Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.
Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.
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sábado, 27 de julio de 2024
lunes, 22 de julio de 2024
El Comienzo De La Civilización
Hace años, un estudiante le preguntó a la antropóloga Margaret Mead cuál consideraba ella que era el primer signo de civilización en una cultura. El estudiante esperaba que Mead hablara de anzuelos, ollas de barro o piedras de moler. Pero no. Mead dijo que el primer signo de civilización en una cultura antigua era un fémur que se había roto y luego sanado. Mead explicó que en el reino animal, si te rompes una pierna, mueres. No puedes huir del peligro, ir al río a tomar algo o buscar comida. Eres carne de bestias que merodean. Ningún animal sobrevive a una pierna rota el tiempo suficiente para que el hueso sane. Un fémur roto que se ha curado es evidencia de que alguien se ha tomado el tiempo para quedarse con el que se cayó, ha vendado la herida, le ha llevado a un lugar seguro y le ha ayudado a recuperarse. Mead dijo que ayudar a alguien más en las dificultades es el punto donde comienza la civilización.
viernes, 5 de julio de 2024
Las Pinturas Rupestres: La Primera Expresión Artística de la Humanidad

Las pinturas rupestres son una de las formas más antiguas de arte creadas por los seres humanos. Estas representaciones artísticas, encontradas en cuevas de todo el mundo, datan de hace decenas de miles de años y ofrecen una ventana única a las vidas y creencias de nuestros antepasados.
Las pinturas rupestres más antiguas conocidas fueron creadas por Homo sapiens y, en algunos casos, por Neandertales. Utilizando pigmentos naturales como el ocre, el carbón y la hematita, los artistas prehistóricos pintaron animales, figuras humanas y símbolos abstractos en las paredes de las cuevas. Estas obras de arte no solo tenían un valor estético, sino que también podían tener significados religiosos, rituales o de comunicación.
Las pinturas rupestres nos proporcionan una visión invaluable de la vida cotidiana, la fauna, y la cultura espiritual de las sociedades prehistóricas. Sitios famosos como las cuevas de Lascaux en Francia y Altamira en España son ejemplos destacados de este arte antiguo, atrayendo a investigadores y turistas por igual.
Con el tiempo, el arte rupestre evolucionó y se diversificó en diferentes regiones del mundo. Cada cultura desarrolló su propio estilo y técnica, lo que ha llevado a una rica variedad de expresiones artísticas que aún se están descubriendo y estudiando hoy en día.
El legado de las pinturas rupestres perdura en la admiración que sentimos por estas primeras formas de arte, destacando la creatividad y la capacidad de expresión de la humanidad desde tiempos inmemoriales.
#PinturasRupestres #ArtePrehistórico #HistoriaDelArte #Cultura
Créditos: Felipe Ascencio
martes, 24 de noviembre de 2020
El hallazgo en Sudamérica que desbanca el mito de que los hombres eran quienes cazaban a los grandes animales en la prehistoria
Durante mucho tiempo se asumió que la caza en las sociedades prehistóricas la realizaban principalmente los hombres.
Ahora, un nuevo estudio se suma a las evidencias que desafían esta idea.
Los investigadores analizaron un cuerpo femenino, enterrado hace unos 9.000 años junto a herramientas de caza, en la región de las Américas.
La mujer, descubierta en el altiplano andino, fue apodada Wilamaya Patjxa individuo 6, o "WPI6".
La encontraron con las piernas semiflexionadas y una colección de herramientas de piedra colocadas cuidadosamente junto a ella.
Entre los utensilios había puntas de proyectil que probablemente se usaban en lanzas ligeras arrojadas con un atlatl (también llamado propulsor de lanzas). Los autores argumentan que esas puntas se utilizaron para cazar animales grandes.
WPI6 tenía entre 17 y 19 años cuando murió.
El análisis de una sustancia conocida como "péptidos" en sus dientes, que son marcadores del sexo biológico, permitió conocer que era una mujer.
También había grandes huesos de mamíferos en la tierra alrededor de su tumba, lo que demuestra lo importante que era la caza en su sociedad.
Los autores del estudio, publicado en Science Advances, también revisaron otros esqueletos enterrados alrededor y que pertenecen al mismo período, mirando específicamente tumbas que contienen herramientas similares asociadas con la caza mayor.
Descubrieron que de los 27 esqueletos en los que se podía determinar el sexo, el 41% eran probablemente mujeres.
Los autores creen que la caza mayor en esa región de América era realizada por hombres y mujeres en grupos de cazadores-recolectores.
Hipótesis contrapuestas
Esta idea va en contra de la hipótesis de la década de los 60, conocida como el "modelo del hombre cazador", que poco a poco se ha ido desacreditando.
Sugiere que la caza, y especialmente la caza mayor, fue realizada principalmente, si no exclusivamente, por miembros masculinos de antiguas sociedades de cazadores-recolectores.
La hipótesis se basa en diferentes evidencias.
Probablemente, la más significativa es la que examina las sociedades de cazadores-recolectores recientes y actuales para tratar de comprender cómo pueden haberse organizado las de hace miles de años.
La visión estereotipada de los grupos de cazadores-recolectores suponen una división del trabajo por género en el que los hombres eran los que cazaban mientras que las mujeres eran más propensas a quedarse más cerca de casa con niños pequeños o pescando
En esta teoría hay algunas variaciones.
Por ejemplo, entre los recolectores de Agta en Filipinas, las mujeres son principales cazadoras en lugar de asistentes.
Algunos cazadores-recolectores de hoy en día todavía usan atlatls, como en competiciones de lanzamiento, y en ellos es normal que participen mujeres y niños.
Los arqueólogos que estudian esos eventos sugieren que los atlatls bien pueden haber sido posible que el uso de esa herramienta reduzca la importancia del tamaño y la fuerza del cuerpo del cazador.
El nuevo estudio desacredita aún más la hipótesis de los 60 y viene a sumarse a algunos hallazgos arqueológicos anteriores.
Por ejemplo, en el yacimiento de 34.000 años situado en Sunghir en Rusia, los arqueólogos descubrieron las tumbas de dos jóvenes, probablemente uno de los cuerpos pertenecía a una niña de entre nueve y 11 años.
Ambos individuos tenían anomalías físicas y fueron enterrados con 16 lanzas de marfil de mamut, un número increíble de lo que probablemente eran valiosas herramientas de caza o el factor de igualdad al facilitar la caza tanto de mujeres como de hombres.
En 2017, se descubrió que en la famosa tumba de un guerrero vikingo de Suecia, que había sido hallada a principios del siglo XX, no yacía un hombre, como se había asumido durante mucho tiempo, sino que biológicamente, pertenecía al género femenino.
Este hallazgo provocó una cantidad significativa y sorprendente de debate, y revela cómo nuestras propias ideas modernas de los roles de género también pueden afectar las interpretaciones de la historia más reciente.
¿Ventajas evolutivas?
Se ha argumentado que distinguir entre "trabajos para niños y trabajos para niñas", como dijo un ex primer ministro británico, podría tener ventajas evolutivas.
Por ejemplo, puede permitir que las madres embarazadas y lactantes se queden cerca de una base de operaciones, manteniéndose a ellas mismas y a los jóvenes protegidos de cualquier daño.
Pero cada vez tenemos más evidencias de que este modelo es demasiado simplista.
Dado que la caza es una piedra angular para la supervivencia de muchos grupos de cazadores-recolectores con gran movilidad, la participación de toda la comunidad también tiene un sentido evolutivo.
El pasado, como dicen algunos, es un país extranjero, y cuanta más evidencia tenemos, más cambiante parece haber sido el comportamiento humano.
*Annemieke Milks, es investigadora senior del University College London. Ha recibido fondos para investigación del Consejo de Investigación de Artes y Humanidades, la Fundación Leakey y la Fundación Wenner-Gren.
Esta nota apareció originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons.
Fuente: BBC News - 5 de Noviembre de 2020.
miércoles, 28 de febrero de 2018
La mujer también cazaba: una exposición rompe con el sesgo de género en la evolución humana
La muestra Evolución
en clave de género, que se puede ver en la Universidad de Zaragoza, cuestiona
la interpretación convencional de la evolución humana que relega a la mujer a
un papel secundario.
“La habilidad manual
y capacidad intelectual no están correlacionadas con una distinción sexual,
sino con una inclinación al trabajo manual, bien por necesidad, bien por deseo”.
Desde el Paleolítico
hasta la Edad de los Metales, las mujeres no solo realizaban tareas de
reproducción y manutención, a las que tradicionalmente se les ha vinculado,
sino que participaban también en los trabajos fuera del ámbito doméstico.
Lámina de la
exposición Evolución en clave de género UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA
¿Qué evidencias
científicas hay de que la mujer no se dedicara a la caza durante el
Pleistoceno? ¿O no elaborara las primeras herramientas de piedra al igual que
el hombre? La respuesta a estas preguntas se encuentra en una exposición que
acoge el Edificio Paraninfo de la Universidad de Zaragoza y que cuestiona la
interpretación convencional que se ha hecho sobre la evolución humana y que ha
relegado a la mujer a un papel secundario.
Tradicionalmente la
fabricación de las primeras herramientas de piedra en la Prehistoria se
atribuye solo a los hombres. No sólo su elaboración, también su diseño y su uso
y, en general, toda la producción tecnológica. Pero no hay una evidencia
científica de que esto fuera realmente así, solo una interpretación que da
lugar a un “claro sesgo de género”. “La habilidad manual y capacidad
intelectual no están correlacionadas con una distinción sexual, sino con una
inclinación al trabajo manual, bien por necesidad, bien por deseo”, se indica
en uno de los paneles explicativos.
La exposición Evolución
en clave de género, elaborada por la Unidad de Cultura Científica del
Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH)
http://www.cenieh.es/ de Burgos, y que podrá verse hasta el 10 de marzo
en el Museo de las Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, está
repleta de ejemplos que muestran una realidad evolutiva amplia, donde la
reproducción y la supervivencia son claves para el éxito de la especie.
Desde el Paleolítico
hasta la Edad de los Metales, las mujeres no solo realizaban tareas de
reproducción y manutención a las que tradicionalmente se les ha vinculado, sino
que participaban también en los trabajos fuera del ámbito doméstico. El
objetivo era el mismo: la supervivencia. Estudios antropológicos muestran que
en la Prehistoria, la caza de aves y pequeños mamíferos, como los roedores o
conejos, era una tarea asumida por ambos sexos. “A la hora de asegurar la
subsistencia, todo el grupo colaboraba”.
Cazadores y
recolectores
Pero, además, la
exposición hace hincapié en que los humanos en el Paleolítico no solo eran
cazadores, también eran recolectores. De hecho, indican que el consumo de
frutos y tubérculos permitió ampliar la dieta. Estas actividades potenciaron el
desarrollo del género homo, ya que requería una variedad de conocimientos de
geografía, flora y fauna, además de una alta capacidad de organización y
transmisión cultural. ¿En qué nos basamos para atribuirlas a un sexo o a otro,
y no a la labor coordinada de todos los elementos de la tribu?, es otra de las preguntas
que plantea la exposición.
A lo largo de este
recorrido, el espectador puede ver láminas dibujadas por el ilustrador
científico Eduardo Sáiz Alonso, que hacen visible la contribución de la mujer a
la supervivencia de la especie. Láminas que ilustran un parto asistido, una de
las técnicas que posiblemente se desarrolló para garantizar la supervivencia
del grupo, otras que muestran hábitos de crianza colectiva y lactancia
compartida y algunas de mujeres embarazadas que al mismo tiempo participan en otros
trabajos.
Así lo indica
también el director del Museo de las Ciencias de la Naturaleza, José Ignacio
Canudo, quien señala que en otras reconstrucciones prehistóricas no se ven
imágenes como las que se muestran en esta exposición. “Son dibujos que te hacen
reflexionar y que muestran la evolución humana, entendiendo a la especie en su
conjunto, no únicamente desde la perspectiva del hombre”, resalta.
Si el papel de la
mujer ha sido clave para la supervivencia, ¿por qué hasta ahora se ha mostrado
una visión sesgada?
Canudo responde a
esta pregunta en consonancia con lo que se indica en la exposición. Por un
lado, está la tendencia cientificista a considerar como cierto solo aquello que
es susceptible de un estudio empírico, como los fósiles. Pero las actividades
humanas, que tienen también una enorme relevancia para el estudio de la
especie, no fosilizan, indica Canudo y, por eso, han estado al albur de la
interpretación.
Pero, además, Canudo
introduce otro matiz, no menos importante. Advierte de que la profesión
arqueológica ha sido ejercida e interpretada mayoritariamente por hombres que
han obviado aspectos esenciales para la evolución. Estos y otros factores han
contribuido "a tejer la historia de la evolución con un hilo conductor
sesgado”, recoge la muestra.
Mujeres en la
ciencia
Esta exposición se
encuentra en la sala Odón de Buey del Museo de Ciencias de la Naturaleza, por
el que pasan cerca de 4.500 personas al mes. Con motivo de los actos celebrados
durante todo el mes por el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia,
el museo ha querido también hacer visible la contribución de la mujer al mismo.
Para ello, han
colocado junto a las piezas del museo halladas, una fotografía con el nombre y
apellido de la paleontóloga que lo ha descubierto y estudiado, como el de Jara Parrilla.
Esta joven licenciada en Geológicas hizo una tesis sobre el cráneo del
cocodrilo del jurásico -conocido como El Cocodrilo de Ricla-, que se salvó en
el último momento de las obras del AVE en 1994. “Detrás de los fósiles hay
mujeres que los han encontrado y analizado, dándole el valor que ahora tienen”,
concluye Canudo.
Fuente:
El Diario (España) –
23 de Febrero de 2.018
http://www.eldiario.es/aragon/cazaba-exposicion-genero-evolucion-humana_0_743326114.html
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