Daniel Tirso
Fiorotto (*)
Usamos la voz Abya
yala en vez de América para referirnos a nuestro continente, como lo hacen
hermanos de los rincones más distantes. Viene a cuento, cuando se cumplen 500
años del choque del europeo con nuestra cuenca del Paraná-Uruguay.
Vamos a ingresar aquí
en una historia muy reciente y antigua a la vez, por la que sentimos un
orgullito paisano, como decía el poeta nogoyasero Aldo Muñoz.
A través de varias
vías nos llegan aires de la selva, el río, la montaña, la isla, el mar, las
llanuras, brisas que dicen Abya yala y veremos por qué. El historiador oriental
(uruguayo) Gonzalo Abella diría que es un resplandor, como el que emanaba de
José Artigas.
Muy en el sur del
continente, con los vientos polares que hacen duro el invierno y bañados por
lluvias del Atlántico y el Pacífico, en esta Entre Ríos gaucha de montes,
arroyos, lomadas y un delta de excepción cargado de islas, aves, vida al fin;
en este litoral del Paraná y el Uruguay aceptamos como un regalo la voz Abya
yala para este retazo del globo que aún renguea como “América”.
Comarca de las molas
Quizá los pueblos
que acuñaron y acunaron el nombre Abya yala por siglos en la comarca Gunayala
no sepan que los entrerrianos, también llamados panzaverdes, nos decimos
comúnmente hermanos. El hermano es parte de nuestro vocabulario natural: che
hermano, mirá hermano, qué hacés hermanito. Y también ¡pero no, hermano!
Es decir, no dejamos
de ser hermanos en el debate, ni en la pelea. Somos nosotros nomás, como los
tojolabales. Y qué decir en la amistad, en la gauchada que es nuestra más honda
tradición. Gauchada: solidaridad auténtica, porque sí, ayuda que no espera nada
a cambio.
Es muy fácil, pues,
decirle hermano al pueblo guna, no hay nada artificial o forzado en eso, y es
la verdad. Si se diera la ocasión convidaríamos con un mate (infusión antigua y
vigente), como fuente de conocimientos y amistad, otra de nuestras tradiciones
que sin dudas ellos apreciarán porque (como en el mate), saben la continuidad
entre el humano y la Pachamama (madre tierra).
El pueblo guna
resume la vida en Abya yala, la vida antigua y vigente como el mate. Lo hace en
la profundidad de sus saberes, en la defensa de sus artes, ritmos, melodías, en
la música tan involucrada en la cosmovisión.
Resume al continente
en la historia a flor de piel, las luchas, la naturaleza, el humano en la
naturaleza, la organización tan particular y eficiente de sus comarcas con
participación del hombre y la mujer; y así en sus danzas típicas que sintonizan
con las gracias de la naturaleza, en sus instrumentos, sus parejas de flautas
en relación directa con los vegetales y los espíritus y en dualidad
complementaria (en el altiplano le llaman yanantin); sus asambleas, ceremonias
y fiestas, o sus vestidos, esas molas increíbles por lindas, coloridas, con
diseños artísticos tan llenos de símbolos.
No están lejos los
gunas. La distancia en kilómetros de la Argentina a Colombia y Panamá se
desvanece en un instante al son de sus sikus (flautas de pan) de armonías
únicas, y sus pasos en vaivén, donde todo fluye y se reitera como en las
orillas de un arroyo.
A poco andar por
estas culturas uno se siente allí en casa, no hay ya distancia, como ellos no
encuentran muros entre hombre, vegetal y animal. En la coherencia, sencillez y
austeridad de sus actos está su grandeza, y nuestra fuerza. Lo mismo que en la
elasticidad de sus formas, que les ha permitido una permanencia sin rechazar
con rigidez los intercambios.
Cuestión de letras
Estos pueblos
hermanos conocidos como gunas en Panamá y Colombia escriben Abiayala en sus diccionarios,
para referirse a nuestro continente, y en sus noticias solemos leer Abya yala.
Si ellos mismos lo admiten así, diremos que es indistinto, aunque está impuesto
el Abya yala, así, con ye.
Desde hace décadas,
el uso de muchas organizaciones sociales hizo popular el Abya yala, aunque una
mayoría conozca aún al continente como lo bautizaron los europeos: América, ya
que los poderosos del otro lado del mar se creyeron con derecho a expropiar,
saquear, perseguir, tergiversar, menospreciar, secuestrar, matar y dar nombre.
Con alegría
En el buscador
digital Google, Abiayala aparece muy poco. En cambio es creciente la cantidad
de imágenes y noticias con el nombre Abya yala, provenientes de diversos
rincones del mundo.
Recuperar Abya yala
en lugar de América es un acto de rebeldía, y tiene toda una carga simbólica en
repudio a la invasión y el genocidio pero más en homenaje a este suelo, su
naturaleza, sus culturas, sus lenguas, sus luchas, sus saberes, sus ríos, sus
montañas y llanuras, en fin. Y a la perseverancia de una comunidad para hacer
frente a la adversidad. Todo un ejemplo.
Decimos Abya yala
con alegría, con admiración, con el deslumbramiento de saber que estamos
pronunciando una voz milenaria para llamarnos, y conscientes de que nadie nos
vino a marcar el rumbo desde el poder, o a nombrar desde un escritorio con la
voz del amo, el patrón, el invasor.
No hay una historia
que señale a una persona como dueña del nombre, como fundadora de nada: es una
voz del pueblo, del colectivo, un tesoro guardado en el corazón de los
hermanos. Si parece que la misma Pachamama pronunciara el nombre desde el fondo
de sus entrañas: Abya yala.
Nuestras luchas
Abya yala se hizo
conocido por estos lares desde que Takir Mamani reveló a los distintos pueblos
originarios del continente este como secreto, que escuchó en forma directa de
jefes gunas, conocidos como sailas. Esos del sombrero de ala corta o la faja,
sentados en hamacas paraguayas musitando largas letanías.
La historia de la
recuperación y difusión del nombre es también muy sentida. Takir Mamani, que en
el documento occidental figura Constantino Lima Chávez, es un militante social
de renombre. Fue torturado durante la dictadura de Hugo Banzer, y la secuela de
aquellos días se nota en una familia destruida. Un luchador de pura cepa que
integra el Movimiento Indígena Tupac Katari –MITKA-.
“Me torturaban a mí
y al lado a mi padre para escarmentarme… Mataron a tres de mis hijos y a mi
padre. Sucedió durante Banzer”, ha contado este ciudadano notable del Abya
yala.
Ese Takir no inventó
la voz, tuvo el talento poético de escucharla y la humildad de transmitirla,
así de sencillo, y no puso por encima su cultura regional, su lengua aymara:
alentó el idioma de los gunas, de un pueblito chico, hasta ahora bastante
desconocido en el continente, una comunidad que ha sostenido sus tradiciones
contra viento y marea, con enorme valentía. ¿No es eso un plus para estar
felices de este nombre tan nuestro, este tesoro: Abya yala?
Los panzaverdes
Abiayala es una
expresión correcta, y también Abia yala, pero está mejor difundido y aceptado
Abya yala. Así lo preferimos, y como veremos, los propios gunas usan hoy Abya
yala.
Los estudiosos dan a
los gunas orígenes y parentescos diversos. En algún caso los acercan a nómades
del Amazonas, con quienes estamos ligados a través de los guaraníes, que nos
legaron nuestros nombres: Paraná, Uruguay. También eso nos aproxima.
En Entre Ríos, el
historiador paranaense Juan Antonio Vilar dice Abya yala en sus obras editadas
por Eduner, lo mismo el historiador Juan José Rossi radicado en Chajarí. El
periodista de Gualeguaychú Julio Jesús Majul acaba de publicar un libro
titulado Fibras del Abya yala, y existe un centro de estudios incluso, con
integrantes en el Litoral argentino oriental, con ese nombre, Junta Abya yala
por los Pueblos Libres.
Recuerdo con mucho
cariño una revista que publicamos, como número único, en el Departamento de la
Mediana y Tercera Edad de la Facultad de Educación, en Paraná. A propuesta de
la joven poeta Carla Zapletal, entrerriana por adopción, la edición se llamó
precisamente Abya yala.
Los diversos pueblos
aceptaron Abya yala no como una concesión a nuestros hermanos gunas sino
aceptando un bello obsequio de la historia y la naturaleza.
Así vemos escrito el
nombre de nuestro continente en congresos, reuniones, libros, de sur a norte,
entre aymaras, zapatistas, mapuche. “Festival internacional de cine y video
mapuche y del Abya yala”, se lee, por caso.
Con el tiempo, por
razones fonéticas, fonológicas etc., los gunas precisaron la cosa y dijeron
Abiayala en un diccionario. Pero la imagen que simboliza la rebelión contra el
nombre impuesta a sangre y fuego (América) tiene esos otros condimentos
históricos, sociales que decíamos, y ahí los diccionarios dicen tanto como los
pueblos y sus luchas.
Abya yala está
impuesto, somos habitantes del Abya yala.
No habyayaleños ni
abyayalenses como sugieren algunos, porque nos han indicado que los guna no
usan gentilicios. De cualquier modo, no sabemos si una de esas formas se
impondrá.
CiCi, Guna yala
El centro de
información y comunicación indígena guna CiCi, cuyo autor responsable es el
periodista Dad Neba de la comarca Gunayala (hemos tenido correspondencia con
este comunicador), usa Abya yala.
Copiamos textual
esta información de uno de sus envíos, por ejemplo: “Bolivia lanza oficialmente
La III Cumbre Continental de Comunicación Indígena del Abya Yala… convocando
todas las Naciones Indígenas del Abya Yala, Medios de Comunicación Indígena,
Organizaciones y Periodistas Independientes del continente, quienes discutirán
en 8 ejes temáticos la situación actual, los aportes y las proyecciones de la
Comunicación Indígena en nuestros territorios y países. El objetivo central que
aborda este caminar en la III Cumbre Continental de Comunicación Indígena del
Abya Yala va encaminado a fortalecer los procesos de lucha y comunicación de
los pueblos y naciones indígenas en el continente americano Abya Yala para ir
constituyendo un Sistema de Comunicación Continental… Los 8 Ejes Temáticos
principales definidos para la III Cumbre son los siguientes: Principios y retos
de la comunicación indígena para la descolonización, interculturalidad y vivir
bien (Buen vivir)… Soberanía y desafío tecnológico. Desafíos de la comunicación
transformadora e intercultural como herramienta contra hegemónica y de lucha de
los pueblos indígenas del gran Abya Yala (Continente Americano). La
comunicación indígena para la defensa de la Madre Tierra, la autonomía y los
derechos indígenas”.
Abreviamos así una
información proporcionada por CiCi, desde la comarca Guna Yala ubicada en
territorios de Panamá.
(Esa región también
se conoció como San Blas, o como Kuna Yala, pero los pobladores reclamaron la
antigua expresión Guna Yala).
Para llenarse de sol
Entre los gunas,
dule es la persona. Guna es el pueblo. Dulegaya o gunagaya es la lengua de
estos pueblos.
El diccionario
escolar gunagaya – español llamado Gayamar sabga, de Reuter Orán y Aiban Wagua,
registra Abiayala. Y es que se trata de recuperaciones muy recientes, en que
las voces son puestas en las letras del castellano.
Territorio: yala.
Sangre: abe | ablis. Vena, arteria: abedub / abeduba | ablisdub / ablisduba. Abiayala:
territorio salvado, tierra de sangre, tierra madura, continente americano. Eso
dice el diccionario. Otros dicen: Abya yala: tierra en plena madurez, tierra de
sangre vital.
Se lee en el
diccionario: “Detalles del dulegaya: la lengua del pueblo gunadule no es un
dialecto; es un idioma con su propia estructura gramatical. Se la conoce como
gunagaya / gunagagga | dulegaya / dulegagga. La escritura de la lengua guna es
una sola, pero cada región mantiene y conserva su peculiaridad al hablar o al
leer. Sucede lo mismo con el español: se habla distinto en Méjico, en
Argentina, en Cuba o en Panamá”.
“La elisión de
letras y/o sílabas en una palabra es muy frecuente. Ejemplos: doggus /
dogagusa; soggu / sogegua; guddo / gudemarsundo. Eso permite la unión de
palabras para la formación de conceptos más precisos. Para una mayor definición
conceptual, se da, igualmente, la unificación de términos enteros. Ejemplos:
Abiayala (Abia + Yala), Gunayala (Guna + Yala); gunadule (guna + dule)… Las
vocales se leen como las del alfabeto castellano”.
También vemos esta
explicación: “El diccionario escolar, gayamar sabga, obra que nace del proyecto
de la Educación Bilingüe Intercultural (EBI) Guna, constituye una contribución
de calidad al proceso de implementación de Educación Bilingüe Intercultural que
ejecutan los Congresos Generales Gunas con el financiamiento del Fondo Mixto
Hispano-Panameño. Es una obra pensada y elaborada desde los Congresos Generales
Gunas y estructurada desde bases lingüísticas actuales sólidas”.
Vale esta
información para arrimarnos mejor a los hermanos que, sin interés personal, sectorial,
sin intereses, nos legaron un nombre antiguo que fue recuperado en el altiplano
por otros pueblos hermanos, para tomar vuelo desde allí. Como canta Atahualpa
Yupanqui: la flecha vuela en el aire para llenarse de sol.
Con los hermanos
gunas y con otros hermanos de todo el continente optamos por escribir Abya
yala, más generalizado, más difundido como lo hemos señalado, y conscientes de
que las otras formas son también correctas.
Al fin y al cabo, la
voz no nos vino en papel sino en el aire, como la flecha de Atahualpa.
Fuentes: Diario Uno
(Entre Ríos) / Endepa
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