Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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viernes, 16 de agosto de 2024

En una roca encuentran escrito el nombre de la ciudad más antigua de la historia


El jeroglífico fue hallado en una roca en el lecho de un antiguo río en Egipto.
Señala el nacimiento del primer estado territorial en la historia del mundo.

Junto con el Ministerio de Antigüedades de Egipto, investigadores de la Universidad de Bonn descifraron en 2020 el letrero con el nombre del lugar más antiguo del mundo. Una inscripción de la época del surgimiento del estado egipcio a finales del cuarto milenio antes de Cristo contiene cuatro jeroglíficos: "Dominio del Rey Escorpión Horus".

"Este gobernante llamado "Escorpión" fue una figura prominente en la fase de aparición del primer estado territorial en la historia mundial", dice el egiptólogo Dr. Ludwig D. Morenz de la Universidad de Bonn.

El gobernante vivió alrededor del 3070 a.C., se desconocen sus fechas exactas y la duración de su reinado. El nombre "Escorpión" está escrito junto con otros tres jeroglíficos en una inscripción de roca descubierta en Wadi Abu Subeira al este de Asuán: "Dominio del Rey Escorpión de Horus". Un jeroglífico circular indica que es un nombre de lugar. “Esto lo convierte en el letrero con el nombre de un lugar conocido más antiguo del mundo", dice Morenz.

Un descubrimiento muy valioso

Hay muy pocas fuentes sobre las condiciones políticas, sociales y económicas en las que vivía la gente hace más de cinco mil años. “Precisamente por eso el nuevo descubrimiento de la inscripción de la roca es tan valioso”, dice el egiptólogo.

El uso muy temprano de la práctica cultural de la escritura en este lugar bastante remoto es inusual para el cuarto milenio antes de Cristo. A pesar de su brevedad, la inscripción abre una ventana al mundo del surgimiento del estado egipcio y la cultura asociada con él. Morenz: "Por primera vez, el proceso de colonización interna en el valle del Nilo se hace más visible al escribir".

Según el investigador, Egipto fue el primer estado territorial del mundo. "Ya había sistemas de gobierno en otros lugares antes, pero estos eran mucho más pequeños", dice Morenz. Se sabe desde hace algún tiempo que la extensión norte-sur de Egipto en ese momento ya era de unos 800 kilómetros. "De hecho, varios centros de población rivales se fusionaron en el nuevo estado central", dice Morenz. Se fundaron propiedades reales, conocidas como dominios, en la periferia del imperio para consolidar el imperio faraónico.

Ya se conocen varios nombres de entidades económicas a partir de soportes de texto más pequeños, como etiquetas para entregas de mercancías, sellos de cilindros y etiquetas de contenedores. La inscripción rupestre hace tangible un dominio real como un lugar arqueológico concreto por primera vez.

Fuente: Diario Clarin . 15 de Agosto de 2024
https://www.clarin.com/viste/roca-encuentran-escrito-nombre-ciudad-antigua-historia_0_JD1sm2hxQ9.html?fbclid=IwY2xjawEs0CNleHRuA2FlbQIxMQABHU8XUQQHpVccpNybzDLKsGApD1cpNV0wMIn9AdLdM4_7NLNR2X2WrI64Zw_aem_fHPoddHtnm7BrzA3SakqPA

miércoles, 7 de agosto de 2024

Santa Rosa de Tastil, ciudad prehispánica más grande y mejor conservada de Argentina


El sitio de mayor concentración de arte rupestre y la ciudad prehispánica más grande y mejor conservada de Argentina.

Se trata de la Ciudad precolombina de Santa Rosa de Tastil, ubicada a 106 km de Salta, siguiendo la ruta nacional 51, en la Quebrada del Toro, a mas de 3.200 msnm. Aquí habitaron mas de 3.000 personas de la comunidad diaguita atacameña, y por su ubicación estratégica estaba conectada con el Valle Calchaqui,
La Puna, la Quebrada del Toro y el Valle de Lerma y asociada a las regiones culturales de la Quebrada de Humahuaca y la cuenca del Calchaqui. Por lo tanto funcionaba como un centro de intercambio y de distribución de los centros de producción agrícola, ganadera y minera. Este poblado se piensa que desapareció porque agotaron sus recursos naturales, y otra teoría es que el Imperio Inca cuando avanzó hacia el sur dominó a esa población y la redistribuyó para construir el Capak Ñam, o sea el Camino del Inca., cambiando la estructura espacial y comercial, trasladando a este centro político a Potrero de Payogasta, en el Valle Calchaqui, y asentándose en los centros de producción para su total control. Tastil será solo una posta mas en el camino regional y sus pobladores sometidos y obligados a trabajar para el imperio.
Actualmente es uno de los cuatro sitios de Salta, declarados como Patrimonio Mundial de la humanidad por la Unesco, junto a Potrero de Payogasta, Los Graneros de La Poma y el Complejo Ceremonial del Volcan Llullaillaco, como parte del circuito Vial Andino, Qhapaq Ñan. Está ubicado en un predio de 12 ha y cuenta con 1.160 recintos de piedra, calzadas sobreelevadas, plazas y arquitectura funeraria. En algunas de sus calles todavía yacen las piedras sonoras a las cuales se las puede hacer tañir aún hoy en día. Se presume que en su momento de prosperidad, a fines del siglo XV, la población de Tastil superaba los 2.000 habitantes. Es importante nombrar al cerro cercano que contiene miles de bloques de piedras con grabados, que reflejan la vida diaria y otros con figuras geométricas. Uno de los petroglifos icónicos hallado allí es la Bailarina de Tastil, expuesto en el Museo de Antropología de Salta.
"Tastil" significa piedra sonora, de ahí el origen del nombre del poblado.
Fuentes: Devoción Argentina y Wikipedia / Efemérides Sociales, Históricas, Políticas y Culturales - Enrique Hopman.

sábado, 3 de agosto de 2024

Hallazgo argentino: humanos cortaron y asaron un gliptodonte hace 21 mil años



Un hallazgo de impacto mundial realizado por científicos argentinos en la costa del río Reconquista da por tierra con las teorías sobre el poblamiento de esta zona de América. Además, muestra una evidencia de la dieta que tenían esos humanos hace unos 21 mil años, mucho antes que lo demostrado por la ciencia hasta el momento.

A través de una publicación científica internacional, se conoció que el descubrimiento demuestra que habitantes de lo que hoy es esa zona de la Argentina (ubicada entre las actuales ciudades de Merlo y Moreno) cazaron y cortaron a un ejemplar de gliptodonte, para luego comerlo asado.

Qué dijo el CONICET

El sitio oficial del CONICET, indicó que expertos del organismo y el Museo de La Plata identificaron marcas de origen antrópico, es decir hechas por humanos, en el esqueleto de un gliptodonte hallado a orillas del río Reconquista, cerca del Dique Roggero, en el límite entre las ciudades bonaerenses de Merlo y Moreno, que datan de 21 mil años atrás, “esto es unos 5 mil años antes de la etapa histórica en la que está aceptado que llegaron los primeros pobladores al continente americano”.

El hallazgo se configura como la primera evidencia de interacción temprana entre los primeros habitantes y la megafauna que habitó estas tierras y se publica hoy en la revista PLOS ONE.

La conclusión de los expertos surge de una serie de detallados y exhaustivos estudios desde múltiples enfoques que se realizó sobre el esqueleto incompleto de un gliptodonte perteneciente al género Neoesclerocalyptus –pariente de las mulitas y peludos actuales y extinto hace 10 mil años– con partes articuladas, compuesto por las vértebras y el tubo caudal, o estuche de la cola. El fósil fue hallado por Guillermo Jofré, autodidacta de la paleontología que tiene a su cargo el Repositorio Paleontológico Ramón Segura de Merlo, a quién le llamaron la atención las singulares características que presentaba: múltiples rayitas en los huesos y osteodermos –placas óseas– que no parecían ser aleatorias, como pueden ser las marcas del ataque de otro animal o la acción de roedores sobre los huesos fosilizados, sino que seguían patrones uniformes. Gracias a la idoneidad que adquirió en diversos cursos dictados por los profesionales platenses, Jofré extrajo el tocón de tierra donde se encontraban los restos cuidando cada detalle para que no se pierda información valiosa y los anotició sobre su hallazgo.

“El paradigma de poblamiento dice que los seres humanos llegaron a América hace 16 mil años, pero ocurre que desde hace un tiempo empezaron a aparecer evidencias más antiguas en Brasil, Canadá, Estados Unidos y México, entre otros lugares. Hay toda una visión tradicional que dice que esas son anomalías, que no se sabe bien cómo se dieron, pero ya hay estudios muy serios publicados en revistas prestigiosas que ubican el ingreso entre 20 y 30 mil años atrás”, explica Miguel Delgado, investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP) y autor de la publicación. “Nuestro trabajo se enmarca en esa línea, y aporta otro granito de arena, en este caso para el Cono Sur”, apunta Mariano Del Papa, investigador de la FCNyM y también autor del paper.

“Lo primero que quisimos saber fue la antigüedad, porque cuando vimos la estratigrafía del lugar del hallazgo, es decir las capas de sedimento que se van acumulando, el fósil estaba muy abajo, lo que nos daba la pauta de que era algo muy viejo”, comenta Martín de los Reyes, también investigador de la FCNyM y autor del trabajo. En ese sentido, el equipo se valió, por un lado, de datos científicos que ya se contaban para el sitio: justo debajo del lugar donde estaba el esqueleto ya se había encontrado un tipo de caracol que databa de 32 mil años atrás, y apenas por encima del cuerpo el fechado radiocarbónico –un método que se basa en la medición de la cantidad de carbono 14 que contiene un material– del sedimento marcaba 17 mil años. Por otro lado, mediante una técnica muy usada por paleontólogos y arqueólogos, se realizó la datación de la edad de los huesos: “Para la datación más común se usa el colágeno de los huesos, pero como en este caso ya no quedaba nada de colágeno en ellos, fechamos la bioapatita, que es su parte mineral. Ese análisis, que se hizo en Francia y fue la primera datación en hueso de un Neoesclerocalyptus, nos dio como resultado que el esqueleto tiene 21 mil años”, cuenta Delgado, y destaca que, puestos en contexto, las conclusiones del análisis óseo y del estrato son consistentes cronológicamente.

Lo que quedaba por analizar era el origen de las marcas que presentaba el esqueleto, tanto en las vértebras como en los osteodermos del tubo caudal. “Hay varias formas en las que se puede dar una marca, como la acción de carnívoros y de otros agentes tafonómicos –por ejemplo, roedores que roen los huesos–. Pero estas eran distintas, no eran aleatorias, seguían patrones de corte”, subraya Delgado, y agrega: “Son muy parecidas a marcas experimentales ya documentadas hechas por humanos, y eso es lo que buscamos comprobar mediante escaneos 3D y análisis cuantitativos”. Según resalta de los Reyes, “el patrón es de desposte, como los cortes que hace un carnicero, en lugares específicos como las inserciones musculares o los tendones. Ahí cortaron. Lo carnearon”.
Cómo era el animal

En vida, el animal era un acorazado de mediano a grande, con un peso de alrededor de 400 kilos, 90 centímetros de alto y un largo total, contando cráneo, coraza y tubo caudal, de 1,30 metros. “El esqueleto estaba panza arriba y, si bien no sabemos el contexto, es decir si fue producto de la caza o del aprovechamiento oportunista, los patrones de las marcas sugieren un claro origen humano”, detalla el experto. “La mayoría de las marcas de corte están hechas en el tren trasero, entre la cadera y la cola, donde estos especímenes tenían la mayor cantidad de carne. Primero sacaron una parte del anillo caudal, luego cortaron los tendones. Es decir, siguieron una serie de pasos intuitivos con el objetivo de sacar los músculos más prominentes y comerlos”. Además del patrón de desposte, el equipo halló otros patrones, como la forma de las marcas y la fuerza usada según la mayor o menor dureza de los huesos.

Fuente: Alerta Digital - 17 de Julio de 2024
https://alertadigital.ar/hallazgo-argentino-humanos-comieron-un-gliptodonte-hace-21-mil-anos/

sábado, 6 de julio de 2024

Gorrros Prehispánicos Andinos


Los gorros prehispánicos andinos son ejemplos fascinantes del arte textil de las culturas antiguas de los Andes, como los Wari, los Nasca y los Inca. Estos gorros, elaborados principalmente con fibra de alpaca y vicuña, exhiben una impresionante habilidad técnica y una rica iconografía. Los diseños, a menudo geométricos y figurativos, representan geometrías, animales y elementos naturales, reflejando las creencias panandinas y la cosmovisión de estas culturas. Utilizados tanto en la vida cotidiana como en ceremonias rituales, los gorros también indicaban estatus social y roles dentro de la comunidad. 
Los gorros prehispánicos andinos no solo destacan por su belleza y complejidad, sino también por su profundo significado cultural y simbólico, ofreciendo una ventana invaluable a las tradiciones y la vida de las civilizaciones antiguas de los Andes.

Fuente:
A3 Arqueología, Antropología, Arte

jueves, 4 de julio de 2024

El descubrimiento arqueológico en el yacimiento prehispánico de Chan Chan que produce escalofríos


El descubrimiento arqueológico se dio en la ciudad de barro más grande de América y los que encontraron los arqueólogos los dejó helados.



Un equipo de arqueólogos peruanos descubrió restos óseos de once personas y ornamentos asociados a población de alta sociedad en el yacimiento prehispánico de Chan Chan, la ciudad de barro más grande de América, ubicada en las cercanías a la urbe costera de Trujillo, en el norte del país andino.

La oficina de comunicación de dicha área arqueológica informó este viernes que el descubrimiento se dio en los trabajos de investigación y conservación de muro perimetral donde se desarrolla el Proyecto Especial Complejo Arqueológico Chan Chan (PECACH), llevado a cabo por el Ministerio de Cultura.

Hallazgo de alto valor arqueológico

La directora del proyecto de restauración de los muros perimetrales del conjunto amurallado Utzh An, Sinthya Cueva, indicó en la información difundida que los restos están vinculados a tres pares de orejeras y dos collares de cuentas (chaquiras) y conchas Spondylus que pertenecerían a individuos de un rango administrativo alto de la época.

La experta añadió que esta zona no estaba acondicionada para ser un cementerio, pero que existe la posibilidad de que una vez abandonado el sitio, este haya servido para ese fin, aunque todo se determinará al final de las investigaciones y análisis.

Además, los investigadores no descartan que durante las intervenciones orientadas a reestructurar los muros perimetrales de más de 750 años de antigüedad se registren nuevos hallazgos.

El proyecto de restauración de esta estructura "permitirá definir la función, uso de técnicas constructivas, arquitectura asociada a los muros y recuperar material cultural mueble de este conjunto amurallado que contribuyan a la investigación y conocimiento históricos de nuestros ancestros", indicó el comunicado.

"Definir la tecnología constructiva y la forma original de los muros es uno de los principales desafíos de la investigación arqueológica; la tarea de restaurar muros es vital para preservar la monumentalidad de Chan Chan", señaló el arqueólogo responsable del proyecto, Guillermo Gonzales Méndez.


Recordó que durante los trabajos ejecutados en el muro norte en 2018 descubrieron 19 esculturas de madera y un corredor de ingreso a un patio ceremonial de 33 metros cuadrados, completamente decorado con relieves en barro.

Encontraron restos óseos de 25 personas

Asimismo, en el muro sur se descubrió un contexto funerario múltiple, en el cual se han documentado restos óseos humanos correspondientes a 25 individuos, en su mayoría mujeres, jóvenes y algunos niños.

Según lo proyectado, hasta el 26 de noviembre de 2024, se pretenden restaurar 620 metros del muro perimetral transversal a la vía que conduce de Trujillo a Huanchaco.

La oficina de comunicación concluyó al agregar que además de la restauración física de estructuras arqueológicas, el trabajo tiene como meta la difusión cultural, es decir, la conservación social del bien de características excepcionales que le valieron su reconocimiento de Patrimonio Cultural de la humanidad.

Fuente: EFE

https://www.cronista.com/mexico/actualidad-mx/el-descubrimiento-arqueologico-en-el-yacimiento-prehispanico-de-chan-chan-que-que-produce-escalofrios/

sábado, 13 de enero de 2024

Hallaron una ciudad perdida en el Amazonas donde vivieron 10 mil personas:



Según los investigadores, esta civilización duró unos mil años contemporáneo del Imperio Romano. Tenía edificios erigidos sobre montículos de tierra, campos agrícolas con canales y caminos de 10 a 20 kilómetros de largo.

Los arqueólogos han descubierto un grupo de ciudades perdidas en la selva amazónica que fue hogar de al menos 10.000 agricultores hace unos 2.000 años.

Hace más de dos décadas, el arqueólogo Stéphen Rostain descubrió por primera vez una serie de montículos de tierra y caminos enterrados en Ecuador. Pero en ese momento, “no estaba seguro de cómo encajaba todo”, dijo Rostain, uno de los investigadores que informó sobre el hallazgo el jueves en la revista Science.

Un mapeo reciente mediante tecnología de sensores láser reveló que esos sitios eran parte de una densa red de asentamientos y caminos de conexión, escondidos en las estribaciones boscosas de los Andes, que duró alrededor de 1.000 años.

“Era un valle perdido de ciudades”, dijo Rostain, quien dirige las investigaciones en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia: “Es increíble”.




Los asentamientos fueron ocupados por el pueblo Upano entre aproximadamente el 500 a. C. y el 300 al 600 d. C., un período más o menos contemporáneo del Imperio Romano en Europa, encontraron los investigadores.

Los edificios residenciales y ceremoniales erigidos sobre más de 6.000 montículos de tierra estaban rodeados de campos agrícolas con canales de drenaje. Las carreteras más grandes tenían 10 metros (33 pies) de ancho y se extendían de 10 a 20 kilómetros (6 a 12 millas).

Si bien es difícil estimar las poblaciones, el sitio albergaba al menos 10.000 habitantes, y tal vez hasta 15.000 o 30.000 en su apogeo, dijo el arqueólogo Antoine Dorison, coautor del estudio en el mismo instituto francés. Eso es comparable a la población estimada del Londres de la época romana, entonces la ciudad más grande de Gran Bretaña.

“Esto muestra una ocupación muy densa y una sociedad extremadamente complicada”, dijo el arqueólogo de la Universidad de Florida, Michael Heckenberger, que no participó en el estudio. “Para la región, es realmente único en términos de lo temprano que es”.

José Iriarte, arqueólogo de la Universidad de Exeter, dijo que se habría requerido un elaborado sistema de mano de obra organizada para construir los caminos y miles de montículos de tierra.

“Los incas y los mayas construían con piedra, pero la gente de la Amazonia normalmente no tenía piedra disponible para construir: construían con barro. Todavía es una cantidad inmensa de trabajo”, dijo Iriarte, que no participó en la investigación.

A menudo se piensa que el Amazonas es una “naturaleza prístina con sólo pequeños grupos de personas. Pero los descubrimientos recientes nos han demostrado cuánto más complejo es realmente el pasado”, dijo.

Recientemente, los científicos también han encontrado evidencia de intrincadas sociedades de la selva tropical que precedieron al contacto europeo en otras partes del Amazonas, incluidos Bolivia y Brasil.

“Siempre ha habido una increíble diversidad de personas y asentamientos en el Amazonas, no sólo una forma de vivir”, dijo Rostain. “Simplemente estamos aprendiendo más sobre ellos”.

Fuente 
Misiones On Line - 12 de Enero de 2024
https://misionesonline.net/2024/01/12/hallaron-una-ciudad-perdida-en-el-amazonas/?fbclid=IwAR1g2BxJ76nd2a0Nk5Cmmhc57VESnxxIH_qBl1BIVa_k8-OxHXWCzb-bx0s


lunes, 23 de octubre de 2023

Más de 10.000 sitios arqueológicos precolombinos permanecen inexplorados en la selva amazónica


Una nueva investigación combina un sistema de detección remota con un modelo de distribución espacial predictivo y concluye que aún quedan por descubrir entre 10.272 y 23.648 yacimientos arqueológicos a gran escala en la Amazonia.

Debajo de los árboles de la selva amazónica se esconden los restos arqueológicos de lo que hace tiempo fue una gran aldea construida por comunidades indígenas precolombinas antes de la llegada de los europeos a América. La antigua ciudad tenía calzadas elevadas, estanques artificiales, diques, zanjas, cementerios, caminos con andenes, presas para peces, y estaba ubicada en lo que ahora conocemos como la cuenca del río Xingú, al sur de la Amazonia brasilera. Estas ruinas, que permanecen ocultas por la tupida vegetación del bosque, fueron descubiertas por un grupo de científicos gracias a un sistema especial de detección remota llamado LiDAR, que usa rayos láser para mapear pequeños cambios en la topografía del suelo de la selva y permite reconstruir en tres dimensiones lo que hay en la superficie.

Vinicius Peripato y Luiz Aragão, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, lideraron un trabajo de más de cinco años en el que sobrevolaron 5.315 kilómetros cuadrados en una región de la Amazonia con drones y aviones equipados con el sistema LiDAR. Solo en esa pequeña extensión de tierra, que representa el 0,08% de los siete millones de hectáreas que tiene el bosque tropical más grande del mundo, encontraron 24 nuevos yacimientos arqueológicos similares a la antigua aldea. Decidieron, entonces, combinar sus hallazgos con un modelo de distribución espacial predictivo que permitió establecer un estimado de los movimientos de tierra producidos por comunidades en toda la selva hace más de 500 años. Los resultados del estudio, publicado este jueves en la portada de la revista Science, revelan que aún quedan por descubrir entre 10.272 y 23.648 estructuras arqueológicas precolombinas de gran escala en la Amazonia.

El origen del trabajo fue una pregunta imposible de responder sin la tecnología actual: ¿dónde y cuántos sitios precolombinos están escondidos bajo el dosel del bosque amazónico? Hasta el momento de la investigación, científicos de los nueve países que componen la selva (Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y Guayana Francesa) habían descubierto cerca de 950 sitios arqueológicos usando los datos satelitales de alta resolución que proporciona Google Earth. El problema era que solo se veían los movimientos de tierra que había en áreas deforestadas. Lo que está debajo de los árboles permanecía oculto. El sistema LiDAR, que significa “Detección y alcance de luz”, cambió todo.

En entrevista con EL PAÍS, Peripato explica que este sensor aéreo es una tecnología avanzada de teledetección que “ha revolucionado la forma en que obtenemos información sobre la superficie de la Tierra y sus características tridimensionales”. Ya no hay que talar el bosque para saber lo que hay dentro de él. En los últimos años, LíDAR también se usó para descubrir la compleja red urbana y rural que tenían los mayas a lo largo de Mesoamérica: “Los sitios arqueológicos mesoamericanos presentan características muy diferentes a los del Amazonas por la variedad en los materiales de construcción: los mayas usaban piedra y los indígenas del Amazonas, tierra. La tecnología LíDAR ha mejorado sustancialmente nuestra comprensión espacial de la arqueología en sitios con paisajes boscosos”, se lee en el artículo científico.

Peripato cuenta que entre los 24 yacimientos arqueológicos encontraron sitios de defensa y ceremoniales en el suroeste de la Amazonia, conocidos como geoglifos. “La presencia de urnas funerarias dentro de este tipo de sitios, y la ausencia de suelos y cerámicas antropogénicas, son evidencia de que el uso de estas estructuras se limitaba a reuniones religiosas y comunitarias”, dice el investigador. También hallaron montañas conquistadas por comunidades indígenas en el Escudo Guayanés que fueron utilizadas para funciones ceremoniales y domésticas, y sitios ribereños en llanuras de la Amazonia central que se utilizaron para recolectar peces durante el aumento y la caída de los niveles de los ríos.

Carolina Levis, coautora del trabajo y docente de la Universidad Federal de Santa Catarina, explica en un comunicado de prensa que esta investigación ayuda a desmentir la idea generalizada de que la Amazonia es un vasto bosque virgen. “El trabajo nos muestra que hay muchas áreas de la selva que ya han sido objeto de extensas obras de ingeniería, cultivo y domesticación de plantas por parte de sociedades precolombinas”, dice Levis. Y añade: “estos sitios arqueológicos son prueba de que las comunidades indígenas dominaron sofisticadas técnicas de manejo de tierras y plantas, que, en algunos casos, aún están presentes en los conocimientos y prácticas actuales que pueden inspirar nuevas formas de convivir con el bosque sin necesidad de su destrucción”.

La investigación, además, es un paso importante para pensar la selva amazónica no solo como un espacio de biodiversidad animal y vegetal, sino como una gran fuente de investigaciones arqueológicas. Antes teníamos la certeza de que en la cuenca del río Amazonas viven 427 especies de mamíferos, 1.300 especies de aves, 378 especies de reptiles y más de 400 especies de anfibios. Ahora sabemos que en la superficie tapada por el bosque hay más de 10.000 movimientos de tierras de gran escala que pueden guardar las claves para entender mejor las costumbres y la cultura de las comunidades indígenas que habitaron la selva por miles de años.

Luiz Aragão dice a EL PAÍS que el mapa también permite demostrar que en regiones con alta probabilidad de encontrar sitios arqueológicos hay un aumento en la densidad de especies de árboles domesticados. “Este fue un resultado interesante porque muestra que las poblaciones precolombinas tenían una relación muy estrecha con especies que les proporcionaban bienestar, sobre todo alimento y fibras. De allí se puede concluir que manipularon el ecosistema para aumentar la densidad de estas especies”. De hecho, la investigación muestra que la cantidad de plantas y árboles de frutas y nueces comestibles aumentó significativamente en los lugares donde se cree que están ubicados los yacimientos arqueológicos. Los autores identificaron relaciones entre la probabilidad prevista de movimientos de tierras y la aparición y abundancia de especies de árboles domesticados y encontraron una asociación significativa entre ambas. “Esto sugiere que las prácticas activas de manejo forestal indígena precolombino han dado forma durante mucho tiempo a la ecología de los bosques modernos en toda la Amazonia” dice el artículo.

A pesar de lo novedoso de la investigación, Aragão es prudente al señalar sus limitaciones. Ante la pregunta de si es posible concluir que en la Amazonia hay más de 10.000 sitios arqueológicos precolombinos inexplorados, responde que sí con contundencia, pero es claro en que es una estimación. “Con base en la cantidad existente de estructuras conocidas y nuestro modelo de predicción, esperamos que muchos sitios aún estén ocultos debajo del dosel. Por supuesto, esta es una estimación basada en métodos estadísticos y tiene incertidumbres. Pero es muy probable que haya miles de sitios arqueológicos que estén ahí por descubrir”, explica a EL PAÍS.

Hans ter Steege, coautor del trabajo e investigador del Centro de Biodiversidad Naturalis y de la Universidad de Utrecht, afirma que estos sitios arqueológicos deben estar concentrados en unas zonas específicas de la selva: “Predecimos que el 90% del bosque amazónico tiene muy pocas posibilidades de tener movimientos de tierra, por lo que este tipo de modificación puede haber ocurrido principalmente en el 10% de su área”, dice el científico en un comunicado.

Aunque todavía no se conocen bien ni el tamaño ni las características de los miles de yacimientos arqueológicos de la selva, este trabajo abre nuevos caminos de investigación para que futuros científicos tengan una brújula para saber donde explorar. “Los bosques amazónicos merecen protección no sólo por su valor ecológico y ambiental sino también por su alto valor arqueológico, social y biocultural, que puede enseñar a la sociedad moderna cómo gestionar de manera sostenible sus recursos naturales”, concluye la investigación.

POR JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ BONILLA

Periodista de EL PAÍS en Colombia. Ha trabajado en Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS, en Madrid, y en la Unidad Investigativa de El Espectador, en Bogotá. En 2020 fue ganador del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Estudió periodismo y literatura en la Universidad Javeriana.

Fuente:
El País - 5 de Octubre de 2023
https://elpais.com/ciencia/2023-10-05/mas-de-10000-sitios-arqueologicos-precolombinos-permanecen-inexplorados-en-la-selva-amazonica.html





lunes, 16 de mayo de 2022

Hallaron yacimientos guaraníticos y objetos que presumen preguaraníticos en el Parque Nacional Iguazú



Los elementos descubiertos, que se encuentran todavía en estudio, podrían remontarse 10.000 años y contribuyen a profundizar el conocimiento sobre el pasado prehispánico misionero.




En el marco de la investigación desarrollada en el Parque Nacional Iguazú por el arqueólogo Eduardo Apolinaire, integrante del Museo de Universidad Nacional de La Plata e investigador del CONICET, durante el mes de abril se descubrieron yacimientos guaraníticos, restos de cerámicas y otros artefactos que podrían ser de origen preguaranítico.


El arqueólogo se encuentra investigando los modos de vida de las poblaciones antiguas que habitaron el territorio donde hoy se encuentra el área protegida. Estas tareas comenzaron en el 2019, a través de la revisión de hallazgos realizados por guardaparques a lo largo de muchos años en distintos lugares.

A partir de estas referencias, los científicos visitaron los sitios e iniciaron la búsqueda de otros contextos arqueológicos. De esta manera, por medio de pequeñas excavaciones se busca recuperar algunos restos como carbones o huesos, para realizar dataciones radiocarbónicas y saber su antigüedad.











Durante la búsqueda arqueológica se hallaron restos poco frecuentes que remiten a poblaciones muy antiguas que pudieron habitar el Parque Nacional hace 12.000 años. Según los estudios realizados en áreas vecinas, principalmente en Brasil, se estima que los grupos guaraníes habrían llegado al territorio provincial hace al menos 2.000 años.

Los objetos, que se encuentran todavía en estudio, podrían tener más de 10.000 años y contribuyen a enriquecer el conocimiento sobre el pasado prehispánico misionero.

Fuente: Argentina.gov.ar - 12 de Mayo de 2022.
https://www.argentina.gob.ar/noticias/hallaron-yacimientos-guaraniticos-y-objetos-que-presumen-preguaraniticos-en-el-parque



sábado, 12 de diciembre de 2020

Chique Poujade: "Nuestro Problema es la cultura anti indígena, que es lo más nefasto"


Atravesar el portal de la casa de Ruth Adela ‘Chiqui’ Poujade es trasladarse a principios del siglo XX. La historia está viva dentro de las paredes de la antigua vivienda de la calle Buenos Aires -casi Sarmiento-, que permanece intacta. Allí, donde primero vivieron sus abuelos, reside actualmente la arqueóloga misionera entre tesoros familiares de más de 200 años, enciclopedias y algunas piezas arqueológicas que esperan ser trasladadas a algún museo de la provincia.

A sus 82 años, Chiqui es una de las personalidades más destacadas de la tierra colorada por su aporte a la cultura y a la arqueología de la región. Fue pionera en esta profesión en la provincia y una guía para los nuevos profesionales que llegaron, fue docente e investigadora de la carrera de Antropología de la Universidad Nacional de Misiones y trabajó de cerca con las comunidades aborígenes. Además, tiene en su haber la fundación del Museo Provincial, Histórico y Arqueológico Andrés Guacurarí en Posadas y el San Ignacio de Loyola, en San José.

El sábado será reconocida en una ceremonia virtual por su trayectoria por el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (Cicop Argentina) junto al documentalista Sergio Raczko. Cicop son asociaciones civiles nacionales, ONGs, cuyo objetivo primordial es la cooperación internacional en torno a la protección del patrimonio cultural material e inmaterial de los pueblos.

En ese contexto, aunque siempre es una buena oportunidad para reconocer su trabajo, El Territorio la visitó en su hogar para rememorar su trayectoria y sus inicios.

¿Qué representan los reconocimientos para vos?

Para empezar, todo lo que me galardona le tengo que dedicar a la Universidad de La Plata que es mi universidad de origen, también a mis compañeros de estudio. Fui a estudiar historia a esa universidad y cuando llego al final del primer año de la carrera me doy cuenta que no me gustaba, que lo que a mí me gustaba era la arqueología y dentro del campo de las Ciencias Sociales. Cuando me di cuenta de esas cosas me cambié de facultad y me fui a estudiar al Museo de Ciencias Naturales de La Plata porque allí están de alguna manera reflejadas todas las actividades socioculturales que se hicieron en el país; eso me atrajo.

Cuando me cambié de carrera no dije nada, volví a mi casa y les mostré todas las materias del primer año rendidas y les dije que me cambié de carrera.

¿Cómo se fue desarrollando tu carrera a partir de allí?

Empecé a estudiar con 20 años la carrera. Con 17 me recibía de maestra y acá no había ninguna universidad, no había nada, entonces hablé con amigos míos que estaban en La Plata y el día que me fui mi papá me dijo ‘si no te recibís, trabajá’. A mi padre y a mi madre les debo la libertad de hacer lo que quería cuando tenía apenas 20 años.

Pero antes cuando me recibí de maestra de grado al mismo tiempo me recibí de profesora superior de música, entonces salió un concurso de la Nación, lo gané y enseñaba música en toda la primaria del colegio Santa María, pero eso a mí no me gustaba.

La llamita de la arqueología estaba ya en tu niñez…

Creo que no me di cuenta de lo que era mi casa porque acá vivía mi abuela, nosotros vivíamos acá a la vuelta pero venía mucho e iba a la casa de mi otra abuela que vivía en Villa Lanús.

Tuve padres y abuelos que fueron bastante libres para el momento que estaba viviendo.

¿Cómo era la cuestión de la libertad de elegir en las mujeres de tu época?

Terrible era. Tuve unos padres que eran libres, mi papá un poco más que mi mamá, ella era muy miedosa pero él le calmaba los miedos y decía que los seres son personas libres, hombre y mujer por igual.

Por muchos años en Misiones fuiste la referente en la arqueología, ¿cómo fue trabajar en ese tiempo?

Fue relativamente terrible. El intendente de Corpus vino a verme una vez y me abrió las puertas para que se conozcan las casas donde la gente vivía, me permitió relevar las casas del núcleo urbano. Ellos guardaban todo lo vinculado a los jesuitas, lo otro no les interesaba entonces me pareció que mi función era que a la gente le gustara no sólo la arqueología sino también su propia cultura.

Los vecinos me empezaron a abrir sus casas y para mí fue un placer entrar en cada una porque ellos estaban usando la casa de los indios en pleno siglo XX. Para mí fue una experiencia única porque yo también recién estaba empezando. Era cuestión de despertar su pasado sin que perdieran su presente pero era una cosa dificilísima.

Donde en realidad tropecé fue en San Ignacio porque nació con gente muy europeizada y ellos lo que pretendían era tener una nueva ciudad pero a la usanza antigua y eso es imposible. Paraba en la escuela de San Ignacio, me dieron un aula para que sea mi habitación.

No me acuerdo cuánto tiempo me quedé en todos los lugares donde trabajé porque me quedaba el tiempo que fuera necesario para que la gente entendiera, a lo mejor hice menos arqueología que la que debería haber hecho, pero me parecía importante que la gente tuviera conciencia de las cosas que tenía y no sólo lo jesuítico.

¿Cómo ves el desarrollo de la profesión en Misiones?

Excelente. Lo que pasa es que el presente arqueológico está ya imbuido con una Universidad de Misiones que es abierta, entonces la gente con la que trabajé después eran abiertas al cambio pero respetando el pasado, que es sumamente importante.

¿Sigue habiendo mucho por descubrir y por investigar en la provincia?

Muchísimo, por donde caminás encontrás sitios. Tengo unas cosas guardadas acá que las tengo que pasar al museo, son artefactos líticos precolombinos que son de San José. En esa ciudad tuve el apoyo de Virgilio Chavannes que se interesaba por la cultura del pasado y me ayudó a fundar los museos Juan Yaparí y Andrés Guacurarí, en Posadas y el San Ignacio de Loyola, en San José.

¿En tus años de experiencia cómo fue el apoyo de los gobernantes en la conservación de este pasado?

Hubo muy poco, aunque parezca mentira el que más me facilitó fue Bayón (Juan Manuel, gobernador de facto de Misiones entre 1981 y 1983). Él me abrió las puertas, hacía cartas de recomendación para que me reciban los intendentes sino nadie me miraba porque no querían saber nada con los indios.

Nuestro problema es la cultura antiindígena, que es lo más nefasto para la provincia. Yo era un ser solitario, mujer y que fuera mujer también les molestaba. Después nos entendimos porque me permitieron entrar a trabajar y no me cerraron nunca más las puertas.

¿Sigue habiendo hoy ese rechazo por los pueblos originarios?

En general el rechazo está presente, dicen que lo superaron pero en lo profundo sigue. Los que son proespañoles nunca son proindios, lo son de la boca para afuera. Una cosa distinta es la formación que dio nuestra universidad a sus alumnos porque los que salen de ahí, ninguno está en contra de los indios. Cuando yo llegué todos estaban contra ellos porque eran haraganes y no hacían esto o aquello.

¿Qué significó para vos la Universidad Nacional de Misiones?

Creo que fue fabulosa la llegada de la Universidad Nacional de Misiones porque si bien trajo antropólogos que eran clasistas, en su mayoría eran no clasistas, lo cual facilitó la relación con los guaraníes.

En cierta manera la única que entraba a conversar con los indios era yo, era bravísimo porque ellos tenían razón en lo que me decían pero les expliqué que era necesario que aprendieran a leer y escribir en castellano porque sino no iban a poder defender sus propios derechos. Logré que muchos fueran a la escuela, logré la escuela de Fracrán, la de 25 de Mayo. Eso fue el mayor logro que hice en mi vida.

¿Qué valor tiene el pasado para la construcción del presente y el futuro?

Tengo un conflicto siempre con el presente, pero yo soy conflictiva. Cuando era más chica me quería ir a Alemania, a todos lados y mis padres siempre me decían que para conocer lo de afuera primero hay que conocer lo de uno. Entonces siempre recorríamos la provincia y de chica nuestras vacaciones nunca fueron fuera de la provincia. Me decían que nadie puede valorar lo que tiene si no lo conoce. Me di cuenta de que lo que me interesaba eran las personas más que los objetos.

Escrito por María Elena Hipólito

Diario El Territorio (Posadas) - 8 de Diciembre de 2020