El 29 de julio de cada año se celebra el Día de los Valores Humanos que tiene como motivo regular la conducta, superación y dignificación moral y espiritual de cada persona.
Con este fin se sanciono en el año 2003, en la Argentina, la ley 25.787, la cual dispone que se desarrollen clases alusivas a esta conmemoración, en los establecimientos educativos de todo el país.
Los valores humanos son aquellos conceptos universales conductores de la acción que se encuentran en todas las culturas, todas las sociedades y en todos los lugares donde los seres humanos interactúan con los demás. Los cinco valores humanos, que se pueden encontrar en todas las culturas, todas las sociedades y en todas las religiones, son la Verdad, Rectitud, Amor, la Paz y la No Violencia. Estos valores son eternos, son esencias eternas, que elevan la vida humana a su máxima expresión, a su más alta capacidad.
Los valores humanos tienen una energía intrínseca y dinámica. Los valores humanos no siguen las leyes de la ciencia física. No pueden ser agotados. Los valores humanos se multiplican a medida que se apliquen, que se utilizan, se expresan y se ejecutan. Cuando esto sucede, el beneficio es mutuo tanto para el emisor como para el receptor.
Así podemos entender que los valores humanos tienen una energía inherente de que se fortalece y se multiplica a medida que se utilizan. Podemos utilizar la metáfora de la apertura de una cuenta bancaria, un crédito de energía que se construye, se crea una gran cantidad de energía en el interior, sobre la cual podemos hacer retiros en cualquier momento. El fruto de estos retiros es que atraen a más energía, ya que se gastan.
Podríamos llamar a esto los valores de nuestro banco, que también atrae a los depósitos en nuestro banco de carácter. Los valores están presentes y rápidamente identificados cuando actuamos con la unidad entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Esa unidad, de pensamiento, palabra y obra se llama integridad.
Infografía:
Marta Moledo Counselor
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