Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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domingo, 10 de agosto de 2025

LA EXPANSIÓN GUARANÍ: REDEFINIENDO UN LEGADO MILENARIO.


La historia de las migraciones humanas está repleta de relatos de resiliencia y adaptación, pero pocas son tan impresionantes como la expansión guaraní.

Un reciente estudio publicado en Archaeological and Anthropological Sciences por Loponte et al. (2025) nos ofrece una perspectiva actualizada y rigurosa sobre este fenómeno extraordinario, redefiniendo nuestra com-prensión de cómo una sociedad canoera de forrajeros-horticultores se extendió por más de 2500 km en un período relativamente corto. Este trabajo no solo contextualiza la relevancia de esta migración, sino que tam-bién desvela sus fases, tasas y las profundas implicaciones para la arqueología de Sudamérica.

● CONTEXTUALIZANDO LA MIGRACIÓN GUARANÍ: UN VIAJE HISTÓRICO Y ARQUEOLÓGICO

El corazón de este estudio reside en la unidad arqueológica guaraní, un concepto que agrupa la cultura mate-rial y los comportamientos asociados a las antiguas poblaciones de forrajeros-horticultores del Holoceno tardío. Estas poblaciones, intrínsecamente ligadas a la familia lingüística Tupí-Guaraní (subgrupo Guaraní), protago-nizaron una de las expansiones más notables registradas entre las sociedades preindustriales conocidas. Su viaje los llevó desde la Amazonia suroccidental hacia las vastas tierras bajas de América del Sur, abarcando gran parte de la cuenca del Río de la Plata y la vertiente costera del Atlántico en el sureste de Brasil.

El objetivo central de la investigación es refinar la cronología y las dinámicas de esta expansión. Los autores buscan una mejor alineación con los modelos de dispersión lingüística y, al mismo tiempo, ofrecer nuevas perspectivas sobre cómo sociedades con un dominio tan avanzado de la navegación en canoa pudieron cubrir territorios tan extensos en un lapso arqueológico relativamente breve.

Para comprender la magnitud de este fenómeno, es fundamental conocer el modo de vida de estas poblacio-nes. Los guaraníes eran forrajeros-horticultores, lo que implica una estrategia de subsistencia combinada: la recolección de plantas silvestres y la caza en los jardines se complementaba con una agricultura de tala y quema (policultivo). Sus cultivos principales incluían tubérculos tropicales como batatas, ñame y mandioca, así como cacahuetes, frijoles, calabazas y, de manera crucial, maíz. Sus asentamientos se ubicaban típicamente adyacentes a cursos de agua, en bosques tropicales y subtropicales de tierras bajas, evitando las zonas áridas o elevaciones superiores a los 600 metros sobre el nivel del mar. En este contexto, el uso de canoas no fue meramente una facilidad, sino una tecnología fundamental que les permitió cubrir amplias distancias y facilitar la cooperación entre asentamientos distantes, un factor clave en su éxito expansivo.

LA INVESTIGACIÓN AL DETALLE: DESVELANDO LA EXPANSIÓN
Para desentrañar las complejidades de esta migración, los investigadores compilaron una extensa base de datos cronológica. Esta base incluye 228 dataciones por radiocarbono ($^{14}$C) y 85 dataciones por termo-luminiscencia (TL), sumando un total de 313 fechas. Es crucial destacar el riguroso enfoque del estudio en la fiabilidad de estas fechas. Se excluyeron aquellas con atribuciones incorrectas a sitios o capas guaraníes, así como los valores atípicos extremos o las dataciones de baja calidad que podrían comprometer la robustez del marco cronológico. Las dataciones de radiocarbono se calibraron utilizando la curva SHCal-20 con el programa OxCal, proporcionando rangos en formato BCE/CE (Antes de la Era Común/Era Común).

Para el análisis de los datos, el equipo empleó diversas herramientas estadísticas avanzadas: Análisis de Coe-ficiente de Silueta (SCA), Análisis de Conglomerados Jerárquicos (HCA), Análisis de Componentes Principales (PCA) y Distribución de Probabilidad Sumada (SPD). Estas herramientas, complementarias entre sí, permitie-ron agrupar los rangos cronológicos y observar patrones de dispersión y densidad poblacional, revelando una narrativa mucho más compleja de lo que se había asumido previamente.

● HALLAZGOS CLAVE: CUATRO FASES DE EXPANSIÓN
La investigación reveló un patrón de dispersión de norte a sur, que se agrupa en cuatro fases cronológicas principales, cada una con sus características distintivas:

● FASE I (500 a 800 CE): LA COLONIZACIÓN INICIAL
Antigüedad y Origen: La evidencia más sólida para el inicio de la colonización guaraní en la cuenca del Plata se sitúa alrededor del 500 ± 100 CE. Los sitios más antiguos identificados (Ragil, João Batista, Lagoa Seca, Boreví) se encuentran estratégicamente ubicados cerca de la región de la triple frontera entre Mato Grosso do Sul, Paraná (Brasil) y Paraguay.

Naturaleza de la Ocupación: El registro arqueológico de estos primeros sitios ya muestra todas las característi-cas típicas de la cultura guaraní plenamente formadas, lo que sugiere un origen alóctono (de fuera), probable-mente desde la Amazonia suroccidental, en línea con los datos lingüísticos que indican la cuna de la lengua Tupí-Guaraní en esa región.

Densidad Poblacional: Esta fase no indica una aparición súbita y masiva de población. Por el contrario, parece corresponder a poblaciones fundadoras con baja densidad demográfica. La señal arqueológica es débil, y la ocupación del espacio fue discontinua, probablemente influenciada por la presencia de poblaciones preexis-tentes que competían por los recursos y el territorio.

 FASE II (800 a 1300 CE): EXPANSIÓN MODERADA Y ADAPTACIÓN COSTERA
Expansión Territorial: En esta fase, los guaraníes se expanden hacia los estados de Santa Catarina y Rio Grande do Sul. La costa atlántica fue alcanzada alrededor del 1000 CE, y la sección media del río Uruguay, algunos si-glos después. Curiosamente, la expansión en esta latitud favoreció el este (zonas de selva tropical) sobre el sur (bosques ribereños subtropicales más empobrecidos), lo que sugiere una preferencia por entornos que se ajustaban mejor a su modo de vida.

Crecimiento Poblacional: Aunque se observa un ligero incremento en el número de sitios, la señal arqueológica sigue siendo moderada y no se detecta una "saturación" del paisaje. La estrategia de ocupación continuó sien-do discontinua, indicando un crecimiento sostenido pero no explosivo.

 FASE III (1300 a 1600 CE): EL PICO DEMOGRÁFICO Y LA MÁXIMA EXTENSIÓN
Cobertura Territorial: Este período marca la mayor extensión territorial de la ocupación guaraní, con su llegada al Delta del Paraná y al Río de la Plata alrededor del 1300 CE. Esto demuestra la capacidad de esta sociedad para colonizar entornos geográficamente diversos.

Explosión Demográfica: Coincide con un aumento significativo en el número de sitios habitados, lo que sugiere un notable crecimiento poblacional que probablemente llevó a la saturación del espacio en varias áreas. Los análisis de SPD (Distribución de Probabilidad Sumada) muestran un crecimiento exponencial a partir de 1250-1300 CE, desmintiendo modelos previos que sugerían un pico demográfico alrededor del 1000 CE. Esta explo-sión demográfica es un testimonio del éxito adaptativo de la cultura guaraní.

● FASE IV (1600 CE EN ADELANTE): RESILIENCIA Y RETRACCIÓN EN TIEMPOS HISTÓRICOS

Contexto: Esta es la fase más reciente, que coincide con el inicio de la expansión europea en América del Sur. La llegada de los colonizadores representó un punto de inflexión que alteraría drásticamente las dinámicas de las poblaciones indígenas.

Patrón de Asentamiento: Los sitios guaraníes de este período se concentran en regiones que permanecieron fuera del control europeo (como el alto valle del río Uruguay, el Alto Paraná y partes del norte de Rio Grande do Sul). En contraste, los sitios guaraníes desaparecen o disminuyen significativamente en áreas bajo control europeo, como el Delta del Paraná o la costa atlántica de Brasil, evidenciando el impacto de la colonización.

Movimientos Poblacionales: Esta fase representa un período de resiliencia y una retirada geográfica abrupta ha-cia el interior. Sin embargo, también hubo una nueva diáspora, con reubicación en Misiones Jesuíticas (lo que alteró profundamente sus tradiciones culturales), dispersión en áreas marginales o previamente desocu-padas, e incluso integración en los centros coloniales, donde algunas prácticas culturales como la alfarería lograron persistir como testimonio de su legado.

TASAS DE MIGRACIÓN Y SU SIGNIFICADO
El estudio también calculó las tasas de expansión, proporcionando una medida cuantitativa de la velocidad de esta migración. En general, los resultados oscilan entre ~1.3 y ~2.8 km por año, con variaciones según la re-gión:

Desde la cuenca superior hasta el Delta del Paraná (cubriendo 1370 km en 826 años), la tasa fue de ~1.7 km/año.

Hacia las cabeceras del río Uruguay (cubriendo ~800 km en 331 años), la tasa fue de ~2.4 km/año.

Hacia la costa atlántica (cubriendo ~1400 km en ~500 años), la tasa fue de ~2.8 km/año.

Estas tasas, aunque variables, son sorprendentemente inferiores a las reportadas para otras migraciones que también dependían de la navegación. Esta variabilidad se espera y puede atribuirse a la diversidad de paisajes encontrados, la resistencia al movimiento impuesta por factores ecológicos y topográficos, y la presencia de poblaciones preexistentes que podrían haber ralentizado o desviado la expansión guaraní.

 IMPLICACIONES Y FUTURAS DIRECCIONES

Esta investigación no solo revisa la cronología y la geografía de la expansión guaraní, sino que también ofrece nuevas perspectivas sobre la dinámica demográfica y las estrategias de colonización. La evidencia de fases de baja densidad poblacional y ocupación discontinua, seguida de un auge demográfico y la saturación del espa-cio, desafía modelos anteriores que proponían una expansión más uniforme y temprana. Esto reconfigura nuestra comprensión de cómo las sociedades preindustriales lograron colonizar vastos territorios.

A pesar de los avances significativos, el estudio subraya varias limitaciones y áreas cruciales para futuras inves-tigaciones:

La distribución geográfica desigual de los datos cronológicos actuales deja grandes áreas, como el Pantanal, el interior de Mato Grosso do Sul, Paraguay, Bolivia y la provincia de Misiones, subrepresentadas. Es crucial obte-ner más muestras de estas regiones para lograr una imagen completa.

La falta de información sobre el tamaño de los sitios guaraníes impide evaluar tendencias de agrupamiento o dispersión poblacional a lo largo del tiempo, un dato que sería invaluable para entender la organización social.

Existen desafíos en la datación de la Fase IV (período colonial temprano) debido a la anchura de los rangos de calibración del radiocarbono y la posibilidad de que las muestras reflejen actividades de colonos europeos en sitios guaraníes abandonados. Aquí, la termoluminiscencia se presenta como una oportunidad prometedora para refinar esta cronología.

Se necesita una validación continua de las metodologías de datación y la obtención de datos paleoclimáticos más precisos para establecer conexiones más detalladas entre los cambios ambientales y la expansión guar-aní.

El estudio examina la expansión de los guaraníes desde el suroeste de la Amazonía hacia el sureste de Suda-mérica, cubriendo una gran parte de la cuenca del Río de la Plata y la vertiente costera atlántica del sureste de Brasil. Este proceso migratorio abarcó más de 2500 km.

En última instancia, el estudio enfatiza la importancia de la cooperación internacional y la generación consis-tente de nuevos datos de campo y laboratorio bajo estándares compartidos para impulsar el crecimiento teó-rico y metodológico de la arqueología guaraní. La expansión guaraní, con su combinación de migraciones a larga distancia lideradas por poblaciones pioneras y movimientos más cortos, tiene profundas implicaciones para la dinámica de metapoblaciones, la evolución cultural y los sistemas de innovación y aprendizaje dentro de esta fascinante sociedad.
Colaboracion Carlos Settembrini 

#guarani #paraguay #brasil #Amazon #amazonas #argentina #aborigen #indigenas #PueblosOriginarios #america

viernes, 9 de agosto de 2024

El Centro Universitario de Idiomas relanza el Mapa de Lenguas Indígenas de la Argentina



El Centro Universitario de Idiomas (CUI) relanza su Mapa de Lenguas Indígenas en la República Argentina, un proyecto emblemático en el marco del Programa de Lenguas Originarias. Este mapa refleja tanto los idiomas que aún se hablan como aquellos que están en proceso de revitalización en el territorio argentino.

Actualmente, en Argentina hay más de 48 pueblos indígenas y 40 idiomas, de los cuales 13 tienen hablantes activos, 10 están en proceso de revitalización, 8 registran hablantes o entendedores de la lengua y 9 no registran hablantes en la actualidad.


Uno de los objetivos del mapa, que es de libre acceso, es promover la re-emergencia étnica, visibilizando a los pueblos indígenas y reconociéndolos como sujetos colectivos de derecho con sus lenguas y voces en primera persona.

La principal innovación de esta nueva versión del mapa es su formato interactivo, que permite incorporar una mayor cantidad de datos e información sobre las lenguas indígenas y sus comunidades. Además, se han añadido audios y videos que reflejan la sonoridad de las lenguas, ofreciendo una experiencia más enriquecedora. Por otra parte, el mapa tendrá actualización constante, lo que permitirá sumar información y novedades de forma colaborativa.

Esta versión cuenta con datos oficiales del Censo 2022 sobre Población Indígena en Argentina, publicado en 2024. La población indígena censada asciende a 1.306.730 personas, de las cuales el 29,3% (382.872 personas) hablan o entienden una lengua indígena. Estos datos se han cruzado con otras bases públicas sobre pueblos y comunidades indígenas en Argentina, integrándose en el mapa.

La confección de este mapa estuvo a cargo de la comisión de profesores de lenguas indígenas del CUI, pertenecientes a los propios pueblos originarios, con el propósito de transformar paradigmas y visibilizar las lenguas indígenas como patrimonio cultural inmaterial.

“Decidimos liberar los derechos de autor del mapa para que pueda descargarse desde la página web del CUI y así compartirlo en diferentes espacios”, dijo Daniel Huircapan, profesor de la lengua Günün a yajüch del Centro Universitario de Idiomas.

El Programa de Lenguas Originarias del CUI
El programa ofrece a los alumnos un panorama completo del patrimonio cultural americano en su diversidad y complejidad histórica, en un marco de igualdad lingüística y resignificación de las culturas originarias.

Además, el CUI cuenta con una propuesta de información y conocimiento cultural general: Taller de Lenguas, Culturas y Derechos Indígenas. El Taller invita a conocer las diversidades y semejanzas de seis culturas originarias y sus lenguas: Guaraní, Quechua, Mapuche, Günün a yajüch, Qom y Wichí. Reafirmando nuestro compromiso permanente con los pueblos originarios, este Taller se ofrece en forma gratuita.

El CUI, con más de 30 años de trayectoria, se dedica a la enseñanza de idiomas como una forma de conocer diferentes culturas y explorar nuevas formas de pensamiento. La diversidad, la masividad y la inclusión son los valores que definen a la institución, y sus cursos son un espacio para la construcción de saberes y oportunidades para todas las personas.

Desde el CUI sostenemos el compromiso con la interculturalidad y el plurilingüismo, promoviendo la inclusión social y la convivencia intercultural. Para más información, visita la página web del CUI.

viernes, 7 de mayo de 2021

Mapa de los Pueblos Originarios actuales de Argentina


jueves, 10 de septiembre de 2020

Mapa de África según sus tejidos

Genitleza: Antonio Arroyo Ibarguen


lunes, 13 de julio de 2020

El misterioso mapa de Vinland, la primera cartografía de América hecha por los vikingos



Es ampliamente conocido que Cristóbal Colón no fue el primer hombre occidental en pisar territorio americano. Quinientos años antes de que su expedición hollara con éxito La Española, un grupo de exploradores nórdicos, impulsados por sus triunfos en Islandia y Groenlandia, alcanzaría las costas orientales de lo que hoy es Canadá y parte de Estados Unidos. Allí, en las islas de Labrador y Terranova, fundarían la primera colonia de un territorio al que juzgaban inédito.

Vinland

O la tierra de vino, bautizada así por lo frondoso de sus viñedos en contraposición al yermo territorio escandinavo. Durante un breve periodo de tiempo, aquellos vikingos colonizarían y habitarían un minúsculo rincón del Nuevo Mundo, antes de que las calamidades climáticas y el aislamiento provocaran su defunción. Durante décadas, la comunidad científica teorizaría sobre los viajes nórdicos hacia América del Norte, sin encontrar jamás pruebas concluyentes.

No sería hasta 1960 cuando un grupo de arqueólogos descubriría los restos de la, hasta la fecha, única colonia vikinga hallada en territorio americano: L'Anse aux Meadows. Aquel conjunto de hogares, escamoteados frente a la virulenta costa atlántica, serviría de prueba definitiva para las teorías largamente asentadas dentro de los círculos académicos, y despojaría a Colón, una figura en disputa entre la sociedad americana, de su pionero título. Los vikingos ya lo habían hecho antes.

Ahora bien, antes de L'Anse aux Meadows tan sólo se trataba de una hipótesis, acaso más robusta que el sinfín de mitos y leyendas que pueblan la historia de las exploraciones pre-colombinas, pero de una idea al fin y al cabo. De ahí que a finales de los años cincuenta un misterioso mapa cautivara a un reducido grupo de arqueólogos, coleccionistas e investigadores, hasta el punto de convertirse en un documento histórico de primera magnitud.

El mapa de Vinland.Unos orígenes inquietantes.

Pocas cartografías en la historia de la humanidad ha tenido un carácter tan controvertido como la de Vinland. La comunidad académica ha dedicado infinitos debates, libros, investigaciones, simposios, charlas y experimentos científicos al pergamino, en aras de identificar cualquier pista que permita dirimir su autenticidad. Aún hoy, siete décadas después de su descubrimiento público, el mapa de Vinland está acompañado de una virulenta controversia.

¿Por qué? En gran medida por sus inciertos orígenes. Los primeros registros del mapa datan de finales de la década de los cincuenta, cuando un coleccionista y marchante británico, Iriving Davis, se lo ofrece al departamento de arqueología del Museo Británico. Davis había accedido al documento a través de un misterioso comerciante de antigüedades italiano, Enzo Ferrajoli de Ry, quien protegería con celo los orígenes de su adquisición. En 1957, George Painter y Raleigh Ashlin Skelton, dos eminencias, analizan el mapa con celo.



Años después, tanto Skelton como Painter confesarían su admiración por el documento, y un profundo convencimiento por su autenticidad. Sin embargo, optaron por no adquirirlo. Skelton era consciente de las consecuencias incendiarias que semejante revelación tendría entre la comunidad científica. ¿Un mapa del siglo XV, previo a Colón, que describe con alta precisión la isla de Groenlandia y los territorios de Terranova y Labrador? Se trataba, en 1957, antes de L'Anse aux Meadows, de un mapa revolucionario. Pero arriesgado.

Motivos para la sospecha no faltaban. Por un lado, era incierto hasta qué punto Ferrajoli había accedido al documento de forma legal. Por otro, ¿cómo podía semejante revelación haber pasado desapercibida durante más de quinientos años? El mapa parecía haber surgido de la nada. No existían referencias académicas, no aparecía mencionado por ninguno de los cartógrafos de la época, no era trazable a ningún otro documento histórico. ¿Podía el Museo Británico arriesgar su reputación a un pergamino tan explosivo? No, se respondieron ambos.

El mapa regresó a las manos de Davis, quien a su vez lo entregó de vuelta a Ferrajoli. El italiano sólo tardaría unos pocos meses en venderlo, como explica Simon Garfield en On the Map. Sería Laurence C. Witten II, un experimentado coleccionista estadounidense, su adquisidor. Witten llegaría a él tras hallarlo en la tienda de un marchante suizo, Nicholas Rauch, al que Ferrajoli ofrecería el mapa. Desde un primer momento, el coleccionista americano quedaría fascinado, y decidió adquirirlo por $3.500, una suma considerable.

¿Qué impulsó su compra? Witten presumía de instinto, y no consideraba que el documento fuera una falsificación. Había demasiados elementos genuinos en él como para que alguien los hubiera clavado a la perfección. Se requería de un tipo de pergamino muy especial, de una clase de tinta manufacturada con materiales medievales, y de un conocimiento muy preciso de las cartografías del siglo XV y de las caligrafías de la época. Pocas personas podían atesorar tantos conocimientos al mismo tiempo.

Además, ¿por qué nadie se molestaría en hacerlo? El dinero no era una respuesta, dado que nadie en el negociado conocía de su existencia. El mapa debía ser auténtico. Con todo lo que ello implicaba. Pese a todo, Witten no era un experto, y un elemento por encima de todos despertaba sus sospechas: pequeños agujeros de gusano en el lateral del documento, no coincidentes, además, con el volumen medieval del que venía acompañado, La Relación Tartar.

Se trataba de una réplica manuscrita de Ystoria Mongolarum, una serie de crónicas recopiladas por Giovanni da Pian del Carpine durante sus viajes al Imperio Mongol, durante el siglo XIII. La Relación Tartar, elaborada dos siglos después, también contaba con agujeros de gusano en sus márgenes, pero no coincidían con los del mapa de Vinland. Era algo extraño. Si ambos documentos se habían fabricado en un solo tomo, los agujeros debían coincidir.

Witten encontraría la pieza que completaba el puzzle en una anotación al margen incluida en el dorso de la cartografía: "Delineación de la primera, la segunda y la tercera parte del Speculum". ¿Qué significaba aquello? Lo descubriría a finales de 1958, cuando Tom Marston, buen amigo suyo y experto en documentos medievales en la Universidad de Yale, le llamó contándole el descubrimiento de un manuscrito inédito: dos copias de los tomos 21-24 del Speculum Historiae, una historia global elaborada por Vincent de Beuvais.

Cabe imaginar la excitación que tal noticia generó en Witten. Marston le cedería el Speculum Historiae para su análisis, y el coleccionista comenzaría a atar cabos: todas las réplicas habían sido elaboradas en el siglo XV; el tamaño de los pergaminos era idéntico; y todos contaban con la misma marca de agua. Witten descubrió, además, que los agujeros del Speculum coincidían en sus primeras páginas con los del mapa; y en sus últimas con los de La Relación Tartar.




Sus reflexiones era inequívocas. La cartografía, el Speculum y la Relación formaban parte de un mismo tomo, y dadas las coincidencias y la certera autenticidad del Speculum, jamás en duda, sólo cabía una conclusión: el mapa de Vinland era un artefacto original.

Marston compartía su opinión, y convencería a la Universidad de Yale para que adquiriera la cartografía por $300.000 (a través de un alumnus de la institución, Paul Mellon). Durante el siguiente lustro, un grupo de académicos, especialistas e investigadores de la institución analizarían todos los recovecos del mapa. Tanto Painter como Skelton dedicarían incontables horas a su estudio. Marston y otros miembros de Yale harían lo propio. El proceso fue lento y minucioso, pero también extremadamente secreto, lo que limitaría las aportaciones de expertos externos.

Y así, tras un larguísimo y revirado camino, el mapa de Vinland se daría a conocer a la opinión pública en octubre de 1965 (un día antes del Día de Cristóbal Colón, para mayor escarnio de la comunidad italo-americana), junto a un exhaustivo análisis de 300 páginas.

Una controversia infinita

La reacción de la comunidad científica internacional fue inmediata. En los meses posteriores a la publicación de los hallazgos se sucedieron las opiniones, unas favorables, otras, muchísimas de ellas, radicalmente opuestas. La conversación derivó rápidamente en un simposio organizado por la Institución Smithsonian para aclarar los aspectos más espectrales y disputados del mapa. La polémica fue tan ardua que sus resultados sólo se publicarían otros cinco años después.

¿Qué problemas tenía el mapa?
Por un lado, su descripción del mundo conocido. Witten siempre defendió que la proyección se basaba en la elaborada por el cartógrafo italiano Andrea Bianco durante la década de los años treinta del siglo XV. Sin embargo, el mapa de Vinland difiere en algunos aspectos sustanciales: por un lado, África aparece esbozada a la mitad, cosa que no sucede en el mapa de Bianco; por otro, Japón se muestra con muchísimo más detalle que en otras cartografías contemporáneas; y por último, Groenlandia.




La cuestión de Groenlandia fue uno de los principales argumentos en contra de su autenticidad. Su dibujo coincide casi a la perfección con la forma de la isla, pese a las aún precarias expediciones elaboradas por los navegantes europeos. Los cartógrafos de la época resolvían lo ignoto de su costa norte adheriéndola a la península escandinava, de la que, de forma habitual, se desgajaba en forma de protuberancia hacia el Atlántico.

En el mapa de Vinland, en contraste, Groenlandia es una isla, claramente separada de cualquier conexión continental con Europa y en similar posición a la que podríamos encontrar en cualquier mapa moderno. Era un hallazgo sospechoso, disonante con los trabajos de Claudius Clavus o de Cantino, más aún cuando la propia Escandinava se mostraba deforme, muy inexacta, plegada en horizontal sobre Europa.

Había más motivos de sospecha. Las inscripciones jugaron un rol fundamental en el argumentario de los escépticos. Por ejemplo, el nombre de Leif Ericson, el legendario navegante nórdico responsable de gran parte de los hallazgos vikingos en el Nuevo Mundo, se citaba en su forma latina ("Erissonius"), práctica poco habitual entre los escribas escandinavos (y más afín a los cartógrafos de tradición latina). El empleo de la ligatura æ, adscrita a una rara y minoritaria corriente de escritura humanística italiana, también elevó dudas.

Witten y el resto de expertos favorables a la veracidad del documento tuvieron problemas convenciendo a los más críticos. ¿Cómo era posible que hubieran pasado por alto cuestiones tan cruciales como las disonancias geográficas o las excepcionales inscripciones? Gran parte de la culpa la tenía el secretismo con el que Yale envolvió el análisis y la posterior publicación del mapa. Muy pocos especialistas fueron consultados durante el proceso, limitando el estudio del manuscrito (y por ende sus resultados).



Sin ir más lejos: diversos expertos en escritura medieval explicaron durante el simposio de 1966 que la caligrafía del mapa no coincidía con la del Speculum o la de la Relación Tartar. Esta anomalía ya había provocado el desinterés del Museo Británico cuando accedió al mapa por primera vez en 1957, según relataría más tarde Kirsten Seaver en el, hasta la fecha, documento que con más ahínco ha desmontado su supuesta trascendencia: Maps, Myths and Men.

Pero, en fin, todas estas discutibles cuestiones palidecerían frente a la madre de todas las controversias: los análisis de la tinta.

Ya tras su publicación, los autores tuvieron que hacer frente a un sinfín de preguntas sobre la composición química de la tinta empelada en la elaboración del mapa. Un análisis preliminar del Museo Británico descubrió de que difería bastante de la tradicional tinta ferrogálica (elaborada a partir de sales de hierro y ácidos vegetales, estándar en el continente durante todo el medievo), y que el dibujo se componía de dos líneas distintas, una negra, muy difuminada, y otra amarillesca.

La polvareda levantada por el mapa de Vinland se prolongó durante años. En 1972 Walter McCrone, una de las primeras eminencias en el estudio de la investigación microscópica, se prestó a un análisis exhaustivo del manuscrito. Lo que descubrió parecía una estocada mortal a la supuesta veracidad del mapa: la tinta contenía significantes porciones de anatasa, una variante del titanio sólo comercializada a partir de 1920. Era imposible que un monje del XV hubiera elaborado su mapa con ella.

La tecnología empleada por McCrone era aún precaria, y la existencia de otras trazas muy comunes a las tintas empleadas por los escribas medievales, como el níquel y el cobre, mantuvo abierta la disputa. Durante la década de los ochenta, Thomas Cahill, otro experto químico de la Universidad de California, utilizó una novedodísima tecnología de Rayo X para descubrir las verdades ocultas bajo la tinta del mapa de Vinland. Y de nuevo, cambio de tercio.



Según Cahill, McCrone había cometido errores cruciales en el análisis del pergamino, escogiendo pequeñas porciones del mismo donde la abundancia de anatasa tan sólo era superficial. Su trabajo reveló que el dichoso titanio tenía un carácter meramente residual en el conjunto del mapa (el 0,0062% de su peso, para ser más exactos), y que su presencia podía explicarse por contaminaciones ambientales durante su conservación. Es más, al tiempo se descubriría que algunas réplicas medievales de la Biblia de Gutenberg también contenían anastasa.

¿Quién estaba en lo cierto? Es una pregunta aún hoy irresuelta. Los hallazgos de Cahill fueron igualmente desmontados por científicos críticos con el mapa de Vinland, y desde entonces se han publicado no menos de seis análisis químicos sobre la composición de la tinta (cada uno vertiendo sus propias teorías sobre el pergamino y adscribiéndose a una de las dos corrientes). La cartografía queda muy lejos de generar consenso entre la comunidad científica.

Quizá por su polémica naturaleza, la Universidad de Yale ha rehusado emitir una opinión oficial sobre el pergamino, y ha continuado encargando estudios para resolver la cuestión de forma definitiva. Quienes se muestran convencidos de su falsedad han apuntado a una oscura figura de principios del siglo XX, Josef Fischer, cartógrafo austriaco, como el autor del fraude. Sin embargo, expertos en caligrafía como Robert Baier han descartado por completo, tras analizar su correspondencia personal y los textos del mapa, que las inscripciones surgieran de su puño y letra.

Sesenta y dos años después de su primer descubrimiento por el Museo Británico, el mapa de Vinland sigue siendo uno de los misterios más fascinantes y disputados de la historia de la cartografía. Dado el fallecimiento de Enzo Ferrajoli de Ry y de Laurence C. Witten II, las dos personas que podrían haber arrojado luz sobre sus oscuros orígenes, es improbable que alguna vez sepamos de dónde proviene. Y por tanto, si es una falsificación o un mapa auténtico.

En A Sorry Saga: Theft, Forgery, Scholarship... and the Vinland Map, el libro más reciente que aborda la cuestión, John Paul Floyd descarta por completo que Vinland tenga valor histórico alguno. Según el autor, son excesivos los indicios que apuntan hacia el fraude. Uno de los principales apunta a un mapa elaborado por Vincenzio Formaleoni en el siglo XVIII que reproduciría la proyección imaginada por Andrea Bianco con notables errores. El mapa de Vinland incluiría aquellos errores, revelando así su engaño.

¿Es así? Puede que sí. O puede que no. Más allá de su interés histórico, el mapa de Vinland es un testimonio andante de la capacidad para fascinarnos que tienen las cartografías, y de su gigantesco valor narrativo. Probablemente en el misterio resida su auténtico valor.

Fuente: Magnet

https://magnet.xataka.com/un-mundo-fascinante/misterioso-mapa-vinland-primera-cartografia-america-hecha-vikingos-1?utm_source=facebook&fbclid=IwAR0uwwcQuE4whbkesj_TUv9K6GaWpQYLCHfOIOJO3NzNLQowtUOH7Rm_BCM

martes, 9 de junio de 2020

Comunidades Guaraníes en la Provincia de Misione

Comunidades Guaraníes en la Provincia de Misiones.
Museo Anibal Cambas. Junta de Estudios Históricos de la Provincia de Misiones.
Gentileza: Liliam Sofia Prytz Nilsson.
Fuente: Archivo de la Dirección Provincial de Asuntos Guaraníes (Junio de 2017).

martes, 14 de abril de 2020

El Mapamundi Miente




"La línea del Ecuador no atraviesa por la mitad el mapamundi que aprendimos en la escuela. Hace más de medio siglo, el investigador alemán Arno Peters advirtió esto que todos habían mirado pero que nadie había visto: el rey de la geografía estaba desnudo.

El mapamundi que nos enseñaron otorga dos tercios al norte y un tercio al sur. Europa es, en el mapa, más extensa que América latina, aunque en realidad América latina duplica la superficie de Europa. La India parece más pequeña que Escandinavia, aunque es tres veces mayor. Estados Unidos y Canadá ocupan, en el mapa, mas espacio que África, y en la realidad apenas llegan a las dos terceras partes del territorio africano.

El mapa miente. La geografía tradicional roba el espacio, como la economía imperial roba la riqueza, la historia oficial roba la memoria y la cultura formal roba la palabra.”

Eduardo Galeano

Fuente: RevistaSudestada

sábado, 9 de noviembre de 2019

El mapa de las lenguas indígenas de Argentina


El Centro Universitario de Idiomas (CUI) presentó el mapa “Idiomas indígenas en el presente”, que da cuenta de las lenguas que aún se hablan y de aquellas que están en proceso de recuperación en el territorio argentino.

La presentación se dio meses atrás, en ocasión del Congreso Nacional de Lenguas Indígenas en el que participaron lingüistas, estudiantes, investigadores, intelectuales y autoridades de pueblos originarios

El congreso se realizó "en conmemoración del año internacional de las lenguas indígenas”, declarado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), explicó el director del CUI, Roberto Villarruel.

“La tarea es romper con el sentido común que habla de que en la Argentina hay una homogeneidad en el campo social. Queremos visibilizar que la presencia de los pueblos originarios, su cultura y su lengua es muy vigente, que hay muchos hablantes y que tiene que ver con la historia y el presente de la Argentina”, aseguró Villarruel

“En consonancia con la declaración de la ONU, los docentes de lenguas indígenas que trabajamos en el CUI propusimos hacer algo y así ideamos este congreso”, contó Daniel Huircapán, docente de Günün a Yajüch en la institución. El objetivo de estas jornadas fue: “hacer una puesta en valor de estos idiomas, revitalizarlos y procurar poner una salvaguarda ante la pérdida que hay”.

Durante el congreso, se presentó el mapa “Idiomas indígenas en el presente”, que da cuenta del estado actual de esas lenguas en el territorio argentino. Este gráfico tiene un listado 36 lenguas e indica qué pueblos las hablan y dónde se localizan. Además, cada lengua tiene una referencia que señala cuáles tienen hablantes activos, cuáles no y aquellas que están en un período de revitalización.

Según Huircapán, los docentes del CUI decidieron elaborar este mapa para “presentar la cantidad de idiomas reales de la Argentina”. “Oficialmente siempre se marcan 12, 14 o, los más generosos, 16. No hay solamente esos idiomas, hay que contar los que ya no se hablan”, aseguró.
Un caso de revitalización

En el mapa, el idioma Günün a Yajüch, hablado por tehuelches, pampas y querandíes en provincias como Chubut, Río Negro, Buenos Aires y Córdoba, entre otras provincias, figura como una de las lenguas que está en proceso de ser revitalizada. Huircapán contó que este proceso de rescate comenzó en el año 2007 con la búsqueda de “cantos, idioma, narraciones y todo lo que se podía rescatar del idioma y la cultura”.

Huircapán es el autor del libro “Hable Günün a Yájüch, el idioma de los Günün a küna”, el cual forma parte de una serie de publicaciones que rescatan el idioma gracias a documentos y “el propio rescate con abuelos hablantes que íbamos encontrando”. “Nuestro idioma oficialmente está extinto, pero no es así, está en proceso de revitalización. Siguen existiendo hablantes y personas que lo toman y lo hacen propio”, aseguró.

“Los Günun küna que viven en diferentes provincias fuimos aunando el trabajo y llegamos a lo que es la publicación del último libro, que es la definición de la gramática de nuestro idioma - afirmó Huircapán -. Se forma un corpus de palabras, que no son pocas, y que pueden revitalizar el idioma que no está extinto, sino invisibilizado”.

“Queremos que estas experiencias sirvan a otros hermanos para que hagan lo mismo o darles el empujón para que empiecen a trabajar en esa dirección - sostuvo el docente del CUI -. Queremos mostrar experiencias, vivencias de la gente y el proceso que se está haciendo con los idiomas, toda la gente que trabaja estos temas y así sacarlas del anonimato y darles un rostro”.

Por Ludmila Ferrer
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/210625-el-mapa-de-las-lenguas-indigenas-en-argentina
Fecha: 23 de Octubre de 2019

El Orejiverde

jueves, 8 de agosto de 2019

Investigación Argentina, plurilingüe: pese al avance del español, aún se habla en 15 lenguas indígenas y hay otras 9 en “revitalización”



En total se relevaron 36, de las cuales 12 hoy no tienen hablantes. Un equipo del Centro Universitario de Idiomas recopiló la información y elaboró un mapa de la distribución de las lenguas en el país.



Un año llevó confeccionar el mapa de las lenguas originarias, que se presentará oficialmente en el Congreso Nacional de Lenguas Indígenas este miércoles y jueves. Será en el marco del Año Internacional de Lenguas Indígenas, declarado por la Organización de las Naciones Unidas.


En la Argentina se reconocen 36 lenguas indígenas (de 38 pueblos), de las cuales 15 siguen vigentes con distintos grados de vitalidad, 9 están en proceso de recuperación y otras 12 se consideran sin hablantes, término que reemplazó a extintas. "No son muertas esas lenguas, sino que hoy desconoce a personas que las hable, pero nada impide que lo puedan hacer en el futuro", advierte Daniel Huircapán, chubutense, de 34 años, y uno de los hacedores del primer mapa de lenguas indígenas.





Huircapán tiene historia indígena, sus orígenes son del pueblo tehuelche-querandí Günün a Küna, donde se habla la lengua günün a yajüch. "El mapa se realizó a partir de distintas investigaciones que se fueron realizando sobre pueblos indígenas".

El disparador de ese estudio fue conocer lo que en la Argentina se denomina "Emergencia étnica" o "reetenización", que permitió saber que en el país, aún antes de 1810, existen 38 pueblos indígenas, cuya mayoría está invisibilizado. "Hubo muchas culturas indígenas que estuvieron acalladas por distintos motivos, pero gracias a esta reetnización nos enteramos de su existencia".

Profesor de günün a yajüch en el Centro Universitario de Idiomas y estudiante de Antropología en la UBA, Huircapán entiende que este proceso "se trata de una reivindicación en toda Latinoamérica como respuesta a la globalización que fue eclipsando a los pueblos indígenas que volvieron a sus raíces".

Según datos de Unesco, el Censo 2010 y la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (muestreo realizado entre 2004 y 2005), las lenguas que más se hablan en la Argentina son el mapuche (en realidad la lengua es el mapuzdungún), quechua, guaraní, qom laqtaq, wichí y aymará.

Doctora en psicología, especialista en psicolingüística e investigadora de CONICET, Andrea Taverna habla de la importancia de contar con un mapa que refleje la presencia nacional de los idiomas indígenas. "Además es necesario porque constituyen, sin duda, parte de nuestro patrimonio cultural, más en un país plurilingüe como Argentina".



La antropóloga, especializada en comunidades indígenas, Carolina Hetch, dice que es "muy útil un mapa que describa la existencia de las lenguas indígenas, pero desconozco que se haya confeccionado uno desde las organizaciones indígenas o del ámbito universitario. Por mi experiencia y mi trabajo de campo es muy difícil su realización, por eso es importante que el Censo 2020 incluyan preguntas referidas a lenguas indígenas".

Lamentablemente hoy esas lenguas son víctimas del desconocimiento general, porque sólo permanecen en lugares del país muy poco habitados. "Yo tuve oportunidad de interactuar con hablantes de lenguas indígenas y noté la presencia que tienen, de lo viva que están en mi propio país. Incluso, hasta uno se siente extranjero en esas zonas. Por eso creo que un mapa con las distintas lenguas es más que una necesidad, un derecho para sus propios hablantes", puntualiza Taverna, especialista en adquisición del wichí.

Coincide con Taverna la especialista en lenguas indígenas Cristina Messineo, quien afirma que "la Argentina es un país que históricamente ha negado e invisibilizado su matriz multilingüística, especialmente la vinculada con los pueblos indígenas. El mito de que todos somos blancos y europeos y de que los indios pertenecen al pasado se derriba con solo observar las cifras de los últimos censos en los que el número de personas que reconocen su raíz indígena (casi un millón) supera el de una nación imaginada como homogénea y monolingüe".

Para Hetch es importante pensar en estrategias para su revitalización "como las políticas educativas destinadas a los pueblos indígenas, que apuntan a poder trabajar con los saberes de las comunidades originarias y con sus lenguas. Y por otro lado, un aspecto muy novedoso que se está evidenciando con las lenguas indígenas es su llegada a las nuevas tecnologías: facebook, whatsapp, que se están transformando en nuevos espacios de circulación de esas lenguas".
¿Qué significa "en revitalización"?

Huircapán hace saber que hay 9 lenguas indígenas consideradas "en revitalización", es decir que cuentan con un mínimo registro que denota existencia. "Incluso se dijo que la lengua de mi pueblo fue declarada como extinta y gracias a este trabajo pudimos demostrar que nuestro pueblo no está muerto. Nosotros los tehuelches-querandíes seguimos vivos y la lengua günün a yajüch todavía tiene algunos hablantes".

¿Por qué desaparecen las lenguas? ¿Racismo, marginación, temor a represalias, vergüenza? "Desde hace mucho tiempo hay una idea de hegemonización en el país y creemos que los argentinos tenemos un solo idioma y una sola cultura, por lo que los pueblos indígenas y sus lenguas fueron quedando relegados e invisibilizados; ellos mismos se fueron acallando", analiza Huircapán, que habla de ese imaginario colectivo "en el que creemos fehacientemente que los argentinos sólo descendemos de los barcos. Error, se trata de falsos supuestos sobre la realidad que es la sociedad argentina".

Perder un idioma es perder una forma de entender el mundo, una forma en la que el ser humano habla en relación al territorio donde vive. "Básicamente es perder parte de la esencia de quiénes somos. Es perderlo todo, es perder la herramienta de transmisión, en cómo entendemos el mundo, cómo hablamos, cómo pensamos, cómo sentimos, es perder nuestro espíritu. No es sencillo explicar la pérdida de una lengua", enumera Huircapán.

"Es complejo determinar por qué desaparece un idioma", piensa Taverna. "Por un lado, es indiscutible la dominación del mundo blanco, que ha ganado la batalla, lo que ha relegado a los hablantes y presencia de lenguas indígenas. Y por supuesto no podemos dejar de soslayar la marginación y el racismo; no la vergüenza, yo creo que muchos eligen aprender el español para ser más competitivos y evitar ser engañados".

"Cuando una lengua deja de hablarse, desaparece también una parte del conocimiento heredado y de la historia de la humanidad", define Messineo. "Cada lengua representa una mirada sobre el mundo; es también un signo de identidad, una forma simbólica que permite expresar las características sociales y culturales de las personas y de los grupos que la hablan".

Huircapán habla de proceso de reivindicación y reparación histórica para definir "estos bienvenidos cambios que se están produciendo lentamente, pero sin pausa. Es hora de que entendamos y advirtamos la importancia que tienen los distintos idiomas indígenas que forman parte de una historia, la nuestra, que no se puede ignorar, aunque el relato de la historia oficial lo ignore".

Taverna, que trabaja en la comunidad wichí en Formosa, se refiere a cómo los niños de la zona aprenden la lengua como primera lengua, "por eso es clave la comprensión de otros chicos que, en centros urbanos más importantes, aprenden el español. La comprensión fomenta el respeto y permite el respeto a la diversidad cultural y de lenguas, y no ver a estos chiquitos como un fenómeno exótico, llevando a situaciones de segregación y discriminación".

Messineo enfatiza que "existen las lenguas indígenas habladas por migrantes de países vecinos (Paraguay y Bolivia), de uso cotidiano en el ámbito familiar y laboral (frecuente en el ámbito de la construcción y la frutihorticultura). Su expansión en los centros urbanos ha tomado dimensiones sociolingüísticas importantes debido al hecho de que cada vez más niños y niñas ingresan a la escuela hablando algún idioma indígena".

Fuente: Diario Clarin (Argentina) - Investigación: Javier Firpo - 6 de Agosto de 2.019

https://www.clarin.com/sociedad/argentina-plurilingue-pese-avance-espanol-habla-15-lenguas-indigenas-revitalizacion_0_3KkiINUYV.html

Nota del responsable del blog: En la provincia de Misiones hay aproximadamente 10.500 hablantes de la lengua mbya guaraní.