Oh, gran Espíritu, Bendita Madre Tierra que me das tu suelo, tus recursos y que
me abrazas en el calor de tu regazo.
Que respete tu organismo incesante.
Que nunca provoque intencionalmente la fuerza de tu fuego y, en cambio su fuerza inspire mi espíritu para ser como llama incansable y enérgica.
El agua cristalina nunca contamine y siempre use con respeto, sabiendo que es elemento vital.
Que su cauce purifique mi alma y me conecte a su alma, que ya agoniza para hacerme sensible y unirme a mis hermanos que también la necesitan tanto como yo.
El agua cristalina me haga ligero el andar por los senderos sinuosos y agrestes de la vida.
Que tu aire sea limpio y mis manos no provoquen llamaradas de humos tóxicos, que sea en cambio el espíritu del aire quien me haga sentir libre.
Bendita tierra que tu suelo pisé con respeto, que tu tierra me abrace por siempre y no llegue a asfixiarme como respuesta a mi estadía irresponsable.
Que en cada árbol tuyo vea a un viejo sabio.
Que en cada animal observe el espíritu salvaje de lo puro, imperioso de existir en su hábitat.
Que mi estancia en tu seno sagrado sea en armonía y digno de tu gran amor.
Divinos elementales de la tierra que mis ojos vean y mis oídos escuchen ahora que es tiempo.
Así sea.
Yeimi Ferreira - Circulo de Memoria Ancestral
