Muy temprano, por
la mañana,
nos despertamos,
nos despertamos,
cuando la madre
Dios-Sol se levanta.
La saludamos con alegría.
Ella nos acoge con un rostro radiante.
Ella nos recibe con un cálido beso.
Tan dulcemente, tan dulcemente…
¡Escuchad, sólo escuchad!
¿De dónde vienen todos esos sonidos lejanos?
Ecos de allá donde la luz abunda, torrentes de
cristal de suave murmullo estallando sin medida.
Son los semillas de oro del pensamiento,
los murmullos silenciosos, apenas percibidos,
que nos llenan de alegría y de gozo, los senderos
por los que el alma se eleva.
Fuente: Sonqoñan
hermoso y real
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