Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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domingo, 30 de junio de 2024

Yámanas



Estas son diez cosas que debes saber del pueblo Yámana
1. Este es el pueblo que ha llegado más al sur del planeta
¿Cómo fue posible que un pueblo haya llegado tan al sur del mundo? No está muy claro cómo llegaron tan lejos, pero sí sabemos la ubicación de la población Yámana: se extendió por los archipiélagos del sur del continente, ocupando el margen norte del canal Beagle hasta el Cabo de Hornos.
Esta región poseía más recursos y un clima más estable que el lado del archipiélago que mira al Pacífico.

2. Yámana significa “hombre”
Mientras que “kipa” que significa “mujer”. Por otra parte, Yagán es el otro término con el cual se conoce a este pueblo y significa “nosotros”.

3. Su lengua no era “primitiva”
Aunque los europeos se apresuraron a catalogarlos de “pueblo bárbaro”, su idioma muestra que tenían un léxico muy especializado y complejo, basado en la fauna y flora austral. Thomas Bridges, un misionero inglés que creó un diccionario yámana-inglés, llegó a recopilar hasta 32 mil palabras de este dialecto, llegando a afirmar que “tenía una riqueza expresiva superior al inglés y al español”. Por ejemplo, hay cinco diferentes palabras para referirse a la nieve y otras tantas para la playa.

4. Las mujeres eran todas unas heroínas
Las mujeres de esta etnia eran experimentadas buceadoras, toda una proeza en vista de las bajas temperaturas del lugar, además, remaban las canoas y mantenían el fuego encendido. Estas enormes fogatas llamaron la atención de los primeros exploradores europeos, por lo que decidieron llamar a esta región la “Tierra de Fuego”.

5. El objeto más importante y preciado no era algún metal precioso

La vida de los Yámanas transcurría sobre una canoa o “anan”, por lo que no es de extrañar que se tratase de su propiedad más valiosa. De hecho poseerla, o no, significaba la vida o la muerte. La confección de estas canoas era una verdadera obra de arte, se valían de la corteza del guindo, un árbol local, y las embarcaciones podían durar de seis meses hasta el año.

6. Eran físicamente fuertes
Una de las cosas que caracterizaba a los Yámanas era su enorme fortaleza física. Sus brazos eran muy estilizados, no así sus piernas, y alcanzaban una estatura promedio de 1.60 metros.

7- Eran excelentes cesteros
La etnia Yámana destacaba por su habilidad en la cestería, para ello utilizaban juncos que entrelazaban hasta darle la forma deseada.

8- Tenían una asombrosa tolerancia al frío
No usaban mucha ropa, de hecho para los europeos eran exhibicionistas y poco pudorosos. Sus prendas eran elaboradas con la piel del lobo marino. Los Yámanas tenían una gran tolerancia al frío gracias a su predisposición genética.

9- Watawineiwa era la mayor deidad en su culto tribal
Watawineiwa era la deidad principal de los Yámanas, a él se le atribuye el poder de la creación de todas las cosas. Los Yámanas lo invocaban en algunos ritos de iniciación.

10. La familia era el centro de todo
La familia era la unidad social más importante para este pueblo de la zona austral Chile. Los padres tenían el deber de educar a sus hijos con los principios adecuados a su cultura y enseñar las tradiciones.

(De la página de SKORPIOS, Glaciales en Patagonia)
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sábado, 8 de abril de 2017

El genocidio de los yamanas

El reverendo inglés Thomas Bridges se obsesionó durante décadas por tratar de "civilizar y convertir" a los yámanas de Tierra del Fuego. En sus escritos menciona sus progresos con los indígenas de la misión de Ushuaia, al borde del canal Beagle; los yámanas habían empezado a trabajar, usaban ropas europeas y comían con cuchillo y tenedor. Se esforzaban por entonar melodiosos cánticos y, aunque no entendían nada, asistían a los oficios religiosos con mirada extraviada. Sin embargo estos avances se vieron empañados por el hecho de que los hombres y mujeres, y especialmente las niñas y niños de la misión, se morían muy rápidamente a causa de las enfermedades. Martin Gusinde, que pasó largas temporadas conviviendo con los supervivientes yaganes en la década de 1920, criticó sin tapujos a Thomas Bridges: "nunca recibió una educación sólida, ni siquiera había cursado por completo la escuela primaria. No era querido por los indígenas como persona. Muchos lo eludían por su carácter autoritario; todos le temían. Sobre sus costumbres ancestrales, Bridges solo tenía palabras ofensivas y despreciativas". Gusinde responsabilizó a los misioneros anglicanos de contribuir al exterminio del pueblo yagán mediante la imposición de ropas europeas, la sedentarización y el hacinamiento en viviendas cerradas, el cambio en los hábitos de alimentación, el trabajo forzoso en beneficio de los propios religiosos y la propagación de devastadoras epidemias que llenaron de cadáveres las fosas comunes del cementerio. 
En la imagen de 1882, Choumaoïnaolighir Kipa, una de las muchachas yámana víctimas de la colonización.
Fuente Menendez Rey de la Patagonia

domingo, 29 de enero de 2017

La última y única hablante viva yagana: Aún existe discriminación a los pueblos originarios en Chile


Cristina Calderón es la última persona que sabe cómo hablaban los integrantes de una de las etnias más australes del mundo. En este artículo, nos conversa sobre la discriminación contra los pueblos originarios, sobre la violencia contra la mujer y cómo resiste para que no se pierda su cultura.

“Ei Guafa Cristina Calderón”, así se presenta la mujer de 88 años, quien es la última mujer yagana que habla su idioma. Ha escrito tres libros sobre la cultura yagana pero le urge que su lengua no se pierda. A pesar de que tuvo 10 hijos y tiene 19 nietos, ninguno habla yagán, producto de la discriminación que vivió cuando era joven; no era bien mirado por los otros niños que sus hijos hablaran un idioma diferente.

Poco a poco se ha perdido la cultura y ella es la única hablante viva de la lengua yagán y quiere que su lengua no se pierda. La mujer no tiene nombre yagán producto de la evangelización. Su familia le puso Cristina debido a la influencia de los sacerdotes anglicanos que llegaron a la zona.

Cristina vive en Villa Ukika, a dos kilómetros de Puerto Williams. La artesana de caminar pausado y de pocas palabras ostenta varios premios y títulos por ser la última mujer de uno de los pueblos más australes del mundo. Es Hija Ilustre de la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, ganadora de la iniciativa social Nuevos Héroes y fue nombrada por la Unesco en 2003 como Tesoro Humano Vivo. También fue nominada entre las 50 mujeres protagonistas del Bicentenario de la República de Chile.
Ya no puede hablar con nadie

Ei Guafa Cristina Calderón

̶
 ¿Qué se siente ser la última mujer yagana que conoce la cultura de forma completa?
̶ Me siento orgullosa, aunque a veces me da pena porque me acuerdo de mis ancestros y me doy cuenta que soy la última y no tengo con quien conversar porque nadie de mis hijos pudo aprender.

̶ ¿Cuál es su palabra favorita en yagán?
̶ Tengo muchas pero mis favoritas son luna que se dice januja y sol se dice lamp.

̶ ¿Qué es lo que caracteriza a la cultura yagana?
̶ Somos una raza pasiva y muy respetuosa. No nos gustan los conflictos ni las peleas. Recuerdo que los niños, los jóvenes, respetaban mucho a los ancianos, no como ahora.

̶ ¿Qué es lo que deberíamos aprender como chilenos de su cultura?
̶ Yo diría que la mayor enseñanza que nos dejó nuestro pueblo es a ser una persona muy pasiva, respetuosa… si con la pena de haber perdido tan pronto la cultura, tan luego, que hoy no existan. Porque se fueron extinguiendo, les quitaron sus costumbres, su manera de vivir, se fueron enfermando y bueh…

̶ En relación a las costumbres yaganas ¿cuál es su mejor recuerdo de infancia?
̶ Anduve varias veces en bote con mi prima, comiendo cosas que se comían antes y que ahora no se comen, porque está prohibido comer, huevos de pájaros de la zona, éramos recolectores y cazadores, antes nos alimentábamos de esas cosas. Cuando chica me daban huevos cocidos, fritos, pero huevos de gaviota, eran parecidos a los de gallina pero con un gusto a pescado. También lobos de mar.

̶ ¿Y los hombres a qué se dedicaba?
̶ También recuerdo que los hombres jugaban a tirar piedras no más, tirar hondas, cazaban pajaritos chicos, nada más,  a eso ellos jugaban. Para nosotras el juego era la ronda, claro que también jugábamos al Kálaka. Ese juego es igual que el ping-pong.
La vida de la última yagana
Cristina no tuvo una vida fácil. Quedó huérfana cuando tenía cuatro años y fue criada por su abuelo, quien le enseñó algunas cosas sobre la cultura yagana. Iban de caza y escuchaba las historias de sus ancestros y como resistieron la violencia con que los colonos los trataban. Aprendió el oficio de artesana desde pequeña mirando a sus tías hacer cestas con juncos.

̶ ¿Recuerda alguna historia?
̶ Sí, me acuerdo que mi abuelo y tías contaban historias que les habían pasado a mis abuelas. Una vez un hombre se las llevó hasta su casa porque querían sanarlas, y ellas estaban medias enfermas pero la verdad es que las tenían ahí y nos las dejaban salir. Después ellas cuando se querían ir, llegó un amigo de la familia que las escondió en una de las canoas que tenían y cuando preguntaron, el amigo dijo que no sabía  y ellas estaban escondidas en la parte de adentro de la canoa.

̶ ¿Qué es lo que le gustaría que se recordara de los yaganes en los libros?
̶ Nuestra forma de vida y cultura. Quisiera traspasar mis historias a los jóvenes para que aprendan mi raza, mi lengua, hacer talleres de artesanía, enseñar todo lo yagan, como en esas reuniones donde van los viejitos a contar historias, aprender cosas. Me gustaría que todos los chilenos aprendieran a hablar mi idioma porque sería bonito, pero no se interesan.

̶ ¿Cuál era el rol de la mujer?
̶ La cestería con juncos, la recolección de moluscos (no caza) y ser parteras en los nacimientos. Las mujeres remábamos mientras los hombres cazaban.

̶ ¿Qué hace para evitar la pérdida de la lengua yagana?
̶ Mi nieta está escribiendo un diccionario con la lengua yagana, y además ha escrito otros dos libros con la cultura. Está también el jardín de mi zona que ha sido muy importante, porque gracias a su trabajo permanente se está sabiendo más de la historia, porque de repente muestran algo por ser folklórico y luego lo olvidan, pero ellas trabajan permanentemente con Julia que es de la comunidad.
Pero lo que nosotros estamos pidiendo es que eso se pueda integrar en la malla curricular y que sea todos los años en el colegio, no sólo en el jardín, porque después pasan al colegio y se les olvida.

Ei Guafa Cristina Calderón

-¿Su nieta habla yagán?
-Ella estuvo viviendo conmigo tres años y ahí aprendió algunas palabras, aunque hablamos en español casi todo, pero aprendió mucho y ella es la que más maneja la lengua. Ella se siente orgullosa de ser yagana y de hecho tiene un pedazo demarcado allá en el sur para que se haga su casita a mi lado.

-Y ¿sus otros nietos se sienten orgullosos de ser yagán?
Sí, todos. Tengo una nieta de nueve años que quiere aprender yagán y yo me esfuerzo por enseñarle porque uno debe aprender desde pequeño. Ella dice que quiere ser como yo para viajar y difundir la cultura. Yo me siento muy feliz porque a pesar de todo, ellos han sabido preservar el orgullo y parte de la cultura, que es lo que no quiero que se pierda.

Discriminación y violencia
Aunque vive cerca de sus hijos y ha formado una comunidad ahora que es mayor, Cristina explica que la discriminación a lo largo de los años hizo que ella perdiera algunas de sus costumbres y que sus hijos para integrarse a la sociedad occidental no las adquirieran.

̶ ¿Por qué sus hijos no aprendieron la lengua?
̶ Mi hija no aprendió a hablar yagán, no sabe mucho porque su papá no era yagán. Es complejo porque siempre me casé con blancos y uno debe enseñarle esas cosas de guagüitas. Yo aprendí porque mi papá y mi mamá eran yaganes. Mi papá se llamaba Juan Calderón y mi mamá se llamaba Carmen Harbant.

̶ ¿Sintió discriminación en algún momento por saber hablar otro idioma?
̶ Sí, está malo el tema de la discriminación. Me dieron una casita en Puerto Williams, es muy bonita, pero me gustaría estar en Mejillones, en un lugar un poco más cálido. Algunos de mis familiares están allá, migraron. Yo trabajo haciendo canastos, también sé hacer canoas pero las manos ya no me dan, también tejidos de lana, telar y para vender sería bueno poder estar allá en verano.

̶ ¿Pero alguna vez lo sintió?
̶ Creo que está mal lo de la discriminación, igual a nosotros nos prohibieron muchas cosas como cazar aves, ya no podemos hacerlo y se pierden también costumbres ahí.

-¿Sus hijos sintieron discriminación alguna vez?
-Cuando mi hija Lidia fue al colegio, fue un período que pasó por mucho tiempo por una discriminación terrible que le hicieron en el colegio, que ella no la entendía cuando era pequeña. Lo vivió bien feo. Sobre todo porque pensaba que era tan malo ser indígena, por ejemplo el profesor decía “Va a salir la Lidia” y llegaban periodistas, les sacaban fotos y decían “Esa es la india de acá”.

-Y ¿cómo reaccionaba su hija?
-Ella me decía que se sentía súper mal, porque los otros niños se burlaban y ella decía “que rabia ser indígena, porqué nos tratan así” y era como que lo más malo eras tú.

-¿Y cuáles eran los valores que le enseñaba a sus hijos?
-Mis hijos son unos caballeros, creo que mis hijas se sienten orgullosas de eso. Y es porque uno se esfuerza en que sean buenas personas, que es lo más importante, que uno debe ser respetuoso de los otros, así como quieren que sean con uno.

-¿Y cómo siente que tratan ahora a los pueblos originarios?
-Es triste porque hoy día se habla mucho de la no discriminación de los pueblos originarios y aún existe, nosotros lo vemos día a día.  Como te digo, a nosotros nos caracteriza ser un pueblo más pasivo, estamos al extremo sur de Chile, en Puerto Williams, en el Cabo de Hornos, y ahí seremos 300 personas que descendemos de esa raza que estamos en comunidad y de pronto hablamos con la autoridad de forma respetuosa por el conducto regular  y hacemos queja por no tener terreno para nosotros.

-¿Cómo toman sus hijos ahora el ser yaganes?
-Ahora las cosas son mejores, porque uno no puede hablar sólo de discriminación. También hay personas que entienden y nos dan el espacio para hablar sobre lo que creemos y somos. Algunos de mis nietos tienen nombres yaganes y veo como mis hijos les enseñaron el respeto por la cultura y eso me hace sentir orgullosa.

-Y en cuanto a la petición  de territorios ¿cómo van en ese tema?
-Hay una extensión grande de terreno que se nos dio en el año 91, con Patricio Aylwin que en paz descanse, pero de ahí ha sido difícil adquirir otros terrenos para vivienda o para pequeños emprendimientos que la gente quiera hacerlo de forma particular, porque se nos ponen muchas trabas.

-¿A qué se debe eso?
-Voy a ser súper sincera: las trabas que yo veo es que obviamente tenemos menos ingresos, entonces viene gente con mucho dinero y para ellos se les hace muy fácil, porque se le da un plus a la isla por ser turística, se vende mucho , entonces a nosotros nos cuesta mucho tener espacios para nuestra gente. Si yo quiero tener el derecho de estar en mi tierra, no es sólo para generar recursos, es porque yo quiero estar ahí, quiero respirar mi aire, quiero estar frente al canal Beagle, siento que es un derecho de nosotros.

-Y el terreno que tienen ahora ¿han formado comunidad?
-El terreno que nos dieron de regreso de la democracia es de la comunidad yagana, pero nos ha costado trabajar en comunidad, porque nosotros somos más de clanes familiares, nuestra raza siempre fue así, hacemos actividades
juntos pero como clan familiar, no como comunidad. No nos peleamos, pero tenemos diferencias “yo no quiero hacer esto, me gustaría hacer aquello”, queremos algo realmente propio.

-¿Quién le enseñó a hablar yagán?
̶ Yo me quedé huérfana cuando era chiquitita, a mi papá no lo conocí y a mi mamá la conocí un poquito, murió cuando tenía 4 años. Después estuve con mi abuelo, Alapainsh, pero murió al poco tiempo, así que terminé creciendo con una tía y una prima.

̶ ¿Cuándo fue la última vez que tuvo una conversación en yagán?
̶ Con mis hermanas Úrsula y Emelinda. No termino nunca. No hablo con nadie… pero solita cualquier cosa hablo. Hace 20 años que no converso con otra persona, hablábamos de todo, las echo mucho de menos.

-Ha recibido muchos premios y condecoraciones por ser la última yagana ¿cómo se siente con eso?
La verdad es que me tratan bien, me regalonean harto y eso me gusta. Lo que no me gusta mucho es salir de viaje porque me gusta mucho estar en mi casa, en mi tierra con mi gente.

̶ ¿Cuál es su opinión sobre la violencia contra la mujer?
̶ Me parece terrible, no queremos que nos violenten más. Quiero que se termine la violencia contra la mujer, esto no puede seguir pasando.

Escrito: Hanaan Hernández M.

Fuente: El Ciudadano – 27 de Enero de 2.017
http://www.elciudadano.cl/2017/01/27/354647/765-2/

lunes, 4 de abril de 2016

La palabra más expresiva de la historia "Mamihlapinatapay" es Yámana...


Mamihlapinatapai es una palabra del idioma de los indígenas Yámanas de Tierra del Fuego, listada en el Libro Guinness de los Récords como la "palabra más concisa del mundo", y es considerada como uno de los términos más difíciles para traducir. Describe "una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean pero que ninguno se anima a iniciar".



La palabra consta de un prefijo ma(m)- de corte reflexivo pasivo (marcado por la segunda m antes de una partícula iniciada por vocal); la raíz ihlapi, que significa "estar confundido sobre lo que hacer después"; seguida por el sufijo condicionante -n y por el sufijo -at(a), que implica "logro"; y coronada por -apai, que al ser compuesto con ma(m)adquiere un significado de reciprocidad.

Aparte de su maravilloso significado, esta palabra nos revela una cultura casi desaparecida con una riqueza lingüística que nos hace pensar en los tesoros culturales que ha perdido la humanidad al dejar que desaparezcan culturas ancestrales, quizás por no darles el valor que tienen y considerarlos salvajes.


Desde un punto de vista informático y de la información se podría decir que es la palabra que más significado contiene en menos caracteres.

Fuentes: Wikipedia la Enciclopedia Libre
                Jaillalla Tinkunanchiskama


sábado, 31 de octubre de 2015

París 1.881


En la Exposición Universal de París de 1881 fueron expuestos al público visitante, junto a feroces y exóticos animales, once desdichados kawésqar de la Patagonia, que habían sido llevados hasta allí forzosamente y mediante engaños. 

Para la mayoría de los científicos europeos, estas exhibiciones eran la única oportunidad que tenían de observar personalmente a representantes de las denominadas “razas inferiores”, que constituían el objeto material de sus estudios. 

Los infortunados hombres, mujeres y niños fueron fotografiados, medidos y examinados, yendo de ciudad en ciudad en una gira infernal que pasó por París, Berlín o Zürich.

La mayoría de ellos murieron en el terrible viaje y sus restos humanos (cráneo, esqueleto, vísceras, cerebro) pasaron a engrosar los departamentos de anatomía de prestigiosas instituciones. 

Los cuatro supervivientes fueron desembarcados en la misión anglicana de Ushuaia a petición del pastor Thomas Bridges, que esperaba aprender su lengua para atraer a otros. 

Al encontrarse muy lejos de su país, en el centro del territorio de los yámanas, no tardaron en morir de tristeza y a causa de las enfermedades.

La fotografía es de Pierre Petit y pertenece a las colecciones del Musée de l'Homme.

Compartido por Daniel Rodriguez

sábado, 5 de septiembre de 2015

Cristina Calderón (Yámana) – Homenaje a la Mujer Originaria


Hoy 5 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Mujer Originaria y, para conmemorarlo, elegimos a la gran Cristina Calderón, una de las mujeres yámanas que más han influido en la memoria de su pueblo, transmitiendo su ancestral conocimiento, su lengua y sus costumbres. 

Tradicionalmente, los yámanas habitaban los canales e islas del archipiélago fueguino, en un extenso territorio que iba desde el canal Beagle hasta el cabo de Hornos. 

La mujer tenía un papel protagonista en la cultura yámana puesto que, además de ocuparse de la crianza de sus hijos, era la encargada de la pesca de mariscos, esenciales para la dieta de este pueblo de cazadores-recolectores, y de conservar el fuego que llevaban permanentemente encendido en el fondo de su embarcación.


 Si los yámanas sufrieron terriblemente con la llegada de los colonizadores, especialmente debido al cambio de hábitos que les impusieron los misioneros extranjeros, las mujeres de ese pueblo fueron las principales víctimas, sufriendo violaciones de los loberos o siendo obligadas a trabajar por los religiosos. 

La bella fotografía fue tomada por Grégoire Korganow en 2003, y refleja la sabiduría atesorada en ese rostro de mujer curtido por el viento incesante de la Patagonia.