Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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martes, 22 de diciembre de 2020

CAPAQ RAYMI. Celebracion de la abundancia espiritual


El 21 de diciembre se inicia el solsticio de verano para el hemisferio sur, tiempo en el cual el Sol se aproxima más a nosotros, tornándose vecino a la Chakana (Cruz del Sur). Es el día más largo del año. Con ésto empieza nuestra estación de verano, por la cual los rayos solares llegan perpendicularmente al trópico de Capricornio llegando con mayor intensidad, evaporando las aguas y superficies húmedas que al llegar a cierta altitud se condensan para precipitarse y complementar la faena agrícola.

Comienza la época de lluvias.
Nuestros pueblos andino amazónicos festejaban ancestralmente a este fenómeno como el Qapaq Inti Raymi o Gran Fiesta del Sol.
Es momento de energía masculina, en que el Padre Sol Tata Inti ilumina nuestros corazones. 
Según el cronista Waman Poma de Ayala en su “Nueva crónica y buen gobierno”: “…en este mes de diciembre Qapaq Inti Raymi -mes de fiesta del sol es el mes de sembrar papas, uqas, quinua, trigo. También quchqa sara (temporal), con lluvia. Si pasa este mes, se pierde la sementera porque llueve hasta marzo, no se anda en el reino. No andan los mercachifles de vino, coca, ají, sal, harina, maíz ni ropa. Aparecen las frutas: melones, lúcumas, paltas, durazno en el reino…” a la que había que agregar la floración de las orquídeas y la aparición de las moras.


Todos los que buscamos armonizar la vida, empezamos a caminar por el reencuentro y armonía con nuestra Pachamama y a celebrar el Gran Qapaq Raymi el 21 de diciembre. Caminamos por un día completo, siempre acompañados por estrellas brillantes, la Mama Killa (madre luna), el Wayra (viento), el Llullu tamya (lluvia tierna), el Inti Yaya (padre sol) y por runas (seres humanos) que moran de lo más simple y complejo y maravilloso suelo andino, a lo largo del camino, hasta las Wakas sagradas.
El día 24 a la mañana se comienza a preparar la Pachamanka, y se comparte la comida comunitaria a las 12 del mediodía cuando los rayos del sol terminan de cocinar el alimento y transformarlo en medicina. En este día se celebran los matrimonios, y se presentan los niños, en la comunidad. 
Celebremos la energía del sol y que llegue a todos los corazones!

Texto de Violeta de los Andes
Diversidad Cultural Indígena.




domingo, 23 de diciembre de 2018

¿Qué Celebramos? ¿Qhapaq Raymi o Navidad? ¿Inti Raymi o San Juan?



Celebraciòn del Capac Raymi según Guaman Poma

Por Ivan Ignacio*

Tras la violenta invasión europea a nuestro continente Abya-Yala se sucedieron una serie de cambios impuestos por la fuerza sobre nuestros pueblos tanto a nivel cultural, político, religioso, económico, militar, jurídico, etc.

Estos cambios se dieron de diferentes maneras y procesos, desde las más sutiles hasta las más abruptas y turbulentas. Sin duda que una que una de ellas se dio en el plano religioso cuyos representantes mediante la Santa Inquisición justificaron sus crímenes de lesa religiosidad produciendo la colonización espiritual de nuestros antepasados.

La expansión de la religiosidad occidental tomó la forma de sectas a medida que los conflictos internos en la iglesia católica y el caos cristiano oficiales se iban agudizando irremediablemente.

En este proceso es en el que se inscriben por ejemplo la suplantación descarada de nuestras festividades, rituales y ceremonias religiosas, con otros nombres relacionados con la religión dominante, con otros elementos ceremoniales, con otros conceptos y visiones del mundo, y tratando de adecuar y hacer coincidir de modo sutil las fechas más importantes de las festividades andinas en nombre de un supuesto sincretismo religioso.

Y de esta híbrida mezcla emergieron nuevos rituales, nueva simbología, nuevas creencias, etc. que a decir verdad no son mas que grotescas caricaturas de nuestras verdaderas tradiciones espirituales y religiosas, las mismas que en su mayoría son practicadas por la iglesia católica sobre la población criollo-mestiza principalmente en los centros urbano-citadinos en donde mas influencia tuvo la invasión.

Sin embargo de todo esto, conforme pasaba el tiempo y de acuerdo a la tradición y transmisión oral andina, constatamos que en infinidad de nuestras comunidades originarias aun conservamos intacto la semilla pura de nuestra religiosidad, presta a echar nuevamente las raíces, a germinar y brotar como el maíz de la tierra. Esto en el propósito de mostrar lo que esencialmente representa para nuestro mundo andino el porqué de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestro júbilo.

En nuestros sagrados Andes existen cuatro momentos importantes en el ciclo vital del maíz como referencia esencial, los que científicamente establecidos constituyen determinados puntos en el tiempo llamados equinoccios y solsticios, durante el lapso de un año, tiempo en el que nuestro planeta gira dando una vuelta entera alrededor del sol.

Entre estos solsticios se distinguen nuestras celebraciones del Inti Raymi y del Qhapaq Raymi, festividades que nuestros antepasados solían celebrar el 21 de Junio y el 21 de Diciembre de cada año, fechas en las cuales el sol alcanza su máxima distancia en su alejamiento del centro equinoccial de la tierra, llamado también el Inti-ñan o Inti-Watana, lo que significa la ceremonia de protección del Padre Sol, el Tata Inti, a fin de evitar que esta deidad suprema se aleje extremadamente de nuestro planeta y, contrariamente, permita la germinación y maduración de los frutos que nacen de nuestra Madre Tierra, la Pachamama, otra de nuestras divinidades supremas.

Nuestros sabios Amawtas y Achachilas de los Andes nos enseñaron a venerar la Madre Tierra, porque ella constituye fuente inagotable de vida, que nos provee de alimentos, nos provee de medios para protegernos de los desastres naturales, nos provee del placer de convivir con nuestros congéneres, con la madre naturaleza y con los otros seres vivientes que habitan nuestro planeta.

Conforme a la naturaleza de nuestra cosmovisión, el equinoccio de septiembre simboliza la época de la siembra, tiempo en el que la tierra muestra su máxima pureza y fertilidad, tiempo en el que ella se muestra desnuda, virgen, con su color y aroma inconfundible, lista para recibir la semilla. Es la festividad del Kuya Raymi, dedicada al agradecimiento a la tierra y al mismo tiempo a la veneración de la feminidad (mujer), porque es ella quien entrega la vida al universo. Esta celebración ha sido superpuesta con la llamada fiesta de la Virgen María por parte de la invasión europea.

Con el transcurrir de los días, las semanas y los meses, la semilla sembrada es alimentada y protegida constantemente por su madre, la tierra, y en sus entrañas, esta semillita sufre una transformación grandiosa, el de la transición de la muerte a la vida, la semilla se transforma y pasa a ser una planta viva, es el momento en que celebramos el renacer de la muerte a la vida, hoy comúnmente celebrado como el día de los difuntos.

Entonces ya cuando el tierra en su desplazamiento sitúa al sol en su extremo derecho, o geográficamente hablando hacia el polo sur, se produce un otro solsticio, el 21 de diciembre. Para este tiempo, la semilla ha brotado del vientre de su madre, ahora ya es una planta, pequeñita y llena de vida. Los ojos de nuestros abuelos y abuelas expresan nítidamente el júbilo que sienten por su hermosura, su bondad, su fortaleza.

A este momento y visión los sabios y Amawt´as lo llamaron Inti Qhapaq Raymi, pues la influencia del sol, sumado a la de todo el cosmos renueva la vida a través de las semillas plantadas en el vientre virgen de la Tierra. Estas tiernas plantitas se comparan a la llegada del niño esperado, y que luego es arrullado en los brazos de sus padres. Como nuestros niños, juguetones, sonrientes y alegres, las pequeñas plantas llegan a poblar la Tierra y ellas darán fruto, seguridad y bienestar a la siguiente generación.

El ritual del Qhapaq Raymi o la gran fiesta de la nueva vida, ancestralmente se la celebraba con mayor majestuosidad que en los tiempos actuales. Pues como se trataba de una festividad dedicada a la continuación de la vida, estaba explícitamente dedicada a las nuevas generaciones, a los niños y jóvenes, que luego del gran ritual pasaban a formar parte viva, activa y sujetos de la sociedad en sí.

Cuenta la tradición oral, que los mayores engalanaban a las futuras generaciones con obsequios celebrando el ritual de la dotación simbólica a los recién nacidos, de prendas de vestir, los valores más preciados, los útiles y herramientas más esenciales para que ellos sean los continuadores de su compromiso natural adquirido en la vida y que los irían trasmitiendo de generación en generación. Este acto de ofrenda a los menores, se traducía en base al compromiso y la participación recíproca de todos los integrantes de la comunidad.

Tal era la magnificencia de nuestras fiestas, que los invasores venidos de occidente a través de la imposición de símbolos y creencias, tuvieron que buscar modos para reemplazarlas con algo que también tuviera gran peso y esplendor material y espiritual conforme a lo que acontecía en este tiempo. Y esta imposición fue suplantando nuestras festividades.

Por ejemplo la Fiesta del Inti Raymi que se celebra cada 21 de Junio fue maliciosamente yuxtapuesta por la fiesta católica llamada San Juan, una muestra clara de esta intención es que por ejemplo las tradicionales danzas y formas musicales que se bailaban en esa fiesta en la región de Imbabura, fueron denominados "San Juanitos", a fin de demostrar que eran ritmos dedicados a la fiesta San Juan.

Igual hicieron con la fiesta del Qhapaq Raymi, que lo celebramos el 21 de Diciembre. Pretendieron convencernos de que esta celebración era la misma a la que ellos denominaban la fiesta de la Pascua de Navidad, dedicada al nacimiento del niño Jesús considerado por ellos redentor de la humanidad, y que se la debía efectuar los días 24 y 25 de Diciembre. Igualmente los cánticos y danzas tradicionales de la época llamadas Cha´untunkis fueron denominados Villancicos de Navidad.

Así, bajo el nombre de sincretismo religioso se pretende yuxtaponer valores religiosos traídos de occidente. En la actualidad estas festividades son difundidas profusamente desde El Vaticano, hecho que es muy bien recibido por el mundo capitalista para estimular el florecimiento de la sociedad de consumo.

Este gigantesco proceso de usurpación y suplantación de símbolos y rituales originarios ha ocasionado la pérdida de la identidad de grandes grupos de hermanos y hermanas durante estas más de 5 centurias. En este tiempo del Pachakuti, estamos retomando el camino de la recuperación, estamos re-emprendiendo la senda de la emancipación espiritual, estamos pasando de la reflexión a la acción, a la defensa de nuestras vidas y la de todos los seres que habitan la tierra. Estamos emprendiendo el proceso de sanación del cosmos y la tierra.

* Ivan Ignacio es miembro del Consejo Andino de Naciones Originarias (CANO)

Fuente: Servindi

domingo, 24 de diciembre de 2017

Cápac Raymi, la navidad andina


En tiempos de Nochebuena y Navidad celebradas por la cristiandad y la sociedad global, muchos pueblos indígenas revitalizan sus propias ceremonias en coincidencia con las fechas de aquellas.

Antes de la llegada de los españoles, en diciembre no se celebraba la Navidad, como se hace ahora. Los 21 de diciembre eran el día para festejar el Cápac Raymi, que es una de las cuatro fiestas andinas, en las que se rinde honor a los dirigentes de las comunidades, se trata de un evento para festejar la sabiduría y reconocer a quienes dejan la adolescencia para convertirse en hombres.

Inicia un nuevo año
El Pawkar Raymi, de febrero al 21 de marzo. Fiesta de Mushuk Nina e inicio de Nuevo Año Indígena. En esta celebración se conmemora la época del florecimiento y tiempo para mpezar a probar la cosecha del fruto tierno en el hemisferio sur.

Los baños rituales, las flores como ofrenda a la Pachamama y, además, las alabanzas al agua y a la mujer como dadora de vida son el eje de esta celebración. La feminidad, la mujer como dadora de vida está ligada a la tierra, al agua y al florecimiento.


Celebración al sol
El Inti Raymi, la fiesta sagrada del Sol, se celebra el 21 de junio con baños rituales, baile y ofrendas en todas las comunidades, son las ‘Oyanzas’ o festejo por las cosechas recibidas. Es fiesta del solsticio, por la que también se rinde homenaje al Sol como principal deidad de los incas. Es la fiesta más importante: ellos ofrecen al taita Sol los productos que han cosechado y lo hacen con bailes, toman chicha y disfrutan de compartir con la comunidad.

Fiesta de la mujer
El Koya, Kolla o Quilla Raymi, fiesta de la Jora. Tarpuy Raymi, fiesta de la siembra, es el fin de la preparación de suelos e inicio de los cultivos. En esta fiesta se realiza el ritual de la Luna y la Tierra como elementos de la fecundidad. Se celebra el 21 de septiembre, en homenaje al género femenino, básicamente a la Pachamama o Madre Tierra, quien se prepara para recibir la semilla del maíz, que dará la vida a este producto que es el alimento básico del pueblo andino, explica taita Roky.

Es también la fiesta de la belleza femenina, de sus valores y su reconocimiento al soporte espiritual y físico a esta cultura indígena.

Homenaje a los ‘apus’
El Kayak Raymi o Cápac Raymi se celebra el 21 de diciembre. Celebración del rito de la iniciación o madurez de los adolescentes, también se celebraba en honor a los grandes líderes y ‘apus’, representa la fiesta de la masculinidad, aunque es una época femenina porque es el tiempo de preparación de la tierra para la siembra.

También era la época en la que se cambiaban de líderes y le rendía homenaje a los cerros o montañas que consideraban masculinos. Para la fecha, se sigue celebrando en algunas comunidades rurales. El cronista indígena, Felipe Guamán Poma de Ayala, explica que el Cápac Raymi era considerada la Fiesta Mayor en el Tahuantinsuyo. En las principales huacas o adoratorios comunes cada 21 de diciembre se celebraba esta fiesta.

Justo en esa fecha se produce el solsticio de verano en el hemisferio sur, y es cuando el sol se encuentra en el punto más lejano de la eclíptica solar, con respecto al Ecuador, es decir que está sobre el trópico de Capricornio. Durante este día se reunían las cenizas de los sacrificios y se arrojaban al río que llevaba los restos al mar y era así como se unía con Viracocha, dios principal de la cultura andina.
Pese a su carácter masculino, en el que se veneran los apus y los cerros sagrados, el Cápac Raymi está dentro de un tiempo femenino en la cosmovisión andina, por ello también es llamado warmi-pascua o pascua femenina, época en que se prepara la tierra para la siembra.

Nuevos líderes
El taita Roberto Ochoa asegura que, durante esta celebración ancestral, se realizaba el ‘Warachikuy’ que consistía en una ceremonia de iniciación de los varones jóvenes del Tahuantinsuyo. Se les entregaban herramientas para el trabajo en el campo, la guerra o el sacerdocio, dependiendo de sus habilidades. Alonso Ramos Gavilán (1621) asegura que este culto lo celebraban en la península de Copacabana, lago Titicaca, que era considerado un lugar sagrado porque era el sitio de origen de Manco Cápac y Mama Ocllo.

Para iniciar esta festividad, al igual que se hace en el resto de las fiestas andinas, se debe hacer el ritual de la chacana para estar en equilibrio con los cuatro elementos de la naturaleza como son el agua, la tierra, el aire y el fuego.
Actualmente, durante las celebraciones hay mestizaje, aunque se conservan elementos netamente andinos, se evidencia la fuerte presencia del catolicismo y, durante los rituales, las taitas o mamas nombran a Dios como principal creador del mundo, una concepción occidental.

Asimismo, es la época del nacimiento del Niño Dios y, por tanto, se ha transformado en una fiesta para celebrar a los niños. Durante los festejos suelen entregar fundas de caramelos a los pequeños y ellos son el centro de atención, aunque en la época anterior a la llegada de los españoles se trataba de una fiesta para la masculinidad asociada a jóvenes y líderes.

Anteriormente se hacía chicha de jora para celebrar, práctica simbólica que aún se mantiene junto a la pampamesa, en la cual se comparte la alimentación de manera colectiva. Con muchas variaciones e intentos de recuperar la fiesta, ella continúa con mayor fuerza en las zonas rurales.

Fuentes: El Tiempo

http://www.eltiempo.com.ec/noticias/intercultural/27/426592/capac-raymi-la-navidad-andina

El Orejiverde

24 de Diciembre de 2.017
Agradecemos a Ivana Morales, comunidad Indio Colalao, Tucumán (Argentina) el envío de esta información