Tabla Pascual en la iglesia de San Etienne de Perigueux |
Uno de los principales quebraderos de cabeza para todo aquel que intenta calcular aniversarios de eventos que sucedieron, por ejemplo, en el antiguo Egipto o la antigua Grecia, es la inexistencia en nuestro cómputo de un año cero.
La numeración pasa directamente del año 1 a.C. al año 1 d.C., lo que hace que haya que sumar un año adicional a la cuenta. Así, el 2.500 aniversario de la Batalla de Maratón (año 490 a.C.) fue en 2011 y no en 2010 a pesar de todos los festejos que se organizaron éste último año.
La culpa de que no exista un año cero es de un monje y matemático bizantino que había nacido hacia el año 470 en la región de Escitia Menor, y que vivía en una comunidad monástica en la ciudad de Tomis (la actual Constanza en Rumanía).
Curiosamente la misma ciudad donde 453 años antes había muerto el poeta romano Ovidio. Se llamaba Dionisio y las fuentes posteriores, a partir del siglo VIII, le llaman Dionysius Exiguus (el exiguo o el pequeño).
El problema venía de antiguo, y tenía que ver con el Computus paschalis, es decir, el cálculo de la fecha en que debía caer cada año la Pascua, el día en que los cristianos celebran la resurrección de Jesús.
Durante siglos diferentes computistas utilizaron cálculos propios y ciclos lunares desiguales, con lo que dependiendo del lugar la Pascua se celebraba en diferentes días.
Dionisio, que desde el año 500 ya vivía en Roma y era miembro de la Curia Romana (los órganos de gobierno de la Iglesia) decidió poner fin al problema y calcular la fecha de la Pascua para varios años en adelante.
Como la fecha de la Pascua dependía de los ciclos lunares, había que calcular el periodo de tiempo en que un determinado número de meses sinódicos (los 29,53 días que hay entre dos fases similares de la luna) coincidía con un cierto número de años solares (365,25 días).
Para ello utilizó el ciclo metónico de 19 años, llamado así por el astrónomo griego Metón quien, en 432 a.C., ya señaló que había una coincidencia entre los períodos orbitales de la Tierra y la Luna, de modo que cada 19 años las mismas fechas del año se correspondían con las mismas fases de la Luna.
Parece que los mesopotámicos ya conocían esto desde el siglo VI a.C. y lo utilizaban para predecir eclipses. Dionisio pudo calcular así las fechas de la Pascua para los 95 años siguientes.
Mapa de Escitia Menor |
Sin embargo en sus tablas de fechas pascuales Dionisio utilizaba una forma de contar los años denominada era diocleciana. Se usaba principalmente en Alejandría, desde donde se difundió su uso a todo el mundo cristiano, y hacía comenzar el año 1 en el día de la coronación del emperador Diocleciano (29 de agosto de 284 d.C.).
Al mismo tiempo seguía vigente la costumbre romana de identificar los años por el nombre de los cónsules que ocupaban el cargo ese año, y así Dionisio declara que el año en que escribe sus tablas es el del consulado de Probo (hubo cónsules hasta el año 534 d.C. en Roma y hasta 541 d.C. en Constantinopla).
El papa Hormisdas (otros dicen que Juan I) se dio cuenta de que se seguían tomando como referencia los años dioclecianos, precisamente en recuerdo de Diocleciano, un emperador que había perseguido a los cristianos, y ordenó a Dionisio reformar el calendario para establecer una nueva forma de contar e identificar los años.
Es cierto que, desde el siglo II, algunos obispados de la parte oriental del imperio ya contaban los años desde el nacimiento de Cristo, pero no se ponían de acuerdo en la fecha correcta.
Así que en 525 d.C. Dionisio calculó la fecha del nacimiento de Jesús, para lo cual se basó en el reinado de Herodes I el Grande y en la fecha de la fundación de Roma.
Dedujo que Jesús había nacido en el año 754 Ab Urbe Condita (desde la fundación de Roma), aunque cometió varios errores de cálculo que le hicieron desviarse entre 4 y 7 años (sabemos, por ejemplo, que Herodes murió en 750 ab urbe condita).
Representación del Ciclo Metónico de 19 años |
En cualquier caso hizo coincidir el año 1 del año del Señor (Anno Domini) con el 754 Ab Urbe Condita, y estableció el sistema que identifica a los años anteriores a esa fecha como a.C. (antes de Cristo) y los posteriores como A.D. (Anno Domini, en castellano d.C., después de Cristo).
Así, la fecha de la fundación de Roma pasaba a ser el año 753 a.C. (y no 754 a.C. precisamente porque no hay año cero).
Y es que Dionisio no introdujo un año cero, de modo que, como decíamos al principio, se pasa directamente del año 1 a.C. al año 1 d.C.
El motivo pudo ser que, tanto Dionisio como el resto de eruditos altomedievales desconocían el número cero, que no sería introducido en Europa por los árabes (quienes lo tomaron de India) hasta después del año 1000.
Otros expertos opinan que en realidad no introdujo un año cero precisamente porque el cero representa la nada y no tiene extensión alguna.
De todos modos el sistema a.C./d.C. inventado por Dionisio no se popularizaría hasta mucho más tarde, cuando el monje Beda el Venerable lo utilizó para fechar los sucesos de su Historia eclesiástica del pueblo de los anglos en el año 731.
Sería Beda precisamente el primero en usar la expresión ante vero incarnationis dominicae tempus (es decir, el tiempo antes de la encarnación verdadera del Señor), para identificar los años anteriores al año 1 Anno Domini.
Luego sería Alcuino de York quien introduciría el sistema en el imperio Carolingio, cuando fue llamado a Aquisgrán por Carlomagno en 782, popularizando y difundiendo su uso en todo occidente.
La expresión ante Christum (a.C.) tendría que esperar todavía hasta 1627, cuando la introdujo el jesuita francés Denis Pétau. En Oriente el sistema no se comenzaría a utilizar hasta el siglo XVI.
Fuente: Nuestras Charlas Nocturnas Actualidad, Opinión, Novedades.
https://nuestrascharlasnocturnas.wordpress.com/2020/06/28/dionisio-el-exiguo-el-matematico-que-invento-el-sistema-a-c-d-c-y-desconocia-el-numero-cero/
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