En la Provincia de Misiones
y toda región guaranicita se utiliza la frase: "no me hallo" para
manifestar nuestro desagrado de estar en cierto lugar, aquí va la explicación
de lo que significa "hallarse".
RERY, Los Nombres Mbya
Guaraníes
«Después de hundirse el espacio y al amanecer de una nueva era, yo he de hacer que circule la palabra nuevamente por los huesos de quienes portarán la vara insignia, y haré que vuelvan a encarnarse las almas», dijo nuestro Primer Padre.
«Después de hundirse el espacio y al amanecer de una nueva era, yo he de hacer que circule la palabra nuevamente por los huesos de quienes portarán la vara insignia, y haré que vuelvan a encarnarse las almas», dijo nuestro Primer Padre.
(León Cadogan
1997, p. 87)
La religiosidad mbyá
sostiene que cuando fue creada la tierra, el Padre Primero Ñamandú Ru Ete pidió
a cuatro deidades que generaran las almas de los hombres. Estas fueron Ñamandú,
Jakaira, Karai y Tupã. Él solo se encargó de enviar los signos que
diferenciarían lo femenino de lo masculino, inspirando sus respectivos cantos
sagrados.
Habitualmente, la noticia
sobre un futuro nacimiento, sus tiempos y condiciones son informadas a la
población por el líder espiritual, normalmente un anciano, al que llaman
opygua. Este recibe la información a partir de su comunicación con los dioses,
a quienes el opygua logra elevar sus palabras y cuyos mensajes recibe. Los mensajes
de los dioses dan lugar a una gran variedad de transformaciones de lo
cotidiano: desde las visitas y salidas a otros núcleos hasta la posibilidad o
imposibilidad de cazar u obtener otros alimentos.
Una vez que los dioses
acreditan la posibilidad de un nacimiento, el anciano avisa a los padres y
estos deben seguir una serie de reglas con el fin de que el nacimiento y la
vida futura de los niños estén seguras entre los mbyá, lo que se expresa en
términos de ombo apyka (‘lograr asiento’) o bien ayvu’a (‘hallarse’).
«Hallarse» implica sentirse a gusto en el lugar; es una condición necesaria
para que cualquier persona permanezca en el tekoa —lugar donde habita el
grupo—. En el caso de las almas de los niños, no hallarse puede implicar
incluso la muerte. En los adultos, no hallarse puede explicar tanto la
movilidad por el territorio como algunas dificultades particulares.
Fotografía: Romina Rack
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