Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

Mostrando entradas con la etiqueta Bartolina Sisa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bartolina Sisa. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de septiembre de 2021

5 de Septiembre Día Internacional de la Mujer Indígena

Todos los 5 de Septiembre se celebra el Día Internacional de la Mujer Indígena. La fecha homenajea a Bartolina Sisa, dirigente y guerrera indígena del pueblo aymara que se opuso a la dominación colonial del imperio español y fue brutalmente asesinada en la misma fecha de 1782, tras liderar una sublevación en La Paz, Bolivia. La conmemoración tuvo origen durante el segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América, que se realizó en la ciudad boliviana de Tiahuanaco en 1983.



Soy mujer indígena, hija de la Madre Tierra y del Padre Sol.
Pertenezco a una raza con una cultura milenaria que hoy conservo como un tesoro
Convivo con lo que me rodea, con la lluvia, el viento, la montaña, el cielo…
Soy feliz en este paisaje
Tengo tiempo para contar las estrellas…
Tiempo para poner mis sueños al día,
Para danzar con los pájaros sintiendo el aire fresco del amanecer y hablar en silencio con los animales, con las plantas, con los Espíritus
Sé sembrar con la Luna los frutos del alimento,
Teñir la lana para hacer el tejido,
Hacer medicina como me enseñó mi abuela,
Cantar al nuevo día.
Sé amansar sencillamente, con fidelidad y con ternura…
Soy mujer indígena
Mujer, como la Madre Tierra, fértil, callada, protectora y fuerte
Sé cuando mi mundo está en peligro,
Y sé cuándo las cosas son buenas o no.
No entiendo de muchas cosas:
A la gente del gobierno que vienen con muchas promesas, palabras de aire, cuando hay elecciones, y después nada. A los que vienen a querer cambiar mi mundo, mis vestidos, mi espiritualidad. A los que nos roban. A los que experimentan con nuestros hijos o les sacan sus órganos para los winkas ricos. A los que mienten. A los que nos sacan de las tierras. A los que nos explotan. A los que intercambian arte y tejidos por comida o alcohol y me pagan una miseria por el trabajo de meses.
No entiendo a los que se hacen mis amigos para sacarme conocimientos. A los que vienen con grandes máquinas para talar el bosque; a los que agujerean la tierra para sacarle su sangre. A los que esconden en la comunidad basura en bidones para contaminarnos. A los que nos ponen vacunas. A los que experimentan con nuestra sangre. A los que tienen buena fe y creen que vienen a ayudarnos a integrarnos poniéndonos cables de luz y trayendo la “caja boba” para confundirnos. A los que nos ponen zapatos. A los que quieren cambiarnos nuestras costumbres ancestrales. A los que nos miran como un bicho raro y nos sacan fotos. A los que quieren que bailemos por dinero. A los que vienen con muchas palabras bonitas a hacer iglesias en nuestros lugares sagrados. A los que intentan esclavizarnos con dependencias ajenas a nuestras culturas. A los que entran armados en nuestras tierras para echarnos. A los extranjeros que vienen de guerrilla a enfrentarnos con los militares y luego se van protegidos a sus lejanas tierras… A veces las cosas se ponen peor para nuestra gente, nos apresan, nos matan…Tampoco entiendo a los que nos desprecian, a los que nos ignoran, a los que no les importo nada y nos roban todo, hasta la dignidad.
Soy mujer indígena y sé lo que quiero; cambiar las cosas; esas cosas que duelen dentro y se van agrandando, como la impotencia, el desamparo, la destrucción, las palabras incumplidas, el desamor y ese sentimiento de estar siendo violada constantemente.
Quiero gritar: – ¡Déjenme en paz!… Quiero seguir viviendo así simplemente, con la tierra y mi gente, la que ríe, la que crea, la que vibra la vida así como es, sin alterar las cosas, la que comparte, la que acaricia, la que no tiene prisa y ama sin esperar nada; la que no se aburre.
Quiero que nos respeten.
Soy mujer de la tierra, fuerte como el árbol que resiste al viento; como el junco en la corriente;
Firme como la montaña más alta;
Frágil como el colibrí;
Dulce como los atardeceres.
Soy mujer indígena, Hija Mayor de la Tierra y el Sol, desde siempre y para siempre. 

Fuente: Soqoñam

domingo, 13 de septiembre de 2020

Independencias de América Latina: el rol clave y a veces olvidado de miles de mujeres en la gesta libertadora



Tres mujeres, entre muchas, que se abrieron paso en el relato histórico sobre las luchas emancipadoras en Latinoamérica: Javiera Carrera, Juana Azurduy y María Ignacia Rodríguez de Velasco.


No fueron brazos ejecutores de lo que opinaban y decían sus maridos o los varones de sus casas, sino que ellas mismas asumieron una posición política frente al proceso de la independencia de sus países".

Así le describe a BBC Mundo la historiadora Inés Quintero, exdirectora de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, el papel que jugaron las miles de mujeres que de una manera u otra participaron en la gesta libertadora de América Latina.

Pese a que se conoce poco, el apoyo logístico que brindaron fue impresionante.

No sólo se trató de cocinar, de hacer uniformes, de asistir a los heridos, de recolectar joyas y donar sus propio dinero y bienes para financiar la causa, sino de roles que muchas veces las ponían en peligro.

Algunas sirvieron de correos, de espías, otras participaron en la planificación de estrategias, escondieron gente y armas y, aunque no fue lo más común, hubo las que rescataron prisioneros y hasta las que combatieron.

Se convirtieron en el sostén de las familias cuando los hombres partían al campo de batalla, y "se encargaron de la siembra, de la producción, de defender las propiedades", explica Quintero.

Pero al intentar contar la historia de estas mujeres, surge un problema.

La invisibilidad

La mayoría de los relatos independentistas fueron escritos por hombres, sobre hombres. Quizá por ello, hay una enorme disparidad entre la cantidad de documentos y testimonios que existen sobre ellos y los que hablan de las mujeres.

Integrantes del ejército mexicano desfilaron como "Adelitas" revolucionarias en las celebraciones de los 200 años de la independencia de México, en septiembre de 2010.

"Esa invisibilidad nos hace andar un poco en el terreno de la especulación", le dice Marta Martín, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a BBC Mundo.

Aunque "eso no quiere decir que su rol no haya sido importante", aclara.

"Las historias de las independencias no sólo fueron los hechos políticos y los actos heroicos de los próceres, que quedaron en los libros de historia, sino que fueron posibles gracias a todo un contexto y un entramado en el que las mujerestuvieron participación activa", indica la académica.

En septiembre, un mes clave en los procesos independentistas de muchos países latinoamericanos, BBC Mundo destaca el perfil decuatro mujeres que lograron trascender, y que de alguna manera representan a las miles que fueron olvidadas.


1.Micaela Bastidas Puyucahua, la estratega al lado de Túpac Amaru II


El Congreso de Perú le rindió un homenaje especial a Micaela Bastidas en 1980 y reconoció su "glorioso sacrificio". La exposición "Mujeres heroicas de la independencia de Perú" se puede ver en su página web.


"Por la libertad de mi pueblo he renunciado a todo. No veré florecer a mis hijos".


Eso fue lo último que habría dicho antes de morir estrangulada Micaela Bastidas Puyucahua, precursora, prócer y mártir de la emancipación peruana y una inspiración en las luchas independentistas hispanoamericanas.

Junto a su esposo, José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, lideró en 1780 una rebelión que buscaba terminar no sólo con el dominio colonial, sino con los abusos de los que eran víctimas las poblaciones nativas.

Esa insurrección es considerada la base fundamental de la emancipación peruana, que culminó con la proclamación de la Independencia el 28 de julio de 1821 y la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824.

Micaela Bastidas Puyucahua, la estratega al lado de Túpac Amaru II.

"Por la libertad de mi pueblo he renunciado a todo. No veré florecer a mis hijos".

Eso fue lo último que habría dicho antes de morir estrangulada Micaela Bastidas Puyucahua, precursora, prócer y mártir de la emancipación peruana y una inspiración en las luchas independentistas hispanoamericanas.

Junto a su esposo, José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, lideró en 1780 una rebelión que buscaba terminar no sólo con el dominio colonial, sino con los abusos de los que eran víctimas las poblaciones nativas.

Esa insurrección es considerada la base fundamental de la emancipación peruana, que culminó con la proclamación de la Independencia el 28 de julio de 1821 y la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824.

Mientras Túpac Amaru II realizaba su marcha triunfal en Puno, y manteniéndose en constante comunicación con él, Bastidas se encargó de las operaciones militares en el Cusco, evocaría el diputado Demetrio Carranza en un acto en su honor celebrado en 1980.

Bastidas era zamba: de raíces africanas e indígenas.

Se casó siendo una adolescente con quien había sido su amigo de la infancia y tuvieron tres hijos.

Cuando Túpac Amaru II se ausentaba, dado su rol de líder, ella era quien asumía las riendas del hogar así como también de los negocios, pues era una gran administradora.

Ya antes de la insurrección, la líder había hecho solicitudes formales "a las autoridades coloniales de Tinta, Cusco y Lima, para que los indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas y exonerados del cumplimiento de la mita, obteniendo siempre negativas".

Así lo señala Bernardino Ramírez Bautista, investigador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el artículo "Próceres campesinos en la guerra de la Independencia del Perú", de la revista Investigaciones Sociales.

Y en ocasiones era ella quien definía la estrategia a seguir y su esposo quien la implementaba.

Como sucedió con Bastidas y Túpac Amaru II, Bartolina Sisa y su esposo, Túpac Katari, lideraron una sublevación indígena entre 1781 y 1782 en La Paz. Sisa es considerada "heroína nacional aymara" en Bolivia.
De hecho, se cree que perdieron la batalla decisiva contra el ejército español, en parte porque Túpac Amaru II se demoró mucho en seguir los consejos de Bastidas, quien quería tomar la ciudad de Cusco con mucha anticipación, pues consideraba que "era un objetivo central para su movimiento".

Lo cuenta la investigadora Mary G. Berg en el capítulo "Micaela Bastidas y su época", del libro "Mujeres y emancipación de la América Latina y el Caribe en los siglos XIX y XX.

Tal era la determinación y la personalidad de Bastidas, que las autoridades coloniales la llegaron a considerar incluso más peligrosa que su esposo.

"Y ofrecieron cantidades de dinero, premios y títulos nobles a personas que las ayudaran a capturar a Túpac Amaru, pero sobre todo, a su mujer", indica Berg.

Tras el fracaso de la sublevación, en la que participaron decenas de mujeres más, fue capturada y condenada a la muerte junto a su esposo y uno de sus hijos.

"Micaela Bastidas entró en la plaza arrastrada por un caballo, atados pies y manos, mientras su sentencia se leía en voz alta", relata Berg.

En la Plaza de las Armas del Cusco, se cumplió la tormentosa sentencia. Se cuenta que tuvo que ver la ejecución de su hijo y que le cortaron la lengua.

A pesar del tamaño de su gesta, Bastidas "fue ignorada en las páginas de la historia hasta que la literatura del siglo XX le hizo justicia", reflexiona la historiadora Ana Belén García en el artículo "Las heroínas calladas de la Independencia Hispanoamericana".

Como líderes de la sublevación, Túpac Amaru y Micaela Bastidas sufrieron muertes tormentosas.
Con el tiempo, las autoridades peruanas también reconocieron el papel de otras mujeres que en otras etapas del largo proceso independentista, como por ejemplo, María Parado de Bellido, quien murió fusilada por negarse a delatar a los patriotas.

2. Juana Azurduy, teniente coronel y heroína en Bolivia y Argentina
´
Juana Azurduy recibió el reconocimiento de Simón Bolívar.
Otro nombre que también logró trascender fue el de Juana Azurduy. Y, aunque murió en el olvido, hoy se la considera una de las heroínas de la independencia tanto en Argentina como en Bolivia.

Nació en el Virreinato del Río de La Plata, en un territorio que hoy forma parte de Bolivia.

Su madre fue mestiza y su padre, que era propietario de varias tierras en la región, era de raza blanca.

Quedó huérfana siendo niña, por lo que su infancia la pasó conviviendo con unos tíos y en conventos.

Con 25 años, se casó con Miguel Asencio Padilla, quien era el hijo de unos vecinos, y tuvieron cinco hijos.

Los dos se alimentarían sus ansías por la independencia.

"Juana Azurduy fue una mujer muy valiente, que mezclaba su rol de madre con el militar y el político", le dice a BBC Mundo Fernando Cajías, historiador boliviano y profesor de la Universidad Mayor de San Andrés.

"En la segunda etapa del proceso de la independencia, cuando fueron derrotados todos los movimientos urbanos, la mayoría de los patriotas que mantenían la causa formaron pequeñas repúblicas en el área rural y una de ellas fue la que encabezó el matrimonio de Padilla y Azurduy".

Los esposos formaron parte de una organización conocida como "Los Leales".

Su capacidad de mando era destacada, hasta tal punto que le valió el nombramiento de teniente coronel en 1816.

Ese año, embarazada de su quinto hijo, Juana resultó herida en combate. Cuando Padilla intentó rescatarla, murió.

Un billete boliviano de 1982 en el que se ve el rostro de Juana Azurduy. En Argentina también se emitió un billete en su honor.
"Luego de dar a luz, la soldada se unió a la guerrilla de Martín Miguel de Güemes, que operaba en el norte del Alto Perú defendiendo en seis ocasiones las invasiones realistas", se recoge en una breve biografía del Ministerio de la Cultura de Argentina.

Azurduy luchó hasta el final del proceso de la independencia.

Y "tras caer el último reducto realista del exvirreinato del Río de la Plata en el Alto Perú, el 1 de abril de 1825, Simón Bolívar la ascendió a coronel y le otorgó una pensión que recibió durante cinco años", indica el Ministerio.

Sin embargo, murió en la pobreza y fue enterrada en una fosa común.

Esta foto es de una celebración de 2007, en Argentina, de un grupo de gauchos. Ellos fueron fundamentales en la independencia de ese país a través de tácticas de guerrilla. Juana Azurduy se unió a la guerrilla de Martín Miguel de Güemes.
Cada 12 de julio, en honor a su nacimiento, Argentina conmemora el "Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América".

3. Javiera Carrera, la "Madre de la patria" de Chile

Javiera Carrera y sus hermanos, sobre quienes tuvo una importante influencia, son recordados como próceres de la independencia de Chile._

Francisca Javiera Carrera Verdugo formó parte de la aristocracia de la Chile colonial.

Perteneció a una familia de destacados militares patriotas, pero fue mucho más que la hermana mayor de José Miguel, Juan José y Luis Carrera.

De hecho, se la considera una decisiva influencia en ellos.

Se sabe que asistía a reuniones de los patriotas y que fue de las que escondió soldados y armas.

En un terreno dominado por hombres, se convirtió en una de las figuras más emblemáticas del proceso independentista chileno.

Fue ella quien diseñó una de las primeras banderas de Chile, dejando claro "la inminente desvinculación" con los españoles.

Carrera rompió con los estereotipos de la mujer de su época. En el relato histórico, trasciende como una mujer ambiciosa y muy astuta.

"Era como una ave rara", señala la historiadora chilena Alejandra Araya.

"Fue una mujer que se involucró quizás de una manera poco frecuente en la vida política del esposo", a la que se le atribuye una gran inquietud intelectual y un interés por la implementación de las llamadas "escuelas de amigas", espacios en los que las mujeres aprendían a leer y a escribir.

Ilustración que evoca la Batalla de Maipú, ocurrida el 5 de abril de 1818, considerada el hito definitivo del proceso de Independencia de Chile.

Se casó en dos oportunidades. De su primer marido quedó viuda a los 19 años.

"Abandonó a su (segundo) esposo y a sus hijos para autoexiliarse con los hermanos (tras la reconquista). Se hizo parte de la causa, cruzó la cordillera, tiene una historia que la pone a la par de lo que los hombres hacen y que se supone las mujeres no hacen", indica la historiadora de la Universidad de Chile.

Su actuar, reflexiona, se pudiese comparar con el de las guerrilleras durante los gobiernos de facto latinoamericanos.

Fuera de su país, enfrentó penurias económicas, además del dolor de las muertes de sus hermanos que habían vuelto al campo de batalla.

Tras la abdicación de Bernardo O'Higgins, Carrera regresó a Chile en 1824 para dedicarse a una vida doméstica en su hacienda de El Monte. Murió a los 81 años.

Araya recuerda que en el Museo Histórico Nacional Javiera Carrera comparte una vitrina con O'Higgins, considerado el padre de la patria.

"De Javiera Carrera podríamos decir que sería la madre de la patria. Allí se ven sus zapatos y su vestuario, pero sin mayor indicación de lo que pudo significar esta mujer más allá de ser la acompañante de, la hermana de o lo que la tradición popular nos ha transmitido: que tuvo cierto reconocimiento público, incluso de los líderes de la revolución".

"Solo sabemos de ella, y de Paula Jaraquemada Alquízar, porque forman parte del grupo que protagoniza las luchas. De esa forma ingresan en el panteón con el mismo código que los hombres".

Y se pregunta qué pasó con las mujeres que no entraron en los registros históricos y que no calificaron como heroínas, pero que también fueron protagonistas de la independencia.

4. La Güera Rodríguez, una "reivindicación contemporánea"

María Ignacia Rodriguez
La misteriosa vida de María Ignacia Rodríguez de Velasco ha pasado por la literatura y la producción cinematográfica.

En la construcción de ese relato heroico de las mujeres de la independencia, hay un caso que ha logrado cautivar a los mexicanos de varias generaciones:

El de María Ignacia Rodríguez de Velasco, mejor conocida como "la Güera Rodríguez".

En la versión de algunos historiadores, su figura eclipsa a otras más emblemáticas como Leona Vicario (declarada "Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria" en 1842) y Josefa Ortiz de Domínguez, incluso se le llegó a llamar "madre de la patria"

Criolla perteneciente a la alta sociedad -por eso lo de "güera", como se le llama en México a quien tiene los cabellos o la piel clara-, se le atribuyen ideas liberales que chocaron con los cánones conservadores de la época.

Asistió a reuniones políticas clandestinas con personajes como el cura Miguel Hidalgo, considerado el "padre de la patria" en México por su llamado a la emancipación contra el gobierno de la Nueva España.

"En 1811 la Santa Inquisición la acusó de estar relacionada con el cura Hidalgo, así como su tendencia al adulterio, mancebía y bigamia. A raíz de esto fue expulsada a Querétaro, donde estableció amistad con doña Josefa Ortiz de Domínguez y la academia literaria, adhiriéndose al grupo de conspiradores", cuenta Gaspar Hernández Ranulfo, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

En este mural del pintor Octavio Ocampo se observa en un plano protagónico a Miguel Hidalgo, considerado el padre de la independencia mexicana, y a la Corregidora, Josefa Ortíz de Dominguez, figura en la "conspiración de Querétaro", un levantamiento que llevó a la independencia.
Diversos historiadores la han descrito como una mujer de gran belleza, "la Venus mexicana".

Algunos la hacen ver como "una mujer liberada, de gran inteligencia y con ansia de conocimiento, una gran seductora", señala Marta Martín, la investigadora de la UNAM.

Se casó tres veces y se dice que hasta tuvo una relación fugaz con Simón Bolívar.

Martín le explica a BBC Mundo que Rodríguez ha trascendido "sobre todo por su relación con Agustín de Iturbide y en concreto por un impulso muy decisivo que ella aparentemente le dio para que completara la causa de la independencia mexicana".

"Se llega a decir que ella organizaba las tertulias en las que se vislumbró el Plan de Iguala. Incluso se le ha atribuido la redacción parcial o una intervención muy directa en ese plan, que abrió el camino a la recta final de la independencia de México", indica la experta.

Sin embargo, es una versión que varios expertos ponen en duda.

Hay quien se pregunta si sus contribuciones a la causa patriota fueron realmente voluntarias y no la consecuencia de la coacción para salvaguardar su patrimonio, incluso quien apunta a sus posibles vínculos con los adversarios de la independencia.

"Entre la leyenda y la realidad, se le ha atribuido un papel de espía", señala la investigadora, por el acceso a la información política que le habría permitido tener el hecho de que su padre fuera regidor perpetuo de Ciudad de México, así como también su relación con ciertos personajes

Pero de lo que sí hay información es que "en una de sus haciendas hubo una importante reunión en la que se cree que se dirimieron algunos asuntos decisivos para la culminación de la independencia de México".

Afirmar que participó en la redacción del Plan de Iguala, es entrar en un terreno "un poco más oscuro".

"Quizás es decepcionante (…) pero es que todos caemos en contradicciones y no por eso, nuestros actos o los de la Güera Rodríguez son menos valiosos", reflexiona la doctora.

Y lo interesante es que su "reivindicación contemporánea y muy reciente" la ha convertido en una especie de "ícono protofemenista" en pleno siglo XXI.

*Edición: Carolina Robino y Leire Ventas/Ilustraciones Cecilia Tombesi.

Investigación: Margarita Rodríguez - BBC News Mundo - 12 de septiembre de 2020.

sábado, 5 de septiembre de 2020

5 de Septiembre Dìa de la Mujer Indígena

Cada 5 de septiembre se conmemora el DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER INDÍGENA recordando a Bartolina Sisa, mujer Aymara que lideró parte importante de la rebelión Aymara – Quechua, en 1780, contra las injusticias cometidas por los conquistadores españoles en el Alto Perú. Lo hizo guiada por un profundo compromiso con el destino de su Pueblo, fue desde muy joven testigo del estado de servidumbre al que era sometido, entendiendo lo fundamental de asumir la autodeterminación en la construcción de su futuro como Pueblos Originarios.




En la actualidad las mujeres indígenas continúan su lucha por el efectivo cumplimiento de los derechos que les han sido reconocidos, por decidir sus prioridades y modos de vida. Impulsan y acompañan acciones en defensa de los territorios y bienes naturales que les permiten mantener vivas sus culturas en la memoria de sus hijas e hijos.

Generan espacios de debate donde se plantean temas educativos, culturales y económicos, exigen una sociedad libre de racismo, para vivir sin ninguna forma de discriminación ni violencia. Tienen un papel fundamental como líderes espirituales y guardianas de sus culturas. La violencia perpetrada contra sus Comunidades en diferentes contextos las perjudica física, cultural y espiritualmente.

Para garantizar que se cumplan sus derechos humanos, los Estados deben adoptar medidas para mejorar su situación socioeconómica, frenar los obstáculos que enfrentan en el sistema judicial para lograr un efectivo acceso a la justicia, generar mecanismos que mejoren los sistemas de salud y proporcionar la oportunidad de participación en todos los procesos que influyen en sus derechos.

Las mujeres indígenas son fundamentales en los procesos que llevan adelante sus Pueblos, su bienestar es el de todo el entorno y su labor diaria, dentro y fuera del territorio, representa un aporte sustancial al logro de Comunidades más fuertes frente a los embates de la actualidad.

Fuente: Endepa


Bartolina Sisa



La líder indígena Bartolina Sisa, comandante, generala, mujer con agallas y espíritu libre, es símbolo de reverencia entre quienes conocen la lucha andina anticolonialista. Por años su nombre fue opacado por el de su esposo, pero hoy resuena el de ella. Te contamos la historia de esta heroína aymara y de la rebelión sisakataria.

El Día Internacional de la Mujer Indígena se conmemora en su nombre cada 5 de septiembre desde 1983 porque ese día de 1782 fue asesinada. Así de importante fue esta aguerrida mujer quechua que fue descuartizada por las fuerzas españolas durante la rebelión anticolonial dirigida por ella y su esposo, Túpac Katari, en el Alto Perú. Juntos lideraron un levantamiento indígena en La Paz en 1781. Mantuvieron la ciudad en estado de sitio durante 109 días.

Nació el 24 de agosto de 1750 o 1753, no se sabe con certeza, en el Cantón de Caracato del Ayllu. Fue hija de José Sisa y Josefa Vargas, originarios del Alto Perú, que vivían del comercio de la coca y de la bayeta (un tipo de lana) para liberarse del sometimiento al que estaban condenados todos los pueblos originarios de esas tierras.
Según se relata en el blog de la organización boliviana Servindi, ante esta realidad, la familia Sisa se trasladó a la Villa de Sica Sica. Es ahí que junto a sus padres Bartolina adquirió la experiencia en el rubro del comercio, logrando independizarse a los 19 años. Durante sus viajes por muchas ciudades, pueblos, comunidades, minas, cocales, Sisa conoció la cruel realidad en la que vivían los pueblos andinos perpetrada por el sistema colonialista de explotación.

En 1772, ya casada con Tupac Katari, tuvo el primero de sus cuatro hijos: tres varones y una niña. El primer hijo fue capturado y asesinado en Perú cuando tenía 11 años por el brigadier español Sebastián Segurola. Los otros tres llegaron a sobrevivir en la clandestinidad.

Bartolina Sisa y Túpac Katari

En las sociedades andinas existía un reparto de tareas complementario entre el hombre y la mujer, no antagónico. Según explicó Ferino Lanza, "la organización política social del Ayllu, siempre prioriza que sea encabezada por el hombre y la mujer (...) se representan las autoridades juntos". El poder se compartía. Sisa no es la esposa que apoya al esposo y se queda a cargo de la casa, son dos combatientes. Ese orden social "no tiene nada que ver con las estructuras coloniales", agregó. El papel de la mujer indígena era el más vilipendiado por los opresores. 
En la vida de Bartolina, el compartir el poder significó que a la edad de 25 años se acompase a Katari para organizar y liderar distintos levantamientos contra el poder imperante. "Bartolina tenía toma de decisiones reales, no esperaba órdenes de su esposo", contó Ferino Lanza. Ella dominaba la kurawa (honda) y el fusil, "montaba a caballo, cosa que ni las mujeres españolas hacían", relató. Cuando estalló la insurgencia indígena aymara-quechua en 1781, ella fue proclamada virreina por derecho propio, y asumió importantes funciones de liderazgo.

La historia cuenta que ordenó la construcción de una represa en el río que pasa por la ciudad de La Paz para provocar una inundación que debía romper los puentes y aislar a la población, pero este plan fracasó. El general realista Segurola, que recibió la ayuda de 5.000 hombres, echó por tierra los planes de los rebeldes. 

El Cerco a La Paz

Desde 1780 se planifica una insurrección indígena, junto a José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru) y Micaela Bastidas, su esposa, los hermanos Dámaso y Tomás Katari de Chayanta, y Sisa. Comparten los ideales libertarios, y con el propósito emancipatorio logran reunir a más de 150.000 indígenas de toda la región.
El 13 de marzo de 1781 levantan un campamento militar indígena en La Ceja de El Alto, cerrando todos los accesos a la ciudad de La Paz. Según se cuenta en Resumen Latinoamericano, empezaron con 20.000 indígenas y en cinco meses llegaron a 80.000. El aumento de combatientes generó una gran escasez de alimentos y de agua en la ciudad.

El 21 de mayo Tupac Katari deja a Bartolina a cargo del cerco. El Ejército español mandó 300 soldados a capturarla, pero fueron apedreados por los indígenas, y no logran su cometido. Tras 109 días de cerco, los colonizadores refuerzan sus tropas y, gracias a alianzas que establecieron con líderes indígenas contrarios a la rebelión sisacataria, logran abatir a los indígenas. 
  
¿Cómo murió Bartolina Sisa?

La sentencia leída aquel 5 de septiembre de 1782 y reproducida por el blog de la Revista Furias, muestra claramente la magnitud de la brutalidad a la que fue sometida: 
"A Bartolina Sisa mujer del feroz Julián Apaza o Tupaj Catari, en pena ordinaria de suplicio, que sea sacada del Cuartel a la Plaza mayor atada a la cola de un Caballo, con una soga al cuello y plumas, un aspa afianzada sobre un bastón de palo en la mano, y conducida por la voz del pregonero a la horca hasta que muera, y después se clave su cabeza y manos en picotas con el rótulo correspondiente, para el escarmiento público en los lugares de Cruzpata, Alto de San Pedro, y Pampajasi donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas; y después de días se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayo-ayo y Sapahagui en la Provincia de Sica-sica, con orden para que se quemen después de un tiempo y se arrojen las cenizas al aire, donde estime convenir".

Bartolina Sisa hoy

En 1980 se fundó con su nombre la Federación de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa con el objetivo de reclamar que las mujeres de las áreas rurales participen plenamente en la toma de decisiones políticas, económicas y sociales de Bolivia.
En 1983 el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América reunido en Tihuanacu instauró en su memoria la celebración del 5 de septiembre como Día Internacional de la Mujer Indígena.
Desde 2005 Sisa es heroína nacional aymara, según la ley N°31021​ en Bolivia.

Sin embargo, Ferino Lanza comenta que por mucho tiempo Bartolina era un personaje "totalmente desconocido" para el pueblo boliviano. "En una sociedad tan machista como esta, solamente se conocía a Tupak Katari como el héroe, pero no se valoraba el trabajo de su esposa, una mujer que fue a la par comandante", explicó. 

Lejos del escarmiento y el olvido, hoy Bartolina Sisa revivió y es sinónimo de la lucha anticolonialista de mujeres indígenas en Latinoamérica.