Arroyo Acaraguá, otro de los escenarios de la Batalla de Mbororé |
Investigación Esteban Snihur
Quizá no haya en
Misiones un lugar más mítico en el río Uruguay que el de la Batalla de Mbororé,
conocido precisamente como "La Vuelta de Mbororé". Quizás no haya
otro hecho histórico territorio misionero sobre el cual más mitos y leyendas se
hayan generado.
La "Vuelta de
Mbororé" es el sitio donde en el mes de Marzo del año 1641 se produjo en
pleno río Uruguay el choque entre la fuerza naval bandeirante, compuesta por
2.700 hombres, y la fuerza naval misionera, que sumada a la fuerza terrestre
llegaba casi a los 4.000 guaraníes. El río allí tiene un mínimo de 400 metros
de ancho y allí esperaron los guaraníes a que los bandeirantes doblaran la
vuelta del río para hacerles frente.
Por otra parte no fue casualidad que los misioneros eligieran ese sitio para esperar a los bandeirantes y presentarles batalla. Es el único en toda una zona costera de más de 3 kilómetros de extensión al norte de San Javier con un terreno con barrancas mínimas hacia el río y con una superficie lo suficientemente llana y apropiada para contener una tropa de cerca de 4.000 guaraní - misioneros por más de un año en espera, con todas las dificultades logísticas que ello implicaba. El sitio de acantonamiento de las huestes guaraníes se denominó "el Real de Mbororé" y se ubicó estratégicamente en una zona de chacras de cultivo y de cría de ganado costera al río Uruguay, asegurándose con ello los suministros para la población acantonada en el lugar.
En este sector la
batalla fue estrictamente naval. En la zona dos arroyos de importante caudal
desembocan en la ribera derecha del Uruguay y todo indica que las barras de los
mismos sirvieron para el resguardo de las canoas y barcazas guaraníes que
aguardaron allí para zarpar sorpresivamente y caer en medio del río sobre los
bandeirantes.
Luego del episodio
naval, los bandeirantes fueron obligados a desembarcar sobre la costa derecha
del río, momento a partir del cual se comenzaron a generar los episodios
terrestres de la batalla.
Aunque se presenta
comúnmente al evento naval como lo más relevante de la Batalla, fue sin embargo
solo un episodio que tuvo como único fin obligar a los bandeirantes a
desembarcar e internarse en la orilla derecha del río, donde la victoria
misionera estaba asegurada. Para los bandeirantes era un terreno desconocido,
pero para los misioneros no y este factor fue aprovechado al máximo por los
guaraníes.
Desde un año antes,
previendo la invasión, se había armado todo un sistema de defensas y trampas
para emboscar a los bandeirantes en su huída por la selva costera al río. Este
sistema defensivo se extendió desde la "Vuelta de Mbororé" hasta la
"palizada del Acaraguá" (actualmente Barra Bonita), lugar este último
donde desde mediado de 1640, en los meses previos a la batalla, los
bandeirantes habían establecido su campamento base.
Durante varios
meses, pudiendo ser atacados en la "palizada del Acaraguá", no se
decidió por esa opción. Inclusive la cercana reducción de Nuestra Señora de la
Asunción del Acaraguá, que se hallaba allí muy cerca, en la otra orilla del
arroyo Acaraguá, fue trasladada de ese sitio, alejándola del peligro, más al
sur, a la zona de Mbororé, sobre la margen derecha del arroyo Once Vueltas. El
objetivo fue, como lo cuenta el P. Ruyer, un testigo presencial de los hechos,
vaciar el territorio y obligar a los bandeirantes a bajar por el río con sus
embarcaciones, para así enfrentarlos en un terreno en que la victoria estaría
asegurada. Y ese lugar era la "Vuelta de Mbororé".
Lo ocurrido el 11 de
marzo de 1641 fue tan solo el inicio de una batalla que se extendería por más
de una semana y terminaría convirtiéndose en una encarnizada persecución
desatada contra los portugueses hasta los mismos Saltos del Moconá. Los
intentos de los bandeirantes por imponerse terminaron en una desesperada fuga
por la selva, donde se dieron escaramuzas y fundamentalmente dos grandes
batallas: la primera cuando los bandeirantes buscaron el cruce del arroyo Once
Vueltas, donde fueron sorprendidos por centenares de guaraníes que los estaban
esperando con un sistema de fortificaciones de zanjas o trincheras. Y
finalmente, el golpe final, cuando los sobrevivientes del cruce del arroyo Once
Vueltas buscaron cruzar el arroyo Acaraguá, en un intento de llegar a la
"palizada del Acaraguá". Allí fueron sorprendidos por otra guarnición
guaraní que estaban a la espera y fue este el golpe final a los bandeirantes. A
partir de allí fue la fuga descontrolada. Un grupo tomó el camino hacia los
saltos del Moconá, mientras otro grupo siguió más al norte buscando el cauce
del río Iguazú, con una sola meta, llegar vivos a San Pablo, de donde habían
partido un año antes sedientos de guaraníes para esclavizar.
La Batalla de
Mbororé cerraba un ciclo histórico y abría otro, el ciclo de la consolidación
territorial de las misiones jesuítico-guaraní.
Investigación
Esteban Snihur
Profesor y
Licenciado en Historia, egresado de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional de Misiones. Oriundo de la ciudad de
Apóstoles, es autor del libro De Ucrania a Misiones, una Experiencia de
Transformación y Crecimiento. Ex docente de la Cátedra Historia Regional I en
el Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM. Es Miembro de la Junta
de Estudios Históricos de Misiones. Investigador del pasado regional y docente
en la Escuela Superior de Comercio Nro. 3 y en el Instituto Cristo Rey de
Apóstoles.
Desembocadura del arroyo Once Vueltas o Mbororé en el río Uruguay. Escenario de uno de los episodios épicos de la Batalla de Mbororé. |
Muchas gracias! Soy de La Cruz, Corrientes. Y sabìa que el nombre Mbororè estaba unido a su historia. Gracias por enseñarme un poquito màs!
ResponderEliminarMuchas gracias! Soy de La Cruz, Corrientes. Y sabìa que el nombre Mbororè estaba unido a su historia. Gracias por enseñarme un poquito màs!
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