“Vengo del universo.
Traigo en mí el universo.
La tierra asciende por mis pies.
Y el corazón de la tierra late en mí.
Soy fiel a la vida que se ve,
y a la que no se ve, soy fiel.
Mis pies saben el rumbo
que no conoce argumentos.
En mí danza un/una niña/niño
hecha de bosques, montañas,
mares, vientos y lunas.
Mi piel la tejió el sol,
la arrulló el rocío,
la curtió la sal.
Todo en mí es sagrado
estelar y fecundo,
como el mismo universo,
como sagrada eres tú.
La dignidad florece en mí
más allá de mis ojos.
Es inútil:
tus juicios no la alcanzan.
Canto, sonrío, celebro:
pequeña inmensidad es la vida.
En el silencio me escucho.
Sin oír,
percibo claridad,
sin ver,
vislumbro el ritmo.
La inocencia vino a visitarme,
reconocí en ella a la belleza.
Mis labios y mis ojos sonrieron.”
-Texto: Ana B. Camponovo.
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