Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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jueves, 11 de noviembre de 2021

El Arte Sonoro Mbya



El rico acervo musical del pueblo Mbya, habitante originario de la Selva Paranaense, es un tesoro cultural que viene atravesando los siglos, transmitiéndose de generación en generación con una eficacia infalible. En el contexto de esta cosmovisión indígena, los sonidos constituyen una fundamental herramienta tanto para la comunicación intracomunitaria como para la transmisión o ejercicio de su cosmovisión respecto del sentido de la vida y su trascendencia. La original y propia organización de las texturas rítmicas y sonoras de su musicalidad responden, principalmente, al peculiar desarrollo de la perspicacia auditiva de este pueblo y a la estrecha vinculación que sostiene con la naturaleza.

Las canciones tradicionales son de autor anónimo y provienen, según testimonian, de la espiritualidad de sus hombres y mujeres más inspirados quienes, en trances de ensoñación, reciben de parte de sus deidades las palabras y los cantos sagrados.

Contexto

En la actualidad, la preexistente Nación Mbya está distribuida en territorios pertenecientes a los países de Paraguay, Brasil, Bolivia, Uruguay y Argentina; aquí, en la provincia de Misiones, convivimos con aproximadamente diez mil personas identificadas con este pueblo, distribuidas en unas cien aldeas o comunidades que se asientan en zonas rurales o en asentamientos próximos a las ciudades en las que las actividades propias del turismo receptivo son significativas.

La interculturalidad, ese espacio de convivencia en el que es posible la integración sin renunciar a la identidad cultural propia, es un proceso que en Misiones se vive intensamente, con atención de sectores gubernamentales, educativos, sanitarios, científicos, religiosos y culturales. Al Pueblo Mbya se le reconoció por ley de la H.C.R. como Nación Pre-existente y su religión fue admitida e inscripta oficialmente en el Registro Provincial de Cultos. Asimismo, muchas comunidades ya cuentan con servicio educativo bilingüe (en lengua Mbya y española, niveles primario y secundario), con la inclusión de contenidos propios de su cultura en los programas educativos. Por otra parte, a través de los municipios (muchos de los cuales nombraron funcionarios que representan a las comunidades), se atiende diversos aspectos de la salud pública, la agricultura familiar, la comunicación social y la titularidad comunitaria de las tierras, entre otros.

El Arte Sonoro, apertura y proyección

En la dinámica de este intenso y creciente contexto intercultural, el arte musical viene jugando un rol fundamental, generando intercambios, provocando fusiones, despertando conciencias a través del conocimiento emocional y estético, conjugándose en producciones artísticas urbanas contemporáneas, con las originarias.

Aunque este arte sonoro ancestral es el más antiguo entre los que se cultivan en nuestro territorio, recién a finales del S. XX comenzamos a conocerlo en tu totalidad y el proceso de incorporación de sus melodías, armonías, ritmos, instrumentos y poesía, a la denominada “Polirrimia Nativista Misionera” comenzó recién a fines de la primera década del S. XXI.

La carencia de información en esta materia, más que a la impericia de los investigadores (téngase en cuenta que ni entre los archivos musicales de los Jesuitas se encuentra registrada esta música), se debe a que los Mbya la preservaron en el ámbito de sus rituales religiosos, de exclusiva participación de integrantes de esa comunidad.

Esta estratégica conducta de supervivencia religiosa posibilitó que estos cantos sagrados conservaran hasta la actualidad su formato propio, más allá de que, desde hace unos 400 años vienen utilizando en la ejecución de sus canciones algunos instrumentos musicales de cuerdas (adaptados) obtenidos en intercambios con conquistadores y Jesuitas. Distintos investigadores coinciden en señalar las dificultades encontradas al momento de recoger información relacionada con los Mbya “...el celo y el hermetismo con que cuidan sus costumbres, las que perviven en los ritos, los cantos, las plegarias, hacen que el acceso a sus producciones sea limitado...”(Raquel Alarcón, Enciclopedia de Misones, 1999); “...solo a un Mbya abrirle las puertas del Santuario, a los otros nunca, y menos a un “Jurua”: cara peluda...”(Elena Maidana, Claroscuros de un Devenir, Enciclopedia de Misiones, 1999)

La apertura de este atesorado acervo secreto comenzó, para toda la “Nación Guaraní”, después de la primera semana de noviembre de 1998, cuando se realizó en la aldea Yriapu de Puerto Iguazú una reunión en la que participaron unos 20 líderes religiosos y caciques de los pueblos Mbya que habitan la zona de la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay). En ella concluyeron “ya era el tiempo de mostrar nuestra cultura”. “...luego de mucho tiempo de ocultar a los blancos sus ritos, los Guaraníes comenzaron a permitir el ingreso de los no-Mbya a sus ceremonias...-Queremos mostrar que no perdimos nuestra cultura...” (La nota que registró con fotos y entrevistas este encuentro fue publicada a cuatro páginas por el diario “El Territorio”, en fecha 08-11-98, como parte del suplemento “El Domingo”, firmada por Jorge Villalba).

Por nuestra parte, como proyecto cultural nativista, recién a comienzos del año 2000 comenzamos nuestra experiencia intercultural, indagando, reinterpretando estas canciones en conciertos, organizando debates, conferencias y cursos de capacitación. En 2003 Publicamos el libro digital “El Arte Sonoro Mbya, Esa Música Soñada”; en 2005 publicamos “Rituales Paganos”, un CD inspirado en los ritmos nativistas misioneros que incluyó tres canciones en el formato originario, es decir con sus texturas rítmmicas, sus instrumentos, su lengua, sus melodías y armonías. En 2007, 2012 y 2013, en sendos Cds., continuamos proponiendo contenidos sonoros a partir de este concepto, y en 2014 publicamos el primer registro originario grabado in situ, frente a un opy o casa de oración, de 12 canciones interpretadas totalmente por un conjunto y coro Mbya. Desde entonces y hasta el presente, la interculturalidad en el arte sigue creciendo a paso firme, a partir del respeto y la admiración de quienes participamos de estas experiencias, con el acompañamiento de una gran parte de la sociedad misionera que trabaja día a día consolidando su identidad cultural.

Por Karoso Zuetta, especial para Misiones Tiene Historia - Noviembre de 2021

sábado, 16 de octubre de 2021

La Polirritmia nativista misionera



Los nativismos se nutren de una tradición propia, de una historia que los sostiene y de una estrategia en desarrollo que los proyectan en el tiempo y hacia otras latitudes. Pero todos los nativismos, aun los más ancestrales,  fueron jóvenes en sus tiempos fundacionales. En el caso de Misiones, la estrategia que nos representa culturalmente comenzó a gestarse hace muy poco tiempo, a partir del reconocimiento del entonces Territorio Nacional como Provincia argentina, hecho ocurrido en 1953.

Entonces, y ante la necesidad de insertar a la nueva provincia en el contexto folclórico nacional, con “voz propia y distintiva”, una amplia movida cultural, liderada, entre otros, por Aníbal Cambas, investigador, músico y escritor, Lucas Braulio Areco, compositor multinstrumentista, artista plástico e investigador, con el acompañamiento de una comprometida colectividad de personalidades, entre quienes podemos mencionar a Hermelinda “Chiquita” de Odonetto (danza), Salvador Lentini Fraga, Manuel Antonio Ramírez, Juan Enrique Acuña (literatura y periodismo) y Ricardo Ojeda (música), con un visionario e inclusivo criterio de selección,  después de una ardua tarea de investigación y un amplio relevamiento territorial, eligieron un conjunto de ritmos musicales representativos para representar a nuestro nativismo. Fue así como, anteponiendo la innegable diversidad cultural presente en nuestras jóvenes comunidades, decidieron impulsar, en una inédita propuesta, varias especies rítmicas. Del Género Polkísitico, (surgido del encuentro de los nativos guaraníes con los españoles a partir del S. XV, traídos a nuestro Alto Paraná por los “mensúes” que trabajaban en la extracción de los yerbales silvestres y la madera nativa en el S. XIX) incorporaron la Galopa y la Canción Misionera y del género inmigrante (llegados desde Europa a finales del S. XIX),  incorporaron El Chotis y la Polkita rural.

Entre los años ´70 y ´80, con adherentes de una nueva generación de productores culturales (muchos de los cuales, como Vicente Cidade y Fermín Fierro, desarrollaban sus actividades en la Ciudad de Buenos Aires, epicentro de la difusión nacional de la “música de la provincianía”), La Polirritmia Nativista Misionera sumó un nuevo ritmo musical impulsado por Ramón Ayala, considerado de proyección folclórica, denominado El Gualambao.   

Finalmente, y hacia fines del siglo pasado propusimos la incorporación del ancestral Arte Sonoro Originario (sus canciones, armonías, melodías, letras e instrumentos), el más antiguo aunque todavía vigente; y actualmente observamos, con gran beneplácito, la enriquecedora incorporación de algunos recursos musicales e instrumentales rescatados del Barroco Americano que se cultivaron en las reducciones jesuíticas durante el S. XVII

“Polirritmia…

Si bien este término, desde el lenguaje musical técnico, es aplicable a las obras que presentan diferentes variaciones en sus bases rítmicas, en Misiones fue utilizado para destacar el carácter múltiple de nuestras representaciones, independientes una de otra, aunque también pueden interactuar entre sí, generando fusiones polirrítmicas.

…Nativista…

El lenguaje musical constituye un idioma artístico universal, pero cuando en su práctica cotidiana intervienen factores temporales, geográficos, demográficos lingüísticos e históricos se destacan los matices característicos de la diversidad humana de las distintas regiones del mundo, nos encontramos ante la presencia de lo que denominamos “música folclórica”. Este término, considerado desde el significado de su acepción, nos refiere al acontecimiento cultural realizado por la gente de manera natural y espontánea, en su lugar; mientras que el término “nativismo” expresa la recreación, la resignificación o la reinterpretación de estos elementos folclóricos en la producción artística

 …Misionera”

En la vida moderna las energías propias del sector cultural son consideradas parte inseparable del sistema productivo de una comunidad. La producción y difusión contemporánea del arte sostiene una estrecha vinculación con el sector educativo formal, con el turismo, la gastronomía, los medios de comunicación  y las redes sociales, cumpliendo así, de manera permanente, una irremplazable tarea relacionada con la transmisión de la identidad cultural.

Si a esta realidad le sumamos que en la competitividad de los productos del sector juegan un rol fundamental los procesos de formación y capacitación,  como así también el fomento y la difusión de los contenidos culturales, nos encontramos ante la realidad de un complejo proceso socio-cultural que depende tanto de las políticas públicas como de las normas laborales y contractuales, como también de las leyes vigentes aplicadas desde la organización territorial de los estados municipales, provinciales y  nacionales. Suena romántico decir que el arte “no tiene fronteras”, pero cuando nos involucramos profesionalmente en este campo, resulta ineludible la consideración territorial de su dinámica productiva.

Oralidad

Como experiencia personal, por militancia y por compromiso de autoformación, fui adentrándome al mundo de la Polirritmia Nativista Misionera a partir de presenciar innumerables simposios y de compartir charlas personales con sus pioneros y  varios de sus referentes; como así también a través en conferencias y debates enfocados en esta temática. Sin embargo, recién a finales de los años ’90, acercándome a los 30 años de edad, logré comprender la esencia de este legado imprescindible y fundamental, cuyos contenidos, aún en la actualidad, se transmiten, mayoritariamente a través de la tradición oral.

Así, quienes heredamos este legado, lo encarnamos y lo incluimos como sostén de nuestras obras; pues, nos ofrece las peculiaridades culturales que nos permiten expresarnos desde en un lenguaje artístico propio y distinto,  ejerciendo el derecho soberano de fortalecer nuestro modo de sentir, de ser y de vislumbrar el futuro desde una estética arraigada.

Por Karoso Zuetta, especial para MTH (Misiones Tiene Historia) 

 

viernes, 24 de abril de 2015

El Mimby Reta, instrumento musical Mbya Guaraní


El Mimby Reta (en guaraní, es un instrumento musical de viento construido con eslabones de una tacuara de la selva misionera denominada tacuapí. Este aerófono primitivo, semejante al sikus, zampoña andina o antara y a la flauta de pan, en su aspecto exterior y su método de ejecución y su resultado sonoro, presenta, sin embargo, notables diferencias sonoras.

Un Mimby Reta original está constituido por cinco o más cañitas sueltas.

Es un instrumento ejecutado por las mujeres Mbya Guaraníes, quienes, cuando lo hacen individualmente intercalan el soplido de una y dos cañas a la vez; y si lo hacen en grupo se distribuyen las tacuaritas y sentadas en ronda, con dos o tres tacuaritas sueltas cada una, improvisan melodías a modo de canon.

Mimby Reta

El Mimby Reta es un instrumento musical tradicional de los Mbya-Guaraníes, que los acompaña con sus melodías desde tiempos inmemoriales y que aún en estos días puede ser escuchado en las aldeas.

El material con que se lo construye, el tacuapí, es una caña hueca y fina de color verde oscuro que crece en zonas selváticas húmedas, preferentemente a orillas de ríos o arroyos o protegido por los grandes árboles. Almacena agua en su interior y presenta una textura exterior áspera, alcanzado a medir unos cuatro metros de altura, desarrollando en su base un diámetro de unos 4 cm., afinándose, curvándose levemente y acortando la distancia entre los nudos hacia la punta, en donde su diámetro es de unos 20 milímetros.

Esta variedad de tacuara debe ser sometida a un cierto tratamiento de secado y limpieza especiales si deseamos utilizarla en la construcción de una flauta. Es preferible obtener esta materia prima a partir cañas secadas en su habitad natural, pero si el tacuapí es cortado verde debe ser sometido a una lenta deshidratación pues apurar la pérdida de agua de la caña provoca deformaciones en la misma, inutilizándola. El proceso de secado puede durar varios días, según la humedad del aire y la temperatura ambiente.
Mujer Mbya Guaraní ejecutando el Mimby Reta
Cuando las cañas comienzan a aclararse, tornándose de un color verde claro, se las expone al sol por breves períodos de tiempo. Cuando toman un color ligeramente dorado es el momento para cortar la tacuara, separando los eslabones que la componen. Una caña se transforma en una nota al ser trozado el cuerpo de un eslabón, conservando uno de sus nudos que funcione como un tapón inferior en el que rebota el aire lanzado dentro del tubo y que al salir nuevamente de él produce el sonido al frotarse con el soplido emitido por los labios del ejecutante.


Karozo Zuetta

jueves, 4 de diciembre de 2014

Canción Desnuda


“Y caminé hasta la Escuela
descalzo con mis amigos
el barro bajo los pies
y con escasos abrigos…
Yo vengo de la frontera
luchando traigo conmigo
ésta mi canción desnuda
como la vida recién nacida
como las manos y las mejillas
y mi país…”



Karoso Zuetta 

Niño de la Aldea Mbya Guaraní Nuevo Amanecer (Misiones-Argentina)