Escribe: Liliana
Giambelluca
Norma Navarrete,
Seecholé entre sus pares, era una sobreviviente de la “Masacre de Rincón Bomba”
y falleció el 8 de mayo último. Quién sino Valeria Mapelman pudo dar la triste
noticia. Poco a poco, los hombres y mujeres que entrevistó para su documental
se están muriendo “sin ver justicia, ni resarcimiento por los crímenes que se
cometieron”, dice a esta cronista.
En el paraje formoseño
Rincón Bomba, cerca de Las Lomitas, entre el 10 y 30 de octubre de 1947, fueron
exterminados originarios pilagá de todas las edades por oficiales de la
Gendarmería Nacional. Los uniformados no se detuvieron ante mujeres, niños,
ancianos y hombres del pueblo. Se habla de 600 vidas, pero el número aún es
incierto porque también hubo desaparecidos y desterrados. El hecho se conoce con
el nombre de “Masacre de Rincón Bomba” o “Genocidio pilagá”.
Como en todos los
ataques a los pueblos originarios, la visión etnocéntrica y el odio racial del
poder dominante desataron la cacería de los aborígenes, a lo largo de cien
kilómetros cuadrados de territorio ancestral. De la noche a la mañana, las
expresiones culturales de los pilagá fueron entendidas como el preludio de un
malón desquiciado que marcharía hacia la ciudad para atacar a los blancos.
“Un genocidio que el
Estado argentino se niega a reconocer y a reparar”, dice Mapelman, quien
dirigió el documental “Octubre Pilagá, relatos sobre el silencio”. A no ser por
esta tarea que le demandó cuatro años, los ancianos de Rincón Bomba no hubiesen
podido hacer pública la persecución, el terror y el destierro que sufrieron.
Foto: Georgina Barreiro
Por entonces, el gobierno de Juan Domingo Perón tampoco se hizo cargo de la masiva matanza ocasionada por la Gendarmería Nacional. Acaso porque Perón era militar y había sido elegido presidente de la Nación por beneficiar a la clase trabajadora y enarbolar las banderas de los más humildes.
El primer día de la
masacre, Seecholé escapó de los tiros junto a un grupo de personas, pero dos
días más tarde fueron capturados. Su testimonio acerca de la violación de
jóvenes por parte de miembros de la Gendarmería, revela que fue un hecho “sistemático”
que ella se atrevió a contar. Fue una mujer muy valiente que lamentablemente
murió sin ver justicia, ni resarcimiento por los crímenes que se cometieron”,
dice Valeria Mapelman.
Cuando el documental
se proyectó en Las Lomitas, fue importante la concurrencia de originarios
pilagá, wichí y qom -recuerda Mapelman-, y todos quedaron conmocionados con el
testimonio de Seecholé: “muchas mujeres reaccionaron y se acercaron a
contar que sus madres y sus abuelas también habían sido violadas, que esos
hechos eran los más ocultos, los más secretos, y que no sólo dolían
profundamente a las mujeres sino también a los hombres que no habían podido
evitarlos”.
Seecholé hizo público
lo que nadie se atrevió a contar. Fue “la abuela que reveló el secreto más
secreto -agrega la documentalista-. Su voz atravesó el tiempo, la
barrera de los idiomas y quebró el silencio”.
A quien le interese
conocer testimonios y detalles de estos hechos que forman parte del histórico
genocidio hacia los pueblos originarios de la Argentina, ver, entre otros, los
siguientes enlaces:
Sitio web del
documental “Octubre pilagá, relatos sobre el silencio”:
Fuente: ANRed . Agencia de Noticias Redacción - 13 de Mayo de 2.016
Hola Javier,
ResponderEliminarPor las dudas te comento que esta noticia es del 2014. La abuela falleció hace dos años.
Gracias! Saludos!