Escrito por Miguel Julio Rodríguez Villafañe (especial
para HDC)
En la reforma de la Constitución Nacional de
1994 se estableció el reconocimiento de “la preexistencia étnica y cultural de
los pueblos indígenas argentinos”
En la reforma de la Constitución Nacional de
1994 se dio un paso fundamental en la problemática de los pueblos originarios.
En ella se estableció el reconocimiento de “la preexistencia étnica y cultural
de los pueblos indígenas argentinos”. Y se dispuso, que el Estado se debe
comprometer en “garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una
educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus
comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que
tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para
el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni
susceptible de gravámenes o embargos...”, (art. 75, inc. 17).
En nuestra constitución se dejó plasmado
firmemente el derecho indígena a su tierra, ya que ello hace a la esencia de su
identidad cultural.
Más lo cierto es que hasta la fecha no se han
definido, adecuadamente, los territorios indígenas a reconocer. La ley 26.160
de 2006, declaró por cuatro años, “la emergencia en materia de posesión y
propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas
originarias del país” y no podían ser desalojados. Después se prorrogó por
otros cuatro años la emergencia que vence en noviembre de este año y se discute
ahora, después de los reclamos indígenas, la posibilidad de una nueva prórroga.
Pueblo Mapuche
Lo cierto es que algunos grupos del pueblo
mapuche pueden ser echados por el grupo empresario italiano Benetton y otros,
que sostienen que no pertenecen a los pueblos originarios, permanecer en las
tierras que ocupan.
Los indígenas, que suelen vivir en condiciones
miserables y muchas veces son tratados como inferiores, han efectuado reclamos
justos para que no se los desaloje y fundamentalmente, para que le definan la
situación legal sobre el territorio colectivo que les pertenece.
Un pequeño grupo llamado de “Resistencia
Ancestral Mapuche” (RAM) habría llevado adelante hechos de naturaleza
delictiva, a los que el ministro de Gobierno de Chubut, Pablo Durán y otros
funcionarios nacionales calificaron como “terroristas”. Luego, se ha usado el
término, en general, en contra del pueblo Mapuche, sin diferenciar si los
mismos pertenecían o no al RAM, dejando flotando como si todos los indígenas
reclamaran sus derechos por métodos delictivos.
Además, se ha sobreactuado la peligrosidad del
grupo RAM. El gobierno presentó las armas secuestradas a los Mapuches, que no
eran más que piedras, hachas y serruchos, lo que difícilmente pueda constituir
una amenaza profunda a la sociedad.
Genocidio del Pueblo Maya
Sin pretender decir que lo que se vive en
Argentina sea igual a lo que sucedió con el pueblo Maya en Guatemala, sin
embargo, toda caminata de cien kilómetros empieza por un paso.
La etnia Maya que se caracterizó en la América
precolombina por su escritura glífica, arte, arquitectura y sistemas de
matemática, astronomía y ecología, entre 1981 y 1983, el gobierno guatemalteco
los consideró, como aliados o posibles aliados de la guerrilla comunista que
existía operando en ese momento en Guatemala, y en virtud de lo cual, a tenor
de la llamada “Doctrina de la Seguridad Nacional”, tuvieron a dicha etnia como
objetivo para aniquilar sin miramientos. Las agresiones a centenares de
comunidades aborígenes mayas, eran masivas e indiscriminadas.
Así, como lo recuerdo en mi libro “Crimen de
Crímenes - Genocidios entre 1904 a 2004”, la “Comisión de la Verdad -la
Comisión de Esclarecimiento Histórico de las Violaciones a los Derechos Humanos
y los hechos de violencia que han causado sufrimientos a la población
guatemalteca (CEH)-”, en 1999, sostuvo que “la percepción, por el Ejército, de
las comunidades mayas como aliadas naturales de la guerrilla, contribuyó a
incrementar y agravar las violaciones de derechos humanos perpetradas contra el
pueblo maya, evidenciando un agresivo componente racista, de extrema crueldad,
llegando al exterminio masivo de comunidades mayas inermes a las que se
atribuía vinculación con la guerrilla, incluyendo niños, mujeres y ancianos,
aplicando métodos cuya crueldad causa horror en la conciencia moral del mundo
civilizado. Mediante las masacres y denominadas operaciones de tierra arrasada,
planificadas por las fuerzas del Estado, se exterminaron por completo
comunidades mayas, así como destruyeron sus viviendas, ganado, cosechas y otros
elementos de sobrevivencia”.
La verdadera Patria es para todos
Los Mapuches y nuestros pueblos originarios, de
ninguna manera pueden ser objeto de discriminación y menos considerarlos
enemigos de Argentina, porque así comienza el camino de graves violaciones de
derechos humanos.
No se puede generalizar imputaciones como
“terroristas” o “subversivos” a toda la etnia.
Tampoco cabe tipificar algunas acciones
delictivas de grupos aborígenes, dentro de aspectos penales que no se compadecen
con la verdadera peligrosidad criminosa de las mismas.
También se les debe garantizar a todos ellos sus
derechos y de ninguna manera cabe justificar el uso excesivo o indebido de la
fuerza y menos que se den desapariciones forzadas de personas, como la de
Santiago Maldonado, que acompañaron a los indígenas en los reclamos y de quién
queremos saber dónde está.
La patria se mide en la capacidad de cobijar
pluralmente a todos los hombres del mundo que quieran habitar nuestro suelo,
como lo dice nuestro Preámbulo constitucional, pero también respetando a los
que ya lo habitaban.
Fuente: Hoy Día Córdoba (Argentina) - 18 de Octubre de 2.017
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