Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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martes, 16 de marzo de 2021

Leyenda del café



Como dice Nicolás Artusi en su libro “Café. De Etiopía a Starbucks” (2014), la historia del origen del café también puede ser la del famoso dicho “estás más loca que una cabra.” Parecerá insólito, pero, detrás del nacimiento de una de las bebidas más consumidas del mundo hay una fábula que data del año 800 y se sitúa en Abisinia, lo que actualmente es Etiopía. Según, ésta era la zona de negocios entre las tribus africanas y los comerciantes árabes. La leyenda cuenta que un pastor y poeta llamado Kaldi un día de trabajo cotidiano descubrió el cafeto gracias a sus cabras.

Diariamente, la jornada transcurría con tranquilidad. Kaldi se sentaba a descansar y dejaba que las cabras retozaran libres un rato hasta que él las reunía de nuevo tocando una melodía con su flauta. Pero, un día, los animales no atendieron a su tonada. El joven se adentró entre unos arbustos y las encontró en un estado que no era su acostumbrada pasividad. Estaban embravecidas, dándose tumbos unas con otras en estado delirante. Al parecer, la razón de su aparente locura era unos pequeños frutos rojos que habían comido.

Esa noche las cabras no durmieron y, al amanecer, estaban masticando de nuevo los brotes del arbusto mágico. Su dueño, curioso, se animó a probar aquellas pepitas rojizas. Aunque se decepcionó por su amargo sabor, decidió llevar las frutillas a los monjes de un monasterio cercano.

A los religiosos tampoco pareció gustarles, lo clasificaron de intragable y botaron la fruta al fuego. Como por arte de magia, la semilla en las llamas se separó de la concha, el grano empezó a tostarse y de inmediato sintieron el aroma del primer café que, según, se conoce.

Adictivo, como se sabe hoy, los monjes lo adoptaron como una bebida habitual cuando necesitaban estimularse durante las noches de diálogos. Al poco tiempo, el café se hizo famoso en el mundo árabe como la bebida intelectual por excelencia.

Foto: Café / Shutterstock
Fuente: Culturizando

lunes, 15 de junio de 2020

La Leyenda del Café


Cuenta la leyenda ….

Por el año seiscientos vivió en Etiopía un pastor llamado Kaldi. Cierto día que cuidaba su rebaño de cabras notó que los animales desarrollaban una conducta extraña. Nerviosamente iban y venían, subían y bajaban, en un estado de agitación que se prolongó todo el camino de regreso y persistió durante una noche, que se volvió interminable.

Sólo a la mañana siguiente el rebaño pareció calmarse y fue así como siguió con mansedumbre al amodorrado pastor hasta las zonas de pastura. Hasta que unas cerezas tentadoras detuvieron su paso, y luego de mordisquearlas, las cabras retomaron su conducta nerviosa del día anterior.


Kaldi observó las plantas que aparentemente habían causado el cambio en su rebaño y probó con cautela una hojita y un fruto. Lo primero que percibió fue que no se trataba de un arbusto de cerezas, y que el sabor no era tan agradable como el que esperaba. Pero también sintió que el cansancio producido por la larga noche de insomnio se había desvanecido y era remplazado por una energía que lo impulsaba a la acción.

Kaldi tomó consigo unas ramas florecidas y encabezó la marcha hacia un monasterio que se encontraba a pocos kilómetros. A paso vivo lo seguía su rebaño. Al llegar a la casa religiosa, el pastor fue introducido a presencia del Abad, mientras sus animales quedaban al cuidado de unos desorientados monjes.

Informado del descubrimiento, el Abad llevó a Kaldi a la cocina, y prudentemente hirvió una rama con algunos frutos rojos. Pero cuando probó el gusto de ambos, le pareció tan desagradable que en un impulso arrojó el atado entero sobre el fuego. La cocina se vio invadida de un aroma delicioso que indujo al Abad a hacer una nueva prueba. Tomó el fruto tostado y preparó una infusión que, con su perfume cálido atrajo a un grupo de monjes a la cocina.



Así nació el café, de Etiopía al mundo, probado por unas cabras, descubierto por un pastor, tostado por un Abad, celebrado por unos monjes, que nunca pudieron imaginar que ese enérgico sabor se seguiría prolongando durante siglos.

Fuente: Piruja