Escrito
por Xiu
Malinali,
Malintzin, Malinche o doña Marina son los nombres de una figura de nuestra
historia ligada estrechamente a la invasión de México por los españoles, y muy
especialmente a la persona de Hernán Cortés. Malintzin sirvió como intérprete
al capitán español en la invasión y guerra, que duró de 1519 a 1521, pues
hablaba náhuatl, su lengua natal, y también maya, por haber vivido entre los
habitantes de ese pueblo durante muchos años.
Se
dice que nació cerca de Coatzacoalcos, en Painala, y que fue hija de los
caciques del lugar. Su padre murió cuando era pequeña y su madre volvió a
casarse con otro cacique, con el que tuvo un hijo. Ambos decidieron hacerlo su
heredero y deshacerse de Malinalli, así que la vendieron como esclava a unos
comerciantes de Xicalango.
En
ese tiempo una esclava estaba reducida a la condición de “objeto” que se podía
vender o regalar. Tal fue la suerte de Malintzin: Primero fue vendida al
cacique maya TabsCoob, y luego éste la obsequió a los españoles junto con otras
19 esclavas, cuando la expedición tocó Champotón. Tenía entonces 17 o 18 años
de edad. Los españoles decidieron bautizar a las esclavas. Como el nombre más
parecido a Malintzin era Marina, así la llamaron, y Cortés se la dio al capitán
Alonso Hernández Portocarrero, pues Marina no revelaba todavía que conocía dos
lenguas nativas.
Cuando
la expedición fondeó en Chalchihuecan (hoy Veracruz), el destino de Malinali
cambió por completo. Como los embajadores de Moctecuhzoma no se daban a
entender con Jerónimo de Aguilar, intérprete de Cortés que sólo conocía el
maya, Malinali intercambió algunas frases con ellos y entonces los
conquistadores descubrieron que conocía el idioma náhuatl.
Asimismo,
Malinali se presentó como “Malintzin”, le agregó por sí misma el “tzin” a su
nombre, en señal de verse a sí misma como representante de la nobleza. A partir
de ese momento Cortés la hizo su intérprete o “lengua”, y la bautizó como “Doña
Marina”. Mandó a Portocarrero a España y quedó como único señor de la esclava.
Malintzin aprendió rápidamente el castellano y se convirtió en la compañera
inseparable del conquistador.
Bernal
Díaz del Castillo, el gran cronista de la conquista de México, la describe como
de “ingenio entrometido” y “alma varonil”, pues “jamás vimos flaqueza en ella,
sino muy mayor esfuerzo que de mujer”. Su cercanía con Cortés hizo que los
mexicas llamaran al invasor “capitán Malinche” o “dueño de Malintzin”. Su
adhesión a los expedicionarios fue tanta que la consideraban “una de los
suyos”. Como escribe Bernal al narrar el desastre de la Noche Triste: “Olvidado
me he de escribir el contento que recibimos de ver viva a nuestra Marina”.
Desaparecido
el imperio mexica, Marina siguió al lado de Cortés, al que le dio un hijo
llamado Martín Cortés. En 1524 acompañó al conquistador en su viaje rumbo a las
Hibueras (Honduras). Al pasar cerca de Orizaba, Cortés decidió casarla con un
soldado de origen noble llamado Juan Jaramillo. Cuenta Bernal Díaz que en
Coatzacoalcos la madre y el hermano de Malintzin llegaron a su presencia muy
temerosos de su venganza, pero la joven los hizo bautizar con los nombres de
Marta y Lázaro, les perdonó todos los agravios y los llenó de joyas y regalos.
Malintzin
regresó a la ciudad de México en 1526 con su esposo y su pequeño hijo Martín.
Era rica, pues Cortés le había dado una buena dote de pueblos cuando la casó.
Con Jaramillo tuvo una hija llamada María Jaramillo. Sin embargo, no todo fue
felicidad para ella: en 1528, cuando Cortés tuvo que volver a España, se llevó
consigo a su pequeño hijo Martín y Marina nunca lo volvió a ver.
El
final de sus días entra en la leyenda. Algunas versiones afirman que se instaló
con su familia en España, y otras más aseguran que murió asesinada en su propia
casa de México, el 24 de enero de 1529.
Durante
mucho tiempo se le ha visto como una traidora, pero sin embargo hay que ser muy
claros: cuando ella actuó para ayudar a Cortés era sólo una niña y en ese
momento no podía ella conocer el alcance de su participación en la invasión
europea. Malintzin hizo simplemente lo que creyó correcto para proteger su
integridad y su vida.
Fuente:
MatadorNetwork – 27 de Noviembre de 2.016
Hay que tomar en cuenta si es que acaso merecen lealtad aquellos que te venden como esclava.
ResponderEliminarsi te ven como una cosa; Cortez cuido de la malinche y amo a su hijo.