Sabemos que los conflictos con los yaguaretés se
irán acentuando si se avanza con la pérdida y deterioro de la selva, si no se
hacen respetar los límites de velocidad en las rutas y si no se controla
efectivamente la caza furtiva.
Esto último no sólo porque el yaguareté puede ser cazado, sino porque la falta de sus presas naturales, por ejemplo pecaríes (las que son cazadas por furtivos y, a su vez predadas sistemáticamente por perros), genera que aumenten los conflictos del yaguareté con el hombre y sus animales domésticos.
Es hora de tomar consciencia y que cada uno ponga su grano de arena en este sentido, mientras tanto... habrá que seguir presionando a las autoridades para que aumenten los controles para evitar la caza furtiva y el desmonte.
Fuente
Rubichama Refugio de Vida Silvestre
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