Kollas, qheshwas,
mapuches, diaguitas y querandíes entre otros se reúnen con sus familias
alrededor de una mesa con las comidas y bebidas favoritas del familiar que ya
no está en este plano, para celebrar juntos el reencuentro.
Los pueblos
originarios celebran hoy el Día de los Muertos, sin llanto ni luto sino con
bailes, chicha, guirnaldas de flores y la alegría de saber que sus difuntos
vuelven a visitarlos.
"La expansión
del catolicismo en Latinoamérica resignificó los cultos a los muertos, desde
México al altiplano de Argentina, y muchos de estos rituales pasaron a
realizarse el 1 de noviembre, Día de todos los Santos, o el 2, Día de los
Muertos, manteniendo las características originarias "conjugadas con
creencias católicas. Estas fechas son parte de la construcción de nuevas
identidades donde conviven el pasado indígena, el pasado europeo y un presente
bien nuestro", explicó a Télam el antropólogo Fernando Pepe.
El especialista en
restituciones de restos óseos de los pueblos originarios destacó que
"durante la expansión del culto católico al norte de Europa incorporó
rituales celtas, el más conocido el Halloween -contracción de all hallows' eve,
o Víspera de Todos los Santos-, también llamado Noche de Brujas, que internacionalmente
se celebra en la noche del 31 de octubre, sobre todo en la angloesfera".
"Halloween es
una fiesta moderna resultado del sincretismo originado por la cristianización
del `Samhain´, que eran las fiestas del fin de verano celtas, y la festividad
cristiana del Día de Todos los Santos, celebrada por los católicos el 1 de
noviembre, y que llega a nuestro continente a raíz de la emigración irlandesa a
Estados Unidos”, explicó.
Por eso, "ver a Halloween como opuesto al Día de los Muertos" es una falsa antinomia simplista que niega la complejidad cultural de nuestro territorio" pues "las dos festividades fueron básicamente `establecidas´ por la iglesia católica antes o después del Día de Todos los Santos", concluye Pepe.
"Para los
pueblos andinos, y en general para la mayoría de los pueblos originarios, la
vida no es lineal, no es nacer, crecer y morir sino que es un ciclo: el cuerpo
vuelve a la Pacha (Tierra) pero el espíritu, la energía, el alma o newen, como
le llaman los mapuches, se va a otro plano y ese día se abre una puerta y
vuelven a visitarnos, por lo que hay que esperarlos con alegría”, explicó a
Télam Valentín Palma Callamullo, colla e integrante del Movimiento en Defensa
de la Pacha (MDP).
El 1 de noviembre al
mediodía "se recibe al difunto con una mesa con las comidas y bebidas que
le gustaban y se hacen cantaguagua, que son muñequitos de pan que al día
siguiente se reparten entre los familiares que participaron de la
celebración", detalló.
Toda la casa se
viste de fiesta, con colores alegres, fotos del difunto y guirnaldas de flores,
y se baila y canta en su memoria hasta el día siguiente, cuando vuelve al otro
plano.
El movimiento que
integra Palma Callamullo lucha por preservar un sitio sagrado de los
querandíes, ubicado a 35 kilómetros de Capital Federal, que fue un cementerio
indígena y hoy corre peligro ante el avance del sector inmobiliario, que
construye en la zona barrios privados náuticos. Punta Querandí está en Dique
Luján, en la calle Brasil y canal Villanueva, a un kilómetro y medio de la Ruta
26, en el partido de Tigre.
"El 1 de
noviembre celebraremos allí, de manera privada, la ceremonia del Día de los
Muertos y el próximo 6 de noviembre realizaremos una jornada cultural abierta a
toda la comunidad, con talleres y charlas donde se reclamará la repatriación de
los restos de más de un centenar de personas enterradas en este sector ",
anunció.
Por su parte la antropóloga Paula Churquina, explicó a Telam que "mientras que para los cristianos la muerte es el pasaje de una vida a otra y hay que orar por los espíritus que están en el Purgatorio, para la percepción indígena generalmente es de un ciclo infinito de renovación constante".
"El culto a los
muertos incluye relaciones con lo sobrenatural, en una acción colectiva,
promoviendo la cohesión social a través de estas ceremonias. Son mecanismos de
socialización mediante los cuales se expresan las comunidades conjuntamente, de
manera organizada y con manifestaciones particulares en torno a los
antepasados, reafirmando su identidad religiosa y cultural", resumió la
especialista.
El hombre de
conocimiento qheshwa Carmelo Sardinas, Tayta Ullpu, explicó a ElOrejiverde que
“los 1 y 2 de Noviembre son muy significativos desde la espiritualidad. Para la
cultura andina, es un contacto que se produce en estos días, cuando el espíritu
de nuestros difuntos visita a cada uno de sus descendientes, hijos/as o
nietos/as”.
“Cada año, en estas
ceremonias, tomamos contacto con nuestros antepasados para nunca desvincularnos
de ellos. A través de las tradiciones volvemos a reafirmar la unión de nuestro
cordón umbilical con el espíritu de la Pachamama, el Cosmos y los que alli habita.
Como sabemos que ellos se presentan les preparamos las llamadas
"ofrendas", que son todas las comidas y bebidas que le gustaba en
vida a cada uno de los difuntos. No tenemos que hablar de las bebidas
alcohólicas que hoy se conocen porque fueron producto de la invasión y la
imposición de otras vivencias que no son nuestras, desde 1492”.
“Para nuestra
cultura andina” –continúa Carmelo- “la muerte es el paso de una vida hacia la
otra vida, donde el ser humano cumple su ciclo; el alma y el espíritu se desprenden
del cuerpo. El espíritu se eleva hacia el espacio cósmico al encuentro con sus
ancestros, a prepararse para volver y posar en otro ser y el alma queda para
cuidar y guiar a sus descendientes”.
“Por eso en la
cultura andina siempre pedimos y honramos con nuestra hoja sagrada la Mama
koka, a nuestros abuelos como también asperjamos con las bebidas antes de tomar
primero a ellos que son nuestros guardianes y guías en nuestro andar de todos
los días de la vida, en el camino”.
Fuentes:
Telam/ElOrejiverde – 1º de Noviembre de 2.016
No hay comentarios:
Publicar un comentario