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sábado, 27 de julio de 2024
lunes, 20 de noviembre de 2017
Jaguares en peligro: un estudio revela que su estado de conservación es crítico
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Jaguar (Pantera Onca). Foto: PROCAT Colombia |
Fuente: Mongabay
Latam
Escrito : María Lourdes
Zimmermann @mongabaylatam
“Las manchas del
jaguar son más oscuras de lo que parecen”, es la metáfora que utilizó José
Fernando González-Maya, investigador colombiano costarricense, para explicarle
a Mongabay Latam la crítica situación que afronta esta especie. En
una investigación publicada a comienzos de año en la revista
internacional Oryx, González-Maya y otros científicos del Instituto de
Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México confirmaron que el
jaguar (Pantera Onca) se encuentra en peligro y podría desaparecer.
Desde hace 20
años, la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Mundial para la
Conservación de la Naturaleza (UICN), entidad internacional encargada de
catalogar el riesgo de extinción de todas las especies en el mundo, tiene
clasificado al jaguar o Pantera onca en estado de Casi Amenazada,
explica González-Maya. La alta distribución de la especie que habita todo el
continente americano desde el norte de México y parcialmente el sur de Estados
Unidos, hasta el norte de Argentina, ocupando la gran mayoría de hábitats por
debajo de los 2000 m.s.n.m., hacía suponer que reducía las probabilidades de
que la especie desapareciera a corto plazo precisamente por estar presente a lo
largo y ancho del continente.
Sin embargo, los
científicos Antonio de la Torre, José F. González-Maya, Heliot Zarza, Gerardo
Ceballos y Rodrigo Medellín, responsables de la investigación y expertos en
conservación, identificaron que esa realidad no era uniforme en todo el
espacio de distribución de esta especie, es decir, que no era igual para todo
el continente, así como tampoco el riesgo de perder la especie a nivel de sus
poblaciones locales. En resumen, el estado de conservación de la especie es
mucho más crítico de lo que se pensaba según lo consignado en las listas de la
UICN.
La grave situación
del Jaguar
A través de diversos
estudios, los investigadores analizaron todas las variables que les permitieron
concluir que: “de las 34 poblaciones que se calcula que existen en toda
América, 25 de ellas deberían ser consideradas En Peligro Crítico y ocho en
Peligro de Extinción, siendo solo la población amazónica la única que podría
ser categorizada como de Menor Preocupación”.
En total, el estudio
determinó que el jaguar ha perdido el 48 % de su distribución original en la
estimación más optimista, y un 55 % en una estimación más ajustada, lo que
implica por lo menos la pérdida de la mitad de los jaguares en el último siglo.
La evaluación del
estado de conservación de la especie calculó la distribución de las poblaciones
a lo largo del continente y determinó el número aproximado de animales que
quedan, su grado de aislamiento, amenazas y el estado actual de cada una de las
poblaciones. Las cifras indican que solo quedarían en América 64 000
jaguares, según lo determina la investigación, y que la Amazonía albergaría hoy
57 000 ejemplares, lo que representa un 89 % del total de los
jaguares.
José Fernando
González-Maya le contó a Mongabay Latam con preocupación que el 97
% de las poblaciones de jaguar (33 de las 34 identificadas) están en
peligro crítico de desaparecer, poniendo en riesgo no solo la supervivencia de
la especie a largo plazo, sino también la estabilidad y salud de los
ecosistemas de la mayor parte del continente.
El jaguar es una
especie controladora y por eso es importante asegurar la conservación de
las poblaciones de este felino, porque los cambios en la presencia y abundancia
de la especie en los ecosistemas podrían repercutir en el incremento de algunas
presas, especialmente de herbívoros y mesodepredadores (depredadores de tamaño
mediano que suelen aumentar cuando se eliminan los depredadores más grandes),
así lo indican investigadores como Kevin R. Crooks y Michael E. Soule en un artículo
publicado en Nature.
Las poblaciones de
jaguares, por ejemplo, se encargan de controlar especies como el zaino o cerdo
de monte, animal que depreda semillas y funciona como dispersor, pero que de no
ser controlado por los jaguares podría convertirse en una plaga y afectar el
equilibrio de los bosques al depredar la vegetación disponible, las semillas y
frenar la regeneración del mismo. Este caso grafica muy bien la importancia de
la presencia de controladores en la naturaleza.
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Las alertas recientes de deforestación en Colombia amenazan el hábitat de los jaguares. Foto: PROCAT Colombia. |
Jaguares en Colombia
La situación es
alarmante. Si bien las poblaciones de la Amazonía colombiana se encuentran
estables, se calcula que el número de ejemplares en el resto del país bordea
con suerte los 1500, según un estudio del Instituto de Ecología de la
Universidad Nacional Autónoma de México publicado en la revista internacional
Oryx. De este grupo, los ejemplares distribuidos entre el Nudo del
Paramillo y la Serranía de San Lucas, la Serranía de Perijá y la Sierra Nevada
de Santa Marta al norte de Colombia, se encuentran en Peligro Crítico, mientras
que los que habitan el Chocó Biogeográfico en el Pacífico colombiano están en
Peligro de Extinción, como lo explicó José Fernando González-Maya.
Y a pesar de que la
investigación destaca que las poblaciones más estables están en la región
Amazónica —compartida entre Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia, Guyanas y
Venezuela— se determinó que las alertas de deforestación en Colombia publicadas
recientemente por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios
Ambientales (IDEAM) demuestran que en la Amazonía del país la pérdida de los
bosques aumenta notablemente. Esto impacta directamente en las poblaciones de
jaguares, debido a que la construcción de varias vías ilegales y de la marginal
de la selva, como señala Edersón Cabrera Investigador del IDEAM, ponen en
riesgo la supervivencia del jaguar por la fragmentación de su hábitat.
Según el IDEAM, el
área de la Amazonía colombiana que tiene la mayor presión está localizada en el
noroccidente del país, entre los municipios de Mesetas y Uribe en el departamento
del Meta; en el área de manejo especial de la Macarena, en la que se encuentran
los parques Serranía de los Picachos, Tinigua y Macarena; además del
Distrito de Manejo Integrado de la Macarena sur y un sector del Parque
Chiribiquete. Es en estas zonas, según el instituto de investigaciones, donde
las alertas tempranas por deforestación han reportado las mayores presiones,
básicamente asociadas a obras de infraestructura como carreteras ilegales que
ascenderían a 12, así como pistas aéreas que serían utilizadas por
narcotraficantes, según lo denunció el Ministerio del Ambiente.
Edersón Cabrera
precisó que en el sector sur del Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena,
en el municipio de San José del Guaviare, hay numerosas alertas de
deforestación asociadas al desarrollo de la vía marginal de la selva. Para el
investigador “en términos de conectividad y áreas de bosques naturales, esta
situación es una amenaza actual para la movilidad de una especie como es el
jaguar, teniendo en cuenta la fragmentación que hay en la parte baja de los
Andes de Colombia conectados con los bosques de la Amazonía central del país”.
La deforestación está poniendo en peligro el desplazamiento de una especie de
mamífero como el jaguar que necesita de grandes extensiones y de buena
comunicación entre sus poblaciones para asegurar la estabilidad de la especie.
Las amenazas que
tienen en vilo a la especie
El impacto de las
actividades humanas en el bosque tiene en jaque a los jaguares. La
publicación El Jaguar en el Siglo XXI, Perspectiva Continental, editada
por La Universidad Nacional Autónoma de México en el 2016 y que reúne el
trabajo de diversos investigadores, concluye que “la pérdida de hábitat y su
transformación para construir asentamientos humanos, cultivar comida y producir
bienes económicos, causa drásticas disminuciones en las poblaciones de los
jaguares convirtiéndose en un preludio a la extinción”.
Este problema que
genera la pérdida de hábitat se evidencia en un conflicto reportado
recientemente entre jaguares y comunidades, y que suele terminar con la muerte
de los felinos, caso que se da en la mayoría de los países latinoamericanos con
presencia de la especie.
Durante el año 2014,
en las comunidades de El Congo, Lourdes, La Unión y Nueva Granada en el
corregimiento de Siberia, departamento del Magdalena, al norte de Colombia,
mataron cuatro jaguares en un período de cuatro meses por considerarlos una
amenaza. La presencia de los animales en las zonas no era casual, un incendio
devoró 2000 hectáreas de bosque en la Sierra Nevada de Santa Marta, según la
Corporación Autónoma Regional del Magdalena (CORPAMAG), lo que afectó el
hábitat de los felinos y provocó que los animales salieran a buscar alimento a
las fincas. Los perros, burros y el ganado vacuno se convirtieron en presas
fáciles pero esto terminó por costarle la vida a cuatro jaguares. Los animales
fueron sacrificados por las mismas comunidades que más tarde denunciaron el
hecho ante la autoridad ambiental del departamento.
Lo que más preocupa
a los investigadores es que la población de jaguares que habita la Sierra
Nevada de Santa Marta, justamente en el departamento de Magdalena, es la más
amenazada de las cinco poblaciones estudiadas, como explicó González-Maya.
Y aunque la
legislación colombiana protege al jaguar y prohíbe específicamente su cacería
desde 1973, las represalias contra la especie son repetitivas e incluso
publicadas en redes sociales.
Lo anterior es solo
una muestra de los múltiples factores que generan la pérdida de la especie y
que han llevado a los científicos a afirmar que en Colombia solo está protegido
el 3 % del rango de la especie.
Fuente: Lado B – 24 de Marzo de 2017
jueves, 27 de julio de 2017
"El macaco de la selfie", bajo amenaza de desaparición en Indonesia por su carne
El macaco negro vive en la jungla, en la
isla de Célebes, donde los minahasan, un pueblo autóctono, lo cazan por su
carne, que consideran exquisita. Además, la especie se reproduce menos que
antes.
El macaco negro de ojos color ámbar, famoso desde que uno de ellos se hizo
una selfie con una cámara fotográfica, podría desaparecer de Indonesia, donde
este primate es víctima de la caza y de la deforestación.
"Su hábitat se reduce. Y la gente come monos…", lamenta Yunita Siwi, de la ONG Selamatkan
Yaki, que hace campaña por la protección de este macaco crestado y con pelaje
negro, una especie protegida en vías de extinción.
Vive en la jungla, en la isla de Célebes (centro), donde los minahasan,
un pueblo autóctono, lo cazan por su carne, que consideran exquisita. Además, como su hábitat natural se
reduce, el animal se aventura cada vez más en las zonas de cultivo, con
lo que se expone a morir por disparos de campesinos furiosos.
Unos 2.000 macacos negros viven en Tangkoko en una reserva de 8.700 hectáreas
donde se encuentran relativamente protegidos. Unos privilegiados en comparación
con los otros 3.000 de los bosques de la región.
En esta reserva vive Naruto, el mono que en 2011 le quitó la cámara
a David Slater, un fotógrafo británico que realizaba un reportaje en la
jungla. Se ausentó unos minutos tras colocar el trípode y a su vuelta se
encontró con que el macaco se había sacado dos selfies con la cámara.
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Naruto con el fotografo David Slater |
Las imágenes dieron la vuelta al mundo y desencadenaron una batalla judicial en Estados Unidos, donde una asociación de defensa de los animales adujo ante un tribunal de San Francisco que el mono debía ser el propietario de los derechos de autor. La demanda acabó siendo desestimada.
"No me gusta matar al mono, pero una vez cocinado me gusta el
sabor, con muchas especias. Se parece al del jabalí o del perro", describe Nita, una mujer minahasan de
32 años, una etnia esencialmente cristiana en el país musulmán más poblado del
mundo.
Los macacos se asan a la lumbre para chamuscar el pelaje con el fin de
que la carne se conserve mejor en esta región tropical.
En un mercado de la localidad de Tomohon, la carne de estos
primates es una más entre otras de serpiente, rata, pitón, murciélago… Junto
a los puestos en los que unos jóvenes cortan carne hay perros vivos enjaulados
a los que les espera la misma suerte.
En este mercado abundan animales exóticos cuya comercialización está
prohibida.
Los controles por sorpresa en el lugar han provocado refriegas. Las autoridades se han planteado
cerrar el mercado, pero parecen haber cambiado de opinión. Algunas agencias de
viaje lo han incluido en sus recorridos de "turismo extremo".
La especie se reproduce menos que antes: en 40 años la población de macacos
negros (macaca nigra) ha caído más de un 80%, pasando de 300 primates por
kilómetro cuadrado en 1980 a 45 en 2011, según la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Los defensores de la naturaleza y las autoridades locales se esfuerzan
por convencer a los lugareños de las inmediaciones de la reserva natural de
Tangkoko de que suspendan la caza y el consumo de macaco negro.
En los mercados se ve a funcionarios explicar a los visitantes que se
trata de una especie protegida y que si contravienen las normas
se exponen a hasta cinco años de cárcel.
Las oenegés intentan, con la ayuda de las autoridades locales, convencer
a los responsables de los colegios de que introduzcan la protección de las
especies en estado salvaje en sus programas escolares.
"Los minahasan comen todo lo que tenga patas o alas. Para que la
demanda cese a largo plazo, debemos proponer que se aborde el tema en los
programas escolares", explica a la AFP Hendrieks Rundengan,
de la agencia local para la protección de la vida silvestre.
Los defensores de la naturaleza acuden a las iglesias para pedirles a
los curas que inculquen a los fieles que los seres humanos son los guardianes
de la Tierra y como tales deben proteger las especies en peligro como los
monos, afirma Siwi.
La caza de estos animales, advierte Simon Purser, del centro de
rescate de la fauna Tasikoki, es "el último clavo en
el ataúd" para estos macacos.
Fuente Infobae – 27 de Julio de 2.017 - Con información de AFP
jueves, 2 de febrero de 2017
El jaguar en gran peligro de desaparición
Un estudio determinó
que hay unos 64 mil de esos felinos en el mundo. El animal sagrado por
excelencia de los pueblos indígenas de América, se encuentra en un riesgo mayor
de lo que se pensaba.
Un estudio realizado
por investigadores del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM demuestra que el
jaguar (Panthera onca) está en mayor peligro de extinción de lo que se pensaba.
Como resultado de la indagación, hoy en día se tiene, por primera vez, el cálculo
de cuántos jaguares habitan el planeta, unos 64 mil, y se sabe que hay 34
subpoblaciones de la especie –desde el norte de México hasta Argentina–, de las
cuales 33 están en peligro o riesgo crítico de extinción.
De ese total, 57 mil,
es decir, 90 por ciento, se ubican en una sola subpoblación, la de la Amazonía,
que abarca regiones de Brasil, Perú, Ecuador y Colombia; se trata de la única
que, por su tamaño, no está considerada en peligro. Las restantes contienen a
sólo 10 por ciento de los ejemplares, es decir, cerca de siete mil jaguares. En
México, según esta estimación, hay alrededor de cuatro mil.
Los resultados del
trabajo conjunto de los laboratorios de Ecología y Conservación de Vertebrados
Terrestres y de Fauna Silvestre del IE, a cargo de Rodrigo Medellín y Gerardo
Ceballos, respectivamente, fueron publicados en el número más reciente de la
revista Oryx. The International Journal of Conservation.
Dicho artículo surgió
del libro El jaguar en el siglo XXI: la perspectiva continental, también coordinado
por los científicos y sus colegas, en el que participaron 50 autores de 12
países.
Mediante la detección
de subpoblaciones pequeñas, aisladas, con protección deficiente o densidades de
poblaciones humanas muy altas, y al precisar la vulnerabilidad de cada una de
ellas, será posible determinar las prioridades de conservación para esta
icónica especie.
Pero no sólo eso. Los
universitarios propondrán también a la Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza (UICN), que en la Lista Roja que se usa en todo el mundo como
guía para políticas y prácticas de conservación, no se evalúe a las especies
por el total de su población, sino por la situación de cada una de sus
subpoblaciones.
No deben seguirse
haciendo evaluaciones únicas, consideraron; un ejemplo claro es el jaguar, que
en ese listado aparece como “casi amenazado”. En El Salvador y Uruguay ya ha
desaparecido; en Argentina hay menos de 50 ejemplares, y esta nación junto con
Honduras, serían las próximas en borrar el nombre de Panthera onca de sus
listas de biodiversidad.
En el caso de México se ha perdido más de 40 por ciento de su distribución en el territorio, limitándose a las áreas más aisladas y de difícil acceso en las costas del Pacífico y del Golfo de México, las sierras madre Occidental y Oriental, y el sur-sureste.
Su permanencia es una
moneda en el aire, y “va a caer en los próximos 10 o 15 años; si en ese tiempo
no tenemos una política de conservación robusta, sólida y establecida, y las
poblaciones no están en absoluta seguridad, podríamos perderlos”, consideró
Medellín.
“Siendo un icono de
nuestro pueblo sería una vergüenza para los mexicanos –incluyendo a la
población que no coexiste con el majestuoso animal– que así ocurriera, porque
todos tenemos algo que hacer, como exigir el fortalecimiento de las políticas
de conservación”. Si se extingue, dijo, la responsabilidad será de todos.
En cambio, si se
articulan los esfuerzos correctamente podemos salvar no sólo a la especie, sino
además a las selvas y bosques que mantienen casi 45 por ciento de toda la
diversidad biológica del país, es decir, a miles de otras especies de plantas y
animales, añadió Ceballos.
Amenazas latentes
Ocelotl, en náhuatl;
balam, en maya, el jaguar ha sido relacionado con la valentía, el poder, la
noche, el inframundo, la fertilidad de la tierra y la muerte en diversas
culturas de México. Desde la mitología de las culturas precolombinas, el
hermoso felino “ha tenido un papel importante como una de las deidades más
notables y veneradas del mundo antiguo” (El jaguar en México, Gerardo Ceballos,
et al., 2011); tal fue su significado en la cosmovisión de los olmecas que se
les llamó el “pueblo jaguar”.
Actualmente, para su
sobrevivencia, la especie enfrenta diversas amenazas. Las principales son la
pérdida y fragmentación de su hábitat, la agricultura y la ganadería, la
cacería, la disminución de sus presas (mamíferos, aves, reptiles y peces) y la
expansión de los asentamientos humanos. “No sólo nos metemos a su casa, sino
que incluso la destruimos al talar la selva. También nos comemos su alimento,
porque nos gusta consumir venado y jabalí. Así, competimos con el jaguar por el
espacio y la comida, y además les ponemos enfrente ganado y le decimos ‘si lo
tocas, te mueres’”, recalcó Medellín.
La gente también los
caza porque quieren colgar su piel en una pared, o porque la hija quinceañera
desea un collar con sus dientes, para sentir la adrenalina de haber matado al
felino más grande del continente o simplemente porque se les cruzó en el
camino. Es patético, calificó el científico.
Por fortuna, México
cuenta en el Instituto de Ecología de la UNAM con el grupo con mayor impacto en
conservación y estudios sobre el jaguar en todo el mundo, expresó Ceballos, así
como con el compromiso de diversos sectores para la preservación de esa
especie. Bajo el liderazgo del experto se organizó hace unos años la Alianza
Nacional para la Conservación del Jaguar que agrupa a los dueños de las
tierras, gobierno federal, organizaciones no gubernamentales y el sector
académico.
Medellín precisó que
entre otras cuestiones, se ha realizado el primer censo en el mundo para esta
especie, efectuado durante tres años de planeación y estudios (2009-2011) y
abarcó 12 entidades de la República. No sólo estimó el número de jaguares en
cuatro mil, sino que también colocó a México como líder en el desarrollo de
estrategias de conservación del felino.
Segundo censo
En la actualidad,
anunció Ceballos, se realiza el segundo censo para determinar si la población
se ha mantenido, aumentado o decrecido. “Eso nos dirá si lo que hacemos está
bien o hay que fortalecer ciertas áreas”. A finales de año se conocerán los
resultados; hasta el momento parecen alentadores pues, al parecer, va en
incremento.
Igualmente, con el
trabajo de la comunidad científica se ha logrado que el gobierno de México tome
al jaguar como una especie insignia y en la COP 13, efectuada en diciembre
pasado en Cancún, se lograron acuerdos muy relevantes, como el establecimiento
de 2.5 millones de hectáreas más de reservas naturales antes de que acabe este
sexenio. Asimismo, para establecer los corredores del jaguar, áreas con pago
por servicios ambientales, ganadería no intensiva y que permitan a los felinos
caminar desde la frontera con Estados Unidos en Sonora, por toda la costa del
Pacífico hasta Chiapas, y desde Tamaulipas por el litoral del Golfo hasta la
península de Yucatán.
Porque en esta última
se encuentra la mayor población de jaguares en México, se convino fortalecer la
reserva de la biosfera de Calakmul y establecer una nueva que va de Cancún a
Sian Ka’an y que protegerá 480 mil hectáreas de selva para el jaguar y miles de
especies más. Igualmente, con el apoyo de las secretarías de Medio Ambiente y
Recursos Naturales y la de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación se estableció una estrategia de trabajo con ganaderos en la que,
por ejemplo, éstos se comprometen a no matar jaguares, y si el felino ataca a un
becerro, el gobierno federal resarce la pérdida, siempre y cuando no se haya
desmontado más selva ni cazado venados y jabalíes, puntualizó Rodrigo Medellín.
Para septiembre de
este año, anunciaron los especialistas universitarios, se espera la realización
del Primer Congreso Internacional del Jaguar, con la participación de expertos
de países donde habita esta especie, para intercambiar estrategias de
conservación y tener los mismos protocolos de estudio, entre otros aspectos.
Por Laura Romero
Fuente:
http://www.gaceta.unam.mx/20170130/el-jaguar-en-gran-peligro-de-desaparicion/
http://www.gaceta.unam.mx/20170130/el-jaguar-en-gran-peligro-de-desaparicion/
Glosario:
UNAM: Universidad Nacional Autónoma de México COP: Máximo órgano de gobierno del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Reúne a los representantes de los países parte y actores encargados de promover la aplicación del Convenio. Desde que el CDB entró en vigor, en diciembre de 1993, la COP ha celebrado 12 reuniones ordinarias y adoptado 367 decisiones.
UNAM: Universidad Nacional Autónoma de México COP: Máximo órgano de gobierno del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Reúne a los representantes de los países parte y actores encargados de promover la aplicación del Convenio. Desde que el CDB entró en vigor, en diciembre de 1993, la COP ha celebrado 12 reuniones ordinarias y adoptado 367 decisiones.
Estrategia de
conservación
Probablemente la mexicana es la más completa que hay en el mundo. Consta de varios puntos: el censo nacional del jaguar; el trabajo con los ganaderos; la integración de una sola política de conservación en el ámbito internacional, y la parte legal, de colaboración con abogados para coadyuvar a que cualquier persona que mate un ejemplar, ya sea un millonario, político, ejidatario o indígena, vaya a la cárcel.
Probablemente la mexicana es la más completa que hay en el mundo. Consta de varios puntos: el censo nacional del jaguar; el trabajo con los ganaderos; la integración de una sola política de conservación en el ámbito internacional, y la parte legal, de colaboración con abogados para coadyuvar a que cualquier persona que mate un ejemplar, ya sea un millonario, político, ejidatario o indígena, vaya a la cárcel.
Fuente>El
Orejiverde – 2 de Febrero de 2.017
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