Andrés Guacurarí emerge de una nebulosa de colores rojo, azul y blanco que se encarnan en él hasta el punto que la Bandera de Misiones y Andrés son uno solo. Su mirada perdida en la lejanía, absorto en sus pensamientos… lleva una vincha, que si buen no formaba parte del uniforme de los Blandengues, en la Cultura Guaraní es uso exclusivo de los jefes. Fue el guía indiscutible de su pueblo, dirigiéndolo hacia el sueño de libertad e igualdad. Está teñida de rojo por la sangre derramada de sus hermanos, la lleva con dolor pero también con orgullo, seguro de los ideales que lo impulsan”.
Detrás del héroe misionero se observan muros, que se alzan destrozados, entre la selva que los abraza, que “no son más que los vestigios de una historia no contada, casi olvidada. Mudos testigos que susurran al oído las palabras pronunciadas con tanta elocuencia que enamoran el alma: ‘Compaisanos míos, levantad el sagrado grito de la libertad, destruid la tiranía y gustad el deleitable néctar que os ofrezco con las venas del corazón que traigo desecho por vuestro amor..."
Arte: Mirtha Susana Rendon - Andrés Guacurarí (basado en el retrato del Mburuvicha Karai Germán Acosta.
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