Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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lunes, 21 de septiembre de 2020

Argentina: Culturas extinguidas, silencios que se prolongan

Reflexiones sobre la problemática de las culturas originarias de Argentina, que paulatinamente fueron desapareciendo a lo largo de la historia, lo que constituye un triste listado del país que no fue.

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Hace unos años, esta problemática sobre las culturas originarias que desaparecieron en el país, encontraba al final de los textos unos signos de interrogación. Es probable que, para representar esta disyuntiva, podamos utilizar la imagen de una caída en espiral, cuyo fondo nunca es visible, y en el cual quedaron atrapados, a lo largo del tiempo, los diferentes entendimientos que formaron parte de un territorio, hoy limitado a un triste listado del país que no fue.

Se trata de un conjunto de leyendas, mitos, tradiciones, cuentos, cosmovisiones, costumbres, lenguas, que lentamente se fueron perdiendo, en el cual sus prácticas quedaron reducidas a los confines de pueblitos apenas registrados por la historia, meras culturas extinguidas que nos hablan de recuerdos familiares, rasgos étnicos, aprendizajes y enseñanzas: todo aquello que invariablemente conforma una identidad, el sentido de pertenencia a una cultura, la conciencia histórica de un linaje y de un destino, una estadística que representa un conjunto de patrimonios extinguidos para siempre, la imagen de ancianos que se llevaron lo que supieron cultivar, memoria quemada, olvido que crece.

Algunos documentos certifican que numerosas culturas originarias de Argentina desaparecieron, divididos en grupos, tenemos los siguientes casos (Asociación Guadalupe, consulta Julio 2020):

Regiones del Litoral y del Chaco, las etnias de los abipones, aguilotes, cainaróes, carcarañáes, chaná-timbúes, chandules o guaraníes del Delta del Paraná, cocolotes (guaykurues), gualachíes (kaíngangs), guaraníes de Santa Ana, mataráes, mbayás, payaguaés, querandíes, yaros y tapes (guaraniés). Dentro de la rama perteneciente a los wichis figuran los agoyáes o guisnay, taynoaés o noctenes y testas. Entre los grupos étnicos con vinculación al tronco vilela encontramos registro de los ataláes o atalayas, guamalcas, ipas, ocoles, pazaines, vacaas, y yecomoampas. Con respecto a la rama de los lules figuran los axostinés, casutinés, esistinés, guaxastinés, oristinés, toquistinés y tambostinés. De la rama perteneciente a los Charrúas o Kaíngangs se encuentran los bohanes. Con relación al tronco chaná figuran extintos los pueblos de los carcaráes, corondas, mepenes, timbúes y calcines. Luego tenemos los jaaukanigas o yaaucanigas (rama de los abipones) y los minuanes (rama de los charrúas). De las regiones del Noroeste, Centro, Cuyo y Patagonia hay informaciones de culturas extinguidas como las de los ayanpitín, capayanes, chichas, haush-manekenks, jujuyes, olongastas y yacampis. Dentro de la rama lingüística del pueblo ocloya encontramos a los amanatas, apanatas, estoybalos, gaipetes, opras, osas, paypayas, tactacas y tilcalaisos. Asimismo, del grupo de los jujuyes se desprenden las siguientes ramas: chirimanos, churumatas y palomos. Finalmente con respecto a los diaguitas existen dos ramas extintas: los pulares y los tucumanastas.

Un listado del olvido, cuya función estadística es cuantificar el olvido. Según la UNESCO, en Argentina figuran actualmente menos de 20 lenguas en peligro de desaparición (entre ellas kunza, avá-guaraní, chaná, puelche, yojwaja, guaraní mbyá, mocoit, selk’nam, pilagá, tapieté, aonikenk, qom, vilela, wichí), al menos el 43% de las 6.000 lenguas -que se estima aún son habladas en el mundo- están en peligro de extinción. De este porcentaje se desprende un caso interesante, la de las lenguas trasfronterizas, de las cuáles en el país, el quechua es un claro ejemplo. Para los lingüistas, ciertas comunidades de hablantes, en contexto de frontera entre países, continúan con las prácticas culturales, logrando comunicar experiencias en una lengua local común. Bajo este sentido, las lenguas transfronterizas son naturalmente dinámicas porque son utilizadas por personas pertenecientes a distintos países, con diferentes registros orales, en lo que pareciera estar ausente las cuestiones gramaticales, en este escenario los códigos lingüísticos van mutando en directa relación con la necesidad de interactuar, ya sea por cuestiones de comercio, actividades sociales o ceremonias compartidas. En el caso del quechua, histórica lengua del antiguo Imperio Inca, se ha convertido en una familia de lenguas indígenas relacionadas, habladas por unos 8 a 10 millones de personas en Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Colombia y Argentina.

Para la UNESCO existen diferentes niveles, que permiten clasificar la vulnerabilidad de cada lengua en relación al número de hablantes:

A salvo: todas las generaciones hablan la lengua y su transmisión de una generación a otra es continua.

Vulnerable: la mayoría de los niños hablan la lengua, pero su uso puede estar restringido a determinados ámbitos (especialmente el familiar).

En peligro: los niños ya no la aprenden en sus familias como lengua materna.

Seriamente en peligro: sólo los abuelos y las personas de las viejas generaciones hablan la lengua. Los miembros de la generación parental, si bien pueden comprenderla, no la hablan entre sí, ni tampoco con sus hijos.

En situación crítica: los únicos hablantes son los abuelos y las personas de las viejas generaciones, pero sólo usan la lengua parcialmente y con escasa frecuencia.

Extinta: sin hablantes, el Atlas contiene las referencias de las lenguas extintas desde el año 1950.

A pesar del contexto desfavorable, todavía quedan paisanos que se resisten a ser considerados fósiles por la sociedad. Se trata de libros vivientes que aún cultivan la pureza de la lengua, con un elevado entendimiento de las costumbres culturales, cuyas incidencias van asociadas a la práctica del lenguaje, a la historia y al capital social de cada comunidad.

Hablar en lengua significa muchas cosas, es por un lado un acto de resistencia identitaria, la noción de que los pueblos indígenas estuvieron ancestralmente ligados a un territorio, por un vínculo que respetó tanto el contexto natural como geográfico. La lengua es también un modo de desarrollo endógeno con repercusión en las prácticas agrícolas, mediante las cuales los chamanes supieron verbalizar conocimientos que más tarde beneficiaron a muchos científicos. En algún punto, el mecanismo de publicación no incluyó la mención por autoría o colaboración, lo que llevó a la invisibilización de los informantes indígenas, sin reconocimiento alguno por parte de la sociedad.

Es válido admitir que las bibliotecas indígenas, los centros de documentación, las radios comunitarias bilingües y los museos etnográficos, son algunos de los espacios vivos que permiten preservar, recuperar, crear y compartir conocimientos de los pueblos originarios, que inciden positivamente en el fortalecimiento de la identidad cultural, desde donde sea posible generar una sinergia genuina con las prácticas lingüísticas, para lo cual es necesario vincular en dicho movimiento el accionar docente y la Educación Intercultural Bilingüe. Por otra parte resulta deseable incluir, en este contexto, a las editoriales cartoneras, con el fin de poder difundir conocimiento propio en el formato libro de cartón, que las voces bilingües pasen a la escritura y a la pintura, que no haya límites para que llegue lejos lo que cada uno sabe y conoce.

Por ende, es preciso que la biblioteca, como institución gestora de la memoria humana, como mediadora entre la comunidad y el mundo exterior, como espacio de encuentro y vehículo de comunicación, propenda a la equidad social, respetando las diferentes formas de conocimiento e integrándolas entre las etnias que conforman su radio de acción y servicio dentro de la comunidad, es importante que se puedan trabajar materiales bilingües en forma oral y escrita, que el espacio articule actividades con la escuela, que los documentos sirvan de soporte para los docentes, para lo cual será necesario que el bibliotecario dedique tiempo a la investigación de la propia cultura, con ayuda de colaboradores locales y apoyo interdisciplinario.

Será un modo, probablemente utópico, de evitar que el listado de lenguas en peligro se siga extendiendo al paso de los años.

Escrito por Daniel Canosa.
Fuente: El Orejiverde.

Bibliografía consultada:

UNESCO. Día Internacional de la Lengua Materna:
https://es.unesco.org/commemorations/motherlanguageday

Moseley, Christopher (ed.). 2010. Atlas de las lenguas del mundo en peligro, 3ra edición. París, Ediciones UNESCO. Versión en línea: http://www.unesco.org/culture/en/endangeredlanguages/atlas

Endepa. Equipo Nacional de Pastoral Aborigen
https://www.endepa.org.ar/category/pubicaciones-materiales/page/3/

Asociación Guadalupe
https://endepa.madryn.com/inicio.html


Nota:
La imagen pertenece al sitio Pixabay

miércoles, 29 de abril de 2020

Lenguas Originarias en peligro



Una tarde en su casa del sur del Gran Buenos Aires, Don Mario, volvió a hablar su lengua de origen después de cuarenta años de no hacerlo. Nombró el sol, los números, los colores. Nombrarlos fue hacer que sus oídos, los de su hija y de sus nietos, se llenaran de los sonidos vívidos de una lengua ancestral silenciada e invisibilizada, el vilela.

Una de las dieciocho lenguas de Argentina que según la UNESCO están en distintos niveles de peligro.

Don Mario había dejado de hablar su lengua cuando se radicó cerca de la Capital, en los años 60: no necesitaba usarla en su trabajo ni para socializar con sus nuevos vecinos. Algunos años después, la imposibilidad se haría mayor, porque ya no quedarían hablantes de vilela con quienes pudiera conversar. Sin embargo, Don Mario fue dejando aquella lengua resguardada en algún lugar especial de su memoria, un lugar al que no había vuelto hasta que se cruzó en su camino la investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) Lucía Golluscio y su equipo, comprometidos con el proyecto de ubicar a representantes de las últimas generaciones de hablantes de esa lengua originaria del Chaco.

Gracias a Don Mario, se pudo recuperar, además del idioma, el conocimiento sobre los rituales y los cantos vilelas, “porque la lengua de un pueblo no es solo su paradigma verbal: siempre está asociada al contexto sociocultural de los hablantes –explica Golluscio–. Las lenguas pueden morir por distintas causas, pero en el caso de Argentina, fue determinante la ideología lingüística hegemónica que impuso el español. Esta ideología monolingüe y monocultural atraviesa toda la historia desde la Conquista y fue un componente central en la fundación del Estado nacional, que acompañó a un proyecto político-económico en el que ni los pueblos originarios ni sus lenguas tenían un lugar. Con intereses concretos sobre las tierras, ese proyecto que se logró implementar con matanzas masivas de indígenas y expulsión de sus territorios originales y trabajo semi-esclavo de los sobrevivientes”.

Para Golluscio, “cuando se pierde una lengua, se pierde mucho más que un sistema lingüístico, lo cual, por otra parte, constituye ya de por sí una tragedia. Se pierde un componente fundante de la identidad y la expresión de un pueblo. Significa además una pérdida irreparable para la humanidad, no solo por el valor científico, intrínseco al conocimiento de esa lengua particular y más amplio, por los estudios genealógicos, de contacto, tipológicos, que iluminan relaciones entre las lenguas pero también entre los pueblos que las hablan, sino por el caudal de conocimiento y el valor simbólico que cada lengua entraña”.

Un futuro de silencio

Según el Programa de Documentación de Idiomas en Peligro de Extinción, que depende de la Universidad de Londres, hoy en día se hablan alrededor de 6500 idiomas en todo el mundo y al menos la mitad de ellos se habrá quedado en silencio para fines de este siglo.

El tema de las lenguas en peligro se instaló en la agenda internacional en 1992, a través de un dossier de la revista Language. Para contrarrestar ese efecto que pareciera inevitable, surgió la lingüística de la documentación. En 1998, un artículo publicado en la revista Linguistics retomó el tema y definió a la lingüística de la documentación, diferenciándola de la lingüística descriptiva. “Allí se implantó la urgencia de la documentación lingüística ante la retracción y posible desaparición de lenguas en el mundo”, señala Golluscio. “La tarea tomó un carácter de urgente; los lingüistas tomamos consciencia de la rapidez de los procesos de retracción y posible cambio de lengua hacia la hegemónica: al regresar a la comunidad, años después de los primeros trabajos de campo, muchas veces encontramos menos hablantes, y notamos que se ha roto la transmisión intergeneracional. Aunque existan todavía hablantes fluidos de una lengua, si sus hijos y nietos hablan en español, esa lengua en pocas generaciones va a estar en extremo peligro. Es necesario encarar acciones urgentes que reviertan esa situación”.

Inscripta dentro de esa corriente, Golluscio advierte que “como lingüistas no hacemos salvataje, más bien relevamos, registramos todas las expresiones en sus distintos géneros, modos de habla y variedades de las lenguas, en colaboración con los hablantes, y cuidamos de preservar esos registros en formato digital, depositarlos en un archivo y contribuir a su difusión. También colaboramos en actividades de revitalización protagonizadas por las mismas comunidades”.

Mapa de Lenguas

¿Cuál es el panorama de las lenguas en Argentina? “La situación en nuestro país es comprometida –advierte Golluscio-. La hegemonía del español es muy poderosa. Es urgente completar la documentación y descripción colaborativas de la totalidad de lenguas originarias habladas en nuestro país, e intensificar de manera sistemática las acciones de desarticulación del prejuicio social e incremento de autoestima de los miembros de las comunidades, y de revitalización, transmisión y uso de las lenguas”.

Las lenguas originarias se concentran en su gran mayoría en la región del Chaco argentino, donde se hablan al menos nueve lenguas pertenecientes a cuatro familias lingüísticas distintas. Además, otras lenguas habladas en el país son: en Jujuy el quechua, en Misiones el mbya guaraní, en Corrientes y Formosa el guaraní, y en Santiago del Estero, el quichua santiagueño. En el Sur del país, en cambio, las lenguas originarias habladas son solo dos, el mapuche y el tehuelche, esta última en situación muy crítica: ha sido catalogada como una de las lenguas en peligro de extinción. Otras lenguas habladas por migrantes de países limítrofes en Argentina son el quechua, el aymara y el guaraní paraguayo.

La investigadora se embarcó en el estudio de las lenguas habladas por los nativos ni bien terminó de cursar la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires. No porque hubiese cursado ninguna materia referida a lenguas indígenas, sino que su primer cargo como docente universitario fue en el Centro Regional Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue, y allí fue invitada a participar de un proyecto de investigación interdisciplinario sobre comunidades mapuches de Neuquén. El primer trabajo de campo al que asistió fue un camaruco: el ritual característico de los mapuches para atraer los buenos augurios para el año. “Fue como una ceremonia vocacional –recuerda-: cuando volví de ahí en tren hacia Bariloche tuve la certeza de que me quería dedicar a eso toda mi vida”.

Desde entonces hizo su tesis doctoral sobre la lengua mapuche y la comunicación etnolingüística en comunidades mapuches de la Argentina y luego, al entrar a Carrera del Investigador, continuó en esa línea hasta hoy. Junto con un equipo interdisciplinario integrado por antropólogos, lingüistas y etnomusicólogos, Golluscio dirigió un proyecto de documentación de cuatro lenguas pertenecientes a las cuatro familias lingüísticas que se aglutinan en el Chaco: además del vilela, el mocoví, el wichí y el tapiete. Este proyecto estuvo inscripto dentro del Programa DOBES de documentación de lenguas en peligro. Lo hicieron a través de trabajos de campo, con entrevistas en videos, observaciones, registro de rituales, de conversaciones, talleres con niños de los distintos Pueblos, análisis de sus narrativas. Los resultados se volcaron en publicaciones para las comunidades. En el caso del tapiete, colaboraron para implementar un sistema de escritura consensuado con la comunidad.

Ahora, todo ese trabajo está disponible en el Laboratorio de Documentación e Investigación en Lingüística y Antropología (Archivo DILA) del CAICYT-CONICET, cuya responsable académica es la doctora Golluscio, y su repositorio digital que contiene las colecciones de documentos y datos primarios de todas estas investigaciones y otras, donadas por investigadores de distintas disciplinas de las Humanidades. El objetivo es que esos registros, señala la investigadora, es que puedan ser multipropósito: que sirvan para la investigación interdisciplinaria, pero también y especialmente “para las comunidades en el futuro, para preparar materiales, para los Estados, para hacer políticas lingüísticas que tengan en consideración, en síntesis, la diversidad lingüística y cultural del país”.

El Orejiverde
Por Cintia Kemelmajer
https://www.conicet.gov.ar/lucia-golluscio-premiada-por-la-fundacion-humboldt-por-su-investigacion-de-las-lenguas-originarias-en-peligro/
Fecha: 28 de Abril de 2.020

jueves, 16 de enero de 2020

La lengua indígena que desaparecerá cuando mueran las dos personas que la hablan


De acuerdo con los datos arrojados por el censo del 2010 en México, ya no existen hablantes del ku'ahl, debido a que las únicas dos hablantes de ésta lengua fueron incluidas entre los hablantes de pa ipai —misma que el Sistema de Información Cultural de México indica que sólo cuenta con 201 hablantes—, lo cual ha hecho que se crea que es una lengua prácticamente extinta. 

Sin embargo, esas dos hablantes, Teresa y Daria Armenda —tía y sobrina, respectivamente—, se rehúsan a dejar morir su lengua, al tiempo que luchan para que ésta no sea olvidada y quede un registro de ésta, por lo que crearon el Museo ku’ahl, un pequeño lugar en Misión de Santa Catarina, en Baja California en cuyas paredes cuelgan hojas de papel bond en el que se muestran listados de traducciones de palabras y frases del español al ku’ahl.



Este sitio fue encontrado por los periodistas de Pie de Página, quienes recorrieron el estado de Baja California en búsqueda de los grupos indígenas que conforman a los yumanos, en específico: los cucapá, kiliwa, pa ipai, kumiai y cochimí. Durante la realización de esta investigación (El color de la pobreza. Yumanos, los indios más olvidados de México), encontraron este remoto museo y las dos mujeres que aún hablan ku’ahl. 

Ella explica que comenzó a recolectar puntas de flecha y otros objetos propios de su cultura, mismos que según su cultura debían ser quemados o abandonados, por lo que quedaban enterrados y nadie los volvía a tocar, pues «son cosas de los muertos». Sin embargo, Daria, en su esfuerzo de conservar la memoria de su cultura decidió que es necesario recuperarlos. De tal forma, además de las planillas con el registro de su lengua, también es posible observar arcos para la caza, trajes tradicionales, así como objetos de alfarería que formaban parte de sus tradiciones, como un jarrón con dos boquillas que se utilizaba para los casamientos. 

Daria y Teresa se enfrentan a una dura realidad, en el momento en el que una de ellas muera o ambas, su lengua oficialmente morirá y si acaso, lo que puede considerarse aún peor es que aunque ellas siguen con vida y haciendo lo posible por preservarla, el ku’ahl ni siquiera figura en los listados de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) o la UNESCO, puesto que dichas instituciones la consideran como un nombre alternativo para el kumiai —que no es más que otra lengua y grupo indígena de la región y de la misma familia etnolingüística de los yumano-cochimí.
La probabilidad de que la investigación de Pie de Página, los cortos documentales y sus audios sean los últimos registros del habla y la cultura ku’ahl es muy alta, además de que estamos frente a la inevitable desaparición de una de las culturas originarias de nuestro territorio.

Fuente: Cultura Colectiva - 15 de Junio de 2019
https://culturacolectiva.com/historia/ku-ahl-lengua-indigena-yumana-desaparecera-cuando-fallezcan-sus-hablantes?fbclid=IwAR3xys2LeMwC-CJRhBMA3Xf_4P7lYHZKI4LOLnPn7gpA1JJ9sx2fUr8pn3U

sábado, 13 de julio de 2019

Lenguas Indígenas en Peligro de Extinciòn


lunes, 18 de febrero de 2019

Paraguay tiene 6 idiomas en peligro de extinción y demandas étnicas en Año de Lenguas Indígenas



Fuente: Ciencia del Sur - La evidencia sale a la luz
4 de Febrero de 2.019


El total de la población de Pãí Tavyterá̃s llega hasta 15.500, de los cuales casi el 48% habla su propia lengua. (Flickr)



Guaná, tomáraho, angaité, manjúi, sanapaná e ishir son las lenguas autóctonas en peligro de extinción, según los datos oficiales de la Secretaría Nacional de Políticas Lingüísticas de Paraguay (SPL). El país celebra también el Año Internacional de las Lenguas Indígenas en medio de carencias y reclamos antiguos de las diversas etnias.

Según el Dr. David Galeano Olivera, lingüista y guaraniólogo, los diferentes pueblos soportan desplazamientos, violencia y marginación por parte de la sociedad y del Gobierno, por lo que la celebración del 2019 se da en un marco de pobreza, resistencia y manipulaciones a las comunidades autóctonas.

El también director y presidente del Ateneo de Lengua y Cultura Guarani, aseguró a Ciencia del Sur que el guaraní es la “cara visible de las naciones invisibles” que tiene Paraguay. Alertó, además, sobre el pseudoindigenismo y la falta de políticas públicas claras para solucionar los problemas de las diferentes naciones y tribus que habitan actualmente el país.

Constitucionalmente, Paraguay tiene dos idiomas oficiales, el español y el guaraní, aunque las demás lenguas también gozan de protección. De acuerdo al autor que uno prefiera tomar, puede haber 19, 20 ó 21 lenguas indígenas, la mayoría de ellas con baja densidad poblacional. La población indígena del país no alcanza los 120.000 habitantes.

De las 6.700 lenguas que se hablan en el mundo, alrededor del 40% está en peligro de extinción, entre ellas, las seis nombradas de Paraguay. según datos de las Naciones Unidas. El Año Internacional de las Lenguas Indígenas, emprendida por la UNESCO, trata de dar relevancia y visibilidad a los diversos idiomas, que, en algunos casos, están desapareciendo.

“Los pueblos indígenas suelen estar aislados en los países donde viven, desde el punto de vista político y social, debido a la ubicación geográfica de sus comunidades y a sus diferentes historias, culturas, lenguas y tradiciones. Sin embargo, no solo son líderes en la protección del medio ambiente, sino que, además, sus idiomas representan sistemas complejos de conocimientos y comunicación y deben reconocerse como un recurso nacional estratégico para el desarrollo, la consolidación de la paz y la reconciliación”, según la UNESCO.

El profesor Galeano, columnista y divulgador, conversó sobre el tema.




– ¿Por qué es importante celebrar a las lenguas autóctonas de Paraguay? 
En realidad, la iniciativa de la celebración del año 2019 como el año de las lenguas indígenas proviene de la Unesco y el Paraguay, a través del decreto 1075 del Poder Ejecutivo, del 28 de diciembre de 2018, se sumó a dicha iniciativa.
El marco de inicio de la celebración, sin embargo, no es el mejor pues numerosos hermanos indígenas se encuentran en Asunción para reclamar sobre las injusticias, los despojos y la miseria en la que sobreviven y solicitar soluciones a esos acuciantes problemas.
Lastimosamente, hasta hoy no lograron absolutamente nada, fueron y son engañados y ninguneados sistemáticamente. Por eso, insisto, el marco de la celebración del año del indígena en el Paraguay no es precisamente el más auspicioso.
Por otra parte, y siendo realistas, creo que este acontecimiento nacional e internacional servirá como es habitual para grandes tragadas. Aparecerán, por arte de magia, cientos de indigenistas y ONGs que presentarán “un proyecto mejor que el otro”. Aclaro que no soy pesimista pero mi experiencia de largos años solamente me demostró la abundancia de esas “prácticas”.
Muchos años atrás, un reconocido líder Aché, me decía “Chekane’ôma asêhague ta’ângápe, opívo ha ko’aĝaite peve noĝuahêi chéve pirapiremi” (Ya estoy harto de salir en fotografías, desnudo, y hasta ahora no me llegó un solo guaraní). Muchas aprovechadores se habían acercado a él prometiéndole dinero de poderosos organismos si aceptaba posar desnudo en las fotografías. Pero -como bien lo decía él- nunca jamás le llegó un centavo.
El dinero producto de sus fotografías quedó en manos de los intermediarios, de pseudoindigenistas.
– ¿Cuántas etnias tenemos realmente en el país?
La Dra. Branislava Susnik hablaba de 17 etnias o naciones o repúblicas indígenas, que ella plasmó en el Museo Andrés Barbero. Hoy algunos hablan de 19 y hasta de 21 etnias. En otras palabras, se atomizó a algunas de las grandes etnias chaqueñas, “creándose” otras pero que proceden de un mismo tronco.
Conviene señalar que las naciones Guarani hablantes son: Paî Tavyterâ, Mbya, Ache y Ava Guarani, en la Región Oriental; en tanto en la Región Occidental están los Guarayo y los Guasurango. En cambio, las naciones que hablan otros idiomas son, por ejemplo, los Guana, Angaite, Sanapana, Tova, Lengua, Maka, Nivakle, Manjúi, Ayoreo y Chamakoko (Yvytoso, Tomáraho, Ishir).
Varias etnias lastimosamente reproducen hoy las prácticas culturales de la sociedad envolvente, como, por ejemplo, la división entre ellos por causa de cuestiones religiosas (evangelización cristiana y de otras denominaciones) y políticas partidarias (afiliación a los partidos políticos Liberal, Colorado y otros).


– ¿Cuántas lenguas locales se cuentan actualmente?

La lengua indígena más expandida, jerarquizada y fortalecida es, sin duda, el guarani, hablada ancestralmente por los Mbya, los Paî, los Ava Guarani y por los conocidos como Guarani Occidentales y, mayoritariamente, por la población paraguaya; luego están, por ejemplo, el idioma de los Nivakle, el de los Ayoreo, de los Maka, de los Tova y Lengua, entre otros.

– ¿Tenemos los paraguayos prejuicios o preconceptos con respecto a las diferentes etnias? ¿Cuáles, por ejemplo?

Treinta o cuarenta y más años atrás los prejuicios eran tremendos, hoy se redujeron notablemente. Sin embargo, aún se escucha a cierta gente tratar de “indio” a alguien por alguna falta, desatención o en forma de burla.

Lastimosamente, desde la conquista los indígenas fueron y son despreciados, menospreciados y marginados. Siempre se les relacionó con la haraganería, la suciedad, la ignorancia y la miseria que son las actitudes provenientes de un fuerte colonialismo, que en el ámbito índigena sigue muy marcado pero que en el ámbito de la población paraguaya -no indígena- se redujo.

No podemos dejar de reconocer que una parte importante de la intelectualidad y de la juventud paraguaya hoy tiene una mirada diferente y positiva hacia nuestros hermanos indígenas, reiterando que treinta o cuarenta años atrás los prejuicios se sentían a flor de piel.

– ¿Por qué se impuso el guaraní a diferencia de otras lenguas locales durante los diferentes siglos?

Históricamente se han ensayado muchas respuestas para esa pregunta siendo una de las más aceptadas aquella que refiere a la condición nómada de los Guarani. Muchos son los que sostienen que las denominadas “grandes” culturas precolombinas como la maya, azteca o inca prácticamente fueron aniquiladas y con relativa facilidad porque eran de vida sedentaria y los conquistadores los pudieron eliminar en sus comunidades y a todos juntos.

En cambio, con los Guarani la cosa fue diferente porque nunca permanecían quietos en un lugar, en ciudades de piedra y sedentarios. Un día estaban aquí y al otro día en cualquier otra parte. Además, los Guarani fueron y son monteses, hecho que complicó más la labor de los conquistadores que prácticamente no tenían los conocimientos que -como ninguno- sí, tenían y tienen los Guarani.

Es más, la “terquedad” de los Guarani en aprender o ser catequizados en castellano, idioma del conquistador; forzó a los mismos a tener que adoptar como herramienta de conquista y catequización al guarani, la lengua general o más hablada de esta región.

– ¿En qué medida el guaraní fue protagonistas de las demás culturas?

En realidad, el Guarani sigue siendo protagonista de las demás culturas por ser la cara visible de las demás naciones invisibles. Cuando hablamos de las culturas indígenas o nativas del Paraguay, el primer nombre que surge en representación de las mismas, es el de los Guarani. De todas las naciones indígenas que siguen habitando el territorio paraguayo, las más conocida, promocionada y difundida es la nación Guarani.

Pocos hablan de los Nivaklé, los Ayoreo, Tova o Maká y muchos menos o casi nadie habla de los Manjúi, Sanapaná o Angaité. La conciencia colectiva solamente rescató el nombre Guarani a la hora de nombrar a las naciones indígenas de esta parte de América.



– ¿Qué necesidades tienen las diferentes etnias del país?
La principal es la tierra. Sin sus territorios ellos no son nada. Allí están su origen, su historia, sus alegrías, sus tristezas, sus esperanzas y sus sufrimientos. Allí se encuentran su religión y todas sus costumbres y tradiciones; es decir, su cultura o teko.
También urge un modelo de educación para cada etnia, en su cultura y en su lengua. La falta de este modelo educativo coopera notablamente en la degradación y la lenta desaparición de su teko, sus historias, sus lenguas, sus costumbres, sus creencias, sus religiones, etc.
Además, requieren de algún fondo que financie el despegue en sus proyectos de desarrollo (artesanal o agrícola, por ejemplo). En general, no desean el asistencialismo solamente quieren una ayuda para iniciar sus proyectos comunitarios de desarrollo.
Por otra parte, como todo ser humano, requieren asistencia en materia sanitaria ya que padecen todo tipo de enfermedades y no cuentan con centros asistenciales. Muchos de ellos, sumidos en la miseria, mueren por no tener veinte o treinta mil guaraníes (cinco dólares) para trasladarse a algún centro asistencial departamental o capitalino, para los casos de urgencia.
Igualmente, requieren de una instancia directa -no excesivamente burocrática- para acceder con sus reclamos a las autoridades nacionales, departamentales o municipales y sobre todo que esas autoridades los atiendan y ayuden en lo posible, como a cualquier ciudadano.
El INDI nunca fue, no es ni será la instancia válida para este efecto. El INDI es una excusa y una falsa ilusión que poco o nada hace por nuestros hermanos indígenas. Finalmente, requieren que todos los ciudadanos de la sociedad envolvente o paraguaya les démos nuestra fraternidad y nuestra solidaridad y que de una vez por todas hagamos el gran esfuerzo por redimirlos y fortalecerlos en su diversidad.
Los paraguayos no podemos continuar por la vida desconociendo que una parte de nuestro origen está anclado en el mundo indígena. De ellí venimos. Lamentablemente, vivimos haciéndonos de los ñembotavy (desentendidos) y negamos, por causa de los malditos prejuicios, a uno de nuestros progenitores y eso no está bien, no es correcto. Por consiguiente, debemos cooperar entre todos en la dignificación de los pueblos indígenas que, dentro del más absoluto abandono y miseria, sobreviven en el Paraguay.
– ¿Las diferentes culturas de Paraguay se sienten paraguayos o no necesariamente?
Muchos de los hermanos indígenas se reconocen como paraguayos, sin embargo, son numerosos los que nada quieren saber de nosotros por todos los atropellos, degradaciones y marginaciones a los cuales los sometimos a lo largo de nuestra historia.
Siempre suelo recordar los casos de varios hermanos indígenas que reconocieron como su patria, su etnia o nación.
– ¿Qué pueden hacer los ciudadanos y los académicos para evitar que se extingan esas lenguas?
Fomentar programas de investigación vinculados a diversas naciones indígenas que sobreviven en el Paraguay. Creo que el Conacyt y las universidades e institutos de educación públicos y privados deberían, por lo menos, en este año internacional de las lenguas indígenas priorizar sus investigaciones y programas de extensión en favor de las naciones indígenas del Paraguay.
Incluso deberían de crearse premios especiales para los mejores trabajos de investigación o de extensión realizados en los pueblos indígenas.

15 obras recomendadas por el Dr. David Galeano para estudiar a los pueblos indígenas de Paraguay:

  1. Arqueología y Etnología Guarani, por Branislava Susnik.
  2. Arqueología: métodos y técnicas en superficies amplias, por L. Pallestrini y J.A. Gómez-Perasso.
  3. Ayvu rapyta, por León Cadogan.
  4. Crónicas de cacerías humanas, por José A. Gómez-Perasso.
  5. Cultura Guarani, por Dionisio González Torres.
  6. El derecho consuetudinario Indígena, por Miguel Chase Sardi.
  7. Introducción a la antropología social (ámbito americano), por Branislava Susnik.
  8. La civilización Guarani I, II, III, por Moisés Bertoni.
  9. La construcción Guarani de la realidad, por Alfredo Vara (h).
  10. Las culturas condenadas, por Augusto Roa Bastos.
  11. Los aborígenes del Paraguay, por Branislava Susnik.
  12. Los mitos de creación y de destrucción, por Kurt Unkel (Niemuendaju).
  13. Religiosidad Guarani, por Bartoméu Meliá.
  14. Yvyra ñe’êry, por León Cadogan.
  15. Los indígenas del Paraguay, por José Zanardini y Walter Biedermann.                                                           


miércoles, 21 de febrero de 2018

La mitad de las 6000 que existen podrían extinguirse en un siglo



La Unesco calcula que unas 2500 corren riesgo si no se toman medidas de conservación; influye la presión del inglés y el chino.

Arwen charrien shiken es una frase en lengua ona o selknam, que significa "el río divide la tierra". Esta forma de habla, utilizada antiguamente por los habitantes de las tierras más australes de América del Sur, es sólo un ejemplo de las más de 200 lenguas que la Unesco considera ya extintas, aunque algunas de ellas aún conserven hablantes.

La Organización de las Naciones Unidas es tajante respecto al estado de salud de las lenguas en el mundo: de no adoptarse medidas urgentes, la mitad de las 6000 que hay reconocidas a nivel global desaparecerán a finales de este siglo.

Cuando muere una lengua, se entierra una cultura. Si no se conservan registros documentales, se pierden los saberes ancestrales contenidos en las tradiciones de los pueblos, su cosmovisión del mundo y su aporte a la historia universal.

Sin embargo, la transmutación y evolución de las formas de habla es -y siempre lo ha sido- un proceso que acompaña la historia de cada comunidad. Así lo explican reconocidos científicos sociales y lingüistas de distintas partes del planeta, que contaron a LA NACION su visión respecto a lo que ya es una realidad: en promedio, desaparece una lengua cada dos semanas y hay, según confirmó la Unesco a este diario, más de 2400 en peligro.

"La desaparición es un proceso complejo", indicó a LA NACION el lingüista británico Christopher Moseley. El investigador encabeza el equipo de editores del Atlas interactivo que elaboró la Unesco sobre lenguas en peligro y que las cataloga, según los grados de amenaza, como vulnerables, en peligro, seriamente en peligro, en situación crítica y extintas.

El catedrático y experto en lingüística y filología de la Universidad Complutense de Madrid Enrique Bernárdez Sanchís, autor de varios libros, señala que la desaparición de una lengua exige, al menos, que dos generaciones dejen de hablarla. "Es evidente que las lenguas pequeñas acabarán desapareciendo; lo problemático es no registrarlas porque, como ocurre con las especies biológicas, ellas guardan elementos esenciales de las distintas formas de concebir el mundo."

Se considera que la supervivencia de una lengua no está asegurada si tiene menos de 50.000 hablantes, aunque este parámetro es objeto de debates y controversias, lo mismo que los requisitos para la catalogación de idiomas y dialectos.

La modernización, la globalización, el éxodo rural a los núcleos urbanos y la masificación del contacto humano facilitan la mortalidad de las lenguas. Antes, las comunidades vivían aisladas por las dificultades de movilidad y el menor contacto protegía los idiomas.

La desaparición de lenguas es un fenómeno que se ha disparado desde la segunda mitad del siglo XX. Desde 1950, se han extinguido 230 formas de habla y la diversidad lingüística es amenazada por la presión unificadora de las llamadas lenguas mundiales, como el inglés, el español o el chino, así como por la propia autocensura de los hablantes o la discriminación externa.

La lingüista Nuria Polo, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España, considera que, en ocasiones, "las personas sienten que su lengua no es útil y dejan de usarla en favor de una lengua «fuerte» de su entorno. Pero hay que protegerlas. A todos nos da pena perder al último rinoceronte blanco... pues debemos tener la misma conciencia para las lenguas".

Casos críticos
Hay zonas del mundo donde la desaparición es muy rápida, como en Estados Unidos. Los niños ya no aprenden las lenguas de sus padres y éstas no se registran mediante la escritura, ni se utilizan en los medios de comunicación, ni en la escuela.

En Australia, la situación es extremadamente seria. La mayoría de las lenguas aborígenes han desaparecido y las que se hablan no superan los 3000 hablantes. Lo mismo ocurre en el norte de Rusia, en África central y meridional y en zonas de Asia. En África, la presión dominante la realizan las grandes lenguas del continente, como el hausa, el zulú o el yoruba. En China, van desapareciendo lenguas por el peso del mandarín o el cantonés.

En Europa, las lenguas se mantienen, pero en otras latitudes las cosas van mal, sobre todo en regiones remotas: en Tierra del Fuego no queda prácticamente nada y en regiones amazónicas están en serio peligro. En la Argentina hay, según la Unesco, 18 amenazadas.
El sociolingüista estadounidense y doctor en Letras Paul Lewis es el editor general deEthnologue, obra de referencia creada en 1951 para la catalogación de las lenguas. Lewis explicó que "lo principal es el tremendo aumento del contacto entre grupos. El desarrollo de infraestructuras y transportes, y la casi omnipresencia de la radiodifusión, la telefonía e Internet causan que la gente de lugares retirados pueda escuchar, comunicarse y ser consciente de las modas «globales»". La doctora en Lenguas y Literaturas Romances por la Universidad de Harvard y profesora de la Universidad Torcuato Di Tella (Argentina) Karina Galperin recuerdó, no obstante, que la evolución de una lengua es un proceso natural: "Las lenguas van mutando con las sociedades; como ejemplo está la desaparición del latín. Entiendo que sería artificial preservar una lengua que ya no se utiliza", señala. Galperin considera que la preservación de textos o conocimientos de una cultura es apropiada como preocupación académica, o por un interés histórico o antropológico, pero entiende que las lenguas están ligadas a la historia de los pueblos.

Anabel Giracca, lingüista y profesora de la Universidad Rafael Landívar, en Guatemala, habló con LA NACION sobre la realidad de su país. "Tenemos 24 idiomas indígenas, 22 de origen maya. Con el racismo incrustado en el Estado, no hay igualdad. La ley se imparte en español, y hombres y mujeres monolingües son juzgados sin comprender razones. Se impone el castellano, hay poco material escrito en sus lenguas y no hay diccionarios actualizados. Si un idioma no abarca ámbitos de uso como la justicia, la educación o la literatura, se estanca frente a la modernidad."

Las nuevas tecnologías están jugando un papel relevante para el registro de las lenguas en peligro: audios, imágenes multimedia, radios y diccionarios digitales ayudan a preservarlas y revitalizarlas. El profesor Enrique Bernárdez destaca que "en la Red se encuentran grabaciones de video y audio de lenguas que hasta ahora era imposible registrar. Se va creando un registro virtual de lenguas. Antes, debías recurrir a un libro para saber sobre los tehuelches. Ahora, podés ver al último tehuelche hablando en grabaciones en la Red".

Escrito Cecilia Martínez
Para Diario La Nación – 17 de Enero de 2.016

Peligra un tercio de las lenguas que se hablan en el mundo



En suma, son más de siete mil y perecen cuando las usan menos de mil personas; en el Día Internacional de la Lengua Materna, la Unesco hace un llamado a conservarlas
Cinco siglos atrás, el navegante Américo Vespucio supo que sus visiones no bastaban para que el Nuevo Mundo que lo asombraba en verdad existiera: además, debía nombrarlo. De otro modo, las impresiones de sus viajes se deslizarían como las aguas que surcaba, para perderse en el olvido. Su afán por nombrar fue el germen de la correspondencia con sus mecenas. Y sirvió al cartógrafo alemán Martin Waldseemüeller para rodear de agua la porción de tierra desconocida que surgía separada de Asia, en el primer planisferio que contiene a América, Universalis Cosmographia, de 1507.
Hoy se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna, por la que cada destello de realidad recibe un nombre y comienza a existir. Proclamado por la Unesco, se conmemora ese don por organizar la información que recibimos del mundo. También, la facultad de la memoria para que una sola palabra arrastre la corriente de recuerdos que creíamos naufragados. Es sobre dos orillas, escribió Carlos Fuentes en La gran novela latinoamericana, que surge la lengua: la memoria y la imaginación; "su signo es la escritura, posterior a la oralidad de Colón y Vespucio".
Más de 7099 lenguas se hablan en el mundo. Un tercio de ellas están en peligro, con unos 1000 hablantes, según el Ethnologue Database 2017, perteneciente al Summer Institute of Linguistics, con sede en Dallas, Texas.
El plurilingüismo es considerado por la Unesco esencial para el logro de la Agenda 2030 en lo relativo a crecimiento, empleo y salud en el mundo. "Se trata de honrar el derecho a recibir educación en lengua materna", dice a LA NACION el académico Geney Beltrán Félix, director del Centro Nacional de Literatura de México del Instituto Nacional de Bellas Artes de ese país.
"El ejercicio de valoración del diálogo es posible en el marco de la diversidad lingüística", dice Beltrán Félix, especializado en lengua y literatura hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Esa diversidad se expresa en el hecho de que "el español nunca fue lengua oficial en México, sino de uso". "Las lenguas nacionales son también las 69 de origen indígena que se hablan en el país, de once familias lingüísticas, con 364 variantes", explica. México es un caso modelo, ajeno a las riñas lingüísticas por imponer o invalidar una lengua, como las que tensan las relaciones entre Catalunia y el resto de España. La ley general de derecho lingüístico de pueblos indígenas (2003) garantiza que los procesos judiciales se desarrollen en la lengua materna, en un país donde el maya es hablado por unas 860.000 personas y es la segunda lengua indígena entre las más habladas en el territorio, después del náhuatl.

Las voces de la Argentina
Más de 20 pueblos indígenas son hablantes de al menos 14 lenguas, lo que representa el 2,4% de la población nacional. La última Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas 2004-2005 detectó más de 600.000 descendientes "invisibilizados por la metáfora de 'pueblos extinguidos', como los comechingones, charrúas, huarpes y onas", dice Cristina Messineo, doctora en Lingüística por la UBA e investigadora principal del Conicet.
Es notable, dice, que el censo de población de 2010 registrara 955.032 indígenas. "No es que hayan crecido en número en tan poco tiempo, sino que se animaron a decir quiénes son, cuál es su identidad. La Argentina negó históricamente su matriz multiétnica, especialmente la vinculada con los pueblos indígenas", dice la estudiosa de lenguas que se hablaban en el territorio argentino antes de los españoles.
Que una lengua perezca "depende del prestigio que la sociedad le otorga: una lengua minorizada, cuyos hablantes son discriminados, está más sujeta al peligro de no ser transmitida a sus hijos". En la reforma de la Constitución de 1994 (artículo 75) se reconoció la "preexistencia étnica de pueblos indígenas antes de la conformación del Estado". Con la "disolución en 2017 del consejo educativo autónomo de los pueblos indígenas por el Ministerio de Educación, se violó el derecho que garantiza una educación intercultural", alerta Messineo.
Tres lenguas aborígenes son oficiales solo a nivel provincial: el toba, wichi y mocoví, en Chaco. Favorecer la supervivencia de lenguas originarias "es permitir que siga existiendo un modo de mirar el mundo". Y cuenta: la palabra domiagay en toba significa "zumbador" y nombra al eucalipto. "Hay una época del año en que ese árbol zumba, por la abeja que lo elige para producir miel", cuenta la investigadora, y se pregunta: si alguien de un pueblo originario es discriminado, "¿cómo hago luego para convencerlo de lo valioso que es que siga hablando su lengua?".

El español, en expansión
Más de 572 millones de personas hablan español en el mundo: 477 millones son hablantes nativos, cinco millones más que hace un año. A mediados de siglo, los hispanohablantes serán 754 millones, publicó el Instituto Cervantes (IC) en su anuarioEl español en el mundo 2017. Es la segunda lengua materna por número de usuarios, únicamente superada por el chino mandarín (950 millones). El 7,8% de la población mundial habla español y ese porcentaje continuará hasta el año 2050, mientras desciende la proporción de hablantes de chino y de inglés, estima el IC.
¿Qué dice sobre nosotros la lengua que hablamos? ¿Qué revelan las fórmulas para acercarnos? Como el retórico "¿todo bien?", de la Argentina, que no busca saber cómo está alguien y desconcierta a extranjeros. ¿Qué hay del "¡venga!", de España, para expresar acuerdo? ¿Qué arrastrará el "mande", en México, en lugar de "diga usted"? ¿Recordará las cicatrices de la conquista y el mito de Malinche, vendida como esclava e intérprete, obligada a someterse?
¿Existe, como dice Renzi en Respiración artificial, álter ego de Ricardo Piglia, ese paradigma de escribir bien que defendía Borges? ¿O la lengua se parece más a aquello que empleaba Roberto Arlt, atento a la mezcolanza de jergas y retazos de inmigración? ¿De qué hablan quienes defienden una lengua pura si la esencia misma de ella es el cambio?
En Léxico familiar (1963), la obra más admirada de la italiana Natalia Ginzburg, la autora reconstruye el entorno del hogar familiar judío en tiempos de Mussolini. En su nota preliminar, admite que ese universo emocional fue rearmado con detalles de "pura, desnuda y declarada memoria", y por ello escrito en "estado de absoluta libertad". Su italiano alterna con el dialecto turinés del padre y el milanés de la madre, cuando quiere citarlos de forma fiel.
Atrevernos a pronunciar las palabras que pretendíamos negar tal vez sea un acto de valentía con el que permitimos que estas cumplan su rol más esencial: sostener un tejido más franco para las relaciones humanas y nuestra propia identidad.

En números
En el mundo
7099 Son al menos las lenguas que se hablan en el mundo.
Un tercio de ellas se encuentra en peligro de extinción, con menos de 1000 hablantes.
Dos tercios de las lenguas provienen de África y Asia. El 86% de la población emplea lenguas de Asia o Europa.
Fuente: Ethnologue Database 2017, perteneciente al Summer Institute of Linguistics, con sede en Dallas (Texas).

En la Argentina
Más de 20 pueblos indígenas son hablantes de al menos 14 lenguas (2,4% del total de la población nacional).
Se agrupan en seis familias lingüísticas: toba, pilagá, mocoví (familia guaycurú); wichi, nivaclé, chorote (familia mataguaya); tapiete, ava-guaraní, mbya, guaraní (familia tupi-guaraní); quechua, tehuelche (familia Chon), y mapuche. Recientemente se agregaron las lenguas vilela, considerada extinta en los 60, y chaná (charrúa), oculta durante casi 200 años.
Fuente: Encuesta de Pueblos Indígenas (ECPI), INDEC

En América
América del Norte
Lenguas vivas: 256
En extinción: 157
América Central
Lenguas vivas: 326
En extinción: 42
América del Sur
Lenguas vivas: 456
En extinción: 139
Fuente: Registro UNESCO de 2011.

Escrito por Gisela Antonuccio 
Diario La Nación (Buenos Aires) – 21 de Febrero de 2.018.