Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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viernes, 20 de enero de 2023

Mbya Guaranies, Testimonio sonoro de un universo que persiste

De origen trashumante y antiguo, el rave, versión autóctona de un instrumento musical que llegó desde la Europa del medioevo, suena aún en medio de los pocos montes que quedan en el territorio. En esta nota de la Revista Pausa, don Delfín Penayo, hombre santo de la nación Mbyá, relata cómo los construye con sus propias manos y se perpetúa su conocimiento y cultura en esas piezas de noble madera.


El origen del “rave” es tan lejano y profundo como la cultura misma del pueblo indígena de nuestro territorio. Es el descendiente directo del rabel, un instrumento de cuerdas frotadas con un arco similar al violín. Su origen puede rastrearse hasta la antigua Persia; con la invasión de los árabes a la península ibérica en el año 711, este se instaló en la cultura hispana. Entre los siglos XVI y XVIII, de la mano de conquistadores españoles y sacerdotes jesuitas, fue adoptado y adaptado por los mbyá.

Hoy, son pocos los individuos de esa nación indígena que continúan con la tradición; y don Delfín Penayo, de la comunidad Sayas Kue Yacaretã (Caaguazú), es uno de ellos.

Después de un viaje de unos 60 km desde Juan Eulogio Estigarribia (más conocido como Campo 9), el lugar resulta un oasis de verdor en medio de un mar de tristes monocultivos mecanizados de soja. Allí se produce el emotivo saludo “aguyjevete”, acompañado de una suerte de reverencia de parte de prácticamente todos los pobladores del lugar (unas 130 familias), que se congregan frente a los recién llegados.

En un extraordinario ejemplo de práctica democrática y respetuosa empatía, deliberaron por un tiempo prudencial sobre la posibilidad de entrevistar al viejo luthier y solo después de las consultas del caso, de socializar la decisión y de una hora más de charla, música y danzas (de las que participan todos), decidieron autorizar la entrevista.


Don Delfín, de 78 años, explica que él enseña a sus hijos y nietos la antigua técnica de fabricación del rave, objeto que ha venido a representar la esencia de la vida y la cultura mbyá. Con una mirada profunda y su hablar pausado, nos cuenta que el abuelo de su abuelo mostró a su descendencia la técnica, para que sobreviviera hasta hoy.

Si bien el rave es interpretado para entretener, se usa principalmente para curar; también suenan sus cuerdas en los eventos en que se ponen nombres a los niños y en otras festividades religiosas en el opy (casa de ceremonias). Él realmente no sabe de dónde aprendieron sus ancestros a fabricarlo; ese dato se pierde en el tiempo, dice.

Lo que sí está claro para este karai mirî (hombre santo) es que tanto el rave como el mba’epu (guitarra rústica de cinco cuerdas que se rasgan) son instrumentos sagrados que se fabrican con la madera del cedro o ygary, árbol también considerado sagrado por ellos. Solo pueden ser elaborados cuando se producen momentos especiales de conexión con el entorno, la naturaleza, e interpretados únicamente por los futuros karai mirî como él, que son preparados para ese rol desde la infancia. El sonido continuo del rave marcará la línea melódica de las diferentes canciones que se interpretarán en cada ceremonia de la comunidad.
Dónde nació el rave

El antropólogo y etnomusicólogo Guillermo Mito Sequera, luego de una vida de investigaciones de campo y de acompañar, entre otras, a las comunidades mbyá de nuestro territorio y la región, determinó que el rave, rabel o rebec es, efectivamente, una pieza nacida en la Edad Media en Europa, con antecedentes en el mundo panárabe.

Se trata de un instrumento construido originalmente por los sabotiers (fabricantes de zuecos), para amenizar fiestas populares, y se lo define como un cordófono frotado a través de un arco, que los mbyá incorporaron a su cultura tras la llegada de los españoles. Este instrumento sagrado es de singular complejidad en comparación con otros de la cultura autóctona, como los idiófonos (que son sonajas de calabaza, el mbaraka mirî, o bastones rítmicos, el takua pu), los membranófonos (tambores mba’e pu ovava’e) o los aerófonos (como las flautas, mimby pu). Desde su adopción pasó a formar parte de las ceremonias importantes de la nación Mbyá.


Asimismo, está presente en prácticamente todas las comunidades de esta parcialidad indígena, que fue la única que lo adoptó en Paraguay. Eso demuestra la relevancia que tiene para ellos, según explica Sequera. Con el proceso de colonización, esta joya musical pasó a formar parte intrínseca de su repertorio sonoro hasta convertirse en símbolo de coraje, resistencia y valoración de su identidad, afirma el académico.

Para el antropólogo, este ancestro del violín representó el funcionamiento del intercambio que se produce usualmente en la cultura global. Al contrario de lo que muchos afirman al referirse a las migraciones actuales, cuando una cultura toma contacto con otra, puede producirse un enriquecimiento mutuo.

Así como los encargados de producir en la huerta intercambian semillas y estas viajan con el viento y con los pájaros, el rabel migró de un continente a otro, de mano en mano y generación en generación, para amenizar los encuentros, los ritos sagrados y para celebrar la vida, al igual que las semillas que producen sus componentes.

La fabricación

Don Delfín, un hombre mayor de particular agilidad al caminar, comenzó a trabajar la madera con sus manos, un machete y pocas herramientas más desde muy joven, para lograr la materialización de esta maravilla sonora después de convertirse en opygua (líder espiritual). Se trata de las mismas herramientas que usa hasta hoy. Y nos explica que para la construcción del instrumento se utiliza madera de cedro para la caja o cuerpo, clavijas y mástil, y en toda su extensión no supera los 45 o 52 cm.


Las tres cuerdas que posee, que recorren verticalmente el instrumento y se tensan con las clavijas, se hacían antiguamente de las hojas de pindó y hace tiempo también se usaba lo que los mbyá llaman “cola del monte” o “cola vegetal”, un adhesivo natural para pegar las diferentes partes. El arco que generará el sonido —también de la misma madera— se completa con crin de caballo, que tocará las cuerdas del rave en un movimiento de ida y vuelta, lo que hará que vibre y genere un sonido continuo.

Con un gastado machete se desbasta la materia prima y se le da el espesor adecuado. Bajo la sombra de un pequeño alero contiguo a la casa de madera de este “ravelero”, sobre la mesa de trabajo rondan apenas una lima y un martillo, nada más. Lo demás es pura paciencia y la minuciosidad que solo un entorno apacible puede fomentar.



Además de los materiales y las herramientas, es necesaria la inspiración, afirma don Delfín y explica: “Me siento iluminado por Ñande Ruete (el Creador) mientras trabajo en los instrumentos. El mundo anda mal y es por nuestra culpa (de los seres humanos), ya no se respeta a la naturaleza y al Creador. Si destruimos nuestro entorno o la naturaleza, Él ya no estará con nosotros. A pesar de nuestra ingratitud, sigue estando presente; es bueno, y el sol todavía sale cada día”.

Para revertir esta situación, recomienda: “Protegerse y alejarse de lo malo, y para eso es necesario no consumir, no distraerse con cosas innecesarias”, lo que además, aclara, dificulta esa conexión necesaria para el momento de trabajar en los instrumentos.

Con estas palabras y visiblemente aburrido de tanta charla, don Delfín ya hace silencio y observa con mirada profunda, que además nos cuestiona. Mientras tanto, gracias a él los ritmos tradicionales del Shondaro, el Mba’ê aâ, el Ñanderuete y el Jerojy seguirán sonando durante cada Tangara (baile ceremonial) en su comunidad.

Así tal vez, a pesar de todas las vicisitudes, la cultura mbyá persistirá gracias al sonido de algún rave creado por las curtidas manos de don Delfín Penayo.



La nación Mbyá

Oguasu es una organización que acompaña los caminos organizativos y de acceso a los derechos de las comunidades mbyá desde hace 28 años y que trabaja principalmente las áreas de salud, educación, seguridad alimentaria, fortalecimiento organizacional y protección de territorios. Según el coordinador de esta entidad, el abogado y docente Andrés Ramírez, la nación Mbyá de nuestro país es una comunidad profundamente vulnerada.

La población indígena del Paraguay, en general, y la mbyá en particular, padecen con mayor gravedad que el resto de la población prácticamente todas las problemáticas sociales existentes y las variables socioeconómicas que a todos nos afectan, indica. Este hecho da la pauta de una vulneración de derechos y una discriminación estructural de parte de la sociedad.

Según los datos de la organización IWGIA (Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas), los casos de pobreza y pobreza extrema entre los pueblos indígenas son del 75 y el 60%, respectivamente, lo que supera enormemente al promedio nacional. En niños de menos de cinco años, el índice de extrema pobreza es del 63%, comparado con el 26 % de la media nacional, mientras que el índice de malnutrición crónica es de 41,7%, comparado con el 17,5% del promedio nacional. Estos datos hablan a las claras de la situación.


Así como para todas las naciones indígenas de nuestro país, para los mbyá, a la cabeza de la lista de problemas que los afecta tal vez se encuentra la pérdida de su territorio. El manejo de la tierra en Paraguay, caracterizado por el avance de la frontera agrícola definida por el agronegocio mecanizado, ha producido desplazamientos forzosos de sus poblaciones, las cuales, sin una política adecuada de manejo por parte del Estado ante esta situación, terminan refugiándose en sus comunidades desprotegidas, al costado de las rutas o en las calles de la capital.

El conflicto sobre la propiedad de la tierra está determinado por manejos financieros que a los mbyá también afectan. De hecho, ellos se han visto empujados a “arrendar” tierra propia a la producción mecanizada de terceros (tal es el caso de la comunidad Sayas Kue Yacaretã, donde vive don Delfín). Se trata de un medio sencillo de generación de ingresos que, aunque pequeños, ayudan a evitar el hambre en el lugar. Por lo general, esos arrendamientos generan otros problemas, como por ejemplo la contaminación del agua, producto del uso de agrotóxicos.


También existe el grave inconveniente de la falta de oportunidades laborales o de crecimiento en las comunidades, sobre todo para los jóvenes que finalmente migran a la capital e incluso a grandes ciudades de Brasil, en busca de estudios o de trabajo. Allí, en muchos casos, hacen trabajos esclavizantes, mendigan o apenas sobreviven en la marginalidad. Esta situación potencia problemas de adicción, que se dan principalmente entre adolescentes y jóvenes, lo que a su vez acrecienta más aún todos los demás problemas, afirma Ramírez.

Las condiciones ambientales, económicas y, además, la falta de políticas adecuadas de intervención por parte de todas las instituciones del Estado agravan estos factores e inciden directamente sobre la precarización de las condiciones de vida en las comunidades. Esto no solo se traduce en una pérdida de calidad de vida, sino que representa un riesgo para la persistencia de la cultura propia en sí.

Con la casi desaparición de los espacios naturales, base y esencia del “tekoha” (lugar donde se dan las condiciones para el desarrollo del modo de ser guaraní, citando a Bartomeu Meliá), los mbyá no han podido hacer frente a los cambios. Esto se traduce en una pérdida de identidad cultural, a la que podemos llamar etnocidio, mientras seguimos observando con triste indiferencia.

Texto y fotos de Fernando Francesche

Fuente Diario Última Hora * Paraguay - 25 de Noviembre de 2022.
https://www.ultimahora.com/testimonio-sonoro-un-universo-que-persiste-n3035549.html?fbclid=IwAR2HSE2DjNYKPqU2qXohiovOOBZqnWHvIpT00UjgVp7Z8Nm3_evNJ33gJDM


martes, 11 de enero de 2022

Paraguay: Coronel Bogado, Capital de la Chipa, innova su producción


Chipa dulce y chipa con semillas son los nuevos productos que la localidad itapuense ofrece a sus clientes. El éxito de la nueva receta es inminente.

Chipa rellena con dulce y chipas ticks con semillas son las nuevas opciones que ofrece una conocida chipería de la ciudad de Coronel Bogado, Departamento de Itapúa. La Capital Nacional de la Chipa siempre está en la vanguardia e innovación en cuanto a producción de este tradicional alimento; y en esta ocasión no es la excepción, pues Chipa Tía, redescubriendo sabores, suma a su lista de ofertas la chipa rellena con dulce de guayaba, una combinación única, de un sabor inconfundible y, por supuesto, riquísima para saborear en el desayuno, la merienda o en cualquier hora del día.


“La chipa dulce hace un tiempo ya que lanzamos y tenemos nuestro público, no es una chipa muy conocida aún, pero los que conocen siempre están comprando, pero cada vez hay más gente que pide. El volumen de producción no es mucho, pero la idea es tener variedad para los amantes de la chipa”, manifestó Ana Karajallo, propietaria de la chipería Chipa Tía, una parada obligada al llegar a Coronel Bogado.

Otra de las innovaciones de reciente lanzamiento son las chipitas con semillas de chía, sésamo y de quinoa, para disfrutarlas como snack a cualquier hora. “Tenemos lo último que lanzamos que son las chipastick semillas, son las chipitas que vendemos empaquetadas con semillas por una cuestión nutricional. Elegimos estas tres semillas por las propiedades que tienen y los beneficios que aportan a la salud”, señaló Karajallo.

PRESENTACIÓN. 
Las Chipastick semillas vienen en presentación de 90 gramos, empaquetadas como ya tenía acostumbrado esta chipería con los chipalitos. Esta variedad tiene muy buena aceptación y salida en Asunción; en la zona de Coronel Bogado y Encarnación no tiene aún gran salida.

Esta chipería es una de las pocas que constantemente está innovando para satisfacer la demanda de los comensales. En tal sentido, ofrece una gran variedad de chipas que a la tradicional se suman otras como las rellenas con unos 10 sabores que llaman la atención de los consumidores como ser carnes, pollos, queso, jamón y queso, roquefort, coixipa, entre otros. Así también ofrece la riquísima chipa arrollado con jamón y queso, entre otras opciones.

“Nosotros siempre procuramos no solamente tener cantidad, sino que variedad y, por sobre todo, calidad. Es así que cuidamos mucho también el aspecto de manera saludable, no queremos que nuestra chipa sea una bomba en calorías, entonces esas cosas evaluamos a la hora de ir probando cosas”, destacó la empresaria del rubro de la chipa.

Cabe señalar que la industria chipera de Coronel Bogado, a pesar de la crisis causada por la pandemia, se mantiene atractiva y en constante crecimiento y es sin dudas uno de los rubros de alto impacto en la economía bogadense. El rubro es considerado el dinamizador económico más importante de la comunidad, considerando la gran cantidad de familias que trabajan y viven de la elaboración y comercialización de la chipa.

Título largamente acariciado

La Dirección Nacional de Propiedad Intelectual (Dinapi) concedió a la ciudad de Coronel Bogado el título oficial de la Capital Nacional de la Chipa el año pasado. Este logro fue celebrado por los pobladores, luego de cinco años de disputa por el título con la ciudad de Eusebio Ayala, también conocida como Barrero Grande.

Coronel Bogado obtuvo además el registro oficial del Festival Nacional de la Chipa, celebrada el 29 de diciembre de cada año con el objetivo de promover la producción de este tradicional alimento, fomentar el turismo interno e incentivar las actividades artísticas y culturales.

Fuente: Diario Última Hora - Asunción - 29 de Noviembre de 2021


martes, 9 de noviembre de 2021

El Ayvu Rapyta es una de las grandes expresiones de la poesía americana


Sumergirse en el mundo de la cultura de los pueblos guaraníes no resulta fácil, pero permite encontrar notables narraciones, mitos, leyendas y visiones sobre la creación del mundo de gran belleza y profundidad, como nos comenta Gloria Scappini.



Antonio V. Pecci Periodista e investigador
antoniopeccipy@yahoo.com

A raíz del lanzamiento de una nueva versión –esta vez digital y accesible para los lectores de cualquier parte del mundo–, abordamos con la especialista Gloria Scappini el tema de la valoración de un texto ya clásico como el Ayvu rapyta, traducido como “el fundamento de la palabra”, de León Cadogan. Bartomeu Melià consideraba este texto del nivel del libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh.

Ella es antropóloga, licenciada en Etnología y máster en Antropología Social por la Universidad París X Nanterre, Francia. Investigadora y docente, combina el estudio de las relaciones entre el Estado-Nación paraguayo y sus minorías étnicas con el registro y valorización de la cultura guaraní. Es también directora del documental etnográfico Palabras-alma, de protagonismo Mbyá Guaraní, galardonado como Mejor Filme etnográfico en el Festival de Cine Etnográfico de Recife, Brasil, en el 2013.

–Ante el lanzamiento de una nueva edición del texto mítico del Ayvu Rapyta, de la cultura Mbyá Guaraní, ¿podrías comentarnos sobre la importancia de este material?

–El Ayvu Rapyta: textos míticos de los Mbyá Guaraní del Guairá no tiene equivalente en el campo de la antropología guaraní y la etnografía de los pueblos guaraníes en Paraguay en materia de colecta y sistematización de un acervo de tradición oral y organización de una guía de estudio y comprensión de la religión guaraní. El texto, que fue publicado desde 1946 en pequeñas entregas en revistas científicas locales, pudo recién salir a la luz como corpus organizado en la revista de la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de la Universidad de São Paulo, en 1959, gracias al apoyo y gestión del profesor Egon Schaden, referente de la etnología Guaraní en Brasil. La obra contiene una recopilación de mitos, leyendas, relatos, cantos, plegarias e himnos religiosos, transmitida por varios referentes de la sabiduría mbyá-guaraní en un lenguaje religioso mantenido hasta ese momento en secreto frente al hombre blanco, lo que vuelve aún más rico a este acervo mítico, por reflejar estados de poca o baja influencia externa en la comunicación de las tradiciones. Actualmente el texto cuenta con cuatro ediciones, cada una mejorada y perfeccionada en procesos de revisión que estuvieron a cargo de B. Melià (SJ), principal discípulo de Cadogan; y el trabajo de difusión amplia del mismo, llevado adelante por la Fundación León Cadogan.

LA FIGURA DEL GRAN INVESTIGADOR

–¿Cuál fue el papel jugado por León Cadogan para lograr que los antiguos líderes de la etnia le confiaran estos textos sagrados?

–León Cadogan ha sembrado a lo largo de su vida, a través de su labor intelectual, humana y científica las bases para que las condiciones de ser un gran depositario de la sabiduría y conocimiento ancestral guaraní se vuelva realidad a partir de los años 40, momento en el cual va operando la transición entre una etapa de producción relativamente “folclorista” (con reservas en la apelación, puesto que se demarcaba bastante de los exponentes locales de esta corriente), hacia una más concentrada en la etnografía y etnología (registro e interpretación) de la cultura guaraní con gran énfasis en su dimensión religiosa y espiritual. Podemos decir que las ñe’ê porã tenonde o “primeras bellas palabras” llegan a él mediante los efectos de la dinámica de reciprocidad con la que se manejaba en su labor, sirviendo a la causa indígena a través de la defensa de sus derechos y denuncia sistemática de las estructuras de explotación y dominación en los territorios progresivamente despojados y ocupados por el frente de colonización nacional. Su gran sensibilidad y práctica de una antropología implicada –más que aplicada–, combinadas al estudio desafiante en condiciones adversas y contextos tanto personales como sociales de mucho riesgo, hacen de Tupã Kuchuvi Veve (Dios Torbellino que Vuela, su nombre sagrado Mbyá Guaraní), un personaje iniciático que reivindica a la subjetividad y a la relación humana como fuentes legítimas de saber y conocimiento.

–A nivel latinoamericano, ¿con qué textos puede asemejarse?

–El Ayvu Rapyta es una obra hoy tenida por clásica, considerada como una de las grandes expresiones de la poesía americana. Todas las civilizaciones del continente, pertenecientes a las áreas culturales mesoamericana, andina y amazónica, poseen de manera escrita u oral un registro de las palabras sagradas y fundadoras de su identidad cultural. No obstante, en el caso guaraní el acceso a este necesita de la etnografía para ser documentado, hecho dado que las culturas guaraníes son originariamente ágrafas, su grandeza y profundidad expresándose justamente en el ejercicio y valor concedido a la palabra como manifestación del origen divino de la humanidad. León Cadogan recuerda que fue su gran descubrimiento cuando el cacique Pablo Vera le reveló que “palabra” y “alma” son sinónimos para el pueblo guaraní: “El componente espiritual del hombre es su palabra, la palabra siendo a la vez palabra y alma”.

UN CONOCIMIENTO AUSENTE

–¿Cómo puede ser aprovechado este material por el sistema educativo?

–El Ayvu Rapyta contiene un potencial inmenso de transmisión de los conceptos, principios, valores, creencias, mensajes espirituales, sociales y metafísicos contenidos en la religión Mbyá Guaraní, y por extensión valorados como elementos fundadores de una cosmovisión guaraní rica y amplia. Las formas de vida, de estar y pensar el mundo en el que vivimos, desde un lugar de interacción con el origen de la divinidad y lo sagrado, sumado a la forma de relación propuesta con nuestro entorno, no solo como naturaleza, sino como verdad cultural, son grandes lecciones para un entendimiento profundo de las bases del pensamiento amerindio que la colonización y la evangelización, en largos procesos de transculturación con pérdidas y préstamos ha llevado a ocultar, hasta volverse un conocimiento ausente en la sociedad mestiza. Por lo tanto, si concebimos a la educación como una vía de comprensión del pasado, del presente y de los horizontes de futuro, el diseño de un proceso de descolonización y recuperación histórico-simbólica a través del estudio de un texto como este es indispensable, no solo como herramienta de valorización de la diversidad cultural, sino como auténtico dispositivo científico para el fomento de una educación liberadora.


Reproducimos aquí las primeras estrofas del Capítulo III del Ayvu Rapyta, en las cuales se prosigue el relato de creación del mundo, con la aparición y posterior destrucción de Yvy Tenonde, o primera tierra. En la versión mbyá guaraní y en castellano.

Yvy Tenonde

Ñamandu Ru Ete tenonde gua
oyvy rupa rã i oikuaá mavy ojeupe,
o yvára py mba'ekuaá gui,
o kuaararavyma
o popygua rapyta ire
yvy ogueromoñemoña i oiny.

Pindovy ombojera yvy mbyterãre;
amboae ombojera Karaí ambare;
Pindovy ombojera Tupã ambare;
yvytu porã rapytare ombojera Pindovy;
ára yma rapytare ombojera Pindovy;
Pindovy peteî ñirũi ombojera:
Pindovyre ojejokua yvy rupa.


La Primera Tierra

El verdadero Padre Ñamandu, el primero,
habiendo concebido su futura morada terrenal,
de la sabiduría contenida en su propia divinidad,
y en virtud de su sabiduría creadora,
hizo que en la extremidad de su vara
fuera engendrándose la tierra.

Creó una palmera eterna en el futuro centro de la tierra;
creó otra en la morada de Karai;
creó una palmera eterna en la morada de Tupã;
en el origen de los vientos buenos creó una palmera eterna;
en los orígenes del tiempo-espacio primigenio creó una palmera eterna;
cinco palmeras eternas creó:
a las palmeras eternas está asegurada la morada terrenal.

Datos técnicos de la obra:
Ayvu Rapyta: Textos míticos de los Mbyá-Guaraní del Guairá, de León Cadogan, edición preparada por Bartomeu Melià y Antonio Caballos. Vol. 99 de la Biblioteca Paraguaya de Antropología. Ceaduc-UCA/Fundación León Cadogan/Cepag; 322 páginas; Asunción, 2015.

Fuente: Diario Última Hora - 6 de Noviembre de 2021.
https://www.ultimahora.com/el-ayvu-rapyta-es-una-las-grandes-expresiones-la-poesia-americana-n2970238.html?fbclid=IwAR3BGSaN5XVjgtOIsX5Dp3WUPSbB0iECldVvJo1jeWQZZyCzR_wEOeLymPs

jueves, 1 de octubre de 2020

Karaí Octubre: una leyenda que renace anualmente y pone sobre la mesa una receta que no puede faltar hoy



El Karaí (señor) Octubre es, según la creencia popular, un duende maléfico que sale todos los 1 de octubre a recorrer las casas y ver quiénes tienen suficiente comida. Es un duende inspector que va mirando si la gente sembró y trabajó durante el año y supo guardar para los meses en que no hay cosecha. Ese día al pasar por las casas debe comprobar que hay suficiente comida y que la convidan a sus vecinos. A quienes no cuidaron los castiga con miseria hasta fin de año y a los que tienen para convidar los premia con abundancias.



Es por esto que los guaraníes recibían el mes de octubre con un delicioso y suculento Jopará, similar a un locro, con la intención de conjurarlo, ya que este duende no se queda en los lugares donde hay abundancia. Según la tradición, octubre es el mes en que escasean los alimentos: la mandioca, el maíz y otros productos vegetales son más difíciles de conseguir en el campo. 
Por eso, el día 1 se come puchero con locro, poroto, arroz y verduras en abundancia, el muy famoso “karaku jopará” (huesos de vaca mezclado con todo). Así con la panza llena se tiene la escapatoria para no hacer esfuerzos después de almuerzo. Esto asegurará la abundancia en la cocina durante todo el año.

Pese al correr del tiempo, esta tradición se mantiene más viva que nunca. Si bien los historiadores centran el origen de esta en Paraguay, la creencia se ha extendido también por Misiones, Corrientes, Formosa, parte del Chaco y Santa Fe.

Ingredientes

140gr de locro
140gr de porotos secos
(puede ser una mezcla de todos los que deseamos cocinar) “Remojar todo 24hs antes, o la noche antes de cocinarlos” 600gr de osobuco
200gr de panceta entera
2 cebollas
3 tomates
2 zanahorias
3 dientes de ajo
2 morrones verdes
3 ky’yî (ají picante nacional) sin las semillas
La mitad de un zapallo mediano
1 hoja de laurel
1cdita de comino
1cdita de orégano
1cdita de sal
1cdita de pimienta
Perejil
Limón


Para la preparación

1.Llevar una olla a presión al fuego, mientras trozar la panceta en cubos y llevar a la olla a presión a fuego bajo para desgrasar. Una vez que la panceta está dorada, la sacamos de la olla y reservamos en una bandeja.
2.Con la grasa de la panceta, disponer los trozos de osobuco, salpimentarlos de ambos lados y sellarlos bien dorados, sacar de nuevo y reservar con la panceta.
3.En una sartén, agregar todos los ingredientes aromáticos y tostarlos por 20 segundos.
4.En la olla, disponer todos los vegetales “ya cortados en trozos mediano”, para que no se pasen de cocción, cocinarlos un poco y agregar los aromáticos.
5.Disponer la carne y la panceta en la olla a presión.
6.Agregar agua a la olla pasándonos un poco de la cantidad de la preparación, además de sal y
pimienta.
7.Llevar al fuego con la olla a presión tapada y tomando todas las medidas de seguridad por 45min.
8.Dejar reposar la preparación, sacando todo el vapor correspondiente.
9.Picar y agregar las verduras más tiernas.
10.Servir en platos hondos, con un poco de los verdes picados, y limón recién exprimido.

“Esta preparación es una mezcla del Jopara con y sin carne, ya que deseamos resaltar un montón de sabores con los aromáticos. La panceta agrega la grasa en vez de usar aceite vegetal y los porotos, que son muy importantes. Los cocinamos en olla a presión para guardar todos los nutrientes de los vegetales y leguminosas”, explica un experto de la receta tradicional.

Fuentes: Diario Última Hora (Paraguay)    /  Diario Misiones On Line (Posadas) - 1° de Octubre de 2020.

miércoles, 3 de junio de 2020

Ñambohéra ñane ñemoñare guaraníme / ¨Pongamos nombres guaraníes



lunes, 24 de febrero de 2020

El mundo guaraní es narrado en historietas


La docente y escritora María Gloria Pereira rescata historias de los pueblos guaraníes en una colección de álbumes de cómics que promueven la interculturalidad.




Apyka Rendy, un niño de la etnia Pãi Tavyterã, elegido Kunumi Ruvicha para someterse al ritual de perforación de su labio, en una ceremonia ancestral que marca el paso de la niñez a la vida adulta, tiene mucho miedo al cambio y decide escapar durante la noche de su aldea localizada junto al cerro sagrado Jasuka Venda, en Amambay.

El docente y poeta Gregorio Gómez Centurión (Ke’y Puku), su maestro (tamoi), descubre su huida y lo acompaña en la travesía por los montes, mientras le cuestiona: “¿Querés huir de algo que no entendés? ¿Querés irte a vivir a otra cultura sin siquiera conocer bien la tuya? La única forma de ser libre es siendo vos mismo, aceptándote. Si te conocés y aceptás, estarás listo para recorrer el mundo. Mientras huyas de vos mismo y de tu historia, nunca serás completamente feliz”.

Esta conversación durante el camino en lengua pãi (con su traducción al español) logra convencer al niño indígena a desistir de su huida y regresar con los suyos, aceptando finalmente participar de una ceremonia rica en símbolos de una cultura poco conocida, que es relatada y mostrada detalladamente en las páginas del cómic.

A través de una narración ágil, magníficamente ilustrada por el dibujante Enzo Pertile, la docente y escritora María Gloria Pereira, conocida como Mburukuja, ofrece una obra vibrante, Cultura Pãi Tavyterã del Paraguay, que forma parte de una serie de álbumes de historieta, Colección Mundo Guaraní, de la cual la Editorial Servilibro, para su serie Servicomics, ha publicado hasta ahora ocho títulos, y que anuncia pronto llegarán a diez.

Una nueva guionista
María Gloria, quien es conocida por haber traducido a la lengua guaraní los diez álbumes de la célebre historieta Mafalda, del universal creador argentino Quino, cuenta que asumió el desafío de dirigir esta nueva colección y escribir todos los guiones “ante la necesidad de ofrecer más contenido bilingüe a los lectores y fortalecer de forma concreta y con algo útil la interculturalidad de la cual no siempre somos muy conscientes los paraguayos”.

Mburukuja es muy respetada por su labor docente, vinculada a la promoción de la lengua guaraní y en esta oportunidad recurre al lenguaje del cómic para acercar a un público más amplio, principalmente joven, algunos temas que habitualmente suelen manejar más los estudiosos.

“El mundo guaraní se compone de varias culturas entrelazadas por una lengua de raíz común, pero varias de esas culturas son conocidas o casi desconocidas para los no estudiosos. Quisimos aproximar algunas de esas manifestaciones culturales y sus lenguas a cualquier tipo de lector”, destaca.

Además del volumen sobre los Pãi Tavyterã, la colección incluye otras dedicadas a la cultura Aché y la cultura Ava Guaraní. Dos álbumes están dedicados a los Mitos y Leyendas del Paraguay, en versión bilingüe castellano-guaraní, una edición ofrece historias sobre Folklore del Paraguay y otra sobre Plata yvyguy, la leyenda del tesoro enterrado. Una de las joyas de la colección es la dedicada al Ayvu Rapyta, textos míticos Mbya guaraní, en la que María Gloria lleva a cabo un rescate didáctico de la obra del gran antropólogo León Cadogan, a partir de los diálogos de una niña con su abuelo, como de dos estudiantes de secundaria que realizan un trabajo práctico para el colegio.

La cosmovisión indígena

“La colección aporta el abordaje en formato de historietas de un espectro variado de las culturas guaraníes del Paraguay: Mitos, leyendas, otros elementos del folclore, pero sobre todo, el acercamiento a la cosmovisión de algunos pueblos indígenas unidos por hablar una lengua que pertenece a la misma familia lingüística, el tronco guaraní”, destaca María Gloria Pereira.

Ella indica que “muchos verán por primera vez cómo se escribe en guaraní Mbya, Guaraní Aché, Ava Guaraní... y verán que son diferentes, como diferentes son sus culturas. Conocerán algo de su forma de vida, sus creencias”.

La mayoría de los álbumes están dibujados por Enzo Pertile, mientras Daniel Ayala Medina (Adam) tiene a su cargo el álbum dedicado a los Ava Guaraní y Kike Olmedo ilustra la historia de la plata yvyguy. Son diseños de alta calidad, realizadas con las más modernas técnicas del cómic e impresos a todo color.

Mburukuja refiere que el desafío resultó desafiante y apasionante. “La directora de la editorial Servilibro, Vidalia Sánchez, me encargó la responsabilidad de darle identidad a la colección y de poder dirigirla. Me tocó crear las obras y elaborar los guiones; en otros casos, traducir del castellano al guaraní y viceversa. Leer mucho, investigar, entrevistar a conocedores de los diferentes temas y plantear estos en historietas que pudiesen atraer desde el inicio al fin”.

Para los distintos álbumes, la autora tuvo apoyo en la revisión de los contenidos, según sus áreas respectivas, de un grupo de estudiosos: Gregorio Gómez Centurión (cultura Pãi Tavyterã), Rodrigo Villagra (cultura Ava Guarani), Miguel H. López (cultura Aché), entre otros. “Para el tomo dedicado al Ayvu Rapyta nos apoyó nada más y nada menos que don Rogelio Cadogan, hijo de León Cadogan. Todo un honor y un privilegio”, indica.

Según Mburukuja, el desafío fue mayor porque le tocó dirigir la colección, ser guionista y traductora también. “Este paso me hace muy feliz, porque desarrollo plenamente una de mis facetas creativas en un formato exigente como lo es el cómic. Contar con un buen equipo de dibujantes es sumamente importante, estoy contenta de haber trabajado con profesionales muy valiosos y creativos como Enzo Pertile, Adam y Kike Olmedo, que plasmaron maravillosamente los guiones en dibujos, y los colorearon El apoyo de una diseñadora de lujo como Mirta Roa hizo que el trabajo adquiriera altísima calidad. A veces digo que haber traducido a Mafalda al guaraní me dio alas y aquí estoy, cumpliendo otro de mis sueños como escritora”.

Comunicar con más vida

La editora Vidalia Sánchez, directora de Servilibro, destaca que la colección Mundo Guaraní es el tercer proyecto en la línea de las publicaciones en formato de cómic que se viene impulsando, buscando apoyar los procesos de lectura con materiales accesibles en su formato, sobre todo para lectores jóvenes.

“Vamos comprobando que algunos temas que pueden resultar quizás más pesados para un público joven, como los libros de biografías, literatura e historia, sin embargo les resulta muy atrayente cuando se los traslada al lenguaje del cómic. Por eso venimos desarrollando colecciones en historietas sobre la Guerra de la Triple Alianza, la Guerra del Chaco, cuentos de grandes escritores paraguayos y biografías de nuestras principales figuras históricas, a las cuales ahora sumamos el Mundo Guaraní en la colección Servicomics. Buscamos principalmente que sean materiales valiosos para una enseñanza dinámica y creativa en las escuelas y los colegios”, indica.

Una propuesta innovadora que abre nuevas opciones para conocer mejor la cultura guaraní.

CÓMICS

La docente y escritora María Gloria Pereira rescata historias de los pueblos guaraníes en una colección de álbumes de cómics que promueven la interculturalidad.

Muchos verán por primera vez cómo se escribe en guaraní Mbya, guaraní Aché, Ava guaraní... y verán que son diferentes, como diferentes son sus culturas.


Fuente: Diario Ültima Hora (Asunción) - 22 de Febrero de 2020

sábado, 3 de agosto de 2019

Indígenas expulsados por la Itaipú sufren invasión sojera


En 1982, 20.000 indígenas fueron reubicados por la binacional en asentamientos donde ya existían otros grupos, violando la Ley 63/68. Los lugares donde fueron depositados los avá guaraní paranaenses hoy están invadidos por extensos campos de soja y sus agroquímicos.
Despojo: los terrenos que eran de la Comunidad Sauce hoy son sojales. Los lugares donde fueran reasentados por Itaipu tambièn

A principios de los ochenta, la creación de la hidroeléctrica Itaipú expulsó a unos 60.000 indígenas avá guaraní en ambos países (40.000 en Brasil y 20.000 en Paraguay). Hoy en día, estos grupos sobreviven abandonados e invadidos por los cultivos de soja y sus agroquímicos, alrededor y dentro de sus comunidades.


La expropiación en Paraguay por parte de Itaipú, desde Hernandarias hasta Salto del Guairá, expulsó a 38 comunidades indígenas avá guaraní, pero no así a sojeros y ganaderos, la mayoría brasileños.

Gran parte de estos potentados de la soja y la ganadería invaden los territorios expropiados por Itaipú, por el cual recibieron indemnizaciones. Incluso montan puertos clandestinos para el contrabando y narcotráfico, y en otros casos, grupos empresariales montaron clubes y condominios privados de lujo, según se vio en esta serie.

Esta investigación de ÚH, realizada con el apoyo de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación del ICFJ en alianza con Connectas, presenta en este capítulo las ilegalidades cometidas por Itaipú en el proceso de desalojo de los nativos de la zona, así como la realidad actual de estas comunidades expulsadas por Itaipú y hoy invadidas por el agronegocio.

La invasión
Los asentamientos donde actualmente viven con otros grupos los avá guaraní paranaenses expulsados por Itaipú se encuentran, al igual que la mayoría de las comunidades del país, rodeados e invadidos por extensos campos de cultivo de soja.
Los sojales rodean a las comunidades sin la franja de protección que ordena la Ley 3724 y avanzan dentro mismo de sus territorios a través de acuerdos de arrendamiento que los indígenas son empujados a aceptar, mediante engaños, extorsión o sobornos a los líderes.
Esta mecánica viola lo establecido por la Constitución Nacional y la Ley 752/81 “De los Pueblos Indígenas”, donde el Estado se compromete a proveerles tierras no susceptibles de garantizar obligaciones contractuales ni de ser arrendadas.
Mediante los datos registrados por la Dirección General de Encuesta, Estadísticas y Censos (Dgeec) y sistematizados por la Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas (FAPI), así como el uso de mapas satelitales y el reporteo en la zona, comprobamos que sojales invaden las tierras que deberían ser de uso exclusivo de las comunidades.
Los empresarios sojeros consiguen avanzar con una mecánica ilegal e inconstitucional.
Los cultivos traen graves enfermedades provocadas por los agroquímicos, según el relato de los propios nativos y otros testigos, y acordes con los últimos estudios científicos respaldados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
El profesor Simón Oviedo Villalba, supervisor administrativo y pedagógico de las escuelas indígenas de los distritos de Itakyry, Minga Porã y Mbaracayú, señaló que la presencia de agroquímicos está afectando la salud de la gente y que un problema grave era el suicidio de los jóvenes a través de la ingesta de los plaguicidas.
“Muchos niños nacen con malformaciones, otros mueren a consecuencia del envenenamiento con agroquímicos dentro de las comunidades. Los venenos que se utilizan son muy peligrosos, ya tuvimos muchas muertes, algunos tienen problemas familiares y económicos, y utilizan el veneno para sacarse la vida, ya que tienen ahí a lado”, detalló.
El destierro
En los años 70, los avá guaraní que vivían en las costas del río Paraná eran indígenas prósperos, ya que sus balsas de traslado servían de taxi y a la vez vehículo para comerciar productos de ambas márgenes del río.
El reconocido antropólogo y sacerdote jesuita Bartomeu Melià formó parte del equipo de estudio que impulsó Itaipú en 1975. Dijo a ÚH que el informe no servía para determinar el número de grupos indígenas que serían afectados y respaldó el trabajo de Mariblanca Barón y también el de antropólogos del Brasil, que hablan de 38 comunidades afectadas en Paraguay (unas 20.000 personas).
Las recomendaciones de los estudios señalaban aspectos fundamentales para la recuperación y dignificación de la cultura de dichas comunidades, pero lo que impulsó la binacional fue totalmente lo opuesto.
El estudio recomendaba crear 23 nuevos asentamientos, pero lo que hizo la Itaipú fue distribuir a las 38 comunidades en ocho asentamientos donde ya existían otros grupos, y en tierras compradas en su mayoría por la Iglesia Católica, según la investigación de Mariblanca Barón, publicada por el Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica de Asunción (Ceaduc), en el 2017.
Según reconoce la propia Itaipú, apenas 2.000 hectáreas fueron pagadas por la entidad para estos grupos. Las comunidades fueron trasladas por la Itaipú a través del denominado Proyecto Guaraní, programa auspiciado por la Asociación Indigenista del Paraguay (AIP) y la Misión de Amistad de los EEUU.
Barón dijo que una de las mil hectáreas que Itaipú dice que compró, Itabó, el propietario anterior le dijo que ellos donaron las tierras y que Itaipú no pagó nada.

Calvario

Carmen Sixta Martínez, quien vivió el proceso de desalojo en 1982, recordó llorando cómo les llevaron en camiones de noche a un lugar llamado Vacaretá y de ahí caminaron a oscuras con lo poco que rescataron hasta otro punto denominado Yukyry.


En este lugar no había agua, monte, ni animales silvestres. Dijo que cada tanto recibían comida en mal estado enviada por Itaipú a través del Proyecto Guaraní.

“Nos dijeron que podíamos volver cuando las aguas bajen, y después descubrimos que gran parte de nuestras tierras no se inundaron, pero ya no nos dejaron volver y ahora todo eso está en manos de los sojeros, nos hubiéramos quedado si sabíamos”, lamentó.

Estos procedimientos violaron la entonces vigente Ley Nº 63/68 que ratificó el Convenio relativo a la protección e integración de las poblaciones indígenas.

“No deberá trasladarse a las poblaciones en cuestión de sus territorios habituales sin su libre consentimiento, salvo por razones previstas por la legislación nacional relativas a la seguridad nacional, al desarrollo económico del país o a la salud de dichas poblaciones”, reza el artículo 12.

Agrega que “cuando en esos casos fuere necesario tal traslado a título excepcional, los interesados deberán recibir tierras de calidad por los menos igual a las que ocupaban anteriormente”, lo cual no ocurrió.


Binacional falseó datos para no indemnizar


El reportero de ÚH llegó hasta el lado brasileño, en Guaíra, en el estado de Paraná, donde visitamos la comunidad indígena avá guaraní Guavirá, quienes mediante una intensa lucha y, tras años de despojo y sufrimiento, lograron conquistar tierras, pero no gracias a Itaipú. Estas están en proceso de demarcación, lo cual también les trae conflicto con los agroempresarios
brasileños. Un informe reciente del Ministerio Público Federal de Brasil reveló que Itaipú falseó datos de los indígenas para
no pagar indemnizaciones. El documento propone una indemnización por las tierras inundadas o indebidamente tituladas por particulares, la demarcación definitiva de la tierra de los avá guaraní, el reconocimiento público de la violación de los derechos y acciones de reparación y resarcimiento con la participación directa de los nativos.

Fuente: Diario Última Hora (Asunción-Paraguay) - 3 de Agosto de 2019



viernes, 22 de febrero de 2019

Paraguay: Guampa y bombilla, dos artesanías que sobreviven gracias a cultura del tereré


El ultimo sábado de Febrero es el Dìa Nacional del Tereré en Paraguay

La guampa, vasija en la que los paraguayos consumen el tereré, y la bombilla, pajilla que utilizan para sorber esta tradicional bebida de yerba mate con agua fría, se convirtieron en dos productos artesanales representativos de una cultura que esta semana se conmemora en todo el país.

Paraguay conmemora esta semana el Tereré, la bebida más popular del país, cuyo consumo implica un rito en su preparación a base de yerba mate y remedios naturales.

Los dos objetos, que están presentes en la mayoría de los hogares de Paraguay, son desde hoy los grandes protagonistas de la Expo Tereré 2019, una feria que reúne a decenas de artesanos de distintos puntos del país en el centro de Asunción.

En los expositores se aprecian guampas y bombillas creadas a partir de materias primas muy diferentes, desde la tradicional madera de palo de santo, originaria del Chaco, hasta cuernos de vaca, cuero, acero inoxidable o aluminio.

La gran variedad de formas para elaborar estos productos artesanales se debe a que se trata de un oficio familiar que ha ido evolucionando durante generaciones.

La presidenta del Instituto Paraguayo de Artesanía, Adriana Ortiz, explicó a Efe que esta tradición es originaria de las comunidades precolombinas que se tuvieron que adaptar a las altas temperaturas para sobrevivir.

"El pueblo guaraní era nómada y empezó a utilizar diferentes herramientas hasta completar una pequeña bombilla para refrescarse de agua en sus caminos", relató.

Así nació una forma de refrescarse que se ha convertido en una tradición social en Paraguay, para acompañar cualquier reunión de amigos o de familia en la que todos comparten la bebida en "tereré jeré" (ronda de tereré, en idioma guaraní).

Artesanos exponen sus obras para la venta, durante una feria de artesanía por la Semana del Tereré.
Foto: EFE

La presidenta del Instituto Paraguayo de Artesanía indicó que hay cerca de 10.000 personas que viven de la "economía creciente" que genera esta bebida, ya sea a través de la venta de productos artesanales o de la producción de las hierbas que se consumen.

Es el caso de Dionisio Frete, un artesano de Areguá, en el Departamento Central, que se desplazó hasta Asunción para mostrar su trabajo de cincelado sobre las guampas.

El artesano talla de forma personalizada cada una de las vasijas de alumino acerado, incorporando el nombre de los clientes e incluso los dibujos que los propios usuarios han obtenido de internet.

Para Frete, la palabra artesano significa combinar "arte y sano", por eso reivindica la importancia de mantener la "mente tranquila" mientras talla los productos con sus herramientas.

El consumo de tereré también supone un importante impacto para los agricultores que cultivan y venden las hierbas, desde las comunidades indígenas hasta las grandes empresas de empaquetado.

Javier Torres regenta en el Mercado 4 un puesto de venta de "yuyos", son las hierbas medicinales que se incorporan al tereré, siguiendo la tradición que comenzó su abuela y que este año cumplió 75 años.

"Yo crecí en la venta de los yuyos, toda mi familia nos dedicamos a eso. Nosotros procesamos, empaquetamos, distribuimos e, inclusive, mandamos al exterior", explicó a Efe.

Torres, además, forma parte del colectivo de vendedores de hierbas medicinales que han colaborado en el proyecto del Gobierno para convertir el tereré en un patrimonio inmaterial de la Unesco.

Un artesano talla una guampa, durante una feria de artesanía por la Semana del Tereré, en una plaza de Asunción. 
Foto: EFE

El vendedor explicó que se ha elaborado un documental de 10 minutos de duración sobre la producción y consumo del tereré con el que pretenden ser reconocidos por la organización de Naciones Unidas antes de que finalice el año.

Artesanos y vendedores de yuyos comparten durante estos días el centro de Asunción en una fiesta que culminará con la celebración del Día Nacional del Tereré este sábado.

Durante toda la semana, la fiesta está acompañada de bailes tradicionales y canciones folklóricas que hoy inauguraron el comienzo de la Expo Tereré 2019.

Fuente: EFE - Diario Ùltima Hora (Asunción - Paraguay) - 21 de Febrero de 2019