de la siguiente manera: “La tribu de los onas habitaban en el interior así como en la parte norte y oriental de la isla principal, pero en ocasiones algunos de estos individuos penetraba en la región de los yaganes hasta llegar al extremo este del Canal de Beagle. Sus únicas armas eran arcos y flechas. Vivían casi exclusivamente de carne de guanaco. Se vestían con las pieles de estos animales y los utilizaban para arreglar sus refugios” (1).

Habitaban en territorios conocidos como “haruwen” (nuestra tierra) que era la base de su organización social. Sus linajes eran patrilineales exogámicos y patrilocales en cada haruwen. Algo que llamó la atención a Bridges era que “no tenían jefes hereditarios ni electivos, pero los hombres que sobresalían por su habilidad casi siempre se convertían de hecho en dirigentes. Sin embargo uno podía ser jefe hoy y otro mañana” (2).

El etnólogo Martín Gusinde señalaba a principios del siglo XX que “aunque los selk'nam constituyen una sola tribu, se subdividen en tres grupos locales”. Esta división la atribuyó a factores económicos y a las particularidades del terreno (3). Hoy se considera que existieron tres parcialidades: 1) parika: pamperos del norte; 2) herska: de los bosques del sur; y 3) chonkoyuka: en las serranías frente a la Bahía Inútil, Chile. También hay que considerar a la etnia Haush, que Bridges consideraba “Onas del Este”. 

En 1520 la expedición de Hernando de Magallanes costeó la Isla antes de penetrar por el estrecho que conecta el Atlántico con el Pacífico. Allí divisaron las enormes fogatas que realizaban los selk'nam, por lo que denominaron a la isla “Tierra del Fuego”. Hubo contactos fugaces con las expediciones de Pedro Sarmiento de Gamboa (1584) y de los hermanos Bartolomé y Gonzalo García Nodal (1619). En 1711 ancló en la Bahía Buen Suceso un jesuita integrante de una exploración y dijo que sus habitantes eran “gente bastante dócil” y que “no sería difícil instruirlas”. En 1769 también pasó por ahí el marino británico James Cook. Esta sería la primera de una serie de expediciones británicas que se llevarían a cabo durante el siglo XIX interesadas en estudiar las riquezas que podían explotarse en la isla. Incluso hay registros de secuestros de pobladores originarios selk'nam, yamanas (o yaganes) y kawesqar (o alakaluf) para ser llevados a Europa. Algunos fueron recluidos en los terribles “Zoológicos Humanos”, como el que se realizó durante la Exposición Universal de París en 1889 (4).

Familia Selk'nam fotografiada a principios del siglo XX.
La Isla fue atravesada por la conquista directa de los Estados chileno y argentino. No hubo una experiencia colonial previa y gradual que diera acceso a negociaciones, acomodamientos y reestructuración de la comunidad y de sus vínculos con los conquistadores (5). El usufructo de la isla comenzó en el lado chileno con la explotación de oro en 1881 y la instalación de estancias ovinas en 1884. En 1884 el Estado argentino fundó la Subprefectura de Ushuaia.

Para entonces se calcula que el número de selk'nam era de 3.500 o 4.000 personas según estimaciones de Gusinde. El Boletín Salesiano censaba de 2.000 a 3.000 personas en 1887. Cifras similares daba la Gobernación de la provincia chilena de Magallanes, de la que depende el lado oeste de la isla. La antropóloga Anne Chapman calcula entre 3.500 y 4.000 personas para 1880 cuando comenzó la ocupación (6).

Las primeras masacres contra los selk'nam fueron llevadas a cabo por las expediciones mineras, que llegaron luego de que en 1879 se descubrieran yacimientos auríferos en los principales ríos fueguinos. Es emblemático el caso del minero rumano Julius Popper, que en la década de 1880 comenzó a buscar oro en la isla y protagonizó varios enfrentamientos con los selk'nam a los que persiguió para matarlos y robar sus pertenencias con las que formaba colecciones. La perversidad de Popper llegó hasta el punto de realizar un álbum fotográfico en el que puede observarse la secuencia completa de una masacre perpetrada junto con un grupo de hombres armados contra un poblado en la bahía de San Sebastian (7). Algunas de estas fotografías fueron dedicadas al presidente argentino Miguel Juárez Celman.

El 5 de marzo de 1887 Popper expuso ante el Instituto Geográfico Argentino de Buenos Aires. En esa oportunidad relató un supuesto enfrentamiento con los selk'nam, en donde su expedición salió inmune de las flechas que les arrojaron. No así los selk'nam que fueron masacradas por los winchester de los hombres de Popper.

Popper llegó a formar un verdadero Estado en la isla, que contaba con monedas de oro de 1 y 5 gramos acuñadas de manera artesanal. Más tarde esas monedas fueron impresas en la Casa de la Moneda de la nación. Mientras en el territorio argentino regía el peso, en Tierra del Fuego se utilizaba el “popper”. Cuándo emitió estampillas por valor de 10 centavos el Estado Argentino le realizó un juicio. Sin embargo nunca fue juzgado por el asesinato de los selk'nam.

Contemporánea a la presencia de Popper. se produjo una expedición a cargo del oficial argentino Ramón Lista en 1886. En esa oportunidad se llevó a cabo la primera masacre documentada. El 25 de noviembre los hombres de Lista encontraron a un joven selk'nam armado con un arco y lo mataron de 28 balazos. Mas tarde se toparon con un grupo al que intentaron capturar, pero al resistirse Lista ordenó a sus hombres que abrieran fuego. Como resultado fueron asesinados 27 selk'nam. Tras esta masacre Lista fue premiado por el Estado argentino con el cargo de Gobernador del Territorio Nacional de Santa Cruz, que le fue concedido al año siguiente. También lleva su nombre una localidad santacruceña.
La gestación de la gran propiedad ganadera sería el desencadenante de las mayores matanzas contra los pueblos originarios fueguinos. En 1884 el Estado chileno concedió 123 mil hectáreas a la firma Wehrhahn y Compañía. Hacia 1890 concedió 1 millón de hectáreas en arrendamiento por un plazo renovable de 20 años a José Nogueira. Esta concesión junto con otra ya otorgada de 35.000 hectáreas a Nogueira y su cuñado Mauricio Braun serían la base de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (SETF), fundada en 1893. En la década de 1890 también comenzó la explotación ganadera ovina en el lado argentino. Entre 1897 y 1899 Mauricio Braun y su suegro el asturiano José Menéndez adquirieron las mejoras tierras para la actividad pastoril.


Para 1894 todos los lugares históricamente ocupados por los selk'nam (paraderos de caza, haruwen, lugares de ceremonia y tránsito) estaban en manos de estancieros. Además la llegada de ovinos significó el fin del guanaco, que comenzó a ser cazado para que no compitiera por las pasturas con el ganado de las estancias. Acosados por el hambre, los selk'nam comenzaron a cazar “guanaco blanco” (ovejas) lo que significó la agudización de los enfrentamientos entre pueblos originarios y “koliot” (expresión selk'nam para referirse a los invasores de sus territorios ancestrales).

La capacidad productiva y la solvencia de las estancias, debido a su desarrollo económico y las inversiones que llegaban desde Gran Bretaña, generó una situación en la que el Estado quedó anulado. Lo privado superaba la autoridad de lo público. Los propietarios de la SETF se erigieron como máxima autoridad de la isla y como abastecedores del Estado, tanto de tierras como de suministros de luz, alimentos, cabalgaduras, forrajes, caminos, comunicaciones, etc. La policía pasó a cumplir un rol de guardián de los establecimientos y muchas cosas imprevistas se resolvían con la intervención del propietario (8).

Dueños absolutos de la isla, los grandes estancieros llevaron a cabo la mayor parte de las matanzas contra el pueblo selk'nam. A la sociedad Braun-Menéndez le podemos atribuir el título de “autores intelectuales” del genocidio. Ellos fijaron un precio por cada indígena asesinado. Pagaban una libra esterlina por cada oreja de adulto y media libra por orejas de niños. Pero al ver vagando indígenas sin orejas comenzaron a cotizar por cabezas, testículos y corazones.

Uno de sus capataces, el escocés Alexander Mc Lennan, a quién apodaban “Chancho Colorado”, fue famoso por sus “cacerías humanas”. En una ocasión encontró una ballena muerta en la playa de Springhill y la envenenó con altas dosis de estricnina. Luego de alimentarse de ella, murió la mayor parte de una comunidad selk'nam.

En otra ocasión hizo creer a la comunidad que cesarían las persecuciones y les devolverían parte de sus tierras. Para sellar el acuerdo les ofreció un banquete en la playa de Santo Domingo. Luego de la comida, en donde se sirvió abundante alcohol, los hombres de Mc Lennan los tirotearon matando a 300 personas.

A partir de entonces otros estancieros -Rodolfo Stubenrauch, Peter Mc Clelland- copiaron los métodos de Braun-Menéndez. A comienzos del siglo XX una comunidad resistió en Punta Alta el asedio de los estancieros y sus matones durante un día hasta que sucumbieron. En otra oportunidad un buscador de oro italiano encontró el cadáver de 80 selk'nam que había sido tiroteados.

El escritor Eduardo Belgrano Rawson se refirió a estas masacres en su novela Fueguia. En ella se narra la historia de una familia que debe huir de los “cazadores de indios” pasando por el “Imperio de las Ovejas” de los estancieros británicos (9).
Hubo algunas voces de misioneros salesianos que reclamaron el fin de las matanzas ante los gobiernos argentino y chileno.

En los juicios realizados en la provincia de Magallanes se comprobó que las matanzas eran una práctica sistemática, pero las condenas recayeron solo sobre sus ejecutores directos que quedaron libres a los pocos meses. Esto muestra la complicidad de los poderes de ambos Estados con los estancieros en la consumación del genocidio.

Otros testimonios relatan que entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX se realizaban “prácticas de tiro” desde los barcos usando como blanco los selk'nam que se divisaban en la costa. Se ignora cuántos pudieron haber muerto de esta forma.

El paso final consistió en la reclusión de los indígenas sobrevivientes en colonias o en las misiones salesianas, como la de La Candelaria - que funcionó cerca de la actual localidad de Río Grande entre 1893 y 1947- y la de la Isla Dawson -fundada en 1888- en el lado chileno. Allí sucumbieron en gran cantidad debido a la viruela, la tuberculosis y otras enfermedades de origen europeo para las que no contaban con defensas. Entre 1900 y 1902 se registraron 223 defunciones en La Candelaria, 99 de las cuáles (44,39%) se debieron a la tuberculosis (10). En la isla Dawson murieron mas de 800 selk'nam. La alimentación en estas misiones consistía principalmente en harina, fideos, arroz, porotos, azúcar, papa y te. Esta dieta alta en carbohidratos, con contraste con la que llevaban, puede haber afectado su salud y predisponer la alta tasa de mortalidad.

Lucas Bridges también señala los estragos que causó el alcoholismo, introducido por los europeos, en la comunidad selk'nam (11).

Consumado el genocidio, se pretendió decretar la “extinción de la raza selk'nam”, como un intento de evitar los reclamos territoriales de los sobrevivientes y sus descendientes. Los sectores hegemónicos crearon un discurso supuestamente científico en donde se señalaba que los selk'nam eran un pueblo cazador y recolector con movilidad terrestre. En base a esto se consideraba que los últimos “representantes puros” de esta etnia murieron en la década de 1960 y 1970 -la historia oficial considera a Angela Loij, muerta en 1974, como “la última selk'nam”-, y algunos descendientes mestizos que “aún portaban esa cultura” dejaron de existir en la década de 1980. A este discurso adhería la famosa antropóloga franco-estadounidense Anne Chapman -que tituló uno de sus libros sobre los selk'nm: El fin de un mundo - y está presente en las publicaciones oficiales de la provincia de Tierra del Fuego y en la obra de numerosos investigadores (12).

En oposición a este discurso han surgido numerosas personas que se reconocen como selk'nam, aunque no practiquen la caza y recolección ni habiten en haruwen, como pretenden estas visiones estáticas de los pueblos originarios. En los últimos años han creado asociaciones -como la Casa de Extensión Cultural Rafaela Ishton en la provincia argentina de Tierra del Fuego- en donde se nuclean y llevan adelante sus reclamos.

El genocidio selk'nam constituye un delito de lesa humanidad que permanece impune hasta la actualidad, y del que son responsables los Estados argentino y chileno, junto con las sociedades explotadoras que lo ejecutaron. En actualidad la Sociedad Anónima Exportadora e Importadora de la Patagonia, fundada por la familia Braun-Menéndez en 1908, es propietaria de 160 sucursales de supermercados en todo el país. Mientras los descendientes de los ejecutores continúan obteniendo ganancias millonarias a partir de las tierras obtenidas por el genocidio, los descendientes de las víctimas y sobrevivientes continúan reclamando justicia y reparación territorial por las matanzas ocurridas en el extremo más austral de nuestra América.

Notas
(1) Bridges, Lucas; El Ultimo Confín de la Tierra, Buenos Aires, Emece, 1952, p. 54.
(2) Bridges, Lucas; El Ultimo Confín... , p. 220.
(3) Gusinde, R.P. Martín; Los Fueguinos , Ediciones del Cardo, 2003, p. 53.
(4) Vicat, Mariana; Caciques Indígenas Argentinos , Buenos Aires, Ediciones del Libertador, 2008, pp. 193- 195.
(5) Casali, Romina y Guichon, Ricardo; “Los selk'nam en la Misión de La Candelaria: aportes historiográficos al proceso de contacto en el norte de Tierra del Fuego desde un abordaje interdisciplinario”, en: Celton , Dora; Guirardi , María y Carbonetti , Adrián (coord); Poblaciones Históricas: fuentes, métodos y lineas de investigación , Rio de Janeiro, Asociación Latinoamericana de Población, 2010, pp. 511- 512.
(6) Chapman, Anne; Fin de un mundo. Los Selk'nam de Tierra del Fuego , Santiago, Taller Experimental Cuerpos Pintados, 2002, p. 22.
(7) Algunas fotografías de la secuencia se puede ver en el siguiente enlace: http://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/16495164/Un-demonio-llamado-Popper.html .
(8) Casali, Romina; “Relaciones interétnicas en Tierra del Fuego: el rol de la misión salesiana La Candelaria (1895- 1912) en la resistencia selk'nam”, Revista de Estudios Marítimos y Sociales , Nº 5/6, 2012/2013, p. 107.
(9) Rawson, Eduardo Belgrano; Fueguia , Buenos Aires, Sudamericana, 1993.
(10) Casali, Romina y Guichon, Ricardo; “Los selk'nam en la Misión de La Candelaria...”, p. 504.
(11) Bridges, Lucas; El Ultimo Confín... , p. 135 y otras.
(12) Sobre este tema se puede consultar a Méndez, Patricia María; “La extinción de los selknam (onas) de la Isla de Tierra del Fuego. Ciencias, discurso y orden social”, Gazeta de Antropología , Nº 28 (2) artículo 5, 2012.

Fuente: Rebelión