Las bodas entre los
mexica eran por lo general matrimonios monogámicos, es decir sólo se podía
tener una esposa, con excepción del tlatoani y los más altos jerarcas que
podían tener varias. Esto se debe a que el tlatoani debía asegurar su linaje, y
a que era una gran estrategia política casarse con la hija o hermana de algún
tlatoani de otra ciudad, lo que le aseguraba una posible alianza entre las dos
ciudades.
Los nobles y guerreros
tenían permitido tener concubinas, quienes no eran esposas legítimas y, por lo
general, cada una tenía su propia casa. Podría tener cuantas quisiera, mientras
pudiera mantenerlas. Las concubinas eran de clase baja o esclavas, mientras que
las esposas legítimas de los nobles y guerreros tenían que ser nobles.
A menos que el guerrero
fuera de bajo rango o de origen plebeyo, los guerreros de más alto rango
recibían una esposa por cada acción heroica que realizaban. Con la excepción de
los mencionados anteriormente, el resto de los mexica vivía en la monogamia y
los hombres no tenían derecho a tener concubinas, ya que era considerado
adulterio.
Cuando los jóvenes
realizaban danzas especiales con las doncellas tenían la oportunidad de
coquetear. También cuando era el día libre de los alumnos del calmecac o del
telpochcalli y los jóvenes podían pasearse por las calles y juntarse con las
mujeres de su clase social, por lo que ya a la edad de diecinueve años el joven
insinuaba a su padre a qué mujer quería por esposa. La decisión final siempre
corría por cuenta de los padres de los novios.
El noviazgo era común entre
los plebeyos y clases intermedias (comerciantes, plateros, maestros, albañiles,
carpinteros, guerreros de baja categoría), por lo que estas clases sí se podían
casar por amor. En las clases altas, sin embargo, el matrimonio era impuesto
rigurosamente por los padres y se trataba de una unión sobre todo económica,
sentimental y diplomática. Por ello el matrimonio por amor era menos frecuente
entre las clases altas, pero en todas las clases la decisión definitiva la
tomaban los padres de los futuros casados.
La ceremonia comenzaba
mucho antes del día de la fiesta, cuando el padre del novio reunía a los
parientes para pedirles consejo y, una vez discutidas las características de la
novia, se anunciaba (o se desestimaba) el futuro enlace.
Si el muchacho seguía en el
telpochcalli, se invitaba al tepuchtlato (director del telpochcalli) a comer
(hay que recordar que cada calpulli tenía su propio telpochcalli). Cuando este
llegaba a la casa, primero le servían un banquete junto con todos los parientes
del joven, después de eso se colocaban una hacha y un tabaco sobre su mesa, un
anciano pariente del joven daba un discurso sobre el deseo de matrimonio del
joven, si el tepuchtlato creía lo suficientemente preparado al joven para
casarse tomaba el hacha y se retiraba. Si el joven, en cambio, todavía no
aprendía por completo las artes de guerra tomaba el tabaco, dando a entender la
negación.
Por lo general las mujeres
se casaban a los dieciséis, dieciocho años y los hombres de los veinte,
veintidós. Los mexica daban mucha importancia al aumento y crecimiento de su
población, tanto que cuando a los treinta años un hombre no se había casado lo
obligaban, y si aún si se negaba, se le prohibía tocar a alguna mujer en su
vida y si llegaba a hacerlo se le condenaba a pena de muerte. En Tlaxcala se
les rapaba para distinguirlos.
Después de la aprobación
del tepuchtlato se llamaba al tonalpouhque para que según él, tonalli (destino
según su día de nacimiento) del joven y de la doncella escogida, viesen el
agüero del proyectado matrimonio. Si resultaba infausto se abandonaba el
proyecto y, si los augurios eran buenos, dos ancianas de la familia del joven
iban a casa de padre de la doncella y, a través de largos discursos, pedían el
permiso de casar a su hija.
El padre siempre se negaba
la primera vez, argumentando que su hija no estaba preparada para el
matrimonio, dando excusas como que su hija no sabía cocinar ni barrer ya que,
de acuerdo a la tradición mexica, ya que el padre nunca debía de dar a su hija
en la primera petición.
Pero si los ancianos
insistían al día siguiente, el padre lo tomaba como una señal de amor verdadero
del joven por su hija y consentía o rechazaba la propuesta de matrimonio.
Si la respuesta era
afirmativa, las ancianas informaban al padre del novio la respuesta, ambas
familias preparaban una gran comida y se dirigían al templo. Las mujeres de
clase baja no iban al telpochcalli, pero recibían instrucción en el templo del
calpulli.
En el templo se encontraba
la doncella y, luego de hacerse las ofrendas, se pedía permiso para sacar a la
doncella del templo del calpulli. La respuesta era dada por la tecuacuilti, la
sacerdotisa superior del templo. Esta misma dignidad existía en elcalmecac, las
sacerdotisas se llamaban cihuacuaquilli o cihuatlamacazque y, las de más alto,
rangocuacuacuiltin.
Cuando la doncella tenía el
permiso de salir del templo del calpulli (en caso de las clases baja y media),
y del calmecac (en caso de las clases altas), se disponían los padres a visitar
otra vez al tonalpouhque para que señalara el mejor día para celebrar el
matrimonio. Los días más propicios eran: ácatl,ozomatli, cipactli, cuauhtli o
calli, todo dependía del horóscopo de los novios.
La ceremonia consistía en
llevar a la novia a la casa del novio. Iban acompañados de cuatro ancianas con
antorchas encendidas. La novia se adornaba con ramas y flores y, en la sala
principal, se colocaba una estera y se encendía una hoguera con copalli. Salía
el novio al encuentro de la novia y se ahumaban mutuamente con el sahumerio.
Los dos se sentaban en la
estera, la mujer a la izquierda. La ticitl ataba el ayatl del novio con el
huipil de la novia, lo que significaba que quedaban unidos. Seguía el banquete,
en que el marido y la mujer se daban en la boca los primeros bocados y luego
los parientes y amigos se entregaban a la danza con alegría.
Después de esto los esposos
se separaban durante cuatro días, en los que oraban continuamente. Pasado ese
lapso, se unían en la casa, donde ya tenían su habitación preparada con
adornos, de jade y plumas. Esa noche los casados tenían su primera relación
sexual en el matrimonio. Al día siguiente iban al templo a hacer ofrendas. El
matrimonio ya estaba celebrado.
Fuente
Matador.Network – 2 de
Junio de 2.017 – Escrito por Xiu
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